CAPÍTULO XVII
¿AMAR EN GUERRA?
Y de nueva cuenta la oscuridad comenzó a hacerse presente con todo lo que ello implicaba.
Las calles, sumidas en las sombras y levemente iluminadas por las fogatas y los aún humeantes restos de lo que había sido una hermosa ciudad, daba a todo un aspecto apocalíptico.
De pie y contemplando el polvo y la piedra que quedaba de lo que hasta hacía unos días había sido el hogar de la aguamarina, Haruka pensaba en cuanto ella también había perdido. Y es que no solo se trataba de lo material.
"Comandante que bueno que lo encuentro", expreso un oficial de menor rango.
"¿Ocurre algo?"
"Nada de que preocuparse. Desde nuestra capital acabó de recibir este mensaje" expreso entregándole el informe
Haruka lo tomo y dándole una rápida lectura, sonrió
"Magnificas noticias, ¿no?"
"Por supuesto que si. Gracias", replico y guardándolo en el bolsillo de su camisa, dirigió sus pasos hacia el lugar que habitaba, ignorando las injusticias que a su paso acontecían...
Y apenas ingreso en el recibidor sobre un mueble dejo la lampara, se quito el gorro y se desabrocho la camisa.
"Ya llegue, mujer. Quiero que cocines ese arroz", elevando el tono de su voz para que ella lo escuchará, dirigió sus pasos al segundo piso para asearse.
En silencio ella agradeció que estuviera en casa y tomando un poco de las provisiones y un par de velas, comenzó con la preparación de la modesta cena.
Luego de unos minutos él regreso he ingresando en la cocina, sobre la mesa coloco un paquete y un par de velas más.
"Te traje unos diarios para que los leas, aunque dudo mucho que puedas entender algo de lo que dicen, pero considero que al menos podrás pasar el tiempo", indiferente expreso.
"Gracias, comandante"
Haruka no dijo nada, tan solo se limito a tomar uno de los diarios para darle una rápida lectura.
Michiru al verlo tan concentrado en el cuestiono; "Comandante, ¿Podría decirme que informan?"
"Hablan sobre nuestra victoria y su rendición. También sobre las ultimas noticias de la guerra que en estos momentos se esta peleando en el frente Occidental"
"¿Cuando es que terminara?"
"Dentro de poco, o al menos eso pienso yo. El emperador es orgulloso y se niega a rendirse", replicó.
"Es tan injusto para los habitantes de su nación", preocupada ella contesto.
"Lo es"
El delicioso aroma de los alimentos comenzó a apoderarse del lugar, haciendo que él dejara a un lado la lectura para centrar toda su atención en lo que a fugo lento se cocinaba. Esa actitud no es de extrañar, había pasado tanto tiempo desde la ultima vez que comió un buen plato de arroz frito, que ese aroma a hogar lo hizo relajar sus tensos miembros y sus duras facciones.
Fue de esa forma que impaciente espero a que todo terminara de cocinarse...
Media hora más tarde ambos sentados a la mesa y al igual que la noche en que sus caminos se cruzaron, tan solo el chocar de los cubiertos se dejaba escuchar. Sin embargo no paso mucho tiempo sin que ese silencio comenzara a incomodarlos, sobre todo a Michiru, quien deseaba preguntar tantas cosas.
"Recibí un telegrama. En los próximos días comenzaran a llegar más de nuestros soldados", fue él primero en hablar para aligerar la tensión.
"¿Más?", titubeante y comprendiendo que eso significaba más violencia y hambre, ella expreso.
"Así es. Son muchos de los batallones que se quedaron atrás"
"Entiendo"
"Ahora nos ocupamos de darle sepultura a nuestros compañeros caídos, además de arrestar a los oficiales que quedan para que no puedan incitar una rebelión. Los zapadores se están encargando de restablecer todas las comunicaciones y los servicios", dijo sabiendo que una de las órdenes dadas por H. había sido que se destruyeran carreteras y puentes así como los suministros gas, agua y luz con el fin de que el ejército del Sur no aprovechará esos valiosos recursos.
"Eso me alegra mucho", Michiru expreso.
