keridos jarry, ron y hellmansione
la kedó aragog. perdomenmen ke no ce escrivir vien llo, paza ke nunka akavé el kole. tamo aka en kilmes nosotro x el tema ete ke me rajaron vite- tavamo ai en un tereno valdío tavamo bibiendo de la jente aka ke no tira uno mango a beses -pero la kedó povre, la pizó el 324.
nada chikoz vengansen al entiero aka en 12 de oktuvre eskina juakin be gonsales oy a la nocheya se ke no loz dejam zalir no inporta venganzen sha fue toi rre mal no dego de shorar. traiganze fazo
el jagri
Harry, Ron y Hermione terminaron de leer la carta de su amigo.
-Siento que me sangran los ojos -dijo Ron.
-Tenemos que ir -dijo Hermione-. Ya sé que está prohibido salir de Hogwarts, pero en cuarto año Harry se fugó a Córdoba y nadie dijo nada. Esta dirección en cambio no es tan lejos de acá. Pobre Hagrid, debe estar re mal. Tenemos que llevarle comida…
-No podemos, Hermione, ya no es como en esa época -dijo Harry-. Ahora es todo mucho más estricto. Y además no tenemos comida para llevarle, no nos dan ni a nosotros.
-¡Cara rota! ¡La otra vuelta te fuiste en escoba hasta la costa atlántica para comprar unas medialunas! ¿No podés comprarle algo a tu amigo?
-En cuarto año estaba Dumbledore, que dejaba que Harry hiciera lo que se le cantara -dijo Ron-. Darín en cambio permite que Harry pase todos los fines de semana en detención sin decir nada, y Gryffindor pasó de ser ganadora de la Copa de las Casas cuatro años consecutivos a ser la casa con mayor saldo negativo en la historia de Hogwarts. Dumbledore en segundo año le había dado 250 puntos a Harry durante la cena de fin de curso por haberse sentado bien derecho en la silla, pero ahora parece que para el año que viene vamos a tener que pedirle un préstamo de rubíes al FMI para poder competir en el torneo de las casas, y estiman que no vamos a poder terminar de pagar la deuda hasta el 2070. Me la juego a que si Darín nos agarra saliendo del colegio de noche nos raja a los tres.
-Sí, olvídense, ni en pedo me la juego de vuelta saliendo de la escuela -dijo Harry-. Re mal lo de Hagrid, pero no puedo arriesgarme a que me manden más detenciones de las que ya tengo. Además, hoy me veo con Julieta. No hay chance.
-Ay, él, "me veo con Julieta" -Hermione tiró una risita.
-Miren, allá está Parvati -djio Ron en voz baja, señalando a la otra punta de la mesa de Gryffindor-. Miren cómo me mira, creo que está medio enojada.
Harry miró para allá. Parvati tenía un muñeco de trapo con cara de boliviano en la mano y le clavaba alfileres mientras miraba a Ron con cara de psicópata.
-Era medio tóxica… -susurró Ron-. Pero ya se le va a pasar.
-Para mí tenemos que ir, Hagrid es nuestro amigo -la siguió Hermione-. Como Harry no puede ir, sugiero que vos y yo vayamos solos -agarró a Ron de la mano y lo miró fijamente a los ojos.
-¡No! -Ron se soltó de un tirón, re nervioso-. ¡Me dan miedo las arañas! ¡Mejor paso la noche en mi pieza mirando animé!
Y se fue corriendo a toda velocidad. Harry se tapó la cara con las dos manos, negando con la cabeza.
-¡Que pelotuudooo! -dijo.
-Ay, claro, vos porque te ves "con Julieta" -tiró Hermione, riéndose. Estaba tan acostumbrada a lo lenteja de Ron que ya ni le jodía. Parecía estar contenta de que el pibe aunque sea no siguiera con la tóxica de Parvati.
Miraron los dos para allá y vieron que la mina ahora había sacado una foto de Hermione y le clavaba el cuchillo del desayuno despacio, girándolo lentamente mientras miraba a Hermione con los ojos bien abiertos.
-Bue, igual Ron tiene razón -dijo Harry-. Si Darín nos agarra, nos hecha. Mañana le escribimos una carta a Hagrid y le metemos alguna excusa. Le decimos que nos dio diarrea a los tres por la comida del colegio. La excusa de la diarrea no falla nunca. ¿Vamos yendo a Pociones? Me siento re inspirado hoy. Mepa que con la ayuda del Pibe hoy la voy a romper en clases.
