39 días en la Tierra 39-81.
Si algo agradecía Loki en ese instante era no ir a trabajar. Todo parecía más calmado y relajado desde que lo despidieron del hospital. ¿Debía preocuparse por el dinero? Tal vez. ¿Lo hacía? No. Total, todavía no lo habían sacado del apartamento ni tampoco le habían cortado la luz. Sí, la comida comenzaba a escasear, pero cuando se acabara comería todos los días con su hermano. Al cabo que a Stark le sobraba dinero.
El asgardiano estaba sentado en su sofá, con los pies en la mesita enfrente de él. La música sonaba a todo volúmen, como todos los días desde que dejó de trabajar. No prestaba mucha atención a la melodía, pues su ojos solo estaban puestos en la conversación que tenía en su celular. Hablaba con Thor sobre decenas de cosas; sobre la vida de Loki en su mundo, sobre lo que a Loki le gustaba, sobre los libros que Loki había leído; prácticamente cualquier cosa que al Dios de las Mentiras le gustara. Loki no sabía si realmente hablaba con su hermano, pues la forma de escribir entre mensaje y mensaje cambiaba de vez en cuando, lo que lo hacía sospechar que Natasha Stark podría estar ayudándolo a mandar mensajes, algo que lo divertía.
Ya había pasado más de un mes desde que llegó a aquel mundo, aún no sabía dónde estaba el libro ni cómo podía volver, pero se estaba acostumbrando a su vida en Midgard ahora. No era tan mala como algún día pensó, aunque claro, jamás se compararía con Asgard. La Tierra simplemente era… acogedora. Y lo era aún más en ese mundo porque jamás intentó conquistarla, pero esas eran pequeñeces.
Su timbre sonó, como siempre a esa misma hora. Ya sabía quién era, por lo que no se molestó en hablar, simplemente bajó un poco el volúmen de la música, se paró y abrió la puerta. Verity traía dos bolsas repletas de comida; huevo, leche, verduras, carne, entre otros.
—Te traje la despensa —comentaba Verity con una sonrisa mientras enseñaba lo que había traído.
Loki esbozó una sonrisa mientras le quitaba una de las bolsas y caminaba hacia la cocina.
—Supongo que ahora comeré por otras dos semanas más —decía al mismo tiempo que ponía las bolsas en la barra de la cocina. Con un poco de magia decidió levantar los víveres y acomodarlos donde pertenecían.
Verity lo miró divertido—. Veo que ahora eres Matilda.
—La vi hace un par de días —rió—. Sirve para medir cuánta magia he recuperado. —Las bolsas ahora estaban vacías—. Espero pronto poder crear ilusiones y cambiar de forma.
Ty se sentó en una de las sillas que había en la barra de la cocina—. ¿Y en qué piensas convertirte cuando puedas hacerlo?
—Oh, esa es una sorpresa —sonrió con un toque de malicia al mismo tiempo que tomaba las bolsas y las depositaba en el bote de basura.
—Esa sonrisa nunca me da confianza —Verity siguió a Loki con su mirada, mientras él iba por su celular a la mesa de la sala.
—Yo siempre tengo esta sonrisa —ensanchó su sonrisa un poco más, antes de tomar su celular y leer los mensajes que había recibido.
Verity observó la expresión de Loki mientras mensajeaba. La sonrisa que tenía antes, casi había desaparecido, en cambio parecía ansioso y un poco preocupado. Aquello hizo que un pequeño dolor punzara el pecho de Verity.
—¿Hablas con Strange? —preguntó Ty.
—No, en realidad es mi hermano —contestó Loki sin dejar de mirar el aparato—. Volví a tocar lo de Asgard y sigue sin parecer muy seguro. —Alzó la mirada.
—¿Y realmente te va a llevar?
—Yo espero que sí —Loki bloqueó su celular y se dejó caer en el sillón—. Confía más en mí, pero creo que no le he dado una razón suficiente para que me lleve a Asgard —su mirada se dirigió al techo—. Creo que una parte de él sigue sin creerme.
Verity no respondió, se limitó a mirarlo unos segundos más, antes de pararse de su asiento y caminar hacia Loki. Se sentó a un lado de él.
