CAPÍTULO XXXI
RUINAS
En ese silencio y esperando no despertar, sin que nada ni nadie del alrededor los distrajera continuaron fundidos en ese tan esperado abrazo, concentrándose en sentir el calor del uno del otro y callando una vez más aquellas palabras que ansiosas de sus almas deseaban escapar.
"No, no lo no estoy soñando. Él ha regresado tal y como me lo prometió", pensó Michiru aferrándose a él y dejando sin que su rubio lo notara, que unas cuantas lagrimas libres fluyeran.
"Si, es real", él pensó y apartándose un poco de ella, la contemplo a detalle, sonriendo ante sus encendidas mejillas. "Hace mucho frío. Será mejor que vayamos adentro", contento porque ella seguía ahí y estaba bien, pidió.
"Si, coronel", olvidándose por completo de ese importante asunto siguió sus pasos.
Y apenas ingreso en el recibidor, Haruka sonrió al ver sobre la mesa las cosas que dejo olvidadas. Tomándolas y abrazándolas contra su pecho, en silencio se quedo.
La aguamarina, aún pensando que despertaría y se encontraría en la fría soledad del incomodo sótano, esperando no distraerlo de lo que estuviera meditando, se acerco a él; "Esperaba que pronto escribiera para decirle que no tenía que preocuparse por la fotografía de su hijo. Yo la habría cuidado todo el tiempo que fuera necesario"
"Muchas gracias, pensé que los había perdido para siempre", aún sin que la confusión lo abandonara, se deshizo del pesado abrigo y sobre el perchero dejo su gorro y el rifle. "Jamás podre recuperar lo que perdí, pero de verdad espero no tener que volver a dispararlo", pensó contemplándolo.
Sin poder recobrar el aliento y deseando respuestas, la mujer por fin cuestiono; "¿Qué ha pasado, coronel?, ¿La guerra ya termino?"
"No, aún no. Regresamos porque el general Volkov logro convencer al alto mando de que nosotros no teníamos porque seguir peleado. Suficiente hicimos con acabar la guerra de este lado del mundo"
Sin poder contener su emoción, Michiru dio un paso más con intenciones de volver a abrazarlo, pero por temor a su fría reacción, tan solo se limito a morderse los labios; "¿Verdad qué no estoy soñando?"
"Es lo mismo que te iba a preguntar", avanzando hacia ella con intenciones de abrazarla y besarla, se detuvo al pensar que ella mal interpretaría su gesto, además era consiente de que estaba sucio y olía bastante mal. Sin embargo es bien sabido que a ella eso era lo ultimo que le importaría.
"Soy una tonta, iré a prepararle algo de comer", deseando escapar a su mirada para poder llorar de forma abierta su emoción, Michiru dirigió sus pasos hacia la cocina. "Él ha regresado tal y como me lo prometió. ¡Dios mio!, si esto se trata de un sueño no quiero despertar jamas", embargada por una alegría que nunca antes había experimentado, rogó.
Por su parte Haruka tomo uno de sus limpios uniformes para ir y tomar una ducha, sin embargo lo dejo a un lado y caminando hacia uno de los cajones, de el tomo un poco de la ropa limpia que el señor Kremer dejo olvidada.
"Fiódor tiene toda la razón, para mi la guerra ya termino y mientras este en casa, no tengo porque llevar el uniforme", murmuro mientras se dirigía a la habitación de servicio.
Fue así que luego de dos cuartos de hora que todo estuvo dispuesto para que pudieran disfrutar de la cena.
El aroma a café caliente y galletas termino por relajar los tensos miembros del rubio, quien con paso lento comenzó a descender por la escalera.
Fue entonces que por primera vez en todo ese tiempo Michiru pudo verlo vestido de civil, dándole con ello una vaga idea de como él había sido antes de que esa maldita guerra lo llamará.
"Si, antes que ser un soldado fue un hombre como todos. Mucho de lo que luego sucedió no estuvo en sus manos. Lo que haya tenido que hacer lo hizo para sobrevivir y antes de regresar con su familia, debe volver a ser él mismo para que vean que en nada ha cambiado", pensó imaginando como debía ser su vida en la granja. "Su cena ya esta lista, coronel", señaló mientras le preparaba una servilleta.
"Gracias", contestó ocupando su respectivo lugar. Sirviéndose una taza de café, le dio un buen trago.
