Maratón (3/3)
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 71
— Solo aquellos que no han sentido la traición de primera mano pueden dar una segunda oportunidad sin preguntarse qué objetivos hay detrás de las acciones de aquellos que buscan dichas oportunidades. No todos aquellos que desean empezar de nuevo lo hacen con buenas intenciones. —
Estos son los pensamientos de Edzard tras leer un informe sobre las acciones de un exnigromante, el cual masacró al poblado que decidió darle una oportunidad para ser parte de la comunidad.
El viento arreciaba con fuerza, llevando consigo arena y polvo. A pesar de que los vientos eran fuertes, mecían de manera suave, casi como si fuera el toque de un amante, los blancos cabellos de un joven. El cabello del joven era largo y descuidado, mientras que sus ojos eran de un pálido tono azul. Sus ropas consistían en una camiseta de color gris algo holgada. Llevaba pantalones negros ajustados y botas de cuero de diseño simple. Su piel era algo pálida, casi como si fuera porcelana. No llevaba casi ningún tipo de joyería, salvo por un arete circular de gran tamaño, el cual estaba en su lóbulo izquierdo. Aquel arete tenía grabada una imagen del Dios del Sol de la mitología hindú, el Dios Surya.
El joven se encontraba parado mirando hacia la base de la facción de Nilrem, analizando todo con sus ojos, los cuales daban la impresión de que el joven era alguien cruel y despiadado. El nombre de este joven era Karna y era el heredero del alma del héroe Karna, el trágico héroe de la epopeya hinduista Majabhárata.
"Parece que no hay muchos magos de Nilrem en esta base." dijo para sí mismo el joven mientras llevaba su mano a su espalda, encontrando la amarga sensación que era la falta de su arma.
Al no encontrar su arma, el joven recordó por qué estaba allí. La razón había sido simple, se había hartado de seguir las órdenes de Cao-Cao, pero no solo eso, sino que también se había hartado de estar trabajando con aquel ser de otro mundo.
'Espero que puedas volver en ti antes de que sea demasiado tarde para todos, Cao-Cao.' pensó el joven mientras recordaba lo que había sucedido antes de su partida.
Flashback
"¿Realmente planeas desertar de la facción, Karna?" preguntó Cao-Cao mientras apuntaba con su lanza a Karna.
La respuesta del heredero del alma del hijo de Surya fue el silencio mientras sus ojos estaban enfocados en todas las personas a las que llamó compañeros.
"Así es, Cao-Cao. Has tomado decisiones que nos están llevando a un callejón sin salida." respondió Karna con voz monótona, mientras seguía examinando a sus enemigos.
Frente a Karna no solo estaba Cao-Cao, sino que con él estaban Jeanne y Georg. El grupo conformado por los tres miembros más fuertes de la facción de los héroes de la Khaos Brigade se habían reunido para detenerlo antes de que saliera de la base de la facción.
"¡Por favor, Karna-kun, reconsidéralo!" gritó Jeanne mientras clavaba sus ojos en Karna. "¡No puedes dejar la facción ahora!"
"Jeanne tiene razón, Karna." señaló Georg mientras extendía su mano hacia Karna. "Ya hemos perdido a Heracles y a Siegfried, no podemos darnos el lujo de perderte a ti también. Así que, si no vuelves por las buenas, nos veremos obligados a obligarte a que regreses".
"Solo te daré una oportunidad, Karna." señaló Cao-Cao mientras daba un paso al frente.
"Lo siento, pero este es el fin…" dijo Karna, para rápidamente tomar su arco, el cual estaba a su espalda. Cuando tuvo el arma en sus manos, rápidamente dio un salto hacia atrás, ganando más distancia entre él y sus antiguos camaradas.
"Idiota." masculló Cao-Cao con molestia, para luego dar un salto e impulsarse contra Karna.
Al ver a Cao-Cao acercarse, Karna no perdió tiempo y sacando flechas de su carcaj, rápidamente las lanzó contra el líder de la facción de los héroes.
Las flechas de Karna eran rápidas, pero no eran más que flechas mundanas, pues el joven no poseía ningún tipo de sacred gear, algo que lo limitaba al momento de luchar. Es por ello, que sus flechas fueron fácilmente eliminadas por Cao-Cao, quien las cortó con su sacred gear.
Al verlo llegar, Karna movió rápidamente su arco para defenderse. Gracias a que su arco estaba hecho de acero, logró detener el ataque de Cao-Cao, pero no por mucho tiempo. El líder de la facción de los héroes cambió su postura, lo que le permitió retraer su lanza lo suficiente para lanzar un segundo ataque a quemarropa.
Al ver ese ataque, Karna se vio forzado a soltar su arco, esquivando con un salto mortal hacia atrás el ataque de Cao-Cao. Esto lo dejó vulnerable a un ataque por parte de Jeanne, quien se había movido y ahora aparecía detrás de Karna.
"¡Lo siento, Karna-kun!" gritó Jeanne mientras lanzaba un corte horizontal contra Karna. Sin embargo, aquel ataque no impactó en el joven, pues este se agachó para eludirlo.
Después de eludir aquel ataque, Karna corrió rápidamente hacia donde estaba su arco y, al hacerlo, se vio forzado a rodar por el suelo para esquivar un rayo de poder sagrado que surgió de la punta del «True Longinus».
Levantándose rápidamente, logró alcanzar su arco, lo que fue afortunado, pues se vio forzado a usarlo cuando Georg lanzó unos hechizos elementales contra él. Al verlos, tensó rápidamente su arco y, juntando magia, conjuró una flecha de fuego. Soltando la cuerda de su arco, la flecha salió disparada y, en medio de su camino, se convirtió en varias flechas.
Las flechas de fuego de Karna impactaron contra los hechizos de Georg, provocando varias explosiones, las cuales Karna usó para escapar del lugar.
El joven comenzó a correr a toda velocidad, pues sabía que no era rival para esos tres. Sin embargo, mientras corría, un rayo de energía sagrada amenazó con impactar en él, pero logró esquivarlo, al menos parcialmente, pues terminó hiriéndole en el hombro. Aquel ataque, producido por Cao-Cao, no solo lo hirió, sino que también logró destruir su arco.
"AGhhhh…" gruñó de dolor Karna al sentir la herida, la cual hizo que quisiera recostarse contra un muro para poder descansar y dejar que el dolor pasara, pero no lo hizo, pues sabía que si se detenía, estaría muerto.
Así que, sin detenerse, el joven siguió corriendo, logrando llegar a la salida de la base de la facción de los héroes.
Fin del flashback
"Salir de la base ha sido lo más fácil… Pero ahora mismo Cao-Cao está enviando a otros miembros a cazarme… no puedo quedarme sin la protección de una facción", se dijo a sí mismo Karna mientras comenzaba a caminar hacia la base de Nilrem.
El joven deseaba encontrar una nueva facción para obtener protección contra la facción de los héroes, pero hasta ahora, ninguna de las facciones de la Khaos Brigade era realmente lo que buscaba. Esta era la última en la que buscaría algún tipo de alianza para ingresar. Si esta facción era como las otras, no ingresaría y se dirigiría a la ciudad de Kuoh a buscar al pacto de Kuoh.