—¿Tienes miedo de no volver? —se aventuró a preguntar la mujer.
—Tengo miedo de no volver a ver a mi madre.
Ambos se quedaron callados un par de minutos hasta que una nueva notificación llegó al celular de Loki, quien tomó el aparato y leyó el mensaje.
Verity pudo observar como el rostro del jotun cambiaba, su semblante antes serio y decaído ahora era iluminado por lo que sea que veía en el celular. Una sonrisa adornaba su rostro. Era casi imperceptible, como si Loki fuese consciente de ella y tratara de esconderla; pero sus esfuerzos resultaron en vano, pues Verity sabía perfectamente que ahí estaba. Sus ojos brillando, la sonrisa asomándose desde su rostro y un pequeño e imperceptible sonrojo en sus mejillas. No sabía con quién hablaba Loki; Tal vez Thor, Stark, Stephen o aquella bailarina de quien le habló en un par de ocasiones, Sigyn. Con quien sea que hablara, se le veía feliz. Una felicidad que no había visto antes en ese rostro, porque jamás la vio en Tom, pero que parecía reconfortante. Tal vez Loki ni siquiera se había dado cuenta de ello o tal vez no quería, pero estaba ahí y a ella le alegraba ver a su amigo feliz.
—Una vez dijiste que no te relacionabas con mortales... —habló Ty de un segundo a otro, provocando que Loki dejara de mirar el celular y la mirara a ella—. Y yo dije que eso era mentira... ¿Somos… tus primeros amigos mortales?
Loki no contestó al instante, dejó su celular a un lado de él y miró el techo, como buscando una respuesta en él, o solo haciendo una pausa dramática.
—No —contestó después de unos segundos de silencio—. No, no lo son —dio otra pausa—. En realidad es la segunda vez que permanezco tanto tiempo aquí, en La Tierra.
—¿Quieres contarme?
—Eso iba a hacer —sonrió—. Fue cuando era más joven. No sé, tenía unos 800 años, creo, no estoy seguro —soltó una risilla—. Mi padre me castigó por un problema en el que me metí junto a Thor y me envió a Inglaterra en el siglo XIX para ayudar a una "sociedad secreta" —Loki trató de imitar a Odín de forma burlona cuando dijo lo último—. Un lugar espantoso, pero ahí conocí a ciertas personas... A cierto chico… —La mirada de Loki se concentró en el techo, como si pudiera ver al chico en el techo.
Verity abrió los ojos y se inclinó hacia Loki con atención.
—Era lindo, creía en mí más de lo que alguien creyó en aquel momento —continuó Loki.
—¿Y qué pasó con él?
Loki soltó una risilla y bajó la mirada—. Lo dejé.
Verity dio un pequeño grito ahogado, mientras tomaba un cojín y golpeaba a Loki con él.
—¡Hey! —exclamó Loki.
—¿¡Cómo que lo dejaste?!
—¡Tenía que volver a Asgard!
—¡¿Pero no contactaste de nuevo con él?!
—¡No y no me grites!
Verity dejó el cojín—. Perdón.
—No, no volví a saber de él. Éramos muy jóvenes y él... solo creyó en mí demasiado antes.
Verity observó el rostro de Loki antes de volver a hablar—. ¿Te gustaba?
—Un poco, sí. Pero supongo que jamás lo volveré a ver, ahora ya está muerto —dijo en tono burlón, restándole importancia.
Ty volvió a golpearlo con el cojín. Sabía que Loki no mentía, pero parte de lo que decía no era del todo verdad. Su forma de decirlo daba a entender que poco le importaba, pero en el fondo ella sabía que de vez en cuando pensaba en aquel chico. En aquel mortal que, en palabras del mismísimo Dios de las Mentiras, creyó demasiado antes en él.
Loki tomó otro cojín y golpeó a Verity, creando una guerra de almohadas que llenó de risas el departamento.
Verity no se fue hasta pasadas las 9 de la noche, por lo que Loki la acompañó a tomar un taxi para que se fuera a casa. Cerró la puerta del auto y observó cómo Ty se perdía entre las calles de Manhattan.
