CAPÍTULO LXXI
ULTIMÁTUM
(Hace varios meses)
La aguamarina cerró los ojos, evitando imaginar lo que hubiera podido ocurrir de haberse visto descubierta por aquellos sujetos.
El rubio, haciendo un lado los mismos pensamientos comenzó a poseerla.
Y aunque el sitio resultaba incómodo, a ambos por cuestiones diferentes poco les importó, concentrándose en el entonces.
El ruido del exterior se colaba dentro del sótano, llegando a oídos de la aguamarina las inentendibles, pero burlonas palabras que de ellos provenían.
"Estás a salvo, es lo que importa", ella pensó mientras se mordía los labios para no quejarse ante esa intrusa presencia. Envolviéndolo en un abrazo, dejó que de su pecho escapara un leve quejido.
Haruka se detuvo, reincorporándose un poco para verla a los ojos. "Anoche no estabas tan callada… ¿No lo disfrutas?", expresó y luego se empujó con fuerza, provocando que ella se quejara de forma abierta. "Así está mejor"
Michiru, buscando el toque de sus labios, gimió a su oído; "Haga lo que desee, soy solo suya"
Ante su aprobación, burlón él rubio sonrió.
(Presente, mañana siguiente)
Preocupado por la castaña, quien había sido llevada al hospital por un oficial que atestiguo su pérdida de conciencia, Dimitri caminaba de un lado a otro de la habitación.
"¿Crees que se encuentra bien?", consultando su reloj y comprobando que había pasado otra hora sin que despertara, cuestionó.
Mina, revisando el pulso de su amiga asintió; "Mizuno dice que no tarda en hacerlo. Hay que ser pacientes"
"¡Demonios!. Si algo le sucede me sentiré culpable"
"Sabes que no es así"
"Gane la guerra y en cambio no puedo proteger a mi esposa" arrugando con los puños se pantalón, masculló
Poco a poco la castaña fue abriendo los ojos, encontrándose con los de la rubia mujer. "Soñé con Vasia, él me espera", satisfecha sonrió.
"¿Cómo te sientes?", fue la pregunta obligada por parte de la enfermera.
Fue entonces que la capitana dejó escapar su llanto; "Pensé que... olvidalo"
"¿Qué sucede?", cuestionó su esposó.
Lita respiro profundo y negó con la cabeza; "Por un minuto pensé que todo lo vivido no había sido nada más que el producto de una pesadilla", habiendo dicho hizo a un lado la sabana con intenciones de ponerse en pie.
"¿Qué haces?, ¿A dónde vas?", fueron las preguntas obligadas.
"Tengo que ir a...", no alcanzo a decir, llevándose la mano a la dolorida cabeza.
"Regresa a la cama"
"Hazlo, podrías desmayarte", tratando de devolverla a la posición en que se encontraba, Mina pidió.
"No puedo"
De pronto la puerta se abrió, dando paso a la cirujano.
"¿Qué sucede?"
"Necesito salir", resistiendose al agarre que la rubia y el pelinegro ejercian sobre sus débiles hombros, contestó.
"Es imposible, tienes que descansar"
"No", gritó. "Tengo que hablar con ella... su hermano... él..."
"Por favor quédate quieta", él ordenó y ella de nuevo se rehusó.
"Tengo que ir a su casa… ella…"
Mizuno negó con la cabeza; "No me dejas otra opción, pero es por tu bien", expresó mientras le administraba un calmante, provocando que la castaña dejará de luchar.
(En el centro de la ciudad)
Sin permitir que la preocupación o la tristeza volviera a apoderarse de su corazón, la aguamarina avanzaba hacia su lugar de trabajo.
"Sin duda en cualquier momento volverá a llover", pensó dirigiendo la mirada hacia los grisáceos cielos.
Deteniéndose para cruzar la acera, con atención contempló a la hermosa oficial que con movimientos rítmicos dirigía el tráfico.
"Sin duda a la capitana Kino le afectó mucho ver la fotografía de Gunther", recordando lo sucedido pensó.
Dos tenientes, también esperando cruzar hacia el otro lado, se colocaron junto a ella.
Ante su presencia, de forma discreta retrocedió un poco. "No puedo culparla, cada vez que veo a los oficiales de su ejército me pasa lo mismo"
Habiendo notado su gesto, uno de ellos sonrió y se quitó el gorro; "Buenos días"
"Buenos días", haciendo como que buscaba algo en su bolso, la aguamarina replicó.
El otro rió un poco y negó con la cabeza; "Si no quieres meterte en problemas será mejor que no la molestes"
"Solo la estoy saludando. No la estoy ofendiendo", ambos hablaban en su propio idioma.
