CAPÍTULO XVIII
SILENCIO
Como es natural, el transcurrir de las horas trajo consigo la claridad de la mañana, colando los primeros rayos del sol a través de las ventanas. De esa forma y por primera vez en mucho tiempo, ante el cese del fuego y el retumbar de la pesada artillería los pajarillos abandonaron sus escondites, inundando con su vuelo los cielos y dejando que a lo largo de la ciudad se escuchara su melodía.
Ante la luz del sol y la presencia de las aves Michiru despertó. Confundida y no reconociendo los muros que la rodeaban, de golpe se sentó sobre la cama y al instante la sabana que cubría su desnudes resbalo, dejando en libertad sus senos.
"No, no lo he soñado", murmuro al recordar lo que hacía unas horas aconteció. "Pensé que el seguiría aquí", agrego contemplado a su lado el lugar vació. "¿Habrá salido?"
Abandonando la cama para investigarlo camino hacia la ventana y levantando un poco la sucia cortina, contemplo que sobre las aceras ellos y ellas se entregaban al descanso mientras que aprovechando su estado, algunos civiles caminaban esperando no despertarlos.
Ignorando donde el comandante pudiera estar, dirigió sus pasos hacia el otro lado de la habitación para tomar una ducha...
Fue así que terminando con su aseo y concluyendo que muy seguramente él estaría en la ciudad, comenzó a recorrer la casa a fin de conocerla. Más fue al ver a través de la ventana del recibidor, que pudo contemplar al rubio hombre.
Haruka ahí y de pie ante lo que hacía no mucho había sido un precioso jardín, observaba el hermoso amanecer, sintiendo en sus pálidas mejillas como el fresco viento del otoño lo golpeaba.
"Hacía ya tanto que no escuchaba el cantar de los pajarillos", él pensó y luego se volvió un poco para contemplar la hermosa rosa que hacía varios años en uno de sus cascos sembró, sin embargo pronto su atención se desvió al ver a la aguamarina.
"Buenos días", ruboriza ella lo saludo desde dentro.
Él tan solo asintió y luego dirigió la mirada hacia el cielo...
"El desayuno ya está servido", expreso ella luego de unos minutos.
Sin decir nada ambos se sentaron a la mesa y mientras comían, en el mismo silencio de antes él la observaba, ella por su parte y aún avergonzada permanecía con la mirada baja.
(Ene el centro e la ciudad)
"De día duermen, pero de noche son como demonios", la cirujano Mizuno, habiendo sido testigo de su actuar y viéndolos entregados al descanso, expreso.
"Y no los culpo", pensando en su hermano y en lo que a través de cuatro años había atestiguado, contesto el rubio Nikolai.
"La guerra para todos nosotros ya termino, ¿Cuando vas a regresar a tu hogar?", la siempre hermosa Mina pregunto.
"Yo ya no tengo hogar. No me queda nada", huraño el chiquillo replico y viendo a un civil que caminaba por la acera de enfrente, se acerco él y luego lo golpeo en el rostro. "Ustedes mataron a mi hermano... deben pagar"
Ante su actuar Kirill corrió hacia él, deteniendo el ataque. "La guerra ya termino, este hombre esta desarmado"
"¿Y que haya terminado de qué nos sirve?, a ti no te va a devolver el tiempo que perdiste fuera de casa, a mi no me va a devolver a mi hermano,. ¿Ya olvidaste como torturaron a nuestros compañeros que cayeron como prisioneros?. ¿Ya olvidaste lo que hicieron en nuestras ciudades... los niños... las mujeres", furioso cuestiono.
"No lo he olvidado", replico el hombre.
"Lo que les pasa tan solo es una pequeña muestra de lo que nuestra gente tuvo que soportar", agrego tratando de escapar de sus brazos para volver a golpearlo.
En ese punto y para interrumpir la pelea, en la cercana distancia se escucho como se aproximaba un pesado camión, atrayendo con el sonido del claxon la atención de ese pequeño comando.
