Este fanfic es del género Romance, Amistad, Drama, Superhéroes y Fantasía.
Los personajes pertenecen a Toei Animation, yo solo creé una historia con estos puesto que me gusta mucho la serie de las Chicas Súperpoderosas Z.
He obviado los honoríficos en esta historia para facilitar la lectura.
Ya dicho esto, disfruten del fic :3.
Niigata
El Brick pasaba mucho tiempo fuera de casa desde antes de que entraran a la preparatoria, esto había causado conflictos con sus hermanos, pero él solo pensaba en una cosa: llevar comida a casa.
Sí, parece extraño que el irascible y poco amable Brick tuviera un lado sensible, pero siempre había sentido que debía proteger a sus hermanos. Robar era algo que podía hacer siempre, pero la taza de éxito era muy baja por lo que se consiguió un trabajo informal en un restaurante ayudando con todo lo relacionado con el inventario y el transporte de mercadería. Su fuerza sobre humana le había abierto las puertas (o al menos eso pensaba) y había aprovechado de llevarse las sobras del local que Mojo Jojo aceptaba felizmente para alimentar a la familia, aún así siempre había hambre.
Souichirou no era un trabajador formal del restaurante pero al ser novio de la chef principal ayudaba e hija del dueño recibía una pequeña paga por su trabajo (a pesar de que tenía un trabajo de verdad en una multinacional) por lo que al ganar más confianza en Brick le empezó a dar ese dinero para que él lo utilizara de la mejor manera posible.
Brick guardó el dinero en varios lugares dispersos por Tokio para evitar que le robaran, pero al cabo de un año había acumulado suficiente para cuestionarse qué hacer con él, fue justo en ese momento que Souichirou, su único amigo, le dijo.
- ¿Y por qué no creas tu propia empresa? Siento que tienes un buen ojo para los negocios -le dijo el joven adulto.
- ¿Estás seguro viejo? Si mal no me equivoco cualquiera pensaría que soy menor de edad -dijo este que efectivamente era menor de edad y en aquel tiempo tenía recién 2 años.
- No es necesario que sea de inmediato, puedes tomarte tu tiempo y observar el mercado, tal vez encuentres algo a en lo que puedas innovar -dijo este.
Y efectivamente Brick miró a las personas, pero llegó a la conclusión que eso no servía por lo que empezó a buscar a un hacker que le ayudara a recopilar información en línea de manera efectiva, fue entonces cuando escuchó de un tal Norio quien trabajaba con hacker amateur.
- ¿Tu nombre es Norio? -preguntó Brick después de irrumpir en su departamento sin que este se diera cuenta.
El hacker amateur saltó de su silla asustado, pero al ver que era solo un niño sintió que volvía a respirar.
- ¿Quién eres? -preguntó este mientras disimuladamente buscaba un cuchillo de cocina que tenía cerca de su escritorio por si alguien entraba a saldar cuentas.
- Mi nombre es Jefe Ikki, un gusto en conocerte -dijo este presentándose.
- ¡Ja! ¿Un niño tan pequeño jefe? ¿Eres jefe de una banda de niños o algo así? -Se burló el joven de 16 años de rasgos chinos, cabello negro descuidado y ojos casi blancos.
- Puede ser que así lo parezca -dijo este, de repente Norio vio que algo brillaba entre sus manos, espantado vio que era el cuchillo que estaba buscando-, pero creme que soy más apto para el cargo de lo que parece.
- ¡¡Qué quieres de mí!! -gritó el joven antes de caer en cuenta de que si alguien llamaba a la policía estaría en muchos problemas, tragó saliva mientras el sudor rodaba por su frente.
- Estoy pensando en formar mi propia empresa y te seleccioné a ti como mi primer empleado. No podré pagarte hasta que empecemos a generar ingresos por lo que espero que des tu mayor esfuerzo -respondió el niño peli-naranjo.
Norio no tenía muchas opciones, el niño hablaba con mucha madurez y todo en él le decía que era peligroso llevarle la contraria.
- Está bien, ¿Qué necesita "Jefe Ikki"? -esto último lo dijo con un tono burlón el delgado adolescente de apariencia descuidada.
- Investiga qué está de moda hoy en día, dónde es más propicio invertir -dijo este con sencillez.
"Eso no es tan difícil" pensó para su sorpresa Norio.
- Está bien, ¿Para cuándo la información? -preguntó este.
- Nos vemos en dos días, en este lugar -le explicó el autodenominado Jefe Ikki.
- Bien, cuenta conmigo -aceptó Norio.
Brick se dio la vuelta pero al recordar el cuchillo en su mano lo tiró contra una pared y este rompió limpiamente el yeso y se clavó hasta la mitad en la pared de la sala de estar, Norio no podía creer lo que acababa de presenciar, el niño se dio la vuelta y salió por una ventana callendo varios metros, Norio alarmado vio por la ventana esperando no encontrarse con un cuerpo tirado en el suelo (vivía en un piso 7) pero se sintió aliviado y perturbado a la vez al ver al niño caminando tranquilamente por la acera a la que daba su ventana.
Los días siguientes Ikki descubrió que Norio tenía un estilo de vida muy poco saludable y sufría de ansiedad social.
Una de las primeras cosas que hizo Brick en ayuda de Norio fue obligarlo a limpiar su casa que apestaba a cerveza y basura, luego lo empezó a sacar para que le explicara más cosas sobre el mundo del anime y los videojuegos.
Un día Norio se enfermó gravemente y Ikki lo llevó en su espalda al hospital y lo dejó frente a este para que alguien terminara el trabajo. Efectivamente un enfermero vio al joven apenas consciente por la fiebre y lo trasladó a urgencias, cuando Norio despertó recordó vagamente ser cargado mientras sus pies dolían por el roce con el suelo, fue fácil unir cabos y darse cuenta de que su "jefe" le había salvado la vida.
Los encargados del hospital llamaron a la hermana mayor de Norio quien vivía sola y no había sabido nada de su hermano desde la muerte de su padre hacía casi un año, ella tuvo una larga conversación con su hermano y decidieron que ella sería la que se encargaría de su cuidado ya que su padre estaba muerto y su madre había muerto hacía un par de años.
Finalmente Norio (a pedido de su hermana) volvió a la escuela y recibió tratamiento psicológico real, todo ese tiempo siempre estuvo trabajando para su Jefe Ikki. Al graduarse Norio (o Xao Pao como se llama de verdad) entró a una universidad con beca para estudiar Informática, todo esto con un único fin: si la empresa de su Jefe llegaba a ser exitosa quería tener un título que avalara sus capacidades. Actualmente Norio va en primer año de Informática en la Universidad de Tokio.
