27 días desde el deseo.
Loki observaba a las palomas volar entre los edificios mientras soltaban una que otra pluma a causa del viento. El sol estaba en el punto más alto del cielo y sus rayos iluminaba a todo objeto y ser vivo debajo de él, se veía deslumbrante y hermoso, algo que no admitía muy seguido. El ruido de los autos y el bullicio de las personas no se escuchaban a esa altura, lo que le aliviaba en gran medida, aunque ya se estuviera acostumbrando a ello.
Observó un helicóptero alzar vuelvo desde la punta de un edificio. Cuatro semanas, ya casi cumpliría cuatro semanas de estar en Midgard; realmente ya no le molestaba tanto como en los primeros días, ya se había acostumbrado al pequeño hogar de Thomas y a la compañía de su alegre madre, quien se iría en un par de días. Si lo pensaba con detenimiento, Loki era feliz en ese mundo, de hecho, era más feliz de lo que alguna vez fue en su mundo. Le agradaba estar ahí, le agradaba no ser mirado con odio y desprecio, le agradaba tener amigos y por sobre todo le agradaba ser admirado. La gente comenzaba a pedirle fotos y autógrafos cuando caminaba por las calles de Nueva York, la gente comenzaba a agradecerle por su heroísmo, y si Loki era sincero, eso le gustaba bastante.
-Si sigues pasando tiempo en mi consultorio y no en el de Tom, te despedirán -advirtió Stephen con la mirada fija en él.
Loki dio media vuelta, a la vez que dejaba de lado el paisaje que ofrecía la ciudad y se concentraba en El Hechicero Supremo, quien se encontraba sentado en una silla de piel negra atrás de su escritorio-. Lo haría si supiera medicar -respondió con desdén.
-Sabes que puedo ayudarte.
-¿Metiéndote en mi cabeza? -cuestionó con una ceja alzada-. No creo que eso me sirva.
-Es la única forma y lo sabes. -Stephen desvió su atención y la concentró en su escritorio-. A todo esto, ¿qué pasó con Thor?
Loki bufó, cansado de explicar esa parte-. Insistí en que era su hermano y le di un par de pruebas. -Agitó la mano unos segundos, lo que mostraba la poca importancia que le daba al tema.
-¿Qué te dijo?
-Nada, en ese momento el loco de la máscara de calavera apareció y mandó a la nada nuestra conversación. -Cruzó los brazos.
Stephen no contestó, se limitó a poner uno de sus codos en el escritorio y la mano en la barbilla.
-Pero hay un plan B, ¿no? -Preguntó Loki, observando los casi imperceptibles movimientos del hechicero.
-Ese es nuestro plan B. Loki, si el libro no está aquí, quiere decir que está en Asgard.
-O en cualquier otra parte del Universo. ¿Qué pasará si voy y no está? -Preguntó desafiante-. ¿No volveré nunca?
Strange no contestó.
-¿Ves? Debemos buscar otra forma -Desvió la mirada del hechicero y se dedicó a observar un cuadro en la pared.
-Y la hay, pero regresarás con el cuerpo de él.
-No sé si te has dado cuenta, pero él y yo tenemos el mismo cuerpo, Stephen.
El mencionado rodó los ojos-. Pero el de él no está acostumbrado a tu magia, no sé si te has dado cuenta. -Dio énfasis a la última parte. Loki desvió la mirada con molestia.
-Lo estará -refunfuñó.
-En quinientos años.
Loki no contestó de inmediato, se limitó a cruzarse de brazos, fastidiado por la situación.
-A todo esto, ¿qué edad tienes? -Continuó Stephen. Esta vez su intervención venía acompañada con una ceja alzada.
-1056… o creo que eran 1070… -respondió dudoso.
-¿Cómo es que Tom se ve como tú? Quiero decir… Sus padres lo encontraron hace 38 años… -Frunció el ceño confundido.
-No tengo ni idea -expresó con sinceridad.
-No responde mi pregunta.
-Soy capaz de "reencarnar" en lo que desee, incluso en mí mismo. Tal vez pasó eso… no lo sé -respondió sin prestar mucha atención, realmente le importaba poco.
Stephen reaccionó con una mueca, dudoso de la respuesta.
-Pero eso no es importante. -Cambió de tema-. Creo que tengo un plan C. Verity me dijo que Jane Foster trabajaba en una investigación sobre multiversos. Tal vez podamos hablar con ella.
