Descargo de responsabilidad: Ni high School DXD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 14
Eton Nir - Sundas 17 de Helada del 203 de la Cuarta era
El viento soplaba en una noche despejada mientras Edzard cabalgaba a todo galope. Había partido en la tarde del día anterior, después de haber conquistado la ciudad de Cloudrest con la ayuda de Odahviing y de Durnehviir. La ciudad era uno de los pocos asentamientos que aún eran leales a los Thalmor. El resto de las ciudades, tales como Skywatch y Firsthold se habían rebelado contra el Dominio Thalmor. Las ciudades de Shimmerene, Dusk y Sunhold habían sido tomadas por las fuerzas combinadas de la alianza Imperio-Skyrim-Roca Alta–Paramo del Martillo–Elsweyr-Bosque Valen. Y por último la ciudad de Lillandril se había declarado neutral en el conflicto.
Gracias a esto, a los Thalmor solo les quedaba la ciudad capital de Alinor. Aunque los informes que llegaban de ahí decían que habia revueltas casi todos los días. Estas revueltas habían forzado a los Thalmor a usar a sus tropas restantes para sofocarlas.
Los Thalmor actualmente estaban casi al borde de la derrota final ante el Imperio y sus aliados, pero Edzard había recibido informes que mencionaban que el Archimago Arcano estaba trabajando en un artefacto capaz de darle la vuelta a la guerra. Y esa es la razón por la que se encuentra actualmente en esta zona.
"Espero no llamar mucho la atención." dijo Edzard mientras guiaba a su caballo por un sendero que usaban los pastores. Él esperaba de esta manera eludir posibles emboscadas que le retrasasen en su misión. Actualmente iba vestido con una armadura que consistía en una cota de malla con una sobreveste que tenía la heráldica del Imperio. Guanteletes y botas de acero. Debido al tipo de batalla que tendría, había decidido no llevar su casco. Ya que este sería más un estorbo que una protección en esta batalla.
"A quien engaño. Estoy seguro de que me verán llegar desde una milla de distancia." dijo frustrado Edzard. Y si te preguntas la razón de esta frustración. La respuesta es muy sencilla. Él está cabalgando sobre Arvak. El cual es un caballo esquelético que poseía llamas azules en la cola y la crin.
Edzard levantó la mirada y a lo lejos, pudo divisar su lugar de destino. Este lugar era la antigua torre Aldmer conocida como la Torre de Cristal. Torre que en antaño era una gran estructura mística, pero que en la actualidad no eran más que escombros y ruinas. Todo esto es gracias al ataque de una horda de daedras durante la crisis de Oblivion.
"No entiendo quién viviría en una torre en ruinas." comentó mientras seguía cabalgando. "Pero quien soy yo para criticar a las personas."
Sacudiéndose los hombros decidió continuar en dirección norte. Después de cabalgar unas cuantas horas, finalmente llegó a las ruinas de otrora gran torre. Una vez hubo desmontado, procedió a cancelar la invocación de Arvak. agarrando sus espadas, comenzó a caminar hacia la torre. Después de subir las escaleras llegó hasta el que antaño fuese la entrada de la torre. Observando bien la zona, pudo ver a una persona vistiendo una armadura negra con bordes dorados, Cabellos blancos como la nieve y ojos rojos como la sangre.
"Bienvenido a mi humilde morada." dijo Cyrelas a la vez que hacia una reverencia. Después de hablar, comenzó a caminar hacia Edzard.
"Es un gusto conocerte finalmente cara a cara. Dovahkiin." la voz de Cyrelas rezumaba una gran cantidad de arrogancia.
"Pues, la verdad es que no sé quién eres." dijo Edzard con una sonrisa de burla en su rostro.
"Oh. Me siento decepcionado." Cyrelas se llevó la mano a su corazón mientras fingía estar triste. "Y pensar que soy uno de tus más grandes fans."
"Lo siento, pero no doy autógrafos." La mano de Edzard comenzó a dirigirse a su espada en su cintura.
"Que lastima." dijo Cyrelas mientras alzaba su mano derecha.
Edzard no sabía que intentaba hacer el Altmer, pero saltó hacia la derecha una vez que su olfato capto un olor peculiar. Y gracias a los dioses que lo hizo, pues un segundo después, una gran cantidad de picos hechos de hielo salieron del lugar donde había estado parado unos momentos antes.
"Realmente tienes buenos reflejos." dijo Cyrelas con una sonrisa. "Sin embargo, debo preguntar, ¿Qué delato la trampa?"
"Escondiste la runa con magia de ilusión para que no la vea." respondió Edzard mientras señalaba su nariz. "Pero no eliminaste el olor de esta."
"Oh. Así que eres capaz de oler la magia." el asombro se escuchaba en la voz de Cyrelas.
Edzard lo miro fijamente, pues no sabía si su reacción era real o si estaba que fingía. "Es costumbre presentarse antes de intentar matar a alguien."
"Cierto. Disculpa mis modales." dijo Cyrelas mientras empujaba su capa. "Soy Cyrelas Elsinius. El actual Archimago Arcano."
"Edzard Rolandson." contestó Edzard mientras desenfundaba su espada. "Aunque creo que ya lo sabias."
"Estas en lo correcto." respondió Cyrelas mientras movía su mano hacia su cintura y desenfundaba una delgada espada de aspecto simple.
Edzard y Cyrelas se vieron fijamente. Y a su alrededor el viento dejó de soplar, los insectos dejaron de hacer ruido y toda la sala estaba en un silencio sepulcral.
Apretando el agarre en su espada, Edzard se abalanzó rápidamente sobre Cyrelas y trató de empalarlo; sin embargo, Cyrelas desvió el golpe y con su mano libre le lanzó a Edzard unas lanzas de hielo. Edzard esquivó las lanzas saltando hacia un lado. Y una vez que estuvo en el suelo lanzó una bola de fuego hacia Cyrelas. Cyrelas, al ver la bola de fuego que se le acercaba, saltó hacia atrás para esquivarla; sin embargo, una vez que la bola de fuego pasó por su lado, Edzard apareció frente a él y le dio un puñetazo en toda la cara. Gracias a esto, Cyrelas salió disparado y se estrelló contra la pared.
Edzard trató de tomar un respiro, pero antes de que se cuenta estaba siendo enviado volar. Después de impactar contra la pared, alzó la vista y pudo ver que en la mano extendida de Cyrelas había un orbe de color dorado.
"Telequinesis." dijo Edzard una vez que estuvo de pie nuevamente. "Una forma poco ortodoxa de usarla."
"Tienes razón." dijo Cyrelas mientras se acercaba a Edzard. "Sin embargo, no puedes negar sus beneficios."
