CAPÍTULO XXXIII

DESDE LAS RUINAS

Tal y como el alto mando de la nación del Sur dispuso, dos días después de que el nuevo año iniciara comenzó la tan esperada limpieza de la ciudad, y es que para hablar de una reconstrucción hacía falta más planificación y sobre todo recursos.

Era así que la jornada de trabajo se llevaba a cabo de Lunes a Sábado, empezando hacía las ocho de la mañana y la cual dependiendo del clima, duraba entre las ocho y diez horas.

Al final de la misma todos los involucrados en ella recibían las raciones que les correspondían, llegando estas a consistir en pan, mantequilla y enlatados. Y aunque a veces a no eran gran cosa, en algo complementaban las que recibían por derecho.

Era así que la gran mayoría de los civiles trabajaba, desde los más jóvenes hasta aquellos que aún estaban en condición de hacerlo.

"Cubeta", por enésima vez desde uno de los techos grito un hombre mientras que con una cuerda atada a una palangana, descendía los escombros que en ella pudieran caber.

Recibiéndola en la seguridad del suelo y con las manos desnudas, Michiru vació su contenido en el sitio que previamente los oficiales le indicaron; "Limpio", contesto para que el viejo Karl, quien hacía mucho había sido plomero, volviera a tirar de ella y la encargada la llenara.

"Al menos por hoy dejo de nevar", una mujer mayor que por oficio tuvo el de secretaria en una fabrica de zapatos, expreso mientras se ocupaba de quitar el polvo que quedaba.

"Aún así el clima esta demasiado frío, siento que los pies se me van a congelar... cubeta", el sujeto de nueva cuenta grito.

"Limpio", repitiendo la misma acción, la joven replico. Luego con dolor contemplo sus manos, las cuales habían comenzado a cubrirse de durezas.

"Aunque somos diez trabajando en este edificio, siento que a este ritmo jamás terminaremos de limpiar", el chiquillo que manejaba la carretilla se quejo.

Un poco más allá y vigilando que se cumplieran las ordenes, desde su sitio tres sargentos los contemplaban.

"¡Oye tú!, puedes trabajar más rápido", el de cabellera castaña vocifero para con uno de ellos.

"Pienso que deberíamos azotarlos, eso los animaría a hacer las cosas bien", el pelinegro y regordete opino.

"No es mala idea", el calvo agrego.

"No somos animales", molesto el civil murmuro, aunque no fue lo suficientemente cuidadoso como para que los demás no lo escucharan.

"¿Qué dijiste?", encaminándose hacia él, lo empujo sobre los escombros.

"No ha dicho nada, comandante", la mujer mayor y cuyo nombre era Helen, desde el techo contesto, dirigiéndose a él con un rango que no le correspondía, y es que ante el nulo conocimiento de los civilices hacia sus insignias, los tres sujetos se presentaron como tal.

"¿Comandantes?, ja... muchas veces me ocupe de los pertenencias del coronel y es por eso mismo que puedo reconocer que no lo son", pensó Michiru, sin embargo no se atrevería a contrariarlos.

"Pues mas le vale... conformes deberían estar con que no les demos el trato que los suyos les dieron a los nuestros en sus campos de trabajo, de lo contrario ya no estarían vivos"

Sin poder quejarse aquellos diez continuaron en sus labores, siendo que la única oportunidad que tenían para sentarse a descansar era la hora de los alimentos.

Y fue durante las conversaciones que en esos momentos sostenían, que la aguamarina pudo hacerse amiga de Helen, además de conocer mucho de lo que les sucedió luego de que ellos tomaran la ciudad. Sabiendo sus pesares ya no le cabía duda alguna, fue demasiado afortunada al encontrarse con su rubio.

Mientras tanto Haruka estaba del otro lado de la ciudad, inspeccionando que el trabajo en uno de los campos se hiciera de la forma correcta. Después de todo su experiencia como granjero era vasta.

"El ejercito del Occidente controla toda esa zona, ellos también han iniciado la limpieza", expreso observando con sus binoculares.

"Poco a poco todo esta volviendo a la normalidad... incluso el dinero no tarda en comenzar a funcionar", contesto Fiódor.

"¿Crees qué nos paguen los cuatro años que estuvimos en guerra?", cuestiono el rubio.

"Según escuche lo harán, ¿Cuándo?, no lo sé. Pero de ser así inmediatamente me comprare un auto"

"Buena elección. El que me asignaron cuando llegamos fue destruido dos días antes de nuestra victoria... no, no... tienen que hacerlo de esta manera", expreso y acercándose a uno de los jóvenes que araban la tierra, le mostró como debía tomar la herramienta. Luego regreso al lado del regordete hombre. "¿En qué estábamos?"

