CAPÍTULO XIV
¡VICTORIA!
(Hace algunos meses. En la frontera)
Y luego de haber liberado la mayor parte de las naciones que habían caído bajo el yugo de ese hombre, todos los batallones que en el camino se habían encontrado, detuvieron su andar.
Entre la espesa capa de humo y polvo que la ultima batalla había dejado atrás, los hombres y las mujeres observaron a su alrededor, contemplando que se encontraban en la frontera de aquella nación.
Ahí y a lo largo de los caminos, yacían muertos los oficiales que en vano trataron de echarlos en retirada. Mas allá lo que fueron poderosos tanques, se reducían a chatarra.
"Por fin hemos llegado, hemos llegado a la tierra de los hombres que en nuestra contra iniciaron la guerra"
"Que tontos fuimos al no pensar que ese sujeto no traicionaría el pacto de no agresión que ente nosotros existía"
"Pronto venceremos"
"No, aún no. Aún queda mucho camino que recorrer... aún seremos testigos de tantos horrores", replico Haruka ante el recuerdo de los terribles campos de trabajo que hacía semanas descubrieron y en los que prisioneros estaban muchos de sus compañeros.
Contemplando a uno de esos demonios, Nikolai negó con la cabeza; "Fui testigo de como destruyeron la ciudad en la que vivía. Aún recuerdo a aquel niño que sobre el suelo murió, entonces decidí venir a pelear, jurando que un día esos mal nacidos me pagarían lo que nos hicieron... ese día ha llegado", inclinándose sobre el mal herido oficial, quien ahogándose en su propia sangre, con las pocas fuerzas que le quedaban aferraba sus manos al desquebrajado suelo.
"¿Qué haces?", pregunto el mal encarado Yakov al verlo arrastrárlo.
Nikolai sonrió y limpiándose el molesto sudor, contesto; "¿Qué no lo ves?". No importándole que lo observaran con desconcierto y de él llegaran a burlarse, rompió a llorar de forma abierta; "Esta es mi tierra, no la tuya. No tienes porque pisarla, no tienes porque tocarla", dijo y entonces comenzó a patearle las manos. "Esta es tu tierra", dijo colocandondolo al otro lado del camino.
"¿Hermano?", sorprendido por su actuar, Alexei no supo que más decir.
"¿Se van a quedar mirándome?, ¿No me van a ayudar a expulsarlos de nuestro hogar?", cuestiono enfadado. "Mucha de su sangre ya fue derramada en nuestros campos, que se mueran en la suyos"
"Nikolai tiene razón", Fiódor expreso y tomando a uno de los caídos, comenzó a arrastrarlo hacia el otro lado de la frontera. "Les regresamos a sus hombres", grito hacia la nada.
(Presente)
Ensordecidos a causa de la grotesca sinfonía que las baterías ante áreas creaban, los hombres que las accionaban en ellas colocaban los pesados misiles en los que previamente habían escrito burlonas dedicatorias.
Sobre volando los cielos, los y las pilotos dejaban caer sobre los escombros sus pesadas cargas mientras que palmo a palmo los batallones avanzaban.
"Falta poco, tenemos que resistir", expreso Haruka al ver como la resistencia de los civiles comenzaba a flaquear.
(Del otro lado de la ciudad)
En uno de los pocos edificios que se mantenían en pie, se llevaba a cabo una acalorada discusión.
"Mentira", Von Fritz, uno de los pocos representantes del ejército del norte, chillo y con su puño golpeo la mesa.
"¿Mentira?", Pavlov, coronel del ejercito del sur cuestiono.
"Han sido sus hombres los que han violado el pacto que habíamos firmado", el teniente Weber contesto.
"En mil novecientos veintinueve su líder y el nuestro firmo un pacto de no agresión, y fueron precisamente ustedes quienes lo rompieron, ¿Ya lo olvido?", el teniente Ivanovich señalo.
Ante su recordatorio, nervioso Weber tragó saliva
Mis soldados están aquí para terminar esta maldita guerra. Acepte que son sus hombres los que se resisten a dejar las armas. Saben que ya esta todo perdido, así que lo invitó a que llame a una rendición incondicional", el general Volkov alzo la voz.
Wagner, el general que había sido nombrado líder por su antiguo predecesor, indeciso observaba a sus subordinados, en cuyos rostros podía ver que no estaban de acuerdo en ceder ante ellos.
(En el centro de la batalla)
"Maldición", chillo la rubia Mina y entonces cayo al suelo.
"¿Estas bien?", cuestiono el hombre al que atendía.
"No, me han herido en el hombro", replicó y tomando uno de los vendajes, inútilmente trato de aplicárselo.
"No esta tan mal, después de todo es una herida de victoria", expreso su camarada, quién había sido herido en una pierna.
