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Capítulo 36
Yin 297 AC
Los ojos de toda la tripulación del «StarWolf» estaban abiertos al máximo, incrédulos ante lo que veían. El objeto que provocaba ello era la muralla de la ciudad de Yin, la cual era, en pocas palabras, enorme. Pero no solo eso, la ciudad en sí era colosal, más grande que cualquier otra que hubieran visto hasta ahora.
"Por la barba de Shor…" murmuró Jon, con los ojos bien abiertos mientras observaban la imponente puerta de entrada. Esta hacía parecer las puertas de King's Landing como simples entradas para perros, no solo en tamaño, sino también en decoración, ya que estaban mucho mejor ornamentadas. Las puertas de este lugar estaban decoradas con incrustaciones de oro y joyas en tal cantidad que Jon supo que solo con llevarse una parte de esta puerta, un hombre podría vivir bien toda su vida.
"No sé qué significa eso, pero comparto tu asombro, Jon…" comentó Grenn, quien también miraba esas entradas con sorpresa.
El resto de los amigos de Jon observaban la entrada a la ciudad con la misma expresión de asombro, especialmente Daenerys, quien nunca en su vida había visto una ciudad tan vasta.
La ciudad que tenían frente a ellos era Yin, la cual durante mucho tiempo, y a través de diversas dinastías Yitienses, había sido la capital del imperio de Yi Ti. Actualmente, seguía siendo la capital del imperio bajo el mando del emperador Bu Gai, el decimoséptimo emperador azul celeste. Esta ciudad se encontraba a orillas del mar de Jade, pero la tripulación del «StarWolf» había decidido no atracar en los muelles de la capital de Yi Ti. La razón era que su destino estaba más allá de esta ciudad, por lo que Jon no quería dejar su barco solo en el puerto. Por ello, habían desembarcado en una de las muchas playas cercanas a la ciudad, una que estaba lo suficientemente alejada como para pasar desapercibida para las atalayas de las murallas.
Tras desembarcar, Jon guardó el barco en su dimensión de bolsillo. Esta fue la primera vez que Daenerys vio esto, ya que desde que se unió a la tripulación, el barco siempre había estado atracado en los muelles de las ciudades que visitaban. Después de maravillarse al ver cómo el barco desaparecía como si fuera succionado por un vórtice, la tripulación comenzó su camino hacia la puerta de entrada oeste.
"Supongo que debemos entrar, ¿verdad?" preguntó Pyp, sobrecogido al ver la entrada a la ciudad, sintiéndose diminuto ante ella.
"Sí, debemos movernos para encontrar información y buscar lo que necesitaremos para el viaje." respondió Jon mientras comenzaba a caminar, seguido de cerca por Fantasma.
Al ver a su capitán avanzar, todos lo siguieron.
Cuando cruzaron las puertas, todos volvieron a sentirse minúsculos ante lo que veían. Si las murallas les parecían enormes, la ciudad era, a simple vista, más grande que cualquier otra que habían visto.
"Increíble…" susurró Sam, mirando todo con fascinación. "En los escritos de Lomas Pasolargo, menciona que el palacio de esta ciudad es tan grande que podrías colocar todo King's Landing allí dentro y la ciudad entraría con facilidad…"
La mención de aquello no sorprendió mucho a sus amigos, pues estaban viendo que la ciudad era realmente enorme. Sin embargo, a diferencia de King's Landing, la ciudad más grande de Westeros, esta ciudad no olía mierda como lo hacia la capital de Westeros.
Los sentidos mejorados de Jon y de Fantasma podían captar el aroma de la suciedad y los orines, sí, pero no era como en King's Landing. Más bien, los olores que predominaban en esta ciudad eran de innumerables especias, las cuales también provocaban que Jon se sintiera algo mareado.
Aun así, el olor no era lo que realmente aturdía a Jon, sino el sonido. Una ciudad tan grande como esta era muy bulliciosa, especialmente para alguien como él. A pesar de ello, él no mostraba signos de esto, ya que caminaba como si nada pasara.
"Es increíble… nunca vi tantas personas en un solo lugar al mismo tiempo…" comentó Grenn mientras observaba a las personas pasar.
"Y alguna de ellas nos puede matar." señaló Edd con lúgubres mientras observaba a los guardias que patrullaban la ciudad para mantener el orden.
Los habitantes de Yin eran curiosos a los ojos de los Westerosis reunidos. Esto se debía a que vestían de manera muy diferente, llevando lo que los Westerosis llamaban una especie de vestidos de mangas anchas, hechos de colores diferentes. Además, llevaban unos sombreros muy peculiares, coronados con una especie de colas de mono. Las mujeres, por otro lado, llevaban vestidos hechos del mismo material que los hombres, adornando sus cabezas con pinzas de oro, plata o madera. Todo esto era nuevo para los Westerosis, quienes observaban a cada habitante como si fuera algo extraño de ver.
El grupo de seis jóvenes y un lobo huargo continuó caminando por una de las calles de la ciudad de Yin, maravillándose con la arquitectura local, que era agradable a la vista. Prosiguieron caminando, pasando cerca de posadas, herrerías y burdeles, los cuales eran muy diferentes a los que había al oeste de las puertas de jade. De hecho, las calzadas también eran diferentes a las de las ciudades del oeste, pues estaban mejor cuidadas, lo que permitía un tránsito más rápido. El grupo continuó caminando hasta que llegaron al mercado de la ciudad, o al menos lo que ellos suponían que era el mercado, pues este lugar era tan grande como la ciudad de King's Landing.
Los ojos de los jóvenes casi se salían de sus cuencas al ver tan vasto lugar repleto de escaparates, pero no solo había los típicos escaparates de las caravanas, sino que también había lo que se podía considerar tiendas fijas, como las herrerías en Westeros. Todas las tiendas y escaparates estaban repletos de productos, desde vinos y sedas hasta pequeñas montañas de especias.