-¿Y cómo piensas encontrarla? -Alzó una ceja, desafiante.
-Con el favor de Stark. Tal vez ella pueda ayudarme -Loki agitó su celular enfrente de la cara del otro hombre y prosiguió a marcar el número. Lo puso en alta voz.
Esperaron tres segundos antes de que la mujer contestara-. ¿Qué pasó? -Un molesto ruido se escuchaba del otro lado e impedía que se escuchara la voz con claridad.
Loki arrugó la nariz, molesto por el sonido constante que emanaba de la bocina del objeto. Decidió hacer caso omiso a él y seguir con lo suyo-. Ocupo cobrar el favor, Stark. Necesito saber el paradero de Jane Foster.
-¿Foster? -Otra vez el ruido, parecía ser el sonido de algún aparato para trabajar metal, como un esmeril o cepillo de alambre-. ¿Para qué quieres saber de la ex de Thor? ¿A caso investigas a la competencia? -Inquirió traviesa.
-Eso poco te interesa, Stark. Solo quiero eso de favor.
-Bien, bien, te lo daré. Te enviaré lo que encuentre por mensaje. -Y colgó.
Loki guardó el teléfono en su bolsillo para después mirar a Stephen con una ceja alzada-. Listo. -Sonrió de forma triunfante, recargándose en el escritorio del verdadero doctor.
-¿Puedes quitar tu sonrisa engreída? -Pidió Stephen al mismo tiempo que miraba la sonrisa de Loki-. En serio no es necesaria.
El otro hombre sonrió un poco más para molestarlo, lo que terminó por provocar un suspiro en Strange. Loki puso los ojos en blanco para después sentarse en el escritorio mientras se acomodaba justo enfrente del rostro de Stephen.
-No entiendo por qué eres tan amargado -expresó Loki-. La única vez que te vi sonreír fue cuando creíste que era Thomas el día que nos conocimos.
-Tal vez sea por eso. -Stephen se apartó unos centímetros del escritorio para no estar tan cerca de la copia exacta de su mejor amigo.
-Así que no te agrado -concluyó Loki al ver a Stephen a los ojos.
-Yo no diría eso -Loki alzó una ceja incrédulo-. Solo no eres él. No me mal entiendas, de alguna forma eso me alivia bastante, tomando en cuenta lo que pasó antes de que esto ocurriera.
-Cuéntame.
Stephen lo miró unos segundos sin estar muy convencido de lo que haría. Una parte de él deseaba sacarse de la mente aquel día, pero otra se negaba a confesarle a aquel dios que amaba al dueño del cuerpo que habitaba. Terminó por suspirar antes de decir:
-Básicamente me confesé a él. Como ya sabes, estoy enamorado de Tom desde hace algunos años, pero jamás tuve las agallas de confesarlo hasta ese día. ¿Sabes? Thomas es una persona bastante genial, es divertido, amable y buen amigo, siempre está ahí cuando lo necesitas. -Se recargó un poco más en el respaldo de la silla y miró el techo-. Sí, también tiene sus defectos, a veces es taciturno, sarcástico y perfeccionista. Y si somos muy específicos, cuando se enoja puede ser hiriente y un idiota total, pero adoro estar con él. Cosas que se hacen habitualmente, se vuelven algo maravilloso a su lado. Es alguien bondadoso, amable, carismático…
Loki se mantenía atento a las palabras que brotaban de la boca del Hechicero Supremo, al mismo tiempo que observaba las expresiones que el rostro contrario emanaba. Stephen parecía estar sumergido en sus recuerdos, como si su mente estuviera dibujando cada una de las acciones que describía.
-¿Jamás has querido a alguien de tal forma que harías todo lo que está en tus manos para protegerlo? -Le preguntó directamente. Pero Loki jamás había sentido algo como eso. Tal vez con su madre, mas no era algo romántico, así que descartó por completo la idea. Stephen continuó con su descripción y entre más decía, Loki más se sintía ajeno a lo descrito y se preguntó cómo es que, siendo la misma alma, podían llegar a despertar sentimientos tan distintos, incluso ser tan diferentes. No entendía esa última parte; no entendía cómo Tom podía ser carismático cuando él era un embustero, un maldito de primera.
La vibración de su celular fue suficiente excusa para no contestar la pregunta. Desbloqueó el celular, leyó su contenido y le enseñó el mensaje a Stephen con la sonrisa burlona que siempre esbozaba cuando ganaba.
