CAPÍTULO XXXIX
HERIDAS
(Hace varios meses)
Sobre el suelo y sin conocimiento a consecuencia de la golpiza recibida por parte de ambos oficiales, yacía el castaño Nicolás. A su lado y habiéndose quedado dormido luego de varias horas de llanto, su pequeño de cuando en cuando despertaba ante los violentos sonidos que de la calle provenían.
"¿Mamá?", la llamo y sin obtener respuesta alguna, volvió a recostarse.
A pocos metros y detrás de la puerta de una de las habitaciones, la pelinegra Rei era sobreviviente de su propio infierno.
Ahí, herida y tumbada sobre la cama, permanecía con los ojos cerrados ante la molesta luz que lograba colarse a través de los agrietados muros.
"¿Estoy muerta?", se pregunto al mismo tiempo que su adolorida cabeza parecía dar vueltas.
No era ninguna sorpresa que se encontrara en ese estado, y es que durante los últimos días poco había logrado dormir, probando como único alimento el amargo alcohol que de cuando en cuando ellos le ofrecían. Sin embargo esos eran los menores de sus problemas...
Sin previo aviso la puerta se abrió de un golpe, permitiendole el paso a uno de sus verdugos.
Ante su maldita presencia con dificultad la mujer trago saliva y desvió la mirada. "No, por favor", pensó sin atreverse a expresarlo abiertamente, y es que no importaba que tanto llorara y suplicara, si al final lo único que conseguiría sería que esa agonía se pospusiera.
Cerrando la puerta detrás de él, el sujeto dirigió sus pasos hacia ella, luego con presura se deshizo de las botas y la camisa.
"Apuesto a que no me esperabas, ¿Verdad?", burlón dijo mientras se inclinaba sobre ella, quien no respondió.
Nicolás, habiendo despertado ante los pesados pasos de ambos, vio a ese sujeto ingresar en la habitación. Y fue ante esa maldita imagen que en vano trato de reincorporarse para ir en auxilio de su esposa.
Burlón, el otro hombre contemplo sus inútiles esfuerzos y avanzando hacia él, coloco su pesado pie sobre su espalda para inmovilizarlo.
"¿Qué piensas hacer?... ¿Ir y detenerlo?", cuestiono aprisionándolo contra el suelo.
"Suéltame, sino...", apretando el puño, intento decir.
"¿Si no qué?, ¿Vas a golpearme?", pregunto el sujeto y luego soltó una sonora carcajada.
"Agrrr", grito el castaño ante el crujir de sus dedos.
Inclinándose sobre él, con violencia lo tomo del abrigo; "¿Quieres ir a ver?", torciendo esa maldita sonrisa y a sabiendas de cual sería su respuesta, pregunto.
"No, por favor, eso no", horrorizado el joven chillo. "Perdóname por no poder hacer nada por ti", pensó mientras era arrastrado hacia a la habitación vecina.
"Bien sabes que esto es tu culpa. Si te hubieras quedado en casa en lugar de ir a buscar problemas a nuestra tierra, nada de esto estaría ocurriendo"
"Papá", el hijo de la pareja rompió en llanto, provocando que el soldado se volviera y soltara el agarre que ejercía en el hombre.
"No, matame a mi", el castaño pidió al mismo tiempo que lo tomaba por la pesada bota.
Él ignoro su suplica y avanzando hacia él niño, lo tomo en sus brazos; "Ya no llores. Mira lo que te traje. Son galletas y chocolate", expreso cambiando la dureza de sus facciones.
"No, no entiendo cómo este hombre puede ser uno y luego convertirse en otro", pensó viendo como aún con el chiquillo en los brazos se sentaba detrás de la mesa, luego para tranquilizarlo, comenzó a entonar una alegre melodía.
(Presente. Tres semanas después)
Habiéndose cumplido el tiempo acordado, la cirujano Mizuno regreso a casa de los Kremer para llevar a cabo la revisión.
"Todo avanza de forma normal", expreso mientras guardaba su instrumental.
Aliviada, Michiru sonrío. "Estaba muy preocupada"
"Pues ya ves que no tienes de que preocuparte. Ahora dime, has presentado algún nuevo malestar?"
