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Colección "Primeras veces": cocinando juntos
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—¿Qué haces aquí? —Kakashi abrió la puerta con una ceja levantada y la mirada adormilada.
—Fuiste tú quien dijo que debíamos cocinar juntos algún día —Sakura levantó un par de bolsas de la compra con una sonrisa desafiante—. ¿No lo decías en serio? —preguntó, sabiendo que realmente era así. Él lo había dicho por decir, como un ejemplo más de todo lo que podría salir mal después de montar aquella estantería.
—¿Sí? —Kakashi entrecerró los ojos sin moverse aún de la puerta—. No sé. Pero veo que lo tomaste en serio.
—¿Y por qué no iba a hacerlo? —Sakura avanzó un paso, aprovechando que Kakashi apenas se movía para deslizarse al interior—. Nunca hemos cocinado juntos, ¿no te parece que ya es hora?
—Supongo —murmuró él, divertido, dándose por vencido mientras cerraba la puerta detrás de ella—. ¿Qué es lo que traes?
—Los ingredientes, Kakashi. No se cocina de la nada, ¿sabías? —respondió Sakura mientras dejaba las bolsas en la encimera de la cocina.
—Eso lo sé. —Se cruzó de brazos—. Me refería a qué vamos a cocinar.
—Teniendo en cuenta que mañana es tu cumpleaños, pensé en una tarta.
—Ajá —respondió él, sonriendo bajo la máscara, pero con tono indiferente—. ¿De qué?
—Bueno... ¿cuál es tu tarta favorita?
—No lo sé. ¿Lo sabes tú?
Sakura dejó de desempacar para mirarlo con una sonrisa burlona.
—Claro que lo sé.
—Eso es imposible —replicó Kakashi, frotándose la nuca—. Ni siquiera yo lo sé.
—Oh, Kakashi, no eres consciente de las pequeñas cosas, pero yo me fijo en todo.
Kakashi se quedó en silencio, con la mirada fija en Sakura mientras ella sacaba más ingredientes. Finalmente, preguntó con tono socarrón:
—¿Y cuál es mi tarta favorita, oh, sabia Sakura?
—Lo descubrirás pronto —contestó ella, sacudiendo las bolsas antes de dejarlas a un lado, escondiendo algunos ingredientes y mirando de reojo a Kakashi cuando él trató de espiar.
—Pero no tan pronto —repitió ella, riendo y colocando su cuerpo a modo de barrera para que él no pudiera mirar.
Kakashi se encogió de hombros y se apoyó en la encimera, observando mientras Sakura organizaba los ingredientes.
—De acuerdo, de acuerdo —cedió Kakashi, levantando las manos en un gesto de paz—. Aunque no sé si podré con tanto suspense.
Sakura esbozó una sonrisa fugaz mientras continuaba preparando todo. Kakashi la observaba en silencio, su mirada pasando de los ingredientes a su rostro, preguntándose por un instante qué había motivado a Sakura a aparecer en su puerta ese día con la firme intención de preparar una tarta.
Finalmente, fue ella quien rompió el silencio.
—No he encargado ninguna tarta para mañana. Así que más vale que nos salga bien.
—¿Y qué vas a hacer si no es así? —preguntó Kakashi, con un tono entre curioso y burlón.
Sakura lo miró de reojo mientras rebuscaba por los cajones y armarios, organizando cada utensilio e ingrediente meticulosamente sobre la encimera y la mesa.
—No te preocupes —respondió con una seguridad inquebrantable—. A mí siempre me sale todo bien.
Con esa declaración, comenzó a medir algunos ingredientes: harina, agua, azúcar y algunos otros que Kakashi no reconoció de inmediato. Tras mirarla unos segundos más, él se movió en silencio por la cocina. Ella no lo notó de inmediato, concentrada en su tarea, hasta que escuchó el suave roce de una tela. Al volverse, lo vio sosteniendo un delantal negro en una mano, observándola con esa calma indescifrable tan típica de él.
