Un año había pasado desde que Izuku comenzó su intenso entrenamiento con Aguilar y Star and Stripe. A sus 13 años, Izuku había logrado mejorar considerablemente su control sobre el viento, aunque sabía que aún le quedaba mucho por aprender. En esta ocasión, se encontraba en un evento benéfico en una ciudad costera de Estados Unidos junto a Aguilar. El ambiente en la playa era relajado, con una cálida brisa marina y el sonido de las olas acompañando el bullicio de las actividades.

El evento benéfico había sido organizado por Monarch Inc. en colaboración con varias empresas y agencias de héroes. Había puestos de comida, juegos para niños, y una zona donde los héroes hacían demostraciones de sus habilidades para el entretenimiento y la recaudación de fondos. La finalidad del evento era recolectar recursos para la construcción de refugios y la mejora de infraestructuras en áreas propensas a desastres naturales.

Izuku, vestido con una camiseta de Monarch Inc. y un par de shorts, caminaba junto a Aguilar, quien iba saludando a diversos conocidos.

¡Mira! ¿No es él?—se oyó murmurar a un grupo de personas cercanas.

¡Es el chico del centro comercial!—dijo una mujer mientras señalaba discretamente a Izuku.

Izuku sintió las miradas de varias personas sobre él, algo incómodo por la atención repentina. Se giró hacia Aguilar buscando orientación, pero su mentor solo le sonrió.

Te has hecho famoso, Izuku. Es normal que la gente te reconozca—le dijo Aguilar, dándole una palmada en la espalda.

Lo siento, no estoy acostumbrado a esto—admitió Izuku, rascándose la nuca nerviosamente.

¡Oye, tú eres el chico que salvó a todos en el centro comercial, ¿verdad?!—Un héroe con un traje rojo y dorado se acercó, ofreciéndole la mano con una sonrisa amplia. Izuku la estrechó, algo sorprendido por el entusiasmo.

Eh, sí, soy yo...—respondió Izuku con modestia.

Soy Thunderstrike. Estaba al otro lado de la ciudad ese día, pero oí todo sobre lo que hiciste. Eres increíble para alguien tan joven—comentó el héroe, dándole una palmada en el hombro.

Gracias, pero no lo hice solo—dijo Izuku, mirando de reojo a Aguilar.

Humildad, eso también es importante—Thunderstrike sonrió y luego añadió—. Sigue así, chico. Tal vez un día luchemos lado a lado.

Izuku asintió, sintiendo una mezcla de orgullo y responsabilidad.

Poco después, otro héroe, esta vez una mujer con un traje azul y blanco y el cabello recogido en una coleta alta, se acercó.

¡No puede ser! ¡Es realmente él!—exclamó con una voz llena de energía—.¡Soy Aqua Flare! ¡He oído mucho sobre ti! Me alegra ver que la próxima generación está en tan buenas manos.—Izuku volvió a sonreír, sintiéndose un poco más cómodo con la situación.

¡Gracias! Estoy trabajando duro para mejorar—respondió con determinación.

Eso es lo que me gusta oír. Si sigues así, no me sorprendería verte en los grandes escenarios pronto—dijo Aqua Flare, guiñándole un ojo antes de dirigirse hacia otro grupo de héroes.

Izuku se sentía abrumado por la cantidad de personas que lo reconocían. A pesar de que no era un héroe oficial, su actuación en el centro comercial había dejado una impresión duradera.

Tienes que acostumbrarte a esto, Izuku. La gente observa a los héroes, y aunque aún no tengas licencia, ya has dejado tu marca—le aconsejó Aguilar.

Lo sé. Solo... espero poder seguir adelante sin decepcionar a nadie—admitió Izuku, mirando al horizonte donde el mar se extendía ante él.

Mientras continuaban caminando por el evento, varios niños se acercaron tímidamente a Izuku, pidiéndole autógrafos y fotos. Aunque un poco abrumado al principio, pronto se encontró sonriendo y disfrutando del momento. A lo lejos, notó a Star and Stripe hablando con un grupo de reporteros. Ella le hizo un gesto con la mano, y él le devolvió el saludo.

De repente, la tierra bajo sus pies comenzó a temblar, un movimiento sutil al principio, pero que rápidamente se intensificó. La gente en la playa empezó a entrar en pánico, mientras que los héroes y personal de seguridad intentaban mantener el orden.

¡Izuku, mantente alerta!—exclamó Aguilar, tomando su posición.

