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Capítulo 7

Carrera blanca - Middas 17 de Estrella vespertina del 202 de la Cuarta era

El sol estaba comenzando a ocultarse mientras Edzard y Asia cabalgaban acercándose rápidamente a la antigua tumba nórdica llamada Ayuno de Rannveig. Edzard ya conocía esta ruina, pues había estado aquí hace unos meses; sin embargo, al parecer algunos draugr han estado saliendo y causando problemas por la carretera cercana.

"Ed, ¿ya llegamos?" preguntó Asia mientras se ajustaba la túnica de color azul oscuro que traía puesta. Debajo de ella llevaba un gambesón de manga larga de color gris oscuro, y sobre el gambesón llevaba una cota de malla. También tenía pantalones de cuero color marrón oscuro, además de botas altas color negro, también llevaba guanteletes de acero. Al lado derecho de su cinturón había una pequeña bolsa, la cual estaba encantada para poder llevar objetos. En el lado izquierdo de su cinturón estaba una delgada espada, la cual fue un regalo de Edzard. Esta espada medía ochenta centímetros, la hoja estaba hecho de hueso de dragón, y la empuñadura, la guarda y el pomo estaban hechos de ébano.

Para Asia los últimos meses habían sido muy duros. Había entrenado hasta el cansancio con Aela para poder usar armas y Serana le había ayudado a aprender a manejar magia de destrucción basada en rayos y hielo. Había logrado pasar de no durar ni diez segundos en un combate contra Aela a poder resistir más de diez minutos. Cuando le comentaron a Edzard sobre esto, él sonrió y le dio de regalo una caja en la cual estaba la espada; sin embargo, ella tuvo que comprar su armadura con el dinero que había ganado ayudando en Jorrvaskr.

"No, pero no falta mucho." respondió Edzard mientras guiaba a su caballo en dirección de las ruinas.

Asia miró a Edzard señalar unas ruinas sobre una colina. Estas ruinas parecían el armazón del casco de un barco, pero puesto de cabeza. Varias de las vigas se han caído con el tiempo.

Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, vieron un pequeño grupo de draugr. Edzard los mató rápidamente usando el hechizo de relámpagos encadenados, los cuales al impactar sobre el objetivo también dañan a enemigos cercanos a este.

"Debemos de dejar aquí los caballos." fue lo que dijo Edzard antes de bajarse de su caballo.

Asia asintió y también desmontó de su caballo. El caballo de Edzard era uno que él había comprado hace un tiempo, mientras que el de Asia era uno que habían alquilado para la ocasión.

Cuando desmontaron, Asia vio a Edzard quitarse la capa que traía, quedándose solo con su armadura. La armadura de Edzard consistía en una cota de malla sobre un gambesón de manga larga y cuello alto de color negro y sobre la cota de malla llevaba un sobreveste de color negro. Tenía pantalones de cuero sueltos de color negro y botas de cuero negro blindadas con placas de acero. Además de que poseía guanteletes de acero. En el lado izquierdo de su cadera llevaba una espada de una mano, la cual medía noventa centímetros, cuya hoja estaba hecha de hueso dragón y la empuñadura era de ébano. En su espalda había un mandoble, el cual medía un metro y treinta centímetros. Este mandoble parecía ser una versión más grande de su espada de una mano, pues estaba hecha con el mismo diseño y materiales.

Después de amarrar a los caballos a un árbol cercano ambos comenzaron a subir por las escaleras llegando a la entrada de las ruinas. Edzard se volvió para ver a una Asia nerviosa, le dio una sonrisa para tranquilizarla y luego abrió la puerta. Ya estando dentro de la ruina, Asia pudo ver que esta poseía una gran sala, la cual estaba iluminada por los pequeños rayos de sol que ingresaban gracias a los huecos que había en el techo.

Ellos prosiguieron en dirección norte, bajando por unas escaleras llegaron hasta una pared de madera. Luego de esto, voltearon hacia su derecha y siguiendo un pasillo llegaron hasta un salón, en el cual había varios ataúdes. Cuando llegaron al centro del salón, las tapas de los ataúdes se cayeron y de ellos surgieron varios draugr. Estos eran no muertos, los cuales estaban armados con diversas armas y poseían una armadura de cuero y hierro sobre ellos.

"Bueno, parece que tenemos compañía." comentó en broma Edzard mientras desenvainaba su espada a una mano. Asia solo asintió y también desenvainó su espada.

Edzard rápidamente bloqueo el ataque de un draugr y contratacó lanzándole un hechizo de fuego solar directamente en la cara, matándolo en el acto.

Asia esquivó un ataque saltando hacia atrás, al aterrizar rápidamente incrustó la punta de su espada en la boca del draugr, matándolo en el acto. Esta acción hizo estremecerse a Asia, pues era su primera muerte. Cabe mencionar que ella ya no era tan tímida como antes, todo esto gracias a Serana y Aela; sin embargo, a pesar de haber entrenado mucho esta era la primera vez que peleaba en una batalla real

Mientras Asia aún seguía interiorizando lo que acababa de hacer, Edzard estaba matando a los draugr con gran efectividad. Uno intentó atacarlo por la espalda, él solo saltó hacia un lado y lo decapitó; sin embargo, rápidamente fueron rodeados por la gran cantidad de draugr que aún quedaban vivos.