"En que que vas a hacer cuando te paguen"

"Diría que volver a Vrostov para reconstruir mi granja, pero no sé... quizás me compre una casa", tomando el saco de fertilizante, lo abrió para prepararlo.

"Buena elección... sobre todo para aquel que este considerando formar una familia", esperando que por fin le confesara que mantenía relaciones con una civil, cosa que no era la primera vez que hacía, expreso.

Ante sus palabras Haruka dejo escapar una ligera risa, y es que no tan fácil cedería. Después de todo si no había podido sincerarse con la mujer quería, mucho menos lo haría con él. "Cierto"

Y es que no era raro que tratos como el que Haruka y Michiru hicieron fueran una constante, siendo que la mayoría de ellos se resumían a un intercambio de favores. Pocos eran aquellos en los que había sentimientos de por medio.


(A siete kilómetros de ahí)

Habiendo pedido ser enviada a inspeccionar esa unidad en especial, desde la distancia la castaña Lita observaba el avance de ese grupo de civiles, manteniendo casi toda su atención en la esposa y los hijos de Dietter, el asesino de su hermano.

"¿Ten cuidado", expreso la mujer para con su hijo mayor, quien se esforzaba por cargar el mayor peso posible.

"Si", contesto tratando de llevar la pala.

Colocando dentro de una cubeta un puñado de piedra, el menor hizo una pausa para limpiarse el molesto sudor que comenzaba a perlarle la frente; "Mamá, ¿Cuando es que papá va volver?"

Ante sus palabras la mujer bajo la mirada. Y es que hacía algún tiempo un alto mando de su ejercito le explico que el reporte recibido decía que la comunicación con la unidad en la que él estaba de pronto se perdió y con ello el paradero de todos ellos.

En resumidas cuentas oficialmente Dietter junto a una centena de hombres que incluía a Gunther, su comandante, estaba desaparecido en combate.

"Será mejor que continuemos", ella replico ocultándole el hecho de que él podría estar hecho prisionero en algún lugar del Sur.

"Son ellos, ¿Verdad?", a espaldas de la castaña la rubia Mina cuestiono.

"¿Eh?", volviéndose un poco, la capitana la contemplo.

"Son ellos, la familia del hombre al que buscas, ¿No?"

Fingiendo la joven se encogió de hombros; "Pueden ser ellos o aquellos", replico y luego con paso ligero comenzó a alejarse.


(Cerca de ahí)

Jugando a las cartas, los tres sargentos que vigilaban pasaban el tiempo.

"Te he vuelto a ganar", expreso el castaño y pecoso para con el regordete de cabellos negros, luego como premio tomo un enlatado el cual sin duda era parte del pago de uno de los civiles. ¿Qué quien no iba a recibir sus raciones completas?, eso era algo que más tarde decidirían.

"Haces trampa", el pelinegro se quejo.

"Lo mismo pienso", el calvo también acuso.

Sin importarle sus señalamientos, el hombre disfrutaba de su delicioso banquete mientras negaba con la cabeza; "No es mi culpa que ustedes sean unos perdedores... mas tú, Boris", dijo y luego señalo al regodete pelinegro.

Molesto el calvo se volvió para con grupo de civiles; "Ustedes, trabajen más rápido", a gritos ordeno.

Boris sonrió y también contemplándolos rió con cierta burla; "Muchos de ustedes trabajan porque quieren", dijo y luego contemplo a las mujeres, centrando su atención en la aguamarina.

"Ignóralo", murmuro Helen para con la joven.

"Eso hago", contesto y luego vació el contenido de la cubeta.

El sujeto sonrió y dejando su lugar, camino cerca de donde ella estaba. "Si tú me lo pides puedes descansar un momento", dijo con un tono suave.

"Desgraciado", el alguna vez plomero y cuyo nombre era Karl, gimió a imaginar sus verdaderas intenciones.

"No es necesario, estoy bien", contesto la joven para continuar con su tarea.

"Como quieras", despreocupado se encogió de hombros.

Siendo testigos del rechazo de la mujer, el calvo y el castaño rieron a carcajadas.

"Eres un perdedor"

"Ya no hay duda de ello"

Ante sus palabras Boris resoplo y con su dedo señalo a la aguamarina; "Es estúpida, no sabe lo que le conviene"

"Ese es el punto, lo sabe y por eso te ha mandado al diablo... no me equivoque cuando dije que eras el mas grande perdedor", dando paso a la burla, el castaño se atrevió a escupir.

Eso termino por despertar su ira, así que volviendo a contemplarla, se encamino hacia ella para patear la cubeta.

"Ve a trabajar del otro lado... ya veremos si no aceptas el descanso... tú, dale la pala", grito para con uno de los civiles.

