Izuku abrió lentamente los ojos y se encontró en un espacio completamente oscuro, envuelto por una densa y opresiva niebla que se retorcía a su alrededor. La atmósfera era tan pesada que el aire parecía contener una energía indescriptible, como si cada partícula estuviera cargada con una fuerza sobrenatural. A su lado, Aguilar permanecía en una postura de meditación, con una expresión concentrada, como si también percibiera la magnitud de aquel extraño lugar.
A medida que Izuku se levantaba, una serie de murmullos empezó a rodearlo. No provenían de ningún lugar en particular, sino que parecían surgir del mismo ambiente, susurros incorpóreos que resonaban con una mezcla de temor y curiosidad.
"¿Es él el nuevo portador?"
"¿Será capaz de resistir el poder?"
"El ultimo solo obtuvo una parte..."
Izuku apretó los puños, tomando fuerzas del mismo nerviosismo que lo invadía. Sabía que había llegado el momento de enfrentar lo que había pedido, pero nada lo había preparado para aquella inquietante bienvenida.
Frente a él, emergió de la oscuridad una figura imponente. Era un hombre que emanaba una presencia abrumadora, y aunque estaba rodeado de sombras, parecía atraer y dominar a cada una de ellas. Estaba sentado en un trono, como un monarca que observaba a su súbdito, pero había algo en su mirada que mostraba respeto y una feroz determinación.
A un lado de este individuo, otra figura comenzó a materializarse: un guerrero alto y robusto, cubierto con una armadura que parecía brillar de manera espectral. Su rostro era serio, como el de alguien que había librado incontables batallas y sobrevivido para contarlas. Izuku sintió una mezcla de asombro y respeto ante su presencia, como si estuviera frente a un soldado que había trascendido el tiempo mismo.
Sin dar tiempo a que Izuku procesara la aparición del guerrero, una tercera figura, aún más imponente, se materializó a la derecha del trono. Esta silueta emanaba una luz dorada que atravesaba las sombras, y parecía resplandecer con un poder antiguo y absoluto. A su lado, una figura con un semblante afilado y rasgos insectoides lo observaba, como si le tomara las medidas a Izuku sin emitir palabra alguna. Ambos permanecían en completo silencio, pero la intensidad de sus miradas bastaba para comunicar la gravedad de la situación.
Izuku sentía cómo una presión inmensa se cernía sobre él. Las sombras parecían intensificarse, como si todas se dirigieran hacia su esencia misma. Fue entonces cuando el hombre en el trono habló, su voz resonante quebrando el silencio con una autoridad indiscutible.
—Un nuevo portador ha llegado a nuestras puertas.—Sus palabras eran lentas, y cada una de ellas parecía cargar una tonelada de significado —Dime, ¿qué te ha traído hasta aquí? ¿Qué crees que puedes lograr en este lugar?—
Izuku tragó saliva, sintiendo cómo cada palabra reverberaba en su interior. Sabía que no podía permitirse dudar, no después de haber decidido caminar este camino. Alzando la vista, respondió con voz firme:
—Estoy aquí porque quiero obtener el poder necesario para proteger a los demás. No me importa lo que cueste. Quiero ser fuerte... tan fuerte como sea posible—.
Un murmullo recorrió el ambiente oscuro, como si las sombras mismas estuvieran reaccionando a sus palabras. La figura dorada, que hasta ahora había permanecido en silencio, asintió lentamente, evaluando cada palabra de Izuku con un semblante inescrutable.
—Ser fuerte... ¿Para qué?—La figura dorada finalmente rompió el silencio, con una voz que parecía atravesar la misma esencia de Izuku—Ser fuerte no es suficiente. Este poder no es simplemente un arma. Es un legado, un camino de sacrificio y dolor. ¿Realmente estás preparado para cargar con ese peso?—.
Izuku asintió, apretando los puños con determinación. No era solo una cuestión de fuerza para él. Había pasado demasiado tiempo sin respuestas, demasiados años siendo el chico que todos subestimaban. Ahora, la oportunidad de cambiar su destino se encontraba frente a él, y no pensaba retroceder.
—Lo sé—contestó Izuku, su voz sonando más fuerte de lo que esperaba—He aprendido que ser fuerte no es suficiente. Pero también he aprendido que solo enfrentando el peligro y los sacrificios podré proteger a quienes me importan. Estoy dispuesto a pagar el precio—.