Cuando Asia vio que estaban rodeados, rápidamente concentró una gran cantidad de magia en su mano. Cuando desató su hechizo, este causo una gran explosión de fuego dorado el cual acabó con todos los draugr convirtiéndolos en cenizas.

"Sabes, cuando Colette mencionó que tenías gran afinidad con la magia de restauración no esperaba esto." dijo Edzard con una sonrisa mientras se acercaba a Asia.

"Que puedo decir. Soy buena en la magia." respondió Asia sacándole la lengua a Edzard de forma juguetona.

"Creo que Aela y Serana son malas influencias para ti."

Edzard tenía una gran gota de sudor en la frente. Ellas estaban convirtiendo a la dulce e inocente Asia en una copia de ellas.

Ambos miraron bien la sala, tratando de buscar más enemigos, al no ver ninguno decidieron continuar por unas puertas que había en un lado de la sala. Estuvieron un buen rato buscando entre todos los demás salones de la tumba; sin embargo, no encontraron más draugr.

"Parece que esos eran todos." dijo Edzard mientras volvía a enfundar su espada. Asia asintió mientras hacía lo mismo.

Ambos habían llegado de regreso a la misma sala donde habían matado a los draugr. Cuando salieron de la sala y ya estaban llegando a la sala que se encontraba junto a la puerta de salida. Al momento de ingresar al salón los sentidos de peligro de Edzard se volvieron locos. Rápidamente tomó a Asia en sus brazos y dio un gran salto hacia atrás esquivando de esta manera varias lanzas de hielo que terminaron impactando en el suelo.

"Vaya, sí que tienes bueno reflejos." Una voz llegó desde el techo.

Edzard dejó a Asia en el piso y rápidamente desenfundó su espada.

"Asia mantente alerta. Estos no son simples magos." fue lo dicho por Edzard mientras escaneaba la zona con sus ojos.

Asia asintió y rápidamente desenfundó su espada también.

"¡Asia agáchate!" gritó Edzard cuando vio una sombra acercarse por detrás de Asia.

Asia se agachó al momento de escuchar a Edzard gritarle. Entonces Edzard dio un golpe con su espada, pero solo se escuchó el sonido de acero chocando contra acero.

"Tienes razón, de entre los dos presentes solo el chico podría ser molestoso." una voz que rezumaba arrogancia se escuchó en la sala.

La sala se llenó de pasos y la sombra que había estado detrás de Asia se paró frente a ellos. Del techo cayeron dos más, los cuales se pararon junto al anterior. Cuando la luz de la luna iluminó el salón. Edzard pudo ver a sus atacantes, estos eran un Dunmer, un Bretón y un Orco. Todos ellos estaban vestidos con armaduras de cuero, pantalones negros y botas del mismo color.

'Vampiros.' fue el pensamiento de Edzard al ver sus brillantes ojos. 'Por supuesto, por eso no pude olerlos. Estamos en una ruina, lo que equivale a un cementerio, por eso su olor se camufló muy bien.'

"Asia retrocede." dijo Edzard mientras preparaba una postura defensiva.

"No, me quedaré a ayudarte."

"Asia, estos sujetos están más allá de tus actuales capacidades."

Asia trató de seguir discutiendo, pero al ver a Edzard suplicándole con los ojos decidió hacerle caso; sin embargo, cuando se dio la vuelta para tratar de esconderse, el Bretón se abalanzó rápidamente sobre ella, pero no logro acercarse, pues Edzard le dio un puñetazo en toda la cara. La fuerza fue tal que el Bretón salió disparado contra una de las paredes causando un gran estruendo por el impacto, para luego caer al suelo y ser aplastado por los escombros de la pared.

Los vampiros restantes se asombraron al ver a su compañero ser golpeado con esa fuerza.

"No eres un humano normal, verdad." comentó el Orco con una sanguinaria sonrisa mientras tomaba su hacha.

"Me lo dicen muy seguido." respondió en burla Edzard. "Pero no deberías sonreír. Acabo de matar a tu compañero."

"Ese golpe no mató a nuestro compañero." respondió el Dunmer señalando a donde había caído el Bretón.

Para sorpresa de Edzard y Asia, el Bretón salió de los escombros sin ninguna herida. Asia comenzó a preocuparse, era la primera vez que había visto a alguien levantarse después de recibir un golpe como ese. Eso se debe a que la fuerza de Edzard estaba muy por encima de la de un humano normal, ya que incluso Farkas quedaba inconsciente si Edzard le daba un golpe con todas sus fuerzas.

"Eso dolió." habló el Bretón mientras se sobaba la cara.

