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Capítulo 34

No importa cuánto alcohol beba, no importa cuánto lo intente. Estas malditas pesadillas nunca se van y el deseo de sangre solo aumenta con cada dia que pasa—

Pensamientos de Edzard 201 CE

Sirzechs observaba con asombro como Edzard y Asia ya se encontraban completamente vestidos con armaduras y listos para ayudar a defender el bosque de los familiares. Al momento en que recibió la llamada y gritar, Edzard rápidamente hizo preguntas, las cuales el transmitió a Zatouji, quien respondió con un sí a cada una de las preguntas de Edzard. Al final de aquella charla, a Edzard no le cabían dudas de que esos licántropos eran originarios de Nirm. Por lo que, Edzard rápidamente dijo que iría a acabar con ellos. Asia le siguió ni bien el dejó la sala. Para este trabajo irían solo ellos dos, pues Aika estaba entrenando con su nueva maestra, una joven llamada Lavinia Remi, Valerie estaba con Gasper acompañándolo en un trabajo y Mittelt estaba en la base de los Grigori haciendo una misión para Azazel.

"Estas seguro de ir solos, Edzard-kun." Preguntó Sirzechs mirando a Edzard y a Asia con un poco de preocupación, pues a pesar de saber del nivel de poder de Edzard, una parte de él no quería enviar a jóvenes a luchar solos. "Puedo formar rápidamente un grupo de demonios para que les brinden apoyo."

"No es necesario. Además, no voy solo." Respondió Edzard mirando con una sonrisa a Asia, quien le estaba diciendo a Marie que se quedara junto a Sirzechs y Grayfia.

"Ya veo. Tranquilo, nos ocuparemos de dejar a Marie-chan con mi hermana y su nobleza." Dijo Sirzechs con una sonrisa mientras veía a Grayfia tomar a la pequeña en sus brazos.

"Recuerda comportarte, Marie." dijo Asia dándole un beso a su hija en la frente. "Volveremos pronto, así que no te preocupes."

Marie sonrió a su madre, ya que sabía que ellos vencerían rápidamente a quien sea que enfrentasen. Posó su vista en su padre cuando lo vio llegar frente a ella.

"Marie si te comportas prometo prepararte un pastel de uvas de Jazbai con frutos de enebro y miel." Dijo Edzard despeinando a su hija.

Los ojos de Marie brillaron de emoción cuando escuchó a su padre decirle aquello, pues los dulces que el preparaba eran los mejores.

"Está bien, papá. Me comportare muy bien." Dijo Marie con una sonrisa. "Buena suerte."

Edzard y Asia asintieron y luego miraron a Sirzechs. El rey demonio entendió rápidamente lo que querían decirle, por lo que, sin perder el tiempo, levantó la mano derecha y teletransportó a ambos jóvenes al bosque de los familiares.

Al ver que ambos jóvenes habían desaparecido, Sirzechs miró a su esposa y le dijo. "Vamos, Grayfia."

Grayfia asintió y se acercó a su esposo. Ambos brillaron de color rojo y desaparecieron del lugar.


Cuando Edzard y Asia abrieron los ojos vieron que estaban en medio de un bosque oscuro en el cual parecía estar formado solo por árboles muertos, ya que no parecía haber ningún árbol con hojas en muchos kilómetros.

"Asia. ¿Estás lista?" preguntó Edzard desenfundaba su mandoble.

Asia asintió y desenfundó su espada.

Las armas que ambos estaban usando no eran espadas de Stalhrim o ébano, esta vez usaban espadas hechas de una aleación de plata con acero.

"Bien. Vamos." Dijo Edzard comenzando a correr mientras usaba su olfato sobre desarrollado para detectar a los hombres lobos.

Ambos corrían a tal velocidad que muchas de las criaturas más fuertes que habitaban el bosque solo veían un borrón negro y uno rubio moverse, mientras que las más débiles solo sentían las corrientes de viento que generaban al momento en que ambos pasaban cerca.

"¡Asia, por aquí!" gritó Edzard al olfatear a unos cuatro hombres lobo; sin embargo, su nariz también captó otro olor. "¡Asia, hay que aumentar la velocidad!"

Asia asintió y ambos comenzaron a correr a más velocidad.

Cuando llegaron al lugar donde se suponía que estaban los licántropos, vieron como estos estaban masacrando con facilidad a un grupo de demonios. Sin perder tiempo, ambos saltaron y se unieron a la refriega.


Uno de los licántropos abrió sus fauces y se dispuso a arrancarle la cabeza al demonio que tenía en frente; sin embargo, cuando sus caninos estuvieron a escasos milímetros de la carne del demonio, el hombre lobo sintió un fuerte dolor en su mandíbula inferior. Luego sintió una corriente de aire recorrer su cuerpo, el cual era el signo inequívoco de que acaba de ser mandado a volar varios metros.

El demonio que vio la muerte frente a sus ojos parpadeó cuando vio que seguía respirando. Rápidamente miró a su alrededor y se asombró cuando vio que los lobos habían dejado de atacar a sus compañeros, los cuales estaban ahora protegidos por un inmenso círculo de fuego.

"Tranquilo, descansa y ayuda a recuperar a los heridos. Nosotros nos encargamos." Dijo una voz frente a él.

Levantando la vista, vio a un joven humano. Cuando estuvo por hablarle, sintió como era arrojado. Sintió que su vista se desenfocaba cuando impactó en el suelo. Al recuperar la vista, vio que estaba dentro del círculo. Unos segundos después, vio como el resto de sus compañeros caían a su lado. Primero cayeron los que estaban ilesos. Segundo, cayeron los heridos, quienes fueron atrapados por sus compañeros.

Ninguno sabía lo que pasaba, pero miraron al frente cuando escucharon el rugido de esos hombres lobos que los habían estado matando como moscas.


Edzard y Asia miraban a los licántropos que los rodeaban. Todos ellos tenían la apariencia de un lobo bípedo con brazos y piernas más grandes, con hombros anchos y cintura pequeña. Sus ojos eran dorados y solo contenían ira y sed de sangre. El pelaje variaba, pues uno era negro, otro gris, otro blanco y el ultimo tenía el pelaje rojizo.

"Ed. Estos no son licántropos comunes, ¿verdad?" preguntó Asia viendo que había algo que no cuadraba con lo que había leído sobre los hombres lobo en Skyrim.

