Las coartadas


El Potterverso es de Rowling


Este fic participa en el Reto "Multifandom 5.0" del Foro "Alas negras, palabras negras"


Tabla nº3 Emoción


Prompt: Amabilidad


— Lamentamos no poder haber descubierto las muertes de las familiares de los mortífagos. — se disculpó Harry ante el Ministro.

— No te preocupes. Es imposible resolverlo todo con una visita. Pero me habéis traído información muy valiosa. Para empezar, no hay enfermería, lo cual es obligatorio; Selwyn llegó con la nariz sangrando, y ese trato con los presos es inhumano e ilegal; la mirada vacía de Parkinson… y las reticencias de los aurores carceleros a que vierais la prisión. Me hace pensar qué algo traman. — pensó Kingsley en voz alta.

— ¿No pueden ir a hacer una inspección? — propuso Ron.

— Por ley las inspecciones deben avisarse y aprovecharían para taparlo todo. Así que, no nos servirían de nada. La única manera es que alguien se meta dentro de la prisión e investigue desde ahí. Lástima que nuestras caras las conozcan y no podamos usar hechizos para cambiar el aspecto. Es lo primero que se busca en la Oficina de Aurores. — reflexionó Kingsley. — Pero ya pensaremos en ello más tarde. Ahora tenemos otro caso que resolver. — les animó. — He conseguido que el Wizengamot autoricé la exhumación de los cuerpos de Levin y Carysse Selwyn, Herbert Parkinson y los abuelos de Verity, la señorita Parkinson y el joven Selwyn. Cuantas más muestras de ADN veamos mejor. La sanadora Greengrass se encargará de comparar las diferentes muestras con los cuerpos.

Tanto Harry, como Ron, como Daphne estuvieron en los mausoleos de los Selwyn y los Parkinson cuando exhumaron los cuerpos.

Harry y Ron miraron la lápida de Herbert Selwyn, muerto a la edad de dos años por viruela de dragón. Ahora que tenían sobrinos y ahijados, las muertes de niños les afectaban todavía más. Pero, por otra parte, si ese chaval hubiera vivido, ahora sería o un mortífago muerto en la Batalla de Hogwarts o un mortífago encarcelado en Azkaban. No sabían qué era lo mejor.

— Potter, Weasley, es hora de irse. — les informó Greengrass al ver que se quedaron distraídos.

Abandonaron los mausoleos y las mansiones.

…..

Daphne tenía los cuerpos de los familiares de Pansy delante suya, entre ellos el de su hermano pequeño, y sus muestras de sangre.

Empezó a realizar los hechizos para detectar si las muestras de ADN eran compatibles.

Tras varias horas, se sentó cansada. El resultado eran los esperados o lo que llevaban sospechando durante mucho tiempo.

Pero había algo que no encajaba.

Miró el cuerpo de Herbert.

Por muy irreal que fuera, eso era lo escondía el pequeño Herbert.

….

Harry y Ron se sentaron con una taza de café bien cargado.

— Bueno, ya está. Son los cuerpos de las señoras Selwyn y la señora Parkinson. — concluyó Ron tras tomar un largo sorbo.

— No tan rápido. ¿Cómo le damos la noticia a Verity? Por mucho que se lo espere, no es lo mismo estar casi seguro que una confirmación. Además, Selwyn y Parkinson están en Azkaban porque se les acusó de ayudar a escaparlas. — se cabreó Harry.

— Entre otras cosas. No haber impedido crímenes de familiares mortífagos y Leon Selwyn fue un mortífago. — enumeró Ron. — Tenemos las varitas de los asesinos y el permiso para ver la tienda de Ollivander.

— Pero alguien puede haber cogido las varitas de su verdadero propietario y usarlas para matar. — negó Harry.

— Sólo nos quedan las coartadas de Selwyn y Parkinson.

— Ron, ¡eso es! — celebró Harry. — Greengrass ha dicho que esas mujeres fueron asesinadas en marzo. Parkinson en esa época, estaba en Hogwarts. Dunbar puede ir a la tienda de Ollivander a comparar las varitas.