"Chicos…" dijo Jon con los ojos fijos en la cantidad de tiendas, clientes y mercaderes juntos, examinando el flujo comercial. "… Creo que deberíamos haber atracado el barco aquí…"
"Sí, creo que deberíamos haberlo hecho…" fue lo que dijo Sam, algo que fue secundado por el resto de la tripulación.
Los jóvenes sentían que estaban desaprovechando una oportunidad de oro para vender sus mercancías y ganar algo de dinero para su viaje. Al menos eso pensaron hasta que se percataron de que la mayor parte de sus mercancías restantes eran principalmente alimentos, tanto frescos como en salazón. Esto se debía a que uno de los destinos a visitar era la ciudad de Ashai, donde los alimentos, ya sean frescos o en salazón, se pagaban a peso de oro.
Cuando llegó esa revelación, comenzaron a moverse por el lugar, observando los diversos productos ofrecidos por los mercaderes. Los ojos de los jóvenes pudieron ver especias como clavo, nuez moscada, canela, pimienta, jengibre y el exótico azafrán. Muchos de estos, a diferencia de cómo se obtenían en Westeros, no estaban molidos, sino que eran la planta entera para moler.
"Me pregunto cuánto se podrían vender estas especias así en Westeros." dijo Sam mientras admiraba una pila de nuez moscada.
"No tengo idea, pero supongo que es mejor comprarlas así." comentó Jon mientras observaba cómo un mercader, de apariencia Tyroshi, compraba algunas cajas de jengibre. "De esta manera, tienes la seguridad de que lo que compras es una especia pura y no algo adulterado con otra cosa."
Las palabras de Jon sorprendieron a sus amigos, quienes lo miraron con asombro.
"¿Qué quieres decir, Jon?" preguntó Grenn con confusión.
"Es una práctica bastante común entre algunos mercaderes añadir otras semillas o plantas cuando muelen las especias. Por ejemplo, según tengo entendido, algunos añaden semillas de calabaza a la pimienta y las muelen juntas, disminuyendo su sabor y olor. Esto hace que, para obtener un sabor similar al de la pimienta pura, se deba comprar más cantidad de ese producto." respondió Jon, sorprendiendo a todos sus amigos, quienes mostraban expresiones de sorpresa e indignación.
"Eso está mal." comentó Daenerys con una mirada de incredulidad.
"Eso está más que mal, princesa." añadió Sam con una mirada oscura. "Están atentando contra la buena fe de los compradores…"
"Sí, eso es muy deshonroso, pero hay mercaderes a los que solo les importa el oro, así que recurren a esas prácticas para vender las especias puras como de mayor calidad a un precio que sobrepase el original, aumentando el precio a más de cuatro veces el regular." señaló Jon, frunciendo el ceño mientras decía esto. La razón de su molestia e indignación era, sobre todo, debido a las enseñanzas de su maestro.
El maestro de Jon le había inculcado un código, uno que era similar al de los caballeros, al menos en algunas partes. Este código se había convertido en su guía al momento de comerciar, y estaba compuesto por los siguientes principios: Honestidad, pues debían ser honestos en sus tratos, nunca engañando a sus clientes con mercancía falsa o adulterada. Responsabilidad en sus tratos y en el pago de las deudas. Respeto a las leyes del lugar donde comerciaban. Finalmente, justicia, debían ser justos al hacer sus tratos, nunca aprovechándose de otros ni menospreciando a cualquier posible cliente.
Todos estos códigos eran lo que guiaban el actuar de Jon como comerciante, por lo tanto, no le agradaba saber que había comerciantes inescrupulosos que los incumplían. Sin embargo, por mucho que odiara dichas acciones, no podía cambiarlas, así que solo podía morderse la lengua y seguir con lo suyo.
El rostro de Jon, que mantenía su ceño fruncido, cambió de expresión cuando sintió una mano en su hombro. Al girar la cabeza, se dio cuenta de que había sido Daenerys quien lo había tocado. Él pudo ver que la chica estaba preocupada por él, algo que lo alegró un poco.
"¿Estás bien, Jon?" preguntó Daenerys al ver el ceño fruncido de Jon.
"Sí, solo me alteré un poco." respondió Jon con una sonrisa, algo que fue correspondido por la joven princesa.
La escena que ambos estaban mostrando hizo que sus amigos se sintieran incómodos, pero por mucho que Pyp quisiera soltar un comentario ingenioso que avergonzara a ambos jóvenes, no se le permitió. Esto se debió a que, de repente, las personas comenzaron a moverse, creando un pasillo entre todos. Aquello hizo que ellos terminaran siendo empujados hasta entrar en una de las tiendas permanentes del mercado.
"¡Ahhh!" fue el grito que soltaron los jóvenes, pues debido a que habían sido empujados de repente terminaron por tropezar y caer, cayendo todos sobre Jon.
"Aghh… maldición, ¿qué fue lo que pasó?" preguntó Grenn mientras se levantaba.
"No sé, pero cuando descubra qué pasó, y si alguien fue el culpable, le romperé la cabeza de un golpe." gruñó en respuesta Pyp, quien terminó teniendo su túnica rota al caer.
"Parece que alguien importante apareció en el mercado." señaló Sam mientras se levantaba, y al hacerlo se sonrojó un poco, pues se dio cuenta de que Jon y Daenerys habían terminado en una posición algo comprometedora.
Cuando el resto de la tripulación vio esto, sonrieron y comenzaron a molestarlos.
"Fiuuu… oigan, búsquense una posada para hacer esas cosas." dijo con una sonrisa Grenn mientras apuntaba a los dos jóvenes en el suelo.
"Sí… pensé que solo Jon no tenía pudor, pero tú Dany, no puedo creerlo." comentó con un tono de voz que fingía tristeza Pyp, al mismo tiempo que ponía una cara de decepción.