"Sí, tienes razón. Esos son Hombres lobos gigantes." Respondió Edzard al ver a aquella variante de los hombres lobo allí. Estos licántropos eran el doble de grandes que los regulares y tenían miembros igual de gruesos que un tronco de roble. Sus ataques eran más fuertes y su piel mucho más resistente.

'Esto no es bueno. Si las garras de los licántropos eran capaces de atravesar fácilmente el acero en su forma pequeña, en esta forma son capaces de dañar armaduras de mejores materiales. Además, siento que sus habilidades han sido potenciadas.' Pensó Edzard, ligeramente preocupado por la situación. Luego de pensar aquello, miró a su esposa y habló. "Asia. Activa tu balance breaker. Las garras de estos licántropos atravesaran la cota de malla de Mithril con relativa facilidad."

"Okey." Dijo Asia al escuchar aquello. Por lo que, clavando su espada al suelo, extendió sus manos y gritó. "¡Balance Breaker!"

Cuando el cuerpo de Asia estuvo cubierto por su armadura, ella tomó su espada y cargó un círculo de magia en la mano libre que tenía.

"Comencemos con esto. Recuerda no dejar que te acorralen." Dijo Edzard mientras él y Asia tomaban una posición de ataque.

Asia asintió y vio como los lobos comenzaban a acercarse. Inicialmente solo caminaban; sin embargo, luego de un segundo, comenzaron a correr. Eran muy rápidos a pesar de lo que sugería su gran tamaño. Su velocidad fue tal que lograron atravesar la distancia que los separaba de Asia en casi un parpadeo.

'Ahora entiendo cómo pudieron matar a los demonios.' Pensó Asia mientras rodaba por el suelo para evitar la zarpa del lobo negro.

Cuando volvió a levantarse, extendió su mano izquierda y lanzó un potente rayo desde el circulo mágico. El hombre lobo recibió el golpe y patinó unos metros. Sin embargo, su cuerpo no mostro un daño mayor que unas pequeñas porciones sin pelaje donde impactó el hechizo.

'Parece que son resistentes a los hechizos generados por la magia de la Tierra.' Pensó Asia agachándose, esquivando la zarpa del licántropo color gris. Volviendo a su posición inicial, Asia vio a otro hombre lobo intentar atacarla.

Al ver la zarpa del hombre lobo, Asia movió su espada y dio un corte rápido. La espada impactó en la piel del licántropo causándole una herida superficial. 'Su piel es muy resistente. Tendré que aumentar la fuerza o atacar a la boca o los ojos.'

Ya teniendo una idea de cómo enfrentar mejor a sus enemigos, Asia aumentó la fuerza del agarre en su espada y comenzó a moverse a grandes velocidades alrededor de los lobos. Estos comenzaron a desorientarse, pues Asia estaba usando magia para potenciar la velocidad a la que se movía. De la nada, el aullido de dolor de uno de los lobos se hizo presente cuando la espada e Asia logró cortarle los ojos, cegándolo de forma permanente.

El otro hombre lobo, al ver a su compañero herido se lanzó a perseguir a Asia, quien comenzó a correr por el lugar. Cuando vio que el hombre lobo se acercaba, Asia dio un salto acrobático hacia atrás y creando un círculo mágico, lo usó de apoyo para lanzarse a gran velocidad contra su enemigo. La fuerza cinética aumento en gran medida la fuerza del corte y gracias a eso, Asia logró cortar uno de los brazos del hombre lobo.

El hombre lobo cegado aulló e invocó a tres lobos espectrales de color rojo, los cuales se lanzaron contra Asia. Al verlos llegar, Asia extendió su mano izquierda y lanzó un torrente de llamas, el cual engulló a los lobos fantasmales y los mataron. Sin embargo, al terminar el hechizo, tuvo que agacharse para evitar que el lobo gris la matase con el único brazo que le quedaba. Girando su cuerpo, Asia pudo ver que el rostro del lobo estaba cerca, por lo que con un rápido movimiento le calvó la espada en el ojo.

La espada logró llegar hasta el cerebro del hombre lobo, matándolo de manera instantánea. El cuerpo del licántropo cayó sin ceremonias al suelo. A pesar de ver que uno de sus enemigos estaba abatido, Asia se vio forzada a saltar cuando se percató de que el licántropo de piel negra se abalanzaba sobre ella. Al parecer, este hombre lobo estaba usando su olfato para guiarse. Extendiendo su mano izquierda, Asia creo nueve espadas de luz dorada, las cuales volaron a gran velocidad contar el lobo negro. De las espadas, solo dos lograron impactar e incrustarse en la carne del lobo, inmovilizándolo temporalmente, pues se incrustaron en sus patas.

Al ver que su enemigo estaba incapacitado para moverse, Asia clavó su espada en el suelo y juntando sus manos comenzó a cargar una gran cantidad de magia. Magia que fue liberada como una lanza de fuego al momento en que el hombre lobo intentó rugir para convocar lobos espectrales. La lanza terminó con la vida del licántropo de manera rápida, haciendo que su cuerpo cayese al suelo.

"Veo que terminaste." Dijo Edzard acercándose y viendo como los licántropos abatidos comenzaban a volver a su forma humana. Algo raro, pues en casos normales los licántropos se quedaban en su forma de lobo al morir.

Asia miró a su esposo y lo vio sostener su mandoble en el hombro. Sus ojos eran dorados, lo que significaba que había usado su máximo de poder en su forma humana.

"¿Qué tan difícil fue?"

"No mucho. Los decapite rápidamente." dijo Edzard señalando los cuerpos decapitados de los licántropos. Su batalla había sido sencilla, pues los licántropos suelen atacar con garras, las cuales él podía evitar gracias a sus reflejos. Además, al usar gran parte de su fuerza sumado con el peso y poder de un mandoble, eso hizo que fuera fáciles de asesinar sin importar que tan resistente sea su piel.

Luego de hablar, se dirigieron al círculo de fuego. Al apagarlo, Edzard interrogó a los demonios. Allí aprendió que la manada completa era de ocho miembros. Con esa información, Edzard comenzó a olfatear la zona. Al final, logró descubrir a donde se habían ido. Los cuatro lobos restantes se habían separado en dos grupos. Un par fue al este de su posición actual y los otros dos al oeste. Así que, con un juego rápido de piedra, papel y tijeras, Asia se dirigió hacia el este y Edzard hacia el oeste.