-Así que Inglaterra -comentó Stephen, mientras quitaba su mirada de la pantalla del teléfono. Se paró de su asiento y caminó hacia la puerta; se detuvo unos centímetros antes, estiró el brazo izquierdo, el cual tenía un anillo dorado en dos de sus dedos, para después estirar el brazo derecho y con él hacer un círculo que creó un portal hecho de luces anaranjadas.
El jotun lo miró con una ceja alzada y dijo: -Presumido -antes de pasar a través del portal, acción que Strange imitó con una sonrisa divertida que Loki no pudo observar.
Llegaron a un callejón en pocos segundos, salieron de este y se pararon enfrente de un edificio de apariencia antigua de dos pisos de altura, de esos que podías ver en cualquier película británica. Loki checó la dirección en su teléfono móvil para confirmarla. Stephen lo miró en busca de algún plan, pero el ultimo no emitió sonido alguno, solo se limitó a caminar hacia la puerta y tocar el timbre.
Loki tenía fe en la idea, por lo que los nervios no eran algo que sintiera en aquel momento. Al no recibir respuesta, tocó de nuevo.
-Ya voy, ya voy. -Se escuchó una voz femenina del otro lado de la puerta y en poco tiempo la puerta negra de metal se abrió los centímetros suficientes para dejar ver el rostro de quien contestó. La mujer no aparentaba tener más de cuarenta años, pero se veía cansada, pálida, con la piel demasiado pegada a los huesos del rostro. Traía puesto una tela rosa pastel en la cabeza, la cual contrastaba con la blusa y pantalón negro que portaba-. ¿Sí? -Habló de nuevo, provocando que la mente de Loki volviera a enfocarse al plan inicial.
-¿Se encuentra la Dra. Foster?
-¿Quién la busca? -Desvió la mirada de Loki para dirigirla al hombre que lo acompañaba y la mantuvo ahí.
Al sentir la mirada penetrante de la mujer, Strange dijo-: Mi nombre es el doctor Stephen Strange. -Se señaló-. Y él es el doctor Thomas Hiddleston. -Apuntó a Loki, quien alzó una mano en forma de saludo ante la mirada de la mujer-. Queremos hablar con la Dra. Foster acerca de su investigación sobre los multiversos.
El rostro de la mujer se perturbó tan solo unos instantes-. Lo siento, no creo que pueda ayudarles. -Con sus huesudas manos, jaló de la puerta para cerrarla.
-Yo creo que sí nos puede ayudar, doctora -habló el dios al mismo tiempo que, con su pie, impedía que la puerta se cerrara. La mujer no tuvo más remedio que abrir la puerta completamente para dejarlos pasar.
Jane Foster no recordaba la última vez que recibió visitas, ni siquiera recordaba a alguien que hubiese pisado su hogar, incluso siendo una aclamada científica, su vida era solitaria y así lo prefería. Total, si no tenía amigos no lastimaría a nadie cuando falleciera. Miró la repisa donde posaban los papeles de lo que algún día fue su mayor orgullo. Su investigación, aquel trabajo por el que se desvivió por años. Estiró sus débiles brazos, tomó los papeles con cuidado y caminó hacia la sala.
-Esto es todo lo que tengo -avisó al poner los documentos en la mesa de centro que acompañaba a su tresillo. Se sentó con cuidado en el sillón mientras observaba a Stephen y Loki hojear los papeles-. Realmente no es mucho. S.H.I.E.L.D se llevó la mayor parte cuando conocí a Thor.
Los ojos de Loki leyeron un par, solo para confirmar lo que ella decía. Los papeles no contenían más allá de hipótesis sin confirmar y especulaciones sin pruebas. Inclusive, algunos papeles, no tenían nada escrito.
-A todo esto. ¿Para qué ocupan la información? ¿A caso alguien logró cruzar nuestra realidad? -Bromeó con una sonrisa.
Stephen alzó la mirada sin decir una palabra, lo que respondió la pregunta de Foster.
Jane agachó la cabeza y calló unos segundos antes de comentar: -No sobrevivirá.
-¿A qué te refieres? -Preguntó Loki, al tiempo que dejaba de lado los documentos.
-Miren. -Hizo una pausa-. Nuestras células están diseñadas para funcionar aquí, en nuestro universo. Si nuestro cuerpo se encuentra en un entorno que jamás había estado antes, estos pueden actuar de forma errónea.
-¿Eso está comprobado? -Cuestionó Stephen.
