CAPÍTULO XXIX
CULPA
Y luego de una fría noche de tormenta amaneció una vez más y, aunque aún nevaba, lo hacía con menos intensidad.
Por su parte la aguamarina se encontraba mejor, así que sirviéndose una taza de café tomo un par de galletas, luego se sentó sobre la improvisada cama para comerlas. Dándole apenas un sorbo a la amarga bebida la hizo a un lado mientras la observaba con cierta extrañeza. Y es que su sabor no era el de costumbre.
"¿El coronel estará bien?, ¿Pensara en mí?. No, eso es imposible. Pero de lo que si estoy segura, es que debe estar muy triste", pensó mientras dirigía la mirada hacia lo que había olvidado.
Ignorando el precario desayuno, Michiru camino hacia el rosal para cortarle aquellas hojas que estaban marchitas.
"En cuánto la nieve se derrita voy a sembrarla en el jardín. No puede seguir creciendo en este espacio tan pequeño", expreso contemplando sus hermosos pétalos. "Me gustaría mucho conocer la historia que hay detrás de esta flor", pensó tratando de imaginar como es que termino sembrada en ese lugar, luego negó con la cabeza. "Es cierto, no puedo ponerla en el jardín, voy a esperar a que el coronel regrese y lo decida. Tal vez querrá llevarla a su hogar", volviendo a colocarla sobre la mesa, con dificultad bebió su taza de café.
En ese punto la mujer se quedo pensativa. Era cierto, hacía ya mucho tiempo que no pensaba en su hogar, el cual por palabras del rubio sabia que había sido reducido a escombros.
Así que recordando las recomendaciones que el coronel le hizo si es que decidía salir, observo a través de la ventana. Y fue ante la presencia de algunos civiles que un tanto indecisa se sentó a meditar.
"Es de mañana y hay civiles en la calle. Supongo que es seguro salir", dijo y subiendo al segundo piso, tomo uno de los abrigos de la señora Kremer. "Iré a ver mi hogar", mordiéndose los labios pensó mientras recordaba que entre sus escombros yacía sepultado el sujeto que aquella noche intento someterla.
Fue así que llenándose de confianza aseguro la puerta principal, dirigiendo sus pasos hacia el centro de la ciudad.
"Todo esta tan diferente, que es casi imposible ubicarse", observado que pocas eran las construcciones que quedaban en pie, murmuro luego de avanzar un par de calles.
Y justo cuando iba a doblar una esquina, se encontró de frente con un soldado del Sur.
"Hola", sonriendo saludo el hombre, quien a simple vista parecía un poco mayor que ella.
"Bu... buenos días", sin atreverse a verlo a la cara, ella replico continuando su camino.
"¿Estas sola?", alzando la voz, él cuestiono.
Descubriendo que la estaba siguiendo y se encontraba a pocos pasos de darle alcance, temerosa Michiru negó con la cabeza; "No", titubeante replico.
"Eres muy bonita... ¿Tienes novio?", el sujeto continuo con lo que poco a poco se iba convirtiendo en un incomodo interrogatorio.
"Si, es un coronel de su ejercito", pensando que eso lo haría desistir y alejarse, muy segura la joven replico.
El sujeto, que era de menor rango en comparación con Haruka, sonrió; "¿Un coronel?. Muy seguramente debe tratarse de un viejo, ¿No?"
Michiru negó con la cabeza.
Percatándose de que ella parecía asustada, asintió levemente; "¿Dónde esta?... ¿Se fue en el tren?"
"No", impaciente, fue la corta respuesta que ella dio.
El soldado torció los labios, posando en ella una picara mirada. Mirada que Michiru ya había visto antes no solo en aquel desagradable hombre, sino en el mismo Haruka.
"No deberías andar sola por estas calles, es muy peligroso... si tú quieres puedo acompañarte, te aseguro que nadie va a molestarte", ofreció, aunque era fácil darse cuenta que no hacía falta que ella aceptara o se negara, él ya lo había decidido. "Tengo comida, ¿Hay algo qué quieras intercambiar?"
Fue en ese punto que Michiru comprendió que dijera lo que dijera, él dispuesto no estaría a darse por vencido, al menos no hasta conseguir lo que quería, lo cual no se resumía a seguir la conversación.
Así que no respondió, fingiendo que no lo había escuchado. Recordando que el rubio le dijo que no debía caminar cerca de los escombros o los subterráneos, cruzo la acera para regresar a la seguridad del camino principal.