Aquellas frases provocaron que los dos jóvenes, los cuales se estaban levantando, se sonrojaran, mientras que el resto del grupo se reía.
"¿Estás bien, Dany?" preguntó Jon cuando estuvo de pie al ver a Daenerys.
"Sí, no te preocupes, no me pasó nada." respondió con una sonrisa la joven Targaryen.
"Bien." dijo Jon para luego girar y mirar a sus amigos, los cuales seguían riéndose en voz baja. Al momento en que los vio, estos dejaron de reírse y se pararon más derechos.
Cuando el silencio volvió, tanto Jon como sus amigos estuvieron por salir, pero antes de siquiera dar un paso, se dieron cuenta de que estaban en una tienda de ropa. Los ojos de todos se posaron en las prendas que estaban siendo exhibidas, pues llamaban mucho su atención. Si bien había algunos de esos vestidos para hombres que habían visto usar a algunos hombres en la ciudad, también había algunas otras prendas muy diferentes.
"Vaya, estas prendas, ¿de qué están hechas?" dijo Edd, quien miraba con asombro las ropas expuestas.
"Están hechas de seda, joven." dijo una voz detrás de todos, lo que hizo que se giraran y que Jon, por instinto, llevara su mano a su daga. Afortunadamente para el vendedor, Jon se dio cuenta de que era un vendedor y no un asesino, de lo contrario, habría perdido la cabeza.
"¿Seda? ¿Como la que venden en Westeros y es súper cara?" preguntó Daenerys con sorpresa y curiosidad.
Cuando el vendedor oyó la pregunta, sonrió y respondió a Daenerys de manera amable, hablando la lengua común de Westeros de forma algo ruda, denotando que no era muy fluido en ese idioma.
"Así es." respondió el vendedor. "Todas las prendas que veas, al menos en la mayoría de los ciudadanos de Yin, están hechas de seda."
La revelación de que en esta ciudad la seda era algo casi común dejó perplejos a los jóvenes, quienes se miraron y comenzaron a tartamudear.
"E-esto es increíble…" dijo Grenn con sorpresa en su voz.
"Te entiendo, nunca creí que escucharía que había un lugar donde la seda era como la lana." comentó Edd, quien estaba completamente en shock al oír aquello.
La tripulación del «StarWolf» permaneció en estado de shock durante unos minutos, hasta que finalmente salieron de él cuando el mercader les habló.
"Parece que son viajeros de Westeros… ¿Estarían interesados en obtener algunas prendas a medida?" preguntó el mercader, llamando la atención de Jon y su tripulación.
"¿Qué?" preguntó Daenerys, quien pensó que había oído mal.
"Lo que oíste, niña, estoy ofreciéndoles hacerles ropa de seda a medida." respondió el vendedor con una sonrisa.
Cuando ellos oyeron aquello, se sorprendieron, pues pensaron que era una broma. Sin embargo, al ver que el vendedor estaba serio, se dieron cuenta de que no era una broma. Esto hizo que se miraran y, tras unos segundos, todos aceptaron.
Cuando el vendedor los vio aceptar, sonrió y los llevó al interior de la tienda para tomarles sus medidas y que escogieran la tela que usarían para sus prendas.
Yi Ti 297 AC
El viento soplaba con tranquilidad, meciendo las hierbas de las onduladas colinas que conformaban la parte noreste de la tierra de Yi Ti. Esta tierra era la que separaba los Five Forts de la ciudad de Yin. Para llegar hasta este lugar, uno debía salir de la ciudad de Yin y luego transitar el bosque que estaba a los alrededores de la ciudad, algo que no era sencillo, pues en aquel bosque habitaban basiliscos.
"La próxima vez que pasemos por ese bosque, irás adelante, Jon." dijo Pyp, quien tenía el ceño fruncido.
"El viaje no fue tan malo." comentó Jon con una sonrisa en su rostro.
"¿No fue tan malo? ¡Casi nos comen cinco basiliscos!" gritó Pyp mientras apuntaba a Jon con un dedo. "¡Tú estás bien porque puedes usar magia para defenderte, pero nosotros no tenemos esos poderes!"
"Sí, Jon… eso fue aterrador." comentó Grenn, quien estaba pálido, pues recordó que vio las fauces de un basilisco a pocos metros de su cara.
"Tantos dientes…" susurró con malestar Edd, quien también había visto las fauces de otro basilisco, pero para su suerte fue a más distancia. "Sabía que moriría tragado por una bestia algún día… al menos ese no fue ese día."
La mención de los basiliscos puso pálida a Daenerys, quien había visto a esas bestias atacar a sus amigos. La joven princesa exiliada no había visto ninguna criatura de esa envergadura en su vida.
Los basiliscos eran criaturas de aspecto feral muy aterradoras a la vista de cualquier humano. Tenían la cabeza similar a un lagarto con una hilera de dientes y mandíbulas capaces de destrozar un perro en cuestión de segundos. Su cuerpo tenía pelo, al menos hasta la base del cuello, donde eran lampiños, tenían seis extremidades que les ayudaban a moverse con rapidez y les permitían trepar a los árboles con gran facilidad. Sus garras eran lo suficientemente fuertes como para desgarrar la carne y su mejor arma era su veneno, el cual podía matar a una persona con facilidad.
Ellos se habían topado con los cinco basiliscos cuando cabalgaban por la ruta que salía de Yin hacia los Five Forts. Aquel camino transitaba la espesa jungla, un lugar conocido por tener basiliscos y otras criaturas, pero el basilisco era el principal problema allí. Es por ello, que las caravanas iban protegidas por varios soldados armados con armaduras de escamas, las cuales parecían ser lo común en Yi Ti, junto con alabardas o picas, con las cuales mantenían a raya al basilisco.