Asia corría a gran velocidad mientras se dirigía hacia el lugar donde estaban los licántropos restantes. Cuando estaba por llegar, escuchó el grito de dolor de alguna criatura. Por el sonido, esta no sería más grande que un cachorro, por lo que aceleró el paso cuando llegó, vio un claro donde dos licántropos sostenían con sus mandíbulas a dos pequeños reptiles por sus alas.

Los ojos de Asia se abrieron al reconocer a las criaturas que eran aquellos reptiles, pues había estado en la presencia de los tres dragones que le seguían en poder a Edzard. Por eso, ella sintió enojo al ver como ambos licántropos intentaron desgarrar las alas de los dragones. Así que, sin pensarlo dos veces, descartó su espada de plata y convocó a Anseichim. Con su mejor arma en mano, se lanzó contra los licántropos. Sin que ella lo supiese, sus ojos se tornaron de color rojo con una pupila vertical.

Los licántropos estaban a punto arrancar las alas de los dragones cuando de la nada sintieron que sus cabezas eran muy ligeras. De un momento a otro, su visión se oscureció y ya no sintieron nada más.

Asia miró las cabezas de los licántropos en el suelo. Al parecer, la piel de los licántropos no podía soportar el filo de una hoja hecha de hierro meteórico. Su vista fue a parar a los dragones cuando estos soltaron gemidos de dolor. Luego de enviar su espada a su bóveda en el palacio, Asia se agachó y tomándolos suavemente, los puso cerca uno de otro y comenzó a curarlos con su sacred gear.

Mientras los curaba, Asia los vio mejor. Uno de los dragones era de color azul como diamante y el otro era de un azul apagado como si de hielo se tratase. Mientras los curaba, Asia usaba sus pulgares para acaríciales la cabeza como una manera de calmarlos y hacerles olvidar la traumática experiencia que habían pasado.

Cuando los dragones estuvieron completamente curados, desplegaron lentamente sus alas y volando, se posaron sobre los hombros de Asia y comenzaron a frotar sus cabezas contra el rostro de Asia.

"Ja, ja, ja. Por favor paren, me hacen cosquillas." Dijo Asia entre risas al sentir cosquillas por las caricias de los dragones.

Los dragones no parecían hacerle caso y siguieron. Sin embargo, unos segundos después los dragones se detuvieron y miraron hacia el oeste. Asia los miró confundida y también miró hacia el oeste. En ese momento se escuchó una gran explosión y ella sintió un aumento de poder tan masivo que hizo que los pequeños dragones comenzaran a temblar de miedo por el sentimiento que causaba ese poder.

'Este poder…. No hay duda, es el poder de Edzard el usa el thu'um de aspecto de dragón.' Pensó Asia preocupada, pues era la primear vez que el usaba esa forma para luchar en la Tierra. Sin perder tiempo, Asia comenzó a correr hacia el oeste mientras era seguida por los dragones.


Edzard corría mientras perseguía el olor de los licántropos. La zona por la que se encontraba estaba curiosamente desprovista de otras formas de vida. Sin prestarle atención a eso, continuó corriendo como si nada. Cuando por fin pudo captar el olor de los hombres lobo, también captó otro olor. Este olor era uno que reconocía muy bien, pues él se encargaba de cazarlos a menudo cuando estos causaban problemas en Skyrim. Así que apretando el paso siguió corriendo. Cuando llegó al lugar de donde se originaba el olor, vio como uno de los licántropos era completamente quemado hasta volverse cenizas.

El ser que había matado al licántropo era un dragón muy diferente a los de Skyrim, pues este esté se paraba sobre cuatro patas y tenía las alas separadas de sus dos brazos. Las escamas de este dragón eran de color azul celeste y la piel que no estaba protegida por las escamas era de color azul pálido.

Al ver a su compañero asesinado, el ultimo licántropo intentó escapar, pero para su mala fortuna se topó con un mandoble de plata dirigido hacia su cabeza. El mandoble cortó con facilidad la carne del hombre bestia, el cual murió en ese instante.

Al ver que los invasores estaban muertos, Edzard se dio la vuelta e intentó irse, pero tuvo que saltar a un lado cuando un gran torrente de llamas se dirigió hacia él.

"Oye. ¿Qué te sucede? ¿Por qué me atacas?" preguntó Edzard mirando al dragón.

"¡ROAAAAAR!" El dragón respondió rugiendo.

Edzard frunció el ceño al ver la reacción del dragón, no comprendía porque lo atacaba. Pensando unos segundos, al fin pudo entender lo que pensaba esta criatura.

"Ya veo. Así que crees que yo estoy con ellos y quieres matarme." Dijo Edzard clavando su espada en el suelo.

Tras aquellas palabras, Edzard comenzó a caminar hacia el dragón. Sintiendo el nivel de poder de este, sabía por experiencia que no era como el dragón que había matado hace meses. No, este dragón era más fuerte que aquel. Además, gracias a un libro que había obtenido y a las charlas con Draig, Edzard sabía quién era este dragón. Este dragón era Tiamat, la más fuerte de los Reyes dragones. Una sonrisa apareció en el rostro de Edzard al ver como Tiamat habría la boca y lanzaba un aliento de llamas contra él.

"¡MUL! ¡QA! ¡DIIV!"

El grito hizo que el aliento se convirtiera en una especie de capullo de fuego, el cual rodeó completamente a Edzard.

"Entonces, Tiamat. ¿Comenzamos a jugar?" preguntó Edzard mientras el capullo de fuego comenzaba a partirse en cientos de pedazos.


La mente de Tiamat estaba al borde del colapso. Su cuerpo tenía múltiples heridas. Casi todos sus huesos estaban rotos, sus alas habían sido quebradas y estarían inutilizables por un periodo de tiempo muy largo, eso si es que no habían quedado inutilizables de manera permanente. Además, su mandíbula estaba quebrada, lo que le impediría usar su ataque de aliento. Sus energías estaban por los suelos por lo que, ahora solo estaba tendida en el suelo. ¿Cómo había terminado así? Se suponía que el humano que había aparecido solo sería un calentamiento y un juego luego de que aquellos molestos licántropos llegaran.

Esos licántropos habían sido fuertes, pero no lo suficiente para matarla fácilmente. Solo había tenido que volar y usar su aliento contra uno para matarle. Había visto huir al otro, por lo que había permitido que corriese unos metros para luego perseguirlo como un método de diversión. Sin embargo, el humano había aparecido y lo había matado fácilmente. Por lo que, había decidido que el suplantaría al licántropo. Así que, rugió en un intento de hacer que el huya, pero al ver que él no huía decidió convertirlo en cenizas y fue allí cuando todo cambio.