"Tengo que ayudarte a llegar al quirófano", tratando de arrastrarlo para que se pusiera en pie, fue presa de un terrible dolor, que era lo único a lo que no se había acostumbrado.
"Olvídate de los heridos, hermanita. He sido testigo de lo que en combate has hecho. Estas herida y sé cuanto te duele, pero contrario a mi puedes caminar... así que ayúdalos a tomar la cancillería", quitándose el pesado casco, se lo coloco a ella y luego le entrego su arma . "Tú puedes caminar, ve y hazlos pagar por haberte traído hasta este lugar. Por haberte obligado a pelear"
Mina lo escucho con atención y recordando el día en que llena de valor se hizo a acreedora a una de sus cuatro medallas, se reincorporo y uniéndose a los hombres que estaban por ingresar en el edificio, disparo hacia los anchos ventanales, desde donde el enemigo atacaba.
"¿Tienes suficientes municiones?", pregunto Dimitri para con su amada.
"Si", contesto Lita y reincorporándose, volvió a cargar su poderoso Vasia. "Vámos a unirnos al asalto"
(Reunión)
"Rindanse, por favor evite que más sangre se siga derramando", el coronel Pavlov expresó.
"Esta exponiendo a los civiles, que no tienen ningún entrenamiento militar", el teniente Ivanovich agregó.
"Esta a un minuto de terminar con este infierno", Volkov señalo una vez más. "No posponga más la agonía de su pueblo"
El general Wagner contempló a los tres mandos extranjeros y observando los documentos que habían colocado a su alcance, tomo la pluma.
Entendiendo que todo había acabado, sus subordinados negaron con la cabeza.
"Esto no es lo que Él quería, sin embargo debo proteger a mi gente", pensó.
Empapándola en la negra y brillante tinta, firmó la tan esperada capitulación.
Ante su decisión, Von Fritz y Weber torcieron los labios. Los super hombres, habían perdido.
Poniéndose de pie, Wagner hizo el saludo militar y mirando al general Volkov, de forma humilde se dirigió a él; "Entiendo el enojo de sus hombres, sé que luego de lo sucedido no tenemos derecho a pedirles nada, pero aún así me gustaría rogarles que a nuestros civiles les den un trato justo. Ellos solo seguían nuestras ordenes"
Ante su suplica, Volvok, Ivanovich y Pavlov se miraron entre si y sin decir nada, tan solo se limitaron a reír.
Sabiendo que no harían caso a su petición, el general Wagner bajo la mirada. "Que Dios se apiade de nuestras mujeres e hijos", pensó.
(Afuera)
Y aunque ya se había firmado la capitulación, ambos ejércitos seguían peleando.
La tierra se estremecía bajo el rugir de la pesada artillería. De ambos lados los hombres seguían muriendo. Hacía falta que alguien les avisara que oficialmente la guerra en ese frente, ya había concluido.
"Ahí esta la cancillería", gritaron los extranjeros mientras que en grupos y con violencia ingresaban en ella, disipando a cualquiera que intentara impedírselos.
Así que embargados por el odió y la emoción, a su paso rompían e incendiaba lo que encontraban.
"Ya ingresaron en la cancillería", expreso Haruka y aferrándose a su arma al igual que los demás corrió hacia ella, dando un par de tumbos entre los escombros. "¿Qué haces aquí?, cuestionó al ver a la rubia Mina.
"Ganar la guerra"
"Estas herida, ve con Mizuno para que pueda atenderte"
"No, comandante. Esta también es mi victoria"
"Entonces ve con cuidado", dijo observando como su desgastado uniforme se teñía con el rojo de su sangre.
"Hemos ganado la guerra, hermano", grito Alexei al ver como en hordas sus compañeros tomaban el lugar.
"Vamos, entremos", aún disparando Nikolai sonrió. "Este es nuestro máximo momento de gloria"
Ambos jóvenes, originarios del Sureste y vecinos de la cirujano Mizuno, corrieron hacia el sucio edificio, esquivando a su paso las balas que provenían desde el techo.
"Cien metros... Ochenta metros... estamos por llegar", Nikolai cansado murmuró y apenas colocaron sus pies en los primeros escalones, el pelinegro Alexei cayo sobre sus rodillas. "¿Estas bien?"
"Lo estoy... Continúa", contesto.
El chiquillo sonrió y apenas iba a reanudar la carrera, se detuvo al ver que su hermano no se reincorporo.
"¿Alexei?", grito al verlo llevarse la mano al vientre, la cual rápidamente se empapo con su negra y abundante sangre.
"Estoy bien, ve con los demás. Ayúdales a tomar la cancillería", volvió a pedir. "Me han herido, pero estoy bien", agregó.
"No... no puede ser", nervioso mascullo y entonces corrió hacia él para tomarlo en sus brazos, ignorando la algarabía de todos aquellos que a su lado pasaban.