-¿Estás inspirado porque te ves "con Julieta"? -Hermione no iba a dejar de joderlo con eso toda la mañana.
Mientras iban para allá, Harry sacó el libro del Pibe y empezó a hojear unas páginas que se había dejado separadas.
-¿Qué buscás? -preguntó Hermione.
-Alguna poción del Pibe que me ayude a durar hoy con Julieta -Harry pasaba las páginas a toda velocidad, pero no había nada-. No te olvides que el sábado me desmayé… La re vergüenza pasé. Y no quiero pasar vergüenza de nuevo durando ahí dos minutos, así re virgo… Encima me dijo que le gusta que dure toda la noche… Estoy en el horno, Hermione…
Se quedó mirando un maleficio que el Pibe Mestizo había anotado en el margen de una hoja. Decía: "Garchasempra. Para enemigos". Harry dobló la hoja para acordarse de probarlo con Neville después cuando lo agarrara durmiendo en la pieza. Le gustaba probar los hechizos del Pibe Mestizo con él. La otra vuelta le tiró uno muy gracioso que hizo que el flaco empezara a perrear descontroladamente y no pudiera frenar en todo el día. Fue muy gracioso verlo en la clase de Herbología perreando mientras le regaba una planta a María Becerra. Fue una de las cosas más bizarras que Harry vio en su vida, y eso que veía cosas bizarras bastante seguido en Hogwarts.
-Mmm… No hay nada -dijo Harry, decepcionado-. El Pibe nunca me había fallado, pero creo que no tiene nada en su libro que me pueda ayudar…
Hermione revoleó los ojos.
-"El Pibe", "El Pibe"… -se burló-. Ya te dije que tires ese libro a la mierda, Harry, y te compres una edición nueva. No entiendo para qué seguís con esa copia toda hecha mierda que te acaba encima cada vez que la tocás. Estoy empezando a pensar que te gusta que te acaben en la mano, Harry.
-Sí, claro -dijo él-. Yo creo que tenés zarpada envidia porque te re superé en Pociones, Hermione. Pero no importa. ¿Vos conocés algún hechizo o poción que me ayude? Necesito durar toda la noche como quiere ella, sino la voy a decepcionar. No puedo acabar al toque. Ron dijo que me haga la paja antes, pero no creo que sea suficiente…
-¡Qué asco, Harry!
-Bueno, amiga, te estoy pidiendo ayuda, ya que la tenés tan clara vos. ¿Sabés de algo o no?
-Harry, ¿no es obvio? ¿No te acordás qué fue justamente lo que Francella te dio de premio en la primera clase del año?
-¿Qué? ¿La poción afrodisíaca? Pero eso es lo opuesto a lo que necesito. Necesito calentarme menos, no más.
-Lo que digo es que se la des a ella, boludo. Dale la poción afrodisíaca. Metésela en la bebida. Es el único uso de esa poción que no creo que vaya a ser re de violín y recontra denunciable. Porque ella ya te dejó en claro que te quiere garchar. Podés dársela para que ella esté tan al palo que ella misma termine orgasmeándose al toque y no le moleste que vos acabes a los dos minutos. Porque seamos honestos, Harry, va a ser tu primera vez y no hay ninguna duda de que vas a acabar a los dos minutos.
-Gracias por creer en mí, Hermione…
-Hacé lo que te digo, Harry. Lo importante no es cuánto dures, si dos minutos o dos horas. Lo importante es que acabes después que ella. Es eso nomás. Y de esta forma vas a lograrlo.
Llegaron al aula de Pociones, en las mazmorras, entraron y se sentaron a una mesa vacía, mientras Francella les sonreía debajo de su bigote clásico. Ron todavía no aparecía.
-Cómo te venís escapando de mis reuniones, vos, Harry, ¿eh? -le dijo Francella sonriéndole y guiñándole un ojo, acercándose a donde estaban ellos mientras el resto de la clase iba entrando-. ¿Qué pasa, tenés miedo de entrar a mi muro de favoritos?