Norio fue fundamental en la formación de la empresa "Reddoredi Cosplay" no solo por su capacidad de buscar información de mercado, él investigó sobre personas marginadas cómo él en sus inicios que pudieran aportar en su negocio, el Jefe Ikki o solo Ikki es el que los sacaba de las calles a las personas, al que daban su lealtad, pero él siempre estaba buscando nuevos miembros para el equipo, nuevos talentos que fueran útiles para su negocio.
Por el inicio de la Comiket 67 ellos ya habían abierto su negocio en línea de cosplay, no fue difícil hacerse conocidos gracias a las capacidades de Norio y el encanto de algunos de sus miembros femeninos, con más de un año de trabajo ya habían ahorrado suficiente para abrir su primera tienda, en gran parte porque nadie (ni siquiera Ikki) había recibido paga durante todo ese tiempo.
La compra de la tienda fue bastante sencilla (chantajearon a los propietarios un poco) pero la puesta en marcha demostró ser más demandante de lo que todos esperaban, Ikki al ver a su equipo tan desconcentrado en la venta de productos hizo una reunión de personal.
- Yo me encargo de todo lo relacionado con remodelar el lugar -dijo el jefe del proyecto.
- ¡No puedes! -gritó Nara, una de las empleadas- ¡Eres un estudiante de preparatoria! ¡Déjale el trabajo a Nara!
- Nada de eso -se negó Ikki-, tú sigue asistiendo a los eventos de cosplay, sube fotos a tu blog, necesitamos hacernos más conocidos.
- ¡Margaretta! ¡Ayudameee! -pidió Nara a su camarógrafa.
- Nada de eso Nara, el jefe tomó una decisión -apoyó a Ikki la mujer de coletas rubias.
Nara se volvió a sentar en su silla.
- ¿Alguien más se opone a mi decisión? -preguntó el chico peli-naranjo, nadie habló-. Bien, decidido, Fabien, tú también me ayudarás -terminó Ikki, con esto las dudas del resto de los miembros se acabaron.
- Cuenta con eso jefe -dijo el chico de tez oscura y acento francés.
- Y Aizo, tú sigue con tu trabajo de cara de la empresa, aunque yo sea el jefe, las autoridades nunca aceptarán que un niño de dieciséis años llegue con planos o trate con los trabajadores contratados para la remodelación de la tienda -dijo este.
- Está bien jefe -coincidió una joven que debía tener unos 18 años, de tez muy clara, largo y lizo cabello negro y ojos rojos.
- Con esto, concluyo la reunión, vuelvan a su trabajo -dijo este y Norio dejó de teclear en su laptop.
Ikki cada día llegaba agotado a casa, era más difícil de lo que había pensado el crear los planos para la tienda. Tenía que cambiar el sistema eléctrico, las cañerías también estaban a punto de fallar por lo que debían cambiarse, los ductos de ventilación estaban tapados y algunos rotos por lo que este era otro gasto más, todo estos eran costos de improvistos que a duras penas se podían pagar con el dinero de las ventas de ese año, Norio sabía que su jefe estaba en el límite por lo que buscó una forma de ayudarlo a relajarse un poco, al poco tiempo llegó a un artículo que hablaba sobre la importancia del ejercicio y esto le dio una idea.
- ¿Para qué me llamaste? -preguntó Ikki al entrar al departamento de su mano derecha (y su hermana).
- Toma jefe -dijo y le pasó unas hojas corcheteadas que le hablaban sobre diversas ventajas del ejercicio, de cómo el pasar tiempo con amigos era beneficioso y finalmente una serie de correos electrónicos que cierta madre de un miembro de su club que intercambió con su suegra.
- ¿Entonces quieres que me tome vacaciones? -preguntó este extrañado.
- Yo me encargaré de todo mientras tú no estás -prometió este.
Ikki dejó de releer el contenido de las hojas.
- Bueno, entonces, me voy de vacaciones a Niigata -dijo este con cierto tono de resignación.
Era finales de Noviembre, Ikki estaba en la biblioteca de la escuela con el resto de los miembros del Club de Historietas, había buscado el momento correcto para hacer su jugada y ahora que estaban reunidos todos los de segundo año sintió que tenía que las cartas estaban alineadas por lo que podía hacer su jugada.
- Chicos -los llamó en voz baja, todos lo miraron intrigados, a ninguno le era muy entretenido estudiar para los exámenes-, ¿Qué tal si el fin de semana vamos a esquiar a la montaña?
Todos se miraron extrañados.
- Pero, estamos a pocos días de los exámenes, ¿No sería mejor dedicarnos a repasar lo más que podamos? -preguntó Michi.
- Dicen que hacer ejercicio ayuda a guardar mejor los conocimientos -dijo Ikki mostrándoles una sección del libro de biología donde se hablaba de las ventajas del ejercicio.
Los chicos leyeron en silencio lo que decía el libro.
- Pero, nadie hace eso -dijo Michi-, seríamos los únicos que usarían el fin de semana anterior a los exámenes para divertirse, ¿Qué pasa si nos equivocamos y reprobamos?
Brick se lo pensó, para él reprobar a estas alturas era algo terrible puesto que si lo hacía tendría que ir a la escuela a clases de reforzamiento en las vacaciones de Diciembre.
- Podemos probar la técnica Pomodoro -dijo Brick cambiando de libro a uno sobre técnicas de estudio-, solo que lo haríamos con intervalos de tiempo más extensos como una hora de estudio y 20 minutos de descanso, no es tan diferente a lo que ya hacemos solo que podemos tener una pelea de nieve como descanso. -Michi no se veía convencido- L-lo ootro que podemos hacer es estudiar toda la mañana, en la tarde jugar con la nieve y cuando oscurezca volver a ponernos a estudiar.
- Yo me apunto -dijo Majime soltando su libro de texto.
Momoko miró a Majime asombrada, pero sabía que Brick tenía un punto, no podía pasar todo su tiempo estudiando, e ir a patrullar la ciudad después de estudiar siempre la hacía sentir mejor.
- Yo también voy -dijo Momoko.
- Si Momoko va yo también lo haré -se apuntó Sakamoto.
Todos miraron a Michi de manera inquisitiva.
- ¿Alguno de ustedes tiene una casa en la montaña? -preguntó Michi lo cual creó un gran silencio, Michi sonrió divertido, sus amigos no cambiaban-, está bien, yo le preguntaré a mis abuelos si nos acepta en su casa de Niigata por este fin de semana.
- ¡Bien! -exclamó Majime súper alegre para luego ser callada por un masivo "ssshhh" de parte de las personas que trataban de concentrase en sus lecturas dentro de la biblioteca pública.
Brick y el resto se reunieron ese viernes después de la escuela en la estación de trenes y después de cuatro largas horas de viaje en tren y viaje en taxi llegaron a una antigua casa de enormes dimensiones.