No eran más de las 10pm, y la ciudad de Nueva York se llenaba de vida. Las personas caminando apresuradamente por la calles y los carros avanzando a paso lento en algunas avenidas, mientras que en otras pasaban de forma regular. Observó a las personas ir y venir por unos instantes más antes de dar media vuelta y dirigirse de nuevo a su apartamento.
Su paso era lento y constante, con la mirada fija en el celular, leyendo un par de mensajes que Sigyn, aquella bailarina a quien salvó hace días, le enviaba. Ella era divertida, con una gracia singular y un sentido del humor parecido al de un niño de nueve años. Habían intercambiado sus números el día del ballet y de ahí se mensajeaban uno que otro día. A Loki le agradaba, se sentía familiar su interacción con ella; no del tipo que sintió la primera vez que vio a Verity o Stephen, si no que esta familiaridad se sentía como casa, como Asgard. Un sentimiento que venía de él, no del cuerpo de Tom.
Su mente venía completamente concentrada en los mensajes, por lo que no se dio cuenta que estaban a punto de robarle hasta que sintió cómo le arrebataron el celular de las manos y después vio correr al maleante. Loki no perdió el tiempo y comenzó a perseguirlo por las calles llenas de gente. Su ropa cambió a la que usaba en batalla y sus manos y ojos destellaban una peculiar luz verde. Esquivaba a las personas de forma rápida sin apartar la mirada del ladrón.
Poco a poco se alejaban del bullicio de las avenidas principales y se adentraban a zonas silenciosas y oscuras de la ciudad de Nueva York. En algún punto el ladrón se metió en un callejón, una acción que Loki aprovecharía para poder vengarse.
Disminuyó su velocidad conforme se acercaba y paró por completo cuando ya se encontraba al inicio del callejón. Era oscuro, como si toda la luz que hubiese alrededor muriera ahí. No alcanzaba a percibir nada, ni una silueta, ni un movimiento. Alzó su brazo y conjuró una pequeña llama en su palma derecha, mientras daba un paso al frente, adentrándose en la oscuridad. Era lúgubre y lleno de basura. Las cucarachas iban de una bolsa a otra, al mismo tiempo que las ratas se asomaban desde los contenedores de basura. Loki arrugó la nariz al percibir el fétido aroma que desprendía el lugar.
Un movimiento rápido seguido de un golpe, llamó su atención. Loki dejó de mirar la basura para dirigir su mirada al fondo del pasillo. No avanzó más, solo estiró su brazo con dirección al sonido para iluminar el mayor espacio posible. Todo permanecía, de nuevo, en total calma; sin viento, sin luz y con los sonidos de los automóviles casi imperceptibles. Sin embargo, había algo en el ambiente que se sentía distinto. Intranquilo. Un sentimiento de desasosiego recorrió el cuerpo de Loki, para después comenzar a escuchar unos pasos apresurados venir directamente a él. El mismo ladrón que le había quitado su celular, ahora corría a toda velocidad hacía él con la cara pálida. Loki ni siquiera tuvo tiempo de analizar lo que sucedía, simplemente sintió cómo el hombre le dio su móvil y después lo vio salir a toda prisa del callejón. Miró un par de segundos la entrada del lugar mientras que el sentimiento de inquietud volvía y se intensificaba. Guardó su celular.
De un momento a otro observó como una gran cuchilla se abalanzaba hacía él. Loki alcanzó a esquivar el golpe, no obstante, la katana había logrado cortar un poco de su traje, provocando un sabor amargo en la boca del dios y que frunciera el ceño ante la insolencia de quien sea que fuera su oponente. De nuevo la cuchilla se abalanzó sobre él, pero esta vez Loki logró convocar su espada a tiempo antes de recibir el golpe, por lo que las dos hojas chocaron entre sí. El sonido rebotó por las paredes de los edificios que conformaban el callejón, creando un ruido sordo que inundó el lugar.
Su oponente no era mucho más alto que él, tal vez uno o dos centímetros más. Portaba un traje rojo con negro y su habilidad con las katanas no era la mejor, no obstante, lo que le faltaba de destreza con sus armas lo compensaba con la brutalidad de sus ataques. Loki se sorprendía soltando un suspiro cada que libraba algún golpe de aquel hombre. Ni siquiera habían intercambiado palabra alguna, a lo mucho uno que otro quejido cuando el arma de uno de los dos impactaba en alguna parte de su cuerpo.