El temblor cesó tan rápidamente como había comenzado, pero un murmullo de preocupación se extendió por la multitud. Algunos héroes se lanzaron al cielo, usando sus quirks para evaluar la situación desde lo alto.

¡Tsunami!—se escuchó el grito desesperado de uno de los héroes voladores.

La playa se transformó instantáneamente en un caos mientras la gente intentaba huir hacia zonas más altas. Desde la línea del horizonte, una ola gigantesca, mucho más grande de lo que cualquier heroína o héroe hubiera anticipado, avanzaba con una fuerza imparable hacia la costa.

¡Vamos, Izuku! ¡Necesitamos ayudar a detener eso!—ordenó Aguilar, mientras activaba su quirk de viento para empezar a formar una barrera contra la ola.

Izuku asintió, sintiendo cómo la adrenalina lo invadía. El sonido del océano rugiendo hacia ellos era ensordecedor, y la magnitud del tsunami amenazaba con arrasar todo a su paso. Aguilar se posicionó rápidamente, extendiendo sus brazos hacia la ola que se aproximaba. El aire a su alrededor comenzó a girar en un torbellino controlado, levantando arena y agua en espirales mientras la barrera de viento tomaba forma.

¡Star and Stripe! ¡Necesitamos tu fuerza aquí!—gritó Aguilar, sin apartar la vista del mar.

A lo lejos, Star and Stripe se elevó en el aire, su figura destacándose contra el cielo gris. Con un gesto firme, lanzó su mano hacia adelante, invocando su poderosa habilidad para manipular las reglas físicas. Una energía invisible pero poderosa rodeó la ola, tratando de ralentizar su avance. La tensión en su rostro mostraba lo difícil que era contener una fuerza tan masiva.

¡No va a ser suficiente!—murmuró Star and Stripe, apretando los dientes mientras luchaba por mantener su control sobre el tsunami.

Varios héroes se unieron al Flare, con su quirk de control sobre el agua, intentaba desviar parte de la ola, separándola en corrientes más pequeñas. Sin embargo, la magnitud de la ola la superaba. Su rostro mostraba una mezcla de concentración y preocupación, sabiendo que cada segundo contaba para salvar vidas.

Thunderstrike y otros héroes de alto rango también entraron en acción. Thunderstrike elevó su martillo al cielo, convocando un rayo que dividió el aire con un estruendo ensordecedor. El rayo golpeó la superficie del mar, creando una explosión de vapor y espuma que momentáneamente frenó el avance de la ola, pero solo logró ganar unos instantes.

Crimson Charge, un héroe especializado en crear barreras energéticas, se posicionó al frente de la línea, junto a Aguilar e Izuku. Con un grito de esfuerzo, generó una cúpula brillante que abarcó parte de la costa, intentando proteger a los civiles que aún no habían logrado evacuar. Sin embargo, las grietas en su barrera comenzaron a aparecer casi de inmediato, revelando la abrumadora fuerza del tsunami.

Izuku, por su parte, respiró hondo y centró toda su concentración en su quirk. Sentía la presión de la situación, pero también una determinación férrea. Se unió a Aguilar en la creación de la barrera de viento, su energía combinándose con la de su mentor. Las ráfagas se intensificaron, alzándose como un muro invisible contra la ola.

¡No te detengas, Izuku! ¡Sigue empujando!—exclamó Aguilar, su voz firme a pesar del esfuerzo evidente.

El joven héroe en entrenamiento apretó los puños, esforzándose por mantener el control sobre la creciente tormenta de viento que estaban creando. Pero la ola seguía avanzando, imparable, a pesar de todos los esfuerzos combinados. El agua comenzó a golpear la barrera, levantándose en columnas que amenazaban con sobrepasarlos.

¡Es demasiado fuerte!—gritó Aqua Flare, mientras su control sobre las corrientes comenzaba a fallar.

Star and Stripe redobló sus esfuerzos, creando un campo de fuerza adicional que envolvió parte de la ola. Sin embargo, ni siquiera su poder, que podía alterar la realidad misma, parecía capaz de detener por completo la furia de la naturaleza en ese momento.

Izuku sintió el agotamiento empezar a apoderarse de él. El viento alrededor de su cuerpo comenzaba a descontrolarse, reflejando su lucha interna por mantener la concentración. Pero justo cuando parecía que todo estaba perdido, la barrera de viento cedió, y la ola se precipitó sobre la costa con una fuerza devastadora.

