CAPÍTULO XL
LABIOS QUE CALLAN
(Dos días después)
Colándose a través de la ventana, los primeros rayos del sol golpearon sobre el fresco rostro de la peliazul.
Abriendo sus ojos a la claridad del nuevo día, no pudo evitar sonrojarse ante el cálido y amoroso abrazo que la envolvía.
Girando para quedar de frente a él y decirle "Buenos días", sonrió ante la imagen de su amado Richard, quien seguía durmiendo.
Deseando no despertarlo, en silenció ella se quedo contemplándolo durante unos momentos. Luego se inclinó sobre él para acariciarle las sonrojadas mejillas.
"Te amo", pensó y acto seguido deposito un casto beso en sus labios.
Ante ese gesto él abrió lo ojos, encontrándose de frente con la mujer que amaba; "Buenos días", murmuro arqueando los labios hasta transformarlos en una sonrisa.
"Buenos días"
Y sin duda ella habría vuelto a besarlo, sin embargo en ese momento el sonido de un muro que se derrumbaba la distrajo.
"Tengan cuidado", desde la otra acera alguien grito.
"¿Eh?", abriendo los ojos de cara a la realidad, observó a su alrededor, tardando unos cuantos segundos en ubicar donde se encontraba. "De nuevo he vuelto soñar con él", pensó llevándose una mano a la confundida cabeza.
"¿Estas bien?", habiéndola sentido estremecerse, Kirill despertó y pregunto.
"Lo estoy", sus labios dijeron, sin embargo por debajo de su pecho su corazón convulsionaba al punto de que ella pensó que llegaría a detenerse.
"¿Segura?", ante el palido de su rostro y el temblar de sus secos labios, él insistio. Y es que después de casi tres años juntos, nadie la conocía mejor que él.
"Si, es solo que he dormido demasiado. Me vendrá bien una taza de café"
Él sonrió, acariciando las mejillas de la médico. "Sabes que es mejor así. Pasaste mucho tiempo durmiendo poco o casi nada. Tu cuerpo te lo esta exigiendo"
"Es verdad, sin embargo ya debo abandonar la cama", dijo mientras se reincorporaba.
Kirill observó hacia el otro lado de la habitación y contemplando el calendario, descubrió que para él y muchos otros era un día muy esperado. Reincorporándose de golpe y tomando su pantalón, comenzó a vestirse con presura. "Es cierto, hoy por fin viene el correo", esperando recibir correspondencia de parte de su familia, emocionado corrió hacia la ventana.
"Es verdad, lo había olvidado", lejos de experimentar esa misma alegría, sin mucho ánimo Mizuno replicó.
Kirill sonrió y caminando hacia ella, la beso en la frente; "Por favor alegrate, mujer. Quizás tú tambien recibas carta"
"Tienes razón", no solo pensativa a causa de su sueño, de forma discreta escapo a su gentil agarre. Algo que no paso desapercibido para él. "Vamos a desayunar, hoy abrire la clínica más temprano que de costumbre. Ultimamente ha habido muchos accidentes entre los trabajadores"
Ante la extrañesa que encontró en su actitud, pero deseando no cuestionarla, él tan solo se limitó a asentir.
(Casa de los Kremer)
Y de nuevo Michiru desperto en la soledad de esa habitación.
Aún recostada y con los ojos cerrados, estiró su mano hacia el otro lado de la cama en búsqueda de su calor, pero lo único que encontro fue un lugar vacío.
"Hace ya muchos días que él no duerme conmigo", entristecida suspiró al recordar que luego de recibir el diagnosticó, durante un par de semanas lo hizo.
Deseando no retrasarse y también escapar a esos pensamientos que poco o nada la beneficiaban, luego de un par de minutos se puso en pie y dirigió sus pasos hacia la ventana, contemplando a través de ella que de nueva cuenta había comenzado a nevar.
"Este es el invierno mas crudo que me ha tocado vivir". Observando las ruinas que todo lo rodeaban, fue sacudida por un escalofrío; "El ser humano es creador, pero también el más grande destructor. Espero y mi hijo no tenga que vivir una guerra", expreso en voz baja al ver a un par de chiquillos corriendo por la acera.