"Pero señor, no es trabajo que una mujer pueda hacer", él contesto al mismo tiempo que el sargento de las manos se la arrebataba y se la entregaba a ella.

"Por eso mismo, ya veremos si sigue de altanera"

"Esta bien", no deseando un castigo para su compañero, Michiru la tomo.

"Eres perverso", uno de sus dos amigos exclamo.

"No, solo soy justo"

Fue así que sin protestar la aguamarina comenzó a trabajar.

"Tengo días observándote y es por eso que pienso que no deberías estar aquí. Este es un trabajo muy duro", murmuro Helen para con ella.

"Tengo que hacerlo", Michiru contesto tratando de hacerlo lo mejor posible.

"Es cierto, pero no en ese estado", añadió

Boris, viendo a la joven volvió a reír; "¿Lo ves, princesa?, esa no es una tarea fácil. Ven aquí y te perdonare", hablo haciendo una seña obscena.

Ante sus insinuaciones la aguamarina negó con la cabeza, paleando más rápido. Dispuesta estaba a no dejarse intimidar, mucho menos se iba dejar vencer.

"Ya déjala en paz", el castaño expreso.

"Es verdad, mejor volvamos a jugar"

El sujeto resoplo y escupiendo hacia un lado, regreso a su sitio.

"La mayoría de ellos se comportan así... suficiente mal nos han hecho para seguir dándonos un trato tan inhumano"

"En parte somos responsables"

"No, debemos dejar de culparnos"

Esa era la conversación que entre susurros algunos de ellos mantenían. Por su parte la aguamarina seguía concentrada en cumplir la orden. Sin embargo no importaba que tan entera intentara mantenerse, si poco a poco sus miembros comenzaron a perder vitalidad.

Producto de la escasa comida, el sol y el terrible esfuerzo que la nueva tarea significaba, sus rodillas no pudieron tolerarlo y entonces se derrumbo.

"¿Estas bien?", corriendo en su auxilio, Helen cuestiono.

"Si, solo estoy un poco cansada", ella contesto mientras se reincorporaba.

Ante esa imagen el regordete oficial rompió a reír; "¿Ya tan fácilmente te rendiste?... ¡Anda, ven conmigo!"

Ella negó con la cabeza, volviendo a tomar la pala.

"No creas que tan fácil te vas a salir con la tuya"

"Niña, no puedes seguir trabajando. Tu nariz esta sangrando", la anciana expreso.

"¡Maldición!", Michiru se quejo.

"¿Qué demonios pasa ahí?", pregunto el calvo.

"No puede seguir trabajando en estas condiciones. Esta mujer necesita un medico", Helen señalo.

"¿Un medico?... no digas tonterías", él replico.

"Estoy bien, no es necesario"

"Ven te llevare a la enfermería", su amiga expreso.

"No, será mejor que yo la lleve a su casa", el regordete Boris dirigió sus pasos hacia ella. "¡Vamos, cariño!, no tendrás que caminar. Tengo auto"

"No, yo puedo acompañarla", Helen intervino.

"No te metas, maldita anciana", alzando su mano con intenciones de abofetarala, alzo la voz.

"Puede gritarme todo lo que quiera, pero no voy a dejarla sola y menos con usted"

Ante esa bravura el soldado torció los labios; "Entonces también vete a casa, pero mañana las dos tendrán que estar aquí una hora antes... además por hoy no recibirán todas sus raciones"

"Haga lo que quiera, pero ella se va conmigo"

Fue así que tomando lo que les correspondía, Michiru y la mujer emprendieron el camino.

"Lo lamento tanto", avergonzada la aguamarina murmuro.

"Nada de eso, no te iba a dejar sola y mucho menos con ese animal"

Y fue que avanzando un par de calles más que finalmente arribaron a casa de los Kremer.

"Aquí vivo, ¿Desea pasar a tomar algo?"

"No... te veo mañana. Cuídate"

"Gracias y adiós"

Y apenas la joven se dirigía a la cocina, escucho la puerta abrirse. Era Haruka que también regreso temprano.

"Buenas tardes", él saludo.

"Buenas tardes, coronel", ella contesto mientras se lavaba el rostro para borrar el rastro que la sangre le dejo.

"¿Estas bien?", extrañado cuestiono.

"Si, es solo que nos dieron permiso de abandonar la obra una hora antes", ocultándole el verdadero motivo por el que estaba en casa, dijo. "Mañana repondremos ese tiempo"

"¿Segura de qué estas bien?", no, no estaba nada convencido, y es que en su mirada pudo ver que había algo más.

