CAPÍTULO IV

UN NOMBRE SIN ROSTRO

(Vrostov)

Y tal y como esa tarde lo había pronosticado sucedió. El trueno y la centella batían los cielos con furia mientras que en las lejanías si apenas se lograban escuchar los motores de los aviones que volaban a baja altura. Así tenían que hacerlo debido a la terrible y destructora carga que en su interior guardaban. Siendo que algunos eran pilotados por valientes mujeres, quienes en mitad de la noche tomaban por sorpresa al enemigo, convirtiéndose así en su peor pesadilla.

"Papá, tendremos una buena cosecha, ¿Verdad?", pregunto el pequeño mientras que emocionado observaba a través de la ventana.

"Así será, esta lluvia nutrirá la tierra y los frutos que de ella emanen serán deliciosos, ya lo veras", respondió uniéndose a él.

"¿Tú sabes por qué llueve?", intrigado el chiquillo volvió a cuestionar. Era lógico que por momentos asaltara a los adultos con interrogantes, y es que estaba en esa edad en la que se tiene curiosidad por todo.

"Porque las nubes están cargadas de agua, así que cuando no pueden más con ella, la dejan caer sobre las ciudades y los fértiles campos"

Un poco más allá Misaki se encargaba de la preparación de los alimentos, luego de vez en cuando les dirigía una gentil mirada; "Pronto la cena estará lista, vayan a lavarse las manos"

"Ya me las lave", el chiquillo respondió mostrándoselas a su madre.

"¿A qué horas que no me di cuenta?", pregunto ella fingiendo estar molesta.

"Cuando me bañe", replico sonriendo con inocencia.

Ante su respuesta la castaña negó con la cabeza; "Eso fue hace una hora, así que ve a lavarte ahora mismo porque de lo contrario no habrá postre", respondió llevándose ambas manos a las caderas.

"¿Postre?", emocionado cuestiono.

"Así es, y es la tarta de manzana que tanto te gusta", Misaki sonrió mientras le acariciaba los castaños cabellos.

Fue así que presuroso y sin objeción alguna se dirigió al lavaplatos para higienizarse.

"Si que sabes como hacer para que te obedezca", Haruka dijo para con su esposa.

"Y si usted no se las lava… tampoco tendrá lo suyo", riendo un poco la mujer añadió.

"Entonces más vale que lo haga bien"

"Y tú Fiódor, ¿Ya terminaste la tarea?", pregunto ella mientras se ocupaba de servirle los alimentos.

Arrastrando la silla para sentarse, el niño asintió; "Si, mamá. Papá ya la reviso"

"Así me gusta, que seas un niño que siempre cumple con sus deberes. Y es por eso que tu postre será doble"

Haruka ocupo su lugar a la mesa y tomando un trozo del fresco queso de cabra, comenzó a comerlo, luego se dirigió a su pequeño; "Mañana por la tarde reparare la cerca , ¿Quieres ayudarme?"

"Si, papá", fue su corta respuesta.

Ante esa imagen tan familiar el joven no pudo evitar sonreír. Su hijo era tan parecido a la castaña y además tan inocente que no podía evitar maldecir la hora en la que sus vecinos del Norte declararon la guerra en su contra.

Era comprensible que deseara que su hijo se desarrollara alejado de toda violencia, y es que siendo niño él mismo había crecido en medio de una guerra. Y al igual que en su caso, Fiódor estaba casi obligado a escuchar los detalles de tan grotesca contienda, mas en su mesa era algo de lo que se evitaba hablar.

Así pues Misaki se sentó frente a su esposo, miro a su hijo y luego sonrió para ambos. Los amaba tanto que todo su mundo se resumía en ellos dos.

"Mañana iré a la ciudad, comprare baterías para la radio y clavos", dijo él rubio mientras comía el delicioso guisado.

"Si es posible, ¿Podrías ir a la mercería?, necesito algunos hilos y estambre. En tres días será el cumpleaños del niño y quiero hacerle un par de camisas y un pantalón. También voy a cocinarle un pastel muy especial"

"Sabes que soy muy olvidadizo, dame una lista de todo lo que necesites y yo con mucho gusto te lo traeré"

"Papá, se me terminaron mis lápices de colores, ¿Me comprarías algunos?", Fiódor pregunto dejando el vaso de leche sobre la mesa.