Aunque sabían del peligro, ellos habían ido como siempre, solo ellos y Fantasma. Aunque, no habían sido tan ingenuos de ir sin protección, por lo que todos viajaban con sus armaduras puestas. Los caballos los habían comprado en Yin, junto con uno que otro artilugio necesario para este corto viaje. Por ello, habían estado cabalgando tranquilamente por el camino, hasta que de un momento a otro, Fantasma se había detenido y había comenzado a mostrar los dientes.
La acción del lobo hizo que la marcha se detuviera, y que todos se pusieran en alerta. Un segundo después de que todos se detuvieran, los vieron aparecer de entre los árboles, cinco basiliscos. Estos atacaron con rapidez, pero no pudieron hacer mucho cuando Jon usó «Gigante de Piedra», un hechizo que al momento en que Jon, o su montura, golpeara el suelo, creaba un cráter que generaba una onda de expansión que desequilibraba a todo el que estaba a unos treinta metros a la redonda.
Con aquel ataque, Jon hizo que los basiliscos se tropezaran, lo que le permitió saltar de su montura y con movimientos rápidos, decapitó a dos de ellos usando «Ascuas en llamas», un hechizo que hacía que los cortes que Jon diese con cualquier arma estuviesen cubiertos con fuego, lo que causaba quemaduras en heridas leves y la cauterización si Jon los decapitaba o cercenaba alguna parte del cuerpo. Con esto, logró matar a dos, para luego usar un relámpago con su mano libre para matar a otro. Posteriormente, mató a otro basilisco usando «Lanza de Hielo», un hechizo que arroja picos de hielo hacia un objetivo. Finalmente, el último de ellos, el cual estuvo por matar a Grenn, murió cuando lanzó a «Grandravar» usando «Jabalina Perforante», un hechizo que convertía su espada en una lanza de luz, aquella impactó en la cabeza del basilisco, empalándolo y terminando por clavarlo en un árbol.
Tras aquella emboscada, ellos habían seguido su camino, esta vez siendo más cautelosos hasta que salieron de aquel bosque.
"Entonces, ¿Qué haremos por hoy?" preguntó Sam, quien estaba mirando hacia el frente, observando las siluetas de los gigantescos fuertes.
"Lo mejor es avanzar al menos un poco más para estar más cerca de los Five Forts antes de acampar." comentó Jon mientras miraba a los fuertes a lo lejos.
"Sí, sería lo mejor…" secundó Sam, quien también notó otra cosa. "Estamos muy expuestos en estas colinas… casi parecen llanuras cada cierta distancia."
Cuando Sam mencionó aquello, tanto Jon como el resto asintieron, pues era verdad. El paisaje que les rodeaba, a pesar de ser hermoso, era perfecto para ser un blanco de cualquier banda de bandidos que se les acercase, pues no tenían mucha cobertura para un ataque rápido… sobre todo, por aquellos enemigos que podían caerles de improviso.
"¿Crees que los Jogos Nhai llegarán a atacar hasta este lugar?" preguntó Sam con algo de pánico, pues estos terrenos favorecían a estos jinetes.
Los Jogos Nhai eran un pueblo nómada que solía azotar las tierras de Yi Ti. Ellos vivían más allá de las Montañas de los Huesos, en las llanuras de los Jogos Nhai. Ellos eran un pueblo belicoso que, al igual que los Dothraki, atacaban y devastaban ciudades y aldeas, todo esto para tomar oro, comida, esclavos. Eran conocidos por atacar la región norte de Yi Ti desde hace siglos, por lo que esta zona era un posible lugar de ataque para los Jogos Nhai.
"No lo sé… pero por si las dudas, prepararé algunas trampas mágicas para fortalecer el campamento en la noche." respondió Jon, quien luego miró al lado y vio que todos asentían, incluso Daenerys.
La vista de la joven princesa causó algo de gracia a Jon, pues ella no estaba vistiendo como de costumbre. Bueno, en cierta parte, sí lo hacía, pero con algunos cambios. Debido a la peligrosidad del viaje, ella estaba vistiendo su ropa normal, salvo con la diferencia de que encima de su camisa llevaba un gambesón no muy grueso con una simple cota de malla adaptada para su cuerpo encima, lo que la forzó a llevar su camisa blanca completamente cerrada. Como protección extra llevaba su corsé de cuero, el cual estaba ligeramente tachonado. La espada «Hermana Oscura» colgaba en la espalda de la joven, en una funda diseñada para que pueda desenfundarla rápidamente.
Cuando él dejó de ver a Daenerys, la cual se movía con algo de incomodidad, pues no estaba acostumbrada a montar a caballo, el hijo bastardo de Eddard Stark miró al frente y tras silbar, comenzó a cabalgar. Aquella acción fue oída por sus amigos, quienes también comenzaron a cabalgar.
El grupo de amigos cabalgó tranquilamente varios kilómetros más, hasta que finalmente, ya cuando el sol comenzaba a caer, se detuvieron y comenzaron a montar el campamento.
"Pyp, ¿cuántos kilómetros crees que faltan para llegar hasta ese lugar?" preguntó Grenn mientras tomaba algunas estacas de su bolsa encantada y comenzaba a clavarlas en el suelo, fijando su tienda para dormir.
"No lo sé… pero esas cosas cada vez se ven más grandes… así que no creo que falte mucho." respondió el ex mimo mientras ayudaba a su amigo a colocar la tienda.
El grupo se había dividido en tres, Grenn y Pyp se encargaban de armar las tiendas; Daenerys y Sam estaban encargados de armar el fogón para la cena mientras que Jon y Fantasma exploraban los alrededores para buscar huellas de otros jinetes y colocar trampas de parálisis para prevenir que los embosquen.
Mientras Grenn y Pyp terminaban de armar las tiendas, Sam y Daenerys terminaban de colocar la última piedra para hacer la hoguera.