"No, ninguno"
"Perfecto, aún y cuando en algunas semanas pasara el periodo mas critico, no significa que podrás hacer esfuerzos. Tus mejillas ya no están pálidas como al principio, ¿Has estado tomando las píldoras que te traje?"
"Por supuesto, tal y como usted lo indico. Pero, ¿Cuando es que podre sentirlo?", esperando que fuera pronto, la aguamarina finalmente cuestiono.
"Aún es muy pequeño, pero podrás notarlo dentro de unos cuantos meses, luego querrás que se detenga. Sobre todo a la hora de descansar", hablando no solo como medico sino desde su propia experiencia, la peliazul dejo escapar una ligera risa.
Michiru también rió un poco.
Y mientras ambas mujeres conversaban, un nervioso rubio aguardaba en el recibidor.
"Esto esta tardando demasiado, ¿Será normal?... quizás deba ir y averiguar"
Luego de un par de recomendaciones más la puerta finalmente se abrió, dando paso a la medico. Por su parte y con presura Haruka camino hacia ella.
"¿Cómo esta?, ¿Hay algún problema?"
"Esta bastante bien, pero podría estar mejor. Además no hay de que preocuparse"
"¿Qué hay que hacer para que todo siga así?", volviendo a dibujar en sus labios esa agradable sonrisa y relajando sus hasta entonces tensos miembros, él cuestiono.
"Por ahora debe seguir con los mismos cuidados. Pronto pasara la etapa critica"
"¿Etapa critica?, ¿Qué es eso?"
"Toda mujer gestante pasa por un periodo en el que puede perder el producto, pero calma, ambos se encuentran bien"
"Entiendo"
"Dentro de un par de semanas vendré a dejarle mas píldoras, pero de presentarse alguna emergencia vendré de inmediato"
"Gracias"
"No hay de que, coronel. Es mi deber y ahora con su permiso", finalizo.
Y mientras regresaba a la clínica, pensaba en su superior; "Hace ya cuatro años que lo conozco, sin embargo jamás lo mire sonreír de esa manera, ni aún siquiera cuando traspasamos la frontera y se declaro nuestro triunfo. A sus ojos asoma la emoción de un niño y es por ello que me atrevo a decir que el coronel ha vuelto a vivir"
(Lejos de ahí)
Recostada sobre su incomoda cama, Mina contemplaba el techo de su improvisada habitación.
En ese silencio, pensaba en los mas duros días que en medio de la guerra tuvo que vivir.
Si, estando en ella había pasado mas que hambre, cansancio y frío. Y en efecto, en cumplimiento de su deber mas de una vez fue alcanzada por el fuego enemigo, pero aún en medio del mas terrible dolor, que no siempre es físico, habían sido mas los hombres que su inquebrantable valor le permitió salvar, cosa que la enorgullecía.
"Nikolai tiene razón, ya va siendo hora de que vuelva a mi verdadero hogar", girando sobre su propio cuerpo, se abrazo a su almohada. "Gane la guerra, pero he perdido todo... y aunque es cierto que aún me queda la vida, no sé ni por donde comenzar a reconstruirla"
Negando con la cabeza como intentando deshacerse de toda esa vorágine de pensamientos, se reincorporo y en el bolsillo de su pantalón guardo su arma, arma que hacía mucho tiempo y en compañía de una decisiva petición recibió de manos del rubio Haruka.
¿Qué si la había disparado?, en efecto, muchas veces lo hizo, recordando siempre que de ser el caso, sin dudar cumpliría lo acordado.
Así que deseando no seguir torturándose, salio a la calle, dirigiéndose hacia el lugar donde aquel tanquista la detuvo al pasar.
Llamando a la puerta, la pelinegra Rei no tardo mucho en atender.
"Buenos días", saludo la siempre hermosa mujer.
"Buenos días", replico la alguna vez belicosa diosa. "Por favor pase"
Aceptando su invitación la joven ingreso en el recibidor, donde se quedo de pie adoptando esa posición de firmes a la que tan acostumbrada estaba.
"Por favor siéntese", deshaciéndose del molesto polvo que cubría el desecho sofá, indico.
