CAPÍTULO XII

¿CAPITULACIÓN?

Había amanecido una vez más y aunque era un día igual a los anteriores, pronto sucedería algo que poco había estado previsto.

Las pesadas nubes bloqueaban el brilló del sol, dejando caer la lluvia con fuerza, dispersando a su paso el polvo que la batalla iba dejando, y es que aún a pesar del mal clima ni los unos o los otros habían decidido ceder, continuado así el ataqué.

Mientras tanto dentro de aquel frío y húmedo sótano y envuelta en una pesada manta, la aguamarina yacía entregada al descanso. Era de esperarse que se encontrara en ese estado, después de todo hacía ya dos semanas que poco había dormido.

Abriendo los ojos a esa cruda realidad, lo primero que observo fue al rubio hombre sobre ella, quien con fuerza y por las muñecas la mantenía inmovilizada. Sin embargo para su buena fortuna en ese instante despertó, descubriendo que aunque se encontraba en ese sitio, estaba en completa soledad, lo que de cierta forma la tranquilizó.

Sentándose de golpe sobre la improvisada cama, agitada y con la poca luz que el exterior le proveía observo a su alrededor; "No sé en que momento me he quedado dormida", se lamento mientras traía a la memoria lo acontecido la noche anterior.

Ante sus ojos el hombre que intento abusar de ella había muerto mientras que su salvador, un mal humorado oficial la había llevado a su hogar como cautiva y aunque parecía no guardar intenciones de lastimarla, se resigno a que se trataba de cuestión de tiempo para que decidiera hacerlo. Al mismo tiempo pensaba que era mejor estar ahí y con él que sola y en medio de la deshecha ciudad. Y fueron todos esos pensamientos en combinación con la debilidad lo que termino por rendirla ante el descanso.

"Espero y el comandante regrese con bien", pensó, y es que después de todo él era el único que podría protegerla.

Saliendo de la incomoda pero caliente cama es que comenzó a desplazarse por la casa, hasta que de pronto escucho como dos autos se detuvieron a las afueras.

"Debe ser el comandante", expreso. Caminando hacia la ventana, del auto del comandante observo bajar a un regordete sujeto. Del otro descendió una mujer en compañía de dos oficiales, todos ellos vistiendo los uniformes del Sur.

Ante esa imagen y sin deseos de quedarse para investigar quienes eran, pero sin tiempo de volver a la seguridad que el sótano le ofrecía, se oculto detrás de la puerta de la cocina.

La puerta principal se abrió y entonces el comandante ingreso, siendo acompañado por la mujer y el regordete sujeto.

"Ya les dije que estoy bien", expreso el rubio hombre sentándose en el sillón.

"Sabes bien que no lo estas", contesto la joven, quien no era otra más que Mina. "Ya escuchaste a Mizuno... vendremos esta noche para ver como sigues, ¿De acuerdo?"

"Esta bien", no muy animado Haruka replico.

Intrigada por esa rubia belleza envuelta en un sucio uniforme masculino, Michiru fijo la mirada en su menuda figura y es que ¿Qué lleva a una mujer a ir a la guerra?

"Preparare raciones extras para ti, pero por favor no le digas a nadie", expreso Fiódor Matveyev, quien se había convertido en el encargado de entregar los alimentos. "Ocultas Masha encontró un rebaño de vacas, nos vendrá bien su leche"

"Y por favor no vayas a regresar a la batalla, si te veo ahí y te hieren no volveré a sacarte de ella", la rubia bromeo.

"No lo haré, confía en mi", el comandante contesto.

"Vendremos poco antes del anochecer"

"De acuerdo"

La puerta principal se cerró detrás de ambos y aunque en un solo auto todos ellos comenzaron a alejarse, Michiru se mantuvo a prudente distancia por si regresaban.

"Mujer... mujer", luego de un prolongado silencio el rubio alzo su voz para que acudiera a su presencia.

Ella salio de su escondite y contemplando que su uniforme estaba roto y empapado en sangre a la altura del hombro, corrió hacia él; "Comandante, ¿Qué le ha sucedido?"

"Una bala me alcanzo, pero ¿Acaso te importa?", adolorido cuestiono.

"Sí", ella replico.

"¿Por qué?, ¿Por qué te ofrezco refugio?... ¿Por qué te doy comida?", embargado por la ira pregunto.

