Primer trimestre
Sesshoumaru POV
Ese sábado por la mañana estaba resultando ser productivo en más de un sentido. Por un lado la noche en vela me había dado claridad en muchas cosas y segundo, aceptar que Rin tomara el trato de los seis meses había resultado mucho más fácil de lo que pensé.
La noche anterior, cuando salí de su habitación dispuesto a marcharme sólo para regresar con una estrategia, tuve la suerte de toparme aún a su doctora ahí y jugar el papel de novio preocupado había sido de lo más sencillo, fue así como logré sonsacarle más información práctica de la que esperaba. Ella fue muy clara, aún tenía la creencia de que Rin podría recuperarse de aquella enfermedad, sólo necesitaba que se dejara tratar el tiempo suficiente para encontrar al donante. Y sobre ese proceso también habló bastante.
Me dijo que en efecto, sólo encontrar alguien al azar que fuera donador y compatible era una tarea casi imposible, pero con familiares las probabilidades mejoraban mucho. Ambos sabíamos que Rin ya no tenía a nadie en una línea directa, pero yo haría lo que fuera necesario para encontrar aunque fuera a un pariente lejano y compraría su acto altruista a cualquier precio.
Después de salir del hospital pedí un taxi que me llevó a mi auto y de ahí a mi departamento. Entonces, le envié un correo electrónico muy detallado a Jaken, el hombre que siempre se encargaba de mis asuntos más delicados. Aún no sabía cómo convencería a Rin de aceptar, pero la logística del abogado y rastrear a su familia podían ponerse en marcha.
Si era muy honesto conmigo mismo no tenía idea de qué me impulsaba en ese momento a hacer absolutamente todo para salvarla, porque ni siquiera se trataba de ambición, no la deseaba como un objeto para seguir exprimiendo dinero a la herencia de mi abuelo. Simplemente la idea de dejarla apagarse sin hacer nada al respecto me molestaba demasiado. Esa chiquilla loca debería luchar por su vida con la misma pasión con la que hacía todo y si no lo hacía por sí misma yo lo tomaría como un reto personal. Rin iba a sobrevivir a esto, de eso me encargaría yo.
Ahora que ya había podido confirmarle a Jaken la mudanza para el lunes, podía seguir con mi trabajo real mientras ella se aburría mirando televisión y revolviendo la bandeja del desayuno. Era muy evidente que esa comida insípida y saludable no le gustaba y supuse que cualquier otro día estaría quejándose, pero hoy no, todavía estaba demasiado en shock para distraerse con trivialidades.
De repente llamaron a la puerta y entró alguien llevando una bandeja más, esa era el desayuno que yo pedí. La mujer dejó la comida en la mesa redonda de madera y le pagué, ella se marchó de inmediato y yo empecé a revisar que todo lo que ordené estuviera ahí.
- Me vas a torturar comiéndote eso frente a mí. -se quejó por fin la chiquilla loca.
- No perdiste la voz. Todavía puedes quejarte. -le respondí mientras tomaba el plato con hotcakes y fruta alrededor y me acercaba a ella para dejárselo en la mesa donde tenía su desayuno que no iba a comer. – Cómete todo, necesitas la fruta también.
Ella me miró con la boca abierta y noté sus ojos humedecerse, cuando pudo reaccionar asintió y sonrió llevándose un trozo de fresa a los labios.
- Gracias. -murmuró con una pequeña lágrima en la mejilla, yo le pasé la miel y me senté a la mesa con mi computadora a un lado para desayunar también.
No sé cuánto tiempo estuvimos callados, sólo con el murmullo del televisor de fondo y los documentos que estaba leyendo en mi pantalla, pero debió ser un buen rato, pues alguien llegó para llevarse los platos vacíos y nos hizo mala cara al darse cuenta de que la paciente había comido cosas fuera de su dieta y casi nada de ahí.
- Tengo que notificar esto en el expediente. -le dijo el hombre joven a Rin. Ella sonrió inocente.
- Lo sé. Pero casi me muero ayer. No me arrepiento de nada. -se rio y el otro también lo hizo un poco. Luego se marchó y ella me miró como si hubiera hecho una travesura. – Tengo experiencia, sé cómo causar la cantidad adecuada de lástima. -explicó encogiéndose de hombros. - ¿A qué horas voy a hacer la videollamada? Supongo que será a Izayoi.
- Estás loca. No vas a hacer eso. -la atajé irritado.