— ¿Y yo?

— Tú tienes que comparar la coartada de Leon.

— Jajaja. La parte más complicada para mí, ¿no? Gracias, jefe. — dijo en tono de broma.

Harry también rio.

— Ron, no confío en nadie mejor que tú para eso. Tu intuición nos ha ayudado mucho siempre.

….

Fay Dunbar se dirigió a la tienda de Ollivander.

Actualmente, la tienda estaba a cargo de Garrick Ollivander jr. el nieto de Garrick Ollivander. El negocio pasó directamente al nieto porque su padre fue asesinado durante la guerra. Además, el señor Ollivander se retiró tras la Seguna Guerra Mágica.

— Señor Ollivander, tengo una orden de registro para su archivo sobre varitas. — le informó cuando entró en la tienda.

Garrick leyó el informe y le pidió que le siguiera.

— Claro, por aquí, por favor.

Fay siguió al fabricador de varitas hasta la trastienda.

El joven sacó un enorme libro y se lo entregó.

— Si tiene alguna duda, estaré en mi taller.

La auror se sentó y empezó a leer.

Harry entró por la red flu al despacho de la Directora McGonagall.

— Profesora MacGonagall. — la saludó haciendo un asentimiento de cabeza.

— Hola, Potter. Siéntate. — le pidió Minerva con amabilidad mientras conjuraba un té.

Harry obedeció.

— Veo que vienes a verme por trabajo. Llevas el uniforme de auror. — comentó ella.

— Así es. Necesito leer su registro sobre la asistencia de sus alumnos en las clases de 1998.

La Profesora McGonagall chasqueó la lengua al recordar ese horrible año.

— Claro, ¿puedo preguntar de qué se trata?

— Es sobre el caso que estamos trabajando ahora. — Harry se fijó en la portada del periódico El Profeta. — ¿Me permite?

Minerva asintió y Harry leyó el titular.

"Encontrados tres esqueletos en Selwyn Manor"

Harry palideció.

¿Cómo había conseguido filtrarse el caso a la prensa mágica?

Harry odiaba que siempre se filtrasen las noticias sin permiso de la Oficina de Aurores sobre los casos que estaban trabajando.

— ¿Tiene que ver con este caso? — preguntó Minerva.

— Tengo que comprobar la coartada de Pansy Parkinson. — explicó.

— Bueno, si esa chica consiguió escaparse cruzando todos los dementores y no ser detectada con los hechizos alarma que había desperdigados por todo Hogsmeade bajo la vigilancia de tres mortífagos en el colegio y los que había en el pueblo, que venga y me lo explique, es más inteligente de lo que pensaba.

Harry soltó unas risitas al oír el sarcasmo de su profesora.

— Estoy de acuerdo con usted, pero ese argumento no serviría ante el Wizengamot.

— Paséate por el castillo como si estuvieras en tu casa. Preguntaré a los profesores si saben algo de la señorita Parkinson, que te lo digan. Los archivos están en la biblioteca. Madame Pince se encarga de su cuidado.

— Gracias, Profesora.

— Y por favor no llames mucho la atención. Se desataría un enorme alboroto si supieran que estás en Hogwarts. Ahora están en clase.

— Claro, Profesora.

Harry terminó su té, se despidió y se dirigió a la biblioteca.

— Aquí están los archivos, señor Potter. — Madame Pince sacó un enorme archivador, Harry se preguntó cómo esa anciana tan delgada podía levantar un libro tan grueso, quiso ayudarla, pero Madame Pince lo miró con mala cara y consiguió trastabillar hasta una mesa donde lo dejó. — Al inicio de cada clase, cada profesor pasa lista y después lo pasan a limpio en este cuaderno. Cualquier duda que tenga, no dude en preguntarme.

— Gracias.

Harry se sentó y empezó a leer.

Se fijó en que Parkinson acudió en la mayoría de las clases, pero había días o semanas enteros en los que no acudió.

