Capítulo XII
Sueños y pesadillas
Era tarde en la noche, el viento soplaba con fuerza haciendo crujir la cabaña, en medio de esta, una fogata en un hoyo le daba calor, el pequeño Hiccup observaba con curiosidad como las diminutas pavezas chispiaban en el aire, se sentía seguro descansando sobre las piernas de su padre.
- Papá ¿Me vas a conseguir una nueva mamá? - preguntó realmente interesado
Estoico rodeo a su hijo con sus brazos para luego depositarle un calido beso en la coronilla.
- No quiero a otra, tu mamá fue la única mujer para mí, ella fue el amor de mi vida. - le confesó acariciando con su dedo el dorso de la mano de su hijo - Pero con el amor viene la perdida hijo, es parte del trató. - suspiró - A veces duele, pero al final lo vale todo. No hay mayor regalo que el amor
No hay mayor regalo que el amor
Hiccup despertó aún cansado, pasó sus manos por su rostro tratando de desperezarse, se talló los ojos con el talón de sus manos y luego pestañó con brusquedad, atravez de las espesas cortinas no se veía luz alguna, supuso que faltaba aún para el amanecer, giró sobre la cama acomodandose para tratar de volver a dormir, pero una serie de pequeños golpeteos por la ventana lo obligó a levantarse, había tratado de taparse la cabeza con la almohada pero habia sido en vano.
Se acercó a las cortinas para correrlas, el ruido ya no estaba y tras el pesado y grueso género tampoco se hallaba ni un alma, de todas formas era una locura, Hiccup estaba en el segundo piso del castillo, negó en su cabeza tratando de volver a la cama, pero el recurrente sueño le volvía a molestar en el inconsciente.
Hiccup había soñado con ellos años atrás, cuando dejó a los dragones en el mundo oculto, cuando tuvo que despedirse de su buen amigo Chimuelo, pensaba bastante en aquello por ese tiempo, en como su padre tuvo la fuerza para vivir sin su madre tanto años, y la respuesta le había dado el valor para tomar una decisión.
Ahora sentía que el recuerdo volvía para atormentarlo por Astrid.
Salió de la habitación de huéspedes en dirección de los jardines de Arendelle, le gustaba la vista que tenía en ellos, le ayudaba a pensar. Apenas salió del palacio Chimuelo llegó a su lado, ambos se sentaron juntos en la parte trasera, el vikingo no paraba de pensar, quería ir por Mérida, incluso el infantil plan de Jack estaba tomando sentido en su cabeza, pero no podia evitar sertirse ridiculo, al fin y al cabo la realidad era que la princesa de Dunbroch estaba comprometida y pronto se uniría en matrimonio, eso solo podia significar que amaba a alguien más.
¿O no?
El vikingo suspiró agotado, adolorido, molesto consigo mismo, no había sido más que un cobarde durante todo esos años, escudándose bajo el pretexto de buscar a su esposa, cuando lo cierto era que se estaba enamorando de alguien más. Sintió a su lado como Chimuelo lo empujaba suavemente con su cabeza, queriendo decirle algo más, Hiccup se giró a verlo, a lo que Chimuelo se sentó sobre sus patas traseras apuntando con su cabeza hacia el cielo.
- ¿Qué sucede amigo? ¿Quieres volar? - le preguntó mientras lo acariciaba - ¿No crees que es muy tarde para eso?
Pero Chimuelo insistía en salir al cielo estrellado.
- ¿Qué pasa amigo? - preguntó más serio, poniéndose en pie, hasta entendiendo lo que quería decirle el dragón - ¿Tu también? - negó molesto - se va a casar - murmuró dándole la espalda
Chimuelo negó apuntó de perder la paciencia, lo había visto durante años al vikingo abrir y cerrar portales hacia Dunbroch sin cruzarlos, con la culpa tatuada en el rostro, ahora solía verlo suspirar hacia el cielo de forma patética, el dragón no lo podía entender, quizas Astrid no estaba, pero la chica de cabellos rojos seguía ahí, ni siquiera él se habia demorado tanto con la furia luminosa, ahora entendia que los consejos de Hiccup jamas le iban a funcionar.
Volvió a empujarlo con la misma urgencia que momentos atrás.