"¿Esta caliente?, ¿Es de su agrado?", cuestiono esperando que así fuera, y es que a ella su sabor había comenzado a resultarle desagradable, culpando de ello a la humedad del sótano.
"Totalmente... estando en el tren los alimentos se enfriaban muy rápido. Incluso la sopa se congelaba"
"Me alegra mucho que haya vuelto con bien"
"¿De verdad?", fijando su mirada en la suya, el rubio no pudo evitar preguntar.
"Si. Es injusto que más vidas se sigan perdiendo, eso sin importar en que bando peleen"
"Es cierto, ella jamás me verá como hombre, solo con a un maldito soldado... como su carcelero", abatido pensó. "Dime, ¿Cómo estuvo todo durante mi ausencia?", haciendo a un lado cualquier idea que lo entristeciera para no parecer débil, pregunto.
"Bien", ella contesto y luego de forma ligera se mordió los labios.
"¿Bien?", habiendo notado ese gesto, fijo su mirada en la suya.
"Si... es decir, siguiendo las recomendaciones que usted me hizo antes de irse, es que salí para ver lo que quedaba de mi hogar... y... un sujeto me estuvo molestando", expreso tratado de no darle importancia, después de todo pensó que a él poco le interesaría saber, sin embargo se equivoco.
"¿Un soldado?", frunciendo el entrecejo, pregunto.
Ella asintió de forma ligera.
"¿Se atrevió a lastimarte?"
"No... me siguió un par de calles, tratando de convencerme de ir con él. Yo le dije que estaba con... un coronel de su ejercito, sin embargo él no me creyó e insistió. Por fortuna pude escapar", profundamente apenada contesto. "Tenía miedo... lamento mucho haberlo mencionado"
"¿Por qué lo lamentas, sino mentiste?. Estas conmigo", dijo y luego volvió a beber.
Ante esas palabras la aguamarina se sonrojo.
"¿A dónde ibas cuando llegue?"
"Esta mañana un oficial aviso que hoy y el día de mañana se llevara a cabo el censo de civiles para el racionamiento de alimentos. Iba al distrito tres a registrarme"
Haruka asintió mientras tomaba la mano de la aguamarina, luego con rapidez la soltó; "Eso podrás hacerlo mañana, si te tranquiliza puedo acompañarte. Nadie se atreverá a molestarte"
"Gracias, coronel"
"Estoy muy cansado. Iré a dormir", dando un ultimo bocado el hombre se puso de pie, luego camino hacia la escalera.
Ella, esperando que le pidiera pasar la noche con él en silencio lo observo alejarse, hasta que este estuvo a punto de ingresar en la habitación; "Buenas noches, coronel"
"Buenas noches", Haruka replico y cerrando la puerta detrás de él, negó con la cabeza. "La guerra me volvió una bestia, ¿Cómo puedo siquiera imaginar que lo nuestro puede ir más allá de lo que ya ha pasado?... mientras yo siento que la amo, lo único que ella por mi puede sentir es miedo y asco", sentándose sobre la cama se quedo mirando hacia la entrada. "Creo que lo mejor es que entre nosotros no vuelva a suceder nada", murmuro como si esa fuera la solución, como si eso le fuera evitar sentir.
Y fue a mitad de la madrugada que Michiru despertó y sentándose de golpe sobre el cómodo lecho, confundida observo a su alrededor.
"¿Lo soñé?, ¿Él de verdad regreso?", se cuestiono y sin siquiera esperar a estar bien despierta, sin calzar sus menudos pies dirigió sus pasos hacia la habitación vecina y apenas abrió la puerta, lo contemplo sobre la cama.
Él estaba profundamente dormido mientras que la cobija estaba en el suelo.
"No, no se trato de un sueño. Él de verdad regreso". Ingresando y procurando no hacer ruido para no despertarlo, camino hacia él para arroparlo. "El viaje no debió ser nada fácil", pensó y luego con cuidado le acomodo el cabello que caía por su frente. "Buenas noches", inclinándose un poco sobre su rostro estuvo a punto de besarlo, sin embargo de nueva cuenta renuncio a esa idea al imaginar lo que cruelmente diría si es que despertaba.
Así que saliendo del lugar, regreso a sus aposentos.