Él rubio se quedó pensando un momento, como meditando lo que había visto. Sabiendo que no podría ocultárselo durante mucho tiempo, finalmente hablo; "Está tarde pase por lo que fue tu hogar"
Ante esas simples palabras ella se emociono; "Dígame, ¿Sigue en pie?"
"No, no queda nada. Muy probablemente se derrumbo durante el ultimo bombardeo"
Entristecida bajo la mirada.
"La reconstrucción de la ciudad se llevara a cabo dentro de poco, incluido tu hogar. Para ello los civiles serás llamados y es que después de todo tienen que limpiar su propio desastre"
Por un instante ella deseo poder salir para ver lo que quedaba de su casa, sin embargo ante el peligro que rondaba las calles, pronto se deshizo de esa idea.
"Algo podre hacer para que tu hogar sea de los primeros y cuanto antes puedas regresar, aunque faltara mucho para que recuperes tu antigua vida"
"Gracias, comandante"
En ese punto él se quedo en silencio hasta que luego de unos minutos reanudo la conversación; "Háblame de ti, háblame sobre tu familia", pidió deseando escucharla.
"Mi padre era profesor de universidad, mi hermano como le dije, trabajaba en el banco hasta que decidió unirse a la guardia personal del canciller. Cosa que mi padre no aprobaba"
"¿No aprobada su nueva profesión?"
"Él no aprobaba nada de lo que tuviera que ver con H. Sin embargo nada podíamos hacer. No era algo que libremente pudiéramos admitir"
"¿Había más personas como ustedes?"
Ella asintió; "Estoy segura que si, pero me es imposible señalarlos. Era imposible saber quien no simpatizaba con sus ideales. Muchos de nuestros vecinos fueron perseguidos y puestos en prisión por los servicios de inteligencia. Había espías infiltrados en todos lados"
Haruka asintió un poco, y es que en su tierra hacía varios años algo similar sucedió. "Me has hablado de tu padre y tu hermano, pero ¿Qué hay de tu madre?"
"La primera esposa de mi padre murió cuando Gunther, mi hermano, era muy niño, luego conoció a mi madre y se desposo con ella, quien también era profesora"
"¿Dónde esta ahora?", fue la pregunta que siguió.
"Murió cuando yo era adolescente", entristecida murmuro.
"Ya veo, enseñar es parte de tu familia. Mis padres murieron hace algunos años. Ellos al igual que yo y que mis abuelos, eran granjeros", expreso recordado los campos que rodeaban su hogar. "Si este infierno no se hubiera desatado, yo estaría al lado de mi esposa y mi hijo, trabajando en mis cultivos", murmuró.
"Aunque usted le cueste creerlo, muchos de nosotros repudiamos esta maldita guerra"
"El error que nosotros cometimos fue haber confiado en tu líder. Se supone y él firmo un pacto de no agresión con sus vecinos del centro del continente, luego busco la ayuda de nuestro líder para poder declararles la guerra, firmando con él un pacto en el que estipulaba no agredirnos... luego falto a su palabra y se volvió contra nosotros. Ahí estuvieron la señales de lo que se avecinaba y sin embargo decidimos ignorarlas"
Había tanto que ella quería saber sobre el ejercito del Sur que luego de meditarlo, sus labios se abrieron; "Comandante, ¿Puedo hacerle una pregunta?"
"Ya estas preguntando, así que habla", riendo un poco replico.
"El ministro de propaganda nos dijo que en su ejercito había mujeres peleando... vimos sus fotos en los diarios y la noche que usted me salvo las vi en las calles, pero ¿Qué las llevo a pelear una guerra que es de hombres?"
Él se quedo pensativo, luego contesto; "Muchas de ellas perdieron a sus familias, vieron sus hogares arder, así que decidieron venir porque no tenían a donde ir. Otras lo hicieron por nacionalismo, pero hay que reconocer que algunas lo hicieron por amor", expreso recordando a la cirujano Mizuno y a la rubia Mina.
"¿Amor?, ¿Se puede amar en medio de la guerra?"