- ¿Es aquí donde viven tus abuelos? -preguntó Ikki sorprendido.
- No, este es el hostal que administran, ellos viven en una casa a unos veinte metros de los baños públicos.
El chico de gafas los guio atreves de un camino de nieve aplanada hasta la casa de sus abuelos, ahí una señora que no debía superar los 70 años los saludó.
- Hola Michi, estos deben ser tus amigos, tu abuelo y yo estamos muy felices de que vinieras a visitarnos aunque, -miró a los maletines y el uniforme escolar que llevaban puesto- te esperábamos para las vacaciones de Diciembre.
- Abuela, las vacaciones empiezan la próxima semana, no creo que exista problema alguno de divertirme con mis amigos justo antes de que estas empiecen.
La mujer lo miró con reprobación.
- Si sus padres los dejaron venir debe ser que tienen mucha confianza en que se sacarán buenos puntajes en los exámenes dentro de dos días, no es mi deber impedirles disfrutar de sus últimos días antes del término del semestre -dijo la mujer y los guio por la casa.
No era una casa muy grande y se notaba que tampoco era tan antigua puesto que los muebles y terminaciones se parecían mucho a las casas donde ellos vivían, al final de un corredor se encontraban dos grandes habitaciones.
- En la habitación de la derecha dormirán las chicas y en la de la izquierda los varones -los adolescentes asintieron con la cabeza-, voy a dejar que desempaquen, la cena estará en una hora.
La mujer se fue y todos esperaron, cuando ya no se oían sus pasos Michi habló.
- Lamento mucho el comportamiento de mi abuela -se disculpó Michi-, ella y mi abuelo trabajaron muy duro para que mi padre pudiera ir a estudiar a Tokio por lo que verme divirtiéndome antes de los exámenes la debe hacer sentir muy molesta.
- No te preocupes Michi -dijo Sakamoto-, a mí también me sermonearon antes venir aquí, la mayoría de la gente no entiende que parte de ser joven es divertirse y probar cosas nuevas.
- ¡Sí! -exclamó Majime dándole la razón al líder de su club.
Michi suspiró.
- Está bien, no dejaré que esto me deprima, desempaquemos y vamos a cenar, tal vez a mi abuela se le pase el mal humor si le decimos que su comida está deliciosa. -Esto lo dijo más para sí y entró a la habitación de los chicos.
La cena fue maravillosa pero poco abundante, de todas formas nadie se quejó y se fueron a dormir en sus futones que por algún motivo se sentían más blandos y calientes de lo normal, al día siguiente desayunaron temprano en la mañana y se pusieron a estudiar como habían prometido a sus familias, la abuela estaba trabajando en el hostal pero cuando podía pasaba a verlos llevándoles unas galletas o té verde, a la hora de almuerzo a los chicos se les indicó que almorzaran en la cafetería del hostal y que pidieran el menú del día.
Los chicos de segundo año se sentaron en una mesa cerca de una ventana con sus bandejas con cinco platos de diversas comidas tradicionales de la zona.
- Tu abuela trabaja mucho -apuntó Sakamoto viendo como la mujer atendía las mesas de los que se hospedaban con gran velocidad.
- Sí, ella lleva trabajando en hostales desde hace cuarenta años -dijo Michi comiendo su Hegi Soba.
- La comida está deliciosa -apuntó Momoko.
- Sí, muy rica -dijo Majime.
- Gracias, una de las cosas que hace mi abuelo como administrador es elegir los proveedores de alimentos -explicó Michi con un poco de tristeza.
- Y… ¿Cuándo conoceremos a tu abuelo? -preguntó Ikki llevando a voz lo que todos se preguntaban- anoche no cenó con nosotros.
- Mi abuelo… -Michi buscó las palabras correctas- trabaja mucho, no creo que lo veamos pronto.
Esto hizo que todos se miraran extrañados.
- ¿Qué quieren hacer? -preguntó Michi tratando de cambiar el aura triste del ambiente-, el centro de ski no está abierto todavía pero hay mucha nieve para jugar.
- Chicos -Majime se puso seria-, por favor busquen sus palas y baldes porque vamos a hacer una guerra de nieve.
Todos se miraron con ganas de reír ante la seriedad de la chica.
- ¡Yo voy en el equipo de Majime! -exclamó Ikki.
- ¡Mueeeeraaaan! -gritó Ikki ametrallando con bolas de nieve a Sakamoto y Michi, Momoko estaba detrás de la trinchera de nieve creando municiones para su equipo.
La batalla se había alargado más de lo que esperaban, Sakemoto estaba cubierto de nieve y gritaba órdenes a los miembros de su equipo mientras Majime detrás de la otra trinchera creaba con gran velocidad bolas de nieve.
- Ikki, nuevas municiones -dijo Majime para que el chico notara que tenía más bolas de nieve.
- Gracias -dijo y volvió a ametrallar al otro equipo, no diría que fue justo que Brick usara toda su velocidad para atacar a sus amigos del bando contrario, pero los otros se estaban divirtiendo tratando de derrotar a ese monstruo (metafórico) que era su rival.
Al final el sol empezó a esconderse detrás de las montañas por lo que a los chicos les empezó a dar frío (en especial a Sakamoto y Michi que estaban empapados por el bombardeo de Ikki), por lo que fue una decisión de ambos bandos (menos Ikki que quería seguir masacrando a sus adversarios) que se declarara la paz, los chicos volvieron a la casa donde vivían los abuelos de Michi y después de darse un baño en los baños públicos del hostal cenaron con la abuela de Michi y se fueron a estudiar nuevamente, la abuela esta vez trató de ser un poco menos gruñona pero de todas formas les dio a entender que deberían estar en sus casas estudiando y no en Niigata. Después de estudiar un largo tiempo se fueron a dormir, pero Ikki se quedó pensando en lo divertido del día, eran las dos de la mañana cuando escuchó como alguien entró por la puerta de atrás.
Ikki decidió ir a ver quién había llegado, era un hombre vestido con ropa térmica, este con cuidado se estaba desabrochando unas botas cuando notó la presencia de Ikki.
- Hola, ¿Eres amigo de Michi? -preguntó el hombre.
- Sí -dijo Ikki mirando a su alrededor.
- Yo soy el abuelo de Michi, mi nombre es Kano y trabajo en el hostal -dijo Kano.
- ¿Qué hace a estas horas de la noche volviendo del trabajo? -preguntó Ikki.
- Mmm… -el hombre se puso unas pantuflas y se paró del suelo- ¿Quieres tomar una taza de leche tibia con miel?
Brick nunca antes había probado la leche tibia con miel pero le parecía una idea apetitosa.