"Porque antes que ser soldado es un hombre, un ser humano. Nadie debería estar pasando por esto", dijo revisando el ajustado vendaje.

"Eso ve y díselo a los que no quieren rendirse, no entienden que esta maldita guerra ya esta perdida... perdí mucha sangre, así que ve y cocina algo... estoy hambriento"

"Lo haré, pero primero iré a traerle un uniforme limpio"

Agradeciendo en silencio que ese hombre no hubiera muerto, la mujer dirigió sus pasos hacia donde previamente lo había puesto a secar y una vez que se lo entrego, intento concentrarse en lo que le había ordenado.

Débil y adolorido Haruka tomo su bolso y extrayendo de él un paquete, se dirigió a la cocina. Y fue al ver que la mujer estaba de espaldas a él que un lejano recuerdo volvió a su memoria, y ese fue el de su esposa mientras preparaba el desayuno.

Sonriendo ante esa vaga imagen observó hacia la mesa, como esperando contemplar a su pequeño Fiódor, pero ese no fue el caso. Tan solo había bastado un instante para que se olvidará de su dolorosa realidad. Entonces volvió a lamentarse el haberse dejado arrastrar por el silencio de la castaña.

"Si esa mañana me hubiera detenido a hablar con Misaki, ella y mi hijo muy seguramente estarían vivos... y muy pronto él cumpliría nueve años. Yo por mi parte estaría ansioso por regresar a su lado", afligido pensó.

Sintiéndose observada ella se volvió, contemplando que en silencio y desde el umbral de la puerta él la observaba.

"Comandante, no debido ponerse en pie"

"Estoy bien", titubeante y pensativo contesto. "Anoche una bodega fue descubierta. Ahí encontramos esto", añadió colocando un paquete sobre la mesa.

Michiru lo tomo y abriéndolo, no pudo evitar sonreír; "¿Es real?", cuestiono al acercarlo a su nariz.

"Lo es", replico ante su sorpresa.

"Hace mucho que no veía un paquete de café... el poco que había disponible era de pésima calidad"

El comandante torció los labios; "Pues mientras ustedes pasaban hambre, los altos mandos mantenían guardado para ellos todo esto"

"¿Es mermelada?", dijo al percibir su dulce aroma. "Quedo pan de la cena, iré a calentarlo"

"Supongo que escuchaste todo, ¿Verdad?... esta noche alguien me traerá provisiones. Tendremos que ser muy cuidadosas con ellas, los alientos seguirán escaseando en los próximos meses... Que la guerra termine aquí no significa que lo hará en todos lados"

"Si, comandante"

Haruka no dijo nada, tan solo se limito a darle la espalda y regresar al comedor, donde se sentó no solo a pensar, sino a revisar los mapas de la ciudad.

"Aquí esta su comida, comandante", dijo ella sirviendole el plato.

El delicioso aroma a café y los huevos revueltos le devolvieron cierta paz y apenas la mujer iba a dirigir sus pasos hacia la cocina, él tomo su mano, deteniendo su avance.

"Siéntete a comer conmigo", pidió evitando hacer contacto visual con ella.

"Como usted ordene", replico.

La joven ocupo un lugar a la mesa, Haruka volvió a posar su mirada en ella y entonces anhelo volver a estar en su hogar, un hogar que ya no existía y que de haberlo, ya no podría regresar luego de que sus vecinos trataran de asesinarlo.

Así que evitando parecer débil o triste, el hombre volvió a endurecer sus modales; "Dime, antes de la guerra, ¿A qué te dedicabas?", indiferente cuestiono.

"Era profesora de preescolar, también me dedicaba a la pintura y a la música", evitando verlo a los ojos, contesto.

"¿Profesora de preescolar?", bajando la mirada cuestiono, había vuelto a recordar a su pequeño Fiódor.

"Si"

"Ya no hay escuelas en pie... tardaras mucho en regresar a enseñar... y lo que es peor, ni aún porque la vida de sus hijos depende de ello se niegan a rendirse"

Ante sus palabras Michiru bajo la mirada y un escalofrío recorrió su cuerpo. Era verdad, había pensado en los hombres que defendían la ciudad y en todas esas mujeres que lastimosamente no correrían con su misma suerte, sin embargo no había pensado en los niños, quienes no eran responsables de las malas elecciones de los adultos.