— Madame Pince, aquí pone que Parkinson no acudió a clases en varios días. — le señaló.

— Puede que estuviera en la enfermería. En ese caso, es Madame Pomfrey quien tiene el registro de las personas que acuden ahí. — le explicó. — Dudo que haya podido salir del colegio en ese año.

— Claro, gracias, Madame Pince.

Harry copió las fechas en que Parkinson acudió a clase, se despidió y se dirigió a la enfermería.

— Pansy Parkinson, pasó mucho tiempo en la enfermería desde 1995. Tuvo anorexia. — le explicó Madame Pomfrey.

— ¿Por qué? — preguntó sorprendido. No sabía ese detalle de Parkinson. Recordaba haberla visto en quinto año y no se le notaba.

— Hay muchos alumnos de Slytherin que tuvieron problemas con la comida en 1998, incluso años antes, en el caso de los familiares de mortífagos. La comida era lo único que sentían que podían controlar. — Madame Pomfrey le dio el registro de la enfermería.

Harry sacó el papel y comparó las fechas. Los días que Parkinson no estuvo en clase fue los que no estuvo en la enfermería.

Tenía una coartada.

…..

Lo primero que hizo Ron fue preguntar a Verity toda la información que sabía sobre Leon Selwyn. Tenía que saber los lugares que frecuentaba para poder darle una coartada.

— Leon no tenía muchos amigos en Hogwarts. Era gay y no quería que se descubriera.

— ¿Cómo supiste que él era homosexual?

— Fue uno de los mortífagos que atacaron la boda de tu hermano. Me confesó que era gay y que estaba con su novio, un Slytherin hijo de muggles. Albert Jones, se llama. Leon hizo un juramento inquebrantable con su padre en que él se uniría a los mortífagos si no lastimaban a Albert.

— ¿Dónde está Albert? ¿Mantienes el contacto con él?

— Por supuesto. Vive en Londres junto a los hijos que tuvo con Leon.

Ron la miró sorprendido.

— Albert es un chico trans. Se quedó embarazado de Leon durante la guerra.

— Ostras.

— No puedo ayudarte más. Ya sabes que mis primos me sacaron de la mansión Selwyn durante la Navidad del 97 y estuve con el sanador Bloom, Flint y el sanador Doge en su campo de refugiados junto a Percy y Audrey.

— ¿Y los cuatrillizos los conocen? — le pregunto cómo cuñado, no como sanador.

— Sí, son sus primos. Nos vemos una vez a la semana, aunque Albert trabaja en el Orfanato Oceane conmigo. Intentamos que los niños se vean lo máximo posible.

Verity le escribió la dirección de Albert.

— Verity, siento no haberte preguntado más antes sobre tu familia. — se disculpó Ron. — Eres mi cuñada, la esposa de mi hermano y la madre de mis sobrinos.

— Todos todavía tenemos heridas abiertas por la guerra. Yo también. Por eso no me relacionaba del todo con vosotros. — se sinceró Verity.

Albert abrió la puerta y vio a un hombre pelirrojo lleno de pecas.

— Señor Jones, soy Ronald Weasley, auror. Me gustaría hacerle unas preguntas.

Albert le dejó pasar.

— Me gustaría que me hablara de Leon Selwyn.

— ¿Por qué?

— No sé si ha leído El Profeta. — Tuvo tiempo de reunirse con Harry después de que este visitara Hogwarts y le informó de que el caso se había filtrado a la prensa.

— Imagino que habrá oído hablar del caso de los esqueletos de la mansión Selwyn. Lo estamos investigando y queremos corroborar la coartada de Leon. — le explicó Ron con cautela.

Albert se mordió el labio y lo hizo pasar.

— Le dejaré quedarse hasta que tenga que ir a recoger a los niños del colegio. — le informó preparando una taza de té para ambos. — Si usted es Ron Weasley, debió compartir curso con mi hermana adoptiva, Megan Jones, de Hufflepuff.