Sakura alzó una ceja mientras Kakashi se colocaba detrás de ella, rozando apenas su espalda. Sin decir más, levantó el delantal por encima de su cabeza y lo pasó alrededor de su cuerpo con una fluidez casi casual, ajustando los lazos con una precisión que solo él podría tener. Sakura subió los brazos para ponérselo más fácil. Ella sintió cómo sus dedos rozaban ligeramente su cintura mientras ataba el nudo. Era como si el gesto fuera tan natural como lo estaba siendo estar en su cocina, preparando una tarta de cumpleaños.
—Bien, ahora ya estás lista —dijo él, dando un paso atrás con su típico aire despreocupado.
Sakura, sin dejarse intimidar, sonrió con suficiencia.
—¿Y tú? No creerás que solo vas a mirar. —Le tendió un recipiente vacío y señaló los huevos y un batidor que había dejado previamente sobre la encimera—. Vamos, bate los huevos mientras yo me encargo de la mezcla.
—Claro. No te voy a dejar hacer todo el trabajo, ¿sabes? —murmuró él con una ligera sonrisa bajo la máscara.
Sakura trabajaba en silencio, con una precisión que Kakashi atribuyó a su experiencia como médica. Desde su posición, la observaba mientras batía los huevos, como si esperara el momento en que algo se complicara. No pudo evitar fijarse en la mezcla de concentración y delicadeza con la que manejaba cada paso.
Lo que siguió fue una mezcla de caos y diversión. Kakashi no era el más habilidoso en la cocina, y pronto había más harina en el aire que en el bol. Los murmullos sarcásticos de Kakashi no tardaron en aparecer a medida que la masa empezaba a pegarse en sus manos.
—¿Se supone que esto es normal? —preguntó mientras intentaba despegar un pegote de masa que se había adherido a su dedo.
—Solo sigue mezclando —se rio Sakura, cubriendo con un movimiento ágil los restos de harina que Kakashi había dejado caer en la encimera.
El bizcocho ya estaba en el horno y el aroma cítrico de la naranja inundaba la pequeña cocina, mezclándose con el olor ligeramente amargo del chocolate que Kakashi estaba terminando de rallar. Sakura cerró los ojos un momento, mientras terminaba de preparar la crema de naranja, saboreando el aire, como si en ese instante pudiera congelar la paz que sentía.
Ambos habían entrado en una dinámica de compenetración y tranquilidad que solo se vio interrumpida por el sonido del horno indicando que el bizcocho ya estaba listo.
En ese momento, Kakashi decidió probar la crema de naranja. Sumergió dos dedos en el bol, pero antes de poder llevarse los dedos a la boca, Sakura le sujetó por la muñeca.
—¿Qué crees que haces?
—Probarlo —respondió con sencillez.
—No puedes meter los dedos así en el bol.
—¿Por qué no? Me he lavado las manos —respondió riendo.
—No hagas eso. Voy a sacar el bizcocho, prepara la manga —pidió, soltándole la muñeca.
—Ok, ok. Eres muy aburrida —se rindió.
Sakura se agachó frente al horno. Kakashi aprovechó para bajarse la máscara y probar la crema.
—Está rica.
Ella le miró con el ceño fruncido.
—¿Quieres probar? —sin dejarla responder, cogió la cuchara del bol con la crema y la llevó hasta su boca.
—¡Kakashi! —gritó ella, sorprendida, pero sin poder evitar sonreír.
Sakura, distraída, no se percató de lo caliente que estaba la bandeja. Con un quejido de dolor, soltó el bizcocho. Kakashi fue más rápido, reaccionando instintivamente y lo atrapó antes de que tocara el suelo. La cuchara salió volando y terminó golpeando a Sakura antes de caer al suelo.
—¡Mierda! —dijo ella, sonrojándose por la torpeza.
Kakashi la observó en silencio por un instante.
—¿Estás bien?
—Me he quemado —se quejó Sakura poniéndose en pie y sacudiendo la mano herida mientras Kakashi depositaba el bizcocho a salvo en la encimera—. Casi lo estropeo todo, menos mal que lo has salvado —dijo entre una mezcla de risas y alivio, mientras miraba sus dedos.
—Lo siento. No debí distraerte. Déjame ver —pidió él, acercándose y sujetándola por la mueca para llevar la mano herida de Sakura hasta su altura. Observó el dedo de Sakura y vio que comenzaba a formarse una pequeña ampolla.