"Vengan todos", el conductor, que no era otro mas que el tuerto Fíodor, los llamo con insistencia.
"¿Qué transportas ahí?", cuestiono la castaña Lita al mismo tiempo que lo señalaba.
"Ven, ya déjalo y mejor veamos que tiene el viejo para nosotros", Kirill lo libero, Nikolai tan solo asintió y al igual que sus compañeros, camino hacia donde el regordete sujeto se estacionó.
"Y ese camión, ¿De dónde lo sacaste?", pregunto el rubio comandante, quien acababa de llegar.
"Me lo acaban de entregar... vengan a ver", pidió descendido y caminando hacia la parte trasera, levanto la carpa que lo cubría para revelar lo que llevaba.
"¿Es el correo?", cuestiono la rubia enfermera esperando recibir buenas o malas noticias sobre su amado Armand.
"Lo siento, cariño. Pero por favor hagan el intento", emocionado él contesto.
"Espero y sean insumos, profilácticos y medicamentos... se viene una epidemia", contesto la cirujano, recordando la ultima que entre sus compañeros atendió.
"No puedo creerlo. Ganaron la guerra y sin embargo ante un simple misterio se rinden y sin hacer el mínimo intento por averiguarlo", cruzándose de brazos, el hombre casi se da por vencido.
"Puedo imaginarlo... ¿Saben?, el día de ayer recibí un telegrama proveniente desde nuestra capital. Dentro de dos días muchos de nosotros seremos ascendidos", Haruka señalo.
"¿Eso me incluye a mi?", cuestiono el impulsivo Nikolai.
"Ganaste la guerra, recibirás tus honores como el héroe que eres"
"Nuestro comandante tiene razón y para celebrarlo nos ha llegado esto", el tuerto Fiódor subió al camión y abriendo una de las cajas, tomó una de las limpias camisas que contenía.
"¿Son uniformes nuevos?", emocionada cuestiono la cirujano Mizuno, a quien le había resultado imposible desmanchar el suyo.
"Mejor que eso, cariño. Mujeres, hagan una fila y díganle adiós a los uniformes masculinos. Les han enviado faldas y botas de su talla", dijo y tomando una de las prendas, se las mostró.
En efecto, eran faldas militares, pero al final de cuentas faldas.
"¿Son reales?", emocionada cuestionó Masha.
"Por supuesto que si, ven y mira", el hombre señalo.
Olya se acercó y observando lo que contenía una de las cajas, se emociono aún más; "Muchachas, nos han enviado ropa interior, ropa interior femenina... no esos trapos feos"
Ante sus palabras las jóvenes mujeres que conformaban ese batallón sonrieron y formaron un tumulto al rededor del regordete soldado. Y es que luego de cuatro largos años por fin podrían deshacerse de las toscas ropas masculinas que durante todo ese tiempo las acompañaron.
Resulta increíble pensar como las cosas más simples y cotidianas pueden llegar a emocionar a quien ha pasado por tanto.
"¿No hay nada para nosotros?", cuestiono Kirill echando un rápido vistazo dentro del camión.
"Por supuesto que si, también les llegaron uniformes nuevos. Así que vayan y tiren esos malditos trapos. A las mujeres no les gustara verlos tan sucios", dijo señalando los desgastados uniformes que los vestían.
Lita tomo sus limpias prendas y observándolas a detalle, sonrió satisfecha.
"No piensas cambiarte", cuestiono Dimitri, su prometido, quién ya se habían deshecho de la rota camisa que llevaba.
"Iba a hacerlo, pero prefiero esperar"
"Esperar ¿A qué?"
"Al día de nuestra boda", dijo. Y es que no casaron el día de su triunfo tal y como lo habían previsto, sino que ante la muerte de Alexei, su amigo, decidieron posponerlo.