- Ya ¡Y qué voy a decirle cuando llegue! - exclamó, el furia nocturna ladeó su cabeza, luego lo empujó con una de sus patas - Bien, Bien, ya entendí, iremos - respondió mientras trataba de quitarselo de ensima - no puedes obligarme siempre - le apuntó mientras se subía en él - Te digo que esto es una locura, está a más de un día de distancia y quizás ya no esté ahí cuando lleguemos - le recordo una vez por los cielo, pero el dragon solo negaba
Hiccup levantó la mirada hacia el horizonte, los rayos del sol salían recién por este, miró hacia Arendelle sabiendo que una pequeña muchachita estaría molesta porque se había ido sin despedirse, volvió a mirar al frente, ahora nervioso de lo que Chimuelo le había "obligado" a hacer.
Los cuatro guardianes salieron por el hoyo de la madriguera de Conejo, estaban a un par de kilómetros de dónde empezaba la niebla pero Elsa ya podía sentirla. Se levantó de la hierba sacudiéndose sus ropas, miró a su alrededor a sus compañeros, listos para continuar.
- Gracias por acompañarme - les dijo antes que nada - después de todo lo que he provocado
- No has hecho nada malo, y después de lo que hiciste y como te traté, es lo menos que puedo hacer - respondió Aster empezando a andar, Elsa sonrió levemente, ya había notado que el conejo de pascuas no era muy comunicativo con los demás
Elsa volvió su vista hacia los otros dos guardianes, Sandy le sonrió con calidez, acercándose a ella y posando su mano en el antebrazo de Elsa antes de seguir su camino, su tacto era cálido y confiable, la Reina de las nieves le sonrió de vuelta, algo más tranquila, para luego posar su mirada en Thoothiana.
La hada de los dientes no sabía que pensar, tampoco que sentir, cada palabra que Elsa decía le molestaba, aun cuando solo trataba de ser agradable, a pesar del sacrificio que había hecho, y eso la llenaba de culpa, Thoothiana sabía que no tenía motivos para que le desagradara, Elsa no le había hecho nada, pero no lo podia evitar. Inhaló profundamente tratando de disipar las malas energías, buscando darle una oportunidad.
- No tienes nada que agradecer ni lamentar, eres una de nosotros, será bueno tener otra chica para variar - le sonrió lo mejor que pudo
Elsa suspiró aliviada, temía no ser perdonada o seguir siendo un motivo de desconfianza, aún no tenía claro como funcionaba todo aquello de los guardianes de las infancias, pero ya era parte de eso, elegida por una fuerza superior, y no pensaba escapar de todo ello, aunque no le gustara.
El trayecto hasta la niebla se sintió más largo de lo que realmente era, el grupo se movió en un profundo silencio, cada uno ensimismado en su mente, tratando de averiguar el siguiente movimiento que debian realizar, tratando de resolver que era lo que pasaría antes de que sucediera.
Una vez llegaron, Elsa se detuvo delante la niebla, con sus manos acarició la humeda pared buscando despejarla, cerró los ojos buscando consentrase, pero sus manos vacilaron y luego retrocedió.
- ¿Qué pasa? ¿Aún no puedes? - le preguntó Aster a sus espaldas, Elsa negó con la cabeza
- Temo que ataquen el bosque - admitió - la última vez que estuve aquí, Grimmel y sus dragones habían destruido la tribu y parte del bosque, los espíritus lucharon y yo no pude volver... Los dejé solos...
Sandman se acercó a Elsa regalandole una suave sonrisa y con su arena dorada trató de animarla, después de todo había tratado de enmendar su equivocacion. Y apesar de que la reina de las nieves no podía entenderle, dentro de ella sabía que el guardian buscaba consolarla.
- Gracias - le susurró sonriéndole con la mirada, algo más tranquila, recordando que ahora no estaba sola
Volvió a pasar sus manos sobre la niebla, está vez iluminando el muro con su magia, la luz se elevó hasta comprimirse en una esfera que luego estalló, callendo como pequeños copos de nieve cristalizados, y en el espacio donde hubo la explosión cuatro cristales aparecieron en el cielo rodeando a un quinto cristal, luego desaparecieron en el aire como si nunca hubiesen aparecido, poco a poco la niebla comenzó a disiparse, evaporandose en el ambiente.
Conejo silvó mientras giraba sobre sus patas, admirado del bosque nocturno, las hojas de los árboles parecian resplandecer y sus ruidos los envolvían en una atmósfera subreal.