"Listo, con esto ya está." dijo Sam con una sonrisa mientras miraba cómo Daenerys terminaba de colocar la última piedra que delimitaba la hoguera.
La joven princesa, la cual había estado en cuclillas, se levantó y sonrió mientras se pasaba la mano por la frente, embarrándola un poco con la tierra que tenía en las manos. "Sí, ya está… ¿tienes la leña para el fuego?"
"Sí, la tengo en mi bolso… siempre cargamos bastante leña para evitar irnos muy lejos cuando no hay suministros cerca."
La respuesta de Sam hizo que Daenerys mirara el cinturón de Sam, algo que hizo que recordara que ella no tenía una bolsa encantada como ellos. Lo único que ella tenía era un monedero, el cual solo permitía que se guarde allí dinero, más no objetos como las otras bolsas. Esto hizo que ella se sintiese celosa por esto, pues no entendía por qué Jon no le daba una… no, eso era mentira; pues ella sabía la razón por la que no le daba una bolsa así.
'Él aún no confía del todo en mí…' pensó con tristeza la joven Targaryen, pues no había nada más hiriente que la persona en quien tú más confías no confíe en ti. Esto hizo que pusiese un semblante de tristeza, algo que fue visto por Sam.
"¿Qué sucede, princesa?" preguntó Samwell con preocupación, pues temía que la princesa estuviese enferma.
Al oír la pregunta, Daenerys salió de sus pensamientos y negando con la cabeza, respondió. "No, Sam… tranquilo, no me pasa nada… solo estaba pensativa."
La respuesta de la princesa estuvo acompañada de una sonrisa, la cual logró su cometido, pues Sam asintió, y volvió a lo suyo.
Cuando la madera estuvo colocada, Sam colocó varias ramas y pasto seco para que sirvieran de iniciador del fuego. Tomando un pedernal, Sam comenzó el fuego tras algunos movimientos. Cuando el fuego, el cual no fue muy grande, estuvo ya bien encendido, Daenerys y Sam colocaron el caldero y vertieron agua de una cantimplora.
Mientras ellos comenzaban a colocar las verduras y la carne para el guiso, llegó Jon junto con Fantasma. El dúo se notaba algo cansado, pues habían estado cabalgando tres kilómetros en cada dirección, colocando varias runas de parálisis en esos lugares.
Al momento en que llegaron, fueron notados por sus compañeros, quienes ya habían terminado de colocar tanto las carpas y la comida ya estaba casi lista.
"¡Jon!" saludó Grenn con una sonrisa mientras miraba a su amigo.
Jon levantó una mano como saludo y se dirigió hacia su carpa. Las carpas habían sido colocadas de tal manera que formaban un círculo alrededor de la fogata. Al lado de cada carpa, las cuales estaban separadas por una buena distancia, había un poste de más de un metro de altura. Estos postes habían sido colocados allí por Jon antes de que se armase el campamento y de él irse a patrullar. La razón de esto fue simple, esas serían las guías para la ubicación de las carpas, al igual que las estacas donde estarían atados los caballos en la noche, pues si los dejaban sueltos, se podían desbocar y dejarlos sin monturas para el viaje.
Cuando Jon llegó a su carpa, desmontó de un salto y tras amarrar a su caballo al poste, se acercó a sus amigos. En el momento en que llegó, le dieron un plato de comida, el cual tomó tras sentarse.
Todos comieron el guiso de ternera que habían preparado Sam y Daenerys mientras conversaban sobre lo que harían al día siguiente, pues ya estaban algo cerca de los Five Forts y solo habían tardado casi una quincena en llegar hasta ese lugar.
La luz del sol iluminaba las enormes estructuras conocidas como los Five Forts. Aunque solo estaban frente a una de estas monstruosidades, no podían ser llamadas simplemente fuertes, sino que más bien podrían considerarse ciudades.
Según la leyenda, estas estructuras habían sido construidas para detener a los demonios del León de la Noche. Sin embargo, en la actualidad, solo servían para detener a los asaltantes que vivían más al este de este lugar. A pesar de todo, la estructura era completamente de piedra negra, un material que los valyrios eran conocidos por usar. No obstante, al estar frente a ellos, Jon se percató de que no habían sido construidos por los valyrios. Aun así, sí había magia entre sus muros, una magia que Jon desconocía, pero que a diferencia de la magia de los Eternos, esta sí era poderosa.
"¿Jon?" preguntó Daenerys con preocupación al ver a su amigo, pues este había vuelto la cabeza hacia un lado, frunciendo el ceño. "¿Sucede algo?"
"Pisadas… muchas pisadas acercándose… por el sonido…" respondió Jon, dejando de hablar y abriendo los ojos cuando se percató de algo. Giró y miró a sus amigos mientras tomaba las riendas de su caballo con fuerza, y gritó. "¡Jinetes! ¡Vienen unos cien jinetes!"
El grito de Jon asustó a todos, pero antes de que el pánico se apoderara de ellos, Jon habló para tomar el control de la situación.
"¡No sabemos si son amigos o enemigos!" exclamó Jon con sinceridad, pues no sabía si estos jinetes eran de Yi Ti, bandidos, o en el peor de los casos, Jogos Nhai. "¡Aquí estamos muy expuestos! ¡Hay que movernos hasta encontrar un lugar donde podamos tener cobertura!"
La primera opción fue la de ir a los Five Forts, pero aquella era una opción complicada. Desde el lugar donde estaban, podían ver que había solo llanura hasta el fuerte más cercano… si bien era la opción más plausible para sobrevivir, también era riesgosa, pues si los jinetes que venían eran más rápidos, podrían darles caza en aquel terreno. La otra opción, la cual surgió tras recordar el mapa, era dirigirse hacia la zona algo pantanosa que había hacia el oeste… esta opción también era arriesgada, por lo que mirando a sus amigos, les dijo que decidieran.