Las figuras intercambiaron miradas, sus expresiones graves y serenas. Era como si pudieran ver directamente en su alma, evaluando cada fibra de su ser. Finalmente, el guerrero con la armadura espectral se adelantó un paso, su presencia emanando una sensación de respeto y honor.
—Este poder no se otorga a cualquiera. Aquellos que lo han poseído antes de ti fueron guerreros y líderes, hombres y mujeres que superaron sus propios límites para enfrentar horrores que ninguna persona común podría imaginar. ¿Estás seguro de que deseas caminar por el mismo sendero?—.
Izuku asintió, su resolución inquebrantable. Sabía que aquellas figuras eran más que simples observadores. Ellos eran guardianes, protectores de un legado que se transmitía de una generación a otra, siempre con el mismo rigor y la misma brutalidad.
—Entonces, te someterás a la prueba—dijo la figura en el trono, con una voz que parecía resonar desde el centro mismo del universo—Solo aquellos que demuestran su valía pueden obtener el poder. Prepárate, porque el camino será difícil y oscuro—.
Con esas palabras, el ambiente se volvió aún más opresivo. Las sombras parecieron cerrar el espacio alrededor de Izuku, y sintió que el aire se volvía denso, como si todo el lugar intentara aplastarlo con su peso. Pero Izuku mantuvo la mirada fija, sin retroceder, mientras su mente y su cuerpo se preparaban para lo que estaba por venir.
De repente, las sombras cobraron vida, rodeándolo y creando figuras de pesadilla que se arremolinaban a su alrededor, intentando arrebatarle la seguridad y el coraje que había acumulado. Pero Izuku no se dejó intimidar. Sabía que estaba enfrentando no solo una prueba física, sino un enfrentamiento contra sus propios miedos y dudas.
Una de las sombras se abalanzó sobre él, intentando hundirse en su piel, pero Izuku la rechazó con una onda de energía. Se negó a caer ante sus temores, y con cada sombra que derribaba, sentía cómo el poder dentro de él crecía, alimentándose de su voluntad.
Al cabo de un tiempo que pareció infinito, las sombras comenzaron a retroceder, y las figuras observadoras volvieron a hablar, con una nota de aprobación en sus voces.
—Has demostrado tu valía. Pero recuerda, el poder que ahora resides dentro de ti también puede consumir a aquellos que no son capaces de controlarlo. Usa este don con sabiduría, y no dejes que te controle a ti—.
Al día siguiente de su iniciación, Izuku estaba decidido a probar y entender el poder que ahora fluía dentro de él. Aún no podía asimilar completamente todo lo que había sucedido en aquel misterioso "reino de sombras", pero sabía que no había tiempo para dudas. Aguilar había organizado un área de entrenamiento especialmente para que pudiera experimentar con sus nuevas habilidades y, después de una breve orientación, lo dejó solo para que explorara el potencial del poder a su manera.
Izuku respiró hondo, enfocándose en el recuerdo del caballero de sombras con el que se había encontrado en el ritual. Cerró los ojos e intentó sentir la esencia que ahora habitaba en su interior, como un nuevo sentido que apenas comenzaba a comprender. Al extender su mano, una energía oscura comenzó a envolverse en su palma, girando como si fuera una tormenta contenida.
—Vamos, puedo hacerlo—murmuró, sintiendo cómo la energía reaccionaba a su voluntad.
Se concentró en la imagen del caballero de la armadura, visualizando cada detalle. Como si hubiera respondido a una llamada, una figura comenzó a formarse frente a él, brotando de las sombras que se arremolinaban en el suelo. La oscura silueta creció y se solidificó hasta que el imponente caballero apareció, con su armadura resplandeciente y su espadón listo para el combate.
—¿Así que esto es lo que se siente?—murmuró Izuku, observando con asombro al guerrero que había invocado.
El caballero inclinó levemente la cabeza en un gesto de respeto, pero no dijo nada. Izuku notó que, aunque estaba bajo su control, el guerrero mantenía una presencia propia, como si no fuera solo una extensión de su poder, sino un ser independiente.
—Vamos a probar qué tan fuerte eres—dijo Izuku, adoptando una postura defensiva.
El caballero asintió y alzó su espada, avanzando hacia Izuku con pasos pesados pero seguros. En cuestión de segundos, el caballero atacó, lanzando un golpe vertical que cortó el aire. Izuku apenas tuvo tiempo de esquivarlo, rodando hacia un lado mientras observaba cómo la espada golpeaba el suelo con una fuerza que hizo temblar la sala.