-No, profe, para nada, es que Snape me castigó todos los fines de semana…
-Aaahh, Snape, Snape, ese del pelo grasoso, ¿no? -Francella le sonrió a Hermione-. Vos sí estuviste viniendo, Granger, me alegro, me alegro…
Harry pensó que Francella debía estar pensando en lo bien que Hermione tiraría la goma si estuvieran en los noventa, pero el tipo no dijo nada. En cambio, les dijo:
-Saludos a su amigo Roberto -y se fue para el frente del aula, mientras sacaba la varita y empezaba a hacer levitar ingredientes de pociones.
Hermione le susurró:
-Y después de lo-que-ya-sabés, con ella… vas a sacarle el recuerdo, me imagino… ¿no?
-Ehhh -la verdad es que Harry ya no pensaba en esa parte del plan. Honestamente, ya le chupaba un huevo eso.
-¡Harry! -lo retó su amiga en un susurro-. ¡Todo el tema de cogértela era para eso, ¿no te acordás?! ¿Ya fue para vos el tema de que el destino del país dependía de eso?
-¿No eras vos la que se burlaba de eso y decía que Darín era el villano?
-Sí, pero lo pensé mejor y me di cuenta de algo -Hermione señaló a Francella disimulada-. Este tipo claramente abusaba de sus alumnas en los noventa, se lo dice a cualquiera que le pregunte. ¿No se te ocurrió pensar que a lo mejor el recuerdo de Julieta tiene algo que ver con él?
Una vez más, Hermione demostró su súper inteligencia y dejó a Harry pensando. La verdad que él no había hecho esa conexión, pero era verdad… Y además la edad de Francella daba justo con la del anti-messias…
-Estuve pensándolo, y aunque mi principal teoría es que Darín es el villano de este año, también creo que el abusador, violador y machirulo de Francella tuvo algo que ver con lo que sea que pasó en ese recuerdo.
-¡Ajáááá! -dijo una voz. Ron acababa de aparecer junto a ellos con un termo en la mano. Había ido a buscar el agua para los mates. -¿Acabo de escuchar lo que creo que escuché? -bajó la voz-. Si llega a resultar ser Francella, los Galleons son para mí, ¿tamo? Yo fui el que apostó primero a que era él.
Hermione no le respondió, y en cambio se puso a armar el mate, poniendo la yerba y agarrando el termo para empezar a cebarlo.
Mmm… Era una idea muy lógica, como todas las que siempre tenía Hermione… Pero no. El instinto de Harry le decía que Francella no era el villano que estaban buscando. Era típico de Hermione sacar conclusiones lógicas, las que tuvieran más sentido… Pero Harry confiaba en su instinto, y este le decía otra cosa.
-A lo mejor es verdad que debería sacarle el recuerdo a Julieta -dijo Harry, aunque no le gustaba la idea. No dejaba de pensar en lo que sintió cuando le mandó mano a la profe la noche del sábado, y una parte de él no quería hacerla enojar de nuevo con todo el tema del recuerdo ese.
-Por algo debe ser que Ricardo Darín tiene tantas ganas de conseguir ese recuerdo -siguió Hermione-. No confío en él, pero creo que deberías sacarle el recuerdo para verlo vos mismo, para ver qué fue lo que pasó en los noventa con ella, para ver qué fue esa cosa tan importante que hizo que Darín esté tratando de conseguir ese recuerdo durante décadas… Y cuando sepas lo que fue, ahí vamos a tener una idea más clara de lo que está pasando.
Harry puso cara de que estaba muy preocupado por todo ese misterio. Pero en el fondo no dejaba de recordar vívidamente cómo se veían los pezones de Julieta a través de la tela del camisón.
-Te mandó saludos -le decía Hermione a Ron-. Sigue diciéndote Roberto.
-Por lo menos ya no me dice "el bolita" -dijo él. Y sacó su caldero mientras agarraba el mate que le pasaba Hermione.
…
Esa noche, a la una menos cuarto, Harry estaba en su pieza con Ron y Hermione, terminando de prepararse. Los demás compañeros de pieza estaban todos en el baño cagando. Habían servido lentejas de nuevo. Ellos habían comido una pizza que compró Harry.
-Acordate del plan -dijo Hermione, mientras Ron le acomodaba la ropa, como si fueran sus asistentes personales-. Vas a su despacho, la saludás canchero pero no tanto, le decís de tomar algo, te hacés el boludo cuando no mire y metés la poción en el vaso, después te la garchás y cuando terminen le sugerís fumar un cigarro, le sacás charla en la cama y le pedís el recuerdo.