Edzard no respondió verbalmente ya que se lanzó rápidamente hacia Cyrelas.
"Que decepción." dijo Cyrelas viendo Edzard atacarlo de frente. "Pensé que como Archimago me atacarías con magia."
"Eso estoy haciendo." dijo Edzard al mismo tiempo que sonreía. "¡SU!"
Cuando Edzard gritó, su espada fue envuelta por corrientes de aire. Cuando estuvo frente a Cyrelas, desató una rápida oleada de ataques con su espada. Cyrelas trataba de detener y desviar los ataques, pero no podía. Esto se debía a que el Thu'um usado por Edzard había encantado su espada con el poder del viento y esto aumentó considerablemente su velocidad de ataque. Edzard aprovechó su aumento de velocidad de ataque para de esta manera herir a Cyrelas. Haciendo una finta logro hacerle un tajo horizontal en el pecho al mismo momento en que el efecto del Thu'um acababa.
"Bueno no es que necesitemos nuestros pezones." dijo Cyrelas viendo el rayón en su armadura. "Sin embargo, me gustaría que no me los quitases."
Edzard puso los ojos en blanco por lo dicho por Cyrelas. "Tío, eso es raro."
"¿Sabes que esa es una zona erógena del cuerpo?" preguntó Cyrelas despreocupadamente.
Edzard estaba a punto de replicar; sin embargo, sus ojos se abrieron cuando vio a Cyrelas frente a él. Rápidamente trató de detener el ataque, pero no pudo hacerlo. Edzard sintió un gran dolor en su abdomen. Lugar donde Cyrelas había hecho un corte horizontal.
'Por las tetas de Dibela. De no ser por la cota de malla, me habrían destripado.' pensó Edzard al ver como su cota de malla estaba dañada por el ataque recibido.
"Esa es una buena cota de malla." dijo Cyrelas viendo la cota de malla de Edzard. "¿Acero de la forja del cielo?"
Edzard abrió los ojos cuando escucho a Cyrelas decir eso. Pero decidió responder con otra pregunta. "¿Cómo lo sabes?"
"Es muy sencillo niño." dijo Cyrelas. "Mi espada está hecha de Hierro meteórico."
La respuesta de Cyrelas asombró a Edzard y a la vez lo asustó. El hierro meteórico era un fragmento de Aetherius. Un metal muy raro y muy poderoso. Y esta era la primera vez que se enfrentaba a alguien que usaba un arma de esa calidad.
"Aunque es muy raro y difícil de trabajar. Es muy poderosos y las armas hechas por este material tienen un gran filo." volvió a hablar Cyrelas. "Sin embargo, hay algunos materiales que no puede cortar fácilmente."
"El acero de la forja del cielo, el ébano y el hueso dragón." interrumpió Edzard.
"Tienes razón. El acero de la forja del cielo resiste un poco. El ébano resiste más que el anterior. Y finalmente el hueso de dragón es el único capaz de resistir casi por completo." comentó Cyrelas irritado por haber sido interrumpido. "Tú no tienes modales."
"Si los tengo. Solo que decido no usarlos muy a menudo." contestó Edzard, sacudiendo los hombros.
Después de decir eso, Edzard activó su sangre de lobo. Cyrelas alzó una ceja al ver el ojo de Edzard cambiar de color; sin embargo, sus ojos se abrieron cuando tuvo que esquivar la espada que casi le corta la cabeza. Edzard continuó atacando con gran velocidad tratando así de abrumar a Cyrelas; sin embargo, tuvo que detenerse y comenzar a esquivar las lanzas de hielo que caían sobre él. Cyrelas estaba que lanzaba hechizos a diestra y siniestra. Desde lanzas de hielo hasta bolas de rayos. Edzard no se quedó atrás y contrarrestó los hechizos enemigos con sus propios hechizos.
El campo de batalla estaba siendo bombardeado por lo hechizos que se lanzaban. Había comenzado una batalla de desgaste. Y para mala suerte de Cyrelas, Edzard tenía más magia que él; sin embargo, él tenía más experiencia y conocimiento en las artes mágicas.
Mientas Edzard lanzaba hechizos que había aprendido. Cyrelas comenzó a lanzar hechizos que habían sido creados por él mismo. Edzard tuvo que rodar por el suelo para esquivar una lanza de fuego, pero cuando se levantó fue enviado a volar por un fuerte vendaval.
"¡Aghh!" gritó Edzard al impactar contra uno de los pilares derruidos que cubrían la ruina. Al momento en que cayó al suelo trató de reincorporarse lo más rápido que pudo.
Cyrelas viendo que Edzard estaba que se levantaba decidió usar un hechizo que no era muy poderoso, pero sí muy versátil. Levantó su mano libre y comenzó a canalizar una gran cantidad de magia y desató el hechizo una vez estuvo cargado. De su mano salieron una gran cantidad de bolas de fuego que viajaban a gran velocidad.
Edzard vio los hechizos que se le acercaban y sabía que no podría levantar una custodia para detenerlos. Así que desenfundó su otra espada y tomó aire.
"¡SU! ¡GRAH!" gritó Edzard. El Thu'um fue una versión más poderosa del que había usado anteriormente.
Cyrelas no daba crédito a lo que veía. Frente a él, Edzard desviaba todas las bolas que le llegaban usando sus espadas. Vio como Edzard comenzaba a avanzar a paso lento mientras desviaba y cortaba las bolas de fuego que entraban en su campo de visión.
Cyrelas no daba crédito a lo que veía. Frente a él, Edzard desviaba todas las bolas que le llegaban usando sus espadas. Vio como Edzard avanzaba lentamente mientras desviaba y cortaba las bolas de fuego que entraban en su campo de visión.
"Realmente no puedo tomarte a la ligera." dijo Cyrelas al mismo momento en que dejaba de lanzar magia. Luego hizo que un bastón apareciera de un vórtice de magia color purpura. El bastón era de un color tan negro como una noche sin estrellas y sin lunas. Tenía cuatro puntas de lanza en el extremo superior. Y en el centro de estas había una bola de energía la cual tenía la apariencia de una calavera.
"Ese bastón…" dijo Edzard en completo shock pues reconocía ese bastón. "¡¿Cómo tienes ese bastón?!"
"¿Cómo?" preguntó Cyrelas con sarcasmo mientras una sonrisa cruel aparecía en su rostro. "Fácil. Es mío."
"¿Tuyo?" comenzó a hablar Edzard, pero de pronto gritó. "¡No me jodas! ¡Ese bastón le pertenece…!"
"A Mannimarco." interrumpió Cyrelas. "Dime niño. ¿Qué sabes de la posesión espiritual?"