"No lo sé", contesto encogiéndose de hombros, después de todo estando en ella se había olvidado de sentir. "Hay muchas clases de amor, un ejemplo de ello es la sargento Masha. Durante el asedio a nuestra capital, su esposo fue asesinado y ella se unió a los hombres para vengarlo. La teniente Mizuno, cirujano de nuestro batallón, vino con su esposo, quien también era medico. La sargento Mina vino porque su prometido desapareció en el frente, ahora busca reencontrarse con él. El hermano de la teniente Makoto, mi mejor francotiradora, fue asesinado frente a ella. Ella juro ante su cadáver llegar a la tierra de su verdugo. El padre y los hermanos de la teniente Olya también pelearon en la capital, ella decidió ayudar a ganar la guerra"
Ante esas palabras ella se quedo en silencio, y es que debía reconocer que eran mucho más valientes de lo que ella podría llegar a ser.
"Muchas de ellas al igual que los hombres fueron llamadas a filas, pero puedo asegurar que la mayoría vino por amor a su patria, porque verla pisoteada y mancillas por unos extranjeros les era intolerable"
"El ministro de propaganda decía que ellas eran monstruos por comportarse cómo hombres", expreso recordando a la rubia enfermera.
"¿Y tú lo crees así?", pregunto fijando su mirada en la de ella.
"No, hay que ser muy fuerte como para tomar esa decisión"
"¿Y tú?, ¿Habrías hecho como ellas y por amor te habrías unido a los hombres?"
Ella no supo que responder, y es que había recordado a todas aquellas mujeres que en el andén vio despedirse de sus amados, pensando que ella era muy afortunada al no encontrarse en esa dolorosa posición.
Fue así que luego de un largo silencio por fin reanudo la conversación; "El ministro de propaganda decía que las mujeres no debían servir en el ejercito. Él decía que nuestro lugar era estar en casa, ser buenas esposas y servir al estado dándole cuatro hijos a la nación... aunque muchas fueron reclutadas como enfermeras, empleadas de correo, o en los centros de trabajo"
"¿Alguno de esos oficios te intereso?"
Ella negó con la cabeza; "Yo no iba a ayudar a ese hombre a alcanzar sus ambiciones"
"Muchos altos mandos se rehúsan a reconocer el trabajo de nuestras mujeres, quienes cuidaron de nosotros durante los momentos más difíciles, siendo que sobrevivimos gracias a ellas", expreso recordado las veces que herido ellas los sacaron de entre las lineas y se ocuparon de él. "Si hoy estamos aquí es porque nuestras mujeres lo hicieron posible... tuvieron que pasar por tanto para ganarse el respeto de sus compañeros. Porque aunque no lo creas, incluso ellas son vistas como objetos", dijo recordando algunos incidentes, sobre todo uno en especial y en el cual se vio involucrada la rubia enfermera.
"Comandante, ¿Usted cree que merecemos lo que ahora esta pasando?, ¿Cree que debemos pasar por tanta violencia para lavar nuestras culpas?"
Él se encogido de hombros; "Soy un hombre, mi pensamiento y mis sentimientos me pertenecen solo a mi, así que no puedo responder por los demás. Sé que tú no atacaste la ciudad en la que vivía, pero para mí eres tan culpable como el hombre que lo ordeno"
"Los hombre los hirieron, pero son sus esposas, sus hijas y sus madres quienes están sufriendo por sus actos", ella murmuró casi en silencio, pensando que ante los ojos del rubio y los demás, de una forma cruel ella estaba forzada a pagar por lo que su hermano les hizo.
"Así así ha sido siempre. No lo justifico, pero difícilmente ese hecho llegara a cambiar. Las mujeres y los niños son quienes más sufren", expreso y luego del bolsillo de su camisa saco un paquete de tabaco, el cual coloco a su alcance.
Ella por su parte fue gentil al rechazarlo.
"Mi camisa esta rota y deseo seguir conversando", secamente señalo y poniéndose de pie tomo los diarios para continuar la lectura.
Ella tomo los sucios platos y meditando lo conversado, dirigió sus pasos hacia la cocina.
A prudente distancia Haruka se quedó de pie, dándole un rápido vistazo a las páginas y luego, luego observo a la joven, recorriendo con la mirada su menuda figura.