De pronto escucho como la puerta principal se cerraba.
Reconociendo los pesados pasos del coronel, la mujer bajó al recibidor, donde lo contemplo.
"Buenos días", ella saludo.
"Buenos días... muy de mañana estaba lloviendo, ahora ha comenzado a nevar... pondré mas leña en la chimenea", Haruka dijo mientras se deshacía del pesado y húmedo abrigo, luego dejo a un lado los guantes y el gorro. "¿Cómo estas?"
"Muy bien"
"Eso me alegra". De su bolso de cuero el rubio tomo un paquete, el cual coloco sobre la mesa; "Te traje pan recien horneando y leche, espero mas tarde poder conseguir algo de queso"
"Gracias, coronel. En unos minutos le preparare café"
Haruka tan solo se limito a asentir un poco.
La joven por su parte se dirigió escaleras arriba para terminar de vestirse...
Luego de dos cuartos de hora ambos estaban sentados a la mesa.
"El pan, ¿Tiene buen sabor?", luego de un incomodo silencio, él fue el primero en hablar.
"Si", ella contesto antes de llevar un bocado a sus labios.
"Lo cocinó mi mejor francotiradora". Fue entonces que un no muy lejano recuerdo volvió a él, ante el cual sonrió un poco; "Lo había olvidado, pero verte me ha refrescado la memoria. ¿Sabes?, la noche que ingresamos en los primeros poblados, un civil se presento ante nosotros. Lógico fue que pensaramos que se trataba de un espía, pero lo que en realidad quería era nuestra ayuda. ¿Puedes imaginar de qué se trataba?"
"No, ¿Qué?", intrigada ella replico antes de darle un tragó a la fresca bebida.
"Él deseaba que la cirujano Mizuno atendiera a su esposa que estaba por tener un hijo, cosa que no se atrevió a pedirle a los suyos por miedo a que lo forzaran a defender la frontera, así que se arriesgó aún a sabiendas de lo que muchos de los nuestros eran capaces de hacer. Nosotros pensamos que se trataba de una trampa y aún así también decidimos tomar el riesgo. Esa noche y en medio de tanto sufrimiento, nació un niño"
"¡Vaya!", sorpendida la joven exclamó.
"Espero y esten bien", llevando un bocado a sus labios, él añadió.
"Cuando nos conocimos él era un hombre de modales poco amables, pero con cada día que pasa voy conociéndolo mejor. Ya no puede ocultar que es un hombre bueno y muy seguramente amoroso", la aguamarina pensó.
"Esa noche pensé que luego de arrebatar tantas vidas yo no tenía derecho a darla". Contemplando de forma discreta el vientre de la joven, sus labios volvieron a arquearse de forma alegre; "No cabe duda, qué maravillosas son las mujeres. Por llevar a mi hijo en las entrañas, no exageró si digo que ante mis ojos ella es Dios"
"¿Desea algo más?", Michiru cuestionó, interrumpiendo sus más íntimos pensamientos.
"No, gracias", respondió y acto seguido llevó la amarga bebida a sus labios. "Si me pidiera que me quedara con ella para siempre, lo haría", imaginando como podría ser su vida al lado de ella y su bebé, en ese punto su rostro se encendió con un gracioso tono rojizo, cosa que para la aguamarina no pasaría desapercibida.
"¿Su café esta muy caliente?"
"No, ¿Por qué la pregunta?"
"Porque sus mejillas se encendieron y yo pensé que quizás se había quemado y..."
Sabiéndose casi descubierto, nervioso Haruka tocio y negó con la cabeza, luego sus temblorosos labios se abrieron; "¡Ah, si!. Fue efecto del café, pero estoy bien", mintió. Y es que suficiente había sido con encadenarla a un hijo que ella no pidió como para pretender retenerla a su lado para siempre.
(En la clínica)
Y fue hacía el medio día que el encargado de la correspondencia se presento ante la peliazul.
"Correo", expreso el oficial extendiendole el sobre para que ella lo tomará. "Espero y sean buenas noticias"
"Sin duda, muchas gracias", revisando el remitente, descubrió que era enviada por sus padres.