"¿Posesión espiritual?" preguntó Edzard mientras comenzaba abrir los ojos en shock. "Eso es un hechizo de conjuración prohibido. Un hechizo que permite a un espíritu tomar posesión de un cuerpo creando algo muy similar a un Lich."
"Así es. Déjame presentarme correctamente. El nombre de este cuerpo es Cyrelas Elsinius." dijo Cyrelas con una sonrisa. "Pero el nombre del alma que gobierna el cuerpo… Es Mannimarco."
"Eso es imposible. Se supone que estás muerto." dijo Edzard preparándose para atacar con todo. Mannimarco no es un enemigo al cual podía subestimar y ganar.
Edzard se abalanzó contra Mannimarco. Y una vez estuvo frente a él, tomó aire. "¡YOL! ¡TOR! ¡SHULL!"
El aliento de fuego se dirigió directo a Mannimarco. Este sin embargo simplemente lo esquivó y luego de eso detuvo el ataque de Edzard con su espada. Y cuando Edzard estuvo a punto de golpearlo con su otra espada, el simplemente saltó hacia atrás. Sonriendo, Mannimarco comenzó a canalizar magia a su bastón. Y una vez que golpeó el suelo, surgieron varias runas que emitían un color purpura. De estas runas aparecieron varios esqueletos.
"¡Vayan mis esclavos! ¡tráigame su sangre!" gritó Mannimarco.
Edzard comenzó a atacar a los esqueletos que lo rodeaban. Sus espadas infundidas por el poder de su Thu'um eran apenas visibles. Mientras Edzard repelía a los esqueletos, Mannimarco comenzó a juntar enormes cantidades de magia.
"¡VEN! ¡GAAR! ¡NOS!" gritó Edzard creando un gran ciclón en el centro de la sala. Este ciclón comenzó a absorber a los esqueletos. Los cuales fueron destrozados en el interior del mismo.
"Realmente eres alguien de temer." dijo Mannimarco con una sonrisa en la cara. "Pero se acabó. Ya has perdido."
Cuando termino de hablar, una gran runa mágica cubrió todo el suelo de la torre de Cristal. Del centro surgieron cadenas hechas de magia purpura. Estas cadenas comenzaron a perseguir a Edzard. Quien comenzó a correr por toda la sala tratando de esquivarlas. Corriendo rápidamente, se dirigió hacia Mannimarco y de un gran saltó trató de cortarlo por la mitad; sin embargo, su ataque no logró su objetivo. Frente a él, las cadenas de magia protegían a Mannimarco de cualquier ataque que le lanzara.
Edzard comenzó a ver como sus espadas perdían el poder de la furia elemental. Sin pensarlo dos veces, comenzó a canalizar magia a través de sus armas. Sus armas gracias a eso ahora eran más filosas; sin embargo, no servía de nada. Rápidamente se alejó y comenzó a lanzarle bolas de fuego, lanzas de hielo y rayos a Mannimarco. Pero nada parecía funcionar.
Mannimarco se limitó a sonreír cuando vio a Edzard usar todos los hechizos que conocía para intentar abrirse paso y llegar hasta él. Disfrutaba la desesperación que comenzó a surgir en los ojos del patético hijo de Akatosh que tenía en frente. Como odiaba Mannimarco al dios dragón. Él había estado tan cerca de convertirse en un dios. Pero el maldito de Akatosh había interferido y no había podido completar el ritual correctamente. Por eso cada cierto tiempo tenía que volver a su forma mortal. Pero el Héroe de Kvatch había destruido lo que quedaba de su cuerpo mortal. Así que ahora debía de poseer otros cuerpos.
Edzard continuaba tratando de superar las defensas del hechizo usado por Mannimarco, pero conforme pasaba el tiempo sentía sus fuerzas menguar.
"Parece que finalmente está haciendo efecto el otro efecto de mi hechizo." dijo Mannimarco viendo a Edzard ir cada vez más lento.
"¿Otro… efecto?" preguntó Edzard con voz cansada.
"Si. Un efecto de absorción de magia y energía física." Mannimarco comenzó a acercarse a Edzard. Y levantando su mano lo aprisionó con una gran cantidad de cadenas. Para luego proceder a estamparlo contra todos los pilares y con el suelo. Extendiendo su espada hacia el frente, Mannimarco hizo que las cadenas jalaran a Edzard hacia él. Esto hizo que Edzard fuera apuñalado en el pecho por la espada de Mannimarco.
"Tú eres la clave que necesito para convertirme completamente en un dios." esas fueron las últimas palabras que Edzard escuchó antes de que la oscuridad lo reclamara.
Edzard abrió los ojos y vio un cielo estrellado. Levantándose se dio cuenta de que no estaba en las ruinas de la torre de cristal. Frente a él se extendía una planicie hecha completamente de arena. Sin saber dónde estaba, comenzó a caminar en dirección norte. Después de caminar unos momentos, vislumbró a lo lejos una luz. Aumentando la velocidad, caminó hacia la luz.
Cuando llegó ahí se dio cuenta de que era una fogata. Junto a esa fogata había dos personas. El primero era un Breton ya entrado a los cincuenta años. Tenía el cabello y una barba de color negro con algunas canas en ellos. Tenía ojos azules y un rostro severo. Además, vestía una armadura de placas de acero con una túnica azul por debajo de esta. El segundo era un anciano. El cual tenía el cabello y una barba dorados del mismo tono que el sol. Vestía una túnica larga de color blanco y sobre esta túnica había una armadura de escamas doradas. Sobre su cabeza había dos cuernos dorados y tenía parte del rostro con escamas doradas.
"Hola hijo." Saludó el segundo hombre mientras dejaba de ver el fuego para luego hacer señas para que Edzard se siente.
"Akatosh." Dijo Edzard con asombro. Nunca en su vida esperó ver a un Aedra.
"¿Dónde estamos?" preguntó Edzard mientras se sentaba junto a Akatosh.
"Estamos en una de las partes más alejadas de mi plano en Aetherius." respondió Akatosh.
"¿Aetherius?"
"Si. Llegaste aquí luego de que te apuñalaran en el pecho."
"Entonces, estoy muerto…" dijo Edzard mientras suspiraba.
"No, no estás muerto." Respondió el otro hombre que estaba junto a Akatosh y Edzard.
Edzard lo miró intrigado. Por alguna razón, este hombre le parecía conocido. "Disculpe, pero, ¿Quién es usted?"
"Edzard, me gustaría presentarte al Rey Emeric de Cumberland." Respondió Akatosh presentando a la otra persona presente.