Lo que surgió de aquel capullo no era humano, era un dragón. Un tipo de dragón que nunca había visto. La batalla entre ambos fue intensa, pero el siempre parecía estar un paso por delante de ella. Era más rápido y había momentos en que desaparecía y aparecía frente a ella. Sus golpes eran brutales y no hablemos de su magia. Tuvo que esquivar un maldito sol en miniatura. Además, el usaba aliento de fuego y escarcha, lo que le permitió ser más flexible al momento de luchar.

'No puedo más. Si esto sigue, moriré.' Pensó Tiamat mientras intentaba en vano levantarse. Miró hacia la sombra de los árboles y vio aquellos ojos que brillaban como estrellas mirarla.

Los ojos de Tiamat se abrieron al no ver burla, ni decepción en esos ojos, ya que lo que vio fue ¿reconocimiento? Ella no entendía que pasaba. Lentamente, su mente se comenzó a apagarse mientras esperaba su muerte. Su único arrepentimiento fue no hacer que Draig le devuelva su tesoro.


Edzard soltó un suspiro cuando sintió que su transformación terminaba. Ya estando en su forma humana, Edzard se acercó a la dragona. Un pequeño hilo de sangre caía por su rostro. Este se originaba de la única herida que había logrado hacerle Tiamat en todo el combate.

"Luchaste bien, Tiamat." Dijo Edzard mirando al dragón en el suelo. Suspirando, extendió ambas manos y comenzó a curarla.

Mientras veía las heridas de Tiamat desaparecer lentamente, sintió que Asia llegaba al lugar. Girando la cabeza, vio que ella no venía sola, pues también había dos dragones bebe con ella, uno en cada hombro.

"Veo que has hecho nuevos amigos, Asia." dijo Edzard mientras seguía curando a Tiamat.

"Sí. Los salvé de los licántropos y ahora me siguen a donde sea que vaya." Dijo Asia con una sonrisa. "Vine porque sentí tu poder, Ed. ¿Qué paso?"

Edzard suspiró y le contó lo que había pasado. Le contó sobre cómo logró rastrear a los licántropos y que cuando llegó Tiamat había matado a uno y luego él había matado al otro. También le contó sobre como Tiamat le había atacado y como le había derrotado hasta dejarla muy herida. Al escuchar aquello, Asia se unió a Edzard para ayudarle a curar a Tiamat.

Cuando terminaron de curar a la dragona, ambos se sentaron y esperaron a que Tiamat despertase. Por fortuna no tuvieron que esperar mucho, pues ella despertó unos pocos minutos de ser curada completamente.

Edzard y Asia vieron como Tiamat abría los ojos y comenzaba a mirar por todos lados confundida. Cuando su mirada se posos en ellos, ella reconoció a Edzard y abrió la boca, pero antes de que atacase, Edzard habló.

"Realmente, ¿quieres volver a hacerlo?" preguntó Edzard mirando a la dragona.

Tiamat se estremeció al recordar su pelea y cerró las fauces. Mirando a Asia, vio a los dos dragones bebe. Ver esa escena hizo que sintiese curiosidad, por lo que decidió hablar con ambos.

"Esto…" comenzó Tiamat a hablar sin saber cómo hablar con quien hace unos minutos casi la había matado. "¿Hola?"

Tanto Edzard como Asia sudaron ante la presentación de Tiamat. Sintiendo la incomodidad de la dragona, Asia decidió hablar para tranquilizarla.

"Hola. Es un gusto conocer a quien es reconocida como la más fuerte de los Reyes Dragon." Asia puso una sonrisa amistosa mientras hablaba.

"Oh. Así que saben quién soy." Dijo Tiamat mirando a Asia. Olfateando, ella se dio cuenta de que Asia tenía el aroma de Edzard impregnado por todo su cuerpo. Esto significaba que ambos eran amantes y que pasaban mucho tiempo juntos. Decidiendo tener una conversación más civilizada, decidió presentarse como es debido. "Un gusto conocerlos, Soy Tiamat el Chaos Karma Dragon. ¿Y ustedes son?"

"Soy Asia Argento Cumberland." Dijo Asia con una sonrisa. "Y el que está a mi lado es mi esposo y se llama Edzard Cumberland Rolandson."

Edzard asintió ante la presentación que le hizo su esposa.

"Ya veo. Es un gusto conocerlos. ¿puedo preguntarles algunas cosas?" preguntó Tiamat sentándose cerca de ambos.

"Vale." Respondió Edzard mirando a Tiamat.

"¿Qué clase de Dragon eres?" preguntó Tiamat mirando a Edzard. "He conocido a muchos y solo hay uno que es un dragón humanoide. Y no eres ella."

Edzard intentó responder, pero no pudo decidir que contarle, ya que no podía contarle que era el hijo de un dios dragón de otro mundo. "Yo no sabría cómo decirlo."

Tiamat miró confundida a Edzard, pero sintió que él no sabía cómo hablar de esto, por lo que decidió no molestarle con aquello a pesar de la duda que tenía.

"Entonces, ¿Cómo es que eres tan poderoso?"

"Me entrené en diferentes tipos de lucha, pero también nací con algunas habilidades que me ayudaron a alcanzar este nivel."

"Ohh. ¿Así que eres de esos raros tipos que son prodigios y que siguen entrenando para mejorar y no se confían con su poder actual?"

"Podría decirse que si soy de esos tipos." Respondió Edzard mientras tenía una mano en la barbilla.

"Ya veo. ¿Qué tan poderosa es tu esposa?"

"Ummm. La verdad es que no lo sé exactamente, pero si tuvieras que medirlo en los niveles de poder que usan los demonios para su sociedad, ella tendría el poder de un demonio de Clase alta, bordeando el nivel de Demonio de clase suprema."

Tiamat miró a Asia con sorpresa, ya que para una humana ese nivel de poder era algo asombroso. Aunque, al sentir mejor el poder de Asia, también se dio cuenta de algo.

"Wow. Ustedes sí que son raros. Tu eres un dragón de un tipo desconocido y tu esposa parece que es una domadora de dragones."

Tanto Edzard como Asia se asombraron al escuchar aquello último, en especial Asia, pues ella no sabía que tenía aquella habilidad.

