Un año más tarde, Izuku Midoriya regresaba a Japón tras su tiempo de entrenamiento en Estados Unidos junto a Aguilar y Star and Stripe. Durante ese año, había pasado por un entrenamiento físico y mental que lo había transformado profundamente. A sus 14 años, Izuku era un joven mucho más fuerte y seguro, con habilidades que iban más allá de lo que había soñado. Su control sobre el viento y el agua había alcanzado un nivel asombroso: podía manipular ambos elementos con precisión y potencia, y ya no temía perder el control. No obstante, junto a ese poder, Izuku había aprendido la importancia de la cautela y la disciplina, pues cada día estaba más consciente de las implicaciones de sus acciones.
De vuelta en su hogar, Izuku experimentaba una mezcla de emociones. Le dolía estar de regreso sin poder revelar su progreso y su verdadero potencial a quienes lo conocían desde antes, como los Yaoyorozu o sus padres, pero el compromiso que había hecho con Aguilar era firme. Permanecería en el anonimato hasta que el momento fuera adecuado. Lo último que deseaba era atraer la atención hacia su persona, especialmente ahora que sabía que el camino de un héroe podía poner en peligro a las personas que amaba. Y aunque esa parte de él se sentía limitada, otra parte de él sabía que había mucho más por aprender y, quizás, también algo que descubrir.
El primer día de su regreso a Musutafu, Izuku se permitió explorar las calles de la ciudad como un adolescente cualquiera, oculto bajo una gorra y una chaqueta de gran tamaño. Todo se sentía familiar, pero al mismo tiempo, distinto. Caminaba con una serenidad renovada, cuando un estruendo resonó a la distancia. De inmediato, se detuvo. Gritos, humo y el sonido de sirenas llenaron el aire en un caos que, para otros, significaba peligro, pero para Izuku, representaba un llamado inevitable.
Siguiendo el tumulto, llegó a una calle llena de gente que intentaba entender qué sucedía. Izuku avanzó con cautela y, al alcanzar una posición desde la que podía ver el incidente, notó a varios héroes profesionales rodeando al villano. Un torrente de lodo oscuro y viscoso envolvía a un joven que se debatía desesperadamente. La angustia de la multitud se reflejaba en cada rostro, mientras la situación parecía empeorar con cada segundo que pasaba. Fue entonces cuando lo reconoció. Ese joven atrapado en las garras del villano era Katsuki Bakugo, su viejo amigo de la infancia.
Izuku sintió que el aire se congelaba a su alrededor. Un torbellino de emociones lo invadió, pero las reprimió para concentrarse en evaluar la situación. A pesar de los esfuerzos de héroes como Backdraft, Mt. Lady y Kamui Woods, el villano parecía imparable. Backdraft intentaba con sus mangueras frenar al monstruo, pero el agua era absorbida sin dificultad por la sustancia pegajosa. Mt. Lady, por su parte, no encontraba una manera segura de acercarse sin aplastar a Bakugo, y Kamui Woods luchaba por anclar su madera a una superficie resbaladiza e impredecible.
—¡Vamos, chicos! ¡Rápido! ¡El chico está en peligro!—gritó Backdraft, con una mirada desesperada mientras trataba de controlar el fuego provocado por las explosiones de Katsuki.
—¡No puedo atacarlo! ¡No hay suficiente espacio!—se quejó Mt. Lady, mientras observaba impotente.
—Mi quirk no puede llegar a el, el fuego es demasiado- Kamui Woods hablaba mientras retraía su quirk.
—¡Si atacan al villano desde los lados, pueden detenerlo! ¡Y si usan el viento para dispersar el fuego, podrían entrar más fácilmente!—.
Backdraft le dirigió una mirada severa y respondió, sin esconder su desdén.
—Mira, chico, agradezco tu intención, pero déjanos esto a los profesionales. No es tan simple—.
—¡Pero si usan el agua solo para enfriar el lodo, y no para atacarlo directamente, podrán contenerlo mejor!—insistió Izuku, tratando de que lo escucharan.
Mt. Lady también intervino, cruzándose de brazos con una expresión exasperada:
—¿Qué sabrías tú de esto? No podemos confiar en la palabra de un niño. Déjanos hacer nuestro trabajo—.
