Hetalia: Axis Powers (y sus derivados) son propiedad intelectual de Hidekaz Himaruya. Yo no tengo propiedad de los personajes y el propósito de este fanfiction es solo de entretenimiento. No está permitida su comercialización.


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Capitulo 5

El muro de la vergüenza

Berlín, Alemania

La tarde era fresca, indicando el final del verano. La mayoría de las personas que transitaban por la cercanía del muro, se mantenían alejados de este, como si trataran de ignorar su impuesta presencia, como el infortunio que significaba. La realidad, estaba más enfocada en los guardias armados con la orden a disparar cualquier disidente.

Prusia continuó de pie a una distancia prudente para evitar problemas, pero lo suficientemente cerca para ser un acto de rebeldía. Su vista seca y firme, estaba enfocada en aquella construcción deforme que lo aprisionaba en su propio infierno personal. *

–Was für eine scheisse –maldijo él para sí.

La desgracia había caído en su contra cuando apoyó las ideologías arbitrarias del führer. Actos que no debieron sorprender a nadie que lo conociera, ya que imponerse sobre otros siempre había sido su naturaleza; desde sus inicios como los caballeros teutónicos, cuando cazaba paganos en compañía de la orden de los templarios.*

Pero no había que equivocarse, hacer algo porque se puede, no significa que uno lo desee. El escorpión pica para defender pero no implica que quiera matar. Prusia (quien en su arrogancia se comparaba con animal tan mortal como el escorpión) nunca lo admitiría, pero sentía en el fondo lastima de todos aquellos que lastimó bajo las ordenes de tercer reich; personas que murieron, perdieron sus hogares y familias, y algunos hasta la dignidad. Pero al final, Prusia siempre se orgullecería de la lealtad.

Él terminó pagando caro esos actos.

–¡Asshuuuuu!.. –su estornudo retumbó con fuerza alrededor del terreno helado.

Pasó el tiempo y los días se volvieron fríos, y Prusia regresó una y otra vez a su vigilia frente al muro. Siempre de pie, firme y altanero. A pesar de su cuerpo temblara de hambre y frío.

Él se perdía en sus pensamientos. Recuerdos de un milenio examinados una y otra vez en añoranza de mejores tiempos y grandes victorias; mientras, puede escuchar la risa de algún niño del otro lado del muro, jugando en un mundo con mejores posibilidades. Un sonido muy peculiar y lleno de esperanza.

Esa risa infantil le recordó al alemán a cierto americano en un día fatídico en su larga existencia. Una carcajada que le hizo rechistar los dientes.

–Creo que hemos terminado de repartirnos el botín –dijo el americano con altanería y con su característica sonrisa –. Solo queda un pendiente –agregó bajando su vista a los dos prisioneros que esperaban su condena.

Prusia y Alemania permanecían en la parte inferior de aquel anfiteatro, rodeados por los ganadores de aquella guerra y sus hambrientos ojos en búsqueda de su miseria. Oeste pensaba que lo merecían, después de todo lo que sus líderes les habían pedido hacer, pero para Prusia, sus captores no eran diferentes a una manada de perros sarnosos peleándose por un hueso.

Todo lo que sucedía en esa sala era un mero espectáculo, como lo había sido cuando sus oficiales militares pasaron por el mismo trato ante los líderes políticos de los aliados.* Las palabras de las otras naciones eran simples susurros y charadas sin sentido, ya que el único enfoque para Prusia en ese momento fue la mano temerosa de Alemania apretando sus dedos justo como cuando era un pequeño.

Oeste era todo para él, como alguna vez lo fue el sagrado imperio romano.

–¿Hermano? –murmuró Alemania débilmente. Aunque trataba de mostrar resignación, su voz estaba cargada de incertidumbre ante los malos recuerdos de su primera gran derrota.

–¡Je! –soltó Prusia desafiando la situación –. Was ist los? ¿Cómo esto podría empeorar?

Al final, sus enemigos idearon el peor castigo para él por sus crímenes. Más infame que una cárcel o una tortura física: lo separaron de su hermano, sin posibilidades de volverlo a ver y dejándolo a él a la merced de quien lo odiaba y despreciaba ante su tenso pasado. Rusia*

–Vamos a divertirnos mucho juntos –recordaba con claridad las palabras de maldito soviético y su sombría sonrisa.

El cuerpo de Prusia pesaba, no solo por el terrible frio de las tierras rusas que helaba sus huesos o los golpes que dejaron magullado su cuerpo. Después de la guerra se había debilitado, le costaba más tiempo sanar y recuperarse, pero seguía vivo. Y aún inmortal.

Probablemente, todos habían esperado verlo desaparecer, consumirse poco a poco como lo hacían los humanos, con una curiosidad casi mórbida. Pero las cosas no funcionan así, Prusia lo sabía muy bien. Después de ver tantas naciones ir y venir, y estar cerca de su propia desaparición, le habían dejado cierta sabiduría sobre las condiciones de su propia existencia.

–Vaya –musitó Rusia decepcionado una tarde después de haber hecho a Prusia escupir sangre sin desfallecer –. No era lo que esperaba.

–Lamento decepciónate, dumme –dijo el otro limpiando el mentón con su manga, mientras una sonrisa desafiante relucía en sus labios.

Su gente lo mantenía vivo. Y no importaba cuanto Rusia golpeara o lastimara a su pueblo atrapado del otro lado del muro con su terrible régimen comunista, él seguiría existiendo hasta que el último alemán del este olvidara de quienes eran y donde venían.

De nuevo frente aquel muro, durante el terrible invierno del este de Alemania, Prusia se sintió esperanzado al observar el creciente rechazo de su pueblo maltratado, hambriento, herido y sin nombre ante aquel régimen en el que los demás aliados lo habían dejado podrirse.