Tras unos segundos, los amigos de Jon decidieron ir a los Five Forts. Una decisión más que razonable, pues entre ir a un pantano sin protección salvo lodazales o ir a una ciudadela con soldados, la mejor opción era ir a la fortaleza.
"¡Vamos!" gritó Jon luego de que se tomara la decisión. Tras aquel gritó, espoleó a su caballo, comenzando a correr. Su lobo, quien había comenzado a enseñar los dientes cuando Jon habló sobre los jinetes, no perdió tiempo y corrió, ganándole un par de metros de distancia a Jon.
Los amigos de Jon espolearon a sus caballos e hicieron que estos comenzaran a correr a toda prisa hacia el fuerte que tenían más cerca.
El grupo de amigos cabalgó con fuerza, pero cuando estaban a mitad de camino, giraron un poco y vieron la polvareda que se levantaba en el horizonte.
"¡Por los siete!" gritó Sam con sorpresa al ver la cantidad de polvo levantado. "¡Esos no son cien jinetes, Jon!"
Cuando Jon oyó aquello, miró a los jinetes y se dio cuenta de que eran unos trescientos jinetes. Estos jinetes vestían una especie de armadura de escama, hecha de placas de metal. Todos estos llevaban cascos cónicos de color negro, decorados con detalles en oro, siendo casi todos iguales, salvo por un jinete, el cual tenía el casco con protección para las mejillas y el cuello y un penacho de color rojo en la parte superior. En sus manos, varios de los jinetes llevaban lanzas de unos tres metros de largo con puntas de acero tan relucientes que brillaban con el sol. También llevaban escudos redondos hechos, a simple vista, de acero, el cual estaba pulido.
El grupo de amigos siguió avanzando, esperando que no fueran enemigos… pero eso cambió cuando vieron cómo algunos de los jinetes, aquellos que no tenían lanzas, sacaban arcos de doble curvatura y colocaban flechas en ellos.
Al percatarse de que estaban a punto de ser atacados por flechas, Jon miró a sus amigos y gritó.
"¡Van a disparar flechas, sepárense más!" gritó Jon mientras tomaba con un poco más de fuerza las riendas de su caballo, para de esa manera poder tener un mejor control sobre él.
El grito de Jon asustó a sus amigos, quienes al oírlo comenzaron a tirar de las riendas de sus caballos, guiándolos para comenzar a abrir su formación. Esto se debía a que desde el principio habían estado cabalgando juntos, algo que era útil y efectivo para moverse en calma, pero en este momento, eran un blanco fácil y aquellos arqueros no fallarían un solo tiro incluso si quisieran… así que para dejar de ser un blanco tan sencillo para ellos, comenzaron a dispersarse, dejando varios metros de distancia entre cada uno.
En el momento en que terminaron de tomar distancias, comenzaron a escuchar algunos zumbidos pasando a sus lados. Aunque sentían curiosidad por ver dónde caían las flechas, no fueron tan imprudentes como para girar la cabeza, sino que comenzaron a bajar sus cuerpos para de esa manera proteger mejor sus cabezas.
Entre todo el grupo, quien más problemas tenía para mantener el ritmo de la cabalgata era Daenerys, quien tenía menos experiencia montando entre todos. Eso hizo que ella fuera quien más sufriera mientras cabalgaba, pues sentía que las riendas se le escapaban de las manos, lo que la obligaba a esforzarse para mantener el ritmo y evitar caerse de su montura.
La joven cabalgaba lo mejor que podía, hasta que de repente, sintió un golpe en su espalda seguido de un dolor punzante. Al sentir el dolor, no necesitó ser una veterana de guerra para saber que había sido alcanzada por una flecha, pero aun así, siguió cabalgando… solo que unos pocos metros más adelante, el caballo en el que iba montando recibió un impacto de flecha en todo el cráneo, muriendo al instante.
Al morir, el caballo tropezó, lo que provocó que Daenerys cayera de bruces, soltando un gemido de dolor en el momento en que su rostro tocó la hierba y la tierra.
El sonido del caballo cayendo fue escuchado por Jon, quien giró la cabeza, lo que hizo que viera primero una flecha dirigida hacia su cara. Al ver el peligro inminente, el hijo bastardo de Eddard Stark movió la cabeza hacia un lado para esquivar la flecha, pero debido al movimiento que hacía el caballo al correr, no pudo esquivarla del todo. La flecha terminó pasando muy cerca del ojo izquierdo de Jon, cortando su rostro y provocando que este sangrara ligeramente.
"¡JON!" fue el grito de pánico de sus amigos al ver cómo la cabeza de su amigo se movía, pues desde la perspectiva que ellos tenían, la flecha le había dado en toda la cara. Sin embargo, para el alivio de todos ellos, por el momento, vieron como Jon volvía a girar la cabeza, mostrando que había esquivado la flecha por poco.
Ellos se detuvieron cuando Jon también lo hizo, y cuando estaban por preguntarle sobre la sangre en su rostro y la razón por la que se habían detenido, se quedaron mudos cuando se percataron de algo más.
"¿Dónde está Daenerys?" preguntó Grenn, quien luego miró hacia atrás y lo vio, al caballo de Daenerys tirado en el suelo, mientras que al frente, levantándose lentamente, estaba la joven Targaryen.
El momento en que él la vio, el resto de los chicos también la vieron. El tiempo pareció detenerse para todos, mientras veían cómo Daenerys se levantaba.
El rostro de la princesa Targaryen goteaba sangre, tanto de la nariz como de la boca, lo cual le daba un pésimo aspecto. Pero para la suerte de la chica, no tenía más heridas, pues al momento de caer, colocó los brazos como escudo para evitar golpear directamente el suelo.
"¡Tenemos que ir por ella!" gritó Pyp con pánico al ver cómo los jinetes se acercaban rápidamente.