Ingresando en su estudio, pensativa coloco la carta a un lado.
Y fue luego de concluir unos pendientes que se sentó detrás de lo que en otro tiempo fue un hermoso escritorio. Rompiendo el sello, comenzó la amena lectura.
En efecto, en sus amorosas letras ellos le hacían saber que al igual que ella se encontraban bien, además de felices porque ella había logrado llegar a la capital del Norte, cosa que en un principio parecía imposible.
"Una heroína", decía su padre mientras que su madre cuestionaba "¿Cuándo es que vas a regresar a casa?"
Ese era un dato que incluso Mizuno desconocía, y es que había que esperar a que el llamado hombre de acero se los ordenará.
Tomando la fotografía que le enviaban, contempló a ese pequeño de cabello rizado, quién hacía varias semanas había celebrado sus primeros tres años.
"Había olvidado que hace tres años...", recordando ese hermoso, pero también maldito día, se mordió los carnosos labios. Sonriendo ante la imagen del chiquillo, no pudo evitar entristecerse; "Aunque es mi hijo, lo esperaba con ansías y es lo único que me queda de él, no puedo evitar pensar que después de todo y desde mi punto de vista es como si se tratara de un extraño", murmuro deseando no experimentar aquello que la hacía sentir culpable, sin embargo era un sentimiento del que no podía deshacerse. "Seré una mala madre... no... ni siquiera debería llamarme de esa forma"
De pronto la puerta se abrió, dando paso a un emocionado Kirill.
"¿Recibiste carta?"
"Si", ella contesto volviéndo a colocarla sobre el escritorio.
"Yo también. Mi esposa me dice que en el Sur poco a poco todo esta volviendo a la normalidad, incluso mis hijos ya han regresado a la escuela"
"Me alegro mucho por ti", la cirujano replico sin mucho ánimo.
"¿Es tu hijo?", él cuestiono al mismo tiempo que tomaba la fotografía. Luego ante la mirada del chiquillo, se quedo en silencio. "Tiene tanto de él", penso recordando al doctor Mizuno, quién más de una vez se ocupo de sus heridas.
"Lo es y hace varías semanas cumplió los tres años", orgullosa ella contesto.
"El tiempo se nos ha escapado sin que nos dieramos cuenta", pensando en su hogar, él dijo.
"Asi parece", de forma seca ella respondió.
"Soy un tonto, quizá le ha molestado que le hablara de mi... no, no es eso. Desde esta mañana ella esta así de callada", él no pudo evitar pensar. "Supongo que deseas responderles cuanto antes, así que no te quito el tiempo... Cenaremos juntos, ¿Verdad?"
Mizuno, dedicandole una agradable sonrisa, asintió al mismo tiempo que guardaba su correspondencia; "Por supuesto"
"Entonces hasta mas tarde"
"Adios", ella finalizó.
(Del otro lado de la ciudad. Esa tarde)
Oculto detrás de uno de los debilitados muros, el castaño Nicolás vigilaba la deshecha acera donde hasta hacía pocas semanas vivió.
¿El motivo?, desde la distancia poder ver a su esposa y su hijo.
"Se esta haciendo tarde. Quizás ya están en casa y yo aquí esperando en vano", murmuro mientras que de forma insistente consultaba su roto reloj.
Dispuesto a esperar un poco más, se sentó sobre la acera y fue pasado un cuarto de hora que por fin pudo verlos.
"Ahí estan", contento porque ambos parecian estar bien, murmuro.
"Hoy si comeremos pan", expreso la peliengra para con el pequeño Üwe.
El joven, siguiendolos con la mirada, estuvo a punto de echarse a correr hacia ellos, sin embargo el valor término por abandonarlo.
"No, es mejor así. No puedo seguir siendo un estorbo para ellos"
El chiquillo sonrió con evidente alegría y señalando hacia el debilitado muro, hablo mientras tomaba la mano de su madre para llevarla a ese punto; "Ahí esta papá"
Ante sus palabras la mujer dirigió la mirada hacia la pared, sin embargo no pudo verlo. "Te has equivocado... Papá no esta ahí, debiste confundirte", contesto para tranquilizarlo. "Nicolás, sabes que no debes ocultarte para poder vernos, ¿Por qué mejor no regresas a nuestro lado?"
