CAPÍTULO XLIV

FALSAS IDEAS

(Hace casi cinco años)

Ante el lento avance del minutero, Misaki comenzaba a desesperarse, llenándose la cabeza con tortuosas ideas que lo único que hacían era envenenarle el alma, aunque tampoco se le puede culpar, ¿Quién no pensaría mal ante tal evidencia?

"Estoy segura de que hoy tampoco vendrá temprano", pensó al mismo tiempo que arrugaba la costura en la que estaba trabajando. "Hay cosas que juré nunca perdonarle y la infidelidad es una de ellas"

"Papá me prometió que hoy si celebraremos mi cumpleaños. Espero y no lo olvide", riendo, dijo el pequeño Fiódor sin imaginar lo que sucedía.

"Si lo hace, no tendrá ni siquiera el perdón de nuestro de hijo", ella pensó desviando el encendido rostro para evitar que el chiquillo contemplara la molestia que desde esa mañana la embargaba. "¿Quién será ella?, ¿Dónde se habrán conocido?... ¿Hace cuanto me ven la cara?. Que poco debe amarse esa mujer como para aceptar ser la otra"

Para acallar sus dudas la puerta se abrió, dando paso a Haruka, quien de camino a casa se había detenido para comprar gaseosas y golosinas.

"Mi papá ya llegó", emocionado dijo Fiódor corriendo hacia él para abrazarlo.

Haciendo a un lado cualquier pensamiento que pudiera evidenciarlo, el rubio correspondió a su cariño, luego avanzo hacia su esposa, a quien beso en los labios.

"¿Cómo estas?"

"¡Vaya!, hoy es más temprano que de costumbre. ¿A qué se debe ese cambio?", ella señalo.

"A que hoy decidí pasar el resto de la tarde con ustedes para recuperar lo que ayer perdí"

"Pensé que hoy estarías muy ocupado y no tendrías tiempo para nosotros", fingiendo esa sonrisa en su labios, Misaki expreso mientras se cruzaba de brazos.

Ante sus palabras Haruka negó con la cabeza y coloco ambas manos sobre los hombros de su esposa; "¡Vamos, mujer!, ¿Sigues molesta por lo de anoche?, ya te dije que se me hizo tarde", fingiendo que no había motivos para que lo estuviera, expreso.

"No seré yo quién pida perdón. Yo no he fallado como para humillarme ante él, mucho menos ante esa maldita mujer. Que sean ellos quienes reconozcan su error", pensó a punto de reclamar. "Mejor dime ¿Tengo motivos para estarlo?", tragándose su coraje, le echó los brazos al cuello para jugar con su cabello.

"Sabes que ninguno... aparte de anoche, ¿Cuántas veces te he hecho enfadar?, ¿Cuántas veces he faltado a mis compromisos?", contesto y envolviéndola en un abrazo, le acarició el rostro.

"Eres todo un cínico, Haruka. Si no fuera por tu descuidó, ahora mismo seguiría creyendo que me amas", pensó torciendo un poco los labios. "No lo sé, tú dímelo"

"Ninguno, mujer... pero ¿Por qué en lugar de celebrar en casa no vamos a caminar y a cenar fuera?"

"No lo sé..."

"Si, mamá. Hace mucho que no lo hacemos", tomándola por el vestido, el pequeño pidió.

Ante la sonrisa del castaño Misaki no pudo resistirse, después de todo era tan inocente como ella. Así que acariciándole las sonrojadas mejillas, asintió; "Esta bien, tú ganas"

"Entonces no se diga mas, iré a ducharme", dirigiendo sus pasos hacia su habitación el rubio expreso.

Por su parte Misaki lo siguió con la mirada. "No he de ser yo quien traicione a mi hijo, no he de ser yo quien lo desilusione. No voy a fallarle como madre... tampoco seré yo quién destruya este hogar", apretando el puño por no haber podido confrontarlo, la mujer concluyo.


(Presente. Mañana siguiente)

Aún pese a la lluvia y sus apresuradas conclusiones, la aguamarina tuvo una buena noche de sueño.

Aún con los ojos cerrados, la joven permanecía abrazada a la almohada de su amado. Sin embargo ante el terrible rugido que en ese momento surco los cielos como amenazando con desquebrajarlos, despertó y de su garganta emergió un grito mezcla de sorpresa y el horror.