-Solo es una teoría. Aun así, yo tendría cuidado. -Jane hizo una mueca.
-¿Y si el cuerpo no migró? -Loki mantuvo su mirada en la mujer-. ¿Qué pasa cuando es solo el alma la que viajó?
Jane alzó la vista para encontrarse con los ojos verdes del jotun-. ¿Te refieres a que haya un intercambio de almas? -Loki asintió-. No lo sé. Supongo que no habría consecuencias físicas…
-¿Hay alguna forma de cambiar de realidad? -Habló Stephen.
Jane frunció el ceño sin entender nada y su mente se formuló la pregunta correcta. Miró a Stephen primero y después a Loki-. ¿Quiénes dijeron que eran?
El jotun rio por lo bajo, esbozando una sonrisa divertida ante la tardía pregunta-. Mi nombre es Loki… Loki Odinson. -Terminó por decir ante la mirada extrañada de la mujer-. Mi hermano es Thor, o al menos lo es en mi mundo.
Jane arqueó las cejas, incrédula. Miró al hombre de ojos verdes por unos largos segundos, mientras intentaba averiguar si mentía, pero algo en ella decía que lo dicho era verdad. Tragó espeso, se recargó en el respaldo del sillón y miró el techo, claramente sorprendida.
-Viajeros… Oh, por Dios… -exclamó de un segundo a otro-. Imposible…
-Afirmación errada. Claramente es posible. -Loki se cruzó de brazos y esbozó una sonrisa irónica.
-Pero tú… tu cuerpo no debería… -Su voz se escuchaba entrecortada a causa de la impresión-. ¿Cómo es que llegaste acá? ¿Cuánto tiempo tienes…?
-Sé que tienes preguntas, Foster, pero necesito que te concentres. -Con el dedo índice y medio de su mano derecha, señaló los ojos de la mujer para después señalarse-. ¿Hay alguna forma de volver?
Jane tragó saliva-. El colisionador de hadrones. Pero al menos que tengan la fortuna de Natasha Stark o conozcan a alguien en SERN no podrán acceder a ello.
-¿Pasa el cuerpo a otro mundo? -Preguntó Stephen con una ceja alzada.
-Sí -respondió seria, Jane, ante las miradas interrogativas.
Strange miró a Loki en busca de su opinión, pero el rostro del dios lo decía todo. Obtuvieron respuesta a sus preguntas, pero no eran las que ocupaban. El viaje había sido un desperdicio si se lo preguntaban a Stephen; las soluciones que daba Jane no distaban mucho de las dadas por él, incluso parecía ser más difícil viajar entre universos con ciencia que con magia. Terminaron por pararse de su lugar, agradecer la información y salir del lugar.
Loki miró los pocos autos pasar a un lado de la acera, mientras que Stephen lo observaba sin decir palabra alguna.
-Creo que no fue de gran ayuda -comentó el midgardiano.
El otro suspiró-. No mucho. Lo único que obtuve fue la razón por la que Foster terminó a mi hermano, lo que no me sirve de nada en este momento. -Torció los labios-. Pensé que tendría más.
-¿Cómo qué?
-Como una solución que no pensamos. -Remarcó el "no"-. De haber pensado que ofrecería lo mismo que tú, no habría venido.
-El hechizo sigue estando en la lista de soluciones.
-Pero no es la que deseo -replicó Loki con los brazos cruzados-. Tú mismo lo dijiste, su cuerpo se acostumbrará a la magia en quinientos años. -Se señaló-. Y estoy pensando que ni siquiera viviré para ese entonces.
Stephen suspiró con frustración.
-Mírame -demandó Loki-. Tan solo soy capaz de levantar objetos e invocar cosas. -Mostró una pequeña llama de fuego en su palma derecha para después desaparecerla al cerrarla-. ¿Cambiar de forma? Ni en sueños. -Calló unos segundos-. ¿Cómo puedo tratar de ser un vengador si solo tengo mis habilidades físicas? Habilidades que son escasas.
-Has demostrado saber actuar de forma inteligente, Loki. ¡Vamos! ¿Ahora me dirás que el día que me salvaste fue un montaje?
-No, por supuesto que no.
-¿Entonces?
Loki no contestó, se limitó a rodar los ojos con frustración y girar su cabeza a un lado para dejar de verlo-. Thor ni siquiera me ha llamado después de lo del puente, así que eso tampoco es seguro. A este paso me quedaré en este maldito lugar por un par de meses.