- No recuerdo que fuera así - musitó asombrado
- Es muy hermoso - comentó Thoothiana igual de maravillada
Los cuatros se aventuraron entre la espesura del lugar, la oscuridad no era un problema, el bosque parecía tener luz propia y vida propia, Elsa y Conejo los guiaban a la delantera, mientras los otros dos le seguían los pasos un poco más atrás, los rayos del sol se filtraban por los árboles, iluminando y volviendo aun más fantastico el lugar, la brisa del viendo los envolvian de vez en cuando, levantando las hojas secas del suelo y dejándolas caer con gracia, el silencio entre ellos solo demostraba lo absorto que estaban con la belleza magica del bosque encantado.
Jack se paseaba impaciente por la oficina de Norte, apenas el guardian del asombro apuntó a la habitación entró hecho una furia, mientras el otro se tomaba su tiempo para ingresar.
- ¿Dónde fueron? - preguntó con premura, sin dejar de pasearse por el cuarto
- Tranquilo, Romeo, ella estará bien, está acompañada - lo calmó, Jack sintió un abrazador calor inundar su rostro. Norte se carcajeo
- ¿Podrías darte prisa? - le apuró
- Oh, realmente tienes apuro - comentó cerrando la puerta - hubieses pensado en eso antes... - murmuró encaminandose a su escritorio
- Norte, en primer lugar yo no... - se excusó rápidamente
- No me des excusas ridículas - lo paró con un gesto de mano - y no me lo recuerdes, no te pedí que te quedaras por eso
- ¿Ah, no? - inquirió no menos inquieto
- No. Te pedí que te quedarás porque necesito saber qué encontraste allá - preguntó tomando asiento en la silla tras su escritorio - qué fue lo que viste
- ¿No puede esperar? - preguntó aún inquieto, paseándose como un animal enjaulado
- No Jack, no puede esperar - lo apuró
Norte estaba serio, rebuscaba algo entre sus cajones mientras el otro le echaba un vistazo, parecía no prestar atención, pero contrariamente, Norte estaba muy interesado en lo que Jack diría. El guardian de la diversión se detuvo un momento, tenía prisa, bastante, era claro que Norte parecía saber más que él, o eso le pareció por lo menos a Jack durante la charla anterior con todos en el cuarto contiguo. Nicholas dejó de buscar en su cajón para levantar su mirada, observó a Jack guardar silencio con el ceño fruncido, sin ningún ápice de responder, Norte negó molesto, repitiendo su pregunta.
- Jack, qué encontraste en el Ahtohallan - le repitió con más brusquedad, Jack suspiró fastidiado
- ¿Porqué tanto interés? - inquirió - no había nada, la grieta ya no tenía fondo - respondió de mala gana
- Elsa estaba muy aturdida, dice que no recuerda qué pasó - comentó
- Claro, por qué ustedes pudieron hablar con ella - interrumpió molesto
- Ya tendrán su momento después, no hay tiempo para romances ahora - le corrigió serio, Jack negó sonrojado, nunca había hablado del tema con Norte y no pensaba empezar en ese momento
- ¿Quién habló de romance? Solo es mi amiga, me preocupé al no verla en el glaciar - se excusó, Norte lo observó levantando una ceja incrédulo, luego negó con una tenue sonrisa en el rostro
- Cómo quieras llamarle - dijo encogiéndose de hombros - quién sabe porque todos ustedes están tan hormonales - susurró luego negando con su cabeza
- ¿Eso es todo, ya me puedo ir? - inquirió fastidiado, Norte rodó los ojos
- Necesito que me hagas un favor - le reveló, Jack levantó una ceja curioso
- ¿Un favor Norte? - inquirió con cautela - ¿Qué te hace pensar que soy el indicado para hacer un favor? - negó algo divertido relajando su postura
- No es un juego Jacky, y por ahora no te puedo decir mucho sobre esto, así que toma atención - le pidió con seriedad a lo que este obedeció de mala gana
- Solo dilo, de todas formas lo haré - aceptó a regañadientes, no era suficiente con estar retenido, además no podía bromear
- Tienes que cuidar de Elsa - y apenas las palabras dejaron la boca del guardian del asombro, Jack se sentó recto en su lugar, dándole toda la atención que el otro le había pedido - quiero que te mantengas cerca de ella
- ¿Qué sucede? ¿Aún no confías en Elsa? - le censuró con el entrecejo fruncido - ¿No te párese suficiente todo lo que hizo?