El agua golpeó con un estruendo que sacudió la tierra, arrastrando a héroes y civiles por igual. Izuku sintió cómo su cuerpo era levantado del suelo y lanzado hacia atrás, el rugido del agua llenando sus oídos. Todo se volvió confusión y caos mientras la corriente lo envolvía. En ese momento, algo dentro de su quirk resurgió.

Sumergido en la inmensidad del agua, Izuku sintió una conexión inesperada con el entorno. El pánico que había sentido fue reemplazado por una calma profunda. Las olas dejaron de ser una amenaza, y se convirtieron en una extensión de su ser. La energía que había sentido durante tanto tiempo, enfocada en el viento, se adaptó a las corrientes acuáticas a su alrededor.

Extendió las manos, sintiendo cómo el agua respondía a su voluntad. En lugar de resistir, empezó a fluir con ella, moldeándola, controlándola. El tsunami, que antes parecía indomable, comenzó a ceder ante su influencia. El agua se dividió, frenándose y desviándose en diferentes direcciones, como si una mano invisible la guiara.

Desde la costa, los héroes que habían sido arrastrados por la ola observaron asombrados mientras la fuerza del tsunami disminuía. Star and Stripe, agotada pero consciente del cambio en la marea, miró a Aguilar, quien ya había notado el despertar del nuevo poder de Izuku.

¿Su quirk sigue cambiando?...—dijo Aguilar, con una mezcla de asombro.

Izuku, con el rostro decidido y los ojos cerrados en concentración, logró desviar el curso de la ola. Aunque no pudo detenerla por completo, redujo significativamente su impacto, permitiendo que los héroes en la costa pudieran recuperar el control y asistir en el rescate de los civiles.

Izuku se encontraba sumergido en el tumultuoso océano, la corriente lo arrastraba hacia el fondo, pero sus sentidos estaban enfocados en la inmensa figura que se agitaba en las profundidades. El megalodón, un colosal tiburón prehistórico, se debatía en un frenesí de pánico. Sus movimientos erráticos generaban violentas corrientes que se extendían hacia la costa, amplificando el desastre que ya había causado el tsunami.

Mientras Izuku luchaba por mantener el control en medio de la turbulencia, sintió que el agua a su alrededor vibraba con una energía diferente, una energía que él mismo había empezado a despertar. Su quirk, que hasta ahora había estado limitado al viento, parecía resonar con el poder del agua. Era como si el océano respondiera a su voluntad, pero de manera más sutil, más viva.

Con cada brazada, Izuku se acercaba más al megalodón. El tiburón, una bestia que dominaba el océano, ahora estaba perdido en su propio terror, incapaz de controlar el poder que normalmente le otorgaba su quirk. A medida que Izuku se aproximaba, el agua se volvía más densa, la presión crecía, y las corrientes se arremolinaban con más fuerza, pero no retrocedió. Sabía que debía calmar a la criatura antes de que la situación empeorara aún más.

Finalmente, se encontró cara a cara con el megalodón. Los ojos del tiburón, enormes y llenos de terror, se clavaron en los suyos. Izuku sintió una conexión profunda y primordial, como si el océano mismo los uniera en ese instante. Sabía que no podía hablarle en palabras, pero entendía que su quirk, ahora ligado al agua, podía comunicar lo que necesitaba transmitir.

Cerró los ojos y concentró su energía en el flujo del agua, sintiendo cómo cada célula de su cuerpo se sintonizaba con las corrientes que lo rodeaban. El agua no era solo un elemento; era una extensión de su ser, una manifestación de su voluntad. Dejó que esa voluntad fluyera hacia el tiburón, proyectando calma y serenidad.

El tiburón, que había estado nadando frenéticamente, comenzó a reducir la velocidad de sus movimientos. Izuku, manteniendo su concentración, usó gestos suaves para dirigir el flujo del agua alrededor del tiburón, creando una burbuja de tranquilidad en medio del caos. La criatura, sintiendo la paz que emanaba de Izuku, empezó a relajarse. Su respiración, que antes era agitada y descontrolada, se hizo más lenta, más profunda.

Izuku abrió los ojos y vio cómo el terror en los ojos del tiburón se desvanecía. Ahora, en su lugar, había un destello de comprensión. El tiburón reconoció que ya no estaba solo en su pánico, que alguien compartía su angustia y estaba dispuesto a ayudarlo. Izuku extendió una mano hacia la criatura, y aunque no la tocó físicamente, el gesto pareció ser suficiente.