El resto, salvo Jon, asintió y sin perder un segundo más, tomaron las riendas de sus caballos y se prepararon para ir donde estaba Daenerys. Sin embargo, antes de que siquiera moviesen un dedo para avanzar, Jon los detuvo alzando su mano.
La acción de Jon los confundió bastante, pues no entendían por qué él los estaba deteniendo.
"¡Maldita sea, Jon! ¡¿Qué pretendes deteniéndonos?!" gritó Grenn mientras miraba a su amigo.
"¡Por los dioses, Jon! ¡No me digas que planeas dejar que muera!" gritó Pyp con incredulidad mientras comenzaba a enojarse.
"No pensé que fueras esa clase de hombre, Jon." Comentó con decepción Edd, quien miró a Jon mientras hablaba.
El único que no habló fue Sam, quien sabía que Jon no era esa clase de persona… y eso quedó demostrado cuando Jon habló por fin.
"No dejaré que ella muera, pero tampoco dejaré que ustedes vayan a hacer algo tan estúpido como cargar así contra esos jinetes." Gruñó Jon mientras miraba al frente…
Las palabras de Jon calmaron a sus amigos, quienes se sintieron algo avergonzados por haber pensado o dicho esas palabras sobre su amigo, pero sabían que no era el momento de pedir disculpas, ya que sabían que Jon no los escucharía.
La razón por la que Jon no escucharía a nadie era simple, es estaba analizando la situación lo más rápido que podía… deduciendo que solo tenía dos opciones, la primera, cabalgar y tomar a Daenerys para llevarla y huir hasta el fuerte… la segunda, llegar hasta ella y darle su caballo mientras luchaba y mataba a todos los jinetes con magia… la última opción era la más segura, pero… fue en ese momento en que se le ocurrió otra idea.
'No hemos avanzado mucho desde que partimos y nuestro antiguo campamento está a menos de siete kilómetros… lo que quiere decir que las trampas están a menos de cinco kilómetros… si los llevamos hacia allí… sí, ese es el mejor plan.' Cuando él terminó de pensar en ello, miró a sus amigos. "Vamos por Dany, la tomaré yo en mi caballo y luego regresaremos hacia donde estaba nuestro campamento."
La sugerencia de Jon sorprendió por un segundo a sus amigos, los cuales no entendían por qué él quería hacer eso. Sin embargo, Sam se dio cuenta solo un segundo después y habló. "Las trampas mágicas… no las quitaste, ¿verdad?"
Al oír la pregunta de Sam, Jon solo sonrió y tras ello espoleó su caballo y salió disparado junto a Fantasma para alcanzar a Dany, la cual estaba en peligro.
"Espera, ¿su sonrisa quiere decir que sí o que no?" preguntó Pyp.
"Que no las ha quitado…" respondió Edd para luego espolear su caballo y seguir a su amigo.
La acción de Edd fue seguida por el resto, Pyp incluido, lo que hizo que comenzaran a cabalgar hacia donde estaba Daenerys.
Mientras sus amigos iban por ella, la joven Targaryen logró levantarse. Estaba desorientada y aturdida, pues a pesar de haberse cubierto la cara al caer, el impacto había sido duro. Mirando a su alrededor mientras su vista volvía a enfocarse, observó el cadáver de su caballo, el cual tenía una flecha incrustada en la cabeza.
Una ligera sensación de tristeza surgió del pecho de Daenerys al ver a su caballo morir. Este había sido su primer caballo y le había tomado cierto cariño. Lamentablemente, no pudo permanecer en su tristeza mucho tiempo, pues al levantar la mirada después de dar un suspiro, vio cómo los jinetes se acercaban y el miedo se apoderó de ella.
Retrocediendo un paso, se vio obligada a correr hacia donde habían ido sus amigos, quienes seguramente ya le llevaban bastante distancia, pero aun así, ella corrió. Mientras corría, escuchó cómo algunas flechas caían cerca de ella, aumentando el miedo que sentía.
'Tengo que salir de aquí.' pensó con miedo la joven Targaryen mientras corría, pero debido a su cota de malla, ella no era tan rápida como esperaba. Aun así, no dejó de correr.
Mientras corría presa del pánico y del terror que suponía ser perseguida por cientos de jinetes, vio a lo lejos una silueta blanca acercándose a ella. Al principio no supo si era una visión o si era real, pero después de unos pocos segundos, pudo distinguirla bien.
"¡Fantasma!" fue el grito que soltó la chica al ver aparecer al lobo de su amigo.
La aparición de Fantasma fue seguida por la aparición de las siluetas de sus amigos, quienes se dirigían hacia ella a todo galope. Esto provocó una sonrisa en su rostro, pues comenzó a sentir esperanza de salir con vida de allí… sin embargo, parecía que eso no sería posible, pues una flecha disparada por uno de los jinetes salió con tal puntería que amenazaba con impactar en su cuello… o al menos eso debió haber pasado, pues antes de que eso ocurriera, ella oyó un sonido agudo.
¡Clanck!
El sonido se produjo cuando uno de los cuchillos arrojadizos que Jon llevaba en su cinturón impactó con la flecha, desviándola.
Aquella demostración de habilidad sobrehumana no debería haber sido posible, pero el hijo bastardo de Eddard Stark pudo hacerlo debido a la combinación de sus sentidos mejorados, su habilidad, su entrenamiento y, finalmente, un golpe de suerte.
Cuando Daenerys oyó aquel sonido, se quedó inmóvil, pues sintió que su muerte había estado tan cerca que quedó en shock. Eso debió haberla convertido en un blanco más fácil, pero para su buena suerte, Jon llegó a su lado y, bajando su mano, la tomó por el cuello de su túnica. Con un movimiento rápido, fue levantada como si no pesara nada y terminó sobre el caballo de Jon.
