CAPÍTULO XXXVI

GENTILEZA

Como cada mañana y hacía la misma hora Haruka abandono el hogar de los Kremer, emprendiendo camino hacia los campos que por su conocimiento le habían encomendado supervisar.

"Ahora más que nunca tengo que hacer todo lo posible para que ella este bien", aún sin poder asimilar que de nueva cuenta iba a ser padre, avanzaba por aquellas calles hasta que sintiéndose observado se detuvo. Volviendo la mirada, se encontró con la hermosa aguamarina, quien a pocos pasos le seguía.

"¿Sucede algo?", con extrañeza, él cuestiono.

Ruborizada Michiru le dio alcance. "Voy con usted, la otra noche dijo que podría ponerme en una de las cuadrillas que están bajo su supervicion"

Habiéndolo olvidado, Haruka asintió un poco; "Es cierto que lo dije, por favor ven conmigo", expreso dirigiendo sus pasos de regreso al edificio.

No entendiendo que era lo que sucedía, ella obedeció.

Y apenas ingresaron en el recibidor, el rubio negó con la cabeza; "Iba a ponerte a cargo de la herramienta, pero dados los últimos acontecimientos todo ha cambiado. Porque sé y he visitó de que son capaces muchos de esos imbeciles, es que cuando llegó el momento de la reconstrucción me rehusé a que participaras...", intento decir, viéndose interrumpido por ella.

"Lo sé, coronel. Pero ahora más que nunca tengo que trabajar"

"Como te habrás dado cuenta, son tareas muy pesadas. Estas embarazada y en esas condiciones no puedes hacer nada sin que estés en riesgo. Debes hacer caso a las recomendaciones de la cirujano Mizuno", dijo mientras abría la puerta principal.

"Si coronel, pero ¿Qué hay de las raciones como pago?, necesito..."

"Es mi hijo y te estoy ordenando que te quedes aquí. Yo me encargo del resto, así que no tienes de que preocuparte"

Ante sus palabras ella no supo que responder, después de todo tenía razón. Así que aceptando la orden contra su voluntad, Michiru asintió.

"Bien, estaré en casa hacía la misma hora. Y más te vale que no se te ocurra contrariarme", él concluyo mientras abandonaba el lugar.

"Como usted diga, coronel"

Aún mas pensativo que antes, el rubio siguió su camino; "Mi intención no es ser duro con ella, sin embargo tengo que proceder de esa forma o de lo contrario lo único que lograra será exponerse. Que este embarazada la hace aún más vulnerable". Y fue en ese instante que el recuerdo de lo sucedido la otra tarde llegó a él, llenándolo de ira y haciendo que con fuerza apretara el puño. "No, esto no se va a quedar así", mascullo desviando sus pasos hacia el otro lado de la acera.

Supervisando que el trabajo se cumpliera como él lo había ordenado y resignado a que la aguamarina no regresaría, Boris fumaba.

Si, aún podía percibirse molesto. En primera porque con Michiru no se salió con la suya como ya se había hecho su costumbre y en segunda porque se sentía humillado luego de que el coronel lo evidenciara como lo que era, un simple sargento.

"Coloquen eso del otro lado", a gritos ordeno aún a sabiendas de que no podía abusar de su autoridad.

"Estoy harto de este sujeto", Karl murmuro sin poderse permitir hacer una pequeña pausa.

"No nos queda de otra mas que obedecer y callar", alguien añadió.

"Ella no volvió, ¿Estará bien?", en silencio y muy preocupada Helen se cuestiono. "Ese superior, ¿Será su protector?, sea como sea espero y lo que le sucedió no se trate de algo grave, aunque mas o menos tengo una idea de que puede ser"

"¡Oye, tú", desde la cercana distancia una furiosa voz llamo al pelinegro, provocando que todos los civiles, el castaño y el calvo voltearan a ver al rubio coronel de la otra tarde.

Encontrándose ante su presencia, Boris y los dos soldados hicieron el saludo militar, sin embargo Haruka los ignoro.

"A la orden, señor", temiendo encontrarse en problemas o que alguno de los civiles lo hubiera acusado, tembloroso el regordete hombre exclamo.

Sin dar orden alguna Haruka avanzo hacia él y ante la mirada de los demás, con el puño lo golpeo en el rostro, provocando que la sangre emanara y le manchara el uniforme. Luego con violencia lo tomo por el abrigo.

