CAPÍTULO XXXVIII
NEGACIÓN
Poco mas de cuatro años tomo aquel conflicto. Sin embargó que esa guerra terminara no significaba que no habría mas.
Siempre en algún lugar del mundo y sin importar el costo, habría personas como A.H o J (I). S que habidos de poder, estarían gestando alguna...
(Varios días después. Casa de los Kremer)
Para festejar la buena noticia y reconocer el valor de su ejercito, el llamado hombre de hierro ordeno que durante una semana se suspendieran las labores de reconstrucción.
Y mientras afuera nevaba, dentro de la acogedora habitación la aguamarina se entregaba al descanso.
Abriendo sus preciosos ojos azules al nuevo día, Michiru giro sobre su cuerpo para contemplar a su amado, sin embargo él ya no estaba a su lado. Eso fue algo que no la mortifico, y es que últimamente él se levantaba mas temprano.
Luego de unos minutos la joven abandono la cama y dirigió sus pasos hacia la ducha, donde se desnudo.
Y fue ante la imagen que el espejo del fondo le ofreció, que no pudo evitar sonreír en medio de una mezcla que iba de la sorpresa a la alegría.
"¡Vaya, estas creciendo!", contemplando su figura, sin casi aliento murmuro. Y es que por primera vez pudo percibir como su cuerpo comenzaba a cambiar. "¿Cuando es que por fin podre sentirte?", tocando su aún muy pequeño vientre, es que fue consiente de su nueva realidad...
Con esa sonrisa aún engalanando su encendido rostro, la mujer comenzó a preparar el desayuno.
"Tengo que cuidarme lo mejor posible para que mi bebé este bien", pensó mientras se limpiaba las lagrimas que por sus mejillas resbalaron.
"Mujer, necesito... ¿Estas bien?", frunciendo el entrecejo, cuestiono su rubio.
"Por supuesto, coronel", replico volviendo a llevar el dorso de su mano hacia su rostro.
"¿Estas segura?"
"Si", ella contesto volviendo a sonreír.
"¿De verdad?", no, Haruka no estaba convencido de que así fuera. "Entonces, ¿Por qué lloras?", preocupado insistió.
"Porque hoy estoy mejor que nunca", satisfecha, Michiru replico.
(Cerca de ahí)
"Aunque la guerra termino, no ha habido grandes noticias sobre nuestros compañeros que están en ese frente"
"Se paciente, Mina. Quizás pronto tengas noticias de tu esposo", contestó Nikolai, quien poco a poco iba recuperándose de la fractura que la caída del tren le produjo.
La rubia negó con la cabeza; "No me refería a eso, pero he de reconocer que hace mucho deje de esperar. Armand jamás va a regresar", resignada dijo.
"Lamento mucho si he sido inoportuno"
"Esta bien, es solo que me preocupo por los nuestros"
Nikolai asintió; "¿Sabes?, ya quiero regresar a casa. Siento que en este lugar ya nada tengo que hacer"
"A veces me pasa igual, pero he de reconocer que luego de vagar durante cuatro años, he llegado a acostumbrarme a esta ciudad"
"¿Has considerado quedarte?"
"Quizás no sea tan mala idea, siento que en el Sur no queda nada de lo que fue mio"
Ante sus palabras el rubio bajo la mirada al recordar a su hermano; "No importa a donde vaya, porque estaré solo"
"Sabes que no es así. Nos tienes a nosotros, tus camaradas", tomando su mano, la enfermera señalo.
"Gracias, Mina. Siempre voy a reconocer que fuiste muy valiente"
"Y yo digo lo mismo de ti... ahora vamos a trabajar", expreso, y es que junto a la cirujano Mizuno y demás personal sanitario, se encargaba de atender no solo a sus compañeros de batalla, sino a todo aquel civil que lo necesitara.
Nikolai, que fungía como secretario de la cirujano, asintió sin mucho animo. "Aún no me acostumbro a que me miren con miedo", dijo al recordar las muecas que se dibujaban en los rostros de sus pacientes, y en especial en las de los niños y las mujeres.
"No solo a ti te ven con miedo u odio, también a mi. ¡Anda, anímate!", sonriendole, la rubia mujer tomo su mano.
(En casa de los Kremer)
Sentado frente al escritorio, el rubio Haruka pensaba las palabras correctas que debía utilizar para darle toda la formalidad a la carta con carácter de urgente que necesitaba enviarle al general Volkov.