- No Jack, no lo mal pienses, no es eso, ella no es el problema aquí - negó rapidamente
- ¿Y quién es el problema? - Norte se sentía atado de manos, y aunque en ese momento no podía sentir la presencia de madre naturaleza, no pensaba arriesgar más
- Digamos que quién está detrás del regreso de Elsa no tiene motivos para traer a Pitch Black
- ¿Tu sabes algo de esto? ¿Elsa está en peligro? - preguntó inquieto
- No lo sé, y no puedo decir más sobre el tema - cortó esperando que el otro entendiera por si mismo, de todas formas lograría tener un ojo sobre la guardiana - es solo una precaución
- ¿Cómo que no puedes hablar del tema y por qué me dices esto a mi? - inquirió poniéndose en pie de un brinco
- Meme y Hada suelen estar demasiado ocupados con su trabajo, y Conejo es muy nervioso, no quiero tener que estar respondiendo sus preguntas - negó mientras miraba por la ventana con sus manos tras su espalda - están pasando demasiadas cosas juntas y necesito estar enfocado para solucionarlas - agregó luego
- Ah, soy el más desocupado ¿Sabes que soy el más curioso? Vas a tener miles de preguntas conmigo - le apuntó - comenzando con ¿Quien está detras de esto? ¿Qué haremos con Pitch?
- Yo tampoco estoy muy seguro de las respuestas, pero las siento - susurró tocando su barriga - no me preocuparía tanto del Coco por ahora, está muy débil para hacernos algo, tardará décadas antes de hacerse ver, hay que encontrarlo antes que eso pase, claramente, pero ahora me preocupan otros seres... - comentaba mientras acariciaba su barba, ensimismado en otros pensamientos - además, eres el que mayor atención le prestará a Elsa, tienes motivos para eso - agregó dándole un vistazo
Jack guardó silencio, volvía nuevamente a sentir ese calor en su rostro, desvío la mirada evitando dejarse en evidencia.
- ¿Dónde fueron? - preguntó de nuevo
- Elsa necesitaba compañía para liberar el bosque ¿No tomaste atención? - inquirió divertido - ¿Por qué será? - canturreo burlón
Jack frunció el ceño molesto, le lanzó una mirada agria a Norte, pero el leve rubor de sus mejillas lo delataron sin que se diera cuenta. Nicholas rió a carcajadas mientras el guardian le daba la espalda, dispuesto a escapar por una ventana.
- Ya deja eso - lo detuvo aún con algo de risa en sus palabras - solo esperala, volverá en un momento
- No creo que vuelva pronto - respondió saliendo por la ventana
Norte negó, sabía que se iría, Jack era un espíritu libre, difícil de dirigir, y ahora con el regreso de Elsa, Norte sabía que Jack menos obedecería, por lo que mínimo le daria un encargo, era el ideal, como se lo había dicho antes al guardian de la diversión, este tenía motivos de sobra para proteger a la reina de las nieves.
Los guardianes seguía por el bosque encantado, ya había amanecido y los rayos del sol habían revelado un sitio lleno de magia y vida. Sandman ya se había marchado, con ese punto del mundo de día debía viajar hasta el otro lado del planeta para cumplir con su trabajo, mientras los tres restantes seguían buscando a la tribu del sol, la cual con los años habia cambiado su vieja posición, dejando atrás rastros casi imperceptibles de su existencia, aún así fueron capaces de hayarla.
El reencuentro de Elsa con la tribu había sido todo un espectáculo, Aster y Thoothiana observaron pasmados, estaban acostumbrados a una actitud más reservada y serena por parte de la quinta espiritu, ahora, en cambio, la vieron en una postura más emocional y extrovertida, siendo recibida por la tribu como si los años no hubiesen pasado entre ellos, de todas formas la gente del pueblo era parte del bosque al igual que Elsa.
Y la reina de las nieves no fue la única en ser recibida, la tribu y su gente reconocían lo escencial que los guardianes eran en el equilibrio espiritual del mundo, la presencia de Conejo, nuevamente, y al Hada de los dientes, aunque los indígenas no comprendían su trabajo y deberes, era un honor.
- ¿Qué piensas tanto? - preguntó Conejo sentándose junto a hada, quien estaba algo más apartada
- En nada - murmuró sin dejar de ver a la gente de la tribu a lo lejos- ¿Qué haces aquí? ¿Porque no estás con los demás ahí? Te veía agusto con los niños - le preguntó echándole un vistazo
- Son agradables, les agrada mi búmeran - Thoothiana rió, luego negó aún con la risa en los labios
- Debes parecerles interesante - lo animó - luces como un guerrero con esas pintas
- Tu tambien les parecerias interesante si estuvieras con nosotros ahí y no aquí con esa mueca en tu rostro
Aster sabía que algo le pasaba a hada, lo notaba en su mirada, estaba distante y absorta, quería preguntar que le pasaba, ayudarla si estaba en sus manos, pero conocía a su amiga y sabía lo testaruda que a veces podia ser, lo que sea que estuviese molestando a la hada de los dientes lo seguiria haciendo a pesar de lo que Conejo le pudiese decir. Decidió pasar del tema y animarla.