"Antes me dijiste que no sabias donde esta tu hermano. ¿Sabes en que frente se encontraba?"

Sabiendo que Gunther había sido enviado a destruir la tierra del comandante, ella guardo silencio, silencio que él supo interpretar.

"Ya entiendo"

"Él trabajaba en el banco central. Él era un hombre bueno... pero entonces y al igual que los demás escucho las palabras de ese sujeto. Como muchos otros jóvenes se equivoco de camino. En un principio y en contra de nuestro padre se unió a la guardia persona del entonces canciller... Pero hace ya cuatro años que se fue a la guerra... Y fue que un mal dia dejo de responder nuestras cartas, es por eso que desconozco si murió"

Haruka asintió un poco; "Creeme si te digo que tu hermano ya no es ese hombre que conociste. Debiste ver lo que a su paso iban haciendo... Esas no son acciones de hombres superiores como se hacían llamar, sino de demonios. Sin embargo eso no quita que lo ames y estés preocupada por él, porque después de todo es tu familia... Y quizá te parezca duro lo que voy a decir, pero lo mejor que pudo pasarle es haber muerto"

Ella no supo que responder.

"Entiendo que te es difícil escucharlo, pero debes hacerlo. Sí él fue hecho prisionero muy seguramente ahora esta pagando condena en algún lugar del Sur, eso es peor que morir mil veces"

"Disculpe, ¿Cuanto tiempo duran esas condenas?"

"Años y algunas son de por vida. El trabajo es muy duro y quizás no pueda con esa carga"

"En un principio mi padre pensaba que había sido herido y eso dificultaba su comunicación, luego de dos años sin noticias ambos concluimos que murió... Hace algunos meses mi padre murió a consecuencia de su enfermedad, pero yo más bien creo que fue la tristeza lo que término con él"

¿Qué más te quito?", cuestiono el comandante.

"Todo"

"En esos somos muy parecidos. Una mañana hace ya cuatro años un avión piloteado por un habitante de esta tierra dejo caer sus bombas en la ciudad donde yo vivía. Una de esas bombas cayo en mi granja y la destruyo por completo... quitándome todo lo bueno que una vez llegue a poseer... ahora dime, ¿Qué fue lo que nosotros les hicimos para que ese maldito hombre haya decidido hacernos la guerra?, ¿Qué culpa tenía nuestra tierra de sus malditas frustraciones?, ¿Qué culpa tenían nuestras mujeres y nuestros hijos como para que esos hombres hayan actuado como lo hicieron?", enfurecido alzo la voz.

Ante sus palabras la aguamarina bajo la mirada. Ni aún siquiera ella entendía como es que habían llegado a esos extremos.

"Esto que esta pasando y lo que esta por suceder en nada se compara con lo que nosotros sufrimos... y si ahora piensas que somos monstruos, es porque ustedes nos convirtieron en esto. Sus malditas ideas convirtieron en fieras a los hombres más justos"

"La guerra no es buena. Solo deja destrucción. Pienso que no hay buenos ni malos, solo victimas de las circunstancias", expreso al verlo alzar su mano, como si su intención fuera abofetearla.

"Si supieras las horribles cosas que he tenido que presenciar… si tan solo por un momento lo imaginarás, te darias cuenta de que tan horrorosa puede llegar a ser… Las mujeres y los niños son quienes más la sufren, y aunque es cruel lo que he llegado a concluir, pienso que quizás es una especie de suerte que muchos de ellos hayan muerto y no hayan tenido que presenciar semejantes horrores"

Ella guardo el debido silencio.

El nego con la cabeza, como queriendo borrar de su memoria lo que hacía varios meses y lejos de ahí habían descubierto.

"Tú lo sabias, ¿Verdad?"

Desconociendo muchas cosas la aguamarina no supo que responder.

"Fue lejos de aquí... Pasamos cerca de lo que a simple vista parecía ser una granja... Sin embargo no lo era. Entonces los contemplamos, esos hombres y mujeres estaban vivos, siendo que nosotros pensamos lo contrario... estaban cautivos... Y si tú me dices que lo desconocidas, no puedo creerte"

Ella se petrificó, comprendiendo a que se refería Gunther cuando entre dientes hablaba sobre esos sitios.