"El volvió, pero ¿Por cuanto tiempo?", se cuestiono y luego se abrazo a su almohada. "¡Dioses!. Me habría gustado mucho dormir con él, aunque quizás es mejor así... después de lo sucedido él no puede ser mio"
Y tal y como pensaron sucedió. La segunda nevada de la temporada se hizo presente durante la madrugada, tapizando con su blanco toda la ciudad.
Y apenas amaneció, Haruka se puso en pie para acompañarla.
"¿Todo esto te queda?", extrañado cuestiono al ver las conservas con las que contaban.
"Si", ella replico mientras se colocaba el abrigo. "A veces no tenía hambre y no comía", recordando los días que paso enferma, añadió.
"Aún así debiste comer algo, de lo contrario habrías enfermado", dijo y luego consulto su reloj. "Será mejor que nos demos prisa. Pronto será la hora del registro"
"Si", ella contesto tomando una pañoleta para cubrirse la cabeza.
"Luego de atender ese asunto si tú quieres podemos pasar por tu casa", él ofreció para que pudiera estar tranquila.
"Gracias, coronel", con las mejillas totalmente encendidas a causa del frío, froto sus manos en un inútil intento por mantenerlas calientes.
"Espera. Hace mucho frío y ese abrigo no es suficiente", dijo y luego se quito el que llevaba para dárselo.
"Pero..."
"Acéptalo. En la habitación tengo otro... ¡vaya! que en el frente eran muy codiciados por sus soldados", habiendo dicho subió las escaleras...
Y mientras ambos avanzaban por las nevadas calles, a su paso iban atrayendo la indiscreta mirada de unos cuantos civiles.
Era lógico si ella iba envuelta en esa pesada prenda.
Los hombres la contemplaban con cierta extrañeza mientras que las mujeres hablaban por lo bajo. Y aunque Michiru no alcanzo a escuchar que era lo que decían, por como señalaban supo que ella era la protagonista de tan infame conversación.
"Qué vergüenza", frunciendo el entrecejo, murmuro una mujer para con otra.
"Eso de pasearse con ese hombre y presumirnos que esta con él no habla muy bien de ella"
"Y lo que es peor, muy seguramente su esposo murió en el frente y ella aquí se consuela con uno de esos malditos soldados"
"¿Ya se le olvido el infierno que nos están haciendo pasar?"
Por su parte y haciendo bien, Michiru las ignoro, siguiendo los pasos de su amado.
Y fue luego de avanzar un poco más que finalmente llegaron al punto indicado.
"Buenos días, coronel", saludo el oficial que custodiaba el edificio.
"Buenos días", Haruka replico e ignorando la fila de civiles que desde muy temprano esperaban su turno, ingreso junto a la joven. Cosa que a ella ruborizo y a los otros molesto, sin embargo ninguno se atrevió a protestar. "Espera aquí a que te llamen. Iré a arreglar un asunto", le dijo.
"Si, coronel"
Y al igual que como sucedió en la calle, con extrañeza aquellos comenzaron a verla.
"Es bonita, ¿Qué esperabas?", una mujer murmuro.
"Quizás hizo bien", otra añadió.
"Siguiente", desde detrás de la puerta de aquella oficina un hombre ordeno a lo que Michiru obedeció.
"Buenos días", titubeante saludo.
"Buenos días", sin siquiera voltear a verla, aquel mal encarado oficial dijo y tomando un documento, se lo arrojo sobre el escritorio. "Llénalo con todos tus datos"
Tomándolo, Michiru trato de leerlo, sin embargo le fue imposible. Estaba escrito en ese extranjero idioma.
Y fue por la expresión confusa de su rostro, que el soldado y su secretario rieron de forma burlona.
"No nos hagas perder el tiempo, así que por favor no te quedes mirándolo como si fueras estúpida... respondelo", cambiando el tono juguetón de su voz, ordeno con un grito.
Sin saber por donde comenzar, la joven titubeo.
"¿No escuchate?", también riendo el secretario cuestiono.
"Me pregunto si habrá algo para lo que si seas buena", el primero se atrevió a murmurar.
De pronto la puerta se abrió de golpe, dando paso Haruka, quien alcanzo a escuchar como es que se dirigieron a ella.
"Debería ser un poco más amable con los civiles, ¿No cree, capitán?", con tono vacilante hablo. "¿Usted que cree, sargento?"