"El alto rey de Roca Alta. Y el líder de la Alianza de Saltó de la Daga." Dijo Edzard asombrado por ver a un rey de la época de la guerra de los tres estandartes.
"Asi es, chico." dijo Emeric con voz seria.
"Bormah, ¿Qué hace aquí el rey Emeric?" preguntó Edzard.
"Él quiere hablar contigo y si soy sincero, yo también. Hay muchas cosas que queremos contarte"
Edzard simplemente no sabía que decir. No sabia como es que su padre lo había llevado a Aetherius, eso no era muy fácil de hacer que digamos. Es posible que las almas Aunicas o las almas de los mortales viajen a Aetherius para la otra vida, pero llevar a un ser vivo no es muy fácil que digamos. Esto hizo que Edzard se diera cuenta de algo.
"Espera, ¿Cómo estoy aquí si no estoy muerto?"
"Eso es fácil de responder, he traído aquí parte de tu alma junto con tu conciencia. El resto de tu alma está en Nirm, una vez que acabe esta charla ambos fragmentos se volverán a unir y estarás como si nada hubiese pasado."
Edzard puso los ojos en blanco. Akatosh lo decía como si fuese lo mas normal del mundo.
"Entonces, ¿Quién inicia?" preguntó Edzard.
Akatosh y Emeric se miraron un momento. Hasta que Emeric decidió comenzar.
"Dime, Edzard, ¿Sabes por que tu prometida puede usar magia de Nirm?"
"Ni idea." respondió Edzard con los ojos en blanco. Él había tratado de encontrar una respuesta a eso, pero no la había encontrado. Así que decidió rendirse y dejarlo como un misterio misterioso.
"Eso es fácil de responder." dijo Emeric llamado la atención de Edzard. "Ella es la tataranieta de mi hermano. Es decir, mi sobrina-tataranieta."
Si Edzard estuviera bebiendo algo ahora lo habría escupido, pero simplemente se quedó en shock con la mandíbula descolgada.
"¿Cómo que tu sobrina-tataranieta?" preguntó Edzard aun sin creer lo que acaba de escuchar.
"Si. Ella es la hija del bisnieto de mi hermano. El mocoso ese usó magia de sombras y acabó en otro mundo."
"Pero si eso es cierto. Entonces el tiempo se mueve a diferentes velocidades en ambos mundos." dijo Edzard mientras pensaba en las consecuencias de este descubrimiento.
"Eso no es cierto." habló Akatosh llamando la atención de Edzard.
"¿A qué te refieres?"
"Pues, es sencillo. El tiempo en ambos mundos se mueve a igual velocidad."
"Entonces, ¿cómo es que el padre de Asia acabo apareciendo tan adelante en el tiempo?"
"La magia de las sombras es muy volátil e impredecible." contestó Akatosh. "Si uno entra por un punto determinado del tiempo, es posible que al salir lo haga en otro periodo de tiempo."
"Entonces eso quiere decir…" comentó Edzard; sin embargo, no pudo continuar.
"Que si usas magia de sombras es muy posible que termines en el futuro." interrumpió Akatosh a su hijo menor.
Edzard simplemente se quedó ahí sentado sin hacer nada. Estaba atónito y la desesperanza comenzaba a crecer en su interior, pues esta respuesta le había caído como un balde de agua fría.
"Sin embargo. Es posible usarla de forma segura." dijo Akatosh.
Edzard se animó al oír eso. "¿Cómo?"
"Si usas una grieta espacio-temporal ya abierta como base del portal." respondió Akatosh. "¿Sabes a cuál me refiero?"
Los ojos de Edzard se abrieron con sorpresa y comenzó a sonreír. "La grieta que está en la garganta del mundo."
"Bingo. Tenemos un ganador." dijo Akatosh con una sonrisa.
Edzard comenzó a sonreír y a planear en su mente el cómo hacer el viaje. Pero fue sacado de sus pensamientos cuando Emeric habló.
"Lamento interrumpir. Pero podemos centrarnos en la razón de nuestra presencia aquí."
"Cierto. Lo había olvidado." dijo Akatosh antes de asentir a Emeric. "Haces los honores."
"Muy bien. Escucha Edzard hay una razón por la que estoy aquí." dijo Emeric mirando a Edzard. "La verdad es que tú eres mi descendiente."
"¡Ehh!" gritó Edzard. "¿A qué te refieres?"
"Edzard eres mi descendiente por línea materna." contestó Emeric sorprendiéndolo. "Es decir. Que tu madre es mi descendiente."
"Es quiere decir que Asia y yo somos parientes." esa era la conclusión a la que había llegado Edzard.
"Si. Asia es tu tátara- tía. Aunque tranquilo, la distancia de sangre es tal que su unión no se puede considerar incesto."
"Pero cómo es posible, se dice que la dinastía de Cumberland se extinguió a finales del 780 de la segunda era."
Emeric simplemente suspiró. "Edzard, el padre de Asia no fue el único que uso magia de sombras ese día."
"Espera… me estás diciendo lo que creo que me quieres decir." dijo Edzard tratando de comprender lo que pasaba.
"Si, Edzard, tu madre también vino del pasado."
"Pero, ¿Por qué hizo eso?"
"Tu madre estaba comprometida con el padre de Asia. Pero gracias a que ambos se habían criado juntos, se consideraban hermanos." Respondió Emeric.
"¿Usaron magia tan peligrosa solo para escapar de un matrimonio arreglado?"
"Si, pero ambos también querían escapar de las cargas de la nobleza. Por eso el padre de Asia y tu madre decidieron usar magia de las sombras para huir de Nirm. Pero solo Marcoryan viajo a otro mundo, tu madre Selene viajo al futuro."
Edzard se quedo pensando un momento lo que acaba de escuchar. Aun no podía creer que su madre y quien sería su suegro eran familia. De hecho, saber que Asia era su familia aun lo tenía atónito.
"Entonces, ¿me estas diciendo que Asia y yo somos nobles?"
"En cierta parte si, tienen sangre de noble, pero no tienen los títulos. Asia seria por derecho de nacimiento una pretendiente para el ducado de Alcaire."
"¿Y yo?"
"Tu serias un pretendiente para el trono de Wyrest."
Edzard simplemente miró a su recién descubierto ancestro hasta que comenzó a reírse.
"¡Ja, ja, ja!" la risa de Edzard era estruendosa.
Emeric y Akatosh miraron a Edzard sin entender por qué este se reía.
"Hijo, ¿Por qué te ríes?" preguntó Akatosh.
"Es que esto es muy irónico. Primero algunos intentan ponerme la corona imperial, pero mi origen plebeyo lo evita. Sin embargo, ahora descubro que no soy un plebeyo." Respondió Edzard una vez que se calmó. "Pero ahora que se esto, solo se lo diré a las personas en las que confiaría mi vida. Si esto se sabe podría causar una guerra civil en el imperio. Y eso es lo último que quiero ahora."