Después de eso los tres vampiros rodearon a Edzard. El Orco se abalanzó sobre Edzard con su hacha a dos manos. Edzard saltó hacia atrás esquivando el golpe, el cual al impactar en el suelo creó un pequeño cráter. Edzard rápidamente comenzó a correr por la sala esquivando las lanzas de hielo que eran arrojadas por los otros dos vampiros.

Asia estaba asombrada por ver a Edzard pelear. Estaba que intercambiaba golpes con el Orco, mientras esquivaba los hechizos de los otros dos. También contraatacaba con sus propios hechizos, sobre todo con bolas de fuego y relámpagos; sin embargo, un hechizo paso cerca de ella, lo que le provocó un grito. Edzard se distrajo y giró su cabeza para verla y es en ese momento que es alcanzado por un golpe en el pecho con la parte plana del hacha del Orco. Gracias al golpe Edzard salió volando y terminó golpeando una pared.

Cuando Edzard se levantó estaba un poco atontado; sin embargo, logró reaccionar para poder esquivar los hechizos que le lanzaron. Después de eso volvió a luchar contra el Orco. Ambos comenzaron a atacarse a gran velocidad causándose pequeñas heridas.

Estuvieron así un rato hasta que la lucha se estancó, pues Edzard era capaz de defenderse de los ataques físicos del Orco y podía contra atacar a los otros dos con magia. Los dos vampiros que usaban magia se miraron entre si y luego de asentir desenfundaron sus armas y se abalanzaron contra Edzard. Cuando Edzard los vio venir, rápidamente le dio una patada al Orco en todo el pecho, mandándolo a volar.

Edzard bloqueó el hacha del Bretón; sin embargo, este usó el espacio entre el filo y el mango de su hacha para atrapar el arma de Edzard inmovilizándolo. El Dunmer aprovechó que Edzard estaba inmovilizado para atacarlo por la izquierda. Edzard estaba entre la espada y la pared, pues si quería esquivar el ataque del Dunmer debería de soltar su espada; sin embargo, quedaría expuesto al ataque del Orco, el cual se acababa de levantar.

Respirando profundamente Edzard llevó su mano izquierda al mango del mandoble que tenía en su espalda. Cuando el Dunmer bajo su espada para golpear a Edzard, este detuvo el golpe con el mandoble; sin embargo, al bloquear el ataque del Dunmer, Edzard quedó atascado y eso lo aprovechó el Orco, el cual saltó y levantó su hacha para tratar de dividir a Edzard por la mitad.

"¡Edzard!" fue el grito de Asia al ver que iban a matar a su amigo.

Cuando el Orco estuvo a dos metros de distancia de Edzard, este sonrió. Comenzó a abrir su boca, la cual comenzó a expulsar humo.

"¡YOL! ¡TOOR! ¡SHUL!" gritó Edzard, expulsando así una llamarada por la boca, la cual envolvió por completo al Orco, el cual salió disparado e impactó en la pared sobre la puerta.

Los otros dos vampiros entraron en shock brevemente. Esto fue aprovechado por Edzard, el cual movió su gran espada y mandó a volar al Dunmer. Cuando el Bretón vio esto trató de retirarse, solo para que Edzard lo inmovilizara poniendo su espada en el hueco del hacha de su enemigo. Edzard rápidamente levantó su gran espada y de un solo golpe dividió al Bretón por la mitad.

El Dunmer se recuperó del golpe y se levantó, solo para ver a su último compañero ser dividido en dos. Este rápidamente trató de escapar; sin embargo, no pudo, pues Edzard había lanzado su mandoble, bloqueando con este su escape. El vampiro miró a Edzard y se sorprendió cuando vio que su ojo izquierdo era de color rojo como la sangre y que sus caninos eran más largos.

"¿Qué eres?" preguntó temeroso el Dunmer mientras intentaba retroceder.

Edzard no respondió verbalmente, sino que avanzó y le dio un rodillazo al vampiro en la boca del estómago. El vampiro sintió como el aire abandonaba su cuerpo; sin embargo, no pudo hacer nada más, pues Edzard lo tomó de la cara y creó una bola de fuego solar.

"¡Arghhh!" fue el grito del Dunmer mientras su cara era quemada por el poder del hechizo.

Viendo esto, Edzard aumentó la cantidad de magia en su hechizo, haciendo que este cubriera por completo al vampiro, el cual fue quemado hasta volverse cenizas.

Una vez que el vampiro murió, Edzard suspiró y comenzó a restringir el poder de la sangre de lobo. Así es, Edzard había usado lo que quedaba de sangre de lobo en su sistema para de esta manera aumentar temporalmente sus habilidades físicas.

Lentamente se acercó a Asia, la cual estaba en shock. Cuando estuvo cerca fue abrazado por ella. Edzard correspondió el abrazo mientras le susurraba palabras tranquilizadoras. Cuando se separaron ambos se sonrieron. Pero aquel momento se fue al garete cuando el Orco se levantó con grandes quemaduras de tercer grado. Era obvio que estaba en sus últimos momentos de existencia.