"No, así no", expreso y negando con la cabeza, arrugo la pagina para luego comenzar a redactar una nueva.
"¿Se puede?", cuestiono la aguamarina llamando a la puerta.
"Adelante", él contesto volviendo a deshacerse de la hoja.
"Siento molestarlo, coronel. Pero hace mucho frío, así que le traje un té caliente y galletas", colocando a su alcance la humeante bebida, la joven hizo a un lado del escritorio todo aquello que a él pudiera estorbarle.
"Muchas gracias", llevándolo a sus labios, le dio un pequeño sorbo.
"¿Necesita mas azúcar?"
"No, así esta bien"
Por su parte la aguamarina contemplo lo que estaba haciendo, sin embargo en ese punto poca sería la importancia que le tomaría. "¿Necesita algo mas?"
"No, estoy bien", dijo y acto seguido volvió a empapar la pluma en la tinta.
De pronto alguien llamo a su puerta. Confiada porque él estaba en casa y no corría peligro, Michiru acudió a abrir, encontrándose con su amiga Helen.
"Buenos días", titubeante la anciana saludo.
"Buenos día, por favor pase", contenta porque la mujer se encontraba bien, la joven pidió.
"Aproveche que no vamos a trabajar para venir a ver como estas", dijo y entonces observo al rubio coronel, quien se había desplazado de una habitación a otra. "Quizás deba venir después, ¿No?", murmuro en voz baja, temiendo que él se molestara con su presencia y la echara, aunque era poco probable y es que el mismo le pidió pasar a visitarla.
"Esta bien, siéntese. Iré por café y galletas", despreocupada la aguamarina dirigió sus pasos hacia la cocina.
Nerviosa la mujer lo hizo. Por su parte Haruka camino hacia el recibidor.
"Buenas tardes"
"Buenas tardes, coronel", Helen dijo mientras se ponía de pie.
Avanzando hacia el perchero, el hombre tomo su pesado abrigo y el gorro.
"Puede sentarse... Mujer, voy a salir, ¿Hay algo que necesites?", se dirigió respectivamente.
"No, coronel. Gracias", ruborizada contesto la aguamarina
"Con su permiso", él exclamo abandonando el lugar.
"Luego de que no volvieras estuve muy preocupada. Hoy por fin tuve tiempo de venir a verte", Helen expreso.
"Ya no pude regresar al trabajo", sintiendo como sus mejillas hervían de pena, la joven sonrió. Sirviendo el té y las galletas, se sentó frente a ella.
"¿Estas bien?, ¿Qué fue lo que te ocurrió?"
"Lo mas natural del mundo que a una mujer puede pasarle", dijo mientras su rostro se iluminaba y su corazón se agitaba.
"Estas embardada, ¿Verdad?"
"Así es, y yo que pensé que estaba enferma", no pudiendo evitar dejar escapar una ligera risa, Michiru se cubrió los labios.
"Ya me lo imaginaba", aliviada porque su diagnostico era uno feliz, Helen sonrió.
"¿De verdad?"
"Si, por eso te dije que no debías trabajar en esas condiciones. Eran tareas muy pesadas y aún mas las que te encomendaba ese maldito animal"
"Fue lo mismo que el coronel me dijo. Por eso ya no me permitió ir"
"Él parece ser un buen hombre, ¿Verdad?"
"No, no lo parece, lo es. Aunque en un principio aparentaba ser un hombre duró incapaz de mostrar afecto"
"Es de esperarse, ha saber que habrá vivido en estos malditos cuatro años"
"No debió ser fácil sobrevivir a todo ese infierno, pero he de reconocer que últimamente su carácter ha cambiado. Supongo que saber que voy a tener un hijo suyo lo ha ablandado"
"Luego de haber visto tanta muerte, sin duda una nueva vida lo ha de emocionar y aún mas tratándose de su bebé"
"Sin duda. Aunque nunca habla mucho sobre él, puedo sentir que carga con un gran dolor"
Con atención Helen contemplo a la joven y acto seguido hizo aquel cuestionamiento; "Dime una cosa, ¿Lo quieres?"
Michiru bajo la mirada y negó con la cabeza; "No", sus labios dijeron, pero con cada golpeteo su corazón gritaba otra cosa.
Sin embargo no hacían falta grandes palabras, a Helen le basto ese simple gesto para saber cual era su verdadero sentir. "¿Estas segura?"
Aún con la mirada baja, la joven asintió de forma ligera; "Y aunque así fuera yo no podría estar con él porque él no me ve de otra forma que no sea como culpable de lo que sucedió, sino que además él ya tiene una esposa y un hijo que lo esperan", mordiéndose los labios, expreso.