Emeric miró a Edzard y sonrió. A pesar de ser tan joven su descendiente era alguien que pensaba mucho en las consecuencias de sus acciones.
"Lord Akatosh, ya puede hablar usted." Dijo Emeric.
"Seguro, ¿No quieres preguntarle nada mas o contarle otras cosas?"
"No. Vine para tomar la medida a mi descendiente." respondió Emeric mirando a Edzard. "Y si soy sincero, me ha sorprendido para bien."
Edzard sintió un gran orgullo al escuchar eso.
"Ya veo, bueno. Edzard, dime, ¿sabes cómo nacen los Dovahkiin?" preguntó Akatosh.
Edzard negó con la cabeza. Ese era un tema muy discutido y que causaba mucha confusión.
"Los Dovahkiin nacen cuando yo le implanto el alma de un dragón a un bebe, esto junto con mi sangre. Pero supongo que eso ya lo sabes verdad."
Edzard asintió, eso era lo más aceptado. "Si, lo sé. Pero, ¿Qué tiene que ver eso conmigo?"
Akatosh suspiró y miró al cielo antes de volver a ver a Edzard. "Edzard, tu no estabas destinado a ser un Dovahkiin."
Esa respuesta dejó a Edzard helado.
"¿Qué quieres decir?" preguntó Edzard.
"La persona que iba a ser el Dovahkiin tendría casi treinta años hoy, pero lamentablemente, él murió cuando tenía catorce años."
Edzard estaba sorprendido, pero su mente comenzó a funcionar a mil por hora. Hasta que finalmente entendió lo que pasaba. Al morir el candidato que iba a ser el último Dovahkiin, el mundo estaba condenado a caer gracias a Alduin.
"Entonces, ¿Por qué soy el Dovahkiin?" preguntó Edzard, pues la duda ahora lo carcomía.
"Cuando murió ese candidato, comencé a buscar a quien podría reemplazarlo, pero no encontré a nadie. Así que cuando estuve por desesperar escuché los rezos de una mujer que pedía que su hijo no nato no muera." respondió Akatosh. "Edzard, ¿te has preguntado alguna vez por qué no tenías hermanos?"
Edzard abrió los ojos. Es verdad que nunca lo había pensado, pues era muy joven en aquel entones, pero ahora…
"Ed, Cuando estuviste en el vientre de tu madre casi mueres porque tu cuerpo no podía soportar tu propio poder. Y cuando naciste, tu poder mágico fue tan grande que dejó estéril a tu madre."
Edzard estaba asombrado por eso, también comenzó a sentirse triste y culparse a sí mismo por eso. Pero se asombró cuando sintió que alguien le ponía una mano en el hombro. Girando la cabeza pudo ver a Akatosh y Emeric, ambos le dijeron que no debería culparse por nada. Akatosh incluso le mostró cómo su madre había llorado de emoción cuando él nació y cómo no le había importado no poder tener más hijos.
Después de ese momento, Akatosh decidió continuar la conversación. Le dijo por qué lo habían elegido.
"¿Entonces me elegiste para salvarme?"
"Si y no."
Edzard levantó una ceja en confusión.
"Lo único que hice fue ganarte tiempo de vida. Si las cosas hubiesen seguido un curso natural, hubieses muerto a los veinte y tantos años."
'Entonces no viviré para ver a mis descendientes formar sus propias familias' pensó con tristeza Edzard.
"Sin embargo, hay buenas noticias."
Las palabras de Akatosh llamaron la atención de Edzard. "¿Qué quieres decir?"
"Cuando absorbiste esa pequeña parte del alma de Alduin, iniciaste un nuevo camino para ti. Este camino te permitirá vivir."
Edzard suspiró y sonrió. Al parecer, no tendría que comenzar a escribir ya su testamento.
"Muy bien. Edzard dime todo lo que sabes sobre Mannimarco." dijo Akatosh llamando la atención de su hijo.
"Se lo que sabe todo el mundo." dijo Edzard con una mano en la barbilla.
"Ya veo. Parece que tendré que contarte muchas cosas." dijo Akatosh.
Entonces, Akatosh comenzó a contra todo sobre Mannimarco. Sobre cómo casi había alcanzado la apoteosis cuando sucedió la deformación del oeste. Como Mannimarco había usado un artefacto de gran poder; sin embargo, su ascensión a la divinidad se vio frustrada por el propio Akatosh. Después de todo, la deformación del oeste es una Dragón Break y Akatosh se encargaba de cerrarlas.
"Así que déjame entender. Cerraste la Dragón Break en la cara de Mannimarco evitando así su ascensión completa." comentó Edzard con una sonrisa.
"Si. Por eso es que te ha capturado." dijo Akatosh.
Edzard inicialmente no entendía, hasta que por fin entendió lo que pasaba. "Él quiere usarme para crear una nueva Dragón Break."
"Si, quiere usarte como catalizador para completar su ascensión como un dios"
"Ya veo, pero, ¿Por qué me necesita exactamente? ¿Es por qué soy un Dovahkiin?"
"No. Bueno sí. La verdad es que es más complicado que eso." dijo Akatosh. "Tú eres un héroe de los pergaminos antiguos. Tu potencial es abrumador y si le sumamos tus anormales reservas de magia."
"Eres una bomba andante de poder." habló serio Emeric. "Pero no solo tú eres un héroe. También desciendes de uno."
"¿Eh?" dijo Edzard sin entender. "¿Qué quieres decir?"
"Ed. Uno de los ancestros de tu padre es el Héroe de Kvatch." Respondió Akatosh.
"Eso no me lo esperaba." dijo Edzard. "Pero, ¿Qué tiene eso que ver con conmigo?"
"Es muy fácil. Los descendientes de los héroes son más poderosos que los mortales promedio." dijo Akatosh. "Edzard, eres un héroe y también desciendes de otro héroe."
"Por ende, tú poder y tu potencial es enorme." terminó de decir Emeric.
"Entonces, dime algo Edzard." habló Emeric viendo Edzard. "Sabes lo que pasara si Mannimarco no es detenido ¿verdad?"
Edzard asintió. Él lo sabía. Si no detenía a Mannimarco era muy posible que el cumpliera su ambición; sin embargo, mientras pensaba en esto, se dio cuenta de algo.
"Por supuesto. Por eso los Thalmor estaban tan seguros de su victoria." lo dicho por Edzard había llamado la atención de todos los presentes.
"¿Qué quieres decir?" preguntó Emeric.
