CAPÍTULO XXX
UNA NUEVA OPORTUNIDAD
(Varios días después)
Sin cruzar muchas palabras con ese hombre de cabello castaño, que por palabras del tanquista supo que se trataba de un ex soldado que en el Sur perdió el brazo, la rubia enfermera deshacía el vendaje que en días pasados aplico en su fracturada mano.
"Hace una semana que el tren se marcho con todos ellos. Supongo que ya llegaron al puerto... ahora tan solo es cuestión de tiempo para que muchos de los que quedamos seamos llamados a ir", pensó mientras cortaba el ultimo nudo.
"¿Cómo se encuentra?", impaciente por buenas noticias cuestiono la pelinegra Rei.
"Sus dedos están sanando, sin embargo es muy pronto como para que deje el vendaje. Así que voy a colocarle uno nuevo"
Por su parte Nicolás con atención la observaba. Y es que estando en el Sur nunca contempló a una oficial, o al menos no de tan cerca. "No es verdad lo que decía el ministró de propaganda, sus mujeres son iguales a las nuestras, solo que mucho más valientes... ¿Qué la trajo hasta este lugar?", pensó incrédulo de que ella, siendo tan joven y hermosa sobreviviera a todo ese infierno y aún más, que estuviera dispuesta a ayudarlos. "Gracias por todo", avergonzado murmuro en voz baja.
Mina tan solo se limito a encogerse de hombros, continuando en silencio su labor. "Tendrás que seguir cuidándote, de lo contrario podrías lastimarte y entonces tardarás mucho más en sanar... en el peor de los casos podrías necesitar una cirugía y esa yo no puedo realizarla, solo la cirujano de nuestro batallón"
El hombre bajo la mirada y observando a su pequeño, quien muy concentrado estaba en comer lo que la mujer soldado le había obsequiado, pensó; "Quizás perder esta mano es lo mejor... es lo que merezco luego de lo que hice", recordando lo que sucedió aquella maldita mañana en esa ciudad del Sur, ligeramente negó con la cabeza, como si ese movimiento le fuera a ayudar a olvidar.
"¿Te lastime?, ¿El vendaje esta muy ajustado?", cuestiono la joven al contemplar la mueca de desagrado que en su rostro se dibujo.
"No, no es eso. Esta perfecto", él respondió tratando de no parecer perturbado.
"Bien. Si sigues mis indicaciones en unas cuantas semanas habrás recobrado toda la movilidad", dijo y acto seguido tomo su instrumental. "No podre venir mañana, pero pasado si", añadió mientras caminaba hacia la entrada.
Rei camino detrás de ella, deteniendo su avancé; "Por favor discúlpelo, él es un hombre al que la guerra lo volvió un poco inexpresivo"
Mina asintió un poco, como dándole la razón; "La guerra a todos nos afectó de diferente manera. Perdió el brazo y es cierto que no debe ser fácil para él, pero hay quienes perdieron mucho más. Debe estar contento porque aún tiene su hogar, a su esposa y a su hijo, hay quienes no tienen a donde ir ni a nadie", expreso y abandonando el lugar, emprendió la caminata hacia la improvisada clínica de la cirujano Mizuno.
Pensativa la pelinegra la observo alejarse; "Ella también es una persona poco expresiva. ¿Qué la trajo a este infierno?, ¿Qué pena se oculta detrás de esa fría mirada?", se cuestiono sabiendo que muy difícilmente sus preguntas algún día tendrían respuesta.
(En casa de los Kremer)
Habiendo comenzado muy de mañana con la limpieza del lugar, luego de un rato la aguamarina hizo una pausa. Y es que el fino polvo que se desprendía de los agrietados muros parecía no acabarse, resultando todo en un esfuerzo que rayaba en lo inútil.
"¡Dioses!", susurro mientras se limpiaba el molesto sudor que perlaba su frente. "Estoy exhausta, pero no puedo rendirme. Si los Kremer regresan y descubren que estoy viviendo en su casa, se molestaran si la ven tan sucia. Si bien no puedo hacer más, al menos la encontraran medio habitable", tomando una jerga, se tumbo sobre el suelo para fregarlo un poco. "Pero también es cierto que por hoy no puedo más", sentándose en el incomodo sillón y sin importarle nada más que tomarse unos cuantos minutos de descanso, sin que fuera su intención cayo rendida en un sueño profundo.
