Hola, queridos lectores, este sera la ultima colección de las cuatro uwu.
Como siempre, esta colección de Drabbles pertenecen al reto "Flufftober2024" de la pagina de "EsDeFanfics". Aquí encontraran 7 diferentes drabbles con DynaMeisterShipping, la tercera OTP UwU. Si quieren leer solo los especificos (OgreHunter, Delivery o Commoner) pueden consultar las otras colecciones para mayor comodidad uwu.
Enjoy :D
07 / 10 / 2024
Prompt: Apodos
Calabacita
El pie de Sou se movía con mucha insistencia, llamando la atención de algunos transeúntes de Ciudad Pistón que le miraban sentado en una banca. Estaba nervioso, impaciente, intentando calmar su ansiedad con dos pequeñas esferas de madera que movía entre sus dedos temblorosos. Deseaba que la puerta del enorme edificio frente a él se abriera de una buena vez. Estaba esperando a Schilly, la única razón por la cual estaba de vuelta en Galar.
Pensó en que es lo que tendría que hacer una vez que saliera. Era algo simple, solo salir a tomar un café helado y caminar un rato hasta llegar al departamento de la chica, bastante simple, y aun así, no sabía exactamente cómo manejar la situación, pensando constantemente en que debería hacer para hacerla sentir cómoda, en calma. De inmediato pensó en Marnie, no eran los más cercanos, pero le había dado algunos consejos para que no cometiera los mismos errores del pasado.
Schilly finalmente salió de su trabajo. Sou la miró, embobado en su caminar lento y su mirada cansada. Al verlo, la chica le dirigió una sonrisa pequeña, tímida, muy alejada de la energía con la cual lo veía en su primer intento de relación. Sintió un ligero escalofrío recorrer su cuerpo al verla llegar con un caminar aletargado y una mirada afligida, casi incómoda.
—Hola —dijo Schilly con un tono suave, cansado.
—Hola, Schilly —Sou se levantó de golpe, tragó saliva y recordó las palabras de Marnie—. ¿Cómo estuvo tu trabajo?
Aquella pregunta hizo que los ojos de Schilly se abrieran por completo por unos instantes, antes de volver a su estado inicial.
—Bi-bien, gracias —respondió, huyendo de su mirada—. Algunos bugs, historias de usuario, esas cosas. ¿Y qué tal estuvo tu tarde?
—Estuvo bien también —Sou se rascó la cabeza, intentando despejar su nerviosismo—. Terminé dos pedidos, así que mañana tendré el día libre.
Solo hubo una sonrisa discreta antes de volver al silencio incómodo. Marnie se lo había advertido, ella ya no era la misma alegre chica con la que salió cuando tenía dieciséis. Schilly había cambiado, la habían cambiado, y le dolía verla en ese nuevo estado.
De inmediato comenzaron a caminar hacia la cafetería del centro pokémon. Caminaron juntos, pero no dijeron nada, solo compartieron miradas fugaces mientras avanzaban por las abarrotadas calles de la ciudad. Pensó en tomar su mano, pero en su mente imaginaba a Marnie diciéndole que era demasiado pronto. Le molestaba sentirse así, sentir que cualquier pequeña decisión pudiera causar que todo se volviera a arruinar, que el más mínimo error arruinaría la oportunidad que Schilly le dio cuando volvió a Galar. Cerró los ojos, pensando en que decir mientras Schilly prestaba atención a las tiendas.
No dijo nada, solo analizaba una y otra vez las palabras de Marnie, en búsqueda de algo que decir, algo que rompiera la tensión, el muro invisible que les separaba. La chica le había dicho que fuera honesto, sacara lo que sentía por ella de alguna forma, pero por más que buscaba, no lograba identificar del todo aquel sentimiento que le hiciera esbozar una sonrisa y decir algo que provocará que Schilly volviera a sonreír y gritar con la felicidad que tanto le caracterizaba. Cerró los ojos y se maldijo a sí mismo, deseaba ser como las demás personas, el poder expresar tan fácilmente sus emociones, que no le abrumara, que su aparente apatía se esfumara de golpe y dijera las palabras que Schilly realmente quería escuchar. Decirle un "te amo" que le saliera y lo sintiera de verdad.
—¿Qué vas a pedir? —preguntó Schilly, sacándolo de su trance. No se había dado cuenta en qué momento había llegado a la cafetería.
—Ah, lo siento, me perdí —admitió de manera apenada—. Un café americano y un muffin de vainilla, por favor—dijo el chico a la dependienta.
Schilly soltó un suspiro decepcionado, pidiendo solo un café frío y un pay de queso. Sou sintió una presión en el pecho al ver esa expresión, había hecho algo mal, y tenía que buscar la forma de corregirlo. Miró a los alrededores, buscando algo que le sirviera.
—Schilly —Sou volteó a verla de manera directa—. ¿Te gustaría si tomamos el café aquí? Para charlar un rato.
—Pero, me habías dicho que tenías cosas que hacer, ¿no? —preguntó, arqueando la ceja.
Era cierto, tenía que terminar de hacer unas cosas en su departamento, algo que estaba posponiendo. Sintió la urgencia de cancelar la misión, como si algo dentro le empujara a simplemente cancelarle a Schilly, pero de inmediato negó con la cabeza. Aunque sintió el gusano en su cabeza que le pedía considerarlo, lo ignoró.
—Puede esperar —admitió, intentando sonreír lo mejor que podía y sintiendo una picazón en el hombro.