El tiburón se detuvo, flotando en el agua mientras sus grandes aletas se movían suavemente, permitiendo que las corrientes se calmaran a su alrededor. La inmensa fuerza que antes había desatado, ahora estaba contenida, canalizada de manera más controlada. Izuku podía sentir que la crisis había pasado, pero no se permitía bajar la guardia.

Mantuvo su concentración, guiando al tiburón hacia aguas más profundas, lejos de la costa y del caos que había causado. El tiburón lo siguió dócilmente, su quirk ahora en armonía con el entorno en lugar de luchar contra él. Izuku sintió una oleada de alivio, no solo por haber calmado a la criatura, sino por haber logrado controlar su propio quirk de manera que ni siquiera él había anticipado.

Mientras avanzaban hacia el océano abierto, Izuku miró una última vez los ojos del tiburón, y supo que había logrado algo significativo. La criatura, que había sido la fuente de tanto miedo, ahora estaba en paz. Con el tiburón finalmente a salvo en las profundidades, Izuku dirigió su atención hacia los sobrevivientes, sabiendo que su trabajo aún no había terminado.

Izuku, aún sumergido en las profundidades del océano, sintió el agotamiento en cada fibra de su ser, pero sabía que no podía detenerse. Había logrado calmar al tiburón y evitar un desastre aún mayor, pero ahora su misión era salvar a las personas que aún estaban atrapadas en el agua, muchas de las cuales estaban en peligro inminente.

Izuku emergió a la superficie, inhalando profundamente el aire salado mientras sus ojos buscaban desesperadamente signos de vida entre las olas. A su alrededor, la escena era caótica: restos flotantes de las estructuras de la playa, gritos distantes, y el sonido de helicópteros que ya empezaban a sobrevolar el área. Varios héroes voladores como Skywave y Windrider se lanzaban al agua, recogiendo a los sobrevivientes que lograban avistar desde el cielo.

¡Ayuda! ¡Por favor!—se escuchó el grito angustiado de una mujer que luchaba por mantenerse a flote, agitando los brazos desesperadamente.

Izuku no dudó. Con una velocidad que apenas controlaba, movió el agua bajo sus pies, impulsándose hacia la mujer. Llegó a su lado en cuestión de segundos, rodeándola con su brazo mientras creaba un remolino bajo ellos para mantenerlos a flote.

¡Tranquila, ya estás a salvo!—le dijo con voz firme, tratando de infundirle calma mientras la llevaba hacia la orilla. En el camino, pasó junto a otro hombre que intentaba nadar pero claramente estaba exhausto. Sin pensarlo, Izuku extendió su mano libre, creando una corriente que lo empujó suavemente hacia la seguridad de la orilla.

En la distancia, Star and Stripe y Aguilar trabajaban en equipo, dirigiendo a los héroes y coordinando las labores de rescate. Aguilar, con su quirk de viento, creó ráfagas controladas que empujaban a los sobrevivientes hacia la costa, mientras Star and Stripe, usando su quirk "New Order," establecía reglas temporales en el área para calmar las olas y mantener el agua lo más tranquila posible.

¡Izuku, por aquí!—gritó Aguilar al verlo acercarse con la mujer a cuestas.

Izuku la dejó en la orilla, donde paramédicos y otros héroes estaban listos para asistirla, y sin perder tiempo, se lanzó de nuevo al agua. En su recorrido, divisó a un grupo de personas aferradas a una tabla rota, la mayoría de ellos conscientes pero visiblemente agotados. Uno de ellos, un niño pequeño, parecía estar inconsciente, su cuerpo apenas sostenido por un hombre que luchaba por no soltarlo.

Izuku se acercó rápidamente, sintiendo cómo su quirk respondía casi instintivamente al flujo del agua. Con un suave movimiento de sus manos, creó una corriente bajo la tabla que la empujó hacia un lugar más seguro. Luego, centró su atención en el niño inconsciente, usando su quirk para estabilizar el agua a su alrededor y evitar que se hundiera.

¡Tienen que mantener la calma! ¡Los llevaré a todos a tierra firme!—les aseguró mientras creaba un remolino controlado que los empujaba suavemente hacia la orilla. A medida que avanzaban, se aseguraba de que nadie perdiera el agarre de la tabla.