Él en lugar de interpretar su silencio, hizo lo mismo; "Estoy seguro de que tu novio ya ni siquiera sabe como tratar a una mujer, mucho menos a una como tú", burlón dijo muy cerca de su oído.
Nerviosa y ya sin poder tolerar su descarado proceder, la mujer acelero el paso y doblando la siguiente esquina, observo que un poco más allá un grupo de ellos se encontraba frente a la hoguera que habían encendido en un intento por mantenerse calientes.
Saberse acorralada termino por congelarla y hacerla presa de los más terribles pensamientos.
"¡Dios mío!", gimió cubriéndose los labios y sin poderse permitir perder la consciencia. Y es que con gritar nada ganaría, nadie se arriesgara a acudir en su auxilio y lo único que lograría sería llamar la atención.
"Oye, ven aquí y haznos compañía", notando su presencia, un oficial alzo la voz.
"Tenemos comida y café caliente"
"Vamos a cuidarte", otro dijo y luego rió un poco.
"Mírenla, nos tiene miedo", también riendo una oficial señalo.
"Si, ven con nosotros. No te vamos a lastimar", el que la había seguido añadió y luego la tomo de la mano con intenciones de llevarla a ese punto.
Ante su maldito toque Michiru reacciono y escapando a su agarre, emprendió la huida.
"Eres una estúpida", le grito uno de ellos.
"Ese imbécil la asusto"
Cerciorándose que no la siguieran y dieran con su escondite corrió por entre las más transitadas calles, lo que le permitió regresar a salvo al edificio.
Temblado, pero no a causa del frío, sin aliento y apunto de desvanecerse, la joven rompió a llorar.
"¿Hasta cuando será seguro salir sin convertirse en presa?... Ha sido muy estúpido de mi parte el aventurarme", gimió y profundamente asqueada, corrió hacia el lavabo para liberar su estomago.
(En el tren)
Extremadamente aburrido y cansado, Haruka observo una vez más a través de la ventana y así poder respirar un poco del gélido aire.
Y es que aunque era invierno, el hedor a sudor que se extendía por todo el vagón comenzaba a tonarse insoportable.
"¿Michiru estará bien?". Lejos de imaginar lo que le ocurrió, se cuestiono. El que se negara a aceptar lo que sentía por ella, no significaba que no se preocupara.
"¿Qué harán cuando la guerra termine y regresen?", a su espalda, de nuevo esa pregunta volvió a asomar a los labios de aquellos hombres.
"Volveré a trabajar en mi carpintería", un soldado expresó.
"Yo tengo una prometida. Así que en cuanto llegué voy a casarme con ella", un joven replicó.
"Reconstruiré mi casa, fue alcanzada por una bomba durante los primeros días de guerra"
"Yo iré a visitar a mi madre, extraño su comida"
Uno a uno y llenos de esperanza, aquellos asustados oficiales fueron respondiendo.
Pesando en las palabras de la peliazul, luego de meditarlo Kirill habló; "Ya es hora de que regrese al lado de mi esposa y mis hijos"
"Yo planeo buscarme una novia", riendo dijo el tuerto hombre. "Y tú coronel, ¿Qué planeas hacer?"
"Aún no lo he decidido", replico Haruka. "No sé si deseo volver", pensó recordando la maldita forma en la que sus vecinos se comportaron. Y de volver, ¿Continuarían odiándolo por haber pensado en él y su familia antes que en todos ellos?. No, no es que les tuviera miedo, sino que la granja sin duda le traería malos recuerdos. "Kirill y Fiódor fueron llamados a pelear luego de que sus ciudades fueran atacadas... Fiódor siempre estuvo solo... Kirill tiene una familia que lo espera... en cambio yo la perdí. Buscando venganza es que llegue hasta aquí... pero a decir verdad nada gane. Ellos no van a regresar"
Evitando parecer asustados los hombres reían y hacían planes, por su parte y para aligerar ese tenso ambiente, Fiódor tomo su concertina para entonar una alegre melodía. Esa combinación de elementos, a Haruka término por devolverle un poco de esa perdida alegría.
"En cuanto la guerra termine regresaré a la oficina del general Volkov para hacer mi petición", animado pensó.
Y entonces el tren se detuvo para que pudieran tomar los primeros alimentos del día.
"¿Cuanto falta para que lleguemos al puerto para zarpar rumbo a ese lugar?", cuestiono uno de los oficiales.
"Dos días", replico el encargado de las comunicaciones.