- Pero tú dijiste…
- Lo dije para que no pidieras que me sacaran de aquí. Quizás sea un psicópata por engañar a mi familia y manipularte para aceptar el tratamiento, pero no estoy tan enfermo para querer que sigas con el teatro ahora que sé que es verdad.
- Pues… yo lo haría. -contestó tranquila. – Sé que aún es un engaño, porque no nos vamos a casar, pero en realidad ya ni siquiera estaría mintiendo tanto.
- Estás loca. No vas a hablar con nadie.
Así di por terminada la conversación y volví a mi trabajo. Esa actitud suya, tan práctica que inclusive me rebasaba, era imposible de lidiar.
….
Rin POV
Estaba en la cocina de Sesshoumaru esperando a que estuviera listo el pan de chocolate que se elevaba delicioso en el horno. Yo en verdad era una pésima cocinera, pero la repostería era la excepción. Y ese pan era la primer cosa que tuve ánimos de preparar en la semana, esos días estaban siendo los más extraños e inesperados de toda mi vida.
Las cosas sucedieron justo como él lo dijo, como las orquestó. El lunes fue un abogado y me dio a firmar un montón de papeles para invalidar la orden de no resucitar, después, cuando me dieron de alta, un hombre llamado Jaken de corta estatura y ojos de sapo llegó para ayudarme a ir a casa y tomar mis cosas. Él entró conmigo y me ofreció ayuda, pero yo no sabía ni por dónde empezar ni podía creer que en verdad aquello estuviera sucediendo, entonces, le pedí que esperara en la sala.
Primero fui a mi habitación y saqué las dos maletas vacías que guardaba debajo de la cama, en cuestión de nada estaban casi llenas y entonces fui al baño para tomar mis productos para el piel y el cabello. Entrar ahí fue mucho más difícil de lo que anticipé. Mis recuerdos de la última vez que estuve ahí eran borrosos y definitivamente no esperé toparme con toda esa sangre seca salpicada por todos lados. Sabía que debería limpiar eso, pero aún me sentía muy débil para hacerlo, así que sólo tomé lo que necesitaba y cerré la puerta.
Al final el asistente de Sesshoumaru me había ayudado a cargar las maletas, porque yo jamás lo lograría, y me aseguró que se encargaría de que alguien fuera a hacer el aseo general del lugar y vaciar el refrigerador.
Después de eso todo fue más raro todavía. Llegar a casa de Sesshoumaru, poner mis cosas en los gabinetes que el ama de llaves había desocupado para eso, explicarle qué tipo de cosas podía y debía comer y cualquier otra necesidad que tuviera. Nunca en la vida había tenido empleados para cuidarme en una casa y no sabía si podría acostumbrarme a ello.
Y así fue como iniciaron esos seis meses, quizás los últimos de mi vida, sólo descansando, tratando de recuperarme en una batalla perdida pero que deseaba disfrutar todo lo que pudiera.
Sesshoumaru prácticamente vivía en el trabajo, se iba justo al amanecer para pasar por el gimnasio y ducharse antes de la oficina y regresaba algo tarde por las noches, sólo a cenar, terminar pendientes en la computadora y dormir.
Dormir. A mi lado. Una parte de mí esperaba que él estuviera buscando activamente formas de librarse de su parte, pero no lo había ni siquiera intentado. Siempre se acostaba sólo con pantalón de pijama a mi lado debajo de las cobijas y no tardaba nada en soltar la consciencia, yo ya lo había abrazado en un par de ocasiones y no sé si no se dio cuenta o sólo me dejó hacerlo.
De repente sonó el temporizador del horno y me puse los guantes para sacar el molde y dejarlo reposar. El aroma a chocolate terminó de inundar todo el departamento y sonreí. Sabía que él iba a amar cenar eso y piqué fresas y kiwis para acompañar, ya que insistía en que debería alimentarme con comida saludable siempre y algo de fruta era la forma más fácil de convencerlo de que así lo hacía.
Cuando dejé todo listo volví a la habitación y me tomé las pastillas que correspondían a ese horario, cumpliendo mi parte del trato tan al pie de la letra como él.
…..
Habían pasado tres semanas desde que Rin y Sesshoumaru sellaran su pacto y comenzaran ese periodo finito en el que ambos creyeron ya poseer todos los secretos del otro, aunque no era así. Sin embargo, lentamente cayeron en una rutina silenciosa pero en la que encajaron bien.