"Mencionaste que Asia es una domadora de Dragones. ¿Qué quieres decir con eso?"

"Ella tiene la facilidad para crear pactos con dragones." Respondió Tiamat mirando a la pareja. "La Forma más fácil de saberlo es por los dos dragones de nivel alto que tiene a su lado."

Tanto Edzard como Asia miraron a los pequeños dragones que estaban descansando en el regazo de Asia.

"¿Son realmente dragones de Nivel Alto?" preguntó Edzard con escepticismo, pues no sentía mucho poder de estos pequeños dragones.

"Si. Son un Sprite dragón y el otro es un dragón de ventisca." Respondió Tiamat mirando como ambos dragones comenzaban a acariciar el abdomen de Asia con sus cabezas. "Y parece que ambos desean formar un pacto con tu esposa."

"¿Un pacto?" pregunto Asia confundida, pues no sabía que era un pacto.

"Un contrato de familiar." Respondió Tiamat.

"Ohh. Ya veo. ¿Y eso como se hace?"

Tiamat puso los ojos en blanco al ver a Asia completamente confundida y sin saber qué hacer. Girando su cabeza, vio que Edzard tena la misma expresión. Suspirando, les dijo a ambos lo que tenían que hacer para formar el pacto.

Unos segundos después de la explicación, se podía ver a Asia parada mirando a los dos dragones bebe.

"En el nombre de Asia Argento Cumberland los tomo como mis familiares." Dijo Asia mientras extendía sus manos apuntando a ambos dragones.

Ambos dragones estaban sentados en el suelo mientras un círculo mágico rojo aparecía debajo de ellos. Este círculo brilló unos segundos más hasta que finalmente desapareció. Luego de aquello, ambos dragones volaron hacia Asia y se posaron en sus hombros y comenzaron a lamerle el rostro.

"Ja, ja, ja. Ya paren." Reía Asia tratando de hacer que ambos dragones se detengan.

"Entonces, ¿Ellos ahora pueden ser convocados por Asia en todo momento?" pregunto Edzard mirando a Tiamat.

"Así es. Aunque, recomendaría que no los usen para combates, ya que aún son unas crías. Tal vez en un par de años, pero por ahora no."

"Ya veo." Dijo Edzard, pero luego pensó en algo. "Tiamat. ¿Pueden ellos vivir fuera de este bosque?"

Tiamat se quedó pensativa uno segundos y asintió.

"Ya veo. Supongo que sería mejor llevarlos con nosotros a casa."

"No creo que sea recomendable tener dragones en el mundo humano."

Edzard miró a Tiamat con una sonrisa. "¿quién dice que vivimos en el mundo humano?"

"Si no viven allí. ¿Dónde viven?" preguntó Tiamat.

"Vivimos en una dimensión o plano de bolsillo creado por mí." Respondió Edzard con una sonrisa de suficiencia.

Tiamat miró a Edzard sorprendida. No era nada fácil crear una dimensión que existiera de manera permanente. Con cada segundo y con cada cosa que sabía de Edzard, más le intrigaba el joven dragón.

'Él es muy extraño. Primero, un dragón desconocido. Segundo, tiene suficiente poder como para superarme a mí, quien es el miembro más poderos de los Reyes Dragon. Tercero, ha creado una dimensión para vivir.' Pensó Tiamat mirando a Edzard de arriba abajo. Dejando de mirarlo, poso su vista en la cueva que era su hogar en este bosque. Cuando se había establecido aquí lo había hecho para estar en paz luego de los destrozos que había causado en el mundo humano, pero ahora eso se había vuelto aburrido. 'Pero ahora algo interesante ha aparecido frente a mi…. Bueno, acabo de tomar una decisión.'

"Oye, Edzard." llamó Tiamat a Edzard. Al ver que este le prestaba atención, dijo su oferta. "¿Qué opinas de tomarme como familiar?"

Edzard se quedó quieto sin saber que decir. Pero no era el único, pues Asia también estaba quieta, incluso los dos pequeños dragones miraron a Edzard y a Tiamat con la boca abierta.

Edzard salió de su asombro y comenzó a tartamudear. "E-e-espera. ¿Q-q-qué has dicho?"

"He dicho que quiero convertirme en tu familiar."

"P-pero. ¿Por qué quieres hacer eso?"

"Bueno. Estoy aburrida y tu pareces interesante." Respondió Tiamat mirando a Edzard.

Edzard puso los ojos en blanco por esa respuesta, pero al final comenzó a pensar en los pro y contra de aceptar.

'Ella es fuerte y necesitamos toda la ayuda para evitar que las invasiones de daedras causen mucho daño colateral. Así que, supongo que contar con su ayuda sería beneficioso.'

Edzard se llevó la mano a la frente y sonrió. "Está bien, Tiamat. Acepto hacer el pacto contigo."

Tiamat asintió y se sentó esperando que Edzard hiciese el pacto.

Edzard extendió la mano derecha y apuntando a Tiamat, habló. "En el nombre de Edzard Cumberland Rolandson, te tomo a ti, Tiamat, como mi familiar."

El circulo mágico que apareció en el suelo comenzó a cambiar y pasó de ser el circulo mágico que Edzard había diseñado para la magia de la tierra a uno negro con caracteres Aedricos. Tanto Tiamat como Edzard gruñeron cuando sintieron dolor uno en su muñeca derecha y la otra en su pata delantera derecha. Cuando el circulo terminó de brillar, Edzard vio que en su muñeca habían grabadas las mismas runas que aparecían en los pergaminos antiguos.

"¿Qué paso? ¿Esto tenía que doler así?" preguntó Edzard confundido mientras miraba su muñeca.

"No. Se supone que esto es indoloro." Respondió Tiamat mirando su pata. "¿Sabes qué es esto?"

"No. Reconozco los caracteres, pero nunca logre aprender que significaban cada uno." Respondió Edzard mientras se llevaba la mano al mentón y comenzaba a pensar, al final no logró saber por qué apareció el tatuaje. Mirando a Tiamat decidió preguntarle algo. "Tiamat. ¿Sientes algo raro en ti?"

"No. No siento nada extraño." Respondió Tiamat, pues además del dolor que le causó el pacto, no había nada raro en ella.

"Ya veo. Supongo que será algo decorativo que muestra que tenemos un pacto."

Tiamat asintió y luego estiro sus alas y brilló.

