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Capítulo 19
— Mientras quede un ápice de vida en mi cuerpo. ¡Jamás te dejare tocar a mi familia, Cyrelas! —
Roland 194 C.E
Luego de atravesar el portal, Edzard y Asia aparecieron en una especie de espacio hecho de luz multicolor.
"¿Dónde estamos?" preguntó Edzard viendo todo muy confundido.
"No lo sé." Respondió Asia igual de confundida que Edzard.
Mientras ambos no sabían dónde estaban, Marie miraba muy asombrada los colores del lugar.
Sin tener idea de donde estaban, Edzard decidió volar en una dirección aleatoria. Mientras volaba, él y Asia intentaban encontrar una forma de salir de ahí. Edzard sentía que habían estado en ese lugar por horas, pero sabía que no era verdad, ya que Asia podía mantener el poder de su sacred gear por dos horas. Así que, si hubiesen estado en este lugar tanto tiempo, ella ya no tendría su poder activo.
Mientras volaba, un olor peculiar llegó a las fosas nasales de Edzard. Y ese olor era algo que conocía muy bien, ya que lo había olido muchas veces en el pasado.
"Dragón." Dijo Edzard mientras escaneaba con la vista el lugar, buscando al dragón que había olido. Sus ojos casi se salen de sus cuencas cuando vio al enorme dragón rojo que volaba hacia ellos.
¡Roaarrr!
El rugido del dragón hizo que un escalofrió subiese por la espalda de Edzard. esto se debía a que el poder del dragón estaba al mismo nivel que el poder de Akatosh.
Edzard no perdió tiempo y comenzó a volar en dirección contraria a la que volaba el dragón.
El dragón comenzó perseguirlos cuando vio que comenzaban a huir. Al ver esto, Edzard aumentó mucho se velocidad para tratar de ganar distancia, sin embargo, fue en vano, pues el dragón los estaba alcanzando rápidamente.
"¡WULD! ¡NAH! ¡KEST!" gritó Edzard.
El grito de Edzard hizo que pudiesen alejarse del dragón.
El gran rojo estaba asombrado por lo que estaba pasando en la brecha dimensional. Primero, estaba tranquilamente dando volteretas por ahí cuando sintió como una presencia se hacía presente en la brecha, inicialmente lo había ignorado, pero al sentir el poder de un dragón sus instintos territoriales se activaron y fue a votar al idiota que se metía con su hogar. Segundo, el «dragón» que sentía era fuerte, lo suficientemente fuerte como para plantarle cara a ciertos dragones que conocía. Lo que también le llamo la atención fue que ese dragón tenía forma humanoide.
Cuando vio a la chica en sus brazos y a la niña, supo que ellos eran su pareja y su cría respectivamente. Como estaba aburrido, decidió perseguirlos para poder así reírse un momento.
La persecución fue tal y como esperaba por unos momentos. Pero cuando estuvo a pocos metros de alcanzarlos, el dragón humanoide gritó algo en un idioma que no reconoció. Ese gritó hizo que se alejaran de él. Sintiendo su orgullo herido, decidió aumentar la velocidad para alcanzarlos y que se conviertan en su cena.
Edzard estaba que trataba de mantener la distancia con el gran dragón rojo que lo perseguía, pero sabía que no podría. Su mente iba a más de mil por hora para tratar de encontrar una manera de escapar de allí. Sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Asia le jaló de la camisa.
"Ed, ya no puedo aguantar mucho tiempo más." dijo Asia mientras sudaba por el esfuerzo que realizaba para mantener su sacred gear activo.
"¿Alcanzaste tu tiempo límite?" preguntó Edzard preocupado mientras seguía volando.
"No. Pero… este… lugar… me… está… quitando mucha más… energía de lo que… normalmente necesitaría para mantenerlo activo." respondió Asia con dificultad.
Edzard comenzó a preocuparse, pues no sabía cómo reaccionaría esta dimensión ante su presencia. De lo poco que había logrado estudiar de la magia de las sombras, sabía que algunas dimensiones podrían no ser aptas para la vida normal. Si esta dimensión era de ese tipo, bueno ellos podrían morir en el instante en que los poderes de negación de daño de Asia se acabasen.
'Piensa Edzard. Debe de haber alguna manera de salir de aquí.' Pensaba Edzard mientras seguía escapando del dragón. Mientras seguía pensando, logró recordar algo muy importante. 'Puerta, portal y mundo. Enserio, si que piensas en todo, Bormah.'
"Tranquila Asia. Ya sé cómo salir de aquí." dijo Edzard mientras se detenía y volvía a ver al dragón. "Pero primero hay que detener a esa lagartija con esteroides."
"¡JOOR! ¡ZAH! ¡FRUL!" gritó Edzard usando la mejor arma anti dragones que tenía. El desgarro de dragones.