- Está bien.
El señor Kano lo guio hasta la cocina donde preparó en una cacerola leche tibia y luego le puso miel revolviendo constantemente hasta que se diluyera en la leche, luego lo sirvió en dos tazas y le pasó una a Ikki.
- ¿Te gusta? -preguntó Kano al ver cómo el adolescente saboreaba el dulce líquido.
- Sí, aunque creo que a Momoko le gustaría más, ella es muy fan de los dulces -dijo Ikki.
- ¿Momoko es una amiga tuya? -preguntó Kano.
- Sí, aunque es un poco molesta a veces -admitió Ikki.
Kano bebió un sorbo de su tazón de leche con miel y luego se sentó junto a Ikki en la mesa del comedor.
- Tú me habías preguntado por qué trabajaba hasta tan tarde -dijo Kano.
- Sí -asintió el peli-naranjo.
- Cuando era joven cometí un gran error el cual me llevó a la cárcel -empezó Kano con su historia-, después de eso mi familia me abandonó cuando supieron de mi arresto por lo que a los diecisiete años tuve que empezar a trabajar, pero es difícil para un joven que fue a la cárcel encontrar trabajo.
- No sabía eso -dijo Ikki quien nunca se había cuestionado qué pasaba después de ser liberado de prisión.
- Por ese tiempo la información era más difícil de traspasar por lo que me mudé a Niigata para empezar de nuevo, fue difícil pero lo logré con trabajo y perseverancia, al final me uní al rubro de la hostelería y a mis veinticinco años conocí a mi esposa -esto último lo dijo con aire melancólico.
- ¿Y qué pasó? -preguntó Ikki.
- Me casé, tuve tres hijos y mandé a mis hijos a Tokio a estudiar, no fueron tiempos fáciles pero con mi esposa logramos darles un buen futuro a nuestros hijos -Kano dijo esto con gran orgullo-, pero con eso me quedé sin dinero para mi jubilación, doy gracias que el dueño de este hostal me diera este trabajo por lo que todos los días me esfuerzo lo más que puedo para hacer a los huéspedes felices y traer dinero a mi casa al final del día.
- ¿Y de qué le sirve ese dinero? -preguntó Ikki inconscientemente.
Kano se quedó pensativo.
- Quiero ver a mi mujer feliz -dijo el hombre-, quiero que ella pueda pasar tiempo con nuestros hijos y nietos cuando vengan a visitarnos.
- ¿Y tú? ¿También pasas tiempo con ellos? -preguntó Ikki.
El hombre hizo una expresión de descontento.
- Siempre hay mucho trabajo que hacer -trató de excusar sus acciones el anciano.
- Entonces no los ve -dijo Ikki entre confundido y decepcionado.
Kano no pudo evitar recordar todas las veces que había tenido esta conversación con sus hijos.
- Mira, Ikki-kun, -estaba bastante frustrado el anciano- hay personas que planifican su vida para hacer cosas específicas en ellas, yo no pensaba en tener una familia pero las cosas sucedieron de esa manera por lo que ellos se volvieron el motivo por el que sigo trabajando a mis ochenta y dos años por lo que… Sí, es egoísta de mi parte no dedicar tiempo a mi familia, -ahora estaba haciendo un esfuerzo por no alzar la voz- pero desde un principio mi rol siempre fue el padre trabajador y mi esposa la que crio a los niños, a veces estaba con ellos pero la mayoría del tiempo no, por lo que no hace diferencia a estas alturas tratar de ser el hombre para mis nietos que no fui para mis hijos, sería poco consecuente -se expresó el anciano.
Brick no se lo podía creer, él nunca había querido tener la atención de Mojo pero este siempre estaba listo para hacerse un momento en su agenda para atender sus necesidades. El mono ni una sola vez había descuidado su rol como madre y padre a la vez por lo que este hombre que para cuya familia era un extraño era algo extraño y difícil de comprender.
- ¿Te sientes conforme con estas decisiones? -preguntó Ikki.
- Mis hijos crecieron, estudiaron y ahora tienen hijos a los que no les falta nada, eso me es suficiente -dijo Kano un poco a la defensiva.
- Bueno, para mí no sería suficiente -dijo Ikki, el anciano quedó mudo-, si tuviera un hijo estaría ahí para él y le traería dinero para que pudiera vivir cómodamente.
Kano vio la determinación en los ojos del joven, estaba hablando con el corazón. El anciano respiró profundamente y al exhalar estaba más tranquilo y con una triste sonrisa en el rostro.
- Sé que eso es posible Ikki-kun, muchos lo logran, pero entiende por favor que yo no pude hacerlo -dijo Kano con tranquilidad.
- Está bien, no le voy a seguir reprochando -aceptó el chico- pero le aseguro que yo no seré como usted, yo tendré un hijo y aunque me cueste la vida voy a estar ahí cuando él lo necesite -prometió el peli-naranjo.
- Te deseo suerte con eso, espero que de esa manera tu futura familia sea más feliz que la mía -le deseó Kano.
De un sorbo el anciano terminó su leche tibia con miel y silenciosamente desapareció por los oscuros pasillos, Brick apagó las luces de la cocina y se fue a su habitación donde todos dormían, con cuidado puso su futón junto a la ventana y vio la luna en el firmamento. "Entonces, quiero tener un hijo" pensó sintiendo por dentro que por fin había algo que quería hacer "Debo seguir con mi emprendimiento, no puedo abandonar a mis chicos, sé que es complejo el estudiar y trabajar a la vez pero… ¡Ya llevo casi dos años! No podría echarme para atrás, pero nunca seré como ese anciano. Si llego algún día a formar una familia no cometeré los mismo errores que ese viejo" y con esta certeza en mente volvió a su habitación, se acostó en su futón y calló profundamente dormido.
Al día siguiente estudiaron y jugaron lo más posible, ya era de noche cuando tomaron el tren de vuelta a Tokio, Brick se sentía mucho más relajado y no podía evitar darle gracias a Norio por arreglarle unas vacaciones, aunque duraran solo un fin de semana. El lunes empezaron los exámenes y aunque no lo supo hasta el final de semana, fue uno de los mejores puntajes en Historia y Matemáticas de su generación.
- Jefe, se lo ve mejor ¿Qué tal estuvo Niigata? -preguntó Fabien, inmigrante francés con ancestros africanos.
- Muy bien, cuando tengamos el presupuesto necesario voy a llevarlos a todos a ese lugar, estoy seguro que me puedo conseguir un buen precio -respondió su jefe pensando que el viejo Kano podría ser un buen blanco de chantaje.
Nochebuena
Los exámenes terminaron y las chicas fueron a celebrar con sus alumnos.
- ¡Felicidades Ikki! -lo felicitó Miyako.