Edzard y Asia se taparon los ojos por el brillo. Cuando este desapareció, vieron que en donde había estado Tiamat ahora había una hermosa mujer con el cabello lacio, largo y hermoso de color azul pálido y ojos azul oscuro. vestía un vestido azul claro e iba descalza.

"¡¿T-T-Tiamat?!" gritaron Edzard y Asia al unisonó en completo shock.

"Así es." Dijo Tiamat con una sonrisa en su rostro.

"¿C-c-cómo?" preguntó Edzard.

"Los dragones podemos cambiar de forma con magia. Algunos solo cambian de tamaño y otros como yo podemos tomar una forma humana."

"Oh. Eso tiene sentido." Dijo Asia golpeado su puño contra su palma entendiendo la razón del cambio de forma de Tiamat.

Edzard estuvo por decir algo cuando fue interrumpido por un círculo mágico que apareció en su oído. Contestando la llamada, habló con Sirzechs y le informó que los licántropos ya estaban muertos. Además, le pidió que enviase a alguien para llevarse los cadáveres y estudiarlos, pues no sabía si eran de mortales Nirm o Terrícolas. Al terminar de decir eso, Sirzechs le dijo que Marie estaba en la casa de Issei. Al terminar la conversación, Tiamat le comenzó a hacer preguntas a Edzard, quien le contó sobre la invasión de los Daedras.

Esta información hizo que la dragona tuviese una sonrisa, pues su idea de volverse familiar de Edzard había hecho que se involucrara en algo que nunca esperó, una confrontación entre seres de diversos universos. Ella frunció el ceño cuando se enteró que se dirigían al hogar del actual Sekiryuutei, pero luego puso una sonrisa macabra mientras comenzaba a murmurar planes para torturar al portador de Draig. A parte de la información de la invasión, también le contaron sobre el origen de Edzard. Esto hizo que ella abriera los ojos como platos al saber sobre el verdadero origen del poder de Edzard. Ya con esa revelación, ella al fin pudo entender porque él era tan poderoso.

Al terminar la conversación, Edzard creó un portal y todos se fueron hacia la residencia de los Hyoudou.


Issei miraba a Marie jugar con Gasper y con Valerie. La hija de su amigo había sido dejada al cuidado del ORC luego de que terminasen su misión conjunta con el Consejo Estudiantil. La misión había sido sencilla en el papel, pues tenían que desmantelar un grupo de adoradores de daedras que había aparecido en la ciudad. Por fortuna no fue un grupo que adoraba a Bal o Dagon, sino que adoraban a quien ahora Issei consideraba el mejor príncipe, Sanguine, el príncipe del libertinaje.

El culto estaba ubicado en el distrito rojo de la ciudad, por lo que tuvieron que ir al anochecer. Por fortuna, Valerie se había unido a su grupo y la molestosa de Kiryuu se había unido al del Consejo para poder brindarles apoyo con algunos pergaminos que Edzard les había enviado para la misión. La misión parecía sencilla, pues los adoradores no parecían fuertes, en especial las mujeres a quienes él pensó que podría derrotar usando su Dress Break, pero se equivocó, ya que ellas continuaron luchando a pesar de estar desnudas, esto hizo que el no pudiese luchar bien.

Luego de derrotarlas, llegó el verdadero problema, el líder, quien, usando una especie de bastón con una rosa, invocó algunos seres que según la información de Edzard eran Dremoras. Los dos Dremoras los atacaron y allí se desató el infierno. Al final, sobrevivieron gracias a que el tiempo de invocación de los daedras terminó, pero para sobrevivir tuvieron que luchar por casi media hora de manera consecutiva y sin descanso.

El dejó de pensar en ello cuando un portal de shadowkey se abrió en la sala. Del portal salieron Edzard y Asia caminando, pero no eran los únicos, pues vio dos pequeños dragones en los hombros de Asia. Issei identifico rápidamente al pequeño dragón azul como el que había liquidado al slime que él quería como familiar. Sin embargo, fue la mujer que salió al final la que le causó un mayor asombro.

'Maldita sea, Ed. aA tienes a otra mujer más.' Pensó Issei, llorando de celos al ver a aquella bella mujer con él. Tan sumido estaba en sus pensamientos, que no presintió el instinto asesino que ella le estaba dando.

"A pasado un tiempo, Draig." Dijo la mujer con una sonrisa en el rostro.

Cuando Issei estuvo por preguntarle a Draig de donde conocía a esta mujer, fue interrumpido por el dragón en su brazo.

[¡Compañero, corre!]

Issei parpadeó y vio como la chica ahora estaba frente a él y tenía una sonrisa macabra en el rostro. Antes de que invocase su sacred gear, fue envuelto por una luz y su visión se oscureció.


"¡Ise!" gritó Rias al ver a Issei ser secuestrado. Rápidamente, posó su vista en quien había traído a la mujer a este lugar. Por lo que mirando a Edzard, habló con ira palpable en su voz mientras su poder de la destrucción se hacía visible sobre su cuerpo. "Edzard. ¿Qué significa esto? ¿Quién es la mujer que se ha llevado a Issei? ¿A dónde se lo ha llevado?"

Edzard miró a Rias sin perturbarse por el aura del poder de la destrucción que esta emanaba. Por un segundo, estuvo tentado a lanzarle un hechizo, pero al final decidió no hacerlo, pues eso solo le causaría muchos problemas, por lo que decidió hablar. "No sé a dónde se lo ha llevado. Y su nombre es Tiamat."

El aura de Rias se esfumó al momento en que escuchó aquel nombre.

"D-dijiste T-Tiamat. ¿C-cómo el Chaos Karma Dragon Tiamat?" preguntó Rias entre tartamudeos.

Edzard asintió en respuesta. Esto hizo que Rias se desplomas sobre su silla en shock. Al salir de este, le preguntó a Edzard que había pasado.

Edzard le contó lo que había sucedido, claro que dejando de lado el hecho que había usado su aspecto de dragón.

"Entonces. ¿Asia tiene dos dragones de Alto nivel como familiares y tú a Tiamat?" pregunto Rias con incredulidad por lo que acaba de saber.

Ambos asintieron.

"No puedo creerlo. Ambos sí que tienen micha suerte. Sobre todo, tu, Edzard. ¡Haz hecho algo que ningún demonio ha logrado!"

Edzard comenzó a rascarse la nuca con incomodidad mientras Asia reía suavemente al ver la incomodidad de su esposo.

