Hola mis queridos lectores.

Gracias a todos los que agregaron esta pequeña historia a sus favoritos, y también a quienes se tomaron el tiempo de dejarme su review.

Annie Perez: Hola! Afortunadamente, todo está bien con Inuyasha y Kag, principalmente ahora que ambos son felices, solo falta que sean pareja oficialmente, claro, siempre y cuando no los descubran haciendo algo muy… arriesgado jajaja. Gracias por leer!

Karii Taisho: Hola! Ahora entiendes por qué ya no te he mandado los Kayla sartenes? Tú vas a querer acabar conmigo… Inuyasha está perfectamente bien, muuuuuuuy bien, diría yo jajajaja, o pregúntale a Kag jajajaja. Finalmente, Kagome Higurashi admite que siente muuuuuchas cosas por Inuyasha, pero si analizamos bien, aún no ha dicho que sí, ¿o sí? Jajajaa, me encanta jugar con esto. Y ahora la pregunta del millón ¿Qué pasará? ¿Qué misterio habrá? Puede ser su gran noche jajajaja; esa propuesta indecente ayayayayyyy, hoy por fin disfrutarás esa parte.

Valentinehigurashi: Hola! Sí, nuestro Inuyasha estaba en el más profundo sueño después del accidente y de la operación, pero todo bien afortunadamente. Su pregunta sólo surgió por todas las veces que Kag lo rechazaba, y que de la nada lo llamara "mi amor" si fue muy sorprendente y emocionante para él. Ahora ya hay hasta propuestas indecentes, veamos que sucerá.

Rosa Taisho: Hola! Rosita, deja tus calzones tranquilos, niñaaaa, jajajaja. En mi defensa (nuevamente citándote) yo no hice nada, fue Inuyasha haciendo un pequeña bromilla, cosita de nada, pero de ahí en adelante, fue un capítulo bonito. Pero mira, bien que disfrutaste que por fin Kagome admitió no puede vivir sin Inuyasha, hasta besos hubo, y un encuentro que se que disfrutarás jajajaja.. créeme, este es un capítulo bonitoooooo!

Cbt1996: Hola! Yaaaa, perdónanos jajajaja, te diré lo mismo que le dije a Rosita, nunca dije que el tuviera amnesia, eso ustedes lo dedujeron, así que soy inocente jajajajaja. Pero al paso que vamos con tus amenazas, el pobre si podría, incluso, hasta perder la vida con tantos sartenazos que le vas a dar. Y déjame aclarar algo en este comentario, tú misma estás diciendo: "Ya sabes que tu vida y la de Inuyasha dependen de esa propuesta inocente"… INOCENTE, has dich E, después no te estés quejando de lo que pueda pasar, repito, dijiste INOCENTEEEEEEEE! Bien, dejando claro este punto, procedo a dejarte con este capítulo

Gracias a todos y cada uno de ustedes que siempre han estado pendientes de este fic que surgió al escuchar esta maravillosa canción. Al principio mi idea era un one shot, pero después dije que sería una idea genial para un fic corto y que mejor que en la dinámica de mi queria Rosita #Lunes_de_InuKag. Lamento decirles que esta pequeña historia está acercándose a su fin, probablemente me quede capítulo más, no estoy muy segura. Lo que si es seguro es que vendrán más y más proyectos tanto en escritura como en dibujo digital. Muchas gracias por todo su apoyo, y los dejo con el capítulo 8 de esta pequeña historia.


CAPITULO 8

KAGOME

-¿Y qué propones? -le pregunté, intentando mantener un tono juguetón, No pude evitar morder mi labio inferior de manera coqueta mientras sentía cómo el deseo crecía entre nosotros.

-Oh, ya sabes… cosas divertidas -dijo con un tono seductor.