"¿Cómo pudieron hacerles eso?, ¿Cómo ustedes pudieron creer sus desquiciadas palabras?, porque no solo sometieron a mi pueblo, sometieron a muchos... Y ese actuar no es de gente civilizada, sino de escorias"

"Jamás estuve de acuerdo con sus ideales y ahora entiendo lo que dice porque a causa de ello mi hermano insinuó que me entregaría a las autoridades"

"Ellos ya no eran humanos ni mucho menos super hombres, sino bestias, aunque ellas actúan por sobrevivir. En cambio ellos lo hicieron por satisfacción, por saberse invencibles… y cuanto hayas escuchado sobre nosotros quizás sea verdad, sin embargo ustedes son los responsables. Por fortuna el conflicto ponto va a terminar"

Ella se mordido los labios, porque dijera lo que dijera ante sus ojos ella era tan culpable como los demás.

"No creo que tu padre haya muerto de dolor al concluir que su hijo jamás iba a regresar, murió porque sabía que a este mundo echo a un ser sin escrúpulos, murió cuando comprendió que su hijo se había convirtió en un asesino. Así que espero y tu hermano se haya dado cuenta de que esta fue una guerra perdida. Espero y se haya arrepentido de lo que hizo", habiendo dicho se puso de pie.

Y fue en ese preciso instante que algo fuera de lo normal sucedió, y es que de los altavoces que quedaban, aquella enérgica voz se hizo escuchar.

Ante el mensaje se hizo el silencio, las metrallas y la pesada artillería de los unos y los otros dejo de sonar, lo que llevo a los soldados del Sur a pensar que el Norte aceptaba rendirse.

"Atención a todos los habitantes de esta nación"

"¿Sabes quien esta hablando?", cuestionó el comandante.

"No... No es la voz del ministro de propaganda", sorprendida porque siempre era él cojo hombre el que les hablaba, ella contestó.

"Hoy día primero del presente mes y en la capital de nuestra nación, nuestro amado líder ha muerto como un héroe mientras comandaba a su ejército en contra de la horda que hoy nos amenaza"

Ante esas palabras la aguamarina cerró los ojos, murmurando por lo bajo para que él no pudiera entender.

"Dudo mucho que ese mal nacido haya muerto como un héroe, murió oculto como la rata que siempre fue, dejando a los civiles como presas"

"La guerra ha terminado, ¿Verdad?", la aguamarina sonrió ante el aviso.

Un minuto de silencio siguió y entonces el enérgico sujeto en su idioma continuo el mensaje para que solo los civiles lo pudieran entender.

"*La ultima voluntad de nuestro líder fue que continuemos defendiendo la ciudad de toda amenaza, no importa que hasta la ultima vida se pierda. No debemos permitir que esa horda de salvajes tome la capital ni que pisoteen el orgullo de nuestras mujeres*

Ante esas palabras Michiru se quedo boquiabierta y el poco color que había a en sus mejillas termino por huir.

"¿Qué ha dicho ese hombre?"

"Desea que el combate continué y sin importar el precio que los civiles paguen"

"Hijo de perra, ni aún muerto deja de ordenar", el rubio chillo mientras dirigía sus pasos hacia el exterior para regresar al centro del infierno.

Del techo de la cancillería una bengala fue disparada, anunciando que el fuego debía seguir.


Notas de autor;

Fatima; Esperemos y cambie. Él al igual que los demás esta cegado por ese odio. Gracias a ti por seguir leyendo mis y esta sea de tu agrado.

Kaiohmaru; Así es, y no podemos juzgar su sentir.

Michelle; Para Haruka Michiru es tan culpable como los oficiales que lo despojaron de todo. Ambos son victimas de las circunstancias.

Isavellcota; En este punto de la historia ya no ha buenos o malos, ambos ejércitos han hecho cosas malas, pero así es la guerra.

Kyoky; Lo mejor que pudo haber hecho Michi es haber ido con Haruka. Haruka no es muy amable que digamos, pero al menos le ofrece cierta protección, protección que afuera no tiene. Él en cierta forma áun es bueno, aunque su coraje lo sobrepasa, cosa que en una situación así es hasta comprensible.

Por cierto, quizás la proxima semana no pueda actualizar esta historia, eso es porque tengo unos pendientes por resolver, pero al menos espero actualizar la otra que ya esta muy olvidada.