"Ve... ve con los demás... Festeja que hemos triunfado"
"No, no voy a dejarte aquí"
Observando que su compañero había caído, Mina acudió en su auxilió.
"¡Demonios!", chillo al ver que era una herida profunda y que de poco serviría el vendaje. "Esta sangrando mucho"
"Tenemos que llevarlo con la cirujano", Nikolai trato de levantarlo.
"Tú también estas herida, hermanita", Alexei expreso al ver que ella se movía con dificultad.
Y entonces el momento que durante cuatro años habían esperando, por fin llegó.
Un grupo de hombres, sosteniendo en sus manos la bandera de su nación, irrumpió en el techo y deshaciéndose de los obstáculos que ahí encontraron, lograron colocarla en lo más alto para que desde cualquier punto todos pudieran contemplarla. Y fue ante el toque del fresco viento que triunfante comenzó a ondear.
Al verla, los hombres y mujeres provenientes de las tierras del sur gritaron emocionados, como si de embravecidas bestias se tratarán, provocando que la tibia sangre de los civiles y lo pocos oficiales que de ese ejército quedaban, se helará.
"Mírala", Alexei pidió señalando hacia el cielo. "Es nuestra bandera. Hemos ganado"
"No hables, voy que llevarte con la medico", su hermano contesto mientras que de forma inútil trataba de levantarlo.
"Déjame aquí, quiero verla", exclamo.
Fue entonces que aquella voz emergió de los altavoces. Era él, el general Volkov quien les hablaba.
"Hoy, día nueve de octubre de mil novecientos treinta y cinco con ayuda de los más valientes hombres y mujeres provenientes de Todas las Repúblicas Unidas del Sur, la mitad del mundo ha sido liberada del yugo que Wolfgang H. intento cernir sobre los pueblos del mundo... Tremlin, la capital de la injusticia, ha caído"
Habiendo concluido el mensaje, el griterío continuó, extendiéndose como si de una ola se tratara.
"Victoria"
"La victoria es nuestra"
"Hemos liberado al mundo de la opresión"
Para festejar, algunos bailaban, otros se besaban como fue, es y será su costumbre, pero la mayoría de ellos prefirió tomar sus armas y disparar al aire.
Incrédulo por lo que estaba sucediendo, Haruka se quitó la sucia pilotka. "¿Hoy... hoy es nueve de Octubre?"
"Lo logramos, comandante", dijo el tuerto Fiódor.
"Nos mantuviste con vida para llegar a este día", expreso otro y entonces lo tomaron en sus brazos para elevarlo en el aire. Él por su parte trato de sonreír ante la alegría de los demás, pero no porque fuera partícipe de ella.
"Ganamos", llorando, pero no por su triunfo, Nikolai expresó.
"Si hermano, ganamos la guerra"
"Tenemos que llevarlo al quirófano. No debemos perder más tiempo", Mina interrumpió.
"No, aquí quiero quedarme", Alexei alcanzo a decir y entonces sonrió al mismo tiempo que con la mirada fija en su bandera, se quedaba quieto.
"Alyosha... Alyosha", Nikolai lo llamo, comenzando a agitarlo para que se reincorporara. "Hermano.. háblame", pidió. Sin embargo él jamás volvería a responder, había muerto en sus brazos y en una tierra extranjera.
"Lo lamento", entristecida la rubia contemplo como la sangre del pelinegro manchaba los escalones.
"Hermano... levántate... la guerra ya termino... tenemos que volver a casa", sin importarle la alegría que embargaba a sus compañeros, gimió.
"No desperdicien las balas", uno de los tantos tenientes que ahí había, ordeno para con los oficiales de menor rango.
"No te preocupes, después de esta guerra no habrá otra", alguien le contesto, ignorando la desgarradora escena que a pocos pasos de ellos se presentaba.
"Hermano, Alyosha... levántate. La guerra ya termino... toma tu abrigo y volvamos a casa"
Embargada por la tristeza y pensando en su amado Armand, Mina abrazo al pobre chiquillo. "Lo lamento mucho"
"Mi hermano murió, Mina... me lo quitaron... no me queda nadie", sin aliento si apenas pudo expresar. "Es mi culpa, yo lo traje a este infierno"
Fue en ese momento que Haruka, la castaña Lita y Dimitri contemplaron su dolor.
"Comandante, mataron a mi hermano"
"Malditos. Este hombre sobrevivió a toda la guerra solo para que al final lo asesinaran", embargado por una mezcla que iba entre la tristeza, la ira y el dolor, gimió.
En medio de su dolor Nikolai sonrió y colocándole la sucia pilotka, beso los secos labios de su Alyosha; "Lamento haberte hecho venir a este infierno... Y aunque estoy triste, también estoy feliz porque fuiste testigo de nuestro triunfo"
Entonces el alcohol, la música y el baile para acompañar su fiesta se hizo presenté.