Rin, a pesar de no desear el tratamiento y las transfusiones pudo notar cómo cada día se sintió un poco mejor, más fuerte y activa. Y Sesshoumaru, que aún vivía para su trabajo, había aprendido a aceptar el cálido cuerpo de la joven cada noche a su lado.
Ese sábado él llegó temprano por la tarde y se quedó horas en su estudio sumergido en la computadora enviando correos electrónicos mientras ella estuvo buscando viveros y cursos de botánica. Eso era algo que siempre quiso hacer, pero nunca se atrevió sabiendo que en cualquier momento dejaría solas a todas las plantas que dependieran de ella, pero ahora creía poder integrar algunas a la decoración de aquel departamento y cuando ella ya no estuviera, el ama de llaves podría continuar cuidándolas.
De repente escuchó los pasos de Sesshoumaru por el pasillo y lo vio entrar a la habitación, llevaba el teléfono en la mano y lo botó por ahí antes de empezar a quitarse la ropa, como siempre, como si ella no estuviera ahí. Eso era algo que Rin extrañaba, que él la buscara para tocarla.
- Voy a tomar una ducha. Pide la cena. -le ordenó y sin más se metió al baño cerrando la puerta teas de sí.
Rin meditó la posibilidad de desnudarse y sorprenderlo, pero no lo hizo, no deseaba que él la rechazara si ya no la deseaba. Suspiró decidida a obedecer y concentrarse, pero el teléfono de Sesshoumaru sonó y ella fue a fijarse quién era, sólo para avisarle al hombre en caso de que resultara algo importante. Se sorprendió cuando vio que no era una llamada normal, sino una videollamada de su padre. Dudó por un momento y se mordió el labio inferior, pero al final decidió responder.
Al instante la pantalla cobró vida con la imagen de Inu no Taisho e Izayoi, quienes en cuanto la vieron, sonrieron y la saludaron efusivamente. Ella correspondió el gesto y se sentó en la orilla de la cama, decidida a interpretar su papel aunque Sesshoumaru pensara que estaba loca.
- Hija. ¿Cómo estás? Hace mucho que no sabemos nada de ustedes. Nunca me enviaste tu nuevo número telefónico y Kagome ha preguntado mucho por ti. -inquirió Izayoi y Rin se alegró de que por lo menos los próximos casi seis meses fueran seguros para hablar con ellas.
- Lo siento. Todo ha sucedido muy rápido. Pero aún tengo sus números registrados, les voy a mandar un mensaje hoy por la noche. -les sonrió haciendo la nota mental de desbloquearlas a ellas y a Sango.
- ¿Cómo va tu tratamiento? -preguntó el hombre mayor y, por una vez, ella se alegró de saber sobre hospitales, sólo para poder mentir bien.
Le explicó sobre la noche del sangrado y las transfusiones, también de las medicinas y la alimentación que -supuestamente- estaba llevando. También aprovechó para mostrarles unos moretes grandes y horribles que se había hecho sin saber cómo en un brazo días atrás. Eso sintió que le dio el dramatismo perfecto. Así se les fueron varios minutos hasta que Sesshoumaru salió del baño con una toalla envuelta en la cintura y se quedó helado, sorprendido como casi nunca lo estaba, al ver lo que Rin hacía.
- ¿Qué haces? -inquirió y ella lo miró con una sonrisa dulce.
- Llamaron mientras te bañabas y decidí contestar. -le explicó con un pequeño nudo en el estómago, que no se formó por haber sido descubierta, sino por el inmenso deseo que tuvo que reprimir.
- Hija, no queremos quitarles tiempo, mándame ese mensaje para tener tu número. -dijo Izayoi sonriendo y Rin asintió. – Descansa mucho. Un beso.
La mujer mayor terminó la llamada y Sesshoumaru fue y le extendió una mano para que le regresara el teléfono, por su ademán demasiado directo ella entendió que no estaba contento con lo que había hecho.
- Lo siento. Pero la oportunidad era demasiado buena para dejarla pasar. -se disculpó riendo a medias mientras él iba a sentarse en la orilla de su lado de la cama.
- No sé cómo puedes reírte en una situación así. Además, sólo estás complicando más las cosas. -la regañó apenas volteando a verla de reojo, pero Rin no le prestaba atención a sus palabras.