Haruka se quedó pensando unos segundos, luego procedió a responder; "Hijo, no tenemos mucho dinero y..."

"Cómpralos, yo tengo un poco ahorrado", Misaki interrumpió.

"Entonces lo haré y traeré todo lo necesario, temo que luego no habrá nada que comprar", preocupado expreso.

"Tienes razón… esos aviones vuelan muy bajo, ¿No lo crees?", temerosa la mujer señalo ante el metálico y hueco sonido que en el cielo producían.

"Tengo miedo, papá", Fiódor dejo su silla y abrazándose a él, comenzó a llorar.

"No temas. ¿Sabías que los aviones que de noche vuelan en su mayoría son pilotados por mujeres?"

Ante su pregunta el castaño negó con la cabeza y con el dorso de la mano se limpio las lagrimas.

"Así es. Esta tarde observe tres de ellos he iban ocupados por jóvenes muy bonitas"

"¿De verdad?"

"Si. Una de ellas en su uniforme llevaba unas medallas muy brillantes. Ahora mismo van a la capital para defenderla. Así que no tienes nada que temer, son nuestros oficiales", gentil correspondió a su tierno abrazo en un intento por tranquilizarlo.

"Aún así tengo mucho miedo", gimió hundiendo el rostro en su fuerte pecho.

"No tienes porque. Mientras no suenen las sirenas que están en la ciudad, no tienes de que preocuparte"

Que el rubio tuviera razón no significaba que su esposa no se encontrara menos temerosa, pero sabía que tenía que mantenerse fuerte para su hijo; "Fiódor, será mejor que comas el pastel, luego podrás irte a la cama"

"Si", un poco más tranquilo el niño volvió a limpiarse el rostro.

Ya sin poder tolerar ese grotesco infierno, con presura la mujer dejo su lugar y sin decir nada dirigió sus pasos hacia la cocina, donde en silencio se puso llorar.

Habiendo notado la aflicción que la embargaba, su esposo ingreso detrás de ella, envolviéndola en un tierno abrazo; "No tengas miedo. Aquí estamos más seguros que en cualquier otro lugar. Las grandes ciudades con fábricas dedicadas al armamentos son los blancos principales"

"Quiero creerte… ¡anda!, llévale el pastel al niño. No quiero que me vea llorar"

"Lo haré", Haruka tomo el plato y mientras se dirigía al comedor, vio que su hijo se había quedado dormido con la cabeza y los brazos apoyados sobre la mesa. El rubio sonrió y tomándolo entre sus brazos, lo llevo a su cama para arroparlo, luego le beso la frente. "Buenas noches, hijo mío", murmuro a su oído y apagando la luz, regreso al lado de su esposa.

"Pobre, el cansancio no le dio oportunidad de probar el pastel, ya mañana lo hará con más calma"

"Es mejor que se haya ido a dormir, así no tendrá miedo al rugido de los aviones que sobrevuelan… Yo no estoy muy cansado, prefiero quedarme junto a la puerta vigilando. Es lo único que por ahora puedo hacer"

"En cuanto termine de lavar los platos me uniré a ti"

"Te esperare", el rubio sonrió y luego deposito un corto beso en sus labios.

Fue así que Haruka se dirigió a la habitación y tomando la cajetilla de cigarrillos que había dejado en su pantalón, se dispuso a volver al comedor, pero justo en ese momento su esposa lo sorprendió.

"En verdad espero y no estés cansado", murmuro empujándolo hacia el lecho.

"Sabes que para ti jamás lo estoy", gustoso la atrajo hacia su cuerpo para besarla.

"Haré que al menos por un momento nos olvidemos de los problemas", sonrió al toque de los labios de su esposo.

Haruka no contesto, y es que desde su ultima vez juntos había pasado ya mucho tiempo, así que haberlo pospuesto un segundo más les hubiera resultado tortuoso.