Y fue ante su expresión que sin previó aviso la puerta de la habitación se abrió de golpe, dando paso a un nervioso coronel.

"¿Qué pasa?, ¿Estas bien?", cuestiono caminando hacia la ventana para echar un vistazo.

Terriblemente avergonzada, la joven asintió sin atreverse a verlo a la cara.

"Mujer... ¿Qué paso?", él, también confundido por haber despertado de golpe, se llevo la mano a la adolorida cabeza. "¡Demonios!", se quejo mientras se sentaba al borde de la cama.

"¿Se encuentra bien, coronel?", preocupada se dirigió a él.

"Si, no es nada. Solo fue un mareo... ¡Maldición!"

"Lamento mucho haberlo despertado así, coronel. No pude evitar gritar ante..."

"Entiendo, no tienes que lamentarlo, a mi también me tomo por sorpresa... ¿Dormiste bien?", cerrando los ojos ante la poca luz que el amanecer les ofrecía, cuestiono.

"Si", aún con las mejillas encendidas, contesto.

"Perfecto... voy a cambiarme de ropa, te dejo para que hagas lo mismo", volviendo a reincorporarse, camino hacia la salida y cerró la puerta detrás de él...

Y fue luego de tomar un rápido desayuno que Haruka guardo en su pesado saco una fina botella de vodka, luego se coloco el capote.

"Tengo que salir", dijo mientras que al hombro se llevaba el fusil.

"¿Va a salir con este clima?", mordiéndose los labios para no cuestionarlo, Michiru se pregunto. "Espere, coronel", dijo mientras dirigía sus pasos hacia la chimenea.

"¿Hay algún problema?, ¿Necesitas algo en especial?"

"No, coronel, pero esta olvidando su bufanda. Anoche la puse junto al fuego para que se secará", señalo y acto seguido se la coloco lo mejor que pudo. "Ya esta, en algo evitara que se resfrie"

"Muchas gracias", ruborizado contesto. "Te... tengo que irme", desviando el rostro, titubeante escapo a su ligero agarre. "Cuídate, no me tardo", deseando de sus labios tomar un beso, se conformo con contemplar su sonrisa.

"Usted también cuídese"

Sin decir nada mas Haruka salio a la calle, por su parte Michiru se acerco a la ventana para seguirlo con la mirada.

"Llueve y hace mucho frío, sin embargo eso no lo detiene... muy seguramente va reunirse con ella o de lo contrarío ¿Para qué querría la botella de alcohol?", llenándose la cabeza con cosas estaban tan alejadas de la realidad, la aguamarina pensó.

"¡Dioses!, preferiría estar en mi cama, sin embargo algo tengo que hacer para solucionar el problema que tenemos", sin saber los sufrimientos que atormentaban a su amada, Haruka se quejo ante el mal clima.

Alejándose de su vista, la joven sonrió y se limpio las lagrimas que le habían manchado las mejillas.

"Es cierto, no debo olvidadar cual es mi lugar junto a él. Desde el momento en que tome la decisión de venir con él yo sabía muy bien que era lo que el trato conllevaba. No tengo ningún derecho a molestarme si es que ya encontró a alguien más", resignada a perder lo que jamás podría ser suyo, pensó. "No solo me he enamorado de un hombre que ya tiene una familia, sino que además estoy esperando un hijo suyo... y debo aceptar que es únicamente por ese detalle que él me mantiene a su lado...", contemplando su pequeño vientre, coloco la mano en el. "Sea como sea soy culpable de sentir lo que siento hacia ese hombre tan prohibido, en cambio tú no tienes culpa alguna. Solo espero que cuando tengas edad de comprender, entiendas que tenía miedo y puedas perdonarme por no haberte dado un padre... a él no quiero que le guardes rencor", dirigiendo sus pasos hacia su habitación, se encerró para llorar de forma abierta.


(Del otro lado)

Y así como Michiru tenía una batalla interna, la peliazul también era presa de un dolor.

"¿Estás bien?", cuestiono Kirill ante los largos silencios en los que solia enfrascarse.