Con mucho cuidado, midiendo cada movimiento se acercó a él gateando sobre la cama, hasta estar justo detrás y empezar a dejar cortos besos sobre sus hombros. Con tantas noches que se amaron antes del hospital, ya sabía a qué cosas él no podía resistirse.
- Perdóname. -susurró en su oído y se deleitó sintiendo la piel masculina erizarse. -Te extraño. -le dijo con el mismo tono bajo y se sentó detrás de él dejándolo sentir su torso apenas cubierto por una tela delgada sobre la espalda desnuda y se dedicó dejar que la sintiera también.
Recorrió la piel de su espalda que tenía al alcance con sus labios, lo besó y mordió, ardiendo en deseo, tratando de torturarlo, pero perdiendo la paciencia ella misma con cada roce.
- ¿Qué quieres que haga? ¿Quieres que me arrodille frente a ti? -le ofreció algo desesperada porque él reaccionara y por fin sucedió.
Sesshoumaru la escuchó y no trató de resistirse más, ya no se sintió capaz. Se puso de pie y dejó caer la tolla al suelo con un movimiento fluido antes de acercarse a Rin para reclamar sus labios. La besó con pasión desmedida, adentrándose de inmediato para jugar en su boca y la sintió estremecerse y dejarle un espacio para que se acomodara entre sus piernas. Pero la tela le estorbaba.
- ¿Estás segura de que puedes…? -le murmuró yendo hacia su oído para besarlo mientras ya empezaba a levantarle la blusa para quitársela.
- Toda la noche si tú quieres. -le contestó encajándole las uñas en la espalda y él dejó ir la última nota de cordura que le quedaba.
Con un movimiento apresurado le quitó la blusa por completo y fue a besar la piel que quedó descubierta, uso los labios para tener las manos libres y empezar a despojarla de los shorts y la ropa interior. De repente la urgencia de sentirla por completo fue abrumadora después de tanto tiempo de no tenerla y no se sintió capaz de esperar.
Rin se estremeció de placer y alegría de sentirlo desearla otra vez. No tuvo cabeza para tratar de acariciarlo como siempre, en cuanto se sintió desnuda y a él explorando sus puntos más sensibles le rogó en silencio, hablando con su cuerpo, que dejara de torturarla y Sesshoumaru ni pensó en hacerla esperar, él se sentía igual.
Volvió a besar sus labios y buscó la entrada de su ser para unir sus cuerpos en uno solo. Ella exclamó y le mordió el labio inferior mientras lo rodeaba con las piernas. Durante unos instantes una corriente eléctrica los recorrió como parte de un mismo ser, como dos mitades que volvían a encontrarse después de una separación eterna.
Rin, al borde del abismo, le mordió el labio inferior de nuevo y dejó que una exclamación de placer se escapara de su garganta, él le correspondió aumentando el ritmo de su vaivén hasta que, muy pronto, la llevó al éxtasis y él lo tocó también.
- Vaya. Extrañaba… eso… -murmuró Rin contra sus labios mientras traba de recuperar la respiración. Sesshoumaru sonrió y la besó antes de abandonar el interior de su cuerpo y quedarse recostado a su lado.
Él también estaba envuelto en una bruma de placer, sin embargo, quizás ya demasiado tarde se preocupó por las posibles consecuencias de sus acciones y se recriminó a sí mismo. No sabía nada sobre medicina, pero en las condiciones en las que se encontraba Rin era evidente que un embarazo no era opción, además un niño no entraba en sus planes.
- ¿Qué pasa? -lo cuestionó la joven viéndolo fijamente cuando notó el cambio en su semblante.
- Condones. -contestó él esperando que una sola palabra le explicara todo, así fue. Pero ella sólo sonrió y decidió darle algo de información que se había estado guardando desde la primera vez.
- Hace años que suspendieron mi periodo con hormonas. No es seguro para mí sangrar cada mes. Así que hasta que eso cambie y me regresen a la normalidad, no puedo embarazarme.
- ¿Entonces por qué…?
- ¿Por qué solicité los condones desde la primera vez? La verdad eres un gigoló y tenía miedo de que me pegaras algo. -se rio y se encogió de hombros, nada avergonzada.
- Vas a pagar por eso. -la amenazó muy en serio con una media sonrisa y al siguiente instante ya estaba de nuevo sobre su cuerpo, besando el cuello femenino para empezar a torturarla.
….