El gran rojo estaba a punto de alcanzar a Edzard cuando una onda de color purpura impactó en su cuerpo. Al momento en que esa onda lo golpeo, sintió una gran cantidad de miedo, pues ese grito lo hizo sentir mortal, lo hizo sentir muy vulnerable.
"¡MIRAAK! ¡LOOK! ¡LEIN!" El grito de Edvard creó un portal en la brecha dimensional a través del cual se podía ver un cielo nocturno despejado con luna llena.
Sonriendo, Edzard volteo a ver al dragón que intentaba en vano volver a ponerse de pie. Según sus estimaciones, ese dragón estaría así de vulnerable unos segundos más. Así que sonriendo, decidió despedirse de la forma más madura posible. "¡Adiós, lagarto con esteroides!"
Después de gritar eso, Edzard atravesó el portal y se fue de la grieta dimensional. Si se hubiera quedado un momento más hubiese podido ver como una niña con ojos apagados miraba con interés lo que acababa de suceder.
En el cielo nocturno de la tierra se abrió un portal del cual salieron Edzard y Asia. el momento en que salieron fue preciso, ya que Asia cayó dormida por el agotamiento. Asia no era la única dormida, ya que Marie también estaba durmiendo plácidamente.
Edzard las miró y sonrió. Para no despertarlas, decidió volar lo más despacio que pudo. Voló por una hora hasta que encontró un buen lugar para aterrizar. El lugar elegido era un claro de un bosque cercano a una ciudad.
Luego de aterrizar lo más gentilmente posible, Edzard armó el campamento y dejó a Asia y Marie dormir en el interior de la carpa. Colocando una barrera, caminó para buscar leña para a fogata.
Edzard caminó por varios minutos hasta que encontró un buen árbol para talar. Tomando el hacha que llevaba, comenzó a derribar el árbol. Cuando el árbol estuvo en el suelo, Edzard comenzó a trozarlo. Luego ató los trozos de leña y los cargo en su espalda.
Mientras caminaba de regreso a su campamento, escuchó el sonido de una batalla.
"¿Debería ver que está pasando?" se preguntó mientras miraba en dirección de donde venia el sonido de la batalla. Negando con la cabeza, comenzó a retirarse, pero se detuvo cuando olió algo.
"Este olor…"
Después de decir eso, comenzó a correr en dirección de dónde venía el sonido de la batalla, ya que el dueño de ese olor se acercaba rápidamente a ese lugar. Cuando finalmente llegó, pudo ver a una chica con cabellos de color blanco con negro. La chica iba vestida con ropa ajustada de color negra con un abrigo encima. Además, usaba una espada que parecía estar hecha de luz. Ella estaba que se defendía muy bien de unos no muertos sin prestar atención a lo que se acercaba desde el norte.
El día de Lint había iniciado de forma normal. Había recibido órdenes para acabar con un grupo de no muertos que atormentaban a la población local. Así que tal y como se lo ordenaron, se había dirigido hacia el lugar donde se ocultaban estos no muertos. No habían sido tan difíciles de matar, ya que eran muy débiles, pero solventaban su debilidad individual con la fuerza de sus números. Lamentablemente para ellos, ella era un exorcista que estaba armada con armas para acabar con seres como ellos y para rematar tenía una gran cantidad de entrenamiento para usar esas armas de manera eficiente.
"Y ese fue el último." dijo Lint con voz cantarina mientras decapitaba al último no muerto que había.
Después de matar al último no muerto, desactivó su espada de luz y la guardó junto a su pistola en un bolsillo dentro de su abrigo de exorcista. Suspirando, tomó aire, para luego arrepentirse, pues le llegó el olor de los cadáveres en descomposición.
"Aghh. Qué peste." Dijo Lint haciendo una mueca por el olor.
Después de decir eso, comenzó a caminar para salir de este lugar y volver al vaticano a descansar hasta que le den nuevas órdenes. Sin embargo, cuando había avanzado unos cuantos metros, se escuchó un rugido que se acercaba hacia ella. Cuando giró en dirección hacia el rugido, sus ojos se abrieron.
"¡Un dragón!" gritó Lint en pánico cuando vio que un dragón volaba rápidamente hacia donde se encontraba. "¡¿Qué hace un dragón aquí?!"
El dragón aterrizó frente a Lint y abriendo sus fauces lanzó un poderoso aliento de fuego. Lint esquivó el ataque saltando hacia un lado. Cuando salió del rango de ataque, desenfundó su pistola y comenzó a disparar. Las balas rebotaban sobre las escamas del dragón sin hacerle ningún daño. El dragón entonces se paró sobre sus patas traseras y usando sus alas creo un fuerte vendaval, enviando a Lint a volar.
"¡Aghhh!" gritó Lint cuando terminó chocando contra un árbol, para luego caer de bruces contra el suelo. Su vista comenzó a nublarse mientras veía como el dragón se acercaba a ella.