Al asgardiano comenzaba a molestarle las heridas que aquel enmascarado le provocaba, por otro lado, a su contrincante parecía importarle poco que Loki ya le hubiera lastimado varios puntos importantes de su cuerpo.
Loki era veloz y ágil en sus movimientos, mientras que el otro hombre solo soltaba golpes donde creía que al dios le dolería y la verdad es que siempre acertaba.
El enfrentamiento comenzaba a cansar al asgardiano, no solo físicamente, sino mentalmente también, por lo que de un momento a otro simplemente detuvo sus movimientos y se paró enfrente de él con sus manos emanando magia verde pura.
—¡Oye, ya basta! —gritó Loki—. ¡¿Qué demonios quieres conmigo?!
—No es nada personal, Bombón, pero si no lo hago no me pagarán el resto del dinero —expresó el hombre con un tono pícaro.
Su contrincante alzó una de sus katanas y justo cuando iba a arremeter contra Loki, unas telarañas le arrebataron las dos armas.
—Maldita sea, Spi... —volvió a hablar el hombre antes de que una telaraña tapara justo su boca. Pronto varias telarañas envolvieron el cuerpo del hombre, ocasionando que se quedara inmovil y segundos después, cayera al suelo.
Loki arrugó su entrecejo y su magia comenzó a apagarse sin entender lo que estaba pasando. Veía a todas partes en búsqueda del propietario de aquel ataque, pero no lograba encontrarlo. Pronto un hombre vestido de rojo y azul cayó entre él y su contrincante.
El jotun volvió a optar por una posición de combate antes de preguntar: —¿Quién eres?
—¡Oh! Lo siento —decía mientras se incorporaba—. Soy su amigable vecino Spider-man —extendió su mano como saludo.
Loki lo miró con recelo unos segundos. La voz del muchacho, porque era más que seguro que tan solo era un niño, se escuchaba amigable y amable. Loki jamás había visto a alguien como él en su mundo, por lo que no contestó el saludo y solo lo siguió observando.
—Tú eres el Dr. Hiddleston, ¿no? —continuó hablando Spider-man mientras dejaba de alzar la mano.
—Loki.
—Loki, cierto, Hiddleston es tu nombre de civil —expresaba entre risillas.
—¿A qué quieres llegar con eso?
—A que es muy fácil acceder a tú información personal. Debiste escoger una identidad secreta, como yo. Es más fácil separar asuntos personales y de héroe así.
Loki sonrió sarcásticamente—. ¿Y parecer un payaso en leotardo? No gracias.
Spider-man permaneció en silencio unos segundos antes de decir: —Pues este payaso te salvó de un mercenario —señaló al hombre envuelto en telarañas.
Loki alzó una ceja—. Pude salvarme solo —se cruzó de brazos.
—Pero no lo hiciste.
—Porque me interrumpiste.
Spider-man volvió a quedarse sin palabras—. Como sea, aquí lo que importa es por qué Deadpool iba trás de ti —decía mientras caminaba hacia el mercenario.
—¿Su nombre es Deadpool? —preguntó Loki alzando las dos cejas con incredulidad—. Vaya nombrecito.
—Pues es mejor que 'Loki'.
—¿Lo estás defendiendo?
—Sí. No —se corrigió.
La situación no le daba 'buena espina' a Loki. Todo en general era muy raro, desde el robo, seguida de la aparición del tal Deadpool, hasta el cómo fue salvado por el 'Hombre Araña'. No era la primera vez que había sido blanco de un ataque desde que estaba en ese mundo, tampoco era la primera vez que recibía ayuda de algún héroe, a pesar de eso algo no se sentía del todo correcto. Por primera vez se sentía inquieto, como si su vida corriera peligro.
—Bien, Wade, habla —decía Spider-man mientras arrancaba la telaraña de la boca del mercenario.
—¿Wade? Vaya, y yo pensé que eras de los buenos. Es obvio que tú y ese… Deadpool se conocen.