Ninguno de los dos volvió a hablar por minutos, simplemente permanecieron en silencio sin saber qué más decir. Stephen pensaba en más y mejores soluciones, mientras que la mente de Loki se encontraba en blanco.
El viento soplaba frío, mucho más que en Nueva York, lo que provocó que Strange juntara sus manos y las frotara en un intento de darse calor. Alzó la vista para ver lo que Loki hacía, pero este último permanecía en el mismo lugar y en la misma pose que minutos antes. Desvió la mirada, esta vez, para concentrarse en lo que pasaba a su alrededor; las personas caminando y los carros pasando por la calle de frente que se unía a una avenida principal a pocos hogares de ellos. Respiró hondo. El aire fresco le provocó un cosquilleo en sus fosas nasales y los olores inundaron sus pulmones, diversos aromas danzaban al ritmo del viento, pero solo uno llamó su atención; era pesado y asfixiante, de esos aromas que dificultaban la respiración. Trató de averiguar su origen, al seguir la intensidad del aroma, giró su rostro a la izquierda y lo notó. A lo lejos, a unas calles de distancia de donde estaban, se producía un espeso humo negro que se extendía a sus anchas por el cielo rojizo que ofrecía Londres. La sirena de un camión de bomberos y otra de una ambulancia cruzaron la avenida principal como si le hubiesen leído la mente.
Sin pensarlo, Stephen cruzó la calle y corrió con dirección al desastre. La acción alertó a Loki, quien lo siguió sin entender lo que sucedía. Corrieron por un par de calles en un vago intento de alcanzar al camión, pero este en poco tiempo se adelantó a ellos y cuando llegaron al lugar de la conmoción, varios bomberos ya atendían el fuego. Los gritos y llantos de las personas se escuchaban por todo el lugar, algunas de ellas ya eran atendidas por paramédicos y otras se abrazaban en un intento de darse consuelo. Una mujer gritó algo sobre su pequeña que yacía en el último piso, para después correr hacia el edificio en llamas; pero jamás llegó, un policía la sostuvo del brazo mientras le decía que no podía subir porque el último piso colapsaría en cualquier momento.
Stephen observó todo con atención, miraba a la mujer que lloraba desconsolada, rogar que la dejaran entrar, pero la negativa seguía.
Sin poder quedarse sin hacer nada, Stephen anunció-: Iré.
La palabra tomó por sorpresa a Loki, quien inmediatamente volteó a verlo incrédulo-. ¿Qué? ¿Estás loco?
-Debo de hacerlo, no puedo quedarme sin hacer nada -explicó mientras señalaba el edificio.
-Morirás -advirtió.
-Vaya que es alentador.
-Hablo en serio, tu cuerpo mortal no lo soportará.
-¿Y qué quieres que haga? ¿Me quedo de brazos cruzados? -Ante la falta de respuesta, Stephen caminó con prisa a la entrada de la construcción. Unos segundos después, Loki lo detenía por el brazo.
-Yo iré -le avisó. Soltó el agarre-. Total, soy más fuerte que tú y como agradecimiento podrás invitarme a comer -esbozó una creída sonrisa y corrió a la entrada lo más rápido que pudo para que nadie lo detuviera.
El calor adentro era abrazador y el olor era peor del que estaba afuera, pues el humo era tan denso, que tuvo que cubrir su nariz con su antebrazo izquierdo para no ser asfixiado por él. Permaneció en el mismo sitio unos segundos para poder grabarse un poco de lo que había, aunque solo fuesen escombros y uno que otro mueble. Caminó por entre los diversos apartamentos en busca de la niña, pero no encontró nada. Subió un piso. El primer piso lo recibió con un gran pedazo de techo, el cual cayó a unos metros de él. Buscó en aquella planta, pero tampoco había nadie, por lo que subió al siguiente piso. Checó de nuevo, pero no vio más allá de cortinas quemadas y mesas tiradas, nada que no hubiera visto en pisos anteriores.
Con cada segundo que pasaba sentía el calor cada vez más y más abrazador, sudaba a mares y comenzaba a marearse. Se recargó unos instantes en una pared todavía intacta y más fría que las demás. Cerró los ojos unos instantes en un intento de calmarse para evitar desmayarse, y lo recordó, recordó a la mujer mencionar que su hija se hallaba en el último piso. Con prisa subió las demás escaleras hasta que ya no hubo más.