Edzard había estaba viendo la pelea desde la rama de un árbol. De toda la batalla le había sorprendido la mini ballesta que lanzaba proyectiles mágicos. Aunque pudo notar que ese tipo de arma era inútil contra los dragones, ya que el dragón estaba ileso a pesa de recibir el impacto de varios de esos proyectiles. Cuando vio que el dragón mandaba a volar a la chica usando sus alas, decidió que debía de intervenir. Extendiendo su mano derecha, lanzó una descarga de rayos contra el dragón.
El dragón recibió el hechizo de golpe y fue enviado hacia atrás. Sacudiendo la cabeza, miró hacia quien había osado entrometerse. Al ver a Edzard, el dragón abrió las fauces y lanzó su aliento de fuego.
Edzard vio el aliento acercarse, por lo que rápidamente gritó.
"¡FO! ¡KRAH! ¡DIIN!"
El grito de Edzard se transformó en una onda de hielo, la cual impactó con el aliento del dragón, neutralizándolo.
El dragón miró a Edzard desconcertado, ya que era la primera vez que veía a un humano lanzar un ataque de aliento como un dragón. Sintiendo su orgullo como dragón herido, rugió y se abalanzó contra Edzard.
Al ver al dragón abalanzarse contra él, Edzard extendió su mano y usando magia de conjuración convocó una espada. La espada era, a simple vista, una katana, pero si uno ve de cerca puede ver pequeños relámpagos que recorren la hoja. Esta es una espada que Edzard encanto usando el encantamiento de la legendaria azotes de dragones. La espada original está en el Templo de Refugio Celestial a cuidado de Esbern. Mirando su espada, Edzard sonrió y cargó contra el dragón.
El dragón detuvo su carga cuando comenzó a sentir miedo al ver la espada de Edzard, por lo que lanzó un aliento de fuego, el cual nuevamente fue neutralizado por el aliento de escarcha de Edzard.
Luego del choque de los ataques, Edzard continúo avanzando. Cuando estuvieron cara a cara, el dragón comenzó a atacar a Edzard con sus garras, pero el esquivaba los ataques de manera fluida. El dragón comenzó a desesperar y comenzó a atacar con más velocidad, pero eso hizo que dejara una apertura en su defensa. Edzard aprovechó esa apertura para saltar y con un rápido movimiento de su brazo cegó el ojo derecho del dragón.
"¡Roarr!" rugió el dragón cuando Edzard le cegó.
El dragón comenzó a entrar en cólera y comenzó a lanzar ataques de aliento a Edzard. Pero esto fue en vano, pues Edzard los esquivaba o se defendía de ellos usando custodias. A ver que sus ataques no funcionaban, el dragón comenzó a volar para poder retirase del lugar.
"¡Oh! ¡No! ¡No lo harás!" gritó Edzard mientras veía al dragón intentar huir volando. Tomando aire, gritó al cielo. "¡JOOR! ¡ZAH! ¡FRUL!"
El dragón que comenzaba a huir volando se sorprendió cuando ya no pudo volar y comenzó a caer rápidamente contra el suelo. Una vez que estuvo en el suelo aturdido debido al impacto, miró hacia el frente y pudo ver a Edzard corriendo hacia donde estaba el. Con pánico, abrió las fauces y lanzó un ataque de aliento a la desesperada.
Edzard vio venir el ataque de aliento y sonrió mientras extendía su mano izquierda y comenzaba a crear una custodia para defenderse. Cuando el aliento impactó en la custodia, Edzard podía sentir como el calor de las llamas lo envolvía, pero para él eso no era nada nuevo. Después de luchar contra tantos dragones, ya se había acostumbrado. Así que una vez estuvo lo suficientemente cerca, dio un gran salto y terminó aterrizando sobre la cabeza del dragón.
Al ver a Edzard encima de su cabeza, el dragón comenzó desesperadamente a tratar de sacárselo de encima, pero fue en vano, pues Edzard se mantenía sobre el sin caerse. Cuando el dragón dejó de forcejear con tanta fuerza, vio como una espada se dirigía a su ojo bueno.
Edzard usó todas sus fuerzas para clavar su espada a través del ojo del dragón hasta que estuvo seguro de que había llegado al cerebro. Y así fue, porque el dragón dejó de moverse cuando Edzard le atravesó el cerebro con la espada. Terminando así esta corta batalla.
Mirando el cuerpo del dragón, Edzard cerró los ojos y uso una habilidad que no le gustaba tanto usar. El cuerpo del dragón se movía mientras se convertía en energía mágica, la cual fue absorbida por Edzard.
Edzard parpadeó cuando recibió el poder del dragón, ya que no solo recibió su magia, sino que también recibió el conocimiento del dragón. Sonrió cuando aprendió que había podido llegar a la Tierra. Caminando, se dirigió hacia la chica que había luchado previamente con el dragón. Cuando llegó al lado de la chica, se agachó y verificó si tenía pulso. Soltó un suspiro cuando vio que si tenía pulso y que solo estaba desmayada. Así que rápidamente uso un hechizo de curación para sanar las pocas heridas que la chica tenía.