"¡Maldita escoria mortal! ¡Si yo muero me aseguraré de llevarte conmigo!" fue el grito del Orco, el cual comenzó a juntar toda la magia que aún tenía para activar varias runas que se encontraban en los pilares que soportaban el techo, causando así un gran derrumbe.

Al ver esto, Edzard rápidamente protegió a Asia con su cuerpo. Poniéndola debajo de él mientras todo el techo caía sobre ellos. Una gran roca terminó por aplastar al Orco.

Cuando el derrumbe terminó, Asia levantó con mucho esfuerzo los escombros que había sobre ellos.

"Ed, ¿Te encuentras bien?" preguntó Asia al ver a Edzard tirado en el suelo.

Sin embargo, Edzard no respondió. Asia al ver el estado de Edzard se llevó las manos a la boca y trató de sofocar un llanto, ya que Edzard estaba sobre un gran charco de sangre. Poniendo su oído sobre su pecho trató de oír sus latidos y sintió un poco de alivio al escuchar que tenía pulso, pero este era muy bajo. Rápidamente comenzó a curarlo, pero no pasaba nada, las heridas no sanaban.

Asia comenzaba a desesperarse al ver que los hechizos de curación no estaban funcionando. Estaba preparándose para usar su sacred gear en Edzard; sin embargo, cuando estuvo a punto de usarlo escuchó una voz en su cabeza.

'No deberías usar ese poder en él, hija mía.' Asia se sorprendió cuando escuchó eso. Rápidamente miró a los alrededores para ver si había alguien, pero no había nadie.

"¿Quién eres?" preguntó Asia. "Y ¿Por qué no debería usar mi sacred gear en Edzard?"

'Yo soy la madre de la tierra pródiga.' respondió la voz. 'Tu sacred gear no puede curar una maldición de esa magnitud'

"¿Maldición? ¿De qué maldición hablas?"

'Si, él ha sido maldecido, el hacha que lo hirió tenía una maldición que anula las capacidades regenerativas naturales e inutiliza la magia de curación.' habló nuevamente la voz. 'Para poder curarle necesitas que le quiten esa maldición. Y para tu buena fortuna conozco a alguien que puede hacer eso.'

'Entonces solo debo encontrar a quien pueda curar su maldición.' pensó aliviada; sin embargo, eso abría un nuevo problema. Cómo llevar a Edzard desde aquí hasta Carrera Blanca para que pueda recibir ayuda para mantenerse con vida.

'No deberías preocuparte, acabo de guiar a alguien para que te ayude.' la voz volvió hablar.

Antes de que Asia pudiese responder, se escuchó un poderoso rugido. Mirando hacia el cielo al escuchar el rugido, sus ojos se abrieron al observar a un gran dragón volando sobre ella.

El dragón aterrizó frente a Asia mostrando sus colmillos. Asia se encontraba totalmente aterrada; sin embargo, decidió hacerle frente al dragón para proteger a Edzard. Desenfundó su espada y tomó una posición defensiva frente al dragón.

"Ja, Ja, Ja. Niña, baja esa espada antes de que te lastimes." comenzó a hablar entre risas el dragón.

"¿Puedes hablar?"

"Por supuesto, no soy una bestia primitiva." contestó el dragón. "Me presento pequeña niña mortal. Mi nombre es Odahviing."

Al momento en que Asia escucha ese nombre se asombró, pues Edzard le había contado del dragón que tenía como compañero.

"¡Tú eres el compañero de Ed!" gritó Asia, asombrada y a la vez aliviada mientras señalaba al dragón.

Si Odahviing tuviera cejas es muy posible que hubiera alzado una en confusión.

"¿Ed?" preguntó confundido Odahviing. "No conozco a ningún Ed."

"Ed, es Edzard." respondió Asia mientras agitaba sus brazos frente al dragón. "Ya sabes, el Dovahkiin."

"Ah, sí lo conozco, pero no sabía que le llamaban Ed." comentó Odahviing mirando fijamente a Asia. "Sin embargo, niña, no te conozco."

"Ah, lo siento, mi nombre es Asia Argento, soy amiga de Edzard." respondió Asia rápidamente haciendo una reverencia al dragón.

"Ja, eres más educada que el mocoso, pero creo que sabes por qué estoy aquí."

Asia asintió cuando escuchó lo dicho por Odahviing. Separándose de él, observó al dragón acercarse y abrir sus fauces.

"¡HAAS! ¡DUR! ¡VOKRI!" gritó Odahviing.

Asia se asombró cuando una onda de color dorado salió de las fauces del dragón. Este aliento envolvió a Edzard. Y de su cuerpo salió un miasma morado, el cual se evaporó en el aire.

"Ya está hecho." habló Odahviing al ver el miasma evaporarse.

Asia al ver esto rápidamente se acercó y comenzó a curar a Edzard. Las heridas de Edzard comenzaron a sanar lentamente.