'No necesito una facción que busque poder para fines egoístas…' pensó Karna mientras caminaba. La razón por la que el joven se había unido a la facción de los héroes era por el nombre, ya que en un principio pensó que era una facción de humanos que buscaban defender a sus congéneres de las criaturas sobrenaturales que planeaban hacerles daño. Sin embargo, con el tiempo, se dio cuenta de que no era así, pues se dio cuenta de que el objetivo de la facción no era lo que él se imaginaba.
El joven siguió caminando bajo el abrazador sol, hasta que sus instintos de supervivencia se hicieron presentes. Sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo, miró hacia la derecha y vio cómo un puño se acercaba a su rostro.
Al ver el ataque, él rápidamente se movió hacia un lado, agachándose ligeramente. Esto le permitió esquivar el ataque, pero no pudo celebrar, ya que un segundo después, una bota apareció en su campo de visión. Este nuevo ataque iba dirigido hacia su cabeza, por lo que, para protegerse, se vio forzado a colocar sus brazos en X para de esa manera poder detener el ataque entrante.
"Ugh." Fue el gruñido de esfuerzo y dolor que Karna soltó cuando aquel golpe impactó en sus brazos.
La fuerza del golpe fue tal que el humano se vio forzado a arrodillarse para de esa manera evitar que la fuerza del golpe destrozase su columna. Aunque, pese a que estaba a la defensiva en ese momento, Karna logró atacar. El ataque del joven se basó en atrapar el pie de su atacante, y lanzarlo lejos.
Cuando su enemigo estuvo lejos de él, Karna miró rápidamente hacia donde lo había arrojado. Al posar sus ojos en él, sintió que su sangre se helaba, pues era la última persona que esperaría ver en este lugar.
La figura que se alzaba frente a él no era una persona que hubiese visto antes, pues era la primera vez que lo conocía en persona. Esto se debía a que él no había ido a la ciudad de Kioto, sino que se había quedado con las reservas en la base de la facción.
'No puedo creer que él esté aquí… uno de los líderes del pacto de Kuoh… el llamado tercer dragón celestial…' pensó para sí Karna mientras veía a Edzard.
Al posar su vista en él, Karna no sabía si maldecir o alegrarse por este encuentro. Lamentablemente, no pudo pensar mucho en ello, pues tuvo que pensar en una forma de evitar que él lo vuelva a atacar. Así que, decidido a hablar con el dragón frente a él, levantó ambas manos en señal de rendición.
Los ojos de Edzard se enfocaron en el joven que tenía frente a él. Lo había atacado porque había rastros de los olores de Cao-Cao y su grupo en el cuerpo del sujeto. Para Edzard, esto era un indicativo de que, o bien era parte de la facción de los héroes o lo había sido.
'Lo más probable es que sea un ex miembro de la facción de los héroes, debido al olor tan tenue que tiene…. Eso quiere decir que ha estado lejos de Cao-Cao y su grupo por algunos días…' pensó Edzard mientras apretaba y soltaba sus manos, preparándose para atacarlo. 'Es lo suficientemente bueno como para poder defenderse de un ataque sorpresa, pero parece no tener un sacred gear, de lo contrario ya lo hubiese usado.'
Luego de aquel pensamiento, Edzard comenzó a pensar en cómo incapacitarlo para leerle la mente. Sin embargo, sus pensamientos se detuvieron de manera abrupta cuando vio que el joven levantaba ambas manos, indicando de manera no verbal que se rendía.
Al ver que su enemigo se rendía, Edzard comenzó a acercarse a él, pues no comprendía por qué él se estaba rindiendo. Finalmente, le hizo la pregunta para entender por qué se rendía, pero la había hecho estando a un par de metros de distancia, ya que esa era una medida de seguridad que estaba usando para evitar algún ataque sorpresa.
"¿Quién eres y por qué te has rendido?" preguntó Edzard, sin dejar de mirar al joven.
Los ojos de Edzard pudieron ver los sutiles movimientos del cuerpo del joven, el cual al oír la pregunta que le había hecho, se tensó un poco. Aun así, el joven no tartamudeó cuando comenzó a responder a la pregunta de Edzard.
"Me llamo Karna."
"¿Solo Karna?" preguntó Edzard, sintiendo curiosidad, pues era común que los humanos de la tierra tengan todos apellidos.
"Sí, solo Karna." Respondió Karna con voz tranquila.
"Entiendo… Entonces, ¿Por qué te has rendido? No creo que Cao-Cao tenga miembros en sus filas que se rindan así de fácil."
Una sutil sonrisa apareció en el rostro de Karna al oír aquello, pues era verdad. Casi la mayoría de los miembros de la Facción de los Héroes pelearía hasta el fin antes que rendirse ante un ser sobrenatural, pero él no era como los otros. A él no lo guiaba la obsesión de probar el poder humano, no, a él lo que realmente le motivaba era el deseo de ayudar y proteger a los humanos de los peligros de los seres sobrenaturales.
Al ver la sonrisa en el rostro de Karna, Edzard levantó una ceja con confusión, pero al final no le dio importancia. Sin embargo, no pudo hacerle otra pregunta al joven, pues este le respondió rápidamente a lo que él había estado preguntando.
La respuesta que salió de la boca de Karna sorprendió de sobremanera a Edzard, el cual no supo qué responder, sobre todo con lo último mencionado por Karna.
"A ver… Déjame comprender bien tu historia…. Has abandonado la facción de los Héroes y ahora buscas otra facción para unirte, pues Cao-Cao y su facción te buscan para silenciarte, ¿verdad?" Cuestionó Edzard de manera franca y directa.
"Así es. Me temo que mis objetivos se habían distanciado de los objetivos de la facción de los héroes y por eso me fui de allí. Y sobre los asesinos de Cao-Cao, es la verdad. Ellos buscan eliminarme porque sé la ubicación de las bases de la facción, también porque tengo información muy sensible sobre los miembros que la componen."
La respuesta de Karna fue franca, o eso pensó Edzard, pues no distinguió ninguno de los patrones que aparecen cuando una persona miente. De hecho, el joven humano estaba muy tranquilo al hablar. Aquello sería más que una clara evidencia de que él decía la verdad, pero el hijo de Akatosh era muchas cosas, pero no alguien que confiaba ciegamente en quien en el pasado fue su enemigo o estuvo en un bando enemigo.
La razón por la que Edzard era tan desconfiado sobre este tema era muy simple, las traiciones que había sufrido en su vida… o al menos eso le gustaría decir, pero la verdad era que él nunca había confiado en quienes luego de ser tus enemigos decían que habían cambiado y que ahora eran tus aliados.
"Sabes, me has contado una buena historia, pero ¿cómo saber que dices la verdad…" dijo Edzard, el cual comenzó a caminar en círculos alrededor de Karna. "Podrían ser tus palabras solo viento y nada de verdad…"
Las palabras de Edzard calaron en la mente de Karna el cual, pese a saber que no eran verdad, entendía que Edzard no le creyese. Aun así, esperaba poder convencerlo, ya que, si era sincero consigo mismo, prefería unirse al dragón celestial que estaba luchando contra los daedras que a otra facción de la Khaos Brigade. Así que, sabiendo que esta era una oportunidad en un millón, dio un paso al frente para hablar.
"Es comprensible que no me creas, pero hablo con la verdad cuando digo que he dejado la facción de los héroes y estoy dispuesto a superar cualquier prueba que me des para que me consideres digno de tu confianza."