"¿Qué signi...", el mayor en rango intento replicar, pero en cuanto alzo la mirada y contemplo el rango que él llevaba, su rostro se empalideció. Luego él y su secretario se reincorporaron, adoptando una posición de firmes; "Como usted ordene, coronel"
"Bien, descansen", dijo y luego se volvió para con la aguamarina. "Deja que te ayude", tomando la pluma fuente que estaba a su disposición se la entrego. "Aquí tienes que poner tu nombre completo, edad, tu dirección actual, profesión y si es que deseas ayudar con la reconstrucción de la ciudad"
Ruborizada Michiru lo lleno.
"Aquí tiene, capitán", expreso Haruka mientras le entregaba el documento. "¿Hay alguna objeción?"
"Ninguna, señor. Estamos a sus ordenes", temiendo ser reportados y arrestados, contesto.
"Lo sé... Vámanos", dijo respectivamente.
Fue así que ambos reanudaron la caminata por aquellas calles y tal y como él le dijo, nadie se atrevió a molestarla.
"Ahí estaba la escuela en la que enseñaba", Michiru señalo hacía lo poco que de esos muros quedaba.
"Según escuche, antes que reconstruir los hogares se dará prioridad a los hospitales, luego a las escuelas", él contesto.
"Deseo volver a dar clases... aunque no sé si quedan suficientes niños", entristecida murmuro al pensar en todos aquellos que no sobrevivieron.
"Tarde que temprano lo harás"
Doblando una avenida más, finalmente arribaron.
Observando a su alrededor, poco ella puedo reconocer. Luego se arrodillo ante lo que fue su hogar, del que tal y como ya sabía, solo quedaban escombros.
"No queda nada", gimió conteniéndose para no llorar, tratando de evocar en su memoria los momentos felices que entre sus muros paso.
Haruka en silencio la contemplaba, sabiendo a la perfección cual era su sentir.
"Lamento mucho que hayamos llegado a esto... pero es lo que se veía venir cuando él inicio ese conflicto", contemplando toda la acera, volvió a pensar en lo que su padre dijo cuando Gunther se marcho, tratando en vano sacar de su memoria el recuerdo de las ondeantes y malditas banderas que con sus retorcidas cruces pendían de los balcones. Recordando también como esos hombres con sus negros uniformes desfilaban por las calles llevando el brazo en alto. "Todos ellos gritaban su nombre, diciendo que la guerra estaba justificada... ahora ¿Dónde están?, espero y se hayan arrepentido del mal que nos hicieron"
El rubio ante sus palabras no dijo nada.
Sabiendo que no tenía caso seguir lamentadolo porque nada ganaría, Michiru se limpio el rostro y justo cuando se reincorporaba, la terrible impresión termino por vencerla, provocando que por poco perdiera la conciencia.
"¿Estas bien?", cuestiono él sosteniéndola en sus brazos.
"Si, no es nada", replico totalmente ruborizada.
"De nuevo esta nevando, será mejor que regresemos", él aconsejo a lo que ella asintió.
Así que permitiendo que ella se apoyara en su brazo, emprendieron el camino de regreso al edificio.
Y Haruka no lo noto, pero desde el otro lado de la acera Fiódor Matveyev pudo contemplarlo en compañía de una mujer.
"Lo sabía, coronel", riendo murmuro mientras los veía alejarse.
Notas de autor;
Pequeña observación, Fiódor no tiene un rango tan elevado como para ser superior de Haruka, pero se tiene cierta confianza, por eso pueden hablar casi de cualquier cosa.
Kaiohmaru; Poco a poco Haruka va mostrando su verdadera naturaleza. Eso de hacerse el duro ya esta quedando atrás, aunque como vemos ambos tienen pensamientos muy errados, pero es que también hay que ver en que circunstancias de dio su relación.
Bien o mal Haruka la salvo de cosas peores, pero no por eso diremos que es una especie de héroe porque despues de todo se sirvió de ella y se aprovecho de su situación, pero como bien lo hemos dicho, enamorarse fue su castigo. ¿Tú que piensas que paso con Armand?
Isavellcota; La infidelidad en si no exista dentro de esa relación, pero Misaki si que tenía motivos para pensar que la había. Ambos en lugar de concluir cosas que no son deberían abrirse, pero prefieren callarse y torturarse. Que mal por ellos.
Kyoky; Haruka siempre va a ser Haruka XD, ser así nunca se le va a quitar xd, hay que reconocerle que al menos en esta historia se ha medio controlado xd. Y Michiru no anda de celosa porque después de todo acepta que entre ellos no hay algo serio.