Advirtiendo el estado de la mujer, el sujeto rió un poco y haciendo a un lado su propia recomendación, de forma inquisidora le apuntó con el dedo; "Lo que ahí llevas ¿Es mío?"
"¿Perdón?", se vio forzada a cuestionar.
"¿Nos conocemos?", fue la pregunta que siguió.
"Me pides que no la moleste y es lo primero que haces. Yo solo fui amable", negando con la cabeza su acompañante dijo.
"No... mirala. Hace no mucho se burlaba de nosotros, pero ya no lo hace porque estoy seguro de que dentro lleva a uno de los nuestros... ¿Te gustó?... ¿Quieres más de esto?", vulgar masculló.
"Ya vámonos... con su permiso", tomándolo del brazo, arrastró los pasos de ambos hacia más allá.
La señal de que podía cruzar llegó, cosa que ella hizo a prisa.
"Él coronel no es diferente a ellos. Eres mi hijo, pero él te ve como su venganza", trayendo a la memoria lo que esa noche escupió, apretó el puño.
(En los campos)
Ocupado firmando diversos documentos, de pronto el rubio se vio interrumpido por alguien que llamó a la puerta de su oficina.
"Adelanté", sin desviar la atención de lo que hacía, ordenó.
El capitán ingresó y saludando se quedó de pie ante él.
"¿Qué sucede?"
"Aquí está lo que pidió, coronel", expresó entregándole la carpeta con los documentos correspondientes.
Haruka la abrió, dándole una rápida lectura; "Perfecto, puede retirarse", contento expresó. "Puedo pedirle a Mizuno o a Kino que se los entreguen, pero creo que es mejor si yo lo hago. Ojalá y desee hablar conmigo", centrando toda su esperanza en ello, murmuró.
(Esa noche)
Sin casi haber tocado la cena y contemplando cómo poco a poco comenzaba a enfriarse, la aguamarina negó con la cabeza.
"Este maldito silenció me resulta mortificante", dejando su asiento recogió los cubiertos.
Mientras tanto y a pocos centímetros de su puerta, el rubio respiro profundo. Comprendiendo que sumado a lo dicho estaba el hecho de que ya era de noche y ella estaba en todo su derecho a no atender, se arriesgó a llamar.
"Soy yo, por favor abre", anunció.
Ella, sorprendida ante su presencia, negó con la cabeza; "Nada tiene que hacer aquí, por favor váyase", ordenó mientras echaba doble llave al cerrojo.
"No lo haré. Tenemos que hablar, luego de hacerlo te prometo que me iré", dispuesto a pasar la noche en ese lugar a la espera de que ella tuviera que salir a trabajar, señaló.
"Ya no hay nada entre nosotros, ¿O ya se le olvidó lo que la otra noche dijo?"
Haruka bajó la mirada; "No hay necesidad de que me lo recuerdes, jamás podré olvidarlo. Por favor, es muy importante que hablemos"
Para buena fortuna de él los grisáceos cielos volvieron a abrirse, dejando caer una ligera lluvia.
"No voy a irme hasta que no accedas"
"Está bien, pero que sea rápido... pase", fría en sus modos la joven atendió.
"Gracias", quitándose el gorro se quedó de pie ante ella, observándola a detalle y conteniéndose para no besarla. "¿Cómo estás?"
"Dudo mucho que le importe. Además no está obligado a preguntar ni aún siquiera por educación"
"Pues ya ves que si me importa y mucho"
"No perdamos el tiempo, ¿Qué quiere?", volviendo a recordar que la noche en que se conocieron prometió no contrariarlo o cuestionarlo, molesta fijó la mirada en la suya.
Haruka asintió un poco y luego puso la carpeta sobre la mesa.
Pensando que se trataba de los mismos documentos que la otra tarde la medico coloco a su alcance, mas molesta que antes Michiru negó con la cabeza; "Ya dije que no lo haré"
Sin imaginar a qué se refería, Haruka prosiguió; "Está tarde me entregaron el nuevo título de propiedad de esta casa. Te pertenece sólo a ti, además te traje dinero y...", no alcanzó a decir.
"¡Ah, ya entiendo!. Viene para seguir cobrándose lo que ha hecho por mí, ¿No es así?"
"Ya sé que dije muchas estupideces, pero ese no es el caso, yo..."
"No se va a rendir ¿Verdad?. Ahora viene a tratar de convencerme con dinero para que entregue a mi hijo al cuidado del estado, ¿No es así?"