Antes de que ella pudiera reaccionar, Kakashi llevó el dedo de Sakura a su boca, intentando aliviar el dolor con un gesto tan natural que no fue consciente de lo que hacía.
Sakura dio un pequeño respingo, sorprendida, pero no dijo nada ni hizo por separarse. En ese instante, el suave pitido del horno volvió a resonar en la cocina, interrumpiendo el momento.
Kakashi, sobresaltado, retrocedió ligeramente y golpeó sin querer el bizcocho, haciéndolo caer de nuevo. Lo atrapó con la mano libre justo antes de que tocara el suelo, su atención ahora dividida entre Sakura y el bizcocho.
—Ahora soy yo quien casi lo estropea todo —murmuró Kakashi, dejando el bizcocho de nuevo sobre la encimera, todavía sujetando la muñeca de Sakura.
De pronto, pareció darse cuenta de lo que acababa de hacer. Se puso completamente pálido. Su mirada pasó de la mano de Sakura a su rostro, y luego hacia el bizcocho. Soltó rápidamente su muñeca antes de disculparse con una sonrisa nerviosa.
—Mierda... —murmuró Kakashi, blanco como el papel—. Lo siento.
Sakura, que había estado conteniendo la risa, no pudo evitar soltar una carcajada.
—¿Qué haces? —preguntó ella cuando se recuperó de la risa, sin apartar la vista de él.
—No lo sé —admitió Kakashi, tensando su mandíbula.
Los ojos de Kakashi se clavaron en los de Sakura, y los de ella en él.
—Siento lo que ha pasado... —repitió Kakashi en un susurro, mirando al suelo.
—No te disculpes —dijo ella rápidamente—. En serio, no pasa nada.
Kakashi asintió, recuperando la compostura. Fue entonces cuando se fijó en la mancha de crema sobre la camiseta de Sakura.
—Estás muy... apetecible —bromeó él, soltando una risa baja mientras la miraba, señalando su camiseta a la altura de su pecho.
Sakura, sonrojada, bajó la mirada hacia donde señalaba y se echó a reír también.
—Vaya desastre. Bueno, al menos parece que todo está bien —dijo, observando el bizcocho, que parecía estar completo—. Nada ha sufrido daños.
—Excepto tú —dijo él con tono arrepentido.
—No es nada. Solo una quemadura. ¿Seguimos?
Kakashi la miró un poco preocupado, pero afirmó y se hizo a un lado para seguir con la receta.
Cuando la tarta finalmente estuvo terminada, los dos se apoyaron contra la encimera, exhaustos pero contentos.
—Mira cómo ha quedado —dijo Kakashi, observando la tarta con una mueca—. Es horrible —comentó, pasándose una mano por el pelo cubierto de harina.
Ambos rompieron en carcajadas al contemplar el desastre a su alrededor. La cocina había sido víctima de su plan de tarde: harina esparcida por el suelo, crema salpicada en los azulejos, y utensilios manchados que parecían haber sido abandonados en mitad de una batalla culinaria. El aire olía a naranja y chocolate, un contraste dulce para el caos visual. Sakura se pasó una mano por el pelo, ahora cubierto de pequeños restos de masa, mientras Kakashi miraba todo con resignación y una sonrisa burlona.
—Definitivamente ha quedado perfecta —comentó Sakura, mirando la tarta con satisfacción.
Kakashi la miró incrédulo, sacudiéndose la harina de las manos, observó el estado de la cocina antes de fijar de nuevo la vista en la tarta.
—¿No se te ocurrirá? —lo reprendió Sakura al ver sus manos acercarse a la tarta—. La crema de naranja ha quedado perfecta, lo sabes. No será la más bonita, pero estará deliciosa.
—No puedo servir esto en mi fiesta de cumpleaños. —Kakashi la miró como si hubiera cometido un sacrilegio—. ¡Qué vergüenza!
—Kakashi, madura.
—¿Madura? —La expresión de él era de fingida sorpresa, con un brillo travieso en los ojos.