"Si"

"Bien... todo avanza de forma lenta, pero es mejor eso a nada", quitándose el abrigo lo coloco sobre el perchero. Notando que las manos de la joven estaban muy maltratadas, camino hacia ella; "Déjame ver", tomándolas contemplo las durezas que las cubrían. "¿Te duelen?"

Ella asintió levemente.

"No es algo por lo que tengas que preocuparte. Mantenlas hidratadas y en algunos días estarás bien"

"Gracias, coronel", a punto de echarse a llorar sonrió de forma débil...

Profundamente cansada y no deseando otra cosa más que poder dormir, la aguamarina yacía sobre su cama.

"Espero y ese maldito no vuelva a molestarme", pensó cerrando los ojos, sin embargo en ese instante la puerta se abrió, dando paso al rubio.

"¿Duermes?", cuestiono mientras se acercaba a la cama. "Yo no puedo hacerlo"

Adivinando que no estaba ahí para entablar una simple conversación, Michiru fingió que lo hacía.

"¡Dioses, ahora no, por favor!", pensó, sin embargo ¿De qué forma podría decírselo si había prometido no contradecirlo?, cosa que hacía pocos días volvió a recordarle. "No", sus labios murmuraron.

Haruka sonrió y acto seguido se recostó a su lado; "Ven aquí", dijo mientras la desnudaba y la besaba.

Ante el toque de sus manos la aguamarina intento resistirse. "No, deténgase", en silencio pidió.

"Hace frió, nos mantendremos calientes", murmuro a su oído y luego deslizo su mano por su intimidad.

Michiru se mordió los labios y negando con la cabeza, finalmente tuvo valor para hacérselo saber; "Por favor, ahora no"

Ante su negativa Haruka se detuvo de golpe.

"Por favor... le prometo que después de mañana haré todo lo que me pida, pero ahora no me encuentro en condiciones"

El rubio no supo que decir y muy confundido, pero sin estar molesto abandono la cama.

Y fue ante ese silencio que ella pensó que su promesa no lo conformaría, así que de forma nerviosa dirigió sus manos hacia su pantalón. Esperaba en algo llegar a complacerlo.

"¡Dioses!", el rubio se quejo ante el cálido toque de sus labios. En otras circunstancias la hubiera dejado continuar, sin embargo negó con la cabeza al mismo tiempo que de forma gentil la apartaba de el; "No, si no quieres no tienes que hacerlo"

Michiru no dijo nada, volviendo a apoyar la cabeza en la almohada, luego sin que pudiera contenerse comenzó a llorar.

"Soy un maldito que ya le ha hecho mucho daño", pensó y justo cuando tomaba su camisa para volver a vestirse, la mujer sujeto su mano.

"Por favor, esta noche quédese conmigo"

"Lo que tú digas", confundido él replico, volviendo a recostarse a su lado.

Ella deseaba un abrazo, sin embargo se conformaría con tenerlo cerca y sentir su calor. Pero como si hubiera adivinado sus pensamientos, Haruka la atrajo hacia su pecho, dejando que en el llorara de forma abierta...


Notas de autor;

Kaiohmaru; Pobre Michi, la esta pasando bastante mal. Esperemos y no sea algo malo lo que la tiene así.

Michelle; De a poco Haruka esta volviendo a ser el que era, pero no se ha dado cuenta xd. Fiódor sabrá callar, él quiere que vuelva a ser feliz.

isabellcota; Aunque Haruka llegue a negarlo, se preocupa mucho por ella, lo que es genuino. Aunque es su secreto lo que los sigue manteniendo separados.

Kyoky; Ambos prefieren hacer las cosas así antes que sentarse a hablar. Se esta perdiendo de mucho por no hacerle casos a sus sentimientos.

EverlastingMyLove; No te preocupe, siempre espero por si hay algún comentario de ultimo momento.

Entre lo que le sucedió a las mujeres de consuelo y a las que perdieron la guerra, no hay mucha diferencia. También tenemos el caso de las mujeres francesas. Luego de la ocupación nazi muchas de ellas se hicieron "novias" de ellos y cuando la guerra termino, ellas fueron perseguidas para ser castigadas por haber cooperado con ellos. También esta el caso de las mujeres y hombres soviéticos que cayeron presos en los campos nazis, ellos también fueron perseguidos por haber recibido ordenes del enemigo. La guerra y post guerra esta llena de injusticias, eso sin importar quien pierda o gane, en ambos bandos siempre habrá victimas de las circunstancias.

Fiódor es nieto del Fiódor de la otra historia. Él también quiere que Haruka sea feliz. Y si, pensé en que Michi podría ser una segunda madre para el hijo de Haruka, pero me fui por esta idea, que es la original. Ahora dime, ¿Crees que por ahí ya anda o andará el pollito?