Izuku apretó los puños, viendo cómo los héroes se empeñaban en usar sus quirks de manera ineficaz. Observó a Kamui Woods intentar nuevamente extender sus ramas, pero el fuego se intensificó y se vio obligado a retroceder. Cada segundo que pasaba, Bakugo quedaba más atrapado en el lodo, agotado por sus propios intentos de liberar explosiones para escapar. A medida que la situación se volvía más crítica, Izuku sintió una creciente desesperación. Katsuki estaba en peligro, y aunque estaba haciendo todo lo posible para guiarlos, los héroes no escuchaban.
Finalmente, viendo que no podía convencerlos, supo que no le quedaba otra opción que intervenir. Se coló entre la multitud, moviéndose con rapidez para llegar lo más cerca posible del villano sin ser visto. Desde su posición, inhaló profundamente y levantó una mano hacia el agua acumulada en la calle, mientras extendía la otra hacia el viento. Con un movimiento sutil, comenzó a manipular los elementos.
El agua se elevó en forma de una niebla fría, rodeando al lodo y al mismo tiempo enfriando el aire para contrarrestar el fuego que Bakugo había desatado. Esto debilitó la estructura del lodo, y cuando Izuku utilizó el viento para forzar el lodo hacia un lado, logró liberar a Bakugo lo suficiente como para que el joven cayera al suelo, exhausto pero fuera de peligro.
Los héroes se quedaron paralizados, desconcertados al ver cómo el villano se tambaleaba, debilitado. Izuku se deslizó rápidamente hacia las sombras, tratando de mantenerse oculto. Ahora que el lodo estaba parcialmente solidificado, los héroes finalmente actuaron con rapidez. Mt. Lady y Kamui Woods aprovecharon la oportunidad para avanzar y contener al villano de una vez por todas.
A la par que los "héroes" se acercaban más a Bakugo, se escuchó una voz.
—No teman, porque estoy aquí—.
La multitud se giró de inmediato, y la tensión del ambiente pareció disiparse en un instante. All Might, el símbolo de la paz, estaba allí, y su sola presencia llenó de esperanza a todos los presentes. Con su característico porte y su sonrisa inquebrantable, se dirigió hacia el villano, observando detenidamente la escena.
Los héroes presentes retrocedieron un poco, dejando espacio para que All Might interviniera. Kamui Woods y Mt. Lady suspiraron de alivio, mientras Backdraft retiraba sus mangueras, confiado en que All Might se encargaría de la situación.
—Lamento llegar tarde a la fiesta—bromeó All Might, lanzando una mirada segura a los otros héroes antes de dirigir su atención a Bakugo, quien seguía jadeando en el suelo.
—Joven Bakugo, ¿te encuentras bien?—.
All Might se inclinó para tomar a Bakugo en brazos con cuidado, asegurándose de que estuviera bien. El joven aún estaba en estado de shock, pero la presencia de All Might parecía tranquilizarlo. La multitud aplaudía y vitoreaba, y el villano, aunque debilitado, luchaba por liberarse de los restos del lodo. All Might se encargó de él rápidamente, usando su fuerza para neutralizar al villano y reducirlo a una masa informe que los héroes pudieron contener sin problemas.
Mientras All Might se alejaba con Bakugo en brazos, Izuku observaba desde su escondite, un torbellino de emociones nublándole la mente. La figura de All Might siempre había sido un faro para él, pero verlo en persona, salvar a Bakugo, le recordaba lo mucho que deseaba ser un héroe. Sin embargo, había algo más: una sensación de curiosidad y desconcierto al ver la forma en que All Might parecía mirar a Bakugo con una expresión de interés particular.
Cuando All Might se llevó a Bakugo fuera del alcance de la multitud y los héroes, Izuku aprovechó para seguirlos, sin ser visto, moviéndose entre los edificios. Escuchó cuando All Might se detenía y bajaba a Bakugo con delicadeza.
—Katsuki, ¿cómo estas?—.
—Eh... All Might, ¿cómo sabes mi nombre?—.
En ese momento, tanto Katsuki como Izuku pudieron ver como mucho humo se desprendía de All Might, y la persona que aparecia en su lugar era Toshinori Yagi, el padre de Izuku.
—¿¡Tío Toshinori!?— exclamó Katsuki, retrocediendo unos pasos en shock. —¿Eres tú...?—.
Izuku se congeló al oír la exclamación de Katsuki. Sus ojos se abrieron con incredulidad mientras veía la figura alta y robusta de All Might transformarse en una versión debilitada y delgada de sí mismo. Pero lo que más le impactó fue la identidad de esa figura: su propio padre, Toshinori Yagi.