Sesshoumaru iba de camino a su departamento dándole vueltas todavía a las últimas noticias que obtuvo de Jaken y lo molesto que estaba con Rin. Desde el inicio su asistente tuvo la misión de encontrar a cualquier familiar lejano que pudiera existir, ya fuera reconocido o no, para tener algún donador potencial y el primer paso fue utilizar un kit casero de ADN, con una muestra que él mismo tomó a escondidas mientras ella dormía. Pero eso no funcionó.
Después inició la tarea, mucho más tediosa y lenta, de investigar con registros, a la vieja escuela. Y justo acababa de leer un reporte sobre un hermano de Rin, uno que ella jamás mencionó, ella siempre dijo ser hija única y él no podía entender por qué.
Cuando por fin llegó a su casa se extrañó un poco de encontrar todo oscuro y en silencio, era probablemente la primera vez que ese sitio parecía estar solo desde que ella se mudó tres meses atrás. Avanzó a oscuras por el pasillo hasta su habitación, ahí bajo la tenue luz de una lámpara pudo ver a la joven recostada sobre la cama, hecha un ovillo y supo que algo no andaba bien.
- ¿Rin? -la llamó esperando que respondiera mientras iba a arrodillarse a su lado. Ella abrió los ojos y le sonrió.
- Lo siento. Creo que me quedé dormida. No me siento bien. -se excusó sin moverse y luego respiró profundo. – He estado vomitando. A veces la medicina me hace eso.
- ¿Ya le llamaste a tu doctora? -inquirió mientras le tocaba la frente para corroborar su temperatura, estaba algo fría.
- No. En verdad, no creo que sea nada. Casi todos los días me pasa, hoy sólo es un poco peor. Seis meses en el infierno ¿recuerdas?
Rin sonrió un poco otra vez, pero de repente una oleada brutal de náuseas la hizo levantarse en un instante y pasar al lado de Sesshoumaru como si él no estuviera ahí para correr al baño. El hombre la siguió sin evitar pensar en aquella fatídica noche en la que descubrió lo enferma que estaba.
Las arcadas fuertes la estremecieron y al principio parecía que su estómago estaba totalmente vacío, sin embargo, en algún punto Rin pudo saborear algo metálico en su boca y el agua del escusado empezó a teñirse de rojo.
- Estás sangrando. -afirmó Sesshoumaru mientas, otra vez, se arrodillaba a su lado.
Ella trató de tranquilizarse y dominar su cuerpo, pero no lo logró hasta que su estómago en verdad expulsó todo el líquido rojo que había contenido.
- Estoy bien. -aseguró murmurando apenas y apoyándose de la taza para ponerse de pie. Él la ayudó y la sostuvo hasta que llegó al lavamanos, sabía que la joven desearía lavarse antes que nada, pero él ya tenía un plan.
- ¿Dónde está tu maleta de emergencias? -le preguntó.
- No es necesario. Estoy bien.
- Puedo llevarte sin ella.
- Sólo es un poco de sangre, ni de cerca tan malo como la otra vez. -se volvió a quejar tratando de evitar un viaje que sabía era ineludible.
- Ni siquiera es tu nariz, quién sabe de dónde viene la hemorragia esta vez.
En cuanto ella cerró el grifo Sesshoumaru la cargó hasta la cama para sentarla ahí y recorrió la habitación con la mirada. Rin, con la batalla perdida, le señaló el clóset y Sesshoumaru de inmediato encontró ahí lo que buscaba. Se puso la maleta al hombro y regresó para cargarla, esta vez, hasta el auto.
Rin POV
No sabía por qué estaba tan asustada. Ni siquiera cuando estuve peor tuve tanto miedo. Era como si antes mi inminente muerte fuese sólo un trámite, pero ahora en verdad me aterrorizaba la idea de sólo no despertar.
Todo el día fue pesado, lidiando con síntomas causados por las medicinas y la debilidad de la enfermedad, pero me aferré a que todo iba a estar bien y se pasaría por sí mismo. Al parecer estaba equivocada.
Cuando llegamos al hospital e hicieron el registro llamaron a mi doctora y a un cirujano, según los médicos de urgencias lo más probable es que estuviera sangrando por dentro y tuvieran que abrirme para ver qué hacer. Cómo si mi cuerpo pudiera soportar eso.
Sesshoumaru se había quedado en silencio todo el tiempo, sosteniéndome cuando yo no pude y ayudándome a limpiarme la sangre del rostro y a enjuagarme la boca cada vez que volví a vomitar sangre. Odiaba que él me viera así.