Las palabras que salieron de la boca de Karna provocaron que Edzard sonriera, pues sintió que había llegado a donde quería. Si bien desconfiaba de las palabras de Karna, este era un activo valioso para obtener información sobre la facción de los héroes. Así que, caminando hacia Karna, se acercó hasta estar a menos de un metro de él.
"Entonces… ¿Estás dispuesto a someterte a cualquier prueba para demostrar que eres de fiar?" preguntó Edzard, ganándose un asentimiento por parte de Karna. Al ver esta respuesta, el hijo de Akatosh sonrió y extendiendo una mano, habló. "Entonces, déjame ver tu mente…. Para de esa manera saber si realmente eres de fiar."
Al oír la petición de Edzard, Karna sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Él no sabía la razón, pero una parte de él estaba aterrada de permitir aquello, pero sabiendo que la mejor opción que tenía para ayudar a la humanidad era con el pacto de Kuoh, terminó aceptando.
Al ver que Karna había aceptado, Edzard colocó su mano en su cabeza. Un segundo después, esta mano comenzó a brillar de azul pálido, signo inequívoco de que se estaba usando un hechizo de magia de la mente.
Lentamente, la conciencia de Edzard logró llegar a la mente de Karna, permitiéndole ver sus recuerdos. De manera constante, la mente de Edzard comenzó a ser inundada por varios recuerdos, los cuales eran la infancia de Karna. Edzard pudo ver que la infancia del joven no había sido sencilla, pues era un huérfano sin parientes vivos. Había vivido en lugares no muy aptos para un joven, pero eso había hecho que él tuviese un fuerte deseo de proteger a aquellos que no podían hacerlo.
'Ummm… realmente ha dicho la verdad…' Pensó Edzard con una ligera sorpresa, pues no esperaba este desarrollo. Para él, las personas que cambiaban de bando porque realmente deseaban hacerlo no eran muy comunes, pues la mayoría de este tipo de cambios eran estratagemas para lograr infiltrarse en el bando contrario. Por ello, al ver que realmente el joven deseaba unirse a otra facción para ayudar a los humanos, Edzard decidió confiar en él… no del todo, pero sí lo suficiente como para responder por él de momento.
"Parece que dices la verdad…" dijo Edzard, retirando la mano de la cabeza de Karna. "Aunque, no sé si eso te hace realmente confiable… así que, para verificar si realmente eres confiable, tendrás que ayudarme con algo."
"¿Con qué cosa?" preguntó Karna tras escuchar a Edzard.
"Verás…" dijo Edzard, comenzando a contarle al joven todo lo que estaba haciendo Nilrem.
A pesar de que se sentía sorprendido, Karna logró mantener su rostro impasible, pero no estaba para nada contento con lo que acababa de escuchar.
"Entonces… ¿Me acompañas?"
"Sí."
La respuesta de Karna hizo sonreír a Edzard, ya que le agradó esa respuesta. Así que, girando, comenzó a caminar hacia la base de Nilrem, siendo seguido por Karna.
La luz del sol brillaba fuertemente sobre el palacio de Edzard, iluminando las habitaciones del lugar. Varias de las habitaciones estaban actualmente vacías, pero había algunas con personas. La sala de música estaba siendo usada por Ingvild, quien estaba tocando una suave melodía en el piano clásico que había en la sala.
Las manos del medio demonio se movían rápidamente, tocando una melodía sin nombre, la cual era tranquila.
Mientras sus manos tocaban aquella pieza de música, la mente de Ingvild estaba enfocada en las emociones que estaba sintiendo en este momento. Esto debido a que su mente estaba tratando de encontrar la manera de hablar con Asia, pero hasta ahora no había podido encontrar una forma de hablar de manera directa con ella.
'Aún no he podido hablar con Asia para pedirle el permiso para poder unirme a la familia…' pensó Ingvild, mientras dejaba de tocar el piano. Llevándose ambas manos a la sien, el medio demonio comenzó a frotarse ese lugar, pues había surgido un pequeño nuevo problema para ella… ya era el momento en que haga su debut en el inframundo, y si era sincera, estaba algo aterrada por ello.
La joven estaba aterrada porque no sabía cómo reaccionaría la población del inframundo a su existencia. Por mucho que ella ahora sea miembro de la vanguardia contra los daedras, ella aún cargaba con el apellido Leviatán, un apellido que de seguro dividiría a la población en cuanto sus opiniones de ella. Ella estaba consciente de que una parte de ellos la querrían como miembro del clan Leviatán, pero otros no.
'Los días corren y el tiempo se me agota…' pensó Ingvild, la cual se levantó de la silla en la que estaba sentada para comenzar a dar vueltas por el lugar.
Ella sentía su corazón acelerarse por el miedo y la anticipación, pues este era un momento importante para ella. Aun así, ella esperaba contar con más apoyo para no convertirse en un peón político. Pero parecía que no tendría suerte, pues no había podido hablar con Asia desde aquel día en que despertó en la sala de la enfermería.
Un dolor fantasmal recorrió su cuerpo al momento en que ella recordó lo que había pasado en la misión de rescate de Marie. Las heridas que había sufrido, para su buena fortuna, no habían sido muy graves, pero aun así, el dolor que sintió en aquel momento no lo olvidaría en toda su vida. Sin embargo, pese a ello, ella no guardaba rencor contra Asia, pues sabía que ella no había tenido el control de su cuerpo. Aun así, se había dado cuenta de que Asia andaba un poco de puntillas cada vez que se cruzaban o estaban en la misma sala, algo que le desanimaba, pues reducían sus oportunidades de hablar.
Soltando un largo suspiro, miró por la ventana y comenzó a pensar en qué hacer para hablar con Asia para poder decirle lo que anhelaba… ser parte de esta rara, pero alegre familia.
'Tengo que hablar con ella lo más pronto posible, para saber qué opina de mí.' pensó Ingvild mientras comenzaba a mirar por la ventana de la habitación.
Una sonrisa apareció en el rostro del medio demonio al ver el tranquilo lago que había al lado del palacio. Aquellas aguas tranquilas le recordaban a los días en que paseaba con su familia hace cien años, cuando todo era más sencillo para ella.
Ella estuvo mirando al lago unos buenos segundos hasta que finalmente dejó de hacerlo. Al volver a la realidad, comenzó a pensar en qué hacer para hablar con Asia este mismo día. Al final decidió hablar con ella luego de la cena, por lo que sin perder tiempo, comenzó a pensar en qué palabras usar para aquello.
Mientras Ingvild pensaba en qué decirle a Asia, Rossweisse se encontraba en la misma situación. La valquiria estaba sentada en la silla de su habitación, revisando las hojas de las clases de recuperación que impartiría al regresar a la academia después de su descanso.
Esto se debía a que Rossweisse y todas las chicas del grupo de Edzard que asistían a la academia Kuoh habían recibido un permiso de salud para ausentarse. Este permiso se les otorgó para que pudieran descansar después del reciente evento en los Alpes italianos.
Aunque la joven tenía sus hojas sobre el escritorio, su mente estaba en otro lugar… lo que había sentido al borde de la muerte. Se dice que antes de morir uno puede vislumbrar todos sus arrepentimientos, y para la mala suerte de Rossweisse, estos habían creado una profunda carga emocional en ella.