"¡Maldición!", chillaron algunos de ellos.
(En el centro de mando. Esa noche)
Ocupado resolviendo los pendientes que dejo el general Volkov, el coronel Pavlov revisaba los documentos que más temprano recibió.
"Todo en el frente sigue igual", dijo y negó con la cabeza.
Sin que nadie llamara, la puerta de la oficina se abrió, dando paso a un agitado hombre.
"Coronel. Ha llegando un mensaje urgente desde la capital", expresó.
"¿Un mensaje de la capital?"
"Así es, señor", replico caminando hacia él y extendiéndole el documento para que lo revisara.
Esperando que se tratara de la respuesta que tan impaciente el general Volkov estuvo aguardando, Pavlov le dio un rápido vistazo.
"Ha sucedido", emocionado grito. "Es urgente que establezcamos comunicación con el tren. Enviare un telegrama"
"Como usted ordene, señor", preparando la maquina de pulsos su secretario replico.
(Casa de los Kremer)
Y fue ante ese inesperado toque en su rostro que nerviosa la aguamarina despertó.
"No, aléjese", pensando que había sido descubierta, pateo para deshacerse del agarre que en medio de esa oscuridad alguien ejerció en ella. "No", volvió a ordenar ante la frialdad de aquellos labios en los suyos.
"Tranquila, soy yo... ¿Qué haces durmiendo en este lugar?", cuestionó el coronel, luego se volvió hacia la mesa para encender una vela, quedando la habitación a media luz.
Sin poder creer lo que estaba viendo, la joven no supo que decir.
"Hace mucho frió, deberías ir a la habitación", Haruka señalo. "Acompáñame", tomando su mano pidió.
Saliendo de su impresión, incrédula la mujer se reincorporo un poco y llevando sus manos hacia el rostro del rubio, comenzó a acariciarlo; "¿Es real?"
El coronel no respondió, tan solo se limito a besar sus manos.
"Volvió, así como lo prometió", rompiendo a llorar, expreso Michiru, conteniendo esas ansias de lanzarse en su brazos y besarlo.
"Mientras dormías la guerra término. Y he vuelto para quedarme contigo", él contesto aprisionándola en un abrazo.
Ante esas palabras ella soltó el agarre y se aparto un poco, fijando su mirada en la suya, luego negó con la cabeza; "Pero no puede porque..."
"No digas nada, ven conmigo a la habitación", pidió y luego en sus labios deposito un corto beso. Ella por su parte se resistió.
Y en ese preciso instante Michiru despertó de cara a la realidad, encontrándose en la fría soledad del incomodo ático.
Sentándose sobre la improvisada cama, tan solo escucho el sonido del gélido viento, lo cual termino por asustarla al recordar lo sucedido esa mañana.
"Fue un sueño, y uno muy bello", susurro y sin poder contenerse rompió en llanto. "Aunque la guerra termine en este instante él no va regresar... al menos no a mi lado", limpiándose las pálidas mejillas, contemplo las fotografías que dejo olvidadas.
Abrazándose a sus rodillas, sonrió con absoluta resignación; "Lo nuestro se resumió a un trato, a un simple intercambió, cosa que acepto porque fui yo quien se lo ofreció. Por eso no tengo ningún derecho a él ni a molestarme porque no regresara. Siempre fui consciente de que su sitio es al lado de su esposa y su hijo... porque no importa cuanto lo ame, yo para él no soy nada más que... no, ni aún siquiera puedo decir que fui su amante. En el momento que accedí a acostarme con él y recibir su ayuda, me convertí en menos que eso... en menos que una prostituta", escuchado como el viento golpeaba los débiles muros y se colaba dentro del ático, tembló. "Y si es que él le habla de mi, espero y ella pueda perdonarme y entienda que lo hice porque estaba aterrada", gimió. "Ni aunque fuera un hombre libre podría amarme, él solo me ve como un objeto... como responsable de esta maldita guerra"
(En el tren)
Aunque él viajaba de forma un poco más cómoda que el resto de los soldados, el general también estaba cansado además de sentirse derrotado.
"Y pensar que en cuanto lleguemos ni siquiera podremos descansar, de inmediato seremos lanzados al infierno", murmuro para si mismo.
"Su cena, señor", dijo el encargado de llevarle los alimentos.
Ante su contenido el hombre negó con la cabeza; "No, ya les dije que comeré y beberé lo mismo que los demás muchachos"
"Pero señor..."