Kakashi la miró con intensidad y Sakura supo que había pisado terreno resbaladizo. Ambos se quedaron en silencio. Kakashi miró la tarta... luego miró a Sakura... Sakura miró la tarta... después miró a Kakashi...
—¡No! —repitió ella, anticipándose a lo que venía—. ¡No te atreverás!
Kakashi alzó una mano hacia la tarta.
—¡Ni se te ocurra! —gritó Sakura—. ¡Es para mañana!
Kakashi la miró con fingido dramatismo.
—Mira esta cosa, Sakura. Es fea, vergonzosa, y ni siquiera sabemos si sabe bien. ¿No deberíamos probarla primero?
—¡No! —Sakura se interpuso entre él y la tarta—. ¡Sabemos que está buena! Ya probamos la crema de naranja, el bizcocho...
—Pero no juntos —insistió él, en tono pensativo—. Podríamos haberlo arruinado en el último paso. Mil horas de trabajo y... ¿vas a irte sin probarla?
—Lo probaré mañana, en tu cumpleaños —dijo Sakura, dándose la vuelta con la tarta en las manos.
—Si te invito —murmuró Kakashi casi para sí.
—¿Qué dijiste? —Sakura se detuvo, alzando una ceja.
—El año pasado no viniste —dijo él con una media sonrisa bajo la máscara.
—¡Porque estaba fuera de Konoha! ¡No porque no quisiera ir!
—Bueno, me dolió mucho —dijo Kakashi, fingiendo tristeza—. No sé si invitarte este año...
Sakura bufó.
—Me da igual si me invitas o no. Yo organizo la fiesta, así que vendré de todas formas.
—¿Cómo? —Kakashi la miró con sorpresa fingida.
—Vendré con alguien.
—No voy a enviar invitaciones con opción más uno.
—Me da igual. Aun así, vendré de acompañante.
—¿De acompañante de quién?
—Naruto.
—Naruto traerá a Hinata. Shikamaru vendrá con Temari, Ino con Sai... Te quedas sin opciones.
—Pues Yamato. Es encantador y me aceptará como acompañante. Me tiene mucho cariño.
—Por su puesto que te tiene cariño. Pero Tenzö está fuera, no vendrá.
Sakura parece pensar sus opciones por un momento.
—Se lo pediré a Gemma.
Kakashi la miró fijamente con una expresión de incredulidad.
—¿Le pedirás a Gemma que te traiga a mi cumpleaños?
—Sí. Gemma seguro que me acepta como acompañante.
—Gemma aceptará todo lo que quieras darle.
—¿Qué quiere decir eso?
—Nada —dijo arrepintiéndose inmediatamente.
—Sí has querido decir algo. Dilo.
—Todos sabemos cómo es Gemma.
—¿Y cómo es?
—Si le pides que te traiga al cumpleaños, pensará que quieres algo más.
—A lo mejor lo quiero —dijo restándole importancia.
Kakashi dejó escapar una risa sarcástica.
—Entonces me despido de ti hasta dentro de un par de días. Te propondrá otro plan alternativo y te arrastrará a su casa. No llegaréis ni a mi calle.
—¡No seas cerdo!
—Yo no soy un cerdo. Ese es Gemma, con quien quieres venir a mi cumpleaños.
—¡Porque no me invitas! —gritó como si realmente estuvieran hablando en serio.
Kakashi y Sakura se miraron por un momento sin terminar de entender nada.
—Está bien, está bien —pidió Kakashi levantando las manos en el aire—. Vamos a dejar esta conversación. Esto es ridículo.
—Sí lo es. Porque sabes que vendré incluso si me lo prohíbes.
—Seguro que sí... —Kakashi suspiró riendo mientras ella guardaba la tarta en la nevera.
Justo cuando Sakura estaba a punto de cerrar la puerta de la nevera, Kakashi se giró, observando el bol donde habían batido la crema de naranja. Antes de que ella pudiera reaccionar, le lanzó un poco de crema que fue a parar a su hombro.
—¿Qué diablos haces? —dijo ella, girándose bruscamente.
—Ups —dijo él con una expresión inocente que no engañaba a nadie.
—¡Kakashi! ¿Ahora eres un crío?