El último piso estaba peor que los anteriores, se encontraba tan consumido que era imposible distinguir un apartamento de otro. Las paredes crujían a causa del fuego y su cabeza comenzaba a dar vueltas. Se llevó una mano a la frente para tratar de sostenerla, apretó fuertemente sus parpados y al abrirlos notó que su piel cambiaba de color, dejó de ser del claro color entre rosado y naranja para volverse a uno azul. Se incorporó de inmediato ante la sorpresa justo en el momento en que el sonido de una tos seca se escuchó por todo el piso. Loki concentró su mente en el objetivo principal, por lo que siguió el sonido para dar con su origen. Su cabeza seguía dando vueltas, pero eso no lo detuvo; llegó a un rincón donde pudo observar a una pequeña niña de aproximadamente dos años envuelta en una manta con la nariz tapada. No lo pensó dos veces y cargó a la niña en brazos.
-Te tengo -le expresó en un intento de tranquilizarla, pero ella no respondió. Tal vez estaba igual de mareada que él.
Se dirigió a las escaleras con pasos tambaleantes y tomó el barandal, pero este se deshizo con su toque, decidió ignorar aquello para continuar con su camino.
Los segundos pasaron y con ellos los minutos. Stephen estaba atento a la salida de Loki, pero cada vez que pensaba que saldría de ahí, él no aparecía. Comenzaba a preocuparse al ver que los bomberos ya no hacían ni el intento de entrar a rescatar a las dos únicas personas que se encontraban dentro. No soportó más la incertidumbre, por lo que, sin pensar, corrió hacia el edificio sin ser detenido por nadie.
Por otro lado, la vista de Loki se nublaba con cada paso que daba. Se sentía caliente y el oxígeno comenzaba a escasear. Su piel se tornó completamente azul en un punto, mostrando aquella forma que tanto odiaba, a pesar de eso, siguió adelante. Al llegar al primer piso y dar un paso, el suelo se calcinó a sus pies; con rapidez, envolvió a la niña con su cuerpo de tal forma que, al caer, él recibiera todo el golpe, lo cual hizo. El caliente suelo quemaba su espalda y esta dolía a causa de la caída. La niña se quitó de inmediato del pecho del hombre para después comenzar a golpear el rostro azul de Loki, pero este no reaccionaba como debía, pues su vista se había nublado y carecía de fuerza para seguir adelante.
-¡Loki! -Gritó con desesperación Strange al entrar al edificio. Sus ojos miraban a todas partes en busca del hombre, encontrándolo a los pies de lo que alguna vez fue una escalera junto a una pequeña que lo golpeaba en el rostro. Corrió hacia él con prisa y lo primero que notó al estar cerca fue aquella piel azul que contrastaba con sus ojos rojos entrecerrados. No comentó nada acerca de ello, se limitó a mirar a la niña y decirle-: Sal de aquí, la puerta está enfrente. -Señaló la dirección. La niña asintió, corrió hacia la salida y desapareció. Un problema menos. Stephen tomó a Loki del brazo derecho y lo levantó.
-No tan rápido… -expresó el dios en un susurro, mientras intentaba sostenerse para ayudar al doctor.
Strange no contestó, se limitó a caminar hacia la puerta principal mientras tomaba a Loki de la cintura y brazo.
-Mi piel… -susurró Loki-. Vuélvela normal -pidió. Stephen obedeció, conjuró un hechizo rápido que volvió la piel del otro a un tono más humano.
Salieron del edificio en poco tiempo, el aire fresco provocó que los dos tosieran. Un paramédico se acercó al par y ayudó a Stephen con Loki. Lo llevaron a una ambulancia, donde atendieron al jotun, dándole oxígeno con un aparato. Hicieron lo mismo con Stephen, pero él estuvo menos tiempo con el aparato que Loki.
El edificio poco a poco fue bañado en agua y cualquier rastro de fuego desapareció con ello. Stephen se encontraba viendo la escena desde la parte trasera de una ambulancia. Se paró de donde estaba sentado, tomó su bata de médico y caminó con dirección al automóvil que atendía a Loki.
-¿Qué sucedió allá? -Preguntó en cuanto estuvo frente al hombre-. Dijiste que entrarías porque eras más fuerte que yo -replicó Stephen.
Loki alzó la vista sin ganas-. No pensé que la temperatura me afectaría -expresó en voz baja aun con la máscara de oxígeno.
-¿No lo pensaste? ¡Por Dios, Loki! ¡Casi te desmayas! ¡Incluso te pusiste azul!