Izuku aprovechó la apertura y se lanzó hacia adelante, lanzando un puñetazo envuelto en sombras que impactó contra la armadura del caballero. Para su sorpresa, el golpe resonó con un eco metálico, pero apenas logró hacer retroceder al guerrero. El caballero contraatacó rápidamente, girando y lanzando un corte horizontal que obligó a Izuku a retroceder.
— ¡No te estás conteniendo, eh Igris!—gritó Izuku, sintiendo la adrenalina fluir por sus venas.
Izuku se concentró en controlar mejor sus sombras, extendiéndolas a lo largo de sus brazos y piernas. A cada movimiento, sentía cómo el poder le respondía, incrementando su velocidad y fuerza. Se abalanzó nuevamente sobre el caballero, lanzando una serie de golpes reforzados con sombras que parecían chisporrotear en el aire oscuro de la sala de entrenamiento.
El caballero bloqueó cada golpe, pero Izuku notó que el flujo de la batalla comenzaba a inclinarse ligeramente a su favor. Empezó a moverse con más agilidad, aprovechando el peso de su oponente para lanzar contrataques precisos. Un par de sus golpes finalmente lograron pasar la guardia del caballero, impactando con fuerza en su armadura.
El guerrero, en respuesta, dio un paso atrás y se enderezó, alzando su espada en un gesto que parecía ser una mezcla de desafío y respeto. Izuku supo que el caballero estaba preparándose para un ataque final, uno que pondría a prueba sus habilidades hasta el límite. Sintió cómo el aire se cargaba de energía mientras el caballero levantaba su espada y se lanzaba hacia él con una velocidad asombrosa.
Izuku extendió sus manos, invocando sombras para crear un escudo a su alrededor. El caballero arremetió con su espada, y el choque entre la energía de la sombra y el acero resonó con un estruendo que pareció dividir la sala. Izuku se mantuvo firme, empujando contra la fuerza del caballero con toda su voluntad. La barrera de sombras resistió, pero apenas. Sentía que en cualquier momento podría ceder.
Con un último esfuerzo, Izuku gritó y liberó una onda de energía que se extendió desde su cuerpo, disipando las sombras y empujando al caballero hacia atrás. Exhausto, pero con una sonrisa de satisfacción, se desplomó en el suelo, mirando cómo el caballero se inclinaba una vez más antes de desvanecerse en la negrura del ambiente.
—Entonces... sí puedo hacerlo—murmuró Izuku, respirando con dificultad—Pero aún tengo mucho que aprender—.
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En las instalaciones de Monarch en Estados Unidos, Izuku se dirigió hacia la sala de reuniones, donde lo esperaban dos figuras con las que ya estaba familiarizado: el Comandante Johnson y el Sargento Forge. Ambos eran veteranos de Monarch Mercs y habían trabajado en innumerables operaciones de protección en lugares de conflicto. Izuku los había conocido durante su entrenamiento y se sentía cómodo con ellos; sabía que eran hombres de palabra y de acción, con mucha experiencia en el campo.
Johnson, un hombre alto y robusto con una presencia imponente, tenía una mirada afilada y confiada. A su lado, el Sargento Forge, algo más bajo pero no menos intimidante, destacaba por sus cicatrices y su expresión severa. Izuku tomó asiento frente a ellos, mientras Johnson organizaba algunos papeles y mapas que tenía sobre la mesa.
—Bien, Midoriya, hemos revisado tu solicitud para unirte a nuestra próxima operación de protección en África— comenzó Johnson, mirándolo seriamente —Esta no será una misión sencilla. Vamos a desplegarnos en algunas de las zonas más peligrosas del continente, donde la estabilidad es frágil y la presencia de quirks hostiles es una constante—.
Izuku asintió, escuchando atentamente. Sabía que estaba tomando un gran riesgo, pero estaba decidido a estar preparado para enfrentar cualquier desafío que el mundo pudiera lanzarle. Johnson continuó, desplegando un mapa de África sobre la mesa y señalando varios puntos.
—Nuestra primera parada será en el norte de Nigeria, en el área de Borno. La región ha estado lidiando con milicias armadas y grupos de insurgentes que, en los últimos meses, han comenzado a utilizar quirks para aterrorizar a las comunidades. Nuestra tarea será proteger a las aldeas cercanas y, al mismo tiempo, identificar a las amenazas con quirks para neutralizarlas. La ONU ha solicitado específicamente nuestra intervención debido a la falta de infraestructura para lidiar con individuos con habilidades especiales—.