Ya más tranquilo al ver que la chica no estaba muerta, Edzard comenzó a verla bien. Su cabello era una mescla entre blanco y negro. Su atlético cuerpo estaba cubierto por una especie de traje ajustado de color negro. Edzard tuvo que desviar la mirada cuando vio que la ropa de la chica estaba rota en la parte superior, mostrando así sus modestos pechos. Suspirando, se quitó la camisa y la cubrió con ella.
Con la modestia de la chica cubierta, Edzard la cargó y la llevó hasta su campamento. Ya en el campamento, Edzard se puso otra camisa y sacando un saco de dormir, colocó a la chica a ahí. Luego de eso, comenzó a preparar una fogata y a cocinar un poco de comida para la chica y para él. No preparó comida para Asia y Marie porque ambas estaban bajo un hechizo de sueño. El había decidido usar ese hechizo para evitar que ellas sean descubiertas por la chica, ya que no sabía si era amiga o enemiga.
Lint comenzó a abrir los ojos mientras el olor de carne asada llegaba a su nariz. Levantándose, vio que frente a ella había una fogata y un joven que vestía una túnica con capucha con pantalones y botas, todas de color negro. No pudo ver su rostro, ya que tenía la capucha puesta.
"Veo que ya despertaste."
Lint se sobresaltó por la voz de Edzard y de un salto se puso de pie. Llevando la mano a su chaqueta, trató de buscar sus armas, pero se dio con la sorpresa de que no había nada.
"¿Estás buscando esto?"
Lint levantó la vista y pudo ver que el joven sostenía su pistola y espada.
Al ver sus armas, Lint se lanzó contra Edzard para tratar de arrebatarle una. Cuando estuvo a escasos metros de él, ella comenzó a intentar darle un golpe. Lanzaba patadas y puñetazos lo más rápido que podía, pero no hacían efecto, ya que todos fueron esquivados. Escuchando un suspiro, vio al joven desaparecer y aparecer frente a ella e inmovilizarla contra el suelo. Lint intento forcejear y liberarse, pero al final no pudo.
"No quiero hacerte daño. Así que tranquilízate y hablemos como seres civilizados."
Lint sintió que las palabras del joven contenían sinceridad, por lo que dejó de forcejear. Momentos después, el joven dejaba de inmovilizarla. Una vez liberada, Lint comenzó a estirarse. Luego volvió su vista hacia el frente.
"Ten. Toma."
El joven le arrojó su espada. Al tomarla, Lint lo miró confundida.
"Te la entrego como signo de buena fe."
Lint asintió.
"¿Quién eres?"
Al escuchar esa pregunta el joven comenzó a bajarse a capucha.
Lint se sonrojó cuando vio el rostro del joven frente a ella, ya que la luz de la luna acentuaba sus características físicas. Su cabello negro era corto y de aspecto desordenado con una pequeña trenza que caía por su flequillo derecho. Dicha trenza estaba entrelazada con una cinta azul y tenía una gema del mismo color en la parte final. Sus ojos verdes tenían pupilas en cruz trasmitían calma y serenidad.
"Un gusto conocerte. Mi nombre es Edzard Rolandson."
Después de presentarse, Edzard vio a la chica sonrojarse. En ese momento, sintió un dejavu, ya que sentía que había visto esa misma reacciona antes, pero no recordaba donde.
"Un gusto. Me llamo Lint." Dijo Lint.
"Ya veo. Es un bonito nombre." Dijo Edzard con una sonrisa.
Lint desvió la cara, ya que era la primera vez que le decían que tenía un nombre bonito.
"Tuviste mucha suerte, Lint. Ya que ese dragón solo te dejó algunas heridas superficiales."
Lint abrió los ojos al escuchar eso. Rápidamente se vio a sí misma y suspiró al ver que estaba sana. Pero comenzó a entrar en pánico cuando vio que tenía una camisa grande que cubría la parte superior de su cuerpo. Tomando su espada, la activó y apuntó con ella a Edzard.
"¿Qué me has hecho?" preguntó Lint con voz seria.
Edzard parpadeó unos momentos y luego entendió lo que sucedía. Sonrojándose, desvió la mirada, ya que recordó cómo se veían los pechos de Lint.
"Tranquila no te hecho nada. Simplemente te he puesto una de mis camisas porque tu ropa estaba rota."
Lint se llevó una mano a sus pechos y los tocó. Se sonrojó cuando vio que Edzard tenía razón. La parte superior de sus ropas de exorcista estaba destrozada.
"Yo... Yo..."
"Tranquila no tienes que intentar disculparte. De hecho, debería ser yo quien se disculpe, ya que te vi semi desnuda sin tu consentimiento."
El tenso ambiente fue roto por el sonido del estómago de Lint.