—¡No, pero quiero tarta! Si te vas y la dejas ahí, no habrá para mañana —dijo él, fingiendo seriedad.
Sakura recogió el trozo de crema con la mano y se lo lanzó a la cara, pero Kakashi lo esquivó y el proyectil terminó estampado en la pared.
—No puedo creer que no seas capaz de esperar un día —replicó Sakura, observando la tarta con cierta resignación—. Me la llevaré a casa.
—Si te la llevas a casa, seguro que mañana estará hecha un desastre —dijo Kakashi, apoyándose contra la encimera, mirándola con ese aire despreocupado de siempre.
—¡Es que no me dejas opciones! —Sakura le lanzó una mirada—. ¡Prométeme que no te la comerás esta noche!
—No puedo prometer eso. Pero será solo un poquito... para asegurarme de que no está mala —respondió Kakashi con una sonrisa traviesa—. Además, si ya está horrible, imagina mañana: se hundirá la crema. Mejor comámonosla ahora.
—No.
—Sinceramente no sé si puedo esperar. Ni siquiera sé si es mi tarta favorita —bromeó él, alzando una ceja con aire pensativo.
—¡Por supuesto que lo es! —Sakura lo miró con firmeza—. Siempre la pides. Crema de naranja con chocolate. No necesitas ver el menú cuando está disponible, es lo único que eliges.
Kakashi la miró fijamente por un momento, casi atontado por su observación, y de repente una sonrisa sincera apareció en su rostro.
—¿Por qué sonríes? —preguntó Sakura, arqueando una ceja.
—Nada, solo... me gusta que te des cuenta de esas cosas. Siempre te fijas en los demás.
Sakura se sonrojó ligeramente, pero lo ocultó desviando la mirada hacia la tarta.
—¿Y cuál es tu tarta favorita, Sakura? —preguntó Kakashi de repente, con genuino interés.
—La mía... —Sakura hizo una pausa, pensando por un segundo—. Bueno, es una de esas de... no sé, no sé decirte.
—Entonces, ¿qué tal si probamos esta ahora? —Kakashi se acercó un poco más, bajando la voz en un tono casi conspiratorio—. Y mañana hacemos la tuya. Y cuando vengan todos, sacamos mitad y mitad, para que la fiesta tenga de las dos.
Sakura lo miró con sorpresa, levantando las cejas.
—¿Hablas en serio?
—¿Por qué no? —Kakashi respondió con esa tranquilidad que lo caracterizaba.
—Kakashi, eres lo peor —dijo ella, intentando no reír.
—No. Solo quiero probar la tarta —replicó él, encogiéndose de hombros—. Además, la has hecho con tanto amor... Sería una pena compartirla con Gemma.
—¿Con Gemma? ¿Por qué le mencionas especialmente a él? —preguntó Sakura con exagerada curiosidad.
—Bueno, quizás tampoco lo invite... —murmuró Kakashi en tono despreocupado—. Todavía no he decidido si invitarte, y no quiero que vengas con él.
Sakura no lo dejó pasar. Sin dudarlo, metió la mano en la nevera, tomó un poco de crema de la tarta y, con precisión, la lanzó a Kakashi. El impacto lo tomó por sorpresa, y la crema fue a parar directamente a su mejilla, cubriendo parte de la cicatriz que usualmente ocultaba bajo la máscara, justo hasta la comisura de sus labios.
Sakura estalló en carcajadas al ver la expresión de sorpresa en su rostro.
Kakashi, sin decir nada, recogió un poco de la crema con la lengua.
—Tengo que admitirlo, está deliciosa. Probablemente sea mi tarta favorita, después de todo.
—Lo sabía. Nunca me equivoco —dijo Sakura, aun riéndose—. Pero tendrás que esperar a mañana para comerla, en serio.
Kakashi esbozó una sonrisa divertida mientras se limpiaba el resto de la crema con la mano.
—Si tú lo dices —bromeó, lanzándole una mirada traviesa.
Sakura lo miró, entrecerrando los ojos, advirtiendo de nuevo:
—¡Kakashi! Ni se te ocurra tocarla antes de tiempo.
Kakashi levantó las manos en un gesto de inocencia, pero la sonrisa en su rostro decía lo contrario.