Y entonces esos minutos se transformaron en un par de horas, y sin duda la mujer habría seguido en ese estado de total reposo, sin embargo en ese punto su bien merecido descanso fue interrumpido por el molesto chillar de los altavoces que a lo largo de la ciudad y para mantenerlos informados, habían sido reinstalados luego de que la mayoría se vieran afectados durante los últimos días de batalla.
"¿Qué?", terriblemente confundida se reincorporo.
Luego de un prolongado silenció una enérgica voz que les hablaba en su idioma, pero con un marcado acento extranjero emergió de todos ellos.
"Atención, atención a los habitantes de esta ciudad. Les habla el coronel Pavlov en representación del ausente general Volkov para informarles que por disposición oficial del alto mando del ejercito del Sur, el día de hoy y mañana se llevara a cabo el censo de los civiles que habitan dentro del territorio que nosotros controlamos con el fin de comenzar el racionamiento de alimentos que por derecho les corresponde. Para tal tarea, deben presentarse en el distrito que por la primera letra de su apellido les corresponde. De igual modo se les informa que para aquellos hombres, mujeres y niños que trabajen en la reconstrucción de la ciudad, la cual comenzara apenas de inicio el año, se les asignaran alimentos extras"
Atenta la aguamarina escucho el resto mensaje, el cual era muy parecido a lo que previamente el rubio le había dicho, aunque en su momento le comunico que mucho de aquello no sería posible dado que esos alimentos serían destinados al frente.
Y apenas el hombre finalizo su comunicado, Michiru observo a través de la ventana, contemplando como muchos de sus vecinos transitaban por las calles.
Así que recordando lo que hacía días le sucedió, se mordió los labios; "Tengo que ir a registrarme. Solo espero y ahora si sea seguro salir"
(En algún lugar)
Observando los parajes que rodeaban los anchos caminos, Haruka se percibía impaciente y cansado. Deseaba tanto un taza de buen café y el calor de una cama, que por momentos pensaba que no llegarían al anochecer como se los dijeron, sino hasta el día siguiente.
"No sé que me ha puesto más nervioso, si el viaje de ida o el viaje de regreso", expreso Kirill cruzándose de brazos.
"En mi caso es el de regreso", contesto el rubio volviendo a sentarse.
"¿Por qué?", extrañado cuestionó el tuerto hombre.
"Porque en el primer caso ya me había resignado, pero en este me parece algo increíble y hasta no llegar no voy a estar tranquilo. Mientras tanto continuare con esta maldita zozobra", dijo y acto seguido volvió a consultar su reloj.
"Tranquilo coronel. Llegaremos cuando tengamos que llegar"
"¿Creen que en Tremlin ya saben que vamos en camino de regreso?", cuestiono uno de los soldados.
"Muy probablemente si", replico otro.
"Si es que ya saben que regresaremos, ¿Michiru me estará esperando?", sin poder hablar con nadie sobre lo que sentía hacia esa mujer, el rubio se cuestiono.
Por su parte Fiódor rió un poco y luego negó con la cabeza, interrumpiendo así sus íntimos pensamientos; "Si Mina hubiera logrado su propósito de seguir en este tren, muy seguramente ahora estaría desilusionada"
"Conociéndola, habría seguido por su cuenta hasta llegar a ese lugar", Kirill replico.
"Esperó y ella y Nikolai ya se hayan recuperado por completo", Haruka señalo.
(Tremlin. Esa tarde)
El coronel Pavlov habiendo aprendido la lección que le dejo a él y al general Volkov cuando de forma imprudente se adelantaron a los hechos informándoles a todos que los batallones que se quedaron en el camino llegarían a la ciudad, es que a nadie le había dicho que los hombres que hacía una semana se marcharon para ser llevados a pelear la guerra en contra del emperador de la nación del sol, por orden del hombre de hierro estaban a punto de volver. Y es que temía que de ultimo momento su líder se arrepintiera y con ello se creará más descontento entre los oficiales, llevándolos a una rebelión en su contra. Así que prefería que todo se tratara de una sorpresa.