Ron intentó ocultar que no se acordaba del nombre de esa chica y su sorpresa. No era muy común ver a un hijo de muggles en Slytherin. Menos a un hijo de muggles saliendo con un mortífago.

— Cuando vino la Profesora McGonagall a decirme que había recibido mi carta de Hogwarts, me entró el valor de decirles a mi familia que era un chico. Mis padres no se lo tomaron bien. La situación se hizo tan insostenible que el ministerio mágico tuvo que intervenir y quitarles mi custodia a mis padres. Pero tenia que vivir con unos magos adultos durante el verano que estuviera fuera del colegio. El Profesor Dumbledore pidió a diferentes amigos y aliados suyos y los Jones aceptaron tenerme en casa. Finalmente, me adoptaron. Conocí a Leon en Hogwarts. Íbamos al mismo curso. Los señores Jones me advirtieron que no podría decir en Slytherin abiertamente que era hijo de muggles y como adopté el apellido de los Jones, bueno, los hijos de los mortífagos no me hicieron tanto la vida imposible pensando que yo era mestizo. Leon nunca me llamó "sangre sucia". Él quería mantener un perfil bajo. Después supe que era porque era gay. Yo tampoco me relacionaba mucho con los miembros de mi casa. Primero, porque era hijo de muggles, segundo, porque era gay y tercero porque era trans. Finalmente, fui muy buen estudiante y ganaron muchos puntos gracias a mí. Así que, me aceptaron por ser un mago talentoso y empecé a relacionarme más con los de mi casa. Tanto que al final les confesé que era un chico trans. Todos mis compañeros de curso lo aceptaron bien. Aunque me dijeron que, al menos, podría quedarme embarazado y transmitir el apellido de mi familia adoptiva. Lo cual es un comentario un poco incómodo. — Albert rio y Ron también.

— ¿Allí ya era amigo de Leon?

— No. La primera vez que hablé con él sin ser algo relacionado con las clases fue en la biblioteca. Le vi leyendo un libro para aprender ruso y de la escuela mágica rusa. Se asustó cuando me vio. Me hizo prometer que no se lo contaría a nadie. Después me explicó que su madre era rusa y que él estaba aprendiendo esa lengua. Su padre se lo tenía prohibido. Tanto a él como su madre, aprender ruso y relacionarse con su familia rusa.

— Y eso era precisamente lo que estaba haciendo Leon. — concluyó Ron.

— Exacto. Por eso, Leon se llama Leon y no Lev, que sería su mismo nombre en ruso. Leon estaba localizando y manteniendo el contacto con su tío, el hermano de su madre, y con sus primos cuando estudió en Hogwarts. Ahora su tío ha fallecido. Pero sigo manteniendo el contacto con sus primos.

Ron asintió.

— Leon estaba estudiando ruso. La lengua de su madre. Lie Selwyn le prohibió a su esposa hablar en ruso a su hijo. Leon siempre le quitó importancia, pero para mí fue un acto muy valiente desafiar las normas de un mortífago, por mucho que fuera su hijo. Y teniendo en cuenta que venían de una familia como la suya, todavía más…

— A partir de ahí, empezaron a hablar, ¿no?

— Sí. — Albert se había mostrado desconfiado, al principio. Pero ahora, se desenvolvía cada vez más y se volvió más amable. — Nos hicimos amigos y después nos enamoramos. Cuando nos graduamos, Leon quiso romper el contacto conmigo. Su padre iba a obligarlo a convertirse en mortífago. Pero yo luché por seguir en contacto. No quería perderlo. Finalmente, Leon hizo un Juramento Inquebrantable con su padre. Él obedecería todas sus órdenes si no me lastimaban. ¿Ve el tipo de padre que era Lie? ¿Quién en su sano juicio haría un Juramento Inquebrantable con su propio hijo?

— ¿Por qué Lie aceptó hacer el juramento? — preguntó Ron.

— Porque Leon quería estar conmigo y era el único varón de la familia. Si lo desheredaban, el apellido Selwyn se extinguiría, puesto que no habría otro varón para ser el heredero.