"Que difícil situación. Sin embargo no cabe duda de que eres muy afortunada. Ese hombre a los demás les infunde respeto"
"Haberme encontrado con él es algo que cada día agradezco... Ahora lo mas importante es que estoy viva y dentro de unos meses mi bebé nacerá", ahogando sus pesares en lo mas profundo de su pecho, sonrió con esperanza de que todo fuera cada vez mejor. "Dígame, ¿Cómo va el trabajo?, ¿Cómo esta Karl?"
"Bastante bien. En nada se compara con lo que hacíamos en el edificio. Ahí no hay malos tratos y la comida es buena. Karl también esta muy bien, ya no es ese viejo que siempre se estaba quejando", callándose el hecho de que la tarde pasada el rubio golpeo a Boris, la anciana refirió. "Gracias por habernos rescatado"
"Yo no hice nada mas que decirle al coronel que ustedes habían sido buenos conmigo"
"Eso fue mas que suficiente". Consultando el reloj, la anciana dejo a un lado la taza de te; "Tengo que irme, si el coronel regresa y me encuentra aquí se enfadara conmigo"
"Tenga por seguro que no lo hará"
"Aún así es lo mejor"
"Me ha alegrado mucho su visita, por favor vuelva"
"Lo haré
(Del otro lado de la ciudad)
Llegando a ese punto ya bien conocido para él, Haruka se dirigió al oficial a cargo.
"¿Cómo va todo?"
"De acuerdo al plan, coronel... tengan cuidado con esas rocas", dijo para él y luego grito para con los civiles que ahí trabajaban. "Casi terminamos de limpiar los escombros, pero ¿Ya pensó que tipo de edificación quiere que se levante?"
"Será un hogar. En unos días traeré el plano de como deben ser distribuidas las habitaciones" replico pensando que nadie mejor para diseñarlo que la aguamarina.
"Aunque primero se esta dando prioridad a los edificios de gobierno, en cuanto los materiales comiencen a llegar este lugar será de los primeros en ser seleccionados"
"Perfecto", Haruka replico. "Le prometí que su hogar sería de los primeros en reconstruirse y así será. No quiero que mi bebé nazca o viva en una casa que no es la suya", contento pensó.
(En casa de los Kremer)
Ingresando en el estudio para limpiarlo, la aguamarina contemplo las desechadas cuartillas que el rubio dejo.
Intrigada por saber en que estaba trabajando, tomo un par de ellas para echarles un vistazo, sin embargo le fue imposible entender lo que había dejado escrito.
"Supongo que escribe a casa. Sin duda su familia estará muy contenta de saber que él se encuentra bien", sonriendo murmuro y entonces aquella idea cruzo su cabeza. "Si él no hubiera regresado y la guerra continuara, ¿Yo le habría hecho saber lo que me esta pasando?", se cuestiono y luego se quedo meditándolo. "No, creo que no, mas bien pienso que no habría tenido oportunidad de hacerlo, porque la guerra habría terminado y él en lugar de volver conmigo habría regresado al Sur... ¡Dioses!, a veces pienso que haberle dicho fue un error, porque cuando él este lejos de aquí se avergonzara de lo que entre nosotros sucedio y hará como si yo jamás hubiera existido, de igual modo mi bebé... aunque de no haberlo hecho él por si solo se habría dado cuenta y entonces habría llegado a pensar que falte a mi parte del trato". Limpiando el poco polvo que había sobre los muebles, la aguamarina sonrió débilmente; "Por mi bien, será mejor que deje de torturarme con esos pensamientos y me concentre en el aquí y el ahora"
(Del otro lado de la ciudad)
Lita, llamando a la puerta del hogar de esos tres espero a que no tardaran en responder, cosa que así sucedió. Encontrándose con la mujer de Dietter.
"Buenas tardes", ella saludo.
"Buenas tardes", contesto la capitana.
"¿Papá volvió?", emocionado, era la pregunta obligada que cada vez que alguien tocaba, el mayor de los chiquillos hacía, luego se asomaba por lo que quedaba de la ventana para atestiguar su arribó, sin embargo la alegría pronto lo abandonaba.
"No, no es él", habiéndose casi resignado a que jamás regresaría, su madre expreso.
"No me cabe duda, siguen esperando a que Dietter regrese", pensó y acto seguido de forma ligera se mordió los labios.