Toshinori, ahora en su verdadera forma, parecía agotado pero intentó sonreír con calma, aunque el cansancio era evidente en su expresión. Suspiró y asintió lentamente.
—Sí, Katsuki. Esta es mi verdadera apariencia—respondió Toshinori, con una mirada comprensiva. —Lo siento si esto te sorprende, pero hay cosas que necesitas saber—.
Desde su escondite, Izuku sintió cómo su mundo se venía abajo. En un instante, todo lo que creía saber sobre su padre, All Might, y su propia vida se desmoronó en un torbellino de emociones. Su héroe, el símbolo de la paz, era su padre. Había pasado tantos años creyendo que su padre era alguien común y corriente, alguien que apenas estaba presente en su vida, y ahora descubría que había estado frente a él todo este tiempo, sin saberlo.
Izuku se apretó el pecho, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse. Las preguntas y los sentimientos se amontonaban en su mente: ¿Por qué su padre nunca le dijo la verdad? ¿Por qué no había compartido su secreto? ¿Por qué había sido Katsuki, y no él, el primero en saberlo?
Mientras tanto, Toshinori continuó hablando con Katsuki.
—Sé que esto es mucho que procesar, pero lo que importa ahora es lo que viene. Estoy buscando a alguien que herede mi poder, y tú, Katsuki, tienes el potencial para ello—.
Izuku contuvo el aliento, un nudo de angustia formándose en su garganta. Ahora todo tenía sentido: por qué All Might estaba allí, por qué había salvado a Katsuki, y por qué estaba hablando de un heredero. Las piezas encajaron de una forma que le resultaba desgarradora.
—¿A qué te refieres con heredar tu poder, tío Toshinori?— Preguntó Bakugo.
Toshinori lo miró con una expresión que mezclaba cansancio y solemnidad. Claramente, no esperaba tener que explicar esto en ese momento, y mucho menos frente a Izuku, que ahora también lo observaba con el corazón hecho un nudo.
—Bakugo... lo que estás a punto de escuchar es un secreto que muy pocos conocen— empezó Toshinori, con un tono grave —Mi poder, One For All, es una habilidad que se transmite de una persona a otra. No es algo con lo que nací; es algo que se me otorgó y que, llegado el momento, yo también debo pasar a alguien más—.
Bakugo frunció el ceño, tratando de asimilar la información. La idea de que un poder pudiera heredarse era extraña y completamente ajena a todo lo que había aprendido sobre quirks.
—¿Y por qué me lo dices a mí?—preguntó, su voz llena de desconfianza.
—Porque creo que podrías ser el siguiente en llevar este poder — continuó Toshinori — Eres fuerte, decidido, y veo en ti el potencial para hacer cosas grandes, Katsuki—.
Mientras Toshinori hablaba, Izuku sintió cómo su corazón se quebraba un poco más con cada palabra. La idea de que su padre quisiera otorgar ese poder a Katsuki, alguien que había sido su amigo, pero también su matón, era un golpe difícil de procesar.
—Además, desde hace 4 años, que mi tiempo de héroe se ha ido reduciendo— Dijo All Might mientras mostraba su herida en el estomago.
Izuku miró a su padre, atónito, mientras All Might revelaba la cicatriz que cubría su abdomen. La herida era profunda y aterradora, un recordatorio de que incluso el héroe más grande no era invencible. La mención de un enemigo tan poderoso, uno que había puesto a su padre al borde de la muerte, añadió un nuevo nivel de temor a todo lo que estaba escuchando.
—¿Fue eso... de la pelea contra Toxic Chainsaw?—preguntó Bakugo, su tono reflejando sorpresa y una pizca de incredulidad.
—No—Toshinori negó con la cabeza—Toxic Chainsaw fue solo una fachada. La verdad es que esta herida fue causada por mi más grande enemigo, alguien cuyo poder rivalizaba con el mío en formas inimaginables. Fue una batalla que casi me cuesta la vida, pero logré derrotarlo... aunque no sin pagar un precio—.
El ambiente se volvió aún más sombrío, y ambos chicos sintieron el peso de lo que significaba luchar contra enemigos tan formidables. Bakugo, siempre tan confiado, parecía procesar esta nueva información con una seriedad que no solía mostrar. Por su parte, Izuku sentía como si todo su mundo se tambaleara; su padre, el invencible All Might, había enfrentado un peligro tan devastador que incluso él mismo había estado a punto de sucumbir.