Mientras tanto, los otros héroes también se movilizaban. Windrider, con su capacidad para manipular las corrientes de aire, creaba túneles de viento que empujaban a los supervivientes hacia la costa. Skywave, con su dominio sobre las ondas de sonido, usaba su quirk para amplificar los llamados de auxilio y guiar a los equipos de rescate hacia los más necesitados.

Izuku, después de llevar al grupo a un lugar seguro, notó un cuerpo flotando a lo lejos, sin moverse. Su corazón dio un vuelco; esa persona estaba en peligro inmediato. Sin pensarlo dos veces, concentró todas sus energías en el agua, creando una corriente poderosa que lo llevó directamente hacia el cuerpo.

Cuando llegó, comprobó que era un hombre joven, inconsciente y con el rostro pálido. Izuku lo levantó con cuidado, apoyándolo contra su pecho mientras intentaba reanimarlo. Usando su quirk, estabilizó el agua bajo ellos para evitar que ambos fueran arrastrados.

¡Aguanta, por favor!—murmuró Izuku, presionando con ambas manos sobre el pecho del hombre, esperando ver algún signo de vida.

Mientras hacía esto, sintió la presencia de otro héroe a su lado. Era Tidalwave, un héroe con un quirk relacionado con el control del agua, quien había llegado para asistir en el rescate. Con su poder, Tidalwave calmó las aguas circundantes, haciendo que la superficie se volviera más estable.

¡Lo tienes, Midoriya!—le dijo Tidalwave con voz firme, ayudando a Izuku a mantener la calma.

Finalmente, después de unos momentos que parecieron eternos, el hombre tosió, expulsando agua de sus pulmones y comenzando a respirar nuevamente. Izuku soltó un suspiro de alivio, sosteniéndolo firmemente mientras Tidalwave los guiaba de regreso a la orilla.

A medida que el sol comenzaba a ponerse, el desastre del tsunami se iba controlando. Los héroes habían logrado salvar a muchas personas, pero la situación seguía siendo crítica. Aun así, la valentía y determinación de Izuku, junto con el esfuerzo colectivo de los héroes, había hecho una gran diferencia.

Cuando finalmente todos estuvieron a salvo, Izuku cayó de rodillas en la arena, exhausto pero satisfecho. Sabía que había dado lo mejor de sí, y aunque todavía no comprendía completamente su nuevo poder, había logrado utilizarlo para salvar vidas.

Star and Stripe y Aguilar se acercaron a él, ambos con una expresión de orgullo en sus rostros.

Lo hiciste bien, Izuku—dijo Aguilar, colocando una mano en su hombro —Ayudaste a salvarlos a todos.

Izuku levantó la vista hacia Aguilar, jadeando mientras trataba de recuperar el aliento. El peso de la situación, la intensidad del rescate y la enorme cantidad de poder que había tenido que canalizar lo dejaban exhausto, pero las palabras de Aguilar lo llenaron de una profunda satisfacción.

Gracias...—logró decir Izuku, con una sonrisa cansada en el rostro —No pude haberlo hecho sin tu ayuda... ni la de los demás héroes.

Mientras hablaban, algunos de los héroes que habían participado en el rescate se acercaron, sus expresiones mezcladas de asombro y respeto. Windrider fue el primero en hablar.

Oye, chico del centro comercial, ¿qué fue eso?—preguntó con una sonrisa, todavía respirando pesadamente después de su propio esfuerzo—No todos los días ves a alguien de tu edad manejando una situación así.

Skywave, que había estado coordinando la búsqueda de sobrevivientes desde el cielo, también se acercó, su tono más serio pero no menos admirativo—Estuvimos al borde de una catástrofe, y tu intervención fue decisiva. La próxima vez, espero tenerte de mi lado en un desastre similar—.

Izuku, aún abrumado por todo lo sucedido, solo pudo asentir con humildad. Las palabras de los héroes, aquellos que había admirado durante tanto tiempo, significaban el mundo para él. Sintió una oleada de gratitud y determinación renovada, sabiendo que cada momento de entrenamiento, cada sacrificio, valía la pena.

Algunos de los civiles rescatados comenzaron a acercarse también, aún empapados y temblando, pero con expresiones de agradecimiento en sus rostros. Una mujer mayor, que había sido arrastrada por la corriente pero rescatada por Izuku, se acercó con lágrimas en los ojos.