Con presura y de forma mutua comenzaron a desvestirse, hasta que teniendo un momento de fría consciencia, él se separo de ella y negó con la cabeza; "No, espera. Sabes que no podemos"

Misaki se quedó pensativa un momento, luego con una coqueta sonrisa se dirigió a él; "Mi amor, no tienes de que preocuparte, conseguí las hierbas. Fue lo que esta tarde sembré en el jardín"

"¿Cómo?", cuestiono sabiendo que desde que la guerra había iniciado, era difícil hacerlo.

"La esposa del botánico vino el otro día para que le hiciera una costura… el dinero es importante, pero hay cosas que tampoco pueden esperar, entre ellas tú. Así que le pedí unos brotes que ya cultive", replico orgullosa de su idea. "No tienes que preocuparte, todo estará bien", siseo a su oído mientras le desabrochaba la camisa.

"Entonces así si puedo continuar", ante su aprobación el rubio finalmente se concentró en besar y acariciar el cuerpo de la castaña, quien tiernamente correspondía a su cariño.

En ese momento no hicieron falta las palabras porque bastaban las amorosas acciones.

Encontrando la tan ansiada aprobación en la mirada de la mujer, el rubio comenzó a poseerla.

Contenta, ella sonreía ante cada provocativa caricia; "Por favor no te detengas", gimió a su oído.

"¿Quien dijo que lo haría?", con la respiración entre cortada alcanzo a responder.

Ella, entregándose por completo a su amado, se cubrió el rostro ante la culminación de su acto. Por su parte él la beso en un inútil intento por ahogar en sus labios sus quejas.

Entonces al oído de la mujer murmuro algo que aunque ella no alcanzo a entender, sabia a la perfección de que se trataba. Así que pretendiendo que no lo había escuchado, dejo que continuara, hasta que él hizo aquello que termino por desperar su enojo, el cual supo enmascarar.

"Te amo", Misaki sonrió refugiándose en sus brazos mientras que las lágrimas comenzaban a resbalar por sus pálidas mejillas.

"Ha pasado tanto desde la ultima vez", el rubio siseo a su oído y sin hacer ningún descanso de nueva cuenta procedió a tomarla.

Por su parte Misaki desvió el rostro, dejando que continuara. "Detente", entristecida murmuro.

"¿Ocurre algo?, obedeciendo, agitado él pregunto.

"Es incomodo, eso es todo", la mujer simplemente respondió y luego se dio la vuelta, cubriéndose con la sabana.

"¿Estas bien?"

Durante un instante la mujer se quedo en silencio, más cuando ya no pudo soportarlo, se abrazo a él con fuerza; "Sabes que no era necesario que hicieras eso… sabes que me gustaría mucho tener otro bebé… quizás una preciosa niña"

Ante sus deseos, los cuales le resultaban egoístas, él frunció el entrecejo; "Ya lo hemos discutido antes. Debes entender que no es una buena idea"

"¿No te gustaría que tuviéramos otro hijo?", triste pregunto.

"Por supuesto que si, pero este no es el momento. Al menos no hasta que la guerra termine"

La castaña lo miro a los ojos, luego negó con la cabeza, "A veces siento que no me amas lo suficiente"

"¿Por qué me niego a tu capricho crees que no te quiero?"

"¿Qué quiera otro hijo lo consideras capricho?", exaltada alzo su voz. "Es lo natural en un matrimonio, ¿No?"

"En otras circunstancias no lo vería así, pero mira lo que sucede a tu alrededor. Estamos en guerra. Sabes que te quiero, espera a que esto termine y entonces lo tendremos. Tendremos todos los que tú quieras", habiendo comprendido que su proceder no había sido para nada sutil, el rubio respondió esperando poder tranquilizarla.

"Eso me dices para que guarde silencio, pero ¿Por qué sigues conmigo?, ¿Por el niño?", la mujer pregunto y entonces comenzó a llorar de forma abierta.

"Sabes que te quiero, te lo demuestro ¿No?", cansado porque luego de la intimidad venia la tan acostumbrada pelea, respondió.

"¿Crees que con estar junto a nosotros nos demuestras que nos quieres?"

"No, no metas a Fiódor en nuestros problemas. Él es ajeno a esto"

"Muchas veces mientras duermes te he escuchado murmurar el nombre de esa mujer. Y lo que es peor, mientras me hacías tuya volviste a hacerlo... "¿Quién demonios es ella?... de seguro es la ramera con la que te revuelcas, ¿No?", enfurecida Misaki grito.