—¿Y cuál será nuestro siguiente destino?—preguntó Izuku, interesado.
—Después de Nigeria, nos moveremos hacia Somalia— intervino Forge, cruzando los brazos —En Mogadiscio, hay una gran cantidad de personas desplazadas debido a la violencia. Nuestra misión allí será asegurar los campos de refugiados y mantener la paz en el área, ya que también se ha reportado la presencia de traficantes que buscan explotar a los refugiados con poderes. Es un entorno inestable, y se necesita vigilancia constante—.
Johnson asintió y señaló el siguiente punto en el mapa, en el Cuerno de África.
—Finalmente, nos dirigiremos a la frontera entre Etiopía y Sudán del Sur. La situación aquí es delicada, ya que las tensiones entre las comunidades locales y los grupos armados son altas. Se espera que podamos servir como una fuerza disuasoria, protegiendo a las comunidades Quirkless de posibles ataques y asegurando que se mantenga el acceso a la ayuda humanitaria—.
Izuku procesó la información, consciente de que estaba a punto de adentrarse en uno de los entornos más duros que jamás había enfrentado. Aunque su entrenamiento había sido riguroso, sabía que la experiencia real en el campo sería completamente diferente. Aun así, el deseo de volverse más fuerte y entender el mundo en su totalidad lo empujaba a seguir adelante.
—¿Cuándo partimos?—preguntó Izuku, decidido.
Forge sonrió y le dio una palmada en el hombro.
—En tres días, chico. Aprovecha para prepararte, porque esto será diferente a todo lo que has vivido hasta ahora—.
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En los días previos a su partida, Izuku se sometió a un riguroso entrenamiento en combate cuerpo a cuerpo y manejo de armas bajo la supervisión de Johnson y Forge. Aunque ya tenía experiencia en combate por sus años de entrenamiento de artes marciales, esta vez la preparación se enfocaba en técnicas específicas utilizadas en el ámbito militar. Estos entrenamientos no solo se trataban de luchar, sino de sobrevivir y proteger en el campo de batalla.
Izuku se encontraba en el gimnasio de entrenamiento de Monarch, un espacio amplio con colchonetas, equipos de sparring y varios elementos de combate. Johnson se colocó frente a él, adoptando una postura de combate cerrada.
—Hoy aprenderás lo básico del combate cuerpo a cuerpo militar. Esto no es un ring de pelea deportiva—le advirtió Johnson—Aquí, el objetivo es incapacitar al enemigo lo más rápido posible y seguir adelante. No habrá reglas, y no habrá compasión—.
Izuku asintió, concentrado. Su postura de combate era más abierta y fluida, típica de las artes marciales mixtas, pero Johnson le corrigió inmediatamente.
—Cierra más el cuerpo y protege tus puntos vitales. Aquí no estás para exhibir tu técnica; estás para evitar que te golpeen— le indicó, ajustándole los brazos y la posición de los pies.
Johnson le enseñó movimientos básicos de defensa y contraataque, incluyendo cómo neutralizar a un oponente rápidamente con llaves, palancas y movimientos que apuntaban a las articulaciones. Izuku tuvo que adaptarse rápidamente al nuevo estilo, donde cada movimiento tenía que ser eficiente y letal.
—Recuerda, aquí no se trata de pelear limpio—dijo Johnson mientras intentaba atacar a Izuku—.
Izuku, con su agilidad y fuerza, comenzó a adaptarse rápidamente. Johnson aumentaba la intensidad de los ataques, lanzando combinaciones rápidas y mortales, pero Izuku lograba mantener el ritmo. En un momento, Johnson lanzó un golpe bajo, pero Izuku reaccionó con un barrido en las piernas, derribando al entrenador por un instante.
Johnson se levantó sonriendo, aprobando el progreso de Izuku.
—Lo tienes, Midoriya. Has mejorado en poco tiempo. Ahora, probaremos con varios adversarios—.
Dos soldados más se unieron a la sesión. Esta vez, Izuku tuvo que enfrentar múltiples ataques simultáneos, obligándolo a evaluar rápidamente la situación y encontrar maneras de mantener a todos a raya. Durante más de una hora, Izuku se vio forzado a anticipar movimientos, desviar ataques y encontrar oportunidades para lanzar sus propios golpes. Al final, estaba exhausto, pero había logrado defenderse de cada adversario, y su confianza en su capacidad de lidiar con múltiples oponentes creció.