"Pues es fácil. Imagina que crean una Dragón Break y reescriben totalmente la guerra." dijo Edzard.
Tanto Akatosh como Emeric entendieron lo que Edzard decía. Si Mannimarco creaba la dragón break las victorias del Imperio habrían sido en vano.
"Sabes lo que tienes que hacer." habló Emeric con voz dura. Ya no estaba hablando como el ancestro de Edzard, sino como El Alto rey de Roca Alta.
"Si. Pero no sé cómo proceder."
"¿Por qué dices eso?" preguntó Emeric.
"Estoy atado con cadenas mágicas y hay una runa que drena constantemente mi magia y energía física." dijo Edzard. "Por lo tanto, no me es posible atacar. Eso sin contar de que tengo una espada clavada en el pecho."
"Es posible que puedas luchar si usas eso." comentó Akatosh, llamando así la atención de Edzard.
Edzard se quedó pensativo. Él sabía a lo que se refería Akatosh. Pero usar eso tendría un gran costo. Usar las versiones de una y dos palabras de aquel Thu'um lo había hecho padecer un dolor atroz. Así que, si usaba las tres palabras, era muy probable que quede inconsciente por quien sabe cuánto tiempo.
"Edzard, si usas las tres palabras de ese Thu'um obtendrás el poder suficiente para liberarte." Insistió Akatosh.
"Lo sé, pero no estoy seguro de querer pagar el costo. No sé cuánto tiempo me quedare inconsciente una vez que el efecto se disipe."
"Lo sé, hijo. Pero si quieres proteger todo lo que te importa, debes de usarlo."
Edzard simplemente suspiró y luego se dio una cachetada con ambas manos. No había tiempo para dudas. Tenía un deber que cumplir. Así que, se levantó de donde estaba sentado y miró a su padre y a su ancestro antes de sonreír.
Akatosh y Emeric sonrieron cuando vieron la determinación en los ojos de Edzard.
"Entonces, ¿Estás listo para volver?" preguntó Akatosh.
"Si, envíame de regreso a Nirm."
Akatosh asintió antes de levantar su mano y cargar un hechizo. Cuando lanzó el hechizo, Edzard sintió que su visión se volvía negra.
Mannimarco había estado muy ocupado mientras Edzard hablaba con Akatosh. Había drenado un poco de sangre de cuerpo de Edzard y luego la había unido mágicamente a dos collares.
Estos collares tenían gemas de alma especialmente diseñados para funcionar como falsos amuletos de reyes. Es decir, que estos amuletos le permitirían crear una nueva Dragón Breaker. Suspirando, invocó a un familiar de forma de ave y le dio un collar. El ave tomó vuelo y se dirigió hacia el oeste.
Él estaba asombrado, la cantidad de magia que le había robado a Edzard era tan basta que era como si hubiese drenado a más de cien Altmer.
"Realmente eres un ser extraordinario. Tanta magia en un cuerpo mortal." Dijo Mannimarco mientras retiraba su espada del cuerpo de Edzard. Había dejado la espada ahí para que de esta goteara la sangre que necesitaba.
En el momento en que la espada salió del pecho de Edzard, una gran cantidad de sangre comenzó a fluir de la herida.
'Esto es un adiós, hijo de Akatosh. Muere sabiendo que al final fuiste útil para mi propósito.'
Mannimarco estaba a punto de irse del lugar, pero se detuvo cuando vio como una luz dorada curaba las heridas de Edzard.
'Ya veo, así que tienes la habilidad «evadir muerte»' Pensó Mannimarco.
La habilidad «evadir muerte» es una habilidad muy difícil de conseguir. Esta habilidad le permite al usuario, tal y como lo dice su nombre, evadir la muerte. Lamentablemente esta habilidad tiene un tiempo de reutilización muy alto, esto se debe a que almacena de forma pasiva parte de la magia del usuario y cuando se activa termina por usar toda la magia acumulada, esto hace que demore mucho tiempo en volver a estar cargada. Esta habilidad se activa de manera pasiva, por lo que solo se activa cuando el corazón del usuario se detiene por unos momentos.
Cuando Edzard volvió a abrir los ojos vio que seguía en la torre de Cristal y frente a él estaba Mannimarco. Así que comenzó a jalar de las cadenas que lo sostenían
"Vaya sí que eres resistente. Una persona normal ya estaría muerta." dijo Mannimarco con una sonrisa cruel en su rostro al ver a Edzard despertar. "Pero es inútil que sigas luchando. He obtenido gran parte de tu poder. ¡Ya has perdido!"
"¿Qué has robado gran parte de mi poder? ¿Qué ya he perdido?" dijo Edzard en un susurro mientras comenzaba a levantar la vista y se preparaba para lo que estaba por hacer. "¿Y quién lo decidió?"
"¡MUL! ¡QAH! ¡DIIV!" el gritó de Edzard hizo estremecer toda la sala. Y con una gran cantidad de fuerza bruta terminó por romper las cadenas que lo aprisionaban. "Yo… soy… el que decide."
Cuando Edzard dijo eso, creo una gran explosión con la poca magia que aún tenía. Esta explosión mágica envolvió por completo la sala, destruyendo la runa que había en el suelo. Mannimarco usó una barrera para protegerse y cuando el humo se disipo vio algo que le helo la sangre.
Ahí frente a él, estaba Edzard, pero lucia diferente. Aún mantenía su armadura, pero sus ojos habían cambiado, ahora eran dorados y emitían un brillo similar a una estrella. Su rostro tenía escamas negras y tenía dos cuernos en su cabeza. Pero lo más impactante fue el par de alas draconianas de color negro que había en su espalda.
"Entonces, Mannimarco. Empezamos." dijo Edzard con voz fría.
"¡No te creas mucho solo por liberarte de las cadenas!" gritó Mannimarco mientras lanzaba un centenar de lanzas de hielo.
Edzard vio llegar las lanzas de hielo y las esquivó mientras se abalanzaba contra Mannimarco. El cual fue tomado por sorpresa cuando vio a Edzard aparecer frente a él.
"¡GAAN! ¡LAH! ¡HAAS!" gritó Edzard creando una onda de poder color purpura que impacto de lleno en Mannimarco.
Mannimarco sintió su poder disminuir cuando fue alcanzado por el Thu'um de Edzard. "¿Qué es esto?"
"Este es el poder de mi Thu'um." contestó Edzard para luego dar una potente patada a Mannimarco, enviándolo a volar hacia uno de los pilare que había.