Así que, en ese momento, la joven estaba lidiando con todas las emociones que bullían en su pecho. Por lo tanto, soltando un fuerte suspiro, dejó caer el bolígrafo con el que estaba corrigiendo el material que planeaba usar al volver a dictar clases.
"¿Qué debo hacer?" preguntó en voz alta la valquiria, que se dejó caer sobre la mesa, apoyando su mejilla derecha sobre una de las hojas. "Sé lo que quiero, pero no sé si debería hablar ahora o contenerme un tiempo, al menos hasta que pase el cumpleaños de Marie-chan…"
La mente de la valquiria estuvo debatiendo esto durante varios minutos, hasta que finalmente tomó una decisión.
'Aunque quiera apresurarme, iniciar una relación con Ed-kun antes del cumpleaños de Marie-chan se vería mal… además, tengo que preparar todo para que sea perfecto… eso me tomará algo de tiempo.' pensó Rossweisse mientras se sonrojaba por la vergüenza que sentía al pensar en ello. 'Aun así, aunque lo que hablaré con Ed-Kun será más adelante, hablaré con Asia lo más pronto posible.'
Con ese pensamiento, la valquiria se levantó y, sonriendo, comenzó a retomar sus deberes. Sus movimientos eran más fluidos que antes, pues su mente se había liberado de un problema. Sin embargo, eso no significa que todos sus problemas hubieran desaparecido, sino que este era el problema que más le atormentaba, por lo que ahora que estaba "solucionado", ella podía concentrarse en sus deberes.
Con este nuevo vigor, comenzó a revisar nuevamente las notas, dándose cuenta de que había algunos errores más que corregir en hojas que ya había revisado. Sin perder tiempo, comenzó a corregir todo de nuevo. Mientras lo hacía, imaginaba algunos escenarios para lo que podría considerarse uno de los momentos más importantes de su vida.
Mientras Ingvild y Rossweisse estaban pensando en sus respectivos planes para poder hablar con Asia sobre sus sentimientos por Edzard, dos niñas se encontraban en el ala médica del palacio, mirando hacia la puerta de entrada.
Los ojos de las hijas de dos de los líderes que conformaban el pacto de Kuoh, estaban enfocados en la puerta de entrada de la sala, esperando la llegada de sus progenitores.
Ambas niñas ya se habían recuperado de las heridas que habían recibido en aquel lugar en los Alpes italianos. Cada una había despertado en diferentes momentos, siendo la primera Marie.
Cuando la primogénita de Edzard y Asia abrió los ojos, lo primero que vio fue el techo del palacio, algo que la confundió mucho. Esto se debía a que ella recordaba haber estado en aquella prisión a donde la habían llevado esos sujetos malos que habían aparecido en el pueblo natal de su madre.
Sin embargo, su confusión no duró mucho, pues rápidamente olió el aroma de Kunou y, girando la cabeza, la vio descansando a su lado. Aquel descubrimiento le hizo darse cuenta de inmediato que estaba de regreso en el palacio, por lo que sonrió enormemente.
Levantándose de un solo impulso, la pequeña dragona extendió su mano, esperando despertarla. Sin embargo, cuando su mano tocó la piel de la kitsune, esta no respondió.
La falta de reacción de su amiga provocó que Marie se asustara, comenzando a moverla con un poco de brusquedad, pero al final, incluso aquello no hizo nada por despertarla. Esto hizo que la joven comenzara a gritar el nombre de Kunou con pánico, llamando la atención de las sirvientas, quienes llegaron y rápidamente controlaron la situación, explicándole lo que ocurría con Kunou.
Al final, la pequeña dragona entendió que su amiga estaba muy agotada tanto mental como físicamente, por lo que no despertaría hasta dentro de un rato. Por ello, ella se quedó esperando a su lado.
Por fortuna, Marie no tuvo que esperar demasiado, pues diez minutos después, Kunou abrió los ojos. Sin embargo, a diferencia de Marie, ella despertó de manera más brusca, levantándose y llevándose una mano a la garganta. La joven kitsune comenzó a tomar bocanadas de aire muy fuertes mientras miraba a todos lados con extrema ansiedad y pánico.
La forma en como Kunou se comportaba aterró a Marie, la cual hizo lo primero que se le vino a la mente, abrazar a su amiga. A pesar de que la joven kitsune se sobresaltó al sentir a Marie abrazarla, pudo ver que era su amiga quien la estaba abrazando. Aquella acción fue suficiente como para que ella pudiese notar donde estaba, tranquilizándose de manera paulatina.
Tras aquello, la habitación se volvió a llenar de sirvientes, quienes les dieron a las chicas chequeos rápidos, para luego decirles que informarían a sus progenitores para que vengan a verlas. Lo que nos trae a este momento.
"Ma-chan…" susurró Kunou, la cual estaba mirando a la puerta sin pestañear. "Realmente se están demorando… ¿No lo crees, Ma-chan?"
"Sí…. Quiero que vengan ya…. Tengo que contarles muchas cosas." Respondió Marie mientras hacía un puchero, pues estaba molesta de que sus padres no estuviesen allí en ese momento.
"Sí, te comprendo." Comentó Kunou, mirando a su amiga / hermana menor con una sonrisa, pues le resultaba tierno verla hacer ese puchero. Sin embargo, ella también estaba algo preocupada, ya que sabía que su madre estaría enojada con ella por desaparecer así e irrumpir en una misión tan importante como lo era la de rescate de Marie.
Después de aquel breve intercambio de palabras, ambas dejaron de hablar y se recostaron la una contra la otra, apoyándose mientras movían sus pies juguetonamente. Estaban sentadas en el borde de la gran cama de hospital que había en la sala. Hicieron eso durante un par de minutos, hasta que se vieron obligadas a detenerse, pues percibieron cuatro olores acercándose rápidamente. Dos de esos olores fueron reconocidos de inmediato por ellas, pero los otros dos no…
"¿Quiénes vienen junto a mamá?" preguntó Marie confundida, pues estos olores eran nuevos para ella.
"No sé, pero parecen ser mayores que Asia-san." Respondió Kunou, detectando que el aroma de los otros dos era ligeramente más agrio, algo que demostraba más edad.
La respuesta de Kunou provocó que Marie se sintiera aún más confundida, pues no conocía a personas mayores, salvo los líderes de los pactos, pero estos no tienen ese olor agrio de los humanos al envejecer. Los únicos que la pequeña pudo imaginar serían sus abuelos paternos, pero estos tenían un olor ya conocido por ella, por lo que no eran ellos.
Afortunadamente, ninguna de las dos chicas tuvo que pensar mucho en ello, pues unos pocos segundos después la puerta de la habitación fue abierta por Asia y Yasaka, quienes no perdieron tiempo y de un solo movimiento llegaron a donde estaban sus hijas, tomándolas en fuertes abrazos.
"Mi pequeña Kunou, ¿Cómo en el nombre de Amateratsu se te ocurrió ir a un lugar como ese?" preguntó Yasaka mientras abrazaba a su hija como si temiese que esta desapareciera en cualquier segundo.
Por su parte, Asia le estaba haciendo otra pregunta a su hija.
"¿Estás bien, Marie? ¿No sientes dolor en alguna parte de tu cuerpo?" preguntó Asia mientras tenía a su hija abrazada como si esta fuese de cristal.