Después de un breve descanso, Johnson y Forge llevaron a Izuku a un circuito de obstáculos para mejorar su resistencia y agilidad. Le explicaron que, en muchos entornos de combate, la capacidad de moverse rápidamente a través de terrenos difíciles era esencial.
—Tendrás que arrastrarte, saltar y escalar. Este entrenamiento está diseñado para simular lo que enfrentarás en el terreno real—le explicó Forge, señalando el recorrido.
El circuito incluía muros para escalar, cuerdas para balancearse, túneles para arrastrarse y varios obstáculos que requerían saltos largos. Izuku comenzó, concentrándose en cada obstáculo. Al principio, intentaba superar cada prueba con rapidez, pero pronto se dio cuenta de que la clave era controlar su respiración y ritmo.
—Hazlo otra vez, y esta vez mantén el ritmo—ordenó Johnson, mientras Izuku completaba la primera vuelta.
Izuku repitió el circuito una y otra vez, mejorando su tiempo y eficiencia en cada pasada. Durante la última vuelta, Johnson incrementó la dificultad lanzándole bolas de arena para simular ataques, forzándolo a moverse aún más rápido y a esquivar en el proceso.
—Recuerda, Izuku, este entrenamiento no es solo para mejorar tu condición física —dijo Johnson, mientras Izuku continuaba—Se trata de adaptarte mentalmente. Te estás preparando para situaciones donde el tiempo y la decisión pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte—.
Después de completar el circuito de obstáculos, Izuku fue llevado nuevamente al campo de tiro. Esta vez, el enfoque no estaba solo en disparar con precisión, sino en hacerlo mientras se movía y cambiaba de posición constantemente. Forge le colocó un chaleco con pesas para incrementar el desafío, y le dio una pistola semiautomática.
—Debes ser capaz de moverte y disparar con precisión. En el campo, no siempre tendrás tiempo para detenerte y apuntar, así que hoy aprenderás a disparar mientras te desplazas—le indicó Forge, configurando los blancos en diferentes posiciones.
Izuku comenzó en una esquina del campo, corriendo hacia adelante y agachándose mientras disparaba hacia los blancos. Al principio, le costaba mucho mantener la puntería mientras se movía, pero Forge le ayudaba a ajustar su postura y técnica.
—Mantén los pies ligeros y baja el centro de gravedad—le indicaba Forge mientras Izuku disparaba—Respira entre cada disparo y no te apresures. La clave es encontrar tu equilibrio—.
Con cada ronda, Izuku mejoraba en mantener la precisión mientras se desplazaba. Forge aumentaba el nivel de dificultad, activando blancos móviles y lanzando distracciones para simular el caos de una situación real. Izuku tuvo que aprender a reaccionar rápidamente a estos cambios, tomando decisiones en fracciones de segundo.
Para finalizar, hicieron un ejercicio de cambio de cargadores en medio del recorrido, obligando a Izuku a aprender cómo recargar mientras continuaba en movimiento. Fue un desafío constante, pero al final de la sesión, Izuku había dominado las bases del combate en movimiento.
Al final del día, Izuku tuvo una última sesión de entrenamiento especial. Aprovechando su poder recién adquirido sobre las sombras, invocó a su caballero, quien se convirtió en su oponente para una serie de sparrings. Johnson y Forge se quedaron observando, impresionados y algo intrigados por el nuevo poder de Izuku.
El caballero de sombras, vestido en una armadura negra y empuñando una espada, era una figura imponente. Se movía rápidamente, atacando con combinaciones de espadas que obligaban a Izuku a responder con agilidad. Izuku, a su vez, combinaba su entrenamiento militar con sus habilidades de sombra, usando golpes y bloqueos que había aprendido de Johnson, mientras mantenía la distancia cuando era necesario.
A medida que el combate avanzaba, Izuku notaba que podía anticipar mejor los movimientos de su invocación, adaptándose a su estilo de pelea y encontrando maneras de evadir sus ataques. En un momento, Izuku esquivó una estocada y lanzó un contragolpe directo, logrando derribar al caballero de sombras por un instante.
—Tienes habilidad, Midoriya. Pero necesitas aprender a usarla en sincronía con tus otras capacidades—le dijo Johnson mientras lo veía.
Izuku, respirando con dificultad, asintió y miró al caballero de sombras, quien se levantó listo para continuar. Cada enfrentamiento con su invocación le permitía explorar las profundidades de su nuevo poder, descubriendo cómo invocar diferentes armas y habilidades para adaptarse al combate.