- Buenas noches. -escuché de repente una voz desconocida y al verlo encontré a un médico con traje quirúrgico que acababa de llegar a mi cubículo junto con mi doctora.
- Rin. Ya revisamos tus estudios. Parece ser que el sangrado está en el estómago o el esófago. Eso es bueno. Se puede intentar reparar sin tener que abrirte. -me explicó ella y suspiré de alivio.
- ¿La van a transfundir? -preguntó Sesshoumaru a mi lado.
- Sí. Un paquete ahora y después la vamos a pasar para hacerle una endoscopia, probablemente haya que ponerle más plaquetas después.
- ¿Qué es eso? -cuestioné al médico que no conocía.
- Te van a dormir un rato y con una cámara voy a revisar tu estómago, se hace a través de la boca, sin necesidad de cirugía. Y no te vas a dar cuenta de nada. -trató de calmarme en su tono profesional, haciendo sonar aquello como si fuera lo más simple del mundo.
- No entiendo bien. -sentí mi voz temblar y los ojos se me humedecieron.
- Voy a ver que te den la habitación de siempre. -se excusó Sesshoumaru y comenzó a alejarse.
- Por supuesto.
Mi doctora estuvo de acuerdo y se marchó también. La partida de ambos lo empeoró todo, pues en ese instante no me sentía capaz de asimilar ninguna explicación que pudieran darme, sentía que necesitaba a Sesshoumaru ahí para entender por mí y asegurarme que todo iba a estar bien. Pero eso es lo que hubiera hecho un novio, no un compañero de negocios.
Sesshoumaru POV
En cuanto estuvimos lejos de los ojos y oídos de Rin me detuve para hablar con su doctora, tenía algunos puntos importantes que tocar con ella, quien por fortuna había entendido a la perfección la señal y me había seguido.
- ¿Será necesaria otra donación?
Le pregunté y ella asintió. Desde la primer conversación que tuvimos sobre el tratamiento que necesitaría Rin ella me explicó sobre las dificultades de obtener las grandes cantidades de sangre que ella necesitaría y también me había pasado el contacto de una fundación altruista que por la cantidad correcta de dinero se encargaba de conseguir la sangre que hiciera falta. Yo no pensaba que aquello funcionara totalmente dentro del marco legal, pero no me importaba.
- Sí. Llámalos mañana a primera hora. -afirmó y asentí, haría eso en cuanto amaneciera y Rin no pudiera escucharme.
- ¿Qué sabe usted sobre su hermano? -la cuestioné directamente y vi la sorpresa en sus ojos.
- Me dijo que era hija única, igual que sus padres.
- También me lo ocultó.
- ¿Lo encontraste? Él puede ser el donador perfecto.
- No. Sólo registros antiguos de una matrícula escolar. Pero la voy a interrogar hasta que me diga dónde está.
- Hazlo mañana. -me pidió la mujer y no entendía la necesidad de perder más tiempo. – Ella está muy nerviosa ahora y va a tardar un rato en recuperarse de la anestesia del procedimiento, probablemente sólo va a llegar a su habitación a dormir.
Su razonamiento no me gustaba nada, pero al final tuve que aceptarlo. Sabía que la chiquilla loca tendría sus razones retorcidas para haber ocultado todo ese tiempo a su hermano y me daría una buena pelea antes de soltar la información, la necesitaba alerta y fuerte para poder ganarle esa batalla también.
…..
Al día siguiente Sesshoumaru había tenido que ser más paciente de lo que se creyó capaz. Después de esperar el tiempo que duró el procedimiento de Rin la recibió cuando la llevaron a su habitación, tal como se lo advirtieron, sólo para continuar durmiendo en la cama de hospital toda la noche. Según le informaron las cosas habían salido bien y pudieron detener un pequeño sangrado que ubicaron con facilidad.
Por la mañana ella había despertado todavía como atontada por los medicamentos y lo máximo que pudo hacer fue probar un poco del desayuno que le llevaron, ésta vez él sabía que no debería darle nada fuera de lo permitido, por eso prefirió no ponerle tentaciones y se limitó a leer correos electrónicos varias horas mientras la joven siguió recuperando poco a poco la lucidez hasta volver a ser ella misma. Entonces, supo que podía empezar con el interrogatorio.