"Bueno, yo ya he hecho lo que vine a hacer." dijo Odahviing el cual comenzó a mirar el cielo. "Me retiro. Puedes decirle que el viejo quiere hablar con él."

Asia asintió y vio a Odahviing alzar el vuelo en dirección suroeste. Una vez que el dragón desapareció de la vista, Asia hizo un pequeño campamento y acostó a Edzard en su saco, para luego acostarse en su propio saco al lado de él.


Los ojos de Edzard se abrieron con la luz del sol.

'Que ha pasado.' fue el pensamiento de Edzard, lo último que recordaba era cubrir a Asia cuando el techo colapsó sobre ellos.

'Asia.' Edzard se levantó rápidamente para ver donde estaba. Mirando a sus alrededores pudo ver a Asia descansando a su lado en su propio saco de dormir. Edzard comenzó a ver a Asia dormir.

'Se ve tan tranquila.' Sonrió Edzard; sin embargo, Asia comenzó a despertar.

"Eh, ¿Ed?" preguntó una somnolienta Asia viendo a Edzard.

"Buenos días, dormilona." bromeó Edzard.

Asia se abalanzó rápidamente sobre Edzard y lo abrazó mientras lloraba.

"Idiota, ¿Por qué hiciste eso?" lloró Asia mientras abrazaba más fuerte a Edzard. "Tienes idea del miedo que sentí cuando pensé que moriste."

"Lo siento." fue la respuesta de Edzard mientras devolvía el abrazo a Asia. "Solo quería protegerte."

Asia seguía llorando sobre el hombro de Edzard, el cual se sentía cada vez peor por hacerla llorar. Cuando se separaron, Edzard se sorprendió cuando Asia lo besó. Cuando Asia se separó de él, simplemente sonrió ante la cara de idiota que tenía Edzard.

"¿A…A…Asia?" Fue lo único que pudo balbucear Edzard. "¿Por qué fue eso?"

"No es obvio, te amo." El rubor en la cara de Asia era atómico.

"¿Tú… me amas?" pregunto un Edzard en shock por las palabras de Asia.

Asia asintió en respuesta. Ella no había estado segura de sus sentimientos hacia Edzard; sin embargo, tanto Aela como Serana le habían hecho ver que se había enamorado de Edzard.

Escena retrospectiva

Serana y Aela estaban preocupadas mientras veían a Asia beber aguamiel como si no hubiera un mañana.

"Asia, para ya." dijo Serana quitándole una botella de aguamiel a Asia.

"No." dijo Asia en total estado de ebriedad arrebatándole la botella a Serana.

"No, Asia. Ya deja de beber." dijo Aela volviéndole a quitarle la botella.

"Pero…" trató de replicar Asia, pero terminó resignándose al ver que sus amigas no cederían. "Está bien."

"¿Qué te pasa? ¿Por qué bebes tanto?" preguntó Serana preocupada por su amiga.

"Leí una carta que recibió Ed."

"¿Todo este lio por una carta?" preguntó Aela confundida. "¿Que decía esa carta?"

"Era una carta de un señor. En ella le ofrecía la mano de su hija en matrimonio."

"¿Y?" preguntó Aela sin entender. "Ed suele recibir ese tipo de cartas casi a diario."

Aela recordaba todas las veces que llegaban grandes cantidades de cartas de todos los rincones de Skyrim. Todas ellas eran propuestas de matrimonio.

Mientras Aela se reía internamente del dilema de Edzard y las cartas de matrimonio, Serana que veía muy de cerca a Asia comenzó a sonreír al darse cuenta de lo que le pasaba a Asia.

"Entonces ¿Por qué no te gusta que Edzard reciba esas cartas?" preguntó con una sonrisa en su rostro.

"Porque si Ed acepta, se irá con alguien que no conozco."

"Entonces ¿Esta bien si se va con alguien a quien conoces?" preguntó Aela con una sonrisa al ver a donde Serana quería llegar. "¿Talvez conmigo o Serana?"

"¡No! ¡Ed es mío!" gritó Asia. Para luego ruborizarse al darse cuenta de lo que había dicho.

"Y…. y… yo…" tartamudeaba Asia en busca de una respuesta.

"¡Ja!, ¡Ja!, ¡Ja!" rieron Aela y Serana mientras veían a Asia echar humo por los oídos.

"Entonces todo esto es por miedo." dijo Serana ya recuperada de sus risas.

"¿Miedo?"

"Si. Tienes miedo de que alguien aleje a Edzard de tu lado." respondió Serana tomando la mano de Asia. "¿Y sabes por qué tienes miedo?"

"No." mintió Asia. Pues ella si sabía porque temía que Edzard se casara con alguien más.

"Sí, lo sabes." dijo Aela con una sonrisa, pues había escuchado los latidos del corazón de Asia cambiar de ritmo.

"Es porque me gusta." dijo Asia con la cabeza gacha.

"No es solo un gusto pasajero." dijo Serana apretando un poco las manos de Asia. "Dime ¿Qué te viene a la mente cuando piensas en Edzard?"