— Entiendo.

— Durante los años 1997-1998, me escondí en el desván de los Selwyn. No podía huir por el bosque debido a mi estado. Estaba embarazado. — aclaró al ver la cara de desconcierto de Ron.

— ¿Cómo ocurrió?

— No hace falta que le explique el cómo, ¿verdad? — rio Albert. Ron se sonrojó. — Fuimos jóvenes y un poco descuidados. Pero Leon se responsabilizó. No podía sacar dinero de la bóveda porque sus padres y tíos se darían cuenta y, aunque, a mí no pudieran lastimarme a nuestros hijos sí. Así que, Leon decidió conseguir dinero. Siempre se le dio bien la caligrafía. Hace muy buena letra. En el Callejón Knockturn, encontró trabajo en una tienda de falsificación de documentos afiliada a Voldemort. Tintas Bletchley, se llamaba. Estuvo trabajando allí hasta la Batalla de Hogwarts. Se quedó a vivir en ese taller. Yo seguía en el desván de su mansión. Estaba muy asustado. Solo podía hablar con los elfos.

— ¿Y su familia?

— Mi tía Hestia Jones y mi hermano Peter eran miembros de la Orden del Fénix. Mis padres y mi tía Gwenog eran afiliados a la Orden, pero estaban bien protegidos. Quien más me preocupaba era Megan, quien estaba en Hogwarts.

— ¿Y su familia muggle?

— Corté el contacto con ellos a los once años. Si no me aceptaron entonces, ¿por qué lo iban a hacer ahora? Mi familia son los Jones.

Ron se quedó impactado ante tal declaración.

— El treinta de abril, Leon vino a casa. Había encontrado a alguien que nos podía casar. Tanto en el mundo mágico como en el mundo muggle está muy mal visto un hijo fuera del matrimonio. — Albert se levantó y trajo un papel. Un certificado matrimonial. — Encontramos a un trabajador del Ministerio escondido. Él nos casó. Yo no pude acudir a la Batalla de Hogwarts por mi embarazo. Pero Leon sí. Quería encontrar a su prima pequeña y ponerla a salvo. Pero los mortífagos perdieron y Leon fue sentenciado a Azkaban. Intenté testificar a su favor, pero me trataron como si me hubiera vuelto loco, me hablaron en femenino y pensaron que mi embarazo era producto de una violación. ¡Querían obligarme a abortar!

— Por eso me recibió tan mal… — concluyó Ron.

— Lo siento. No me caen bien ni los aurores ni los trabajadores del Ministerio. La familia Jones consiguieron impedir que no me internaran en San Mungo por loco. Finalmente, tuve a mis hijos y retomé el contacto con los parientes rusos de Leon y con Verity. Leon dejó de escribirles cuando se unió a los mortífagos. Siempre estaba vigilado por su padre y sus tíos y hubiera sido peligroso mandarles la carta.

— Entiendo. ¿Cuándo trabajó en el Callejón Knockturn falsificando documentos, ¿en qué beneficiaba eso a Voldemort?

— Propaganda. Él pensaba que ganaría la guerra y quería reescribir todos los libros que hablaban mal de él.

— Gracias, señor Jones. — Ron miró su reloj. Albert hizo lo mismo.

— Justo a tiempo para ir a recoger a mis hijos. — sonrió Albert.

Harry y Ron decidieron ir juntos al Callejón Knockturn. Ya era peligroso ir solo. Mejor ir juntos.

— He mandado a Dunbar y a otro grupo a volver a Selwyn Manor. Sólo nos queda saber cómo llevaron a esas señoras ahí. Quería que Verity fuera con ellas, pero no me lo permitieron. Pero Fay me ha prometido que se mantendrá en contacto con ella, es quien más conoce Selwyn Manor de nuestro bando. — le informó Harry.

— Haces bien. Mira, ahí está Tintas Bletchley. — indicó Ron.

Entraron.