-¡Ya lo sé! -Exclamó-. Ya lo sé… -Se quitó la máscara-. Sé cómo me puse. -Volvió a colocarse la máscara.
Stephen calló unos segundos, viendo como su última frase afectó al dios-. ¿Qué fue lo que pasó? -Repitió, esta vez sin sonar tan exigente.
-Fue el calor… mi cuerpo no lo soportó. -Inhaló profundo antes de dejar el oxígeno-. Como podrás darte cuenta, en mi mundo también soy adoptado. No soy asgardiano de nacimiento, soy… soy algo mucho peor. Soy un Laufeyson… -El semblante de Loki se veía distante y Stephen pudo ver que el tema no era del agrado total del otro hombre.
Strange se arrepintió por un momento de sus palabras-. No preguntaré más -avisó-, pero si algún día quieres hablar sobre eso, estaré aquí. -Dio media vuelta y se alejó de Loki con la intención de dejarlo descansar un poco.
El Dios de las Travesuras volvió a tomar la máscara de oxígeno e inhaló profundamente antes de dejarla a un lado. Miró su ropa, la cual estaba llena de cenizas y carbón. Arrugó su nariz, molesto por lo sucio que lucía y prosiguió a alcanzar a Stephen. El frío lo recibió al bajar de la ambulancia, lo que le provocó un escalofrío. Observó a su alrededor y notó como la noche ya se extendía por el cielo de Londres. Sacó su celular del bolsillo. «3:40 pm», leyó en su mente el horario de Nueva York, dedujo que aproximadamente serían las nueve de la noche en donde se encontraba. Su estómago rugió, así que decidió que debían de ir a comer, por lo que buscó a Stephen con la mirada para después caminar hacia él.
-¿Vamos a comer? -le preguntó.
Stephen lo miró con una ceja alzada por escasos segundos-. ¿A dónde quieres ir?
-No lo sé. A algún lugar lejos de aquí. -Alzó los hombros en señal de que no sabía.
Stephen miró su reloj de mano. Se habían ausentado del hospital casi cuatro horas. Dudó un poco con respecto a la respuesta, pero terminó por aceptar.
Loki no recordaba que la comida midgardiana fuera tan deliciosa. Cortó otro trozo de la Baked Potato y se lo llevó a la boca. Stephen lo miraba con curiosidad, observando las caras que el dios hacía cada que comía otro trozo de papa.
-¿Qué? -Preguntó Loki al darse cuenta de la mirada quisquillosa de Strange.
-Nada, solo parece que no habías comido en toda tu vida -comentó al mismo tiempo que se recargaba en el respaldo del asiento con los brazos cruzados.
El sonido de los coches se escuchaba a pocos metros de ellos. Habían escogido un pequeño restaurante acogedor y de pinta elegante, lo que contrastaba con la ropa sucia que ambos poseían. Se encontraban en la mesa a lado del ventanal principal, a través de ella se podía observar una calle concurrida y el ir y venir de los autos, lo cual los relajaba un poco.
Stephen tomó su vaso y bebió de él-. ¿Seguiremos con el plan inicial? -Preguntó después de beber el agua.
-Sí, no me queda de otra -respondió Loki, tomando la servilleta de tela que estaba al lado de plato para limpiarse con cuidado las comisuras de sus labios-. Ya deberíamos volver.
-Creo que sí. Darán las cinco dentro de poco.
-¿Crees que alguien notó nuestra ausencia?
-¿De cinco horas? No, no lo creo -respondió Stephen con sarcasmo en un intento de bromear.
-Ja, ja, ja -dijo con el mismo tono-. Muy gracioso.
-Es la verdad. Te aseguro que por lo menos alguien nos está buscando.
-¿Crees que nos despidan?
-¿Te importa? -Alzó una ceja.
-No, en realidad no. -Se llevó otro pedazo de papa a la boca-. Si te sirve de algo -expresó después de pasar el bocado-, puede que le gustes.
Stephen frunció el ceño confundido.
-Me refiero a Tom. En serio pienso que también le gustas.
-¿Por qué lo dices? -Cuestionó sin encontrar las pistas que lo llevaron a tal conclusión.
-Realmente no eres feo -Loki cruzó los brazos, se recargó en su asiento y sonrió de forma triunfante en un vago intento de hacer un chiste.
Ante aquella escena, Stephen no pudo hacer más que soltar una carcajada, no por lo que Loki dijo, sino por la seguridad casi irreal que expresó.