"Su sonrisa. Su amabilidad." respondió Asia mirando a Serana a los ojos.

"Su cuerpo sin camisa y brillando por el sudor cuando entrena bajo el sol." bromeó Aela.

Asia se sonrojó cuando le llegó el recuerdo de Edzard entrenando sin camisa. Serana al ver que Asia se estaba sonrojando bastante, golpeó a Aela para que no interrumpa.

"Entonces ¿Qué es lo que quieres?" preguntó Serana con una pequeña sonrisa.

"Yo quiero estar con Edzard para siempre."

Aleta flashback

Sin embargo, un frio viento la devolvió del carril de los recuerdos y la trajo al presente.

"¿Tu no me amas?" preguntó una Asia temerosa de que haya podido arruinar su amistad con él.

Edzard no respondió de inmediato, y esto puso más triste y nerviosa a Asia. Pero ella se sorprendió mucho cuando Edzard la tomó de la cintura y acercándola a él la besó. Cuando se separaron, él tenía una sonrisa en su cara.

"¿Eso responde a tu pregunta?"

Asia comenzó a llorar de felicidad mientras volvía a abrazar a Edzard y comenzaban a besarse como si no hubiera un mañana.

Cuando terminaron su maratón de besos, Asia le contó lo que había pasado después de que él se desmayase.

"Así que escuchaste una voz que se presentó a sí misma como la madre de la tierra pródiga." dijo Edzard mientras hacía ademanes de frotarse una inexistente barba.

"Sí, ella me dijo que tu habías sido maldecido por el arma que te había hecho esas heridas." dijo Asia mientras le entregaba a Edzard un pedazo de pan y carne. "También fue quien envió a un dragón a ayudar."

"¿Un dragón?" preguntó Edzard mientras se llevaba un pedazo de pan para luego tragar rápidamente. "¿Cómo era este dragón?"

"Umm…. Era de color rojo, hablaba con voz gruesa y era un poco grosero." respondió Asia mientras recordaba al dragón, haciendo un puchero al final.

"Solo conozco a un dragón con esas características." suspiró Edzard mientras tenía una gota de sudor en su cabeza. "¿Ese dragón mencionó algo más?"

"Si, dijo que te avisara que un viejo quería hablar contigo.

Al escuchar eso, Edzard casi se atragantó con la carne.

'Ese idiota irrespetuoso.' pensó Edzard mientras hacia una mueca. 'Pero me pregunto qué querrá Paarthurnax de mí.'

Después de esta charla, Edzard tomó las armas de los vampiros y los guardó en una bolsa mágica, la cual podía guardar muchos objetos sin importar su peso. Luego de esto él y Asia subieron a los caballos y regresaron a Carrera Blanca.


Soledad - Turdas 24 de Estrella vespertina del 202 de la Cuarta era

La nieve había cubierto de blanco toda la ciudad de Soledad. Había niños correteando por la plaza, adultos que salían a hacer las compras en el mercado, las tabernas estaban repletas de adultos y jóvenes que iban a ahogar sus penas, pero todos estaban muy entusiasmados por las fiestas. Y los actuales residentes de la mansión de Espira Orgullosa tampoco eran la excepción.

La mansión de espira orgullosa, era una de las propiedades más caras que poseía Edzard, habiendo costado un total de treinta y nueve mil septims, con mobiliario incluido. Esta mansión contaba con tres pisos y un sótano. En el primero estaba ubicado, la armería, el salón de encantamientos, el laboratorio de alquimia y la habitación de la edecán Jordis. En el segundo estaban la cocina, el comedor y una pequeña biblioteca. En el tercer piso estaban ubicados las habitaciones, la principal y otras dos más, donde se quedarían invitados. En las afueras había un pequeño patio que permitía tener una vista de los bosques circundantes a la ciudad, al mar de los fantasmas y a la distancia se podía ver ligeramente las tierras de Hibernalia. Y no menos importante, en el sótano se encontraba los baños, los cuales contaban con una enorme piscina de agua caliente.

Asia caminaba rápidamente de un lado a otro de la mansión decorando todo para la fiesta que se realizaría en la noche. Ella había estado un poco triste debido a que se perdería varias festividades de su religión. Fiestas como la navidad, pero gracias a los estudios de los calendarios que había hecho con Edzard habían descubierto que tenían un calendario similar. Esto le permitió saber cuándo serían las fiestas exactamente.

"¡Ed! ¡Ayúdame a poner estos adornos al árbol!" gritó Asia desde el comedor de la mansión.

"¡Ya voy!" fue la respuesta de Edzard mientras corría hacia donde se encontraba Asia.

Al llegar, Edzard tomó los adornos que tenía Asia y comenzó a ponerlos en el árbol. Para Edzard esta festividad se llama Saturalia, pero para Asia se llama Navidad. Mientras que en la tierra se celebra el nacimiento de cristo, en Tamriel es una antigua festividad dedicada a Sanguine, el príncipe Daedra del libertinaje y los excesos carnales; sin embargo, en la actualidad era más una festividad familiar, es decir, una fiesta donde se intercambian regalos, hay desfiles y donde las personas visten prendas solo para esta ocasión.