-Entendido -Harry asintió-. Bueno, acá tengo la poción… Tengo mi capa… Tengo todo -estaba re nervioso.
-Tomá, te traje esto -Ron sacó un frasquito de su mochila y se lo dio a Harry-. Es poción Felix Felicis, te da suerte. Tomate un poco de esta mierda y vas a ir re piola. George dice que te saca todos los nervios.
-Ah, joya -dijo Harry, descorchándola y bajándosela de un solo trago-. ¿De dónde la sacaste?
-George se la choreó a Snape de su armario de pociones una vuelta. Dice que es perfecta para usarla cuando vas a perder la virginidad… ¿Y? ¿Cómo te sentís?
-Me siento… -Harry empezó a sonreír como tarado. Ya no estaba más nervioso. -¡Me siento re piola!
-¡Joya, Harry! -Ron le sonrió a Hermione-. Con esto más la poción afrodisíaca, va a estar todo re bien.
Hermione parecía tener dudas.
-¡Sí, todo va a estar reee piolaa! -dijo Harry, que parecía re eufórico ahora-. Siento como que el universo me transmite unas energías de la re concha de la lora… Wow… Veo cosas… ¡Veo los planetas!
-Ron, ¿qué mierda le diste? -dijo Hermione, mirando a Ron re caliente-. ¿Le diste alucinógenos? ¿Pero vos sos pelotudo? ¡Espero que no le hayas cagado la noche a Harry!
-¡George jura que funciona!
-Tranqui, chicos, ustedes quédense tranca -Harry les guiñó un ojo, con toda la confianza, re decidido, recontra distinto que segundos atrás-. Yo sé exactamente lo que hago. Esta va a ser mi noche, posta… Siento que sé exactamente cuál es el lugar donde ir… O, al menos, Felix sabe -les guiñó un ojo.
-¿El lugar donde ir…? -Hermione estaba re nerviosa-. El despacho de Julieta Prandi… ¿no?
-No -dijo Harry-. El lugar donde ir no es ahí… Tengo un recontra presentimiento de que tengo que ir con Hagrid.
-¡¿Con Hagrid?! -dijo Ron, sin poder creerlo-. ¡Pero Harry…!
-¿Qué? -Hermione quedó boquiabierta.
-¡Naaa, mentira! -Harry se empezó a cagar de risa-. ¿Se imaginan, cambiar una noche con Julieta Prandi por el entierro de la araña toda tiesa del peluca? Na, era joda, ni aunque me den todo el Felix Felicis del mundo.
Se empezaron a cagar de risa los tres. Hermione ahora estaba aliviada.
-Casi me hago caca encima, Harry -dijo Ron, riéndose-. Me la re creí.
-Bueno, nos vemos, fracasados. Me voy a perder la virginidad con una famosa re linda. Que les vaya bien a ustedes dos, podrían aprovechar que hay varias camas vacías acá -Harry les guiñó un ojo y se fue a las chapas.
Se sentía re eufórico, re confiado, nada que ver con antes. Sentía como si tuviera toda la suerte del mundo esa noche... Era como si acabara de clavarse veinte gramos de merca.
Se puso la capa para hacerse invisible y bajó las escaleras hasta la Sala Común. Mientras la cruzaba, vio que Ginny venía con Dean por ahí. Qué raro que anduvieran por ahí tan tarde... Ella tenía cara de orto, seguro habían estado discutiendo de nuevo…
Oculto por la capa, Harry esperó a que pasaran y le dio un buen chirlo con toda la mano abierta a Ginny en medio del orto. Fue tan fuerte el sopapo que resonó por toda la Sala Común.
-¡¿QUÉ HACÉS, PENDEJO DEL ORTO?! -gritó Ginny, dándole una trompada a Dean en medio de la jeta, tan fuerte que le quedó el puño manchado de sangre. El chabón se quedó ahí tambaleando y sin entender nada. -¡ME TENÉS HARTA TOCÁNDOME EL CULO, PELLIZCÁNDOME LAS TETAS…! ¡HARTA!
-¿Qué? Pero Ginny, yo nunca…
-¡TERMINAMOS, DEAN! ¡NO VUELVAS A HABLARME NUNCA MÁS!
Harry siguió de largo y salió por el orificio del retrato de Gladys la Bomba Tucumana, re contento, mientras silbaba una canción, re tranqui porque sabía que aunque iba oculto por la capa nadie iba a escuchar su silbido.