Unos segundos después, la conversación fue interrumpida cuando un círculo mágico brillo en medio de la sala.

Los ojos de todos se posaron allí y vieron como aparecía Tiamat sujetando por el cuello de la camisa a un desmayado Issei. Dejándolo caer sin ningún cuidado en el suelo, caminó hacia Edzard.

"Tiamat. ¿Qué le hiciste a Issei?" preguntó Edzard al ver como Koneko usaba un palito para empujar el rostro de Issei mientras le preguntaba si seguía vivo.

"Nada importante, solo lo asusté para que aceptara la responsabilidad de recuperar mi tesoro." Respondió Tiamat con una sonrisa inocente en el rostro.

"¿Tesoro perdido?" preguntó Asia confundida.

Para responder a la pregunta, Tiamat comenzó a explicar lo que era un tesoro para los dragones. Luego de aquello, les contó sobre como Draig había pedido prestado unas partes de su tesoro y los había perdido. Por eso le había hecho prometer a Issei que recuperaría esos tesoros.

Rias suspiró cuando terminó de escuchar la historia de Tiamat, pues ahora comprendía porque había atacado a Issei ni bien lo vio. Pero eso no quitaba el hecho de que estaba molesta por aquello. Sin embargo, no era tonta. Sabía que su nobleza no podía derrotar a Tiamat.

Luego de aquello, Edzard tomó a Marie, quien miraba con curiosidad a los dos dragones que revoloteaban cerca de Asia. Para mala suerte de Marie, ambos dragones voltearon el rostro tan pronto como la vieron, haciendo que la pequeña se entristeciera. Cuando la niña estuvo por entristecerse más, sintió que alguien le alborotaba el cabello. Así que, levantando la vista, vio a su padre darle una sonrisa. Marie también puso una sonrisa y comenzó a hacerle varias preguntas a su padre. Las preguntas eran sobre lo que había pasado en el bosque. Rias y el resto de los demonios intentaron escuchar la conversación, pero no pudieron entender nada, pues Edzard y su hija estaban hablando en Tamrielico.

Unas horas después, Edzard, Asia, Marie, Valerie y Tiamat dejaron la residencia Hyoudou y regresaron a la dimensión en la que vivían.


Edzard y compañía caminaban por las calles de Kuoh en dirección a la residencia Hyoudou. Ya habían pasado tres días dese que Tiamat y las dos crías de dragón habían llegado al hogar de los Cumberland. Tiamat, quien ahora vestía un traje de secretaria, había tomado el papel de un administrador y se encargaba de mantener un inventario de los objetos en la casa. Claro que, Edzard la había pillado más de una vez mirando las barras de oro en el tesoro y las armas de la armería. Así que, para evitar que ella robase algo, decidió darle algunas armas y unos cuantos miles de Septims para que comenzara un nuevo tesoro.

También, en días Edzard había recibido el informe de los estudios realizados a los cadáveres de los licántropos. Al parecer, los licántropos eran humanos de la Tierra y no mortales de Nirm. Esto abrió un nuevo dilema, pues el único ser capaz de brindar la licantropía en Nirm era Hircine, el príncipe de la caza.

'Maldita sea, Hircine. ¿A que estas jugando al darles este poder a humanos normales?' pensó Edzard con preocupación. Una parte de él estaba preocupada de que Hircine su hubiera aliado con Bal o Dagon. 'Solo el tiempo lo dirá. Espero que no tengamos tan mala suerte como para tener a Hircine como enemigo también.'

Aparte de este descubrimiento, también aprendió que los dos dragones que eran los familiares de Asia le tenían miedo tanto a él como a Marie. En palabras de Tiamat eso se debía a que podían oler la sangre de los dragones a los que había cazado y que sentían que serían devorados por él. Sin embargo, ellos también le tenían miedo a Marie por el hecho de que ella tenía la misma aura de poder devorar dragones. De hecho, la misma Tiamat le confesó que había sentido un escalofrío cuando reconoció el olor de los dragones asesinados por él.

Además de aquello, Edzard también había entregado el arma a los Sitri. Había llamado a Sona y le había dicho que el arma ya estaba lista y que por eso adelantaría la entrega, pero que la entrega del pago seguiría en la misma fecha.

Flashback

Edzard había dejado una caja de madera larga en el escritorio de Sona.

"Entonces. ¿Esta es el arma?" preguntó Sona mirando el cajón de madera.

"Sí." respondió Edzard abriendo la caja.

Los ojos de todos los demonios, sobre todo los de Tomoe miraron con asombro como dentro de la caja había una katana con su funda en una cama de terciopelo azul.

La katana tenía la medida estándar, es decir ciento diez centímetros de largo. La empuñadura o Tsuka era de color negro, la cual estaba hecha con madera de árbol de flor de cerezo de la isla de estivalia, el entrelazado que cubría la empuñadura era de color azul oscuro. La guarda o Tsuba era un círculo de color negro que tenía la cresta Sitri gravada en relieves de plata. La vaina era negra y brillante, y estaba hecha de la misma madera que la empuñadura.

"Wow, es preciosa." Dijo Tomoe acercándose a la mesa. Con manos temblorosas, sostuvo la katana con ambas manos. "Es un poco más pesada que una katana normal."

"Por supuesto." Dijo Edzard llamando la atención de los demonios en la sala. "Ya que los materiales son de Nirm, normalmente esta espada pesaría unos diez kilos. Pero como sé que en la tierra pesan menos, le he puesto un encantamiento que hace que su peso se reduzca en un ochenta por ciento."

"¿Diez kilos una maldita espada? ¿Qué tan fuerte físicamente son ustedes?" pregunto Saji mirando a Edzard como si fuera un ser de otro mundo, pero luego recordó que era de otro mundo.

"Si, diez kilos. Y esa es una espada a una mano. El mandoble más pesado que he usado pesaba veintisiete kilos. Y un martillo de guerra de ese material creo que pesaba unos treinta o treinta y cinco kilos." Dijo Edzard con una mano en la barbilla pensando en las armas que había sostenido.

"¿Cómo qué crees? ¿No usas ese tipo de arma?" preguntó Sona mirando a Edzard.

"La verdad es que, si bien sé cómo usar un martillo de guerra, no me gusta usarlo. Es demasiado lento para mi gusto".

"Ya veo." Dijo Sona para luego mirar a Tomoe. "Tomoe. Desenfunda el arma."

Tomoe asintió y tomado la katana por la empuñadura, la desenfundó.