- Bien hecho -dijo Kaoru.
- No me esperaba este giro de los acontecimientos -aceptó Tatsuya.
Todos estaban en el restaurante de Sakurako sentados alrededor de una mesa para seis, en sus manos Brick tenía sus exámenes corregidos que superaban en 10 o más puntos a los puntajes de sus hermanos (menos arte ya que eran las especialidades de Boomer), al parecer ser el líder innato de los RRBZ lo hacía más hábil para adquirir conocimientos.
- Yo también lo hice bien -se quejó Ryo.
- Sí, pero no tanto como yo -dijo Ikki orgulloso de si mismo.
- Tal vez te den un premio Ikki -dijo Miyako alegre.
Esto hizo sonrojar al pelirrojo.
- Ustedes lo hicieron mejor, -admitió con vergüenza- sus puntajes son prácticamente cien en cada materia.
Las chicas pensaron cómo habían estudiado con sangre y lágrimas años anteriores para alcanzar sus puntajes, esta vez las cosas no fueron muy diferentes pero al menos se habían divertido repasando sus conocimientos con esos chicos.
- ¿Qué van a hacer en las vacaciones? -preguntó Momoko tratando de seguir sonriendo.
Los chicos se miraron, Boomer fue el elegido para explicar sus planes.
- No mucho -dijo Ryo-, no sabemos qué haremos en navidad pero el año nuevo lo pasaremos con mamá.
Miyako y Kaoru se sorprendieron un poco por este comentario, parecía que la relación entre los RRBZ y Mojo Jojo había mejorado mucho.
- Bueno, comamos y la comida se enfriará -dijo Kaoru mientras dentro de ella crecía un plan para pasar la navidad con su novio.
- Gracias por celebrar con nosotros -agradeció Tatsuya mientras salían del restaurante.
- De nada, cuando quieran volvemos a hacerlo -dijo Momoko.
- Regresen a casa con cuidado -se despidió Miyako.
- Adiós -se despidió Kaoru.
Los chicos empezaron a caminar de regreso a su casa pero era claro que Boomer quería ir a otra parte puesto que miraba sobre el hombro constantemente.
- ¿Qué quieres? -preguntó Brick irritado.
- S-se me olvidó decirle algo a Miyako, ¿Pueden adelantarse? -preguntó el rubio.
Sus dos hermanos se miraron con resignación.
- Bueno, pero espero que no sea para pedirle que sea tu novia, ya tenemos mucho con Butch y Kaoru -se quejó Brick.
Boomer se sonrojó hasta las orejas.
- Tranquilo, todavía siento que falta mucho para que eso suceda -admitió este y en un abrir y cerrar de ojos salió corriendo en dirección a casa de Miyako.
Boomer llegó hasta la casa pero no veía a Miyako por lo que supuso que no había llegado todavía, con precaución se escondió entre las sombras de la oscuridad de la noche para que nadie lo viera.
Miyako acababa de entrar a la calle de su casa cuando vio a Boomer llegar caminando en dirección contraria.
- Hola Miyako, que coincidencia que nos encontremos aquí -mintió Boomer fingiendo que él vivía cerca.
Miyako se puso a reír, a ese chico cada vez se le ocurrían formas más raras de encontrarse con ella.
- Sí, gran coincidencia, ¿Quieres pasar a mi casa a beber chocolate caliente? -preguntó ella.
- Con gusto -dijo Boomer claramente alegre de que lo dejaran pasar a la casa de su amiga.
Entraron a la casa y el patio estaba escarchado, todavía no nevaba pero hacía tanto frío que el agua del ambiente se congelaba dejando una extensión de hierva plateada muy resbalosa.
Llegaron hasta la casa sin caerse y al entrar la abuela de Miyako los estaba esperando.
- Hola Ryo, tenía la sensación de que hoy vendrías a tomar chocolate caliente, dejé tus pantuflas calentando junto a la estufa, igual las tuyas Miyako -dijo la señora de pelo canoso.
- Gracias abuela -dijeron los dos.
Ya dentro la casa estaba calentita por lo que los chicos se sacaron sus capas de abrigo y las dejaron dobladas junto a la puerta de entrada, ya con sus pies calientes caminaron por los pasillos hasta el salón del té de la casa donde tenían un edredón y una fuente con mandarinas, Boomer puso sus piernas bajo la manta y rápidamente empezó a pelar unas mandarinas.
- Me encanta este lugar -dijo sin más.
Miyako sonrió como respuesta, a ella también le gustaba estar en ese lugar con él.
- ¿Ya enviaste tu postulación a la Domus Academy en Milán? -preguntó Boomer.
- Sí, espero que me acepten -dijo Miyako con aire soñador.
- Te van a aceptar, eres muy talentosa -dijo Boomer seguro de sus palabras.
- No es tan fácil, muchas personas de diferentes nacionalidades están postulando igual que yo -a Miyako esto la hacía sentirse deprimida.
- Miyako -el chico le puso una mano sobre el hombro-, todo va a salir bien, no te preocupes.
La rubia lo miró con gran cariño, él siempre estaba apoyándola, independientemente de que irse a Milán significaba dejar toda su vida atrás y entre esas cosas se encontraba él.
- ¿Ya te inscribiste al curso de preparación para dar el examen de ingreso internacional para postular a una beca? -preguntó Miyako cambiando de tema, Boomer rápidamente sacó su mano del hombro de la chica.
- Sí, todo va bien, gracias por ayudarme a llegar tan lejos, solo espero que el Alcalde me apoye en todo esto -dijo Boomer un poco nervioso.
- El Alcalde es un buen hombre, todo saldrá bien -dijo Miyako tan segura de que él lograría su objetivo como que ella lograría el suyo.
De repente Boomer se puso nervioso y miró sus manos.
- Miyako, sé que esto te va a sonar extraño pero yo podría…
Justo en ese momento entró la abuela de Miyako con una bandeja con tazas con chocolate caliente.
- Ryo, te hice el chocolate caliente como a ti te gusta, más amargo que dulce -dijo Kiyoko poniendo una taza azul rey frente a él.
Miyako miró a Ryo de manera inquisitiva, ¿Él quería decirle algo en privado y era por eso que ahora se había quedado callado?
- ¿Ryo? -la anciana miró al chico al notar que había interrumpido algo- ¿Querías decirle algo a Miyako? Si quieres puedo volver en un rato más.
- No te preocupes abuela -dijo Ryo-, lo que quería preguntarle a Miyako era si podía pasar nochebuena con ustedes.
Ambas mujeres se miraron sorprendidas por lo que Boomer decidió agregar más cosas.