—Está bien —se rindió Sakura—. Podemos hacer otra mañana —se cruzó de brazos, intentando mantener la compostura—. Vengo temprano, la repetimos y estará lista para la fiesta.
Sin decir más, Kakashi abrió un cajón, sacó un cuchillo y se acercó a la encimera, donde Sakura había colocado la tarta nuevamente. Con calma, cortó dos trozos que no llegaban a ser ni un cuarto de la tarta. Los puso en dos platos, aún con restos de crema por haberlos utilizado antes. También sacó un par de cucharas y le dio una a Sakura. Ambos empezaron a comerse la tarta.
—Ya has ganado. ¿Contento? —dijo Sakura con una sonrisa.
Kakashi asintió, llevándose un dedo a los labios, para limpiarse un poco de crema.
—Está deliciosa —murmuró—. Sí, definitivamente es mi tarta favorita. ¿Qué opinas tú?
Sakura sonrió, aliviada.
—A ver... —Sakura tomó otro bocado, pensativa—. Al principio no me convencía mucho este sabor raro... pero la verdad es que está muy buena.
—Claro, ahora se va a convertir en tu nueva tarta favorita —bromeó Kakashi—. Tendremos que hacerla de nuevo mañana, porque parece que ha superado a cualquier otra tarta.
Sakura se quedó mirándolo por un momento.
—A ver, esta no es mi favorita, pero admito que está muy buena —dijo, sonriendo.
—Te he ofrecido mil veces para que la probaras, y siempre te has negado.
—Es que siempre prefiero otra cosa —replicó Sakura, encogiéndose de hombros.
—Bueno, ¿y entonces? ¿Mañana cuál hacemos? —preguntó Kakashi, cruzándose de brazos.
—La mía.
Ambos se rieron, y Kakashi echó un vistazo alrededor, viendo la cocina en un completo desastre: harina por el suelo, crema salpicada en los azulejos y utensilios manchados de crema.
—Sí, la verdad es que la tarta ha quedado genial —admitió Kakashi—. Aunque la cocina ya... bueno, eso es otra historia.
Sakura se rio también.
—La verdad es que se ha hecho tarde. Y si tengo que venir mañana a primera hora para hacer otra tarta, será mejor que me vaya.
Kakashi soltó una carcajada.
—¿Qué? ¿No vas a ayudarme a recoger?
—Recoger... —Sakura le lanzó una mirada burlona—. No, no. Además, como no me has invitado a tu fiesta de cumpleaños, quizás me lo piense mejor y haga otros planes para mañana. Así que te tocará a ti hacer la segunda tarta.
—Espera, espera, Sakura.
Ella se detuvo en la puerta de la cocina, girándose con una sonrisa.
—¿Qué?
—Te invito... si me ayudas a hacer una tarta de arándanos y crema de yogur —dijo Kakashi con fingido dramatismo.
Sakura levantó una ceja.
—¿Cómo sabes que esa es mi tarta favorita?
Kakashi sonrió bajo la máscara.
—Porque siempre la pides con arándanos y crema de yogur, y porque yo también me fijo en los detalles.
Sakura lo miró con una sonrisa burlona antes de cruzarse de brazos y negar con la cabeza.
—Aun así, te toca recoger a ti —dijo con picardía—. Voy a pasar por el mercado para comprar todos los ingredientes para la nueva tarta.
Kakashi soltó una pequeña risa y la dejó irse. Cuando la puerta se cerró tras ella, se giró hacia la tarta que quedaba en la mesa. La observó un momento antes de llevarla hasta la nevera y guardarla con cuidado.
Tomó el último trozo de su porción, llevándose la cuchara a la boca mientras miraba el caos que habían dejado a su alrededor.
—Bueno... a limpiar se ha dicho —murmuró con la cuchara aún entre los labios, comenzando a recoger el desastre de su primera vez cocinando juntos.
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NdA: El cumpleaños es mañana, así que esto tocaba hoy. Aunque es cierto que hace poco publiqué otro que era sobre el cumpleaños de Kakashi. Por eso he querido que este formara parte de la colección primeras veces, así cambiaba un poco.
Besis de papel a todes.