Y es que podría negarlo mil veces, pero eso no cambiaba su sentir. Ella aun siendo su enemiga de alguna forma lo hacía sentir en casa.
Haciendo a un lado esos tontos sentimentalismos camino hacia el recibidor para asegurar la puerta y sentarse a leer. Y apenas lo hizo, ella se le unió, sentándose frente a él para remendar la camisa.
Haruka, pretendiendo leer, volvió a posar la mirada en ella, deseando recorrerla no solo con las manos.
"Es bonita, esta limpia y nada te lo impide", pensó dejando a un lado lo que hacía.
Ella por su parte se percató de su silencioso actuar.
Contemplándola a detalle el rubio avanzo hacía ella y sonriendo, a pocos centímetros de su rostro y con la respiración entre cortada exclamo; "Me gustas y mucho"
Entendiendo que había llegado ese inevitable momento, ella ya ni siquiera se inmutó.
De las manos el rubio le quitó lo que hacía y luego se sentó a su lado, fijando su mirar en el de ella.
La joven sin decir nada asintió.
Ante esa silenciosa aprobación la beso y acto seguido la empujó debajo de él mientras que con rapidez trataba de desnudarla. Y es que ya no habría nada que le impidiera tomarla.
¿Qué si ella tenía miedo?, lo tenía, pero ya no como antes. Saber que muy dentro de él no era ese hombre frió que aparentaba ser, le dio confianza.
No encontrando ninguna objeción de su parte, el rubio se desabrochó el pantalón y apenas se echo sobre ella, la joven siseo. "Por favor, aquí no", pidió ante lo incomodo que el lugar le resulto.
Haruka asintió; "Esta bien, vamos a donde tú quieras", dijo tomando la lampara.
Dirigiendo sus pasos hacia la planta superior he ingresando en la habitación que a la joven le había asignado como suya, detrás de ellos cerró y aseguro la puerta.
Ella se quedo quieta, él volvió a besarla mientras trataba de despojarla del vestido.
No sabiendo de que forma actuar, por un breve instante ella correspondió a sus besos. Él comenzó a empujarla en dirección al lecho y una vez que cayeron sobre el, se deshizo de la camisa.
En ese momento la aguamarina contempló las cicatrizadas heridas de su pecho; "¡Dios mío!" pensó, más no porque la asustaran, sino al imaginar cuantas veces ese hombre estuvo tan cerca de la muerte.
Fue así que sin decir nada titubeante lo atrajo hacia ella para que volviera a besarla, para que en sus brazos encontrara un poco del consuelo que buscaba.
Pero ¿Michiru lo deseaba?, ¿Se estaba sometiendo a su voluntad porque era parte del trato?. ¿No volvió a oponerse porque estaba aceptando lavar su culpa de esa forma?,¿O es qué acaso quería entregarse a él porqué había algo más?.
Sin poder discernirlo la aguamarina hizo a un lado esas preguntas para concentrarse en lo que estaba a punto de suceder. Evitando con ello pensar que después de todo para él ese acto tan solo representaba un intercambio.
Lejos de imaginar lo que ella estaba pensando y deseando hacerla suya, Haruka la libero de sus prendas y contemplando su semidesnudes, por un momento concluyó que se encontraba ante una divina alucinacion.
No, todo era muy real. Así que liberándola de sus interiores, con los labios y la manos comenzó a recorrer su cuerpo, provocando que la respiración de la mujer se volviera pesada.
"Que bien huele", pensó al besar su cuello.
"¡Dioses!, con fuerza Michiru se aferró a la sabana cuando él beso sus desnudos senos, trazando así un camino hacia su encendida intimidad. "¡Ah!"
No pidiendo esperar un segundo más, Haruka se reincorporó y se deshizo de lo que restaba de su ropa.
Y fue ante la imagen que el comandante le reveló, que nerviosa la aguamarina se ruborizó y desvío la mirada.
Con violencia Haruka la atrajo hacia él y apenas se apoyo en su intimidad para comenzar a poseerla, ella se estremeció y se quejo con molestia.
"¿Eh?", imaginando que era lo que pasaba se detuvo de golpe, contemplando la forma en que ella se sacudía.
Michiru en silencio y sin moverse, lo dejaría continuar.
Haruka tampoco dijo nada. Sonriendo volvió a inclinarse sobre ella para besarla mientras que con las manos la recorría de forma lena.
Michiru lo miró a lo ojos, deseando envolverlo entre sus brazos.
El rubio, confiando en las expresiones de su rostro volvió a apoyarse en ella y haciendo un poco de fuerza, comenzó a penetrarla.
"Ahhh", él se quejo.
Ante su intrusa he incómoda presencia Michiru se mordió los labios. Si, dolía, pero no podía negar que poco a poco iba disfrutando de ese lento vaivén. Echándole los brazos al cuello deseo poder volver a besarlo.
Él, adivinando en su mirada que era lo que silencio pedía, unió sus labios, ahogando en ellos las quejas de ambos.
Ninguno de los dos hablaba, pero bastaba el sonido de sus respiraciones para hacerle saber el uno al otro que todo estaba y estaría bien.
Ella se aferraba a él, gimiendo en su oído.
Pero, ¿Qué pensaría Gunther si supiera que su hermana, la mujer que amaba, estaba disfrutando en brazos de su enemigo?, lo más seguro es que no se lo tomaría nada bien. Sin embargo eso no importa.
Para Haruka había pasado tanto tiempo desde su última vez, que en ese momento deseo embestirla con fuerza, sin embargo desistió cuando sin control ella se estremeció.
Ante la palpitante sensación que lo envolvió se detuvo y reincorporandose un poco, la contemplo a detalle.
Agitada, ruborizada y con los ojos cerrados Michiru se sujetaba a la sabana. Si, deseaba expresar de forma abierta lo que le había hecho sentir y sin embargo por pena prefirió callarse, aunque no por mucho tiempo porque él reanudó el acto.
"¡Dioses!", ella gimió mientras volvía a echarle los brazos al cuello.
Haruka beso sus senos una vez más y sujetándola por las caderas acelero sus movimientos.
Sin ya poder contenerse la mujer se quejo de forma abierta, cubriéndose los labios para que nadie más la escuchara. Luego volvió a entregarse a esa palpitante sensación.
El rubio gimió y empujándose con fuerza, también termino.
Agitada Michiru entrelazó sus dedos en ese rubio cabello, esperando a que fuera él quien hablara, cosa que no sucedió.
Sin moverse, Haruka se quedó sobre ella y con la cabeza apoyada en sus senos. Disfrutando de su calor y del aroma de su piel...
Notas de autor;
¿Qué creen que paso aquí?.
¿Haruka lo hizo para tomar su parte del trato?, ¿Lo hizo porque quiso y puede?, ¿Por qué ella es su enemiga y tiene que pagar? o ¿Por qué hay algo más que se niega a aceptar?, ¿Todo junto?.
¿Michiru ya no se opuso porque se siente culpable?, ¿Por qué fue parte del trato?, o ¿Por qué hay algo más que no quiere aceptar?. ¿Todo junto?
Resulta confuso, recordemos que desde hace varios capítulos Haruka andaba en eso y nada más no había podido. ¿Se estará aprovechado de su posición?.
Isavellcota; Ambos tienen que trabajar mucho en esa relación que mantienen, aunque se trate de "negocio" que hicieron. Michiru se preocupa por él aunque Haruka piensa que es por pura conveniencia. Él se preocupa por ella, aunque no lo admite de forma abierta y sigue recalcando que ella es culpable.
Michelle; Ese señor con su decisión en lugar de quedar como un héroe quedo como un cobarde. Tuvieron mucha suerte al encontrar esos alimentos, es como un tesoro.
Kaiohmaru; Exacto, Michiru se salvo de muchos horrores y aunque Haruka la utiliza, al menos esta a "salvo". No se justifica el proceder de nuestro protagonista, pero hay que reconocer que es paciente y la mayoría de las veces no actúa por impulso.
Kyoky; Así es, Haruka por orgulloso no admitirá que se preocupa por ella y Michiru piensa que él solo la ve como responsable. Están huyendo de ellos mismos. Queda ver como es que seguirá esa "relación".