Avergonzado, él apreto el puño y dirigiendo sus pasos hacia el otro lado de la calle, con presura comenzó a alejarse. "No soy nada mas que un inútil y un cobarde. Rei, tú y mi hijo tienen que perdonarme y quien sabe, quizas algún día llegarán a entenderme"
(Casa de los Kremer)
Y mientras afuera seguía nevando, en la comodidad del recibidor y ante el calor de la chimenea el rubio y la aguamarina conversaban.
"¿Que te llevó a convertirte en profesora de preescolar?"
"Me agradan mucho los niños. Si todo fuera diferente, ahora mismo estaría planeando el festival de primavera", recordando el de hacía casi un año, expreso satisfecha.
"Es cierto, casi olvido las festividades. Creo poco probable que este año puedan llevarse a cabo"
"En medio de tanto dolor sin duda traerían un poco de alegría. De alguna forma nos harían sentir que poco a poco todo va regresando a la normalidad"
"Tienes mucha razón", sus labios dijeron. "No cabe duda, es una mujer muy optimista"
"¿En su ciudad celebraban la temporada?"
"Si, con un carnaval", él replico recordando el último, el cual se llevó a cabo meses antes de la declaración de guerra.
"Debió ser hermoso"
"Lo era", replico volviendo a posar de forma discreta la mirada en ella. "Es tan hermosa y cuando sonríe no hay nada con lo que se le pueda comparar", deseaba tanto volver a tomarla, que por vergüenza no se atrevió a pedírselo. Y es que luego de dejarla en ese estado ¿No sería ya mucho el atrevimiento?. "¿De qué forma puedo decirle que el trato entre nosotros hace mucho que dejo de existir?... "¿Cómo le digo que todo lo que hago por ella es porque la amo y no porque busco algún beneficio?"
Por su parte la aguamarina se quedó contemplando las danzantes flamas de la chimenea; "Que paz. Es en momentos como estos en los que estando con él casi puedo olvidarme de lo que sucede ahí afuera. Si no fuera por el uniforme que a veces lleva, que bien podría olvidarme de que acabamos de vivir una guerra. Pero ¿A caso nuestros caminos estaban destinados a encontrarse de esta forma?", se cuestiono mientras contemplaba el fresco rostro del hombre que amaba. "Nada gano con desear toda una vida a su lado porque claramente es algo que jamás podrá ser posible"
"Ya basta, no puedo seguir callándome. Si fui muy valiente para herirla, igual de valiente debo ser para escuchar su bien merecido rechazo", dispuesto a hablarle sobre su vida y lo que sentía, el rubio camino hacia ella. "Hay algo que quiero decirte"
"¿Si?", sin imaginar de que se trataba, ella dejo a un lado lo que hacía.
"Si, escúchame bien", sentándose a su lado y a punto de comenzar, como si se tratara de una maldita broma, un lejano disparo se dejo escuchar, irrumpiendo con la tranquilidad de la noche...
Notas de autor;
Un capítulo corto, pero aquí como cada semana.
Kaiohmaru; Es la culpa la que lo hace pensar así, en cambió Michi anda bien contenta con su bebé. Si fueran valientes, estarían juntos de forma oficial y ninguno de los dos andaría fingiendo desinteres.
Michelle; Haruka debe vencer sus miedos, aunque como vemos prefiere callarse para que Michi no lo rechace. Ni se imagina que ella esta mas que dispuesta a que él XD
Isavellcota; Haruka es mas bueno que el pan, pero Michi no se da cuenta de lo que él siente por ella y todo porque él la hizo sentirse culpable de lo que paso. Además, despues de tratarla como lo hizo, es lógico que se sienta culpable y muy comprensible si en un principio Michi llega a rechazarlo.
Kyoky; Sin importar si son los buenos o los malos, todos sufren por igual las consecuencias de la guerra. Rei la paso mil veces peor que Michi, que si no fuera por Haruka, la habría pasado igual o peor que ella. Me alegra mucho que ya te encuentres mejor.