"No tarda en arribar", consultando su reloj, él junto a otros oficiales, que no sabían que era lo que estaba por suceder, impacientes aguardaban en el anden.
Y fue luego de tres cuartos de hora que en la distancia se dejo escuchar el sonido de la pesada maquina. Cosa que a nadie le pareció extraña porque todos los días y hacía la misma hora arribaban y salían trenes.
"Ahí están", emocionado dijo Pavlov.
"¿De qué se trata?", cuestiono el comandante Ivanovich.
"De un milagro", se limito a responder.
La negra bestia conforme se acercaba poco a poco iba perdiendo velocidad.
Mientras tanto sus aún sorprendidos ocupantes a través de las ventanas extendían los brazos he iban saludando a todos aquellos que sin saber a que se debía tanto alboroto, acudían a investigar.
"¿Qué pasa?", fue la pregunta que en toda la ciudad se formulo.
"Un tren ha llegado... y viene cargado de soldados", grito el pelinegro Dimitri.
"Eso es imposible", replico el rubio Nikolai, quien seguía en cama a consecuencia de la fractura en su pierna.
"¿Soldados?", confundida cuestiono al rubia Mina.
"Es extraño. Vamos a investigar", propuso la castaña.
"Yo también quiero verlo", dijo el chiquillo y abandonando el lecho, se apoyo en Dimitri y otro de sus compañeros.
En ese punto Mina sonrió, volviendo a ella esa casi perdida esperanza; "Quizás se tratan de los batallones que se supone y debían venir"
"No, es imposible, ellos fueron llevados a esa área", replico la cirujano.
Ante las suposiciones que unos y otros de forma apresurada hicieron, al menos una centena de oficiales comenzaron a agolparse a lo largo del anden. Entre ellos la enfermera a la espera de que su adorado Armand de el bajara.
El tren poco a poco se fue acercando, dejando en el aire el inconfundible aroma de su densa fumarola. Fue en ese momento que los de afuera escucharon la algarabía que en sus vagones había.
"Hemos vuelto, hemos vuelto", haciendo sonar la pesada campana, gritaba el general Volkov saludando a su paso a todos los presentes.
"Son los hombres que se fueron hace una semana"
"¿Por qué han regresado?"
"¿Ya termino la guerra?"
Reconociendo al mayor en rango, los miembros de la cirujano temblaron. "Es verdad, son ellos... ahí viene Kirill", esperando poder verlo, en vano trato de abrirse paso entre la apretujada multitud.
La maquina finalmente detuvo su andar, permitiendo que sus ocupantes por fin descendieran.
Emocionados porque sus amigos y en algunos casos hermanos habían regresado, se encaminaron hacia ellos para recibirlos en medio de una mezcla que iba desde los abrazos a los besos.
"No, debo aceptar que ningún tren me lo va a devolver", aunque contenta porque sus camaradas habían regresado, Mina pensó mientras que en silencio se alejaba del lugar.
Por su parte y aún esperando que no se tratara de un sueño, confundido y bastante nervioso Haruka descendió, luego se recargo en un muro para terminar sentándose sobre el asfalto.
Notado su estado, Fiódor camino hacia él para tomarlo por el hombro. "Volvimos, coronel. Sonríe"
El rubio asintió de forma ligera, como tratando de asimilar que era lo que estaba pasando. "Espero y no se les ocurra decirnos que todo se trato de un error y al final de la noche nos informen que tenemos que volver"
"Lo dudo, pero hay algo de lo que quiero hablar contigo. Ven, ya vámonos"
"¿De qué?", cuestiono y reincorporándose, siguió sus pasos.
"Nada de lo que deberías preocuparte. Pero quiero decirte que aún eres muy joven como para convertirte en un viejo prematuro y sobre todo en uno amargado. Entiendo tu dolor y sé que muy difícilmente podrás desprenderte de él, pero debes entender que nada ganaras si sigues condenándote a ese sufrimiento, porque bien sabes no te va devolver nada de lo que perdiste"
"Es cierto, pero...", no alcanzo a decir al ser interrumpido.