Ante esas palabras un violento escalofrío recorrió el cuerpo del rubio, provocando que incluso sus labios se secaran; "¿Que?... ¿Vas a entregarlo?... ¿Tomaste esa maldita decisión para castigarme por lo que te hice y dije?"
"Respóndame... ¿Es esto una nueva forma de venganza?", ella ordenó.
"Por supuesto que no"
"¿Entonces?, ¿Qué quiere de mí?"
"Si, soy un imbécil y todo lo que tú quieras. Odiame, aborreceme y si quieres puedes maldecirme, pero por favor no te desquites con mi hijo. No tiene culpa de mis acciones"
"No, no es suyo", cruzando los brazos sobre su pecho, replicó.
"Peque de estúpido, no debí hablarte de esa manera. Por favor no cometas una estupidez de la que luego te arrepientas... tú no sabes lo que es perder...", el dolor por haber perdido a su familia volvió a embargarlo, no permitiéndole terminar la frase. "Entregámelo a mi, soy su padre"
"Ya le dije que no es suyo y por nada del mundo voy a renunciar a mi bebé. Si así lo hubiera querido lo habría hecho desde el momento en que supe que lo llevaba en las entrañas, pero es inocente. No tiene culpa de mis decisiones. Y ni siquiera usted podrá convencerme de lo contrario. Váyase, nada tiene que hacer o buscar aquí"
Haruka avanzó hacia ella; "Castígame de otra forma, pero no con lo que más quiero. Al menos permíteme conocerlo, luego si tú así lo deseas no volverás a saber de mi", pidió colocando ambas manos sobre sus hombros
"Suélteme, no vuelva a tocarme. Mucho ya lo hizo"
Él en lugar de escucharla acercó el rostro al suyo para besarla, ella por su parte lo abofeteó.
Ante su impulsivo actuar y pensando que le devolvería el golpe, el ánimo de la aguamarina flaqueo; "Lo lamento, no debí..."
Sin que al rubio le importara volvió a avanzar hacia ella, uniendo sus labios con los suyos.
Ella por un breve instante correspondió a sus besos, luego se resistió; "Ya le dije que no. Aléjese"
"Esta vez no lo haré", envolviéndola entre sus brazos, cosa a la que por miedo ella no se resistió, la condujo hacia el sofá, donde comenzó a desnudarla.
"No me toque", se quejó. Haruka continuó, ella por su parte lo tomó por el cabello en un inútil intento por apartarlo. "No quiero...", intentó decir, sin embargo él la silenció con un beso.
Ella, ya sin fuerza ni voluntad para resistirse a él, deseando ese íntimo toqué entrelazo los dedos y los labios con los suyos.
Encontrando en su mirada esa silenciosa aprobación, comenzó a poseerla...
"Quizás esta vez sea diferente", observándolo recostado a su lado, contenta con su retorno pensó.
Haruka, consultando la hora en su reloj, se reincorporó un poco; "Ya es de madrugada, debo irme antes de que alguien me vea", tomando su camisa comenzó a vestirla.
Sin que sus malditas palabras la tomaran por sorpresa, con la sábana cubrió su desnudes y girando sobre su propio cuerpo, le dio la espalda. "¿Como pude ser tan ingenua?, no sé porqué creí que a partir de ahora todo sería diferente, pero de nuevo me demuestra que una vez usada a su antojo debo ser desechada... No lo culpo, acepte convertirme en esto una vez que accedí a acompañarlo, así que no tengo derecho a quejarme, ¿Verdad?"
El rubio, comprendiendo que su actuar no fue el mejor, negó con la cabeza; "No es lo que piensas... tampoco es algo que entenderías"
"¿Entender qué?, ¿Me cree estúpida?, ¿Va a decirme que es hombre y se puede permitir darme este trató?, ¿Va a decirme que lo merezco por lo que les hicimos?, ¿Esa va a ser su justificación?", molesta alzó la voz. "He escuchado a los suyos decir lo que piensan de nosotras y usted no es diferente a ellos", recordando al sujeto de la mañana, asqueada añadió.
"Mentira"
"Para usted no represento otra cosa más que un botín… dejarme con un hijo forma parte de su logro. Así es como usted se burla de mí, pero no me importa"
Ante la razón que encontró en su primera frase, avergonzado Haruka desvió la mirada y apretó el puño. "No, eso no"
"Entonces digame. ¿Por qué tiene que irse?, ¿Le da miedo que lo vean salir de aquí y hablen de usted por acostarse con una mujer que ni siquiera sabe quién es el padre de su hijo?"
Ante sus malditas palabras él se volvió; "Precisamente por eso huí y por eso tengo que irme...", no alcanzó a explicarse.