La boca de ambas niñas se abrió, intentando dar una respuesta, pero ninguna palabra surgió de allí. Lentamente, los ojos de las dos comenzaron a llenarse de lágrimas, las cuales comenzaron a caer como cascadas, mojando las mejillas de las dos pequeñas, así como las ropas de sus madres. Un segundo después de que comenzaron a llorar, los llantos de las dos comenzaron.
A pesar de que ambas niñas habían despertado y habían estado en pánico, a su manera, ahora mismo estaban en los brazos de sus progenitoras, por lo que los sentimientos que de manera inconsciente mantenían reprimidos surgieron, provocando que ambas lloraran y desahogaran todos sus miedos.
"Ya, ya… todo está bien ahora, Marie… Ya estás en casa…" susurró Asia mientras comenzaba a llorar al tener a su hija en brazos.
"Tranquila, estás a salvo." Susurró Yasaka en el oído de su hija Kunou, la cual solo la abrazó más fuerte, temiendo que su madre solo fuese una ilusión de su mente.
Las dos niñas lloraron y soltaron todo durante más de quince minutos, minutos en los que fueron consoladas por sus madres. Finalmente, comenzaron a calmarse lentamente.
Al ver que las dos ya se estaban calmando, tanto Asia como Yasaka decidieron hacerles preguntas, las cuales estaban enfocadas en lo que había pasado. Para Marie, las preguntas fueron sobre lo que había ocurrido en la iglesia.
Las palabras de la pequeña comenzaron como un susurro, pero lentamente comenzó a narrar de mejor manera lo que había ocurrido. La pequeña narró que había estado jugando a las escondidas con los huérfanos, todo de manera tranquila. Aunque, eso había cambiado cuando Marcus ingresó al lugar, sonriendo como de costumbre. El padre le había dicho que lo siguiera, ya que supuestamente Asia la había estado llamando, pero Marie se había negado, pues no había escuchado a su madre.
Ante esta respuesta, Marcus había seguido insistiendo. Sin embargo, al final, Marie mencionó que nunca le hizo caso, lo que llevó a que él usara un hechizo para tomar como rehenes a todos los niños. Al verlos, ella intentó usar su thu'um, pero él utilizó a los niños como escudos humanos, deteniéndola. Después de eso, Marie narró cómo Marcus golpeó a los niños para presionarla a irse. Finalmente, aceptó y él chasqueó los dedos, haciendo aparecer a algunos sujetos. Uno de ellos se acercó y le dio un certero golpe en la cabeza con una bota, dejándola inconsciente.
Tras narrar esas escenas, Marie contó lo que había pasado durante su cautiverio, mostrando confusión y haciendo énfasis en la voz que había hablado con ella.
"¿Una voz te habló directamente a la mente?" preguntó Asia con mucha preocupación, ya que no era nada normal que eso ocurriera.
"Sí, era un hombre y se presentó a sí mismo como «El Viento Gris»." Respondió Marie, llevándose una mano al mentón y ladeando la cabeza mientras recordaba el nombre con el que la voz se había presentado.
"¿El Viento Gris? Vaya nombre más peculiar." comentó Asia con algo de confusión, pues no había escuchado ese nombre en su vida.
"¿No has oído de él, Asia-san?" preguntó con curiosidad Yasaka, la cual tenía a Kunou sentada en su regazo.
"No." respondió Asia mientras negaba con la cabeza. "Aunque, por la forma en cómo se ha comunicado, es posible que la identidad de este ser sean tres."
"¿Cuáles, si se puede saber?"
"Antes de responderte, lo primero que debes saber es que hablar directamente a la mente se considera magia de la mente en Nirm. Así que, las únicas identidades para este Viento Gris son: Primero, un mago extremadamente poderoso y muy versado en la magia de la mente. Esta opción es la intermedia en peligrosidad de las tres. La segunda es que haya sido un príncipe daédrico, ellos son muy versados en este tipo de magia, ya que la usan para hablar con sus adalides. Finalmente, la más difícil de todas, pero a la vez, la que más segura es, que haya sido un Aedra."
"Esas no son muchas opciones." señaló Yasaka, la cual estaba segura de que gracias a que eran pocas las opciones sería fácil descubrir quién era este ser.
"Sí, pero aun así, las subopciones son muchas y cada una tiene niveles de peligrosidad muy diferentes", expresó Asia mientras frotaba la cabeza de su hija amorosamente. "Le diré a Ed sobre esto… él sabe más de este tipo de cosas que yo."
"Tienes razón… ahora, Kunou, querida… ¿Qué pasó contigo?" preguntó Yasaka, dejando de mirar a Asia y mirando a su hija. "¿Cómo es que te enteraste de la misión y cómo terminaste en la base de los Alpes?"
La voz de Yasaka era amable, pero a la vez exigente, pues la kyubi quería saber cómo es que su hija había terminado en los Alpes italianos junto a los miembros del ORC. Si bien ella había escuchado la historia por parte del ORC, aún quería saber la versión de su hija, más que todo para confirmar lo que llevó a su pequeña a hacer algo tan arriesgado.
Al oír la pregunta de su madre, la primera reacción de Kunou fue mirar a un lado, pero sabiendo que su madre querría respuestas, comenzó a dárselas de inmediato.
La joven kitsune comentó cómo ella había espiado la conversación de Yasaka con Asia y el resto de las chicas. Esto hizo que la kitsune mayor se sintiera sorprendida de esto, pues no se había dado cuenta de que su hija había estado en la sala. Tras ello, la joven kitsune continuó narrando todo lo que había pasado, llegando a la batalla que habían sostenido con Marcus.
En el momento en que Kunou comenzó a narrar todo lo que ocurría en la batalla, Yasaka sintió que se tensaba. Por eso, suavemente comenzó a rascar detrás de sus orejas, lo que hizo que Kunou se relajara. Sin embargo, aunque Yasaka parecía tranquila, la verdad era que estaba enojada por lo que escuchaba, especialmente al final.
"Al final, mi mente comenzó a deshacerse, pero estoy segura de que oí la voz de Edzard antes de caer inconsciente." dijo Kunou, lo que hizo que tanto Yasaka, Marie y Asia la miraran. Las mejillas de la pequeña kitsune comenzaron a teñirse de rojo, pero no fue por la mirada que estaba recibiendo. No, la razón por la que empezó a sonrojarse fueron las palabras que Edzard había dicho cuando apareció.
"Kunou, ¿qué sucede? ¿Por qué te estás sonrojando?" preguntó Yasaka con algo de preocupación al ver a su hija.
Al oír la pregunta de su madre, Kunou la miró y comenzó a tartamudear, pero al final logró decir lo que Edzard había dicho. Debo decir que las palabras de la joven habían calado en las mentes de Asia y Yasaka quedaría corto, pues aquellas palabras significaban que Edzard realmente consideraba a Kunou como su hija.
La sala quedó en un silencio incómodo tras las palabras de Kunou, algo que incomodó mucho a las dos más pequeñas de la habitación. Por lo que, mirando a sus respectivas madres, les preguntaron qué pasaba.
"Tranquila, Marie. No pasa nada, solo que me quedé en blanco unos segundos." respondió Asia con una sonrisa mientras miraba a su hija.
"Así es, Kunou. No pasa nada." respondió Yasaka también con una sonrisa.