'Enserio, ¿Qué tienen en el estómago para que suene así?' pensó Edzard recordando como a Asia le sonaba igual el estómago cuando tenía hambre.
"¿Tienes hambre?"
"Si." Respondió Lint mientras desviaba la mirada avergonzada.
Edzard se levantó y tomó un cuenco con la comida que le había preparado a Lint con anterioridad.
"Ten. Pensé que podrías tener hambre luego de que despertaras, por lo que te prepare algo para que comas."
Lint tomó el cuenco y comenzó a comer.
"Gracias." dijo Lint una vez que termino de comer. "Y perdón por atacarte cuando te vi."
"Tranquila. No eres la primera persona que intenta matarme cuando me ve." dijo Edzard con tono despreocupado.
"Ya veo. Gracias también por curarme."
"No hay de qué." Dijo Edzard. "Por cierto, Lint. ¿puedo hacerte algunas preguntas?"
Lint asintió. Sentía que responder unas preguntas era una compensación muy pequeña por lo que Edzard había hecho por ella.
"¿Sabes dónde estamos?" preguntó Edzard mientras se rascaba la nuca.
Lint parpadeo y luego respondió. "Estamos en Rumania."
"¿Rumania?" preguntó Edzard confundido, ya que no conocía este lugar.
"Si." respondió Lint.
"¿Qué tan lejos estamos de Italia?" preguntó Edzard asustado, ya que se suponía que debían de aparecer en el mismo lugar donde Asia había vivido.
"Ummm. Casi a dos mil kilómetros." respondió Lint con una mano en el mentón. "¿Por qué preguntas?"
"Solo curiosidad." respondió Edzard desviando el tema. Habían aparecido muy lejos de donde se esperaba.
Lint miró a Edzard. "Edzard. ¿Tu podrías responderme algunas preguntas?"
"Claro. Pregunta lo que quieras."
"¿Qué sucedió con el dragón que me atacó?" preguntó Lint preocupada, ya que un dragón suelto podría causar muchos problemas.
"Tranquila. Maté al dragón. Así que no causara problemas."
Los ojos de Lint se abrieron en shock. "¿Cómo que lo mataste?"
"Si. Lo maté para evitar que te devore. No fue tan difícil la verdad."
"¡¿Cómo que no fue difícil?" gritó Lint. Matar a un dragón, sin importar el rango que este tenga era algo muy difícil.
"La verdad es que he matado a dragones mucho más poderosos que ese." Respondió Edzard recordando a los dragones de nivel legendario y anciano que había derrotado y devorado.
"Tu... tu..., ¿Eres un Cazador de Dragones?" preguntó Lint tartamudeando mientras apuntaba con su dedo a Edzard.
Edzard asintió, ya que eso era cierto. El era el cazador de dragones definitivo.
Lint miró a Edzard con asombro. Alguien de su edad era un cazador de dragones. Pero recordó algo muy importante.
"¿Cómo mataste a ese dragón?"
Edzard parpadeó y luego tomó su espada.
"Con esta espada." Dijo Edzard mostrándole a Lint su espada.
"¿Puedo?"
Edzard asintió al entender que Lint quería ver su espada.
Lint tomó la espada de Edzard y comenzó a verla detenidamente. Para ella la espada parecía simple en diseño, ya que no había grabados ni decoraciones excesivas; sin embargo, cuando desenfundo la espada pudo ver los pequeños rayos que surgían de la hoja.
"¿Dónde conseguiste esta espada?" Preguntó Lint.
"La forje yo mismo."
"¿Tú la forjaste?" preguntó asombrada Lint. Y como no podía estarlo, la forja de armas con propiedades para matar dragones era algo muy raro.
"Sí, todas mis armas las he forjado yo." dijo con orgullo Edzard.
Lint volvió a poner la espada en su funda y se la devolvió a su dueño.
"¿A qué facción perteneces?"
"¿Facción?" preguntó Edzard.
"Si. ¿A cuál de las tres facciones perteneces?" preguntó Lint, mirando fijamente a Edzard.
"A ninguna." respondió Edzard, ya que él sabía acerca de las tres facciones debido a que Asia se lo había contado hace mucho tiempo. "¿Tú a qué facción perteneces?"
Lint entrecerró los ojos mientras miraba a Edzard, ya que era muy raro que alguien con las habilidades que Edzard acababa de mostrar no haya sido contactado por alguna de las tres facciones. Sin embargo, decidió responder a su pregunta. "Soy exorcista, pertenezco a la iglesia."
'Muy bien. Esto es raro. Salvar a una niña de la iglesia es una cosa, pero dos, ya es raro. No sé por qué, pero realmente quiero golpear a Sanguine.' Pensó Edzard con los ojos en blanco mientras sentía como si el príncipe daédrico se estuviera burlando de él.
"¿Eres humano?" pregunto Lint, ya que los ojos de Edzard eran cualquier cosa menos los de un humano normal.