"Es una orden y esta fuera de discusión"
"Como usted diga, señor", haciendo el saludo militar, el joven salio del camarote, encontrándose con un presuroso oficial.
"Pido permiso para entrar", desde detrás de la puerta pidió.
"Adelante", Volkov ordeno.
El encargado de las comunicaciones ingreso. "Señor"
"¿Qué sucede?", nervioso el general se puso de pie.
"Ha llegado un mensaje para usted... desde la capital del Sur"
"¡Vaya!" no deseando ilusionarse murmuro y tomando el documento de las manos del hombre, sonrió. "Detengan el tren.. informenle al maquinista que debe detenerlo"
"¿Que?"
"Detengan el maldito tren", ordeno con voz enérgica.
"Como usted diga, señor"
Por su parte Haruka se concentraba en escribir una carta, la cual se convertiría en la primera que le enviaría a Michiru.
"¡Vaya!", dijo haciendo una pausa mientras sonreía. "Desde que me convertí en soldado, a nadie le había escrito... nadie aguardaba noticias mías y ahora estaré impaciente por recibir su contestación", tomando la pagina, la deshecho. "Debo pensar mejor que es lo que le diré", tomando otra, comenzó de nuevo y justo cuando estaba por firmarla, percibió que poco a poco el tren perdía velocidad hasta que por fin se detuvo. Cosa extraña y es que siempre que estaba próximo a hacer una parada, les avisaban para que estuvieran listos para descender.
"¿Qué sucede?", a lo largo de todos los vagones, fue la pregunta que asomo a labios de esos hombres.
Las puertas fueron abiertas ante la atónita mirada de sus ocupantes. ¿A caso ya habían llegado?
"Bajen", sonriendo ordeno el general.
"¿Qué ha pasado?", nerviosos de encontrase ante un ataque, uno de esos que muchas veces y en mitad de la noche los tomo por sorpresa, interrogaron.
"Tengo dos noticias para ustedes, la mala es que la guerra no ha terminado... la buena es que antes de venir envié un mensaje a nuestro líder en el que le decía que ustedes liberaron la mitad del mundo y que por eso no tienen que seguir peleando porque ya muchos sacrificios hicieron"
"¿Entonces?"
"En resumidas cuentas me dio la razón. Ustedes no irán a combatir, solo los batallones que no lograron llegar a la capital del Norte"
"¿Eso significa que volveremos a Tremlin?"
"Aquí las únicas preguntas son, ¿Desean esperar a que amanezca? o ¿Quieren hacerlo ahora mismo?"
"Ahora mismo", uniendo sus voces en una sola, respondieron muchos de ellos.
Ante esas palabras el rubio no supo que decir o hacer, ¿Se trataba de un sueño?"
"Entonces den vuelta a este maldito tren", contento ordeno el general.
Notas de autor;
Ahora les hago una serie de preguntas en relación con lo que piensa Michiru; ¿Ustedes creen que si Misaki viviera y supiera que su esposo estando en esas terribles condiciones y a punto de morir no le fue muy fiel que digamos, lo perdonaría?, ¿Perdonaría el hecho de que le ofreció a esa mujer su "protección" a cambio de ya saben qué?
EverlastingMyLove; Hola, me alegra que te gustara mi historia. Si mal no recuerdo ese capitulo es en el que se reúnen Michiru y Amy y ella le hace saber que esta bien. Antes publicaba cada quince días, pero luego comencé a hacerlo cada Viernes. A veces si me canso de escribir, pero jamás dejaría una historia abandonada XD. Respecto a tus dudas te pido que seas paciente, aún queda mucha historia, solo espero y no aburrirlos si se extiende como la otra xd.
Kaiohmaru; Haruka ahora tiene una nueva oportunidad, ojalá y ya se sinceren y dejen de perder el tiempo, aunque no del todo lo perdieron.
Michelle; Pobre Michi, creo que es ella quien mas sufre porque hasta culpable se percibe por querer sobrevivir.
Isavellcota; En todo este tiempo no lo había pensado como lo has planteado, tienes mucha razón. El castigo de Haruka por ser un abusivo fue enamorarse de ella.
Guest; Sin duda su despedida hubiera sido más dolorosa de haberse sincerado. Esa falta de comunicación entre ambos y la dureza de uno y la sumisión del otro los han llevado a estar equivocadas y hacer que se torturen con cosas que no existen como en el caso de Michi, que se siente terriblemente mal por lo que siente. Ella se esta llevando la peor parte x(. No te preocupes, llegaste justo a tiempo.