—No —hizo una pausa—. Bueno, sí, pero no cómo tú crees.
—Auch, eso dolió, Baby Boy —habló Deadpool.
Loki puso los ojos en blanco antes de decir: —No estoy hecho para tratar con niños.
—Y bien, ¿por qué atacaste a Loki? —Spider-man veía directamente a Deadpool.
—No puedo responder a eso, Spidey.
Spider-man soltó una pequeña risa—. ¿Y por qué no?
—Es confidencial. Esta vez estoy atado, literalmente.
—Basta de bromas, Wade, hablo en serio.
Loki miraba a ambos con una mueca en su rostro. Toda la conversación le parecía una pérdida de tiempo, solo ver discutir a aquellos dos individuos comenzaba a crearle un dolor de cabeza.
—Por mucho que quiera decirte, Spidey, no puedo, es trabajo —terminó por decir de forma seria Wade.
Aquella frase tensó el cuerpo de Spider-man—. Te mandaron a matarlo —susurró. Su mente comenzó a trabajar a mil por hora, las ideas iban y venían por su cerebro mientras trataba de digerir todo lo que pasaba. Lo que Wade decía encajaba a la perfección con lo que venía observando hacía semanas, como si le confirmara todas las sospechas y teorías que tenía en su cabeza.
Loki observó al muchacho girarse hacia él con el cuerpo tenso, al mismo tiempo que él seguía observando sin fiarse.
—¿Cuántas veces han intentado matarte? —preguntó de un segundo a otro Spider-man.
El asgardiano arrugó el entrecejo—. No lo sé. No las cuento, pero desde que llegué aquí unas 4, 5, o más —contestó sin darle mucha importancia al número.
—¡¿4 o 5?! —expresó sorprendido el chico.
—Vamos, no son muchas para un héroe.
—No si hablamos de héroes que llevan años aquí, pero prácticamente acabas de debutar.
—Lo haces sonar como si fuera una clase de estrella de rock.
—Básicamente lo somos, pero ese no es el punto —guardó silencio—. Loki, no es normal estar en peligro todo el tiempo.
Loki se encogió de hombros como respuesta, dio media vuelta y comenzó a caminar a la salida.
Aquella acción sorprendió al Hombre Araña, quien en un intento de detenerlo, gritó: —Piénsalo, Loki. ¿No es extraño?
Loki no se detuvo.
—Los crímenes visibles han aumentado desde que llegaste, en varios Los Vengadores han estado involucrados. Tú estás involucrado. ¿No es raro que de un día para otro aparezcas y ya tengas varios enemigos tratando de matarte?
Loki dejó de caminar. Su mente comenzó a llenarse de ideas y su respiración se agitó.
—Y no son cualquiera. Madame Masque, TaskMaster, El Hombre Absorbente y ahora Deadpool… Hay un patrón, ¿qué no lo notas?
El Jotun seguía sin hablar, ni siquiera se había dado la vuelta para mirarlo.
—También está el hecho de que Los Vengadores están desapareciendo. El Dr. Banner, Hawkeye… Natasha Stark tuvo un altercado. Hay un patrón. Desde que apareciste no solo hemos visto que Los Vengadores han aparecido más, sino que en todos estás tú. ¿No te lo has preguntado? —su voz se escuchaba alarmada y con un toque de desesperación.
Loki dio media vuelta para verlo—. Si pasara algo, ellos lo estarían resolviendo.
—¿Tú crees que Los Vengadores resuelven todo?
Loki frunció el ceño sin entender nada.
—Si ellos se encargaran de todo no existiríamos gente como yo o como otros más. No existirían más cárteles o mafias por ahí. Los Vengadores solo se encargan de las cosas grandes, de los problemas visibles. Hay cientos de personas haciendo mal en la calle y ellos solo se concentran en dioses, extraterrestres, súper villanos y uno que otro robo extravagante.
—Tienen alarmas para eso.
—¿Y quién te garantiza que atienden todas?
Loki no contestó, la pregunta le había provocado una extraña sensación en su cuerpo—. ¿A dónde quieres llegar, niño?
—A que hay alguien detrás de ti y de ellos.