- ¿Tu dices? - inquirió con leve esperanza
- ¿Qué dices? Eres perfecta... Quiero decir, pareces un pequeño colibrí de lindos colores, los niños te amaran
- ¿Desde cuándo eres tan cursi, Conejo? - lo molestó con una sonrisa
- No soy cursi, solo trato de animarte - se escusó mal humorado
- Si, ese eres tu - sonrió soltando una risa por lo bajo, Aster negó divertido poniéndose en pie
- Vamos, unetenos - la instó extendiendo su mano
- Te llevas muy bien con Elsa - comentó tomando su mano y levantándose junto a este, Bunny se encogió de hombros
- Es una buena persona - respondió aún sin moverse de su lugar - todo lo que pasó solo fue una extención de eso - aclaró mientras observaba a la platinada a la distancia, conviviendo con los aldeanos de la tribu como uno de ellos - pasé mucho tiempo en Arendelle, supongo, se pega el optimismo de su magestad Anna - se escusó luego
- ¿Te agrada? - inquirió, Conejo se encogió de hombros despreocupado
- Es la unica que puede hacer callar al mocoso, no recuerdo una reunión mas silenciosa que esta ultima - bromeó - si, me agrada
Thoothiana ahogó una mueca, sin que Conejo supiera nuevamente había abierto la herida de esta, sus palabras solo le recordaban a la guardiana de los sueños que lo que sentía por Jack no sería correspondido, no con el regreso de Elsa.
- Si, tienes razón - sonrió con falsedad
- Solo espero que no se le suban las hormonas a la cabeza a ese otro, se pone insoportable - murmuró quejándose de Jack una vez más
Aster y Hada se encaminaron a reunirse con los demás, aún que el momento no duró mucho, pasada una media hora Elsa les había comentado que debía partir en busca de los espíritus elementales faltantes, durante su camino habian sentido a Gale y habian visto algunas pocas travesuras provocadas por la pequeña salamandra, mas aun quedaba por encontrar a los gigantes de piedras y luego ir hasta el Ahtohallan una vez más.
El trío se despidió de la tribu antes de partir, Elsa ya había hablado con Yelena, prometiendole volver lo antes posible después de verificar que todo estuviera en su lugar, era su trabajo después de todo, el deber que tenía como la guardiana del bosque encantado y como quinto espíritu de los espíritus elementales. Yelena se despidió con calma en su interior, con Elsa de vuelta la armonia del bosque y su gente se volvia a sentir una vez más.
La oscuridad y el silencio, era todo lo que había. Se sentía débil, cansado, casi inexistente, estaba postrado en una especie de colchón, lo suficientemente suave como para no querer levantarse, no tenía motivos aún.
Se sentía derrotado, una escoria más en la existencia, al igual que en un pasado, pero no tan cerca como cuando los guardianes lo habían hecho, no, mucho más atrás de eso, siglos y milenios antes de la miseria existencia de esos seres, Pitch se sentía igual que cuando había sucumbió a la oscuridad.
Estaba furioso.
Pero su cuerpo etéreo no estaba recuperado, no era más que una vasija rota sin la capacidad de contener tanto rencor. Había estado tan cerca de lograrlo.
- Ya despertó, su magestad - la voz femenina retumbó por las paredes, haciendo eco en la estancia
- ¿Puedes verme? - murmuró hacia el techo, sin dedicarle ni una mirada
- Se me concedió el honor - respondió, Pitch apretó los labios en una línea, le molestaba los falsos alagos
- ¿Qué es lo que quieres? - preguntó secamente
- Solo quiero servirle, como los otros - respondió bajando levemente la cabeza, en una leve inclinación
- ¿Otros?
Pitch se incorporó con dificultad, intentando ocultar su debilidad ante la desconocida mujer, quie parecia no temerle, pero podía reconocerlo de todas formas, una ironía que al Coco le interesaba descifrar. Pero una de sus dudas fue rápidamente resulta, una vez el Coco se pudo adecuar a las penumbras, sus ojos los pudieron notar, un pequeño grupo de personas que esperaban su regreso, un pequeño grupo esperanzado y movido por las influencias del poder de las tinieblas, un diminuto ejército para jugar.