Al terminar el último sparring, Johnson y Forge lo llamaron para una evaluación final. Izuku estaba extenuado, pero satisfecho. Se había desafiado a sí mismo como nunca antes, y sentía que había dado un paso más hacia el héroe que quería ser.
—Buen trabajo hoy, Midoriya. Estás un paso más cerca de estar listo para lo que te espera en África. Pero esto es solo el comienzo. El verdadero reto es cómo aplicarás lo que aprendiste en el campo—le dijo Forge, palmeándole el hombro.
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La mañana de la partida llegó con un aire de solemnidad y anticipación. Izuku, equipado con su uniforme de combate y el equipo necesario, se reunió con el resto del personal de Monarch Mercs en la zona de embarque. Junto a él, los Comandantes Johnson y Forge repasaban los detalles finales de la misión. El bullicio de soldados y oficiales preparando el equipo se mezclaba con el sonido de los motores del avión militar, listo para llevarlos a su destino.
Johnson se acercó a Izuku y le dio una palmada en el hombro —¿Listo para tu primera misión real, Midoriya?—le preguntó, mirándolo con una mezcla de orgullo y seriedad.
Izuku asintió, su rostro reflejaba concentración. —Sí, Comandante. Estoy listo—.
—Recuerda lo que has aprendido en estos días—añadió Forge, ajustando su chaleco táctico—Esto no es un entrenamiento. Cada decisión que tomes allá afuera puede salvar vidas o ponerlas en peligro. Confía en tu equipo y mantente alerta—.
Izuku asintió de nuevo, agradecido por los consejos. Aunque sus nervios estaban presentes, sentía una confianza renovada en sus habilidades. Sabía que la misión en África no sería fácil. Protegerían comunidades sin habilidades especiales, rodeadas por grupos hostiles y enfrentando amenazas constantes. Había estudiado cada detalle que le habían dado sobre la operación, y entendía la importancia de mantener la paz y proteger a quienes no podían defenderse.
Los demás soldados comenzaron a formar filas para abordar el avión. Johnson y Forge se colocaron al frente, liderando la columna. El personal de Monarch Mercs, compuesto por soldados y oficiales de diferentes partes del mundo, estaba listo para la misión. Algunos lo miraban con curiosidad, conscientes de que, aunque era joven, Izuku había demostrado ser capaz durante el entrenamiento. Aunque no lo conocían bien, sabían que si estaba allí, era porque se había ganado su lugar.
Una vez dentro del avión, los Comandantes explicaron más detalles de la misión. Izuku tomó asiento cerca de ellos, escuchando con atención.
—Nuestro primer destino será una región en el este de África—explicó Johnson, desplegando un mapa digital—Aquí, el pueblo ha estado bajo amenaza constante de varios grupos armados. Nuestra labor es proteger y evacuar a quienes estén en peligro, además de asegurar que los recursos humanitarios lleguen a donde se necesitan—.
—Habrá contacto con la ONU y otras fuerzas locales—continuó Forge— No vamos solos, pero debemos estar preparados para cualquier cosa. Las condiciones son impredecibles, y hay rumores de que algunos de esos grupos están armados con tecnología avanzada. Puede que haya más de lo que parece—.
Izuku escuchaba con atención, absorbiendo cada detalle. Aunque ya conocía el riesgo, escuchar la descripción directa de los Comandantes le hizo tomar mayor conciencia de lo que estaba a punto de enfrentar. El avión despegó poco después, y una vez en el aire, Izuku se tomó unos minutos para reflexionar. Había entrenado duro, había enfrentado pruebas y desafíos, pero sabía que nada lo prepararía completamente para lo que estaba a punto de vivir.
Se volvió hacia la ventana, observando cómo el paisaje cambiaba bajo ellos. Las dudas y los miedos trataban de abrirse paso en su mente, pero se recordó a sí mismo por qué había tomado esta decisión. Se había comprometido a ser un héroe que protegiera a todos, y esta era una oportunidad para demostrarlo.
—No estás solo—le dijo Forge, notando la mirada de Izuku—Nos tienes a nosotros, y estamos aquí para apoyarte. Cuando aterrices, recuerda que somos un equipo, y todos tenemos el mismo objetivo—.
Izuku asintió, sintiendo el respaldo de sus compañeros. Sabía que, sin importar lo que sucediera, estaban juntos en esto. En cuestión de horas, estarían en terreno desconocido, enfrentando peligros reales, pero lo harían como una unidad.