"Naa. Soy un semidiós dragón de otro mundo con el poder suficiente para destruir naciones enteras." dijo Edzard de manera tan casual que Lint casi se cae del asombro.
"¡Un semidiós!" gritó asombrada Lint mientras retrocedía lentamente.
"¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!" se rio Edzard mientras veía el terror en los ojos de Lint. "Tranquila, soy humano."
Lint comenzó a enojarse, ya que parecía que Edzard no tomaba esto en serio. Sin embargo, antes de que pudiese decirle algo, escuchó el sonido de una alarma. Levantado su mano, vio que su reloj marcaba las once de la noche.
"¡Ahhh! ¡Estoy llegado tarde! ¡Mi autobús sale en unos minutos!" gritó Lint desesperada al ver la hora.
"¿Autobús?" preguntó Edzard confundido.
"Si. Mi autobús para ir a la capital de Rumania sale en diez minutos. Si no lo tomo, no lograre llegar a tiempo para tomar mi vuelo."
"¿No puedes tomar otro mañana?"
"No. La iglesia no nos da tantos fondos para las misiones."
Edzard puso los ojos en blanco. '¿Qué tan tacaños son los de la iglesia como para no dar dinero para contingencias?'
Al ver la angustia en los ojos de Lint, Edzard suspiró y se levantó. Metiéndose en la carpa, sacó uno de los pantalones que Asia tenía.
"Ten. Póntelos."
Lint miró confundida los pantalones. "¿Por qué debería de ponérmelos?"
"Con mi camisa puesta parece que estas desnuda por debajo." Respondió Edzard mirando hacia otro lado.
Lint se miró y se dio cuenta de que era verdad. La camisa de Edzard le quedaba tan grande que parecía un vestido. Asintiendo, se dirigió hacia unos árboles. Cuando salió, vestía los pantalones.
"Bien. Te ayudare a llegar rápidamente al pueblo."
Lint lo miró confundida. Pero antes de que pudiese decir algo, Edzard la cargó en sus brazos y de un salto comenzó a correr a toda velocidad hacia el pueblo. Mientras corría se escuchaban los gritos de Lint.
Edzard se encontraba caminando por las calles del pueblo que estaba cerca de su campamento. Ya habían pasado tres días desde que habían llegado a la Tierra. Y habían sido los tres días mas extraño de su vida. Para empezar, había tenido problemas para entender a los lugareños, pero eso había cambiado el segundo día. Era muy de noche y él se encontraba caminando por los alrededores. Mientras caminaba, escuchó unos forcejeos en uno de eso callejones. Guiado por la curiosidad, caminó en esa dirección.
Cuando llegó al lugar, vio como un grupo de idiotas intentaba forzarse con una chica que tenía sangre goteando de una herida en su cabeza. Sin perder tiempo, mató a casi todos los idiotas. La masacre fue tan rápida que nadie en las cercanías pudo escuchar nada.
Edzard se acercó a la chica y vio que esta estaba desmayada. Examinándola, vio que no tenia heridas. Luego de cerciorarse del estado de la chica, caminó hacia el ultimo hombre que quedaba vivo.
El hombre comenzó a arrastrase para escapar, pero fue en vano, ya que Edzard le agarró de la cabeza. Usando el hechizo del pergamino de Neloth, Edzard le leyó la mente para aprender todo lo que pudiese sobre el lugar donde estaban. Una vez que terminó de leerle la mente, Edzard le rompió el cuello y dejó el cadáver en el callejón. Cargando a la chica, se fue, pero no sin antes dejar una runa de fuego, la cual explotaría minutos después. Luego de dejar a la chica en el hospital, Edzard había regresado a su campamento. Luego de compartir el conocimiento del idioma con Asia y con su hija, procedieron a cenar.
'Gracias a Akatosh por haberme encontrado con esos idiotas y la chica.' Pensó Edzard mientras seguía caminando, ya que gracias a ellos había obtenido el conocimiento básico de este mundo. Había aprendido varias cosas, como usar una tarjeta bancaria, usar una computadora y otras cosas para el uso diario. Actualmente se encontraba un poco deprimido, ya que debido a la falta de papeles no podía cambiar los más de dos mil lingotes de oro que había traído de Nirm. Esto había hecho que él y Asia no pudiesen comprar nada cuando venían al pueblo.
Cuando pasó por una esquina, vio algo inusual. En donde el día anterior había habido un terreno vacío, hoy había un edificio de tres pisos con un letrero.
"Soluciones Az. Solucionamos todo tipo de problemas." Leyó Edzard en voz alta el cartel. "Bueno. Necesito que me solucionen algunos problemas."
Edzard caminó hacia la tienda e ingresó. Cuando vio el interior de la tienda pudo distinguir varias cosas. Primero, que había varios aparatos tecnológicos. Segundo, la persona que atendía era un hombre de unos treinta años de edad con el pelo y barba de color negro. Tercero, el hombre tenía un aura un poco rara.