"Váyase, he escuchado suficiente"
"No quise decir eso"
"Pues ya lo hizo"
"Está bien, seré directo. ¿Sabes por qué me rehúse a qué testificarás?, porque ese sujeto te acuso de algo que no eres y convenció a muchos de que era la única realidad. Yo hable con la verdad, les dije que actúe como lo hice por proteger a la madre de mi hijo y sin embargo de nada sirvió, el daño que sus malditas palabras causaron ya estaba hecho. Así que decidí alejarme de ti para que nadie supiera quien eres. Me habría resultado doloroso que te señalaran... por favor entiende que todo lo hice para protegerte"
"¿Protegerme gritandome que soy desechable?, no le creo"
"¡Maldición!, acepto que me equivoqué, pero es que me resultaba insoportable que siguieran hablando de ti aún sin conocer tu nombre"
Sin poder contener su enojo, Michiru rompió a llorar de forma abierta; "¿Y cree que me importa lo que digan?, ¿Cree que me habría dolido más esas habladurías que su abandono y su indiferencia?... ¿Qué no se ha dado cuenta de que yo...?", a punto de gritarle lo que sentía, prefirió sellar sus labios.
Ante esa callada confesión Haruka titubeó. "¿Será verdad que ella me ama?. ¿Es lo que iba a decirme?", se cuestionó.
"Estoy muy cansada como para seguir discutiendo, así que o se queda a mi lado al menos por esta noche, o no vuelva jamás", volviendo a recostarse, segura de su decisión expresó. "Lo que le digo no es negociable", recordando que la noche que se conocieron él le dedicó esas palabras, reto.
(Más allá)
El reloj del centro de la ciudad marcó las cuatro de la madrugada y entonces cuatro disparos fueron hechos, ahogándose con el sonoro doblar de las campanas.
Tendido sobre las escaleras de la aún deshecha cancillería, un oficial luchaba contra las heridas infringidas.
Observando como la bandera de su tierra ondeaba en lo alto del techo y sin ignorar que la muerte estaba a punto de sorprenderlo, se llenó la vista con lo que él considero y era una preciosa imagen.
De entre las sombras un hombre emergió y cerciorándose de que nadie lo miraba, camino hacia el oficial.
Inclinándose sobre él, entrelazó sus desnudas manos en su débil cuello y una vez que la vida escapó de sus miembros, lo despojó de sus pertenencias.
"Esto y más se merecen por lo que me hicieron", el hombre, que no era otro más que el que la noche pasada tropezó sus cojos pasos con los del rubio, masculló.
Un joven civil que caminaba por ahí observó lo que sucedía.
"¡Ey, tú!", gritó, alertando al sujeto que no tardó en darse a la huida. Luego de que se alejara lo suficiente avanzó hacia él hombre esperando poder auxiliarlo. "Es inútil, ya está muerto"
Tres oficiales aparecieron y contemplando lo que había sucedido, inquisidores observaron al joven.
"Asesino", acusaron.
"No, yo no lo mate", temeroso el hombre expresó.
"Tú, te atreviste a matar a uno de los nuestros", tomándolo por el abrigo, un sargento chillo.
"No, señor. Le juro que nada tuve que ver en esto... había un sujeto con él y yo..."
"Mientes", golpeándolo en el rostro gritó.
Confundido el civil negó con la cabeza; "Tienen que creerme"
Del otro lado de la acera, riendo el civil contemplaba su crímen.
Notas de autor;
Michelle; Pareciera que Lita poco entiende que Michi es inocente de lo que Gunther hizo, aunque el apoyo que la mayoría le dio a ese hombre, hace ver como culpable a mucha gente que jamás estuvo de acuerdo.
Kaiohmaru; Es verdad, Amy relaciona el nacimiento de su hijo más con el dolor que con la alegría. Ojalá y pueda sanar sus sentimientos y decida ir a conocerlo.
Isavellcota; Michi si "mordió" a Haruka poniéndole un ultimátum xd. Es cierto, el trato que le dan a Michi es justo el que de forma abusiva ellos otorgaron. Ellos llegaron cometiendo tropelías y ahora acusan de forma injusta. Ojalá y Lita piense antes de dejarse llevar por sus emociones.
szar; Michi no tiene ninguna culpa, pero la terquedad de los vencedores no les permite diferenciar. Digamos que en privado Michi nunca apoyó el discurso de ese hombre y reprobó que Gunther fuera a la guerra, él sabiendolo casi la amenazó con enviarla a un campo de trabajo forzado. Así que no es de extrañar que en público muchas veces fingió ser una "ferviente admiradora" del hombre del bigotito.