- Tenemos que hablar. -le advirtió cerrando su computadora, ella apagó la televisión y lo miró sentándose en la cama.
- Sabía que algo te pasaba. Has estado muy raro, hasta para ser tú.
- No es momento para bromas. -la regañó exasperado.
- No era broma. Ya, suéltalo ¿qué te molesta? -preguntó tratando de sonar fuerte, pero en realidad los nervios estaban amenazando con llenarle los ojos de lágrimas en cualquier momento.
- Necesitamos hablar sobre tu hermano y vas a explicarme por qué jamás me dijiste que tienes uno.
Sesshoumaru le soltó las palabras mientras se acercaba, mirándola a los ojos, aprisionándola en los suyos para medir cualquier reacción y detenerla si trataba de mentirle. Rin jamás esperó que le dijera eso y ni siquiera pudo hilar una frase coherente. Al final el silencio lo exasperó más.
- No intentes inventar algo, no va a funcionar. ¿Dónde está Kyo?
- No digas su nombre. -murmuró ella como una plegaria mientras se acostaba para mirar el techo, ya con las primeras lágrimas en los ojos.
- Él puede ser tu donador y lo has estado ocultando todo este tiempo. -le dijo ya a su lado, con ambas manos sobre el barandal de la cama, apretándolo con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos.
- Déjalo. -le rogó. – No tiene caso. Yo tuve un hermano, pero ya no tengo.
- ¿Y por qué no me lo dijiste? ¿Qué le pasó a Kyo? No tiene sentido que lo hayas borrado de tu vida así nada más. -le recriminó y la vio estremecerse ante la mención de ese nombre, sabía que le estaba haciendo daño, pero pagaría el precio por sacarle toda la verdad.
- Puedo decírtelo. -susurró con la voz cortada, todavía viendo al techo. – Pero tienes que prometer no volver a mencionarlo.
- No estás en posición de negociar. -le advirtió y esta vez, ella sí lo miró.
- Tú tampoco.
Sesshoumaru clavó sus ojos en los de ella, midiéndola, y no encontró espacio alguno para doblegarla, al final, asintió.
- Él era mi hermano menor. Yo siempre lo cuidé, era tímido, pequeño, los otros niños lo molestaban todo el tiempo… por eso yo fui como su guardaespaldas… hasta el día del accidente.
A la joven se le quebró la voz y se detuvo porque el nudo en la garganta no la dejó continuar. Cerró los ojos empujando las lágrimas que continuaban acosándola como si las mismas llamas del infierno la envolvieran.
Pensó en todos los años de buenos recuerdos que tuvo con su hermano, cómo él siempre la siguió en todas sus aventuras y ella se encargó de enseñarle lo que conocía del mundo, aunque no fuera mucho, para que algún día fuera un hombre fuerte e independiente.
- Amabas a tu hermano, pero a tus padres también. Y a ellos nunca los ocultaste ¿por qué a él sí? -la presionó más sin dejarle espacio para que levantara una barrera.
- Pero a él debía cuidarlo. Yo era su hermana mayor.
- ¡Fue un accidente! -le gritó exasperado, comenzando a caminar por la habitación. - ¿Cómo esperabas protegerlo en un auto sin control?
- Sesshoumaru. -le habló firme y él se detuvo para mirarla en la distancia. – Yo iba manejando ese auto.
Las palabras simples y concisas lo dejaron helado en su lugar y pudo entenderlo todo. Antes, siempre le pareció que todo el misticismo alrededor del accidente debió ser por el dolor de quedarse sola, pero ahora entendía que era la culpa lo que la mantenía prisionera. Y, por una vez, no supo qué decirle.
- Deberías irte.
Rin lo despachó y se cubrió el rostro con la almohada, en ese momento no deseaba ver ni saber de nadie, sólo quería quedarse a solas y dejar que el dolor la consumiera como tantas veces antes pensando en cómo ella destruyó la vida de todos con sus propias manos y a cambio sólo se llevó unos rasguños.
Al final Sesshoumaru entendió que ya no lograría nada ahí y sólo se marchó ya sin la esperanza de haber encontrado a su hermano ni la certeza de que ella deseara seguir respetando su pacto después de eso.
Continuará...
Holi! Muchas gracias x su apoyo! Me hicieron la semana con sus palabras! Si tienen un momento, les pido un comment! Espero les haya gustado esta actualización.
Nos leemos el próximo sábado!