Solo podía imaginarse a Oeste del otro lado teniendo mejores oportunidades bajo la dirigencia del cerdo capitalista de Estados Unidos.* Sabía muy bien que el americano se había asegurado de dejar su huella de ese lado mundo, antes de regresarse a su continente con sus bellezas latinas colgadas de los brazos. Aunque debía darle el crédito; ya no arrojaba bombas, solo amenazaba con hacerlo.*

Era una lástima que nunca pudo asegurar lo mismo de Rusia, quien había disfrutado por años humillarlo en venganza por sus actos pasados. Había sido su distracción favorita por años de su lucha contra el hombro frío al americano.* La vida de Prusia bajo el terrible régimen comunista lo había dejado no solo desnutrido y débil, sino también hambriento de libertad. Y a pesar de los años de sufrimiento, aislamiento y olvido, la flama de su espíritu vivía aún en su interior y en el de su gente.

Finalmente un día, ya habían tenido suficiente.

–¡Die wand runter!

La disconformidad había aumentado en lo que el poder del régimen soviético perdía fuerza, el capitalismo se fortalecía y el comunismo moría; pronto la atención de las personas se volcó en aquel muro que siempre había sido símbolo de sufrimiento, dolor y cautiverio.

Prusia siempre lo sintió. Por ello no dudo ni un instante, cuando de nuevo frente al muro que dividía lo que fue la poderosa capital de Berlín, tomó aquel martillo que le ofrecía, y al igual que otros, liberó toda su frustración contra aquella pared de roca. *

Las batallas perdidas, las humillaciones, su nombre derrochado, su territorio dividido, la separación de su hermano, todo pesaba dentro del pecho del alemán, mucho más que el mazo en su manos. Lo único que realmente podía pensar en aquel momento, era en recuperar su libertad su voz, escapar de esa jaula y ver de nuevo a su hermano menor.

–¡Arrggg! –rugió sentando un golpe contra la roca, tras otro.

Y cuando la última piedra cayó a sus pies y un camino se formó en el muro, el die Wende*; y pudo ver del otro lado los ojos azules de la persona que había deseado por tanto tiempo volver a encontrar.

–¡¿Hermano?! –dijo Alemania sin dar crédito a sus ojos, cubierto de polvo y sudor.

–¡Oeste! –bramó Prusia arrojando su herramienta al olvido antes de lanzarse contra los brazos de su familia.

Había sobrevivido a la guerra sin nombre, tierra y poder, pero aún era parte de algo mucho más importante.

–¡Die wand ist offen!


*El Muro de Berlín fue un muro de seguridad que formó parte de la frontera interalemana desde el 13 de agosto de 1961 hasta el 9 de noviembre de 1989. Rodeaba y separaba la zona de la ciudad berlinesa encuadrada en el espacio económico de la República Federal de Alemania (RFA), Berlín Oeste, de la capital de la República Democrática Alemana (RDA), Berlín Este, entre esos años. Se referían a él como Muro de la Vergüenza.

* La Orden Teutónica, en alemán Deutscher Orden fue una orden medieval de carácter religioso-militar fundada en Palestina en 1190 en la Tercera Cruzada durante el asedio de la fortaleza de San Juan de Acre. En 1198 se convirtió en orden militar. Se estableció en Prusia creando un Estado de la Orden Teutónica independiente.

*Los Juicios de Núremberg o Procesos de Núremberg fueron un conjunto de procesos judiciales emprendidos por iniciativa de las naciones aliadas vencedoras al final de la Segunda Guerra Mundial, en los que se determinaron y sancionaron las responsabilidades de dirigentes, funcionarios y colaboradores del régimen nacionalsocialista de Adolf Hitler en los diferentes crímenes y abusos contra la humanidad cometidos en nombre del Tercer Reich Alemán a partir del 1 de septiembre de 1939 hasta la caída del régimen en mayo de 1945.

* Berlín se dividió en cuatro sectores desmilitarizados a excepción de las fuerzas armadas de Francia, de Gran Bretaña, de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y de los Estados Unidos de América en sus zonas respectivas, e independientes de ambos Estados alemanes. Berlín Occidental (oeste) se asemejaba en muchos aspectos a un estado federado contando, por ejemplo, con representantes en el Parlamento. Berlín Oriental (este) tornó la guerra fría en una la amenaza militar permanente, se reforzaron las fronteras, que con el tiempo, daría a ser una separación entre las dos partes alemanas.

* La Guerra Fría fue un enfrentamiento político, económico, social, ideológico, militar e informativo el cual comenzó al término de la Segunda Guerra Mundial; entre los bloques Occidental (capitalista) y Oriental (socialista), liderados por Estados Unidos y la Unión Soviética respectivamente. La Unión Soviética y los Estados Unidos comenzaron a competir por la influencia en Europa, América latina y oriente próximo, incluso con la amenaza del uso de armas nucleares.

*La apertura del muro, conocida en Alemania con el nombre de die Wende (El cambio)


Hola a todos.

Espero que disfrutaran este capítulo. Me tomó un tiempo tenerlo listo pero finalmente esta aquí.

Aquí marque otro de mis headcanon sobre las naciones: que son las personas quienes influencian su existencia e inmortalidad; que a pesar del cambio de nombre, territorio, mientras su pueblo se identifique exclusivamente del resto del mundo, es lo que les permite seguir existiendo a las naciones. Pero eso también afecta su fuerzas y salud.

Ya por último, les doy un pequeño adelanto, el próximo capítulo será sobre la conquista del continente Americano.

Es todo por ahora. Saludos.