Izuku sabía que esta era una carga inmensa, algo que su padre había soportado en silencio mientras el mundo lo veía como el símbolo de la paz. Y ahora, ese símbolo estaba frente a él, mostrándole su fragilidad y pidiéndole a alguien más que llevara su legado. La revelación de All Might, combinada con su intención de pasarle el poder a Bakugo, lo llenaba de una mezcla de angustia y confusión.
—¿Por qué me cuentas todo esto ahora?— preguntó Bakugo, aún incrédulo —¿Y por qué yo?—.
All Might suspiró, mirando al suelo por un momento antes de volver a alzar la vista.
—Porque el mundo siempre necesitará un símbolo de esperanza. Alguien que esté dispuesto a soportar el peso de proteger a los demás, sin importar el costo. Y tú, Katsuki, tienes la fuerza para hacerlo—.
—¿Recuerdas el supuesto accidente de hace 4 años?— Siguió hablando All Might— La verdad es que fue por esta herida, incluso Inko resultó muy herida por esa pelea, ella también es una heroína, es la top 10, Minesis—.
Izuku sintió como el aire se detenía en su pecho. La revelación de que su madre, Inko, no solo era una heroína, sino una de las mejores, lo dejó sin palabras. La imagen de la mujer amable y cariñosa que siempre lo apoyaba y cuidaba se entrelazaba ahora con la de una poderosa figura heroica que había arriesgado su vida junto a All Might. Todo lo que él creía saber sobre su familia se desmoronaba frente a él.
—Mi madre... ¿una heroína?—susurró para sí mismo, con los ojos muy abiertos y el corazón latiendo desbocado.
Katsuki, que siempre había conocido a Inko como la madre de Izuku, parecía igual de sorprendido. Sus ojos se movían rápidamente entre All Might y el espacio vacío donde creía haber visto a Izuku, procesando la nueva información.
—Así es, Katsuki—continuó All Might, con una expresión solemne—Minesis es mi compañera desde hace años. Durante aquella batalla que me dejó esta herida, ella también sufrió graves daños. Fue un enfrentamiento que casi nos cuesta la vida a ambos, y desde entonces, hemos hecho todo lo posible por mantenernos fuertes y proteger a nuestros seres queridos. Fue su deseo que Izuku no supiera nada, que creciera apartado de este mundo de luchas y sacrificios—.
Izuku apretó los puños, los recuerdos de su infancia pasaban rápidamente por su mente: las noches en las que su madre desaparecía y regresaba cansada, los días en que parecía llevar más peso del que cualquier persona debería cargar. Ahora entendía todo, pero eso no aliviaba el dolor de haber vivido en la ignorancia. Sentía una mezcla de orgullo, confusión y traición, un torbellino de emociones que lo hacía sentirse aún más desconectado de todo lo que alguna vez creyó conocer.
—¿Y por qué a mí?—preguntó Katsuki, con la voz entrecortada—¿Por qué me eliges a mí y no a él?—.
All Might lo miró con firmeza y luego suspiró.
Izuku sintió cómo su corazón se encogía al escuchar la siguiente frase de All Might:
—No elegí a Izuku porque no tiene un quirk—dijo All Might, su voz era dura pero sincera—.Además, él es... demasiado amable. Ser un héroe no solo es salvar vidas; es tomar decisiones difíciles, incluso si duelen. Izuku siempre ha tenido un gran corazón, pero no estoy seguro de que eso sea suficiente para el peso de One For All—.
Las palabras resonaban como un eco doloroso en la mente de Izuku. Durante toda su vida, había intentado ser alguien fuerte y valiente, pero nunca pudo escapar de la sombra de no tener un quirk. Ahora, su propio padre, el símbolo de la paz, estaba confirmando sus peores temores: que, a pesar de su esfuerzo, no era lo suficientemente fuerte, no era lo suficientemente valiente. Y aunque su bondad siempre había sido su orgullo, ahora se la presentaban como una debilidad.
Izuku miró a Katsuki, quien aún estaba en shock por la revelación, pero que parecía emocionado por la perspectiva de heredar el poder de All Might. Él, quien siempre había tenido el talento y la fuerza, ahora era el elegido. Todo lo que Izuku había soñado, el deseo de proteger y salvar, se veía desmoronado al ver que no era él quien cargaría con esa responsabilidad.
—¿Entonces crees que Izuku no tiene lo que se necesita?—preguntó Katsuki, sin siquiera disimular la incredulidad en su voz.