Empezó a bailar por el pasillo del séptimo piso tratando de imitar a Tobey Maguire en Spiderman 3, bailando y aplaudiendo debajo de la capa, sintiéndose el chabón más poronga sobre la faz de la tierra.
Llegó al despacho de Julieta Prandi y golpeó la puerta, re tranquilo, sin un puto nervio.
La profe abrió la puerta. Estaba para el infarto. Se había puesto una especie de vestidito transparente sexy todo encajado que dejaba que se le viera la tanga y el corpiño que tenía abajo… A Harry se le paró la pija antes incluso de entrar. Se había maquillado y estaba hermosísima.
Harry se metió, recordando que ella no quería que nadie lo viera, y una vez adentro ella cerró la puerta y se giró sobre los talones hacia donde estaba él.
Harry se sacó la capa de un tirón, apareciendo ante ella, y le sonrió con toda la confianza.
-Estás hermosa, Juli.
-Decime profe, y no me tutees, mocoso -Julieta se le tiró encima sin más preámbulos y empezó a comerle toda la boca a besos.
Harry la agarró de la cintura y le devolvió el beso con todas las ganas. La situación escaló rapidísimo. No hubo tragos previos, no hubo una charla ni nada de todas esas situaciones que Harry había estado pasando por su cabeza como películas durante toda la tarde: fueron directo a los bifes.
Segundos después, Harry la levantó en brazos y ella soltó un gritito, agarrándose de él.
-¡Fua! ¡Tenés fuerza! -le dijo, sonriendo.
-¿Viste? Perdón, quiero decir, ¿vio, profe?
-Basta de charla, pendejo sucio -le dijo Julieta-. La cama está por allá -le señaló hacia una escalerita que subía hacia la parte de arriba de su despacho, que era re grande.
Harry la subió por las escaleras. Había querido hacerse el groso cargándola en brazos, pero cuando iban por la mitad de las escaleras se arrepintió. Le estaba re pesando, tenía un miedo de tropezarse en cualquier momento y que se le cayera la mina a la mierda, rodando por todas las escaleras… Por suerte eso no pasó.
Cuando llegaron a la cama, la apoyó con cuidado arriba y recorrió la zona a toda velocidad con los ojos.
Necesitaba un trago, algo para tomar…
Ahí. En un mueblecito cerca de la cama.
-Brindemos primero -dijo Harry, yendo a toda velocidad hasta ahí y tratando de no cortar el momento con eso.
-No tengo tiempo para brindar -dijo la profe, que se notaba que quería ir directo a los bifes ya mismo sin más retrasos-. Viniste acá para una sola cosa, pendejo: para convertirte en "Harry el Sucio Potter". Quiero que vengas a esta cama ya mismo y me digas lo más sucio y desubicado que le hayas dicho en tu puta vida a una profesora.
Julieta estaba en llamas. Harry sirvió dos tragos de lo que sea que había ahí a toda velocidad. Sentía que el Félix Felicis lo guiaba, que le decía qué hacer. Era todo tan fácil… Sacó con carpa el frasco con la poción afrodisíaca de su bolsillo y lo metió entero en una de las dos copas. Entonces se giró sobre sus talones con las copas en la mano y caminó hasta la cama.
-Está bien. Acá le va, profe. Quiero brindar… -empezó, pensando en algo bien sucio que decirle-… con esta copa en medio de sus tetas.
Julieta sonrió al escuchar eso, y agarró la copa que Harry le pasaba. Se la bajó toda de un trago, sin dejar de mirarlo a los ojos, y después la tiró a la mierda. Se escuchó el ruido de los pedazos de vidrio volando por todos lados.
-Acá las tenés, pendejo sucio -la profe se levantó el vestidito transparente, sacándoselo por completo y tirándolo al piso también. Después se desabrochó el corpiño, y sus tetas quedaron ahí colgando desnudas ante los ojos de Harry, que tuvo que aguantarse para no eyacular en ese mismo momento.
"Menos mal que llegué a darle la poción", pensó Harry. "Porque no voy a aguantar mucho"…
La mina le sacó su copa de las manos y le cumplió los deseos: se puso el mango en medio de las gomas y se las apretó para sostener la copa con ellas.
"Uffff…", pensó Harry, mirándola embobado. "¡En cualquier momento me vengooooo!"
-Ahora vení y tomala hasta el fondo, mocoso insolente.