Ella lo hizo. "Pasaba por aquí y decidí detenerme un momento para ver como estaban o si necesitaban algo... espero no robarte mucho tiempo"
"Para nada, acabo de preparar café. Lamento no tener nada más que ofrecerle"
"Esta bien... ¿Cómo has estado?", contemplando a simple vista que su estado de salud parecía haber mejorado, quiso cerciorarse.
"Bastante bien. Ya no soy el desastre de mujer que en un principio conoció", riendo un poco expreso.
"Me alegra mucho que así sea"
La joven se quedo en silencio, luego con los puños arrugó su vestido. Imposible le era no recordar lo vivido, luego contemplo a su hijo, quien alejado de cualquier preocupación jugaba cerca de ella.
"¿Ocurre algo?", pregunto Mina ante el pálido que de pronto se apodero de sus mejillas
En ese momento la joven no pudo contenerse, rompiendo a llorar. "Yo... lamento mucho parecer una tonta", dijo mientras que con el dorso de la mano se limpiaba el rostro. Y es que con nadie había podido hablar sobre lo sucedido, además nada ganaría si cada uno de sus vecinos cargaba con una dolorosa historia.
"No tienes nada que lamentar, las emociones son parte de nuestra naturaleza. Llorar de vez en cuando le hace bien a cualquiera"
"¿Sabe?, hace ya un mes que mi esposo se fue de casa y desde entonces solo lo he visto un par de veces. Si no fuera porque tenemos un hijo, muy probablemente jamás habría vuelto a saber de él", finalmente confeso.
"Lo lamento mucho", contesto la enfermera, luego bajo la mirada. Y es que nadie mejor que ella para entender muchas de sus dolencias.
"Él siempre fue un buen hombre. Antes de la guerra trabajaba como abogado, sin embargo ir al Sur lo cambio por completo. No solo perdió el brazo, sino el interés por todo... desde entonces se volvió muy callado... a veces imposible me es hacerlo hablar y eso me mortifica"
"La guerra nos cambia a todos. Nos enfrenta a situaciones que están lejos de nuestro alcance, incluso nos lleva a cuestionarnos ¿El ser humano es capaz de hacer esto?", Mina señalo.
"Cuando regreso prometí no hacer preguntas, sin embargo ahora no puedo negar que mas que nunca necesito respuestas para entenderlo... ¿Qué pudo haberle pasado como para que dejara de ser ese hombre que conocí?"
"Hay cosas que endurecen a cualquiera... incluso lo hizo conmigo. Erróneamente pensé que por mi naturaleza no llegaría a convertirme en lo que soy ahora", ella expreso, recordando como muy pronto se acostumbro a la muerte. "Te diría que podrías ser mas compresiva con él, pero me doy cuenta de que ya llegaste a tu limite"
En ese punto la pelinegra se mordió los labios; "Es cierto... Aunque él lo haya negado sé que haber perdido el brazo no fue el verdadero motivo por el que se marcho, tan solo es una maldita escusa... él no pudo tolerar que esos sujetos...", en ese punto no pudo continuar. Sus manos temblaron y sus labios terminaron por secarse.
"No fue tu culpa", no desconociendo mucho de lo que sucedió en esos días, la rubia señalo.
"Es lo que él me dijo, pero sé que muy en el fondo fue su motivo para abandonarme... ahora contésteme una pregunta, ¿Él supo que estaba esperando un hijo?, ¿Supo que lo perdí?"
Ante ese par de cuestionamientos la rubia se empalidecio y sus labios temblaron; "¿Tú... tú lo sabias?"
"Hay cosas que como mujeres no ignoramos... si él lo supo, entonces es otro motivo para que haya decidido irse"
Mina negó con la cabeza; "No, él no se entero, esos sujetos si. Y yo pensando que desconocías tu estado, es que creí no conveniente mencionártelo"
Rei tan solo asintió de forma ligera.