—No es que no lo quiera, Katsuki. Lo quiero mucho, más de lo que podrías imaginar — replicó All Might, su mirada se suavizó un poco —Pero el camino del héroe no es solo acerca de buenas intenciones. Es un sacrificio constante y, sin un quirk, Izuku simplemente no podría resistir el peso que conlleva One For All. Necesito a alguien con un poder que pueda enfrentar al mal sin dudar y que tenga el instinto para actuar sin titubear. Alguien que pueda hacer lo necesario—.
Las palabras de All Might se hundían profundamente en Izuku, cada una perforando como un cuchillo. No tener un quirk era una realidad que siempre había aceptado, pero el escuchar que su propio padre lo veía como una limitación definitiva, y que su bondad se interpretaba como falta de fuerza, era casi insoportable. Ahora entendía que, en el corazón de su padre, él nunca había sido considerado una opción.
Izuku, escondido entre las sombras, tragó el nudo en su garganta. Su futuro como héroe, el sueño que había sostenido desde niño, parecía ahora más lejano que nunca. Y mientras veía cómo su padre y Katsuki seguían conversando, su mente comenzaba a cuestionarse si alguna vez, realmente, había tenido un lugar en este mundo de héroes.
—Además, aunque ahora sabemos que tiene poderes, no sé ni dónde los obtuvo ni cómo —continuó All Might, su tono grave y lleno de dudas —¿Cómo puedo confiar en mi propio hijo si no entiendo de dónde proviene su fuerza? No es algo que pueda simplemente ignorar. Un poder sin explicación puede ser peligroso, incluso si es de alguien en quien quiero confiar—.
Izuku sintió un frío desolador apoderarse de él. No solo su falta de quirk había sido un obstáculo, sino que, ahora, sus poderes recién descubiertos también eran motivo de desconfianza. No tener una explicación clara, no poder compartir el origen de su habilidad, lo hacía ver como un extraño ante los ojos de su propio padre. La posibilidad de que su padre sospechara de él, de que lo considerara un peligro, era una herida aún más profunda que cualquier rechazo.
Detrás del edificio, Izuku cerró los ojos, respirando profundamente para mantener la compostura. Sabía que había mucho que no podía explicar, que su entrenamiento en los Estados Unidos había revelado un poder inesperado, algo que ni él mismo comprendía del todo. Y, aunque su intención siempre había sido utilizarlo para proteger, no podía evitar sentir el peso de la desconfianza.
—Él siempre ha tenido un gran corazón, Katsuki— agregó All Might, bajando la mirada —Pero cuando se trata de One For All, no puedo arriesgarme. Necesito saber con certeza de dónde provienen los poderes de quienes podrían portar este don, y con Izuku... tengo demasiadas preguntas—.
Desde su escondite, Izuku apretó los puños, sus uñas clavándose en sus palmas. La determinación en su interior se solidificaba aún más, alimentada por el rechazo y la desconfianza. Si algún día iba a ser un héroe, tendría que demostrarle a su padre, y al mundo, que merecía ese lugar, con o sin la aprobación de All Might.
Izuku permaneció en las sombras, observando la escena, su corazón en una tormenta de emociones encontradas. Quería salir y gritarle a su padre, enfrentar la fuente de años de dolor y frustración. Quería preguntarle cómo no había notado su sufrimiento, cómo había podido pasar por alto el acoso que había soportado, y por qué nunca había visto que su propio hijo había sido despojado de su quirk en su infancia.
Pero se contuvo.
Apretó los dientes y respiró hondo, dejando que el aire le enfriara los pensamientos. Sabía que, en ese momento, su impulso solo traería más confusión y enojo. No había respuestas aquí, solo una verdad dolorosa que tenía que procesar por sí mismo. Sus ojos se posaron en Bakugo, quien escuchaba a All Might con una mezcla de asombro y emoción.
Ese era el destino que él alguna vez había soñado, y que ahora veía entregarse a otra persona, incluso a alguien que nunca lo había visto más que como un obstáculo. Pero ahora, Izuku comprendía que no necesitaba reclamar ni justificar su dolor a nadie. Si iba a demostrar su valía, sería en sus propios términos, construyendo su propio camino, sin las expectativas ni la aprobación de All Might.
Con una última mirada a su padre, Izuku se dio la vuelta y se alejó, desapareciendo entre las sombras, decidido a volverse el héroe que sabía que podía ser. Sabía que su camino sería duro y solitario, pero eso no le importaba. Al final, no se trataba de probarle algo a All Might; se trataba de probarse a sí mismo que podía ser el símbolo que el mundo necesitaba, de una forma que ningún otro héroe podría ser.