Comenzó a subir lenta y sensualmente mi blusa, y acarició mi vientre desnudo provocando que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo. Su mano logró colarse debajo de mi blusa acariciando mis pechos sobre mi sostén; esas caricias me hicieron soltar un leve gemido; sus caricias eran tan suaves, delicadas, como si estuviera tratando con algo tan frágil.

El poco raciocinio que quedaba en mí se esfumó como por arte de magia, y sin pensarlo dos veces, lo atraje hacia mí, perdiéndonos en un beso lleno de pasión.

Mi corazón latía aceleradamente no solo por el deseo, sino por la adrenalina de ser descubiertos. El estar en un lugar "prohibido" hacía que el momento se sintiera más ardiente, más excitante. El beso se volvió más desesperado, como si la vida dependiera de ello, nuestras lenguas se movían al compás de una danza erótica compuesta por los latidos de nuestros corazones, en busca de encender mucho más ese fuego que habitaba en nuestro interior.

Solté un leve gemido cuando sus dedos traviesos, aún por debajo del sostén, pellizcaron suavemente mi pezón, fue una sensación única, como si una fuerte corriente eléctrica hubiera invadido todo mi ser. Ya no había marcha atrás, mi mente estaba totalmente cegada, cediendo ante los besos y caricias de Inuyasha.

Como si tuvieran instinto propio, mis manos se perdieron bajo su camisa acariciando su espalda.

-¡No sabes cuántas veces soñé con esto! -exclamó jadeante.

-¿Qué soñabas exactamente? -pregunté mientras Inuyasha acomodaba un mechón de cabello detrás de mí oreja.

-Tú… -me dio un beso en la frente-. Yo… -besó sensualmente mis labios-. Haciéndote el amor -susurró en mi oído.

Mi cuerpo se estremeció al sentir su cálido aliento chocar contra mi piel. Enredé mis dedos en su cabello platinado y lo besé como si no hubiera un mañana; poco me importaba que estuviéramos en la habitación de un hospital, sólo pensaba en amarlo y que me amara como nadie más lo había hecho. Entrelacé mis piernas en su cintura, y el simple roce de nuestros cuerpos aun con la ropa de por medio, me encendía más de lo que podía expresar.

De pronto, unos golpes en la puerta nos regresó bruscamente a la realidad, dejándonos paralizados un instante. Inuyasha me ayudó a levantarme y acomodamos nuestra ropa, cuando la voz de una mujer sonó desde afuera.

-¡Inuyasha! ¡Kagome! ¿Están aquí?

Inuyasha me dio un último beso antes de responder.

-¡Sí, madre! Adelante. -dijo invitándola a pasar, después susurró en mi oído-. Tu y yo dejaremos esto pendiente -inmediatamente me ruboricé.

-¡Hijo mío! -exclamó Izayoi con una sonrisa radiante mientras corría hacia Inuyasha-. Me alegra que al fin puedas ir a casa -lo envolvió en un fuerte abrazo.

-Si, yo también estoy contento. Ya estaba cansado de la comida para enfermos -se quejó con tanta naturalidad.

Me sorprendía que, a pesar de lo que habíamos vivido hace unos segundos, Inuyasha hablara con tanta seguridad, como si nada hubiera ocurrido, mientras que yo no podía con la vergüenza.

-¡Kag! ¿Te quedarás con Inuyasha el resto de la tarde? -preguntó Izayoi con una sonrisa cálida.

-Me encantaría, Izayoi, pero debo volver al trabajo -respondí algo apenada-. Tengo una reunión con Hakudoshi.

-¿Con Hakudoshi? ¿Sucedió algo? -intervino Inuyasha preocupado-. ¡Vamos! También debo estar en esa reunión.

-¡Ey! ¿A dónde crees que vas? -Lo detuve en seco-. Tu te vas con tu madre a descansar.

-Pero, amor…

-La reunión es solo para acordar la nueva fecha de entrega del inmueble. Después de lo de tu accidente, decidieron hacer algunas modificaciones y acelerar el proceso, así que no te preocupes.