Ante sus palabras él asintió volviendo doblar sus camisas; "Tienes razón, yo también guardare mis uniformes para ese día. Es más, deberíamos casarnos el día que nos asciendan"
"Trato hecho. Que sea a pie de la cancillería"
Haruka al igual que los demás tomo lo que le correspondía; "Se adelantó navidad"
"Así parece., pero ¿Por qué no les dijiste que en los próximos días llegarán más de nuestros compañeros?", en voz baja pregunto Fiódor.
El rubio observo a la rubia Mina, luego respondió con el mismo tono para que ella en especial no lo escuchara; "Porque desde hace dos años ella espera noticias de su prometido, no quiero ser yo quien la ilusione. Así que es mejor si ella sola se da cuenta de su llegada, o de su ausencia"
"Tienes razón, comandante, pero... ¿Qué hay de ti?"
"¿De mi?", no entendiendo cuestiono.
"Si, hombre. Hoy tienes color en las mejillas y sonríes mucho, cosa que ayer no hacías tanto"
"No... no es nada", sonrojado expreso al pensar que quizás se debía a que estaba comiendo mejor, aunque también podría deberse a la buena compañía que en casa tenía.
"Si tú lo dices entonces no me queda de otra más que creerte", juguetón el otro replico al imaginarlo. "Hagan otra fila", con un grito ordeno al resto.
"¿Hay más para nosotros?", fue la pregunta obligada.
"Por supuesto, les voy a entregar un poco de carne de caballo. Muchos murieron durante la ultima batalla y es alimento que no podemos desperdiciar"
Así pues poco a poco una nueva tarde comenzó a caer...
(En el refugio)
Ahí y oculta a la espera de que él regresara para poder salir del incomodo sótano, la aguamarina se paro sobre la improvisada cama para observar a través de la diminuta ventana, que era la única disponible en ese sitio.
Afuera todo seguía igual. Los soldados reían, cantaban y bebían mientras que los civiles permanecía en sus escondites.
Evitando seguir pensando en su brutalidad volvió a sentarse y tomando uno de los diarios que el comandante la noche anterior le llevo, trato de leerlos, sin embargo no pudo hacerlo. Y es que estaban escritos en el idioma del rubio.
"Me gustaría mucho poder hablar como él, sin embargo no es necesario porque él si me entiende, ¿Habrá aprendido en la escuela?", murmuro observando las heroicas fotografías que engalanaban la primera plana.
Recostándose sobre la improvisada cama, en su memoria volvió a evocar lo sucedido la noche pasada. Y es que debía reconocer que contrario a lo que en un principio ella pensó de él, él en ningún momento fue tosco o violento, haciendo del encuentro algo muy agradable.
"Aún me duele", se quejo no tomándole mucha importancia. "¿En qué momento se fue de mi lado?, ¿Por que anoche no dijo nada?, ¿Por qué esta mañana él seguía en silencio?... ¿No le habré gustado?", preocupada continuo torturándose con preguntas hasta que de pronto escucho como la puerta principal se abría con violencia, luego el retumbar de varios pares de botas se dejo escuchar por los pasillos, otro más por las escaleras del segundo piso.
No reconociendo los pesados pasos del rubio se puso de pie y observando a través de una rendija de la puerta, descubrió que dos de esos oficiales con rifle en mano habían logrado ingresar.
"Busca en los gabinetes. Debe haber algo", uno de ellos dijo para con su compañero.
"Eso hago"
"Arriba no hay nada", expreso un tercero.
Los tres sujetos comenzaron a revolver los cajones, hasta que uno de ellos emocionado sonrío; "Mira lo que encontré", dijo mostrandoles los pocos víveres que la aguamarina había dejado en uno de los estantes.
Ante su presencia, embargada por el horror la mujer se alejo de la puerta.
"No... no puede ser", cubriéndose los labios para que su agitada respiración no la delatara, murmuró.
"Ya vamonos, aquí ya no hay nada", dijo el más bajo.