"Yo caminaba por esta calle y entonces ese sujeto me detuvo para que pudiera atenderlos a los dos. Ese hombre estaba muy preocupado por ti al punto de pedirme que cuando se marchara, yo siguiera al pendiente de ustedes"
Ante sus palabras Rei sonrió débilmente; "No era un hombre bueno, pero tampoco se podría decir que era un monstruo... él era el menos agresivo de los dos... a veces conversaba conmigo. Decía tener hijos a los que no había visto en todo este tiempo. Supongo que eso influía en su comportamiento, porque con nosotros era perverso, pero en medio de mi dolor me consuela saber que siempre fue bueno con mi pequeño"
"¿Dónde están ahora?", la rubia no pudo evitar preguntar.
Rei se encogió de hombros y de forma ligera negó con la cabeza; "Luego de que el tren volviera ellos regresaron, pero solo para recoger sus pertenencias", recordando ese vergonzoso momento, bajo la mirada.
Mina no supo que decir. "Estaban ciegos de odio, no puedo justificarlos, pero tampoco condenarlos. Yo también deseaba mi venganza"
"Fue lo mejor. Si, fue lo mejor", Rei murmuro.
"¿Eh?"
"Si, fue lo mejor... el que perdiera ese hijo. O de lo contrario imposible me habría sido determinar si Nicolás o ... sin duda ese niño habría cargado con una culpa y una vergüenza que tampoco era suya"
"No, jamás habría sido su culpa, solo mía", imaginando por un breve instante como pudo haber sido su propia vida, la alguna vez Diosa se mordió los labios.
"Iré por el café", limpiándose el llanto, risueña la pelinegra exclamo.
(En casa de los Kremer)
Contenta porque todo estaba bien con ella y su bebé, la aguamarina se sentó a leer, aunque difícilmente se concentraría.
"La medico ha dicho que mi bebé nacerá en verano", observando a través de la ventana el oscuro cielo de invierno, sonrió con esperanza. "Aún falta mucho tiempo para que llegué ese día", contemplando por encima de su ropa su pequeño vientre, lo acaricio un poco. "De igual modo aún falta mucho para que pueda sentirte. Pero ¿Qué es lo que pensara el coronel de todo esto?, supongo que tampoco para él debe ser fácil, pero aún así no cambia el hecho de que voy a tener un hijo suyo", expreso y entonces las lágrimas comenzaron a resbalar por sus pálidas mejillas. "Hace ya mucho que ni siquiera hemos vuelto a estar juntos... quizás esa noche no debí rechazarlo"
De pronto la puerta se abrió, dando paso a Haruka.
"Ya entregue la copia del plano, solo queda esperar", dijo a sus espaldas.
De forma discreta la joven se limpio el rostro para que él no notara que estaba llorado, sin embargo nada ganaría. Él no era tonto y ese fue un hecho que no le paso desapercibido.
"Gracias, coronel"
"Estaré en el estudio, si necesitas algo no dudes en pedírmelo", dijo deseando no molestarla.
"Lo haré"
Haruka asintió un poco y dándose la vuelta, se dirigió a ese punto, cerrando la puerta detrás de él.
"No, no es la primera vez que la veo llorar. Aunque ella jure que esta bien es mentira, y de todo yo tengo la culpa. Lo único que mi maldito orgullo logro fue herirla y lo que es peor, no hay manera en la que pueda enmendar lo que le hice", con el puño cerrado, impotente golpeo el muro. "He destruido su vida"
Notas de autor;
Me acostumbre tanto a actualizar los Viernes, que hoy casi se me olvida xd.
Ambos sufren pudiendo ser felices :(
Kaiohmaru; Haruka no aprende se sus errores, en lugar de ser valiente prefiere callarse e imaginar cosas que no son. Todo podría ser mas fácil para los dos, pero prefieren vivir así.
Michelle; Haruka siente miedo, tristeza..., pero luego de lo que vivió es comprensible. Se ha vuelto mas hermético de lo que era y eso lejos de protegerlo de su dolor, lo hunde aún más.
Isavellcota; Cada personaje va sobrellevando lo que le toca. Mina de verdad necesitaba dar ese paso o de lo contrarío su espera podría ser en vano. Michi es un amor y Haruka también, aunque ante ella trate de mostrarse duro.
Kyoky; Haruka siempre ha sido un buen papá y de seguir peleando sin duda se habría sentido terrible por estar tan lejos y no poder hacer nada por su pollito y su mamá. Espero y te mejores pronto :( y muchas gracias por leerme.