"Escúchame bien, hijo de perra. Mi mujer esta esperando un hijo mio y si por tu maldita negligencia algo le hubiera ocurrido, me las habrías pagado y muy caro. Bien te habría puesto en un tren rumbo a la guerra... o con destino a los gélidos campos del Sur"

"Señor... yo...", siendo presa de un escalofrío que le secó los hinchados y adoloridos labios, Boris trato de defenderse.

"No hay pero que valga. Así que mas te vale que los tengas en tus oraciones. Y si no eres creyente, entonces es momento de que empieces a serlo", empujándolo sobre la acera lo libero.

Ninguno de los presentes se atrevió a decir nada, siendo que aquellos civiles que estuvieron molestándola también fueron embargados por el miedo, y eso que no alcanzaron a escuchar la conversación de esos dos.

"Necesito que Helen y Karl vengan conmigo", el coronel exclamo.

Temerosos de haber hecho algo mal, los dos ancianos dieron un paso al frente.

"Somos nosotros, señor", dijo el hombre.

"Bien, acompáñenme"

Fue así que nerviosos y en silencio a prudente distancia ambos seguían sus pasos.

"¿Estaremos en problemas?", fue la obvia pregunta que Helen formuló.

"No lo sé, pero espero y no"

Siendo presa de esa y otras dudas, la anciana por fin se atrevió a hablarle.

"Disculpe la pegunta, coronel, pero ¿Cómo esta ella?"

"Bien, sin embargo no esta en condiciones de trabajar... ¿Imaginan por qué los he llamado?"

"No, señor"

"Lo hice porque ella me dio buenas referencias sobre ustedes, pero díganme ¿A qué se dedicaban antes de la guerra?"

"Durante toda mi vida fui secretaria en una fabrica de zapatos"

"Y yo fui plomero. Hace un par de años me jubile"

"Me serán útiles en el nuevo trabajo que a partir de ahora desempeñaran. En nada se compara con el que hacían ahí. Será acorde a sus conocimientos y la paga en raciones es mucho mejor. Además aquí no habrá malos tratos"

"Gracias señor"

"No, quien tiene que darles las gracias soy yo", murmuro pensando que si no hubiera sido por ellos dos, ese sujeto bien habría podido aprovecharse de la aguamarina.


(Del otro lado)

Trabajando en los últimos informes, la peliazul ocupaba su tiempo.

"¿Se puede?", desde detrás de la puerta el rubio llamó.

"Adelante, coronel", ella contesto y poniéndose de pie, hizo el acostumbrado saludo militar.

"Descansa". Quitándose el gorro, Haruka se sentó frente a ella.

"Justo estoy trabajando en los resultados de sus análisis", tomando un par de sobres, se los entrego.

Confiando en que todo estaba bien, el rubio le dio una rápida lectura al que llevaba su nombre.

"No encontré infección alguna, pero como le dije la otra tarde, en ella si hay una ligera anemia que a la brevedad debe ser tratada"

"¿Qué hay que hacer?"

"En primera tiene que mejorar su alimentación y descansar todo lo que sea posible"

"Estuvo trabajando en la limpieza de la ciudad, pero es algo que ya he solucionado, ¿Qué más?"

"Hoy no podré ir a verla, pero mañana por la tarde si para llevarle unas cosas. Finalmente están comenzando a llegar los insumos que pedí"

"Perfecto, sin embargo hay algo de lo que tenemos que hablar"

"¿De qué se trata?, coronel"

"De ella y de lo que muy probablemente estas pensando de mi"

"No, no es necesario", titubeante expreso, después de todo él se trataba de su superior y pocas eran las explicaciones que a los demás les debía.

"Considero que si. En todo este tiempo les pedí que no se inmiscuyeran en problemas innecesarios... A lo que voy es... quizás pienses que soy un monstruo y tienes razón... todo comenzó luego de que tomáramos la ciudad. Entré a un edificio para inspeccionar que estuviera limpió y ahí estaba ella. Como te imaginarás, ella escuchó y fue testigo de la brutalidad de muchos de los nuestros, así que pensó que yo estaba ahí para herirla. Estaba asustada y eso la llevo a que nos involucráramos en una especie de trato. Ella se fue conmigo a cambió de que yo la protegiera", avergonzado desvío la mirada.