"Escucha bien, coronel. Quizás esta es tu oportunidad de volver a ser feliz. Aún estas a tiempo de cambiar muchas cosas, de lo contrario llegaras a cierta edad en la que te arrepentirás de tu amargura y entonces solo pensaras en lo que pudo haber sido de actuar diferente"
Ante esas palabras Haruka no supo como responder, ¿A caso había adivinado que era lo que le sucedía?
"¿Pero qué haces, hombre?. ¡Anda!, vete", riendo dijo el tuerto hombre. "Y si es que no te vuelvo a ver en los próximos días, te deseo una feliz navidad ", agrego mientras se alejaba por la acera de enfrente.
"Es verdad, en tres días es navidad", murmuro recordando que entre él y Michiru había una lata de jamón pendiente, así que sin perder más tiempo emprendiendo la rápida carrera hacia el edificio. "Espero y ella este ahí, pero sobre todo que se encuentre bien"
(Casa de los Kremer)
Habiendo escuchado en la lejanía que un tren arribo, pero no tomándole importancia porque cada tarde y hacía la misma hora uno llegaba, lejos de imaginar lo que estaba a punto de acontecer Michiru contempló el reloj.
"Es hora del registro", bastante pensativa murmuró mientras se colocaba el pesado abrigo.
Y es que aunque había dejado de nevar, el frío clima y las negras nubes que del Sureste se aproximaban dejaban en claro que no tardaba en llegar una nueva tormenta, la cual muy probablemente se haría presente durante la madrugada.
Así que esperando no encontrar contratiempos como los del otro día y regresar a salvo, tomo sus escasos documentos en los que además de su identidad, se podía constatar que se trataba de una profesora de preescolar.
Por su parte a Haruka el camino a casa le parecía casi eterno. Dándole la falsa impresión de que jamás llegaría. Hasta que contemplando en la distancia el edificio, se detuvo.
"Espero y ella este ahí", pensó mientras que con dificultad tragaba saliva. Luego con paso lento comenzó a acercarse.
Lejos de imaginar ese muy anhelado reencuentro, la aguamarina abandono el lugar y asegurando la puerta detrás de ella se volvió y entonces, entonces ambos se contemplaron.
Y por extraño que parezca, ni él ni ella supieron que hacer o que decir.
"¿Es real?", murmuro Michiru, pensando que aquella visión no era otra cosa más que un sueño.
"¿De verdad regrese?", él se cuestionó, también recordando aquel sueño que aunque había sido muy bello, a su gusto también fue cruel.
Ambos, esperando no despertar de cara a la terrible realidad, dirigieron sus pasos el uno hacia el otro y cuando finalmente estuvieron frente a frente, sin decir nada se fundieron en un abrazo.
Notas de autor;
Me es difícil emitir un juicio a favor o en contra para cada personaje.
Michelle; Cierto, Haruka no lo hubiera hecho por gusto, sino que las mismas circunstancias lo hubieran llevado a ser así. He ahí el caso de Amy y Kirill, las circunstancias los orillaron a enfrascarse en una relación así.
Kaiohmaru; Haruka decidió hacer ese trato con Michiru precisamente por Misaki. Porque ese pudo haber sido el caso de su esposa, y obvio le hubiera resultado doloroso que que pasara de mano en mano, y es precisamente por ella que no la hirió en el momento que la encontró. Más difícil que perdonarle la infidelidad, habría sido perdornarle lo que le hubiera hecho. Ante sus ojos su esposo se habría convertido en un monstruo.
Isavellcota; Exacto, habría que estar en el lugar de la persona como para decidir perdonar o no. Quizás ella si llegaría entender la situación de Michiru, aunque es algo que nunca sabremos. Y es verdad, luego de perdonar nada volvería a ser diferente, y es que dejando su lado su infidelidad, a saber que otras cosas estuvo haciendo.
Kyoky; Tiene una segunda oportunidad, ojala y ya se decida xd. Es que Haruka es Haruka y por algo Misaki no le tenía mucha confianza, ya luego iremos viendo que fue lo que paso como para que era lo trajera más cortito que Michi.