Inuyasha asintió no muy convencido. Se notaba a miles de kilómetros que quería integrarse de inmediato al trabajo, pero tenía que seguir las indicaciones del doctor.

-Solo no te olvides de contarme todo después -respondió resignado.

-De acuerdo -dije dándole un beso fugaz.

Izayoi solo se limitó a mirarnos con ternura.


INUYASHA

-¡Al fin en casa! -exclamé con alivio, dejándome caer en el sofá.

-¡Con cuidado, Inuyasha! -advirtió mi madre-. Te puedes lastimar

-Tranquila, mamá. Estoy perfectamente bien - respondí despreocupado poniendo mis manos detrás de la cabeza y cerrando los ojos.

-¡Qué horror contigo, Inuyasha! ¡Pareces un niño de cinco años! -gritó desde mi habitación-. Mira el tiradero que hay en tu habitación.

Me levanté de prisa para ver qué estaba pasando, se supone que siempre trato de mantener el orden en casa, así que se me hacía extraño que mi madre hablara de un tiradero.

-¿Cuál tiradero? -dije desde la puerta-. Sólo es la pijama. Además, te recuerdo que estuve en hospital.

-Eso no es justificación. -replicó mi madre reacomodando la cama-. Te levantas, te arreglas y la ropa sucia la dejas en el cesto. ¿Cómo pretendes que Kagome viva contigo algún día si tienes esto como un campo de batalla?

-Mamá, no exageres. Todo está en perfecto orden, solamente ese día salí corriendo y dejé la pijama en la cama. Y por Kagome no te preocupes, no creo que quiera vivir conmigo.

-¿Qué? -exclamó sorprendida-. ¿Por qué no? Hijo, ella es una mujer bellísima, y no me refiero en apariencia. Es amable, inteligente, atenta contigo… Otra en su lugar se habría ido dejándote en el hospital, pero ella estuvo a tu lado desde que te llevaron en la ambulancia; en ningún momento se alejó de la puerta del quirófano, te cuidó estos días que estuviste internado. Y no me veas con esa cara de sorpresa. Lo supe porque Miroku y Koga me contaron todo.

-Entonces debieron decirte que Kagome y yo sólo somos compañeros de trabajo -aclaré antes de que siguiera haciendo ideas extrañas. Después de todo, Kagome y yo no habíamos tocado el tema de iniciar una relación formal.

-¡No te creo! -Dijo sentándose a orilla de la cama-. Lo que yo vi en estos días es que entre ustedes existe el más grande y puro amor -dio unos pequeños golpecitos en la cama para que me sentara a su lado-. Lo puedo ver en tus ojos, hijo. Tienes un brillo muy especial cuando ella está a tu lado, que me hacen recordar la mirada de tu padre.

Sonreí ante sus palabras. Mi madre tenía mucha razón, lo que sentía por Kagome era lo que todos llamaban AMOR, algo que nunca había sentido antes. Por esa razón fue que decidí ir tras ella y hacer todo lo que estuviera para conseguir el anhelado SÍ.

-Mamá… claro que estoy enamorado de Kagome. Desde que la vi, super que es la mujer con la que quiero pasar el resto de mi vida.

-¿Entonces? -preguntó confundida.

-Las cosas no han sido nada fáciles. Ya sabes, -dije rascándome la nuca-, mi famita de mujeriego -mi madre levantó un ceja y un gran "te lo advertí" se veía reflejado en su mirada-. Decidí hacer todo lo posible para demostrarle que ella no es una más en mi vida, pero sucedió el accidente, así que no hemos encontrado el momento para hablar de una… relación.

-Bueno, solo no la dejes escapar, hijo.

Mi madre se levantó, me dio un beso en la frente y salió de mi habitación. Mientras tanto, me quedé pensando un rato. No podía seguir esperando más; era hora de hablar. Sabía que Kagome me amaba, y ahora sólo faltaba que finalmente me dijera que SÍ.

Continuará…