Harry obedeció. Acercó la cara a las tetas de su profesora y empezó a bajarse el contenido de la copa, que tenía gusto a sidra o algún espumante, con los pezones de la mina a centímetros de su cara...
Después de eso, Harry empezó a sacarse toda la ropa a toda velocidad, de forma re torpe. Se enredó con el pantalón y se cayó de la cama. Se levantó saltando en una pata mientras tiraba de una media, que no salía… Julieta sonreía. Cuando por fin Harry quedó en bolas, saltó encima de ella como clavadista olímpico. Ella le tiró del pelo y le puso la cara en medio de las tetas de nuevo. Él le arrancó la tanga, tirando para abajo…
Fue todo como en una película, como si las escenas pasaran todas por la cabeza de Harry una atrás de la otra con efectos de transición: La cajeta toda desnuda de la profe, ahí a la vista… Ella masajeándole todo el pecho desnudo con unos dedos con las uñas hechas re perfectas, largas y pintadas re bien… La boca de Julieta abierta encima de él, respirándole toda agitada… Su pito ahí a la vista, más duro que King Kong después de tomarse tres pasti en una fiesta electrónica con La Roca…
Lo estaba re disfrutando, porque no se sentía nervioso y además al toque fue obvio que la mina se había puesto re caliente con la poción afrodisíaca: empezó a gemir con gritos tan fuertes que Harry estaba seguro de que Ron y Hermione iban a poder escucharlos desde la torre Gryffindor… Gemía y gemía, y Harry ni siquiera la había penetrado todavía, solamente le había entrado a mandar mano a lo loco.
De repente fue como si la poción se activara a pleno en Julieta, porque la mina abrió los ojos de par en par totalmente desesperada. Harry sintió miedo. ¿Había exagerado al meterle toda la puta poción en la copa?
-¡METELA! -gritó la mina, desesperada, con los ojos inyectados en sangre y pareciendo que en cualquier momento le encajaba una trompada-. ¡METEEEELAAAAAAAAAAAA YAAAAAAAAAAAAAAAA!
Harry se agarró el pito y trató de meterlo en el lugar correcto, pero nunca había hecho eso antes…
-¡AHÍ NO, PELOTUDO!
Después de unos cinco intentos, Harry logró meterlo ahí donde sí era.
-¡AAAAAAH, SIIIIIIIIII! -gritaba la mina, sacudiendo todo el cuerpo como loca y haciendo que toda la cama se moviera por toda la habitación, chirriando re fuerte y con el colchón saltando como loco, re desenfrenado-. ¡AAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY!
Estaba sacadísima. Harry se movía tan rápido como podía, a toda velocidad. Su instinto de pendejo virgo le decía que para hacer eso bien tenía que hacerlo rápido. Cuanto más rápido, mejor…
-¡AH-AH-AH-AH-AH-AH-AH-HA! -gritaba Harry con la voz toda entrecortada por el movimiento, con los ojos apuntando en direcciones opuestas, mientras martillaba su cintura para atrás y para adelante con locura, como un taladro eléctrico descontrolado que se había quedado trabado en velocidad 5-. ¡AAH-AH-AH-AH-AH-AH!
-¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?! -le gritó la mina, eufórica-. ¡ESO ES MI OMBLIGO, PELOTUDO!
-¡Ay, perdón! Era más abajo.
Harry tenía la cara toda roja y parecía que no iba a aguantar un segundo más. Hacía exactamente un minuto y treinta y dos segundos que habían empezado, y todo su cuerpo estaba ya pidiéndole a gritos acabar. No podía aguantar un segundo más…
Las palabras de Hermione sonaron en su mente: Lo importante no es cuánto dures. Lo importante es que acabes después que ella.
Necesitaba que Julieta acabara de una vez. Ahora mismo. Tenía que lograr calentarla más. ¡MÁS!
-¡TOME ESTO, PROFE! -le gritó, a ver si eso la calentaba, embistiéndola con todo y agarrándole todo el pelo rubio con la mano y tirándole un poco-. ¡¿ME VA A APROBAR EL ÉXTASIS?! ¡¿ME VA A APROBAR?!
-¡POR AHORA TENÉS UN "DESASTROZO", PENDEJO DE MIERDA!
-¡¿Y AHORA?! -le gritó Harry, entrándole con todo, re sacado-. ¡¿YA ESTÁ EN ÉXTASIS, PROFE?!