La respuesta de ambas mujeres no fue muy convincente para las pequeñas, las cuales levantaron una ceja cada una en señal de incredulidad. Al ver esto, Yasaka miró a Asia y pensando rápidamente, decidió usar la mejor carta que tenían ahora para cambiar de tema, por lo que sin pensarlo dos veces, habló.
"Por cierto, Asia-san… ¿No tenías algo que querías decirle a Marie-chan?"
Los ojos de Asia se abrieron en el momento en que oyó las palabras de Yasaka. Recordando que había dos personas que querían conocer a Marie, la tomó por las axilas y la giró, haciendo que se vieran cara a cara.
"Escucha, Marie." dijo Asia, llamando la atención de su hija, pero también de Kunou, algo que alegró a Yasaka, pues quería desviar cualquier conversación sobre el asunto de Edzard llamando hija a Kunou.
"Sí, mamá." respondió Marie con una sonrisa en el rostro. "¿Qué sucede?"
"Verás, hija mía… Hay dos personas que quieren conocerte." respondió Asia de manera rápida, provocando que su hija la mirase con confusión.
"¿Dos personas que quieren conocerme?"
"Así es. Son dos personas muy importantes para mí… Pensé que estaban muertos, pero eso no era verdad." respondió Asia, poniendo una sonrisa brillante, la cual comenzó a causar curiosidad en Marie, quien no sabía qué personas podían alegrar tanto a su madre sin ser su padre.
"¿Quiénes son ellos?" preguntó Marie con expectación, pues quería saber quiénes eran.
Al oír la pregunta de su hija, Asia sonrió enormemente. Acercando su rostro al de ella, habló de manera ansiosa. "Son tus abuelos."
La respuesta de Asia provocó que los pequeños ojos de Marie se abrieran como platos, pues esa era una respuesta que nunca llegó a pensar o imaginar.
"¿Mis abuelos?" preguntó con sorpresa Marie, pues no entendía aquello. Esto se debía a que ella conocía el olor de sus abuelos y ellos no podían ser quienes habían llegado con su madre, pues el olor era muy diferente. Por lo que, mirando a su madre, preguntó. "Mamá, ¿por qué dices que los abuelos están aquí? Si esas personas que están fuera huelen diferente a los abuelos Roland y Selene."
La pregunta de su hija hizo que Asia se percatara de que no había expresado correctamente lo que quería decirle. Así que, tomando a su hija por las mejillas, la miró mientras le explicaba lo que sucedía.
"Marie… parece que lo has olvidado, pero te preguntaré algo…" dijo Asia con una sonrisa, pues sabía que cuando le hiciera la pregunta, su hija comprendería la situación. "Dime, ¿cuántos abuelos tienes?"
La pregunta de Asia hizo que la pequeña dragona se llevara una mano al mentón, pensando en la respuesta, la cual encontró en pocos segundos.
"¡Tengo cinco abuelos!" respondió Marie emocionada. "El abuelo Akatosh, los padres de mi papá y los padres de mi mamá…"
Tras decir aquellas palabras, Marie finalmente comprendió lo que su madre había querido decirle. Queriendo confirmar si era verdad, la pequeña dragona miró a su madre y vio cómo esta asentía. Al ver esta respuesta, Marie se quedó quieta unos momentos, pero unos segundos después sonrió enormemente. La pequeña comenzó a moverse de manera fascinada, completamente emocionada por la noticia. Marie estaba tan feliz por esta noticia que comenzó a saltar en las piernas de su madre.
"¿Dónde? ¿Dónde están mis abuelos?" preguntó Marie con mucha expectación en su voz, mirando a todos lados.
"Afuera." Respondió Asia con una sonrisa, volviendo a tomar a su hija en brazos y colocándola de tal manera que miraba a la puerta. Al ver que su hija estaba en posición, Asia miró a Yasaka, la cual también miraba la puerta, asintiendo, Asia habló. "Pueden pasar."
En el momento en que Asia habló, la puerta se volvió a abrir y Marie vio entrar a dos personas. Las dos personas, las cuales ella entendió que eran sus abuelos, sorprendieron enormemente a la pequeña. Esto se debía a que no se comportaban como ella esperaba, pues caminaban casi como si estuvieran sobre un puente de cristal. Esta forma de actuar disminuyó la emoción que sentía Marie al conocerlos, algo que fue notado por ellos.
Sin que Marie lo supiera, la razón por la que ellos se acercaban con tanta cautela era simple… el gran parecido que tenía con Asia, algo que les hacía recordar que nunca estuvieron para su hija en los momentos en que ella tenía la misma edad que Marie. Aquel recordatorio era una lanza directa al corazón de los dos abuelos de Marie, quienes comenzaron a sentirse mal emocionalmente.
"H-hola…" dijo con algo de timidez Marie, pues se sentía algo ansiosa por cómo se comportaban sus abuelos.
Ambos adultos se estremecieron ligeramente al oír la voz de su nieta saludándolos. El corazón de ambos comenzó a latir con bastante fuerza, provocando que ambos se sintieran algo incómodos. Aun así, no dejaron de acercarse y cuando estuvieron frente a su hija, ambos actuaron de diferente manera.
La primera en moverse, superando la velocidad que tanto Yasaka como Asia esperaban que pudiera tener, fue Zephyra, la cual movió sus brazos y tomó a Marie, levantándola de manera rápida.
"¡WOAAA!" gritó Marie al ser cargada por su abuela de manera abrupta, lo cual la confundió y sorprendió enormemente.
"¡Eres tan linda!" gritó Zephyra mientras presionaba su mejilla contra la de su nieta, frotándolas en una genuina muestra de cariño. "Cariño, mira. Es como ver a una versión en miniatura de nuestra hija."
Las palabras de Zephyra hicieron que Marcoryan mirara hacia donde estaba su esposa, sonriendo al ver cómo esta abrazaba a su nieta.
"Sí, tienes razón." Respondió Marcoryan, el cual también se acercó a su nieta, para comenzar a despeinarla suavemente.
"Hola, es un gusto conocerte, Marie." Dijo Marcoryan con una sonrisa al ver a su nieta. "Me llamo Marcoryan Cumberland y la mujer que te está abrazando se llama Zephyra Argento."
El tono de voz y las acciones de sus abuelos sorprendieron a Marie. Debido a su comportamiento anterior, ella pensaba que no la querían. Sin embargo, al percibir estas muestras de afecto, la pequeña dragona se dio cuenta de que no la odiaban, sino que la amaban. Por lo tanto, sin pensarlo dos veces, se separó de su abuela, tomó su rostro con ambas manos y le dio un beso en la nariz.
La acción de Marie sorprendió a su abuela, quien luego gritó de felicidad y la abrazó fuertemente.
Mientras Marie comenzaba a conectar con sus abuelos, Kunou observaba todo con un poco de celos, ya que ella nunca había conocido a los suyos. Esto la llevó a poner un semblante triste y a mirar al suelo.
La reacción de su hija ante lo que estaba ocurriendo con Marie entristeció a Yasaka, pues sabía cómo se sentía.
'Lamento que no puedas conocer a tus abuelos, Kunou.' pensó Yasaka con tristeza mientras comenzaba a mover su mano para consolarla. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo más, escuchó pasos acercándose y al levantar la mirada, vio a Marcoryan.