Presas del horror al verse vencidos y porque de labios del cojo ministro de propaganda habían conocido la brutalidad con la que sus liberadores podían llegar a actuar, los civiles y los oficiales que los comandaban se ocultaron para intentar escapar a su ira.
Por otro lado, los residentes de aquella nación recibieron el mismo mensaje, pero de labios de su líder Stanislav, el llamado hombre de acero.
Y fue ante su victoria, que todos los pueblos unidos del sur encendieron el cielo con fuegos artificiales.
(Esa noche)
Contenta porque la batalla ya había terminado, Michiru se sentó sobre la improvisada cama.
"La guerra por fin ha concluido", expreso sonriendo.
Sabiendo que el comandante querría festejar al lado de sus compañeros se quedó ahí oculta, escuchando como en la distancia ellos y ellas cantaban. Luego que de cuando en cuando los contemplaba a través de la diminuta ventana.
Sin embargo y para su sorpresa la puerta principal se abrió, dando paso al hermoso rubio.
Comprobando que se encontraba solo, salio a su encuentro.
"¿Esta bien?", cuestiono la mujer al verlo cubierto de polvo y sangre.
"Lo estoy", contesto lejos de estar feliz por haber vencido.
"Esa es una muy buena noticia", añadió dibujando una corta sonrisa en sus labios.
"No del todo", expreso con voz baja. Sus ojos amenazaban con dejar escapar abundantes lagrimas.
"Después de esta noche no volverá a haber más guerras"
"No lo creas así, siempre habrá quien inicie una y quien desee pelearla... yo ya no quiero hacerlo", dijo y entonces de su abrigo sacó una botella, la cual se llevo a los labios.
Ante esa imagen la aguamarina titubeo y es que ¿De qué sería capaz estando alcoholizado?, ¿La haría partícipe de su festejó?, ¿Por fin la sometería a la más grande humillación?
Haruka se puso de pie, fijando su mirada en ella. Ella no pudo moverse, más contrario a lo que la joven había pensado, él se cubrió el rostro y entonces rompió a llorar, a llorar como hacía ya mucho tiempo no lo hacía.
"¿Comandante?"
"La guerra término... término cuatro años tarde", gimió al ver que hacía exactamente nueve años, su hijo había nacido.
Ante la escena que él le ofreció, la aguamarina no pudo decir nada.
"Cuatro años tarde. Malditos sean... malditos sean todos ustedes", gemía una y otra vez.
Afligida ella lo contemplo, "¿Qué lleva a un hombre como él a llorar como un niño?... ¿Qué dolor aflige su alma?" en silencio se cuestiono.
Viendo que él en especial no era un hombre malo ni un monstruo como el ministro de propaganda decía y eran todos ellos, más allá de lo que él estuvo obligado a hacer, el uniforme y la dureza de sus modos, pudo observar que eran tan humano como ella.
Así que acercándose a él, intento abrazarlo. Él por su parte se liberó de su agarre; "No me toques... esto es tú culpa", chillo y con violencia la empujo hacia el suelo.
Ella lejos de obedecer, camino hacia él cuando lo vio derrumbarse. Envolviéndolo en un abrazo, en silenció se preguntó; "¿Qué es lo que lastima a este hombre?"
Ante su gesto con fuerza él se aferró a ella, apoyando la rubia cabeza en su pecho mientras que su llanto se hacía mas profundo...
Notas de autor;
Dato curioso, los oficiales de ese ejercito de forma cariñosa llamaban "Sestrenka" (Heramanita) a las enfermeras que los atendían. Ese ejercito fue el que mas se apoyo en la mujeres.
Isavellcota; Tengo entendido que luego de la segunda guerra mundial en esos países (en los que estas pensando) hubo una guerra. No tengo mucho contexto al respecto. Ya luego hablaremos un poco más sobre los paises y hechos históricos en los que me he inspirado.
Michelle; De cierta forma todos son responsables de lo que ese hombre hizo. La mayoría apoyo sus ideales y aun hoy en día hay quienes están de acuerdo con ellas. Todos ellos vieron las red flags y aun así lo idolatraron.
Kaiohmaru; Michiru al igual que mucha gente en ese entonces, no estuvo de acuerdo con sus ideales, sin embargo para ellos todos son culpables. Nosotros no hemos pasado por una guerra, pero imagina como te sentirías en una situación así.
Kyoky; Exactamente, unos con otros se apoyan en un intento por hacer más llevadera esa vida. Un ejemplo de ello es Kirill, que es un personaje secundaria y de poca relevancia, él tiene familia, pero por alguna razón esta al lado de Amy. Haruka no del todo es malo y la prueba de ello es que ha mantenido oculta a nuestra Michi, ella tiene razón en temerle, recuerda que Yakov no fue nada amable con ella.