Habían llegado a Soledad esa misma mañana después de haber cabalgado desde Carrera Blanca. El viaje fue rápido, pues ya no viajaban con un carro, sino que cada uno iba en su propio caballo. Edzard había decidido comprarle a Asia el caballo que había alquilado para la misión en Ayuno de Rannveig, para que ella tuviera una montura propia, cabe decir que eso le ganó unos cuantos besos de Asia, así que eso lo puso de buen humor.

'Aún recuerdo como se puso Serana cuando se enteró de cómo casi la palmo.' pensaba Edzard mientras terminaba de poner los adornos finales al árbol.

Escena retrospectiva

Edzard y Serana se encontraban charlando en una habitación privada de la yegua abanderada. Frente a ellos había unas botellas de Aguamiel ya abiertas.

"Así que casi te matas por andar de arrogante y tratar de lucirte frente a Asia." dijo Serana amargada cuando Edzard le terminó de contar lo que pasó en Ayuno de Rannveig.

"No andaba de arrogante ni traté de lucirme." contestó Edzard con un puchero.

Serana no contestó a esto, simplemente levantó la ceja.

"Ed, te he visto matar vampiros con la misma facilidad en que una hoz siega el trigo." dijo Serana con una sonrisa en la cara. "Así que admítelo, querías quedar como un héroe frente a tu nueva amante."

Edzard no respondió, simplemente se concentró en mirar a los ojos a Serana, la cual respondió de la misma manera. Estuvieron así un buen rato, hasta que Edzard desvió la mirada.

"Está bien, lo admito, quería lucirme un poco."

Serana comenzó a reír como loca. "Ja, ja, ja. Solo tu Ed, solo tú."

"¿Qué tipo de vampiros fueron?" preguntó Serana dejando de lado la diversión.

"Eran vampiros de pura sangre." fue la respuesta de Edzard mientras tomaba un trago de aguamiel.

"¿No eran señores vampiros?"

Edzard negó con la cabeza, pero antes de que Serana pudiera hablar de nuevo fue silenciada cuando Edzard sacó el hacha que lo había herido.

"¿Qué es esto?" preguntó Serana tomando el hacha para examinarla y haciendo una mueca por el olor que esta emanaba.

El arma apestaba magia de sangre y nigromancia, pero aparte de eso parecía un hacha de ébano común y corriente.

"Es el arma con la que me hirieron." contestó Edzard mientras miraba a Serana tratar de probar el filo del hacha. "Yo no haría eso, esa hacha tiene un encantamiento que le permite colocar una maldición a quien corte. No importa que tan ligero sea ese corte."

Serana rápidamente retiró su dedo antes de cortarse. Mirando más de cerca el arma pudo notar el encantamiento; sin embargo, no sabía cuál era.

"Ed, ¿Me prestas esto un tiempo?" preguntó Serana señalando el arma. "Lo llevaré con mi madre para ver que averiguamos sobre la maldición."

"Está bien." respondió Edzard. "Sobre tu madre. ¿Hay alguna respuesta de lo que hablamos cuándo llegué a carrera blanca con Asia?"

"Sí, mi madre me dijo que te entregue esto." contestó Serana sacando una carta de su bolsillo.

Edzard recibió la carta y la leyó. cuando lo hizo sus ojos se abrieron.

"Serana, dile a tu madre que se quede con el hacha como parte del pago por sus servicios."

Antes de que Serana pudiera preguntar, Edzard le entregó la carta. Cuando Serana la leyó sus ojos también se abrieron.

'Sabía que mi madre era capaz de muchas cosas, pero esto….' pensó Serana mientras leía la carta. Su madre había logrado encontrar información básica sobre la magia necesaria para que Edzard pudiese viajar a otra dimensión, la magia denominada magia de las sombras.

La magia de sombras es un tipo de magia oscura muy poderosa. Teóricamente las sombras no son solo una ausencia de luz, sino que son reflejos de mundos paralelos o universos alternativos. Este tipo de magia se centra en la manipulación de las fuerzas que crean las sombras para poder alterar eventos del pasado, el presente o el futuro. Si es usada por alguien de gran poder puede afectar el flujo del propio tiempo y crear rupturas de dragón. Esta magia también puede ser usada para la creación de portales para poder transportarse a otros lugares y también permiten viajar entre mundos.

"Ed, no entiendo bien. Sé que le prometiste a Asia enviarla de vuelta a su mundo. ¿Pero eso no haría que se separen?"

"Ya cruzaré ese puente cuando llegue el momento."

"Entonces, ¿te gustó besarte con Asia?"

Edzard simplemente se sonrojó mientras miraba a otro lado. Esta reacción le sacó una sonrisa a Serana, pero no terminó ahí.