'¿Qué planea hacer?' pensó Yasaka al ver al padre de Asia acercándose a ellas. La mente de la kitsune comenzó a pensar en algunas cosas negativas, de lo cual se arrepintió, pues había conocido a los padres de Asia hace poco y sabía que no eran malas personas. Así que, simplemente se quedó observando lo que ocurriría frente a ella.
"Hola." dijo Marcoryan, saludando a Kunou.
"Hola." respondió Kunou, desviando un poco la mirada, pues no quería que la vieran tan triste.
"Eres Kunou, ¿verdad?"
"Sí, soy yo."
"Me llamo Marcoryan y soy el padre de Asia. Aunque supongo que eso ya lo sabes, ¿verdad?" preguntó Marcoryan sin dejar de mirar a Kunou.
Ante la pregunta, Kunou asintió, pues era más que obvio tras la presentación que Asia había hecho.
"Aunque, tal vez no sabes que soy el tío abuelo de Edzard."
Las palabras de Marcoryan sorprendieron a Kunou, quien no sabía aquello. Sin embargo, la pequeña no pudo decir nada más, pues el padre de Asia volvió a hablar.
"Así es, soy el tío abuelo de tu padre adoptivo… lo que me convierte a mí y a mi esposa en tus tíos abuelos." dijo Marcoryan con una sonrisa en el rostro, mintiendo, pues no era exactamente el tío abuelo de Edzard, sino que estaban más distanciados sanguíneamente, pero eso no era algo que la pequeña kitsune debía saber.
Al oír aquellas palabras, los ojos de Kunou se llenaron de lágrimas por la emoción que sentía al oír aquello. La joven estaba tan sorprendida y alegre por oír esto que no pensó en cómo Marcoryan había dicho que Edzard era su padre adoptivo.
"Así que, mi nueva querida nieta, ¿Quieres venir con nosotros a caminar por el bosque un rato?" preguntó Marcoryan, quien había pensado en esta nueva pequeña actividad para poder unirse a los nuevos miembros de su familia, tanto sanguínea como adoptiva.
"S-sí, quiero ir con ustedes." respondió Kunou, extendiendo su mano, la cual fue tomada por Marcoryan.
Sosteniendo la mano de la pequeña Kitsune, Marcoryan miró a Yasaka, quien sonrió, dándole así permiso para que su hija saliera a pasear con los familiares de Edzard.
Tras este asentimiento, Marcoryan se acercó a Marie y a Zephyra, para luego mirar a Asia.
"Hija, me llevaré a Marie y a Kunou a dar un paseo con nosotros por el lago." informó Marcoryan, ganándose un asentimiento por parte de Asia, quien no vio nada malo en permitir que sus padres pasaran tiempo con las dos niñas.
Con el permiso de ambos padres, las dos niñas fueron llevadas fuera de la habitación por Marcoryan y Zephyra.
Mientras las niñas y los dos adultos abandonaban la habitación, Yasaka se levantó de su lugar y se acercó a Asia. A punto de hacer una reverencia en agradecimiento por lo que los padres de Asia habían hecho, Asia la detuvo.
"No es necesario agradecer esto, Yasaka-san." dijo Asia levantándose de la cama. "No es necesario hacerlo en familia."
Las palabras de Asia provocaron que Yasaka abriera los ojos de sorpresa, pues solo podían significar que ella la estaba aceptando en su familia. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, la esposa de Edzard se adelantó y volvió a hablar.
"No deberías sorprenderte, incluso si no fueras la prometida de mi esposo, el hecho de que él llame a Kunou su hija solo significa que planea adoptarla, sin importar el destino del compromiso entre tú y él. Eso hace que Kunou se convierta en mi pariente y en el de mis padres."
"Entiendo." dijo Yasaka, comprendiendo lo que Asia quería decir, algo que la decepcionó un poco, pues había esperado que ella estuviera completamente de acuerdo con que se uniera a la familia. Aun así, al ver que estaban solas y que el ambiente era bueno, la líder de los youkai decidió hablar. "Pero… ¿Y si quisiera continuar con el compromiso hasta el final?"
"¿Cómo?" preguntó Asia, sorprendida por la repentina pregunta de Yasaka.
"¿Qué pensarías si decidiera que quiero continuar con el compromiso hasta el final y casarme con Edzard?" preguntó Yasaka con una voz y mirada seria, demostrando que esta vez no estaba bromeando.
Al oír y ver la forma en que Yasaka expresaba esto, Asia se dio cuenta de que ella no estaba bromeando e internamente se preguntaba cómo había llegado a este momento. Aun así, aunque no entendía muy bien cómo Yasaka había llegado a la conclusión de querer continuar con el compromiso hasta el final, decidió solo mirarla y sonreír.
"Yasaka-san…" dijo Asia, llamando la atención de la mencionada. "Estoy segura de que te has dado cuenta de que siempre me ponía tensa cuando estaba contigo, ¿verdad?"
"Si." respondió Yasaka, recordando cómo Asia cambiaba su forma de hablar y de comportarse cuando ella estaba cerca. Eso siempre había sido algo que le había molestado a la líder de los Youkai, pues cada vez que intentaba hablar con Asia, tenía que ver cómo esta se ponía en guardia. Aunque, si era sincera consigo misma, entendía por qué lo hacía.
"Bueno, parece que ya no me siento así cuando estoy contigo." señaló Asia mientras movía su mano y tomaba la mano de Yasaka.
La acción de Asia y sus palabras provocaron que la kitsune mirara hacia donde su mano y la de Asia se tocaban.
"No sé qué nos deparará el futuro… pero, si realmente quieres estar con Ed, yo… yo no tengo problemas con ello."
Aquellas palabras calaron en el corazón de Yasaka, quien solo pudo sonreír ante ellas.
"Gracias…" dijo Yasaka, sintiéndose verdaderamente agradecida con Asia por darle esta oportunidad de poder ser parte de una familia, una familia extensa y donde compartiría a su esposo, pero una donde sabía que nunca sería dejada de lado.
Las luces artificiales del interior de la base de Nilrem parpadeaban cada cierto tiempo, haciendo que el ambiente del lugar se volviera más pesado y tétrico. Los largos pasillos de la base estaban desprovistos de mobiliario, por lo que se podía ver hasta el final de cada uno de ellos.
Caminando por uno de esos pasillos, que estaba en el tercer nivel inferior de aquel lugar, se encontraban Edzard y Karna. El dúo de jóvenes caminaba con pasos rápidos, pero silenciosos… al menos por parte de Edzard, pues Karna era un poco más torpe y solo podía caminar de manera silenciosa si se enfocaba únicamente en ello.
"El ambiente de este lugar es muy sombrío." comentó Karna mientras cruzaba frente a la entrada de una habitación, desde donde pudo observar su interior. El interior de la habitación era, extrañamente, un lugar bien iluminado, pero libre de cualquier tipo de mobiliario, es decir, estaba completamente vacío.
"Sí, es cierto. Pero estamos en los pisos superiores… y no nos hemos topado con ningún miembro…"
Las palabras que salieron de la boca de Edzard se vieron interrumpidas cuando, de la nada, aparecieron varios magos humanos frente a ellos.