-¡ESTOY EN ÉXTAAAAAAAAASIIIIIIIIIIS!
-¡GRÍTELO MÁS FUERTE, PROFE!
-¡ESTOOOY EN ÉÉÉÉXTAAAASIIIIIIIIIISSSSSSS! -gritó la mina en un alarido que resonó casi hasta San Fernando-. ¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!
Esa era la señal. ¡Era el orgasmo! ¡La profe estaba por acabar!
-¡AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH! -gritó Harry, martillándola como si estuviera por darle un ataque de epilepsia-. ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!
Se abrazaron y empezaron a orgasmearse los dos al mismo tiempo. Salieron líquidos por todos lados, había sudor y chorreaban cosas y salpicaba de todo por todos lados, era todo un re asco. Julieta sacudía el pelo como loca, parecía el guitarrista de Megadeth en medio de un solo de viola.
Harry quedó pálido. Adelgazó como tres kilos en ese momento, evacuando la vena acumulada de toda una adolescencia de mirarle el culo a sus compañeras cuando pasaban caminando por los pasillos... Alto clímax tuvo.
Cuando terminaron, parecía que Harry había muerto, quedó escurrido como trapo amarillo de la cocina.
Al final abrió los ojos, parpadeando despacio.
-¿Estuvo bien, profe? -le preguntó.
Julieta había quedado tirada con los brazos estirados y mirando al techo.
-Nada mal, pendejo -susurró, luchando por recuperar el aliento-. Sos el primer flaco en años que me hace acabar en menos de cinco minutos… Felicidades.
-Fua, re bien -Harry sonrió con cara re de tarado.
-Aunque me van a quedar moretones en todos los lugares donde me pegabas con la punta del choto mientras fallabas en meterlo.
-Eeehhh… ¿Le sirvo algo de tomar, profe?
-No. Mejor fumemos un cigarro.
Julieta se estiró, agarró unos puchos y un encendedor de la mesa de luz y le pasó uno a Harry. Se pusieron a fumar en la cama, uno al lado del otro, desnudos.
-Perdón, es que acabo de perder la virginidad -dijo él.
-Pero te vas con una re anécdota, Harry. Perdiste la virginidad con Julieta Prandi… Ni te gastes en contársela a nadie porque no te van a creer.
Guiado por el Felix Felicis, Harry hizo como que le sacaba un tema de conversación de forma casual:
-¿Cómo fue cuando usted perdió la virginidad, profe?
Ella sonrió, recordando tiempos pasados.
-Ufff, fue hace banda eso, Harry -se puso a contarle toda la anécdota, que era un embole. Harry casi se duerme. Cuando estaba terminando, abrió los ojos bien rápido justo a tiempo para hacer como que la había escuchado toda.
-Tremendo -Harry le dio una pitada a su cigarro-. ¿Cómo era Hogwarts en esa época?
Ella entonces lanzó un suspiro y se quedó en silencio. Sin mirarlo, dijo:
-Buen intento, Harry… Pero si estás tratando de conseguir mi recuerdo, tengo que decirte que no lo vas a lograr…
Harry se quería cortar la chota, pero no se rindió. Le dio otra pitada al pucho y dejó que fuera Felix el que hablara:
-Mi mamá murió re joven luchando contra los magos oscuros…
-Nunca conocí a tu mamá. Ese fue Francella. Yo estudié en otra época acá.
-Mi papá también murió…
-A él tampoco lo conocí.
La puta madre. No había por donde entrarle a esta mina. Pero Harry no se dio por vencido.
-¿Escuchó los rumores de que soy El Elegido, profe?
-Mmm… Sí, algo escuché…
-No debería decirle esto, pero… es verdad -Harry puso una re cara de canchero, guiñándole un ojo-. Soy El Elegido. Según la profecía, soy el mago que le va a devolver el balance a la fuerza…
-¿Eso no era Star Wars?
-Quiero decir, soy el mago que va a derrotar al anti-messias, el mago más oscuro que jamás haya existido… Pero no puedo lograrlo sin usted, profe. Necesito que me ayude.
Harry se acercó a ella y la tomó de las dos manos. Ella le clavó la mirada y había algo nuevo en ella: miedo.
-Julieta… Necesito que me ayudes -le dijo Harry, tratando de actuar como Darín, de pegar un nivel de performance de la puta madre, como habría hecho él-. Sin vos, el destino del