Intento 1.
El entrenamiento había terminado por ese día, ya no había rutinas por hacer, gozaba ahora de un poco de tiempo libre, aunque no parecía tan contento como debería.
— ¿Qué sucede, No.6?
— No es nada — comentó con una expresión de hastío mientras bajaba la espada con la que había estado entrenando hasta entonces.
El instructor lo presionó con la mirada, pero al no ver deseos de responder, optó por usar su rango para obligarlo.
— Dilo de una vez, es una orden.
El castaño suspiró cansinamente y dijo:
— Estoy aburrido.
— ¿Aburrido?
— Sí. No es como que me encante entrenar, pero cuando no estoy entrenando, no hay nada qué hacer y no nos han dado fecha para nuestro descenso a la tierra — comentó colocando sus brazos cruzados detrás de su cabeza, como apoyándose en ellos— Es aburrido.
Black lo observó durante unos segundos y entonces sacó algo de su bolsillo. Eran un par de pines. Colocó uno en la chaqueta de su alumno, a la altura del pecho y el otro se lo colocó en su gabardina a la misma altura.
— ¿Y esto?
— Tenía planeado ponerte este entrenamiento más adelante, pero no hay problema con adelantar el itinerario — mintió.
— ¿Y de qué va ese entrenamiento?
— Deberás conseguir este botón que coloqué en mi gabardina mientras proteges el que llevas en la tuya.
Dijo tocando con su dedo índice el pin en el pecho de No.6, mientras el muchacho seguía caso movimiento suyo con la mirada, escuchando y analizando cada directiva que recibía.
— Para completarlo, debes tener los dos pines contigo y protegerlos hasta el día en que partamos a la tierra.
— Eso quiere decir que usted puede quitarme el mío o en su defecto, recuperar el suyo, ¿cierto?
— Así es. Además, para este entrenamiento, no podrás hacer uso de armas, ni tampoco de violencia que retrase los preparativos o en su defecto sea letal. Solo contarás con tu agilidad, sigilo y astucia.
— ¿Eh? — pareció decepcionado al saber que no podría usar demasiada violencia.
— Habrá ocasiones en la tierra en las que pierdas batallas, los enemigos nos superen en número o debas conseguir algo y debas ser sigiloso. Necesitamos que puedas sobrevivir a cualquier tipo de misión y condición.
— Entiendo… ¿Y a qué hora iniciaremos ese entrenamiento, señor? ¿ahora? ¿qué no se ocupará esta sala?
— Sobre eso, será un entrenamiento de 24 horas.
— ¿24 horas? Si es el caso, simplemente podría quitárselo mientras duerme — respondió con poco entusiasmo, como retándolo.
Black en un par de movimientos, se puso detrás de No.6 y le dio un empujón, haciéndole avanzar unos pocos pasos.
— No te será tan sencillo, No.6 — dijo con una sonrisa triunfante, mientras le mostraba el pin que hacía poco le había puesto, en esos pocos movimientos, se lo había vuelto a arrebatar.
No.6 sintió algo, como una especie de cosquilleo en el estómago. Eso le había emocionado, le había fascinado. El instructor se había mostrado tan confiado y poderoso, que incluso consideró dejar de subestimarlo.
— Suena interesante, entonces ¿podré ver el potencial del instructor? — comentó con una sonrisa ladina.
— Depende de ti — lo retó.
No.6 ensanchó su sonrisa, el desafío que en ese momento representaba el instructor le pareció encantador.
— Lo que sí, es que tienes prohibido interrumpir el entrenamiento de tus compañeros y el único momento en el que quedaría descalificado tu intento, sería si lo haces durante mi mantenimiento — aseguró mientras le ofrecía el pin de vuelta.
— Suena justo — agregó tomando el pin.
Lo colocó de nuevo en su chaqueta y luego observó el de Black, comenzando a calcular sus movimientos.
Se movió rápido, intentando imitar a Black, sin embargo, el instructor, quien, al conocerlo bastante bien, ya estaba consciente de que lo intentaría, lo evitó.
— Fallé — comentó con voz cantarina.
— Deberás esforzarte más.
El más joven ensanchó su sonrisa.
— Cuento con usted, instructor, no deje que me aburra.