Edzard caminó hasta donde había caído Mannimarco. Cuando estuvo frente al cuerpo, varios zarcillos de magia purpura comenzaron a surgir del suelo. Estos zarcillos se abalanzaron contra él. Así que rápidamente saltó para evitar ser empalado por ellos. Al ver que los zarcillos lo seguían, Edzard movió sus alas y comenzó a volar para esquivarlos.
Edzard estuvo esquivando el hechizo por unos minutos, hasta que se dio cuenta de que ya no lo perseguían. Deteniéndose, miró su alrededor y ahí pudo ver que que estaba encerrado por varias runas que flotaban sobre él.
"¡Se acabó Dovahkiin! ¡No podrás resistir un ataque como este!" gritó Mannimarco mientras hacía que las runas desataran un verdadero bombardeo de hechizos.
"¡FEIM! ¡ZII!" gritó Edzard y así se volvió etéreo. Los hechizos comenzaron a atravesarlo como si el no estuviese ahí.
"¡WULD! ¡NAH!" gritó Edzard.
El Thu'um le permitió a Edzard aparecer frente a Mannimarco. Aprovechando esto, le dio un golpe y lo envió volando, pero Edzard no se detuvo ahí, voló en dirección a donde lo había enviado y comenzó a golpearlo mientras lo enviaba hacia el cielo. Una vez que estuvieron a unos treinta metros en el aire, Edzard le dio una patada de hacha a Mannimarco, lo que lo envió a estrellarse contra el suelo.
Mannimarco estaba que se levantaba lentamente. Había podido sobrevivir gracias a la armadura encantada que tenía. Y cuando levantó la vista y vio a Edzard volando como si nada, una gran ira comenzó a apoderarse de él.
'Ese maldito hijo de Akatosh.' pensaba mientras apretaba sus dientes. "¡Maldito hijo de Akatosh!"
Después de gritar, Mannimarco descartó su bastón y convocó un hacha.
Edzard vio esa hacha y su nariz captó un olor peculiar.
'Ese olor es similar a…' pensó Edzard. Sus ojos se abrieron cuando reconoció ese olor. Ese era el olor del encantamiento que poseía el hacha que casi lo había matado. Entonces, Edzard finalmente entendió que quien había armado a esos vampiros con un arma especialmente diseñada para matarlo había sido Mannimarco.
"Tu… Maldito… elfo… de mierda." susurró Edzard con los dientes apretados.
Mannimarco vio que Edzard había reconocido el arma que tenía y sonrió. "Oh, te has dado cuenta. Sí, es como piensas fui yo quien armó al orco con el arma para matarte. Y sabes que más he hecho…"
La ira comenzaba a aumentar en Edzard con cada palabra que decía Mannimarco.
"Envié un ejército a matar a tu maldita familia." después de decir eso, Mannimarco juntó gran parte del poder que le había robado a Edzard y fortaleció su cuerpo hasta sus límites. Y usando magia de levitación, se lanzó a grandes velocidades contra Edzard.
Cuando Edzard escuchó eso, terminó de enojarse. Así que usó telekinesis para hacer que sus espadas regresen a sus manos. Cuando tuvo sus armas, gruñó y se lanzó para interceptar a Mannimarco. Una vez estuvieron frente a frente comenzaron a intercambiar golpes. Espada se enfrentó a espada y mandoble se enfrentó a hacha. Y así comenzaron un baile mortal por los cielos. Este baile continuo durante un rato, pues ambos se neutralizaban entre sí; sin embargo, Edzard había comenzado a tomar la delantera.
"¡GAAN! ¡LAH! ¡HAAS!" gritó Edzard recuperando así más de su poder.
Mannimarco comenzó a sentí la presión de luchar contra alguien que podía usar magia sin necesidad de magicka.
"¡SU! ¡GRAH! ¡DUN!" gritó Edzard haciendo que sus armas fueran más veloces.
Aprovechando su velocidad de ataque mejorada. Edzard comenzó a presionar a Mannimarco y lo obligó a estar a la defensiva. Y en un momento dado logró aterrizar un gran golpe con su espada en el pecho del Altmer; sin embargo, la armadura de hierro meteórico aguantó muy bien y no cedió ante el golpe. Pero Mannimarco no salió indemne, pues sentía sus costillas rotas.
"¡Aghh!" gritó Mannimarco mientras escupía sangre. Unos momentos después, una luz purpura lo envolvió y curó sus heridas.
"¡Nunca podrás atravesar mi armadura!" gritó Mannimarco confiando en que su armadura pudiese para todo lo que Edzard le lanzase. Y sonriendo, comenzó a convocar un ejército de muertos vivientes.
Edzard miró a los esqueletos que habían aparecido. Estos estaban armados con arcos y flechas. Rápidamente tomó aire y gritó. "¡DIIL! ¡QOTH! ¡ZAAM!"
Y después de gritar, del suelo comenzaron a aparecer varios esqueletos armados con espadas. Estos se abalanzaron contra los esqueletos que convocó Mannimarco. Después de ver esto, Edzard se abalanzó contra Mannimarco.
Mannimarco estaba frustrado. Había estado tan cerca de cumplir su objetivo. Pero como la primera vez, fue detenido por alguien con sangre de Akatosh. La primera vez que lo intentó, el propio Akatosh lo impidió y ahora su maldito hijo lo estaba deteniendo. Dejando caer sus armas, voló rápidamente sobre Edzard y se preparó para lanzar un gran hechizo usando el falso amuleto de los reyes que había creado. Concentró la mayor parte del poder que le había robado a Edzard en el amuleto y comenzó el hechizo.
Cuando Edzard vio el hechizo, se sorprendió al ver la gran cantidad de magia que estaba usando Mannimarco. Si bien la cantidad de magia que le había robado Mannimarco era absurdamente grande, no llegaba a la cantidad que emitía el artefacto.
El poder robado de Edzard resonó junto con las almas de los Altmer que habían sido cosechadas para la creación del amuleto y con todas las almas de los soldados imperiales que lucharon en la primera gran guerra que sirvieron como combustible para refinar el amuleto. Todo ese poder comenzó a juntarse y comenzó a desgarrar el propio tejido de la realidad de Nirm.
Edzard se llevó una mano a la cabeza. No sabía que pasaba, pero se sentía raro. Era como si no supiese en que momento del día estaba. Era como si el propio tiempo dejase de existir.
Por fortuna, Edzard salió de ese aturdimiento cuando escucho el sonido de una campana.
'¿Qué sucede?' pensó Edzard cuando sintió que el viento amainaba.
Sus ojos se abrieron cuando escuchó el sonido del metal chirriando y desenrollándose.
Edzard intentó hablar, pero no pudo. Ya que desde el cielo descendieron varias cadenas de tan negras como el cielo sin luna y estrellas. Estas cadenas se estrellaron ontra el suelo de la torre de cristal.