Había un hombre de pelo castaño de mediana edad que los miró con el ceño fruncido al reconocer su uniforme.

— Auror Potter, auror Weasley, venimos a hacerle unas preguntas, señor Bletchley. — se presentó Harry.

— ¿Qué quieren?

— Sabemos que Leon Selwyn trabajó aquí. Imagino que tiene un registro de sus trabajadores. Queremos verlo.

— ¿Por qué debería enseñárselo?

Harry suspiró. Tendrían que ir por las malas.

— Sabemos que Leon Selwyn trabajó aquí como falsificador. Oficio ilegal y trabajó a las órdenes de Voldemort. Si nos dice todo lo que queremos saber de Leon Selwyn, no tomaremos represalias en el asunto.

Jules Bletchley apretó los labios.

— Sí que tenemos un registro. Vengan.

Siguieron a Bletchley a la trastienda.

— Aquí tienen el registro. Durante la guerra, los trabajadores vivieron con nosotros. Los mortífagos no atacaron el Callejón Knockturn. Me sorprendió que Selwyn buscara trabajo. Dijo que necesitaba el dinero. Era muy buen trabajador.

Harry buscó el nombre de Selwyn. Estuvo todo el mes de marzo en esa casa.

Tenía coartada.

— Si usted y su familia tuvieran que testificar que Selwyn estuvo en su tienda, ¿lo harían? — preguntó Ron.

— Me vería obligado a ello, ¿no? Pero diría que estuvo en la tienda y no que falsificó documentos. Guardarán el secreto, ¿no?

— Mientras no se vea envuelto en algo turbio, sí. — contestó Harry.

— Sólo intentó sobrevivir, señores. Mis padres fueron abandonados en el Callejón Diagon por ser squibs. Sólo encontraron trabajo en el Callejón Knockturn. Nunca he estado en el mundo muggle. No sabemos cómo sobrevivir ahí.

— Está bien, está bien. No le estamos juzgando. — le tranquilizó Ron.

Cuando llegaron a la Oficina de Aurores, se encontraron con Fay Dunbar.

— La señora Weasley nos habló de que cuando era niña ella y sus primos encontraron un pasadizo que conectaba la Torre Selwyn con la biblioteca de la mansión. Ahí dentro hemos encontrado rastros de magia bien conservados. Green ha descubierto que los hechizos de lumos y levicorpus provienen de las mismas varitas que las que lanzaron el avada kedavra. Al ser un lugar no muy frecuentado por gente, se han mantenido intactos otros rastros de magia. Como el lumos de Verity Selwyn, cuando ella y sus primos tuvieron su pequeña aventura y otro lumos de dos de las mismas varitas, las de los hermanos Lie y Treachery, muchísimos años antes. Por los sesenta. — explicó Dunbar.

— Cuando mataron a los abuelos de Verity. — concluyó Harry.

— Ha llegado el informe forense. El rastro de los violadores coincide con el de Humphrey Parkinson y Lie y Treachery Selwyn y las varitas son las suyas. — Fay les enseñó el documento.

— Caso resuelto, entonces. — sentenció Harry.

— Sí, aunque si tienen un buen abogado, pueden delegar que ellos no fueron los asesinos y que alguien les quitó la varita para matarlas. — replicó Fay.

— Para tener un abogado, primero tendremos que capturarles. Todavía están fugados del país. — concluyó Ron.


Ha dolido escribir la parte de la Profesora McGonagall tras el reciente fallecimiento de Maggie Smith.

En un principio, la parte de la investigación no iba a alargarse tanto, pero que se le va a hacer. Ha quedado bien.

La historia de amor entre Leon y Albert la cuenta el propio Leon en Amor en Sortilegios Weasley, la aventurilla que tienen los primos en El pasadizo secreto. El negocio Bletchley mencionado aparece en Todo por el bien de Aurora, aunque en este fic es el hijo y no el padre quien lleva el negocio.

Y ya no tengo nada más que decir salvo pediros vuestra opinión del capítulo.

Hasta la próxima