"Y ya han…" dijo Serana mientras metía su dedo índice izquierdo en un círculo que había hecho con el pulgar y el índice de su mano derecha.

El sonrojo de Edzard se volvió atómico cuando entendió que significaba eso. Trató inútilmente de responder, pero de su boca solo salían balbuceos. Esto por supuesto hizo que Serana comenzara a reír como loca.

Aleta flashback

Cuando Edzard volvió del tren de los recuerdos se dio cuenta de que ya había terminado de decorar el árbol completamente. Mirándolo de arriba abajo y sintiéndose conforme con el trabajo hecho decidió abandonar el comedor.

Cuando Edzard llegó a la cocina vio a Asia mientras preparaba unas galletas en el horno. Acercándose sigilosamente la abrazó por la espalda. Asia dejó de amasar la masa para las galletas y se recostó contra Edzard. Así se quedaron ambos unos momentos.

Cuando cayó la noche los invitados habían llegado. Estos eran Fortunata, Laure, Vilkas, Farkas, Aela y Serana, aunque también estaban los residentes de la casa, Edzard, Asia y Jordis. Todos vestían atuendos de acuerdo a la celebración. Los hombres vestían túnicas hasta las rodillas de color rojo con detalles dorados, sobre estas túnicas llevaban chalecos de color azul con bordes blancos, cinturones de cuero marrón en la cintura, pantalones y botas de color marrón. Las mujeres vestían vestidos largos de lana color rojo con detalles y bordados en dorado, cinturones de cuero marrones y botas bajas del mismo color.

"Entonces empecemos con los intercambios de regalos." habló muy emocionada Laure. "Muy bien, todos saquen lo que han traído."

Todos tenían gotas en la cabeza, pues Laure comenzó a sacar varias bolsas. Edzard solo negó con la cabeza mientras tenía una sonrisa, tomando la mano de Asia se dirigieron hacia el primer piso, de donde regresaron con un cofre. Los demás también sacaron sus presentes.

"Entonces, ¿Quién empieza?, ¿los gemelos?, ¿la pelirroja?, ¿la chica de ojos raros?, ¿la nueva pareja?, ¿la imperial? o ¿yo?" dijo Laure mientras señalaba a los presentes.

Todos los presentes estaban con caras en blanco por lo dicho por Laure; sin embargo, todos voltearon a ver a Asia y Edzard.

"Es tradición que los primeros sean los dueños de la casa." bromeó Serana mirando a Asia y Edzard.

Edzard y Asia se miraron y sonrieron. Levantándose de sus asientos abrieron el cofre que Edzard había traído y de ahí sacaron varias bolsas. Las cuales fueron repartidas a cada uno de los presentes. Los regalos fueron pequeñas cantidades de oro y un objeto para cada uno de los presentes. Farkas y Vilkas recibieron armas encantadas. Fortunata y Laure libros y pergaminos con hechizos. Aela recibió un nuevo arco y Serana unas botellas con sangre de Edzard. Jordis recibió un set de armadura de placas de acero.

Después de esta primera entrega de regalos, los otros participantes comenzaron a repartir también sus presentes. Estos iban desde decoraciones para sus habitaciones, joyería, armas y licores. Cuando terminó el intercambio de regalos comenzó la fiesta. Todos bebieron, comieron, bailaron y rieron hasta muy entrada la noche. Después de las celebraciones todos los invitados se dirigieron a las habitaciones a descansar.

Edzard y Asia se dirigieron al patio, en donde comenzaron a ver el mar.

"Asia, tengo un regalo para ti." fue lo dicho por Edzard mientras metía la mano a su bolsillo encantado, sacando un pequeño paquete envuelto en una tela.

Asia recibió el paquete y al desenvolverlo se asombró. Ahí en sus manos estaba su biblia, Asia la abrió y comenzó a mirarla detenidamente para luego levantar la vista mirando a Edzard con los ojos húmedos.

"¿Cómo?"

"No es la original." respondió Edzard con una sonrisa mientras le limpiaba las lágrimas. "Utilicé un hechizo de Auramancia en la cruz que llevas contigo."

"¿Auramancia?" preguntó mientras tomaba la cruz y la miraba muy de cerca.

"Sí, la Auramancia es una magia que permite ver los recuerdos de los objetos que posean fuertes emociones de sus propietarios." contestó Edzard con una sonrisa. "Después de ver tus recuerdos leyendo siempre ese libro, comencé a copiarlo con ayuda de una pluma encantada.

Asia tomó la copia de su biblia y la apretó contra su pecho, mientras seguía lagrimeando.

"Lo siento Ed, pero no tengo ningún regalo para ti." dijo Asia mirando al suelo.

"Ya me disté un gran regalo, Asia." contestó Edzard mientras tomaba delicadamente la cara de Asia y la besaba.

Asia abrió los ojos por lo que implicaba lo dicho por Edzard, pero los volvió a cerrar mientras disfrutaba del beso.


Nota de autor:

A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.

Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gusto el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.