'Esas… esas… son…' pensaba Edzard preocupado. Ya que había reconocido esas cadenas. Esas cadenas aparecían en los libros de historia que había en la biblioteca del Colegio de Hibernalia. Esas cadenas formaban parte de un ancla negra. Un artefacto que no se había visto desde la guerra de los tres estandartes en la segunda era.
"¡Mannimarco! ¡Maldito elfo de mierda!" gritó Edzard con enojo. Ya que, en el cielo, al final de las cadenas había un portal.
Dicho portal mostraba una tierra estéril.
"¡Ja, ja, ja!" reía Mannimarco en forma demencial. "¡Perdiste, Dovahkiin! ¡Ni siquiera tú puedes enfrentarte solo a un ejército de daedras!"
Cuando terminó de gritar, en el suelo comenzaron a aparecer cientos de daedras.
Edzard apretó los dientes. Tenía que pensar rápido, caso contrario era muy posible que legiones de daedras comenzaran a aparecer, lo que causaría estragos en todo Nirm. No solo eso, con cada momento que pasaba, sentía como su conexión con las corrientes del tiempo iba disminuyendo. Eso solo significaba que una nueva Dragon Break estaba que comenzaba a formarse.
'Maldita sea. Vamos Edzard, piensa. ¿Cómo mierda destruyo a tantos daedras? No es como si pudiese hacer llover meteoritos.'
Al momento de terminar de pensar eso, Edzard sonrió.
La sonrisa de Edzard había hecho que Mannimarco se pregunte que estaba planeando.
Edzard vio a los daedras y tomando aire, gritó. "¡STRUN! ¡BAH! ¡GOLZ!"
El cielo despejado que no había sido cubierto por el ancla negra se nubló. No se escucharon truenos, pero de la nada comenzaron a caer bolas de fuego del tamaño de un mamut . Estas bolas de fuego eran meteoritos, los cuales comenzaron a caer sin cesar sobre los Daedra y sobre el ancla negra. De esta manera los daedras comenzaron a morir y el ancla comenzó a mostrar daños físicos.
"¡No! ¡Esto no debería estar pasando!" gritó Mannimarco al ver como el ejército Daedra era diezmado mientras aparecía.
"¡Se acabó Mannimarco!¡Ya perdiste!" gritó Edzard, enfundando su mandoble.
Edzard sabía que debía de destruir el ancla negra, y debía de hacerlo rápido. Así que se decidió a usar un Thu'um que había creado anteriormente. Tomó su espada con ambas manos y tomó una bocanada de aire.
"¡YOL! ¡ZAHKRII! ¡VEY!" gritó Edzard mientras se creaba una gran cantidad de luz en su espada.
La luz hizo que la hoja de hueso dragón comenzara a ponerse tan roja como la lava de la montaña roja. Edzard sentía una gran cantidad de poder surgir de su espada. Así que levantó su arma y de un tajo horizontal liberó el poder de la espada. De la hoja surgió una gran explosión de fuego la cual se dirigió hacia Mannimarco, dividiendo tanto al Altmer como a las cadenas que unían el ancla negra con Nirm.
El portal comenzó a disiparse al perder su ancla al mundo mortal y a quien lo mantenía abierto.
"Se terminó." susurró Edzard mientras aterrizaba en lo que quedaba de la torre de cristal. Y mirando a su mano pudo ver lo que quedaba de su espada, al parecer, el poder de este Thu'um la había hecho añicos. Igual que lo que quedaba de la torre de cristal, ya que, gracias al ancla negra y la lluvia de meteoritos, no quedaba más que cráteres.
Caminando lentamente, se acercó a lo que parecía ser una puerta secreta y de una patada la abrió. Una vez que estuvo dentro, se sorprendió cuando vio varias piezas de diferentes minerales, además de que había unas cuantas esferas de color azul claro. También había una gran cantidad de lingotes de oro y plata, además de montañas de joyas.
'Hierro meteórico, Aetherium, Adamantium y Mithril. Parece que encontré un gran tesoro.' pensó divertido Edzard mientras tomaba todos los objetos y los ponía en una bolsa. Cuando salió de la sala se encontró con la mitad superior de Mannimarco. Agachándose, tomó lo que pudo de la armadura del Altmer y también la guardó. suspirando miró al cielo.
"¡OD! ¡AH! ¡VIING!" gritó Edzard y esperó a que llegara el dragón.
"Dovahkiin." dijo Odahviing cuando llegó, dando un suspiro cuando vio el estado de Edzard. "Te ves terrible. He visto a varios de tus camaradas imperiales cabalgar con prisa hacia acá."
"Lo sé." contestó Edzard con una sonrisa cansada. "¿Puedes hacerme un favor?"
Odahviing asintió.
Edzard sonrió ampliamente al dragón. "Podrías llevar esta bolsa al castillo de Volkihar."
"Está bien. ¿Pero qué hay de ti?" preguntó Odahviing preocupado por su hermano.
"No te preocupes solo necesito descansar."
Odahviing asintió y levantó vuelo. Cuando Edzard lo vio perderse en las nubes, suspiró y sintió como su trasformación se terminaba.
"¡Aghhhh…!" gritó Edzard, pues el dolor era insoportable. Sentía sus huesos romperse y curarse al mismo tiempo, también sentía que su temperatura corporal comenzaba a aumentar.
Él sabía era muy probable que esté inconsciente durante varios días, pero lo que no sabía era que el dolor era causado porque su cuerpo comenzó a mutar para adaptarse mejor a su nuevo poder. Con mucha dificultad se sentó y se apoyó sobre uno de los escombros, y esperó. Cuando la inconsciencia lo reclamaba, pudo ver a Hadvar y a varios legionarios llegar.
'Chicos, parece que todo depende de ustedes.' Pensó Edzard mientras dejaba que la oscuridad lo reclamase.
Y así termino esta batalla. La batalla de los Archimagos como se le conocería en el futuro. La batalla que termino de allanar el camino para la batalla final contra los Thalmor y la batalla que evitó que se abriera una nueva ancla negra en Tamriel. Una batalla que había plantado la semilla de un futuro conflicto entre mundos. Y ese mismo día se había escrito la penúltima página de las hazañas de Edzard en Tamriel. O talvez no….
Nota de autor:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
En este capitulo se ha mostrado parte del linaje del que proviene Edzard. Originalmente había planeado que se reencuentre con sus padres, pero decidí cambiar eso. También aquí decidí dar la identidad del padre de Asia, también quiero decir que Asia ya puede considerarse una oCC. Ya que su personalidad cambiara ligeramente gracias al tiempo que ha pasado en Tamriel.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar, o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