Ella, observando a través de la ventana, contemplaba a los pocos transeúntes que iban y venían en mitad de la tormenta. "Si, es solo que este clima me sumerge en la nostalgia"

"Me ocurre lo mismo, pero no le tomo mucha importancia porque sé que tarde o temprano pasara. No es como cuando teníamos que caminar en medio de la noche y el frío para encontrar un lugar caliente para pernotar", recordando como sus botas muchas veces se endurecieron a consecuencia del lodo, sorió.

"Y aún mas importante, estamos a salvo. Ya no pensamos en la muerte"

"Tienes razón, sin embargo te encuentro mas callada que de costumbre. ¿Hay algo de lo qué quieras conversar?. Sabes que puedes decirme cualquier cosa"

"Todo esta bien, es imaginación tuya", caminando hacia él, deposito un corto beso en sus labios.

"¿Estas segura?, ¿No confías en mi?", envolviendola entre sus brazos, correspondio a su gentil gesto.

"Por supuesto", fue su corta respuesta.

Nada convencido, él negó con la cabeza. "Amy, hemos pasado mucho tiempo juntos, el suficiente como para llegár a conocerte mejor que nadie. Dime que es lo que te pasa, sé que hay algo que me ocultas", tomando su mano pidió.

Ella se mordió los labios, como tratando de ahogar en ellos las palabras que quisieron aflorar.

"Por favor, no me tortures", con mirada suplicante la contemplo, como tratando de desnudar su alma con ella.

La peliazul asintió. "¿Crees que estamos haciendo bien?"

Ante su cuestionamiento él no supo que responder.

"Tengo que ir a abrir la clínica", escapando a su agarre, dirigió sus pasos hacia la salida.

Él por su parte tan solo se limito a morderse los labios.

"Con tu permiso, te veo más tarde", dando por concluida la conversación, cerró la puerta detrás de ella.


(A pocas calles)

Como desde hacía ya varios días y sin que las dudas los abandonaran, la esposa de Dietter y sus hijos contemplaban las raciones que una vez mas dejarón en su puerta.

"¿Qué es?", intrigado, cuestiono el mayor de los chiquillos.

Desconfiada, de la caja su madre extrajo los paquetes; "Galletas, avena y enlatados"

"¿Galletas?", el mas pequeño tomo el envoltorio para aspirar su delicioso contenido. "¿Verdad que puedo comer una?"

Indecisa la mujer titubeo; "No sé si debamos..."

"Por favor, mamá", juntando sus manos ambos suplicaron.

"Esta bien, pueden hacerlo... solo espero y que quien dejo olvidadas estas cosas nos perdone por haberlas tomado"

"Mamá, nadie olvido esto. Alguien las deja para que nosotros las podamos comer"

"Es verdad, sino no llamarían a la puerta. Pienso que debe de tratarse de alguien muy bueno"

Encontrando mucha razón en las palabras de sus hijos, la mujer asintió un poco. "¿Quién podrá estar haciéndolo?"

El menor de los niños sonrió con sorpresa y evidente alegría; "Es papá... papá regreso y es él quien nos deja los alimentos"

"Es verdad, mamá. Es papá que ya regreso de la guerra, vamos a buscarlo para que venga a casa", el otro exclamo encaminandoce hacia la salida.

"¿Será posible que él...?, si es así ¿Por qué no nos ha dado la cara?... ¿Estara herido?", pensando en esa lejana posibilidad, también avanzo hacia la puerta. Abriendo, el viento arrastro dentro del recibidor el frío y la lluvia, lo que devolvió a la mujer a la dolorosa realidad.

Tomando sus manos, ambos trataron de hacerla avanzar, sin embargo ella se quedo en su sitio. "No, es imposible que él haya regresado... él... él fue capturado por el ejercito del Sur", recordando que un alto mando le informo que cabía esa enorme posibilidad, negó con la cabeza. "No puedo decirle a mis hijos que su padre puede estar muerto o hecho prisionero en esas lejanas tierras... pero tampoco puedo mantenerlos con la esperanza... ¡Dios mio!, ¿Qué debo hacer?... ¿Debo mentirles para protegerlos?, ¿Debo decirles la verdad para que puedan estar en paz?"

"¿Qué pasa, mamá?"

"¡Anda!, vamos a buscar a papá... quizás esta en la clínica o tal vez esta esperandonos en casa de la tía Hilda"

Conteniendo su llanto, la mujer negó con la cabeza; "No, hoy no será posible"

"Pero mamá, él nos esta esperando y..."