"Bienvenido a Soluciones Az. ¿En qué puedo ayudarlo?" La voz del vendedor era seca y grave.
"Buenos días." Dijo Edzard acercándose al mostrador. Mientras caminaba, usó el hechizo de visión del decimo ojo. Tuvo que reprimir un jadeo, ya que su hechizo le mostró al mismo hombre, pero con un traje de batalla ajustado y con un par alas negras plegadas en su espalda.
'Alas negras. ¿Este tipo es un ángel caído?' pensó Edzard recordando parte del conocimiento que había obtenido del dragón que había devorado.
'¿Qué hace un ángel caído en esta ciudad?' Se preguntó Edzard mirando al vendedor.
Suspirando, Edzard decidió no iniciar una pelea innecesaria. Si bien podría acabar rápidamente con ese sujeto, no quería causar pánico en los residentes de este pueblo.
"Ahhh. La verdad es que estoy en un aprieto." Respondió Edzard mirando hacia otro lado.
El ángel caído levantó una ceja. "¿Qué clase de problema?"
"Necesito papeles para poder pasar como un humano normal. Ya sabe, para hacer lo que usted está haciendo"
La respuesta de Edzard hizo que el ángel caído abriera los ojos por el shock, para luego mirarlo de arriba abajo.
"Ya veo. Estas de suerte dragón. Tenemos una gran variedad de artefactos para tu problema. Todos estos productos han sido creados por el propio Azazel." Dijo el vendedor con una muy forzada sonrisa amistosa.
Edzard puso una sonrisa de burla muy bien disimulada al ver la sonrisa del ángel caído, ya que vio como este estaba que temblaba de miedo.
"¿Puedes mostrarme estos artefactos?"
El vendedor asintió y rápidamente se fue al interior del almacén de la tienda. Cuando regresó, tenía una caja en sus manos.
"Te presento el mas reciente invento del gran Azazel." Dijo el ángel caído mostrándole a Edzard el contenido de la caja.
Edzard miró el artefacto. Este parecía una pequeña computadora portátil.
"¿Qué hace está cosa?"
"Este artefacto te permite ingresar a una persona en el sistema de registro de un país. Simplemente tiene que escribir los datos que desee y el sistema buscara un país de acuerdo a los datos de identidad proporcionados. Luego esta cámara tomara una foto para el registro. Cada artefacto tiene tres usos antes de que deje de funcionar."
Edzard miró asombrado la máquina, ya que literalmente solucionaría casi todos sus problemas de golpe.
"¿Qué documentos crearía cada uso?"
"Cada uso le proporcionaría su documento de identidad y un pasaporte."
"Y si colocase los datos de una persona muerta. ¿Qué sucedería en ese caso?"
"En ese caso, los datos antiguos de esa persona serian eliminados y serian reemplazados por los nuevos."
Edzard comenzó a sonreír.
"Bien. Te lo compro."
"Muchas gracias. Serían unos cien mil dólares."
Edzard miró al vendedor. Estaba tentado a robar el artefacto, pero decidió no hacerlo.
Metiendo la mano en su bolsillo, sacó dos barras de oro y las dejó sobre el mostrador.
Los ojos del vendedor se abrieron cuando vio las dos barras de oro.
"No tengo dinero humano, pero espero que esto sea mas que suficiente para pagar por este artefacto."
El ángel caído asintió y sacó una máquina. Colocando las barras de oro en una bandeja, presionó algunos botones.
"Si señor. Ambas barras de oro son suficientes para cubrir el precio del artefacto." Dijo el vendedor cuando la maquina mostró que las barras de oro valían cien mil dólares.
Edzard asintió y tomó la bolsa en la que estaba el artefacto. Cuando estuvo fuera de la tienda, comenzó a caminar de regreso a su campamento. Mientras caminaba sintió que lo seguían, por lo que hizo uso de los conocimientos que tenía como ladrón y comenzó a caminar por los callejones hasta que logró perder a su perseguidor.
La noche ya había caído mientras Edzard y Asia se encontraban preparándose para levantar el campamento para ir a alquilar una habitación en un hotel. Habían logrado crear sus identificaciones con la ayuda del artefacto que Edzard había comprado. Edzard se había registrado como Edzard Rolandson y el artefacto le había dado la nacionalidad Islandesa. Asia, por su parte, había actualizado sus datos y Marie había sido registrada como Marie Argento Edzarddottïr. Habían decidido mantener el apellido Cumberland como algo personal y secreto.
Mientras terminaban de guardar la carpa en la mochila, Edzard se detuvo abruptamente.
"Vampiros." dijo Edzard cuando olio el peculiar olor de cementerio y cadáver.
"¿Eh?" Asia estaba asombrada cuando escucho a Edzard mencionar que se acercaban vampiros. "¿Cuántos son?"
"Unos cinco." respondió Edzard. "Pon una barrera sobre Marie."