"Entiendo", dijo Amy, después de todo ese era un hecho que no le era indiferente.

"Admito que abuse de mi autoridad, pero te juró que no la he lastimado como tú estas pensando... no... no creo haberla tenido por la fuerza", confundido expreso y luego bajó la mirada. "Ahora estoy avergonzado por haber accedido a lo que por miedo me ofreció. Ella tiene todo el derecho a odiarme, a odiar lo que lleva en las entrañas"

"Asi es la guerra, a todos nos orilla a hacer cosas que no deseamos, en especial a las mujeres", expreso y luego de forma ligera negó con la cabeza, recordando la primera vez que se entrego a Kirill.

"Ojalá y algún día ese hecho cambié. Las mujeres y los niños son quienes mas sufren", él murmuro.

"Desde un principio entre todos nosotros hubo un sentimiento de confianza, además hemos pasado cuatro años juntos, así que siento que puedo hacer la siguiente pregunta, ¿La quiere?"

Haruka sonrió un poco y negó con la cabeza; "Por supuesto que no. Por culpa de su gente perdí a mi familia y estoy lejos de mi tierra. Sin embargo eso no cambia que sea la madre de mi hijo y me preocupe por ella", sus labios dijeron, aunque para sus adentros era todo lo contrario."Perdóname, pero no puedo arriesgarte más de lo que ya lo he hecho"

"Esa es una gran verdad"

"Así que la orden es que nadie se entere de la situación, ¿De acuerdo?"

"Como usted ordene, coronel", ella replicó y poniéndose de pie, volvió a hacer el tan acostumbrado saludo.

"Bien, hasta luego", él expreso y tomándo los resultados, abandono la oficina.

Amy sonrió y acto seguido negó con la cabeza; "No hace falta que sus labios lo admitan, me basta con sus acciones para saber que hay algo mas"


(Esa noche)

Abriendo su macuto, sobre la mesa el rubio fue colocando las raciones correspondientes a ese día.

"Pase por la oficina de la cirujano Mizuno y ya me entregó los resultados", expreso y luego los coloco a su alcancé. "Estamos sanos. Dijo que el día de mañana por la tarde vendrá a ver como estas"

Abriendo el sobre que llevaba su nombre, la aguamarina sonrió al ver que la medico se tomo el tiempo de escribir en su idioma para que lo entendiera. "Muchas gracias"

"En tres días entregarán los alimentos que por derecho te corresponden, los completaremos con lo mio y con lo que te traiga a diario... mira, hoy logre conseguir fruta fresca"

"¡Vaya!"

"Cada día hay una o dos personas que faltan al trabajo, así que yo tomaré esas raciones y las traeré a casa. Sé que eso es robar, pero a nosotros nos hacen mucha falta"

"Gracias, coronel", ella expreso.

Sentándose a la mesa para disfrutar de la cena, iniciaron la amena conversación.

"¿Sabes?, fui a buscar a Karl y a Helen"

"¿Ellos están bien?", preocupada porque Boris hubiera tomado venganza en su contra, cuestionó.

"Por supuesto que si. Por haberte ayudado es que ahora estan bajo mi vigilancia, por sus conocimientos me son bastante útiles. El trabajo es ligero y a cambio reciben buena comida"

"Me alegra mucho que estén a salvo"

"Si tú lo permites el día de mañana le diré a Helen que si lo desea puede pasar por aquí. Te hará mucho bien hablar con alguien que no sea yo. Y si es que deseas ir a algún lado y yo no puedo acompañarte, ella podría hacerlo"

"Muchas gracias, coronel", emocionada contestó.

"A pesar de que hace ya tres meses nos conocemos, no me has hablado de ti cuando eras niña"

"Es verdad. Como le dije, mi madre fue la segunda esposa de mi padre. Desconozco como es que se conocieron, pero nací cuando Gunther, mi hermano, estudiaba en un internado. Finalmente lo conocí cuando yo tenía cinco años, él tenía once"

"No hay mucha diferencia en sus edades", llevando un bocado a sus labios, señalo.

