Muchísimas gracias por el comentario Fabiola Aguirre. Espero que este capítulo también te guste.
Capítulo 6. Black and White
Que yo supiera pintar era mi secreto, mi secreto mejor guardado, no porque realmente quisiera que nadie lo supiera, sino porque mi vida con Neil se reducía a no ser yo, y quizá por eso no volví a dedicarme a los retratos. Retomé el arte en cuanto Stear entró al colegio, en infantil yo me encargaba de hacer pósters sobre los libros que leían, máscaras y disfraces que eran tan realistas que Stear parecía ser parte de una película. En cuanto me mudé a Lakewood mi pasado se quedó en Londres: mis pinceles, mis pinturas, los retratos y mi profesor de apreciación artística, aquel que me llevó a mi primera exposición, aquel que difundió mi trabajo.
En Lakewood yo solo era la esposa de Neil, una muñeca destinada a no tener amigos, a no salir. Cuando Neal se fue de casa y me envió los papeles del divorcio, mi alma sintió paz, por supuesto la forma en la que lo hizo fue horrible, pero fue solo a partir de ese momento que empecé hacer lo que yo quería: visité todos los museos, galerías de arte, iglesias, monasterios, parques, bosques, lagos, restaurantes, pubs, nightclubs, me apunté a todos los festivales de arquitectura. Y fue después de todo aquello que me di cuenta que había estado encerrada durante 10 años. En realidad yo no llegué a conocer lo bonito que era Lakewood hasta que Neil se fue.
Mis salidas se reducían a lo que Neil predispusiera, los veranos en Florida a petición de sus padres, las cenas o los conciertos por sus amigos. Y algún que otro restaurante por cuestiones puntuales que no sabría decifrar, si salímos del país fue para visitar a mis padres en Londres, pero nada más, nuestro único viaje solos fue a Chicago, pero realmente no fue nada especial, 2 o 3 días que finalizaron con un par de gitanas leyéndonos la suerte: que yo tendría dos hijos, era lo que me deparaba el destino, según una de ellas, cuando fue el turno de Neil, su sonrisa cambió bruscamente, su compañera le dijo algo al oído como para evitar que dijera lo que veía y surtió efecto porque solo dijo un escueto "serás padre".
Mi vida con Neil, no era vida, eran discusiones, era dolor, y era un desarraigo hacia mi misma, sus valores no eran mis valores, su desprecio era profundo y sus inseguridades las reflejaba en mi, sus reproches, sus salidas de tono y yo siempre sin replicar, yo no me reconocía, y luego nació Stear, y lo cambió todo dentro de mi, si por mi no podía protestar, lo haría por él, no permitiría jamás que nadie le hiciera daño. Neal cambió tanto o mejor dicho se expuso tal cual era. Durante el embarazo, era yo quien tenía que montar los muebles, la cuna de Stear, o cuando Stear nació fui yo quien tenía que plegar el cochecito y agacharme con una cesárea recién practicada. Con Neal yo nunca me sentí cuidada ni protegida. Pero los meses pasaron y su ataque se volvió feroz: ahora según él nadie me iba a querer porque quién podría querer a un inglesa gorda y fea, nunca te amarán solo te utilizarán, solo te... no, no pienso repetir sus palabras tan obsenas.
Pero son palabras que en lo profundo de mi interior se quedaron, yo estaba apagada, y sin la más mínima ilusión, mi única preocupación era Stear y todo el amor que sabía que él me daba y que yo tenía que protegerle siempre, ese era mi deber, intentar que Stear fuera feliz a pesar de las circunstancias. Aunque claro que luego entendí que Stear solo sería feliz si yo era feliz. Yo tenía que salir de la oscuridad en la que me encontraba. Stear ya tenía tres años, y Neil cada vez iba aumentando el nivel de palabras hirientes. Hasta que entonces, un día que yo estaba comprando en una tienda de ropa, apareció un hombre con una tarjeta de presentación, me dijo que no era la primera vez que coincidiamos en esa tienda, y que él terminaba de trabajar a las 16:00, me dijo que había estudiado derecho y que estaba haciendo un máster, que me había oído hablar sobre un par de entrevistas que quería hacer en Oxford y que él como experto en la materia, me podría ayudar, que si le esperaba a las 16:00, me invitaba a tomar un café. Yo me quedé sin saber qué decir, él hombre que estaba delante de mi, con su mano extendiendo aquella tarjeta, ¿estaba intentado ligar conmigo? ¿era así cómo se ligaba ahora? Y luego, mis ojos recorrieron su torso hacia su rostro y oh sorpresa, probablemente es uno de los hombres más guapos que yo haya conocido en Lakewood durante estos años. Y entonces las palabras de Neil retumbaron en mi cabeza: "nadie te va a querer, eres gorda y fea". Mis ojos se perdieron en esas palabras y con un escueto, "muchas gracias pero tengo que irme, tengo un cumpleaños" me despedí de él.
Pero si Dios lo puso delante de mi, era porque tenía que reaccionar, yo no era lo que Neil decía que yo era, yo era lo que yo decidía ser. Por eso cuando volví a pintar, ese hombre que encontré en aquella tienda, fue mi tercer retrato de la serie Black and White. Sí, yo volví a pintar, meses después de que Neil me dejara, porque Neil me dejó en mayo, el día antes de mi cumpleaños, y yo conocí al protagonista de mi primer retrato en California un 04 de julio. Realmente conocerle fue lo que me salvó de la depresión, le conocí por Jack, Tom y Ryan, los cuatros eran grandes amigos, todos y me incluyo, habíamos pasado por una ruptura complicada, estabamos de duelo, y unos se compraron un barco, otros una van pero todos decidieron perderse en la naturaleza, yo con un backpack recorrí Europa, ellos recorrieron todo EEUU, algunos países de Europa y Asia. Pero durante esas primeras semanas de julio, Phil fue quien me inspiró a viajar sola y a recorrer mi propio camino para encontrar mi destino. Y entonces compré lo necesario y le pinté, otra vez el hiperealismo se hizo presente, Stear fue mi segundo retrato, ambos cuadros decoraron mi casa. Aunque nunca imaginé la repercución que aquello tendría. Por un lado, estaban los elgios por volver a pintar y por otro lado, estaba Neil, que en una de las visitas se percató del retrato de Phil, y con eso él sacaba tres conclusiones (dos acertadas y la última errónea), 1. que la serie Black and White ha vuelto, 2. que Phil es un hombre extremadamente guapísimo 3. que yo estaba enamorada de él o que estaba con él o que él era mi amante o a saber qué cosas más.
Nunca imaginé que aquel cuadro supondría un ataque más feroz hacia mi, mucho menos hacia Stear, pero así fue porque desde ese preciso momento Stear fue objeto de interrogatorios y indirectas hacia mi persona. Stear con sus 5 añitos se mantuvo firme y con entereza esquivó cualquier insulto, cualquier comentario mal intencionado, él sabía perfectamente que nuestro hogar eramos sólo él y yo, mi pequeño refugio era solo para Stear y para mi, nadie entraría en mi casa. Phil solo era un amigo, solo era mi inspiración para volver a pintar, pero aunque el mundo pensara que fueron sus retratos mis mejores retratos, eso no fue así, y pronto my pronto comprobarían que lo mejor estaba por venir. La serie Black and White ha vuelto para quedarse, perfeccionarse y deslumbrar.