- L-la verdad es que no tengo planes para nochebuena y-y sé que ustedes tienen la tradición de pasar la n-nochebuena solas p-pero me gustaría p-pasar esta festividad con ustedes p-porque siento que son como mi familia.
Boomer estaba tan nervioso que no sabía qué estaba diciendo.
Miyako y Kiyoko se miraron claramente tocadas por la tierna escena.
- Está bien, si a tu madre no le importa que te quedes a dormir en esta vieja casa todo está bien -dijo la anciana muy feliz de pasar la nochebuena con alguien más que solo su nieta.
Boomer suspiró.
- Gracias, lo aprecio mucho -dijo.
- Entonces, ¿Quieres jugar al Shogi conmigo? -preguntó Kiyoko sacando una caja de madera de uno de los muebles de la habitación.
- Está bien, pero después vuelvo a mi casa, se va a hacer tarde -aceptó el RRBZ azul.
Era nochebuena y Boomer llegó vestido de manera cómoda para disfrutar de una velada tranquila con sus dos personas favoritas, traía consigo un bolso con regalos y un pijama además de artículos de higiene personal puesto que estaría hasta el día siguiente en la casa de las Gotokuji.
Tocó el timbre y fue recibido por Miyako quien lo guio hasta el interior de la casa donde se sacó las ropas de abrigo y se puso sus pantuflas, ya dentro la sala del té estaba decorada con figuras de papel recortado y la abuela estaba haciendo origami.
- Hola Ryo, por favor acompáñanos -pidió la anciana.
Las siguientes horas hicieron origami, comieron una deliciosa cena de navidad y conversaron de diversos temas, ya estaba por dar la media noche cuando alguien llamó a la puerta, los adolescentes se miraron extrañados pero la abuela con gran calma fue a recibir al inesperado invitado, era un anciano que se veía mucho mayor que Kiyoko, era calvo y su piel morena por tantos años bajo el sol.
- Les presento a Taro, es un amigo mío desde hace muchos años y me contó que este año su familia no podría venir a visitarlo por lo que lo invité a esperar la navidad con nosotros -explicó Kiyoko.
- Un gusto, solo díganme Taro, no me gustan los honoríficos -dijo el anciano de cansados ojos negros.
- Hola, soy Miyako, creo que ya nos habíamos visto antes -dijo Miyako saludando al anciano.
- Miya-chan, sí, te conozco desde hace mucho tiempo pero creo que hace mucho que no conversábamos -dijo el hombre.
- ¿Miya-chan? -preguntó Boomer antes de caer en cuenta que preguntar era de mala educación-, digo… Hola, soy Ryo Mojo, soy amigo de Miyako y de Kiyoko-obasan.
- Un gusto Ryo-kun -dijo Taro.
- ¿Quieres comer algo Taro? -preguntó la abuela.
- No gracias Kiyoko, preferiría tomar una taza de té verde -dijo este.
- Miyako, ¿Puedes ayudarme a elegir una buena mezcla de té verde? -pidió la anciana.
- Sí abuela -dijo Miyako un poco extrañada por la petición ya que normalmente su abuela hacía ese trabajo sola.
Las dos Gotokuji entraron en la cocina y Boomer se quedó solo con el anciano.
- ¿Qué piensas de Miya-chan, Ryo-kun? -preguntó el anciano.
Boomer miró sorprendido al hombre.
- ¿A qué se refiere? -preguntó el chico.
- Vi cómo la mirabas, es claro que sientes algo por ella -dijo el señor Taro.
- N-no, y-yo solo la veo como una amiga -por algún motivo le costaba mentirle a ese anciano de ojos tan apacibles.
- Sí claro, y yo soy un panda rojo gigante -se mofó el anciano-, claramente te gusta esa chica, ¿Por qué no sales con ella?
Ryo miró al hombre, hasta ahora Ikki siempre lo había persuadido a no salir con Miyako pero ahora un completo extraño le decía que lo hiciera, esto era muy raro para él.
- Ella en un poco más de un año va a ir a estudiar a Milán y yo tal vez me vaya por las mismas fechas a Estados Unidos, -decir esto lo hizo sentir deprimido- no tiene sentido que salgamos si duraremos tan poco como pareja.
- ¿Tan poco? -preguntó el anciano-, sería poco tiempo si tuvieras mi edad pero eres joven por lo que ¡Atrévete! Estás en una edad donde todo es nuevo, no pienses como un anciano y vive en presente sin pensar en el futuro -lo animó.
Ryo tuvo que admitir que ese hombre tenía un punto, pero… ¿Era suficiente para arriesgarse a tratar?
- S-sigo pensando que no es buena idea. No creo que seamos capaces de vivir una relación a distancia -dijo tratando de imaginarse en el mejor panorama posible donde salían durante un año-, no querría tener que verme en el deber de terminar con ella, no me gustaría hacerle eso.
- Entonces no termines con ella -dijo sin más Taro-, mis sobrinos-nietos me llaman todos los días por videollamada desde Minabe para contarme de su día, ¿Por qué no puedes hacer lo mismo? Además, no puedes pasar todo el año en otro país, ¡Ve a visitarla!
Esto le hizo aún más sentido a Ryo pero cada vez sentía que ya no podía ocultar la verdadera razón por la que no quería salir con Miyako.
- Pero… ¿Qué pasa si cuando empecemos a trabajar nos queremos casar? No es tan sencillo crear una empresa donde los dos trabajemos como diseñadora de moda y maquillista -dijo Ryo tratando de poner todas sus excusas sobre la mesa metafórica.
- Mmm… Ryo-kun, me parece que solo estás evadiendo la situación porque temes que sus destinos no sean compatibles ¿O me equivoco? -preguntó el anciano al chico.
Ryo sintió que ya no podía seguir evadiendo la verdad.
- No es eso, la verdad es que creo que Miyako es una persona maravillosa y yo… -evitó hacer contacto visual con el hombre- bueno, no soy suficiente para ella.
Decir eso fue para Ryo como liberar un peso que había guardado en su pecho.
Taro miró al adolescente con una mezcla de sorpresa y ternura.
- Eres más fuerte de lo que crees, y más bueno de lo que nunca pensarás de ti mismo. No es fácil admitir que posees un complejo de inferioridad, independiente de tu edad -dijo el anciano.
Ryo miró al hombre sintiéndose agradecido por sus palabras.
- Entonces ¿Qué hago señor Taro? -preguntó Ryo.
- Déjame contarte una historia aunque no es muy alegre su final -dijo Taro-, es sobre un amigo de mi infancia al que le decía Ryo-onichan…
De repente el ambiente se oscureció para Boomer y lo único que lo conectaba con la realidad era la voz del anciano.