Cuando ella volvió en sí después del shock de casi morir, sintió que Jon colocaba su brazo izquierdo alrededor de su cintura, para luego comenzar a cabalgar hacia el sur.
Al principio, Daenerys, quien se sonrojó al estar así con Jon, se sintió confundida por la dirección que habían tomado, pero no pudo hablar, pues estaba más concentrada en asimilar el hecho de casi morir.
Después de varios kilómetros de cabalgata, el grupo, que había estado esquivando flechas por más de cuatro kilómetros, llegó al lugar que rodeaba donde había estado su campamento. Sin perder tiempo, siguieron cabalgando, a pesar de que los caballos mostraban signos de fatiga, y después de unos minutos, finalmente escucharon cómo los caballos enemigos comenzaban a caer y cómo sus jinetes gritaban, para luego quedar en silencio.
"Parece que cayeron en las runas de parálisis…" dijo Jon, quien detuvo a su caballo y bajó de allí con Daenerys en su brazo.
Cuando estuvo en el suelo, ella lo vio y pudo ver la sangre seca en su rostro. Aquello la asustó, pero antes de que le preguntara qué había pasado, el resto de sus amigos habían llegado.
"¡Dany!" fue el grito colectivo de sus amigos, quienes se acercaron a ella.
"¿Estás bien?" fue lo que preguntó Sam al verla. "¿Te duele algo aparte de la nariz y el labio?"
La pregunta del exestudiante para maestre tuvo como respuesta que no, al menos hasta que vieron que había una flecha en su hombro. Aquella flecha había pasado desapercibida en un principio debido a que la madera de la flecha se había roto, dejando solo una quinta parte de la flecha y la punta, la cual estaba bien clavada en la cota de mallas de Daenerys.
Al ver la flecha, la tripulación del «StarWolf» se preocupó e hizo verbal su preocupación. Cuando Daenerys los oyó, se sintió conmovida, pero no pudo decirles nada, pues Jon no perdió tiempo y con un solo y rápido movimiento, arrancó la flecha de su cuerpo.
"¡AHHHH!" fue el grito que soltó Daenerys, tanto por el susto como por el dolor.
Si bien la flecha no había penetrado mucho, aún había logrado incrustarse en parte de la carne de la joven Targaryen. Eso se vio demostrado cuando la punta salió con un poco de sangre.
"Dany." llamó Jon con voz solemne, algo que asustó a Daenerys.
"¿Sí?" preguntó con algo de nerviosismo la joven Targaryen.
"¿Crees que puedas quedarte sola unos momentos?" preguntó Jon, algo que sorprendió a Daenerys.
"C-creo que sí… ¿Por qué?"
"Esos jinetes están paralizados y cuando vuelvan en sí, se convertirán en una amenaza… así que, tenemos que ir a eliminar esa amenaza…" dijo Jon con voz solemne y fría.
Cuando Daenerys oyó aquello, la sensación de dolor y el pánico que había sentido antes, el cual había dejado un poco de secuelas hasta ahora, se esfumó. Esto provocó que ella comenzase a sentir ira por casi morir… así que, mirando a Jon, habló y dijo que iría con ellos a acabar con los jinetes.
La acción de la joven Targaryen sorprendió a la tripulación y a Jon, quienes no esperaban aquella reacción. Esto hizo que se miraran y estuvieron a punto de negarse. Sin embargo, fue en ese momento en que Jon le dijo que si ella podía contener su estómago, entonces era libre de seguirlos.
Con esas palabras, ella siguió a Jon, quien había comenzado a caminar hacia donde estaban los jinetes paralizados. El resto de la tripulación al ver esto, solo soltó suspiros y siguieron a la pareja.
Cuando llegaron a donde habían caído los jinetes, todos, salvo Jon, miraron con sorpresa cómo estos estaban completamente paralizados. Los jinetes casi parecían estar hechos de piedra, pues no se movían para nada. Algunos incluso estaban en posiciones nada cómodas, aun así, Jon y el resto no perdieron el tiempo y comenzaron a matarlos.
Debido a que estaban paralizados al momento de morir, ninguno pudo decir nada, ya que todos ellos fueron decapitados… aquellos que fueron atacados por Grenn, Pyp, Sam y Edd. Aquellos que fueron asesinados por Daenerys, quienes solo fueron diez jinetes, tuvieron el honor de morir por la hoja de «Dark Sister». Finalmente, la gran mayoría había sido asesinada por Jon, quien también les decapitó a todos.
El último de los jinetes era aquel que llevaba un penacho en el yelmo. A este, quien Jon supuso era el líder de los jinetes, le leyó la mente con otro pergamino que su maestro le había dejado. La información que recabó de allí provocó que él se sorprendiese, pues no se esperaba aquel desarrollo. Aun así, tras leerle la mente al jinete, él también le decapitó mientras se acercaba a sus amigos, para decirles que deberían de cambiar de ruta… pues debían de ir a Trader Town a buscar la piedra sello que allí estaba.
Nota de autor:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y el Capítulo 36 está listo XD
Al fin estamos en Yi Ti, uno de los lugares con poca información y del que según he oído puede que haya una serie animada XD. Como siempre, la política es una locura en el mundo de George RR Martin… pero enserio, en Yi Ti lo llevan a lo extremo.
Vemos un poco como la tripulación viaja por Yi Ti, buscando ir a los Five Forts, pero como siempre, los problemas salen de cualquier lugar. Ahora, sobre Daenerys… si, ella ha participado en una pelea, la del barco cuando Euron los atacó, pero no es que ella haya hecho mucho en esa pelea… además, no es lo mismo matar a alguien con un arco, que con una espada. Con un arco, al estar lejos, no los ves mucho a la cara, pero con una espada… es diferente. Puede que en el futuro ella sea mejor con la espada, pero no será una maestra espadachina, al menos no de manera natural XD.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