La mirada confundida de Loki no se hizo esperar, ladeó la cabeza sin entender lo que pasaba. Observó la sonrisa de Stephen, esa sonrisa que solo había visto el día que se conocieron cuando Stephen creía que él era Tom. Loki sabía que era sincera, la sonrisa más sincera que algún día alguien le dio, pues nadie se había reído de sus chistes antes; nadie, ni siquiera Thor o su madre. Observó las arrugas que se producían a la orilla de sus ojos por haberlos cerrado, observó cómo su pecho se movía a causa de la risa y observó los pliegues que se formaban en sus mejillas por la sonrisa que esbozaba. Pasaron unos segundos más de asombro antes de que él también riera, acompañando el sonido que producía Stephen.
Ahora los dos sonreían y reían, y Loki pensaba que tal vez Stephen no era tan odioso como anteriormente lo pensó. El pequeño restaurante pronto se llenó de sus risas entrelazadas, contagiando la alegría que ambos emanaban a los pocos comensales.
La velada siguió de forma convencional. Hablaron en el tiempo que les tomó comer toda su cena, sus temas iban de Tom a algo un poco más personal. Stephen le contó cómo se había convertido en el Hechicero Supremo después de que lo despidieran de su antiguo empleo, le contó acerca de su viaje para auto descubrirse y de su entrenamiento. Por otra parte, Loki solo le contó sobre su juventud e infancia, le habló sobre sus horas leyendo sobre hechizos, situación que Stephen comprendía al cien por ciento. Descubrieron que sus intereses y pasatiempos no eran tan diferentes como pensaron, lo que los mantuvo entretenidos por largos minutos. Cuando terminaron su comida, Stephen pagó la cuenta de ambos tal y como había prometido. Se dirigieron a un callejón, donde abrieron el portal para, posteriormente, cruzarlo.
Tan solo se ocuparon dos segundos para volver a Nueva York, pero cuando volvieron la luz del sol ya no era tan intensa. El reloj de Strange apuntaba las cinco de la tarde. Observaron a su alrededor, en busca de algo anormal en el consultorio, pero no había nada. Tal vez al final su presencia no era tan importante en el hospital como lo habían pensado.
-Creo que me iré -avisó Loki.
-Tu turno no ha acabado.
-Sí, pero no creo que me ocupen mucho. -Sonrió de lado-. Además, ayudaré a Clarisse a empacar, se irá mañana.
-Sin duda te despedirán -comentó Stephen al ver a Loki dirigirse a la salida del consultorio.
-Lo sé, pero la verdad no me afecta mucho -respondió con una sonrisa, a la vez que alzaba el brazo derecho como despedida.
Stephen sonrió sin decir nada.
Tal vez Loki no era tan malo después de todo, pensó.
Y aquí está su capítulo mensual! Yeei! Les gustó? A mí en lo personal me encantó escribirlo.
Por cierto, tengo una pregunta, qué pareja creen que manejará este fic? O sea, en las etiquetas les puse varias…
Dejando de lado eso. Tenemos nueva beta reader y con ella nueva forma de trabajo, de hecho este es su primer capítulo con nosotros y la verdad quedé fascinada con ella, podrán encontrarla como WolfGirl53 en Ao3. Estas semanas de ausencia estuvimos trabajando en la trama y su desarrollo, ya casi tenemos la planeación lista! Me encantaría que la vieran pero no es posible :c solo les adelanto que este fic tendrá alrededor de 60 caps y apenas van 11 jajajaja. Por cierto, una de las recomendaciones de nuestra new beta fue la del tiempo que vieron al inicio del fic, esto con la intención de que ustedes no se perdieran con los saltos de tiempo y la cantidad de días que han pasado, por lo que estaré modificando esto en los caps anteriores.
Una cosa para aclarar los caps de Tom, estos contarán con su propia trama y si ven que me salto de una cosa a otra es porque entre esos capítulos ya pasaron los días que se manejan en los caps normales. Le explico de esta forma: el cap del arco de Tom es el 9 y su siguiente cap es el 13, entre uno y otro han pasado 4 capítulos, es decir, cierta cantidad de días. Lo que quiero decir es que, si los caps de Tom no son seguidos, ya habrán pasado varios días. No sé si me explico.
Bueno, los dejo con las siguientes preguntas:
¿Les gustó?
¿Alguna duda?
¿Teoría loca?