- Ryo era el hijo de una persona de gran estatus social -empezó Taro y fue entonces cuando Boomer vio a un joven de pelo castaño claro y ojos azules que vestía ropa que parecía ser sacada de la edad de bronce, no se podía apreciar bien su rostro, pero parecía ser varios años mayor que él-, él era muy bueno, fuerte e inteligente, todos en donde vivía lo admiraban por eso, pero Ryo-onichan no creía en las palabras de la gente puesto que no confiaba en si mismo -borrosamente se ve a ese Ryo-onichan caminando junto a una serie de personas de caras borrosas por lo que parecía un asentamiento humano primitivo.
Una persona en específico admiraba sobre todas las cosas a Ryo-onichan, ella era Miya-chan, una chica de bajo rango social pero con un corazón tan y más puro que el de Ryo-onichan -una chica de pelo castaño rojizo y ojos celestes aparece frente al Ryo de la historia, para gBoomer ella tenía un aire a Miyako lo cual le hizo entender por qué Taro le decía Miya-chan a Miyako-, fue inevitable que esos dos se enamoraran pero Ryo-onichan no se sentía suficientemente bueno para Miya-chan por lo que cuando a ella la obligaron a casarse con Kai-kun -aparece un segundo hombre de pelo negro largo y ojos azul piedra que no parecía mucho mayor que Miya-chan, Ryo-onichan se da la vuelta para alejarse caminando- Ryo-onichan no fue fiel a sus emociones y no impidió que la unión se concretara aunque tanto la familia de Miya-chan como ella misma esperaban que eso sucediera.
Aparece una segunda mujer junto al Ryo del pasado, ella era de pelo negro liso y ojos de un intenso color verde agua.
- Un par de años después Ryo-onichan se casó con Kiki, la hermana de uno de sus mejores amigos con quien vivió el resto de su vida formando una familia con numerosos hijos al igual que Miya-chan con Kai-kun -la imagen del Ryo del pasado cambia como si aceleraran el proceso de envejecimiento de los personajes.
Finalmente Ryo-onichan estaba muy anciano y recibió la noticia de que Kai-kun había muerto por lo que él usando sus pocas fuerzas fue a visitar a Miya-chan, en esa rústica choza ellos hablaron de cómo habría sido su vida si Ryo-onichan hubiera sido fiel a sus sentimientos y hubiera peleado por ella. Los ojos de ambos se llenaron de lágrimas arrepintiéndose ella por no haber tenido la opción de elegir su destino y él por no haber sido fiel a sus sentimientos, al final Ryo-onichan le prometió a Miya-chan que si alguna vez tenía la oportunidad de volver a encontrarla en su próxima vida, él sería más fuerte y aceptaría sus virtudes mientras que Miya-chan lo apoyaría independientemente de lo que pudiera llegar a suceder, -se vio como los dos ancianos se levantaban del suelo y se alejaban- así se despidieron conscientes de que era su último encuentro. Esa noche Ryo-onicha por fin pudo descansar en paz rogando a su dios que le concediera ese último deseo, el de en una próxima vida reencontrarse con Miya-chan y esta vez sí ser fiel a sus sentimientos.
La imagen del rostro antes borroso de Ryo-onichan se acercó a él y fue entonces cuando Boomer lo reconoció, era él, en otra vida, hace mucho, mucho tiempo, era como si múltiples recuerdos de golpe se abalanzaran sobre él recordando el dolor de ver a su amada con otro hombre y el arrepentimiento de saber que pudo evitar que eso sucediera, también recordó algo más…
- Taro -dijo Boomer recordando vagamente a su antiguo amigo-, ¿Por qué me mostraste esto?
La voz de Taro volvió a sonar en la oscuridad.
- Con el paso de los siglos te he visto morir y renacer cientos de veces, -dijo Taro- he probado muchas formas de cumplir mi promesa de ayudarte a no repetir el mismo error nuevamente y la forma menos traumática y efectiva a largo plazo es liberar parte de tus recuerdos de tus vidas pasadas.
- Ya veo, gracias viejo amigo, siento que me gustaría recordar más de mi pasado pero lo poco que sé me hace entender por qué no debo recordar más -agradeció Boomer.
- De nada Ryo-onichan, lamentablemente no te podré decir de esa manera hasta que cambie de forma a alguien más joven que tú -dijo Taro quien claramente se había divertido siendo mucho mayor que Boomer-. Bueno, es hora de volver al mundo real, Miya-chan debe estar por traer el té.
- Sí Taro -dijo el rubio-, pero antes te tengo una pregunta.
El silencio se extendió por unos segundos como si Taro pensara si era buena idea contestar una pregunta complicada de responder.
- ¿Qué necesitas? -preguntó Taro.
- ¿Cuánto recordaré de esto al volver al mundo real? -preguntó Boomer consciente de que saber tanto podría ser perjudicial para su vida.
- Será como un sueño, con el tiempo irás recordando cosas pero al salir será como si nunca hubiera pasado nada -dijo el dios panda rojo.
- Ya veo, entonces te daré las gracias nuevamente, espero que nos volvamos a ver un futuro cercano -se despidió el RRBZ azul.
- No te preocupes Ryo-onichan, nos veremos mucho antes de lo que crees, todavía debo ayudar a una pareja de almas gemelas antes de terminar mi travesía por tu vida -dijo Taro.
A Boomer se le heló la sangre.
- E-espera, ¡¿Vas a ayudar a esos dos?!...
Boomer se despertó cuando escuchó el ruido de una puerta deslizarse, al parecer se había quedado dormido al esperar el té, el anciano que estaba frente a él sonrió a las recién llegadas.
- Tome señor Taro -dijo Miyako acercándole una taza humeante de té verde.
- Gracias Miya-chan -dijo el hombre.
"¿Miya-chan?" pensó Boomer "me suena que soñé con alguien de ese nombre…"
- Ryo -llamó su atención amablemente Kiyoko, le estaba ofreciendo una taza de té de color negro azulado, Ryo rápidamente recibió la taza y bebió un sorbo puesto que le llamaba la atención el color, fue entonces cuando percibió un aroma intenso seguido de un agradable sabor frutal.
- ¿Qué tipo de té es este? -preguntó en chico gratamente sorprendido.
- Té Oolong -respondió la anciana muy feliz de ver cómo Ryo disfrutaba del té-, el hijo de una amiga viajó hace unos diez años a china y me trajo este té, mientras revisábamos mi colección con Miyako lo encontramos y pensamos que podría ser bueno para esta ocasión.
- Simplemente delicioso -la felicitó Taro, luego miró a su alrededor y vio la repisa con juegos de mesa tradicionales de Kiyoko-, Kiyoko ¿Tienes por casualidad Mahjong?
Miyako y Boomer se miraron extrañados, ¿Mahjong? ¿Era un tipo de juego de mesa o algo parecido?