"Esta lloviendo y las calles estan inundadas, si salimos con este clima vamos a enfermar", desviando la mirada, agrego.

Para el mayor de sus hijos no hicieron falta muchas palabras, tan solo bastaron las expresiones de su rostro para que entendiera todo. "Mamá tiene razón, iremos a buscarlo cuando dejé de llover. Ahora ven, vamos a comer"


(En casa se los Kremer)

Tumbada sobre la cama y envuelta en una tibia manta, la aguamarina en vano trataba de deshacerse de tan terribles pensamientos.

El solo imaginar que su amado estaba en brazos de alguna mujer, la hacían sentir fatal, no solo anímicamente.

"Quizás deba irme y buscar un lugar seguro, pero si lo hago estaré sola y correré mucho peligro... ¡Dios mío!, por mi hijo ¿Qué debo hacer?"

Y como si se tratara de una respuesta, de pronto escucho como la puerta principal se abría, provocando que con miedo ella se reincorporara y con cuidado saliera a ver quien era.

"Es él coronel", sorprendida murmuro al ver que él había regresado.

"Ven, ven aquí", emocionado él le hizo un ademán.

"¿Qué pasa, coronel?", fue la pregunta obligada.

Haruka sonrió y abriendo la puerta, señalo lo que yacía sobre el fangoso suelo. "No me fue muy fácil conseguirlo ni traerlo hasta aquí, pero eso que mas da, ya es nuestro", caminando hacia el pesado objeto, se inclino un poco para que ella pudiera contemplarlo mejor. "Esto era un paracaídas, nos servirá para proteger el techo de la lluvia... solo espero y logre disminuir las goteras"

"¿Cómo lo consiguió?"

"Me costo una botella de vodka... el encargado pedía dos, pero en cuanto vio mi rango con ella se conformo", contesto mientras contemplaba los agrietados muros.

"Es verdad, llevaba una botella.. ¿Así que para esto la quería?... ¿Soy una mal pensada?... no, en su cajón esta la evidencia de que hay alguien más...", presa de tantas dudas, lo unico que volvió a lograr fue mortificarse.

"Con este mal clima lo único que quería era quedarme en casa frente a la chimenea, pero algo tenía que hacer para que podamos estar cómodos", dijo y luego con dificultad comenzó a trepar por la ventana. "Espero y el muro no se derrumbe... no quiero morir sin..."

"Soy mas ligera, voy a ayudarle", ella dijo.

"Ve a dentro, hace mucho frío y no quiero que te resfríes. Además lo que voy a hacer es muy peligroso", ordeno arrastrando el paracaidas por la pared. "Voy a sujetarlo a las ventanas, de esa forma el viento no lo movera"

"¿Estaré equivocada?,... si, aunque él nunca podra ser mio y estoy condenada a amarlo en el mas doloroso de los silencios, hoy más que nunca quiero estar equivocada", sonrió con esperanza.


Notas de autor;

Un capítulo corto, pero sin falta xd. Gracias por continuar la lectura.

Kaiohmaru; A su cobardía, hay que sumarle que a ambos les encanta adelantarse a los hechos, que casi simpre estan fuera de contexto. Eso los hace inseguros y aún mas cobardes.

Michelle: Es cierto, Michi esta así de insegura por su estado y ese Haruka que no se decide a decirle toda la verdad. Ese papá pollo se esta convirtiendo en un papá gallina por hacerla sufrir así xd.

Isavellcota; Recordemos que Gunther y Michi no son hermanos, al menos no carnales pero comparten el mismo apellido y además crecieron juntos, pero aún así lo que él pretendía con ella no estaba bien. Heinre ya sabía y por eso animaba a Michi para que se casara. Michi y Amy tienen historias parecidas, pero es imposible señalar quien la esta pasando peor.

EverlastingMyLove; A mi, si, me alegra mucho que regresaras:). Poco a poco Haruka estaba cambiando, pero desde que supo que pollito andaba por ahí, cambio por completo, solo le falta agarrar valor para que ya dejé de darle tanta vuelta al asunto. A nuestra Michi no le queda de otra mas que callarse, después de todo ella piensa que la sigue viendo como culpable.

De seguro Gunther se moriría (cosa que a nadie le importaría, bueno, a Michi si XD) de la rabia si supiera lo de su hermana X(.