"Pase", de forma amable la mujer pidió.
Lita ingreso en el deshecho recibidor y al instante aquellos dos chiquillos fijaron la mirada en ella, pero en especial en su pesado saco.
"Una, dos, tres... son muchas cruces negras", sorprendido y aún sin saber que significaban, expreso el pequeño.
Por su parte mujer le sirvió un poco de café.
"No, no es necesario", Lita dijo ante sus atenciones.
"Que bueno que la guerra ya termino"
"Si, ya era hora de que se dejaran las armas", contemplando la fotografía de Dietter, la castaña bajo la mirada; "Si, la guerra termino, sin embargo ellos nada ganan. Siguen y seguirán esperando en vano", entristecida pensó al ver al menor de los chiquillos, quien al escuchar pasos provenientes de la calle, presuroso corría hacia la ventana para ver de quien se trataba.
(Esa noche)
Habiendo regresado del trabajo, emocionado Haruka se dirigió a Michiru.
"Mujer, por favor ven al estudio"
"Diga, coronel"
"Mira lo que te traje", él expreso extendiendo sobre el escritorio un blanco papel.
"Es papel del que se utiliza para la realización de planos", Michiru señalo aún sin entender para que podría servirle.
"Exactamente. Lo conseguí para que dibujes de que forma deben ser distribuidas las habitaciones de tu hogar... a decir verdad esa noche estaba muy oscuro y no recuerdo mucho de el. Podría pedirle a los arquitectos que lo diseñen, pero supongo que tú querrás que sea lo mas parecido al modelo original, ¿No?"
"Siempre he dibujado y pintado paisajes y rostros, pero confió en que podre hacerlo. Mañana mismo comenzare", recordando que él le prometió que su hogar sería de los primeros en reconstruirse, pero pensando que solo lo dijo para ser amable, contesto.
"No... no quiero que sigas viviendo aquí, al menos no hasta que tu casa este lista. Luego ordenare que este lugar sea reconstruido. Si los Kremer regresan encontraran que su hogar resistió"
"Gracias por todo, ¿De qué forma podre pagarle sus atenciones?"
Ante su pregunta, avergonzado el rubio desvió la mirada, recordando lo que una vez le pidió a cambio, sin embargo eso no significaba que volvería a hacerlo. "Si necesitas algo más por favor no dudes en pedírmelo"
"Lo haré, coronel", ruborizada expreso. "Preparare chocolate caliente, ¿Hay algo en especial que desee para cenar"
"No, lo que tengas en mente por mi esta bien... espera..."
"¿Si?", volviéndose hacia él, la joven detuvo sus pasos.
Sintiendo como las palabras huían de sus labios, titubeante Haruka la observo; "No, no es nada... olvídalo", haciendo un ligero ademan, se sentó detrás del escritorio. Esperando a que lo dejara solo, se llevo ambas manos a la cabeza. "Sobreviviste a toda la guerra y aún así eres un maldito cobarde", pensó sin mucho animo.
Notas de autor;
A partir de la próxima semana y durante un tiempo estaré publicando los Domingos. Iba a hacerlo a partir de ahora, pero primero quise avisarles.
Kaiohmaru; El problema que Haruka arrastra desde que estaba con Misaki, es el hecho de que es un hombre que poco habla de su sentir. A eso hay que sumarle que erróneamente piensa que con Michi no tiene ninguna oportunidad. Nicolás paso por mucho, y el dolor que carga por poco y lo mata.
Michelle; Cierto, Michi ama a su bebé, y es que después de perder a su familia es lo único que le queda. A los ideales de Gunther habría que sumarle que esta enamorado de ella. Así que saber que su amada se entrego a "un hombre de raza inferior", sin duda lo enloquecería.
Isavellcota; Exacto, luego de lastimarla espera en algo resarcir su error. Por otro lado hay que reconocer que aunque Michi no siente que él haya abusado de ella, si que Haruka se aprovecho de su autoridad. A ella no le pesa tanto porque desde un principio se resigno a lo que estaba por venir. Si, ama a su bebé porque es suyo, porque esta sola, pero también hay otro motivo por el cual no lo ha rechazado.
Kyoky; Cada uno carga con un dolor diferente. Amy por su profesión y su nobleza es incapaz de negarle la atención a alguien, y mucho menos a alguien que tiene relación con Haruka. Y aún en medio de tanta carencia, Michi si puede disfrutar de su estado, cosa que ella no pudo hacer. Ojalá y ambas puedan hacerse buenas amigas.