"¡Intrusos!" gritó el primer mago que vio a Edzard y a Karna, llamando así la atención de todos sus aliados cercanos. El mago, tras aquel grito, movió una mano y apuntó con ella a los dos intrusos. Sin embargo, antes de que pudiera crear un círculo mágico, fue asesinado por una certera lanza de hielo en la cabeza.
El cuerpo del mago salió disparado por la fuerza del hechizo, terminando por impactar en una de las paredes, quedando incrustado allí gracias a la lanza de hielo.
Aquel suceso provocó que todos los magos sintieran un escalofrío recorrer sus cuerpos, pues vieron cómo su compañero no había tenido ni tiempo para poder lanzar un hechizo. Esto hizo que todos dieran un paso hacia atrás al ver a Edzard y a Karna, quien seguía muy de cerca al joven dragón.
"Acabemos con ellos rápido, Karna." dijo Edzard, quien comenzó a enviar magia a sus extremidades.
"Sí." respondió Karna, quien, a pesar de que no tenía un arco o alguna arma, aún podía luchar cuerpo a cuerpo sin armas. Por ello, sin perder tiempo, el joven humano comenzó a correr tras Edzard, usando al dragón como escudo, pues él debería poder desviar los ataques de los magos.
Los magos salieron de su miedo unos segundos después de presenciar la muerte de su compañero, comenzando de inmediato a atacar a Edzard y Karna con hechizos elementales.
"¡Disparen a discreción!"
"¡No los dejen acercarse!"
"¡Mueran, malditos hijos de puta!"
Los gritos de los magos comenzaron a resonar por el pasillo mientras atacaban a los dos jóvenes con hechizos elementales, los cuales iban desde bolas de fuego hasta balas de aire. Todos estos hechizos se movieron rápidamente por el estrecho pasillo, lo que hizo que fueran ataques directos contra Edzard y Karna. Sin embargo, para la mala sorpresa de los magos, Edzard movió su mano y conjuró un escudo, con el cual bloqueó todos los ataques entrantes.
Cuando los hechizos fueron bloqueados, Edzard apretó el paso y apareció frente a los magos. Los ojos de los magos se abrieron de sorpresa, para luego dar paso al horror cuando Edzard les destrozó la cabeza a uno de ellos con un solo y certero golpe.
Los fragmentos de cerebro y hueso salieron desperdigados, ensuciando a otros magos. Estos magos se asustaron hasta el nervio al ver esto, terminando por ensuciarse los pantalones. Lamentablemente, ellos no pudieron ni darse cuenta de lo que su cuerpo había hecho, pues Edzard los miró y en menos de cinco segundos, los mató, destrozándolos.
Mientras Edzard destrozaba a unos magos, Karna llegó a su lado. Al ver a los otros magos, no dudó ni un segundo en lanzarse contra ellos. Aunque no tenía la misma velocidad que Edzard, el joven humano era rápido, por lo que pudo atrapar a uno de los magos con sus manos y, forcejeando un poco, terminó rompiéndole el cuello, matándolo en el acto.
Después de aquella acción, tanto Edzard como Karna continuaron eliminando magos. Ambos jóvenes usaron sus respectivos conocimientos en artes marciales, acabando con todo enemigo que se cruzaba en su camino.
Edzard observaba cómo Karna eliminaba a un mago, usando una patada rápida y precisa, la cual impactó en la mandíbula del mago, rompiéndole el cuello por la fuerza.
'Es hábil, muy hábil en el combate cuerpo a cuerpo… si tuviera una buena armadura, Karna sería más letal…' pensó Edzard, examinando las habilidades marciales de Karna mientras destrozaba a un mago, rompiéndole el esternón y provocando que las astillas le destrozasen los pulmones y el corazón.
El cuerpo del mago cayó al suelo, desparramándose como cualquier cosa.
"Karna, ¿terminaste?" preguntó Edzard mientras inspeccionaba el lugar, dándose cuenta de que no había nadie más con vida.
"Sí." Respondió Karna con voz monótona mientras observaba al último mago muerto en el suelo.
"Bien, tenemos que ir más abajo." Dijo Edzard con voz seria mientras comenzaba a caminar hacia una puerta.
El dúo de jóvenes había estado eliminando magos mientras descendían por la base enemiga. A pesar de que habían encontrado varios magos, estos no eran rivales para Edzard y, sorprendentemente, para Karna. El joven humano había sorprendido a Edzard, pues había demostrado varias habilidades de lucha más que aceptables para un humano desarmado.
"¿En qué piso crees que estamos?" preguntó Karna mientras inspeccionaba el lugar con ojos calculadores, consciente de que no podía bajar la guardia en este lugar, ya que de hacerlo sería una presa fácil para emboscadas.
"No lo sé, pero-" las palabras de Edzard se vieron interrumpidas cuando sus fosas nasales detectaron un olor peculiar y muy espantoso.
Al percibir aquel olor, Edzard no perdió tiempo y sin decir nada comenzó a correr. Esta acción tomó por sorpresa a Karna, quien tras unos pocos segundos de confusión salió corriendo, siguiendo al joven dragón.
Ambos jóvenes llegaron a una habitación cerrada por una puerta, cuyo interior desprendía un olor muy asqueroso, el cual amenazó con hacer que tanto Edzard como Karna vomitaran sus desayunos. Aun así, ninguno de los dos lo hizo, sino que, poniendo semblantes serios, continuaron, ignorando ese hedor.
Edzard no perdió tiempo y de una sola patada destrozó la puerta, permitiendo que los dos jóvenes pudiesen ver el interior de esta. Los ojos de ambos se abrieron como platos ante lo que vieron en el interior.
"¿Qué demonios?"
Nota de autor:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y finalmente, el capítulo 71. XD
Con este capítulo damos fin al maratón. Espero que les haya gustado, pero es momento de volver a la historia.
Vemos la aparición de un OC. Sí, voy a comenzar a incluir uno que otro personaje original, pues necesito llenar algunos espacios en algunas tramas que tengo en mente para el futuro. Algunos de estos personajes cumplirán un papel en la historia, de una manera u otra.
También vemos el despertar de las dos hijas del Dovahkiin, y notamos que algunos sentimientos se van afianzando más que otros. Como dije hace varios capítulos atrás, he decidido que el tema del romance sea algo que ocurra tras bambalinas, al menos en algunas partes, para de esa manera poder concentrarme en otras cosas. Espero poder lograr que se sienta algo natural y no forzado.
Bueno, cambiando de tema, vemos que los padres de Asia conocen a su nieta y a Kunou. Ahora, la razón por la que Marcoryan hace lo que hace es simple: él sabe la importancia de acciones como esta en la psique de los niños, por lo que no quiere que Kunou se sienta excluida.
Ahora, hablando de otros temas, la verdad es que estos capítulos estaban listos desde hace un mes. Eso quiere decir que me he demorado en subirlos por una razón… la verdad es que surgieron algunas ideas, ideas que estoy plasmando en one-shots que planeo subir en el futuro. Sobre qué tratan estos one-shots, siguen siendo crossovers. Uno de ellos, el más avanzado, es uno de Warcraft con Elder Scrolls, el cual por el momento contiene un aproximado de 20k palabras. Lamentablemente, si lo subo, solo será en español, ya que traducir un one-shot de esa magnitud tomaría mucho tiempo… aunque eso puede cambiar, pues aún no llego a terminar todo lo que quiero contar en ese one-shot.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