Gracias, joven... gracias por salvarme la vida...—dijo con voz quebrada, apretando las manos de Izuku con gratitud.

Izuku se inclinó ligeramente hacia ella, su expresión llena de calidez—Estoy feliz de que estés a salvo.

Izuku observó cómo la multitud comenzaba a dispersarse lentamente, ahora que el peligro inmediato había pasado. Aún había muchas personas que atender, algunas heridas, otras en estado de shock, y algunos rescatistas luchaban por ayudar a quienes aún estaban atrapados en el agua o en las zonas más afectadas.

Todavía queda mucho por hacer—murmuró Izuku, mirando hacia el horizonte donde el mar comenzaba a calmarse, aunque las secuelas del desastre aún se sentían en la costa.

Aguilar asintió a su lado, su mirada también fija en el caos que lentamente se organizaba. Los equipos de rescate y los héroes seguían en marcha, tratando de coordinar los esfuerzos de evacuación y atención a los heridos.

Es cierto, pero hiciste una gran diferencia hoy—respondió Aguilar—Y ahora, Izuku, debes aprender a usar este nuevo lado de tu quirk de manera más consciente. Este es el momento ideal para practicar un poco más, ahora que ya tienes una sensación de lo que es controlar el agua.

Izuku asintió, consciente de que, aunque había logrado detener una parte del tsunami, su control sobre el lado acuático de su quirk seguía siendo inexperto. Sus músculos aún estaban tensos por el esfuerzo, pero había aprendido que el verdadero crecimiento ocurría cuando estaba en su punto más bajo de energía, en esos momentos en los que tenía que esforzarse más allá de sus límites.

Voy a intentarlo—dijo Izuku, mirando de nuevo hacia el mar antes de girarse para buscar un lugar más tranquilo donde entrenar sin interferir con los esfuerzos de rescate.

Aguilar observó cómo Izuku se alejaba hacia un pequeño estanque formado por la marea, un remanso de agua aún en calma después de la tormenta. A una distancia segura del caos de la playa, Izuku se agachó frente al agua, cerrando los ojos y respirando hondo, intentando sentir el flujo y la naturaleza del agua a su alrededor, tal como había aprendido a hacer con el viento.

Los primeros intentos fueron torpes, el agua apenas respondía a sus gestos, moviéndose de manera errática como si se resistiera a su control. Pero Izuku, acostumbrado a los desafíos, no se rindió. Comenzó a mover sus manos lentamente, guiando el flujo del agua con más precisión. Pequeños remolinos se formaron a su alrededor, girando en espiral, mientras intentaba replicar las sensaciones que había experimentado durante el enfrentamiento con el megalodón.

Poco a poco, el agua comenzó a ceder, moviéndose de acuerdo con su voluntad. Izuku logró hacer que una pequeña corriente siguiera el movimiento de sus manos, guiándola hacia diferentes direcciones y haciendo que se elevara suavemente en el aire. Se veía claramente que aún no tenía el control total, pero estaba mejorando rápidamente.

Es como el viento, pero... diferente— murmuró Izuku para sí mismo —No es tan rápido ni impredecible, pero es más... fluido, más constante.

Mientras continuaba practicando, varios héroes y civiles que pasaban por la zona lo observaban en silencio, impresionados por la dedicación de Izuku incluso después del esfuerzo titánico que había realizado.

Este chico es increíble...—comentó uno de los rescatistas, deteniéndose un momento para observar.

Sí, es el chico del centro comercial, ¿verdad? No es solo fuerte, también es persistente—agregó otro héroe, admirando la habilidad de Izuku para no rendirse nunca.

Izuku, ajeno a los comentarios a su alrededor, seguía concentrado en su entrenamiento. Finalmente, después de varios minutos de práctica, sintió que su energía empezaba a agotarse. Dejó que el agua volviera a su estado natural y se desplomó en el suelo, jadeando pero satisfecho por su progreso.

Lo estás haciendo bien, Izuku—dijo Aguilar, que se había acercado en silencio —Pero recuerda que el control no solo depende de la fuerza bruta. El agua, como el viento, fluye mejor cuando dejas que siga su curso natural. No puedes forzarlo—.

Izuku asintió, todavía recuperando el aliento —Lo sé, solo... necesito más práctica—.

Aguilar sonrió y le dio una palmada en la espalda —Y la tendrás. Pero por ahora, has hecho suficiente. Descansa, porque mañana tendremos más trabajo—.