Schilly le miró con una mezcla entre asombro y preocupación, lo conocía bien y sus reacciones. Una pequeña sonrisa tímida se dibujó en su rostro, aceptando la invitación de comer su pequeña merienda en la agradable cafetería donde apenas había personas, y la vista de la enorme ciudad ciertamente era algo digno para fotografiar, en especial cuando la oscuridad comenzaba a aparecer y las luces se encendían.
Una vez sentados, Sou trató de centrarse en su café, en Schilly, ignorar esa picazón interna que le pedía que terminara rápido para terminar su asunto. De inmediato recordó las palabras de Marnie una vez más.
—Sabes, nunca te he preguntado cómo es tu día a día en tu trabajo —Sou sonrió, moviendo su pie insistentemente—. ¿Qué tal está ahí?
Schilly arqueó la ceja, atenta a las señales de Sou. Aunque se sentía alegre por la pregunta, algo dentro de ella también le incomodaba. Negó con la cabeza y volteó a verlo de manera preocupada.
—¿Estás bien? —preguntó.
—Claro, por qué no…
—Tú pierna —Schilly le apuntó lo obvio, al verlo Sou solo se encogió de hombros—. Oye, sé que esto es difícil para ti, y no quiero que te sientas incómodo, si quieres podemos intentarlo algún otro día y…
—No —Sou negó con la cabeza, volteando a verla. No podía permitirse volver a pasar por eso—. Si, me siento raro, ansioso, pero quiero estar aquí, contigo, Schilly —Sou se enderezó, acercándose a ella—. Hice muchas cosas que quiero corregir, y una de esas es estar aquí, contigo, sin importar qué —Sou tragó saliva, le costaba decir todo eso, intentaba sacarlo del corazón, como Marnie le había dicho—. Schilly yo… no quiero volver a pasar por lo mismo, y quiero que sepas que estoy intentando cambiar, mejorar, por qué me importas, por qué…
Justo se detuvo en ese instante. Era demasiado pronto, sentía que si lo decía en ese momento Schilly notaría de inmediato que ese "te amo" no lo sentía de verdad. Y no es que no lo sintiera así, solo que no estaba preparado para que él mismo se creyera ese sentimiento, esa necesidad de estar con ella. La chica se quedó en silencio, expectante de qué Sou hablara, continuará con su monólogo. El chico intentó improvisar, recordando los viejos consejos hasta que recordó un evento del pasado que le hizo tener una idea.
—¿Recuerdas esa película que vimos en tu cumpleaños diecisiete? —preguntó Sou.
Schilly se llevó las manos a la barbilla, intentando recordar.
—Sí, qué fuimos a ver esa película muy mala —una pequeña risa salió de sus labios.
—Si, cuando salimos recuerdo que me preguntaste sobre por qué no teníamos apodos —el tono de voz de Sou pareció quebrarse—. Sé que es muy tarde, y que en su momento no entendía la importancia de eso, y aún me cuesta, pero alguien me dijo que esos apodos deben reflejar lo que sentimos por las otras personas, y luego de pensarlo por mucho tiempo, creo que tengo uno —Sou buscó valor, repensando el nombre hasta que finalmente pudo decirlo—. Calabacita.
Schilly se quedó quieta por unos segundos hasta que una pequeña risa salió de sus labios, una que se hizo un poco más grande y que provocó confusión en Sou.
—¿No te gusta? —preguntó, apenado.
—N-no, no es eso —admitió Schilly, terminando de reír—. Es solo que me agarró desprevenida —admitió, con una sonrisa—. ¿Por qué calabacita?
—Bueno, este… —pudo sentir como sus mejillas ardieron ligeramente— Es un plato que probé en Paldea, uno que se volvió de mis favoritos, uno que me hace sentir feliz, satisfecho, que me encanta y me hace querer volver a comerlo —dijo, volteando a mirarla—. No quiero decir que te quiera comer, pero esa sensación que identifico como felicidad es la que me haces sentir, y por eso te lo puse.
Schilly se quedó en silencio, como si analizara cada palabra de Sou, dándose cuenta que su forma de expresarse era genuina. Sintió como su corazón se aceleró y sus mejillas se sonrojaron, sonriendo de inmediato.
—Es un lindo apodo, Sou, gracias —admitió, sonriendo de manera genuina—. Creo que yo también debería ponerte uno ahora.
—Cla-claro —el ver por primera vez a una Schilly como la recordaba le hizo sentirse aliviado.
A diferencia de Sou, Schilly no tardó mucho en pensar en algo. Chasqueó los dedos y sonrió de oreja a oreja.
—Gitsito —dijo con una sonrisa, Sou no pareció entender de inmediato—. Como mi programa de gestión de versiones, por qué puedo ver tus cambios, los noto, y sé que te esfuerzas en crear algo mejor, y realmente lo aprecio —dijo, tomando su mano.
Sou sintió un temblor en su cuerpo cuando ella tomó su mano, sin embargo, esas palabras resonaron en su cabeza, haciéndole sentir cierta paz.
—Es algo ñoño, lo sé, pero es lo mejor que pensé —admitió Schilly, jugando con su cabello.
—Es lindo, gracias —respondió Sou, sonriente—. Calabacita
Schilly le sonrió de vuelta, aceptando el apodo. Al final, tal vez, Sou si había cambiado, tal vez merecía la pena volver a intentarlo.