La señora Gotokuji sacó de la estantería una caja de madera bastante grande, con cuidado la puso sobre la mesa y al abrirla los jóvenes vieron una serie de piezas gruesas de algún polímero con dibujos por un lado y pintado por el resto de las caras con un color verde agua.
- Miyako, Ryo, -empezó a decir la mujer ordenando las piezas en una estructura rectangular- este es un juego que solo he jugado con mis amigos puesto que está pensado para cuatro jugadores, las reglas son un poco complicadas por lo que Taro te explicará mientras ordeno.
Estrellas
El juego fue divertido aunque las reglas eran complejas y los ancianos tuvieron que ayudar mucho a los jóvenes para que no cometieran grandes errores y dieran un poco de dinamismo al juego, al final llegó y pasó la media noche, todos estaban tan concentrados que no comieron pastel hasta que terminaron el juego.
- Está delicioso el pastel -dijo Ryo disfrutando de su sabroso trozo de pastel de navidad.
- Pedí que lo hicieran no tan dulce, sé que prefieres las cosas más ácidas -dijo la señora y para Ryo este acto se volvió otro motivo más para adorar a la anciana.
- Bueno -dijo Taro parándose de la mesa después de terminar su rebanada de pastel- ya es hora de que me vaya a mi casa.
- Buenas noches señor Taro -dijo Miyako.
- ¿Quiere que lo acompañe hasta su casa? -se ofreció Ryo.
- No es necesario Ryo-kun -dijo Taro con una amable sonrisa-, vivo cerca de aquí.
- Feliz navidad Taro -se despidió Kiyoko en la puerta.
Cuando Taro cerró el portón la anciana vio a los dos chicos sonriendo amablemente.
- Ya es un poco tarde, les aconsejo que vayan a dormir -dijo la anciana.
- Está bien abuela -respondió Miyako por los dos.
La casa tenía cinco habitaciones que fueron ocupadas en el pasado por los padres de Kiyoko, su difunta hermana, su marido (también difunto) y sus cuatro hijos que en aquel momento vivían en distintos países. También se podía mencionarla existencia de dos baños, una cocina, un comedor, una sala del té, una alacena y un extenso patio que en el pasado poseía una alta variedad de plantas (a la hermana de Kiyoko le apasionaba mucho la jardinería).
Boomer estaba lavándose los dientes cuando alguien tocó la puerta.
- Mmm -traducción: pasa.
Miyako estaba vestida con su piyama tradicional japonés (al igual que Boomer), tenía el pelo suelto lo cual era raro de ver hasta para Boomer quien ya se había quedado a dormir en esa casa en otras ocasiones.
- ¿No vas a usar los rodillos de pelo? -preguntó este al terminar de lavarse los dientes.
- Mañana pienso estar todo el día dentro de la casa -dijo esta preparando su cepillo de dientes-, además, mi peluquera me ha dicho muchas veces que no debo usarlos todo el tiempo o sino el cabello se daña.
La chica se metió el cepillo de dientes en la boca y así dio inicio a su rutina de higiene personal, Boomer por su lado continuó con la suya poniéndose crema hidratante en el rostro.
- ¿Quieres que me quede mañana hasta que oscurezca? Estoy seguro que ni Brick ni Butch van a notar mi ausencia -dijo este sin dejar ver la maraña de razones por las que quería quedarse todo el tiempo posible con Miyako.
Miyako se limpió la boca con una toalla y miró al rubio que estaba extrañamente cerca de ella.
- ¿Estás seguro? -preguntó ella ocultando a su vez las ganas de pasar más tiempo con el chico.
- Sí, prefiero estar con ustedes que con mi familia real -dijo Boomer sin guardarse nada.
Miyako sintió que se alegraba profundamente.
- Está bien, no creo que mi abuela tenga problemas con que te quedes unas horas extra -dijo esta poniéndose crema hidratante para el rostro.
De repente algo pasó por la cabeza de Boomer.
- ¿Crees que puedas estar un momento más despierta? Si mal no me equivoco a esta hora deben haberse ido a dormir muchas personas, tal vez podamos ver el cielo estrellado -dijo el chico.
A la chica le gustó esa idea.
- Está bien -dijo esta sonriendo.
Ambos fueron hasta el pasillo techado que convergía con el exterior de la casa, los dos chicos miraron hacia arriba tapados con mantas y lo que vieron fue hermoso. Como Boomer había predicho había menos contaminación lumínica a esa hora por lo que el cielo se veía más estrellado que nunca.
- Es hermoso -dijo Miyako.
Boomer bajó la vista y miró a su amiga, este acto lo hizo sentir que le faltaba el aire, en los enormes ojos celestes de Miyako se reflejaba el brillo de las estrellas haciéndola ver aún más hermosa de lo normal, la verdad es que su cuerpo se movió solo y con delicadeza le dio un beso en la mejilla, esto sorprendió a ambos chicos quienes se miraron súper sorprendidos.
- L-lo lamento, y-yo solo… -Boomer no sabía qué decir.
Miyako miró al chico con un inmenso cariño y con cuidado le dio un pequeño y tímido beso en los labios, este acto duró menos de tres segundos pero para los dos se sintió como si el tiempo se detuviera.
La PPGZ celeste miró nerviosa a todas partes, ¿Qué había hecho? Por su lado Boomer estaba en shock con el corazón latiéndole a mil por hora.
- C-creo que debería irme a dormir -dijo Miyako parándose.
- E-espera -dijo Boomer parándose rápidamente y tomándola de la mano, esta se giró y lo vio a los ojos.
- ¿Q-qué quieres? -dijo esta casi susurrando.
Boomer se quedó quieto, ¿Qué podía decir?, ¿Que a pesar de que a pesar de que no se sentía suficientemente bueno para ella él trataría de hacer todo lo posible para mejorar y así ser un buen novio para ella? Algo le dijo que Miyako se enojaría si le decía esas cosas puesto que ella tenía más altas expectativas en él que él mismo.
- Dame un poco más de tiempo -dijo él, esto fue lo mejor que se le ocurrió-, y-yo realmente quiero ser la persona correcta para ti pero creo que todavía me falta para llegar hasta a ser el que necesitas. Sé que pido mucho, sé que soy un cobarde por pedirte más tiempo pero por favor entiéndeme.
Miyako soltó su mano de un tirón.
- Buenas noches Ryo-kun -dijo esta y entró a la casa.
Las piernas de Boomer le fallaron y calló al suelo sintiéndose derrotado, ¿Qué haría? Claramente ella no quería seguir esperado, ¡Tenía que hacer algo!
Con esto en mente fue hasta su habitación y se metió dentro del futón recién extendido, "tengo que preguntarle a Butch" pensó antes de quedarse dormido.