Asia asintió y tomando a Marie, la colocó dentro de una barrera. Luego de eso, se dirigió y se paró al lado de Edzard, para esperar a los «invitados».
El ambiente comenzó a enfriarse y una ligera niebla comenzó a aparecer. Unos momentos después, de los arbustos aparecieron cinco sombras. Cuando lograron ser más visibles, Edzard pudo identificarlos. Eran cinco hombres con piel pálida y los ojos rojos. Todos vestían trajes de aristócratas.
'Parecen muñecas de porcelana.' pensó Edzard mientras los veía.
"Bueno, bueno, pero ¿Qué tenemos aquí?" habló con sarcasmo uno de los vampiros mientras miraba a los que serían su cena.
"Parece que comeremos bien hoy." habló otro vampiro, el cual comenzó a lamerse los labios cuando vio a Asia. "Tal vez podamos divertirnos con la chica antes de matarla."
Los demás vampiros asintieron y comenzaron a acercarse. Cuando ya habían dado unos cuantos pasos, sintieron una enorme presión mágica. Mirando a su alrededor, pudieron ver que la presión mágica venia de Edzard.
"Normalmente los habría matado por hablar así de mi esposa." dijo Edzard mientras seguía expulsando parte de su poder. "Pero creo que ella quiere probar un hechizo que creó."
Asia se adelantó y comenzó a juntar magia entre sus manos. Después de unos segundos, el hechizo ya estuvo cargado. Extendiendo sus manos hacia el frente, se formó una esfera dorada. El hechizo fue liberado en forma de cientos de haces de luz dorados.
Los vampiros vieron impotentes como una enorme cantidad de haces de luz iban a impactar en ellos. No podían moverse debido a la presión mágica que estaba expulsando Edzard.
"¡Aghhhh!" fue el grito de todos los vampiros cuando el hechizo los golpeo. Sus cuerpos comenzaron a ser quemados como si la luz solar callera directamente sobre ellos. Unos segundos mas tarde, cuatro de ellos habían sido reducidos a cenizas.
El hechizo de Asia era una variación del hechizo de fuego solar. Ella había creado este hechizo basándose en los hechizos de bombardeo de bolas de fuego y de lluvia de lanzas de hielo que Edzard usaba. Para ser sincera consigo misma, esta era la primera vez que lo usaba contra enemigos reales. El hechizo había funcionado mucho mejor de lo que esperaba. Ella ahora solo podía imaginarse la cara de los magos de la escuela de destrucción que se burlaban de su escuela mágica.
'Si. Pasó mucho tiempo junto a Serana, Valerica y Aela.' pensaba Edzard mientras ponía los ojos en blanco cuando vio a Asia comenzar a reír. Negando con la cabeza, Edzard caminó hacia el vampiro sobreviviente. Al llegar, pudo ver que el vampiro estaba inconsciente. Colocando su mano en al cabeza, comenzó a leerle la mente.
'Con que los vampiros se dividen en familias nobles y están formados por dos facciones. Interesante, este territorio esta bajo el control de la facción Tepes.' Pensó Edzard en lo que acaba a de aprender del vampiro. Cuando terminó de leerle la mente, Edzard le rompió el cuello y quemó el cuerpo con fuego solar.
"¿Qué aprendiste Ed?" preguntó Asia mientras sacaba a Marie de la barrera.
"Los vampiros gobiernan desde las sombras este territorio."
"Ya veo. ¿Qué haremos entonces?"
"Por hoy iremos a descansar en un hotel y mañana nos vamos de aquí. Ya tenemos papeles, simplemente necesito cambiar el oro que tenemos por dinero y ya podremos viajar por cualquier lugar."
Asia asintió y cargando a Marie, se fue del bosque junto a Edzard en dirección del pueblo.
Nota de autor:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí está el primer capítulo en el mundo de DxD. Estos primeros capítulos se llevarán a cabo seis meses antes del inicio del canon original de DxD. Desde ahora voy advirtiendo, van a haber varios cambios en el canon de DxD, ya que Edzard interrumpirá de manera indirecta varios planes de los antagonistas de DxD. Y para aquellos que se preguntan si los habitantes de Aurbis (Universo de Elder Scrolls) se involucraran con los de DxD, la respuesta es sí. De hecho, varios de los cambios en el canon original serán efectuados por varios seres de Aurbis.
Finalmente, el harem de Edzard. Actualmente tengo las siguientes mujeres confirmadas, pero posiblemente agregue algunas más en el futuro. Aunque, tratare de mantener el harem lo más pequeño posible.
Las mujeres confirmadas son: Asia, Lint, Aika, Rossweisse, Valiere Tepes y Yasaka.
Y las posibles candidatas son: Ophis, Mittelt, Jeanne.
Antes irme, quiero mencionar que hoy he publicado tres capítulos. Uno es una hoja con las "habilidades" que tienen Edzard, Asia y Marie. El segundo, un Omake y finalmente este capítulo.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