Loki se cruza de brazos y rió—. ¿Y vas a decirme que un niño de secundaria averiguó una conspiración que Los Vengadores no han hecho?
—3er semestre —hizo una pausa—, de universidad. ¿Y quién sabe? No creo que solo una conspiración se esté llevando a cabo ahora, tal vez solo no es la más pertinente. No es coincidencia que Wade te esté siguiendo.
—Wade —repitió Loki con una sonrisa de forma burlona.
Ambos permanecieron callados unos segundos.
—Podemos resolver esto —volvió a hablar Spider-man.
El Jotun no dijo nada por unos instantes, simplemente soltó una risilla, se relamió los labios y expresó: —Dile a tu novio que si vuelve a acercarse a mí, juro que lo asesinaré.
—Si es a sentones, con mucho gusto, Bombón —gritó Wade.
Loki se giró de inmediato. Sus ojos resplandecían con un verde intenso y sus manos y brazos estaban rodeados de una energía verde. Caminó a paso apresurado con dirección al mercenario y antes de llegar hasta él, Spider-man lo detuvo.
—No le hagas caso, Loki. Lo necesitamos.
—Mira, niño. No hay un "nosotros", lo que sea que tu cabeza piense cuando no estás en la universidad son incoherencias. No tiene sentido que alguien quiera matarme. ¿Por qué lo haría? No he hecho nada que amerite un asesinato.
—Tal vez no te quieren a ti, sino a ellos y tú te estás entrometiendo. Tal vez solo quieren eliminarte porque saben lo poderoso que eres.
La magia de Loki dejó de mostrarse, sus hombros se relajaron y sus ojos pararon de brillar. Miró la máscara del niño y dijo: —¿Tienes idea de quién pueda ser? —seguido de un suspiro.
—No por el momento —admitió—. Pero he recopilado suficiente información para saber por dónde empezar a buscar y también podemos interrogar a… —Spider-man se dio media vuelta para mirar al mercenario, pero él ya no estaba—…Wade.
—Oh, genial, se escapó el único testigo.
'El Hombre Araña' volvió a mirar a Loki—. De eso me encargo yo.
—Está bien. Ahora ocupo tu nombre.
Spider-man no contestó.
—Tu nombre, niño.
—Peter…
Loki alzó una ceja.
—Parker —continuó.
—Bien Peter Parker, me mandas todo lo que tengas y averigues. —Loki dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la salida.
—¡¿Y cómo te contacto?! —gritó Peter.
—Creo que tú ya sabes dónde encontrarme —sonrió y con su magia volvió a su ropa de civil.
La mente de Loki no paraba de repetir lo que había sucedido en el callejón. La conversación se reproducía en su mente una y otra vez, como una cinta rayada. Su pecho se inflaba y desinflaba de forma rápida y sus manos sudaban un poco. Ya estaba en su casa, incluso se encontraba acostado en su cama y a pesar de eso, sentía la misma inseguridad que había sentido al tener esa conversación con Peter. No sabía qué estaba pasando. Tampoco sabía por qué Taskmaster le había dicho: "el jefe quiere que te vayas de aquí". O por qué Madame Masque atacó a Tasha Stark justo cuando él estaba con ella. O por qué El Hombre Absorbente… Un momento, El Hombre Absorbente. Él había dicho algo. Había mencionado un nombre.
"El Sr. Morton me pagará más si también te mato".
Loki se incorporó y se sentó en la cama. Su espalda pegada contra la pared y una uña en su boca siendo mordisqueada era la escena que se veía. Alguien sin duda estaba detrás de él. ¿Por qué? No lo sabía. ¿Cómo? Tampoco tenía respuesta. ¿Era parte de ser un héroe? Tal vez. ¿Tenía que solucionarlo?
Su celular vibró. Automáticamente lo tomó, lo desbloqueó y leyó el mensaje que llegó.
"El hospital estuvo aburrido hoy :P
Supongo que me acostumbré a tus quejas"
-Stephen.
Una sonrisa apareció en el rostro de Loki y esta vez no se molestó en ocultarla.
¿Debía decirle a Stephen que alguien quería matarlo? ¿O a Verity? ¿O a su hermano?
"O simplemente me extrañas" —respondió.