"Creo que eso nos permitió ser buenos amigos"

"Yo no tengo mucho que contar. Hace casi veintisiete años nací en Vrostov, pero para ser más específicos nací en el gallinero", expreso y luego emitió una ligera risa. "Como ya sabes, mis abuelos y mis padres eran granjeros, así que una mañana y mientras mi madre se ocupaba de los polluelos, llegué a este mundo"

Imaginando como debió ser tal acontecimiento, la aguamarina no pudo evitar reír un poco, hasta que fue consciente de su error, sin embargo el rubio no se molesto.

"Siempre fui un niño feliz al que le gustaba jugar en los campos y cuidar de los animales, además adoraba correr descalzo durante las tardes de lluvia. Pocas veces caí enfermo y solamente una vez de gravedad, que fue cuando tuve varicela, pero aquí estoy completo. Ni aún estando en guerra llegué a enfermarme, o al menos de algo que no fuera mas allá de una gripe. Me case muy joven y cuando iba a cumplir dieciocho mi hijo nació sin contratiempos...", dijo y luego hizo un corto silenció. "Así que consideró que no tienes de que preocuparte, estoy seguro de que ese bebé también será saludable"

"Lo sé, coronel", satisfecha exclamo. Y es que el hecho de que él sobreviviera a toda la guerra, para ella era la clara señal de su fortaleza.

"Por los alimentos tampoco tienes que preocuparte. Haré todo lo posible para que estés bien. Si necesitas ver a la medico no dudes en pedírmelo, yo iré de inmediato a traerla"

"Lo haré, coronel", con las mejillas completamente encendidas expreso, luego continuaron disfrutando de la cena...

Recostada sobre su cómoda cama, Michiru pensaba en como había cambiado su vida.

"Por lo que dijo la médico, supongo que aún eres muy pequeño", murmuro colocando la mano sobre su vientre, como buscando poder sentirlo. "¿En que momento te habré concebido?", se cuestiono recordando sus encuentros, entre los que hubo tiernos, pero también humillantes momentos. Sin embargo Michiru sonrió con esperanza; "Eso es lo que menos me importa, eres mi bebé y ya verás que seremos muy felices", expreso abrazándose a su almohada. "¡Dioses!, estuve tan concentrada en sobrevivir, que en ningún momento pensé en tomar alguna precaución, aunque en estas circunstancias poco habría podido hacer para evitarlo. Tampoco fui consciente de que esto podría ocurrir, pero eso que mas da. Que yo siga con vida permitirá que una nueva nazca"

De ponto la puerta se abrió sin dar paso al rubio.

"¿Duermes?", él cuestiono desde el umbral.

"No", ella contesto imaginando para que estaba ahí.

Haruka ingreso y caminando hacia la cama, se recostó al lado de la joven. "No, no pienses que vengó a eso. Pasa que esta noche no quiero dormir solo"

"Yo tampoco", ella replico observándolo a los ojos.

"Buenas noches"

"Buenas noches", Michiru contesto. "No importa que este esperando un hijo suyo, este hombre no es mio y tardé que temprano regresará al lado de su familia y a nosotros nos tocará estar solos", pensó y cerciorándose de que él dormía, depósito un corto beso en sus labios, luego de forma ligera apoyó la cabeza contra su pecho.


Notas de autor;

Kaiohmaru; Ya era justo y necesario tener al pollito de regreso. Eso es lo único que justifica que tengamos a un Haruka hombre. Si, esta bien escrito su nombre.

Michelle; Ninguno de los dos esta listo para ser papá, Haruka por lo que le paso y vivió aún tiene que sanar esas heridas emocionales, y Michiru por las circunstancias en las que todo esta ocurriendo. Ella también perdió todo y lo que dificulta su situación es que ante los ojos de casi todos es una presa fácil, luego esta el hecho de que esta enamorada de un hombre que piensa y es prohibido.

isavellcota; Haruka tiene muchos miedos, y uno de ellos es que por lo que él le hizo a Michi, ella rechace a su bebé. Él ya perdió un hijo, ahora imagina que pierde otro que para colmo aún no nace. De seguro ese pollo se nos muere. Haruka no habla con ella de lo sucedido quizás porque es su forma de evitar sentir dolor, y es que no le es fácil admitir que se quedo solo, además se siente culpable.

Kyoky; Ese pollito poco a poco los va uniendo y va dejando al descubierto que Haruka tiene un corazón de pollo y que no es un gallo salvaje como quiere aparentar XD.