Día 6: Mudanza

Spike miró por última vez su vieja habitación, y si bien había dejado algunas cosas para cuando regresara por algunos días en navidad, toda su vida fue empacada en 2 maletas y 1 mochila. En su estómago pudo sentir las famosas mariposas de las que escuchó hablar a Fluttershy cuando se expresaba de su maestro de historia que, en secreto, le gustaban muchísimo los juegos de rol. Él lo sabía, porque jugaban juntos, muchas veces en el lugar a donde Spike se dirigía.

Al bajar por las escaleras, descubrió a sus padres adoptivos llorando en la sala. Bueno, sólo a Velvet, mientras que Night Light trataba de hacerse el rudo mirando por la ventana.

—Oh, Spike, estoy tan orgullosa —dijo ella abrazándolo—. Pero todavía no entiendo por qué no quisiste ir a la misma universidad que Twilight, ¡Te hubiera cuidado allá!

—Oh, no digas eso, ya no soy un niño —dijo tratando de consolarla—. Además, allá no estaba el programa de arte que quiero tomar.

—¿Y lo consultaste con Twilight antes de tomar una decisión?

—Oye, a ella le irá fantástico como química farmacobióloga, pero no es lo mío. Y ella dijo que está bien, siempre y cuando esté seguro de mi decisión, y no como ella, que después de un año con arquitectura decidió que no es lo suyo.

—Bueno, en eso tienes un punto —dijo Night Light mirando de reojo el restirador con una regla T olvidada y polvorienta encima—. Al menos nos dejó una buena mesa de trabajo. Pero siempre que necesites algo, recuerda que puedes llamar. Está bien pedir ayuda.

—Y lo aprecio mucho, papá, pero por lo mismo me iré un poco antes. Necesito ponerme al corriente con las cosas del trabajo ahora que tengo un poco de tiempo, así las tareas me resultarán más fáciles.

Tras decir esto, se escuchó el claxon de una camioneta afuera. Al salir, se encontraron con Applejack bajándose mientras se retiraba unos lentes de sol que se puso encima del sombrero.

—¡Muy buenos días! ¿Cómo están? —saludó la alegre granjera al llegar al pórtico.

—Oh, Applejack, muchas gracias por darle empleo a Spike ahora que se va a la universidad —agradeció el señor—. Por favor, no dudes en decirme si necesitas algo más, como venditas para sus cortadas cuando lo pongas a sudar.

Todos rieron ante la broma mientras Spike echaba sus maletas en la cajuela.

—Tranquilo, señor, tengo todo lo necesario para cuidar las manitas de seda del artista —dijo Applejack siguiéndole la broma, codeándolo incluso.

—Ay cariño, eso fue muy gracioso —felicitó Velvet con simpatía— ¿Quieres pasar a comer algo antes de que se vayan?

—Lo siento, pero antes de llegar iremos con mi tía Golden por un encargo de grano, no queda muy lejos y almorzaremos allá.

Aunque el intento de Velvet porque se quedaran un poco más no resultó, les dio un refresco para el camino y una bolsa de cacahuates. Tras abordar la camioneta, Spike se despidió de ellos agitando su brazo mientras dejaban atrás el vecindario en Canterlot City.

—¿Así que… "trabajo"? —preguntó Applejack riéndose—. Curiosa forma de decir que nos vamos a vivir juntos.

—Oye, a ti tampoco se te ocurrió nada —dijo Spike—. Pero claro que puedo trabajar en la granja, no tengo problemas.

—Tal vez los fines de semana, ya hablaremos de eso.

Mientras los veían irse, los señores Sparkle se limpiaban las lágrimas con mucha alegría hasta que la camioneta se perdió calle abajo; volvieron caminando por su pequeño jardín, tomados de la mano.

—¿Cuándo crees que nos dirán que están saliendo? —preguntó Night Light.

—Meh, tal vez un par de meses más —dijo Velvet con tono relajado.