Los ojos de todos los demonios se abrieron cuando vieron la espada. Si la katana les parecía hermosa enfundada, ahora no tenían palabras para describirla. La hoja de la katana era de un hermoso tono azul pálido ligeramente transparente que daba la impresión de que estaba hecha de hielo.

"Wow. Es preciosa." Dijeron todos los demonios reencarnados con asombro.

Tomoe miraba su nueva espada y no podía creer que ese fuera el material que había elegido, pues era diferente a lo que recordaba. Ella había elegido un mineral de color verde oscuro no uno azul. Así que, con esa duda, decidió preguntarle al herrero que la había fabricado.

"Edzard-san. ¿Por qué el color es diferente al mineral que había elegido?"

Edzard miró a Tomoe y sonrió por la pregunta. La sonrisa hizo que Tomoe se sonrojara un poco.

"Veraz. Normalmente, la malaquita refinada, que es el material que use para tu katana, es verde. Pero un herrero muy hábil es capaz de hacer que tome varios colores diferentes como un rojo intenso, azul pálido o violeta transparente." Dijo Edzard mientras explicaba cómo se podía obtener diferentes colores de cristal.

"Ya veo." Dijo Sona ajustándose las gafas. "¿Qué habilidades tiene la espada?"

Edzard sonrió y le extendió la mano a Tomoe. Ella entendió que pedía y le dio la katana. Entonces, Edzard caminó hacia Saji y una velocidad muy grande, le hizo siete cortes superficiales.

"¡¿Por qué me atacas?!" gritó Saji en pánico dando un salto hacia atrás. Mientras saltaba, se percató que era más lento de lo normal y que sentía su cuerpo cansado. "¿Q-qué me sucede? ¿Por qué siento el cuerpo entumecido y me siento agotado?"

"Es por la habilidad pasiva de la espada. Esta hace que quien sea cortado por ella se vuelva más lento, además de hacer que se canse." Respondió Edzard haciendo que todos los demonios abrieran los ojos con sorpresa. "También tiene la habilidad de crear picos de hielo si rozas la hoja a suelo."

A decir eso, Edzard hizo un movimiento, el cual rozo ligeramente la punta de la katana con el suelo. Esto generó que unos picos de hielo surgieran del suelo y se dirigieran hacia el frente, empalando varios muebles.

"También permite atacar con ataques de explosión mágica de hielo de esta manera." Dijo Edzard moviendo la katana con fuerza, haciendo que una media luna de color azul surgiese y destruyera una ventana.

Luego de aquello, Edzard caminó hacia Tomoe y le habló mientras le entregaba la katana. "Ya viste las habilidades que tiene. Ahora todo depende de que entrenes para dominar esta arma."

Al momento en que Tomoe tomó el arma, la puerta del Consejo fue abierta abruptamente y unos muy preocupados miembros del ORC entraron.

Fin Flashback

Una sonrisa apareció en el rostro de Edzard mientras este recordaba como Rias había entrado preocupada de que su amiga y rival hubiese estado bajo ataque enemigo, pero luego se sorprendió al ver la katana. Edzard se había retirado mientras Sona y Rias conversaban sobre la katana.

Rias le había llamado más tarde ese dia y había tratado de hacer que le diga todas las habilidades de la katana. Pero Edzard se había negado diciendo que eso era un secreto entre su cliente y el.

"¿Qué creen que haremos hoy?" preguntó Aika.

"No lo sé. Pero espero que sea algo divertido." Respondió Valerie con una sonrisa.

"Yo también. Aunque espero que Marie también se divierta." Dijo Asia mientras sostenía a Marie en sus brazos.

"Yo solo espero que no tengamos que ver otra vez las fotos de bebe del Sekiryuutei." Dijo Mittelt mientras caminaba con los bazos cruzados sobre su cabeza.

Las chicas siguieron hablando sobre lo que harían este dia mientras Edzard y Tiamat caminaban tranquilamente a unos pasos detrás de ellas.

Ya estando a unos metros de llegar a la residencia Hyoudou, Tiamat se acercó al oído de Edzard y le susurró. "jefe. Hay un demonio que nos está siguiendo."

Edzard asintió y susurró en respuesta. "Lo sé. Ese idiota cree que no podemos sentirlo."

"¿Me encargo de él?"

"No. Yo me encargo."

"Entendido, jefe." Dijo Tiamat con una sonrisa descarada en su rostro.

Edzard suspiró y puso una sonrisa divertida.

Cuando el grupo entró en la casa de Issei, Edzard se detuvo y dijo que había olvidado algo y que iría a recogerlo. Las chicas protestaron, pero Edzard las tranquilizo diciéndoles que no tardaría mucho. Así que, despidiéndose de manera temporal, Edzard comenzó a salir del edificio. Cuando estuvo por salir de la casa, usó el hechizo de invisibilidad y sigilosamente salió.

Comenzó a guiarse por su olfato hasta que finalmente encontró al idiota que los estaba siguiendo. A verlo, sintió rabia y una sonrisa siniestra comenzó a formarse en su rostro.

'Parece que el pez pico el anzuelo.' Pensó Edzard mientras tomaba su shadowkey con la mano izquierda. Sin perder un segundo, se abalanzó raudamente contra el demonio. Los ojos del demonio se abrieron con sorpresa al ver a aparecer a Edzard frente a él. Lamentablemente, el demonio reacciono muy lentamente y fue atrapado por Edzard.

Edzard tomó al demonio por el rostro con la mano derecha y usando su shadowkey con la izquierda, creó un portal por el cual cruzó llevándose al demonio.


Nota de autor:

A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.

Y al fin tanto el Dovahkiin como Asia tienen sus propios familiares. Por ahora los dos dragones de Asia seguirán sin nombres, pues no se me ocurre nada. Acepto sugerencias, XD.

Ahora, para aquellos que no lo saben, la razón de la preocupación de Edzard con Hircine es porque en el lore d Elder Scrolls se rumorea que Hircine tiene una alianza con Dagon, pero se menciona que no se sabe si es real, ya que hay no ha habido pruebas que lo confirmen. Además, los hombres lobo de Hircine tendrán un papel un poco más activo en el arco de los vampiros. Que empezaría en unos quince a veinte capítulos, XD.


Drektar: Gracias por mencionarme ese error, la verdad no me había percatado de eso. Por fortuna junto con este capítulo también subí la corrección del anterior.


Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.