"Eso no es verdad. Y por favor no alces la voz… despertaras al niño"

"Ahora si te preocupas por él, que hipócrita de tu parte... pero ¿Cuando vas a decirme quien es esa mujerzuela?", la mujer exigió la debida explicación.

"No es ninguna mujerzuela", Haruka respondió harto de siempre dar la misma respuesta. "Ni siquiera sé de que estas hablando"

"Y ahora la defiendes… de seguro la conociste en ciudad. Vas a algún sucio hostal y te revuelcas con ella, luego vienes aquí haciendo como que no pasa nada", irritada se reincorporo para vestirse.

"Ya te lo he dicho muchas veces"

"Eres un mentiroso. Muy seguramente con ella tienes los hijos que a mí me niegas, ¿No es así?"

Ante lo ridículo que le resultaron sus palabras, Haruka negó con la cabeza; "Ya entiendo a donde es que quieres llegar, ¿De verdad creíste esas habladurías?"

"Más de una vez has dicho su nombre… soy una tonta por seguir contigo"

"¿Cuando vas a entender que nunca te he engañado?, lo que esa mujer te haya dicho es una vil mentira"

"Fiódor es lo único que te mantiene a mi lado, ¿No es así?"

Ante sus recriminaciones Haruka asintió; "Sabes que no es así, pero si es lo que quieres escuchar entonces si, solo por él sigo contigo", respondió con rabia y sin medir el daño que sus palabras pudieran causar.

"Debí ser más cuidadosa y de esa forma el niño no habría nacido y tu serías feliz con esa puta"

Harto Haruka comenzó a vestirse; "Será mejor que me vaya a dormir al granero", respondió enojado, luego cerró la puerta detrás de él.

"Lárgate a revolcarte con ella, pero hazme el enorme favor de no volver", la mujer exclamo.

Sabiendo que por la mañana todo regresaría a su cotidianidad, el rubio la ignoro y acercándose al lavaplatos se refresco el rostro. Luego salió de la casa para dirigirse al granero.

Fue así que entre los sacos de su ultima cosecha se recostó con los brazos debajo de su cabeza, escuchando el sonido de la lluvia sobre el techo y el de los los aviones que de vez en cuando pasaban transportando sus pesadas cargas.

Entonces comenzó a pensar en aquello que su esposa le había dicho, y es que había cierta razón en sus palabras. Él nunca la había amado lo suficiente, o al menos creyó hacerlo cuando la conoció. Y fue que siendo muy jóvenes por aquellos días cometieron ciertos errores, errores que los llevaron a comprometerse en un prematuro matrimonio.

Ella se caso estando completamente enamorada, él por su parte no estaba completamente seguro de sus sentimientos. Si, la quería lo suficiente como para permanecer al lado de la madre de su hijo. Pero ¿Qué si a él lo amaba?, en efecto, él era su todo, pero ¿A caso podría amar a alguien más con esa misma intensidad?.


Notas de autor;

Esta historia amenaza con ser igual de extensa que la otra, que por cierto nos tomo casi dos años. Así que para no hacerla tan larga estoy considerando escribirla en dos tiempos. ¿Que opinan?"

Haruka en esta vida guarda recuerdos muy dormidos de Michiru, a quien ni siquiera conoce (es porque no hay muchos años de diferencia entre esta y su otra vida, digamos que la memoria de su alma esta fresca), de ahí muchos de los problemas que tiene con su esposa.

Kaiomaru; La historia de Amy si que es triste, la de Michiru no tanto porque si bien su hermano se fue, ella se quedo en casa con todas las comodidades.

Michelle; Si, Amy a lo largo de la historia será testigo de muchas cosas. Y su situación se torna por demás triste porque esta embarazada.

Isavellcota; Al menos su sacrificio servirá de mucho mucho, ahí ella salvara muchas vidas. Su trabajo es aún más duro y triste que el de los combatientes.

Kyoky; Así es, y algo que hago para no olvidar es que en cuanto tengo una idea,la escribo en papel para desarrollarla después. Amy no va a pelear, al menos no como los oficiales, pero si contra la muerte. Hay que ser demasiado valiente como para tomar una decisión.