En medio de su nerviosismo y temiendo ser descubierta, sin que fuera su intención la mujer tiro una lata, atrayendo con su sonido la atención de los tres sujetos.
"No... no hagan ruido... aquí hay alguien", expreso el más joven y preparando su rifle, comenzó a despaldarse muy cerca del sótano.
"Si es lo que pienso no vayas a dispararle, sería un terrible desperdicio", el más alto burlón suplico.
Siendo presa de las más hórridos pensamientos, Michiru tomo la barra de metal para hacerles frente. Y es que desde su punto de vista era mejor pelear y morir en el instante antes que ser cautiva.
"Mira, aquí hay una puerta", sonriendo señalo el chiquillo.
"No hay nada"
"La hay, esta muy bien oculta", respondió y luego con fuerza comenzó a patearla.
"Es verdad... no te ocultes, ven con nosotros", el otro dijo y luego también comenzó a forzarla.
"Encontramos tu comida, ¿No quieres recuperarla?"
"No vamos a lastimarte. Seremos buenos contigo"
Los tres dijeron en el idioma de la joven para que quien se ocultara, pudiera entender.
"Que conste que yo encontré el escondite. Lo que hay detrás es mío"
"Entonces no compartiré contigo de mis víveres"
"Cállense y continúen", dijo el otro ante lo que considero una absurda discusión.
Ante los violentos golpes y las burlonas palabras la puerta por fin cedió, permitiendoles el paso...
Contento por haber recibido uniformes nuevos y porque para ella llevaba unas blancas prendas además de carne, sin que preocupación alguna lo atosigara Haruka regresaba al refugio.
"Tendremos una buena cena", dijo emocionado ante su valioso paquete.
Sin embargo esa mueca pronto se desdibujo al contemplar en la distancia que la puerta de la casa que ocupaba estaba abierta de par en par.
"¿Qué ha pasado?", se cuestiono y entonces corrió en su dirección.
Y apenas ingreso soltó lo que llevaba y tomando su rifle, con horror contemplo las ensangrentadas huellas que sobre el suelo habían dejado aquellas botas.
"¿Qué... qué ocurrió?", revisando cada una de las habitaciones para comprobar que no hubiera nadie, se encontró con que habían sido totalmente revueltas.
Nervioso regreso al primer piso, donde observo que la casi desapercibida puerta del sótano había sido destrozada. Descubriendo que desde ese lugar provenían las ensangrentadas huellas, los peores pensamientos se hicieron presentes.
"Michiru", gimió al pensarla herida, sin embargo apenas ingreso se encontró ante la ausencia de la mujer y la presencia de esas manchas sobre las sucias sabanas. El poco color que había en sus mejillas termino por huir de él, siendo asaltado por un terrible escalofrío y un mareo que amenazo con derribarlo. "Se... se la han llevado. ¿Dónde estará?", se pregunto horrorizado. "Soy un imbécil, tampoco a ella la pude proteger", pensó y cortando el cartucho de su rifle con intenciones de ir a buscarla, dirigió sus veloces pasos hacia la salida. "Quien se la haya llevado va a pagármelo, esa es mi mujer y nadie la toca", furioso y con la mandíbula apretada mascullo. "Muy seguramente se la llevaron a los túneles"
Sin embargo un sonido proveniente del suelo lo distrajo, haciendo que volviera la enrojecida mirada.
Nervioso se inclino y levantando el suelto tablón que la otra mañana encontraron, ahí la contemplo.
"No me toque", ella grito golpeando y arañandolo en el rostro.
"Soy yo, soy yo... no te voy a lastimar", agitado él contesto.
"Aléjese", ella ordenó a punto de morderlo.
"Soy yo", grito volviendo a tenderle la mano para ayudarla a subir.
Viendo que era el comandante ella sonrío y tomando su mano salio del hueco.
Embargada por el llanto y sin que el miedo la abandonara se abrazo a él. "Ellos ingresaron... pensé que me encontrarían y me lastimarían"
"¿Quien ingreso?", cuestiono el rubio.
"No lo sé... llevaban uniformes igual al suyo", sollozó sujetándose a él, pensando en las amenazas que aquel hombre hizo en su contra y en lo que pudo haber pasado de no haber actuado con rapidez.
Él por su parte con todas sus fuerzas se aferro a ella, agradeciendo en silencio el que todo solo se tratara de un susto; "Ya no llores"
"Se llevaron algunos de los alimentos... querían que saliera para que los recuperara... lamento no haber podido hacer nada... lo único que pude hacer fue ocultarme"
"No lo lamentes. Estas bien y eso es lo importante... cuando entre pensé que te habían llevado, pero ¿Estas sangrando?", recordando las huellas, volvió a examinarla.
"No, ha sido una rata la que me ha salvado". Nerviosa y desesperada refugio la cabeza contra su pecho, recordando esos terribles minutos...
-Flashback-
"Este lugar esta vació", desilusionado dijo el más joven.
"Es imposible"
"Escuche el golpe, debe estar en algún lugar", revolviendo el improvisado lecho reviso debajo de el. Fue entonces cuando una rata camino sobre su mamo, haciéndolo gritar. "¡Maldición!"
Ante su reacción los otros dos se echaron a reír a carcajadas.
"Ahí esta lo que escuchaste, fue una maldita rata"
"Supongo que si te sirve, ¿no?... es tuya"
"Estúpida alimaña", molesto chillo y luego la pisoteo hasta que murió.
"Mejor vamonos, aquí solo estamos perdiendo el tiempo"
"Es verdad, quizás en el otro edificio tengamos más suerte", concluyeron mientras abandonaban el lugar.
Lo que ellos desconocían, era que la mujer a tiempo había recordado el hueco que los Kremer prepararon para ocultar sus provisiones, dónde temerosa espero a que ellos se marcharán.
-Fin flashback-
"Sabes que no tienes nada que lamentar", evitando pensar tantas cosas, el gimió.
Haciendo a un lado esas ideas la joven busco los labios del hombre para besarlo mientras que con rapidez lo despojaba de la camisa; "Soy solo suya", luego llevo sus manos hacia su pantalón
Ante su actuar él la libero del vestido, empujándola hacia el improvisado lecho.
Sin importarle lo incómodo que ese lugar pudiera llegar a ser, la aguamarina lo envolvió en sus brazos, dejando que él la tomara.
Notas de autor;
Hoy vemos una marcada diferencia con el otro capitulo; Haruka se preocupa por ella, pero ¿Esa preocupación es genuina? o ¿Tan solo se trata de un sentido de posesión sobre ella?, ¿Ambas?, ¿Que opinan de Michiru?... ¿Lo ve como algo más?, ¿Solo esta asustada?, ¿Ambas?. ¿Ustedes como interpretan el fin de este capitulo?
Kaiohmaru; Haruka lo hizo porque después de todo por sobrevivir ella se lo ofreció, pero no podemos negar que algo siente por ella. La sigue viendo como "culpable", pero también vemos que de alguna forma si se preocupa por ella. Michiru en parte lo hizo porque fue el trato, pero también porque lo deseaba.
Michelle; Es cierto, Haruka a su manera se preocupa por Michi. Y aunque lo niegue hay algo en él para con ella. Es mutuo y como vemos es Michiru quien si lo demuestra, aunque también podemos decir que actúa así por miedo.
Isavellcota; Excelente observación, Haruka es instintivo y luego de haber vivido tantas cosas muy dentro de él es protector, como lo vemos en este capitulo.
Kyoky; Muy acertado tu comentario. Michiru dejo que él lo hiciera porque sabia que tarde que temprano sucedería. Era la primera vez y no quería verse obligada (Cosa que en capítulos pasados si hubiera sido así). Haruka si lo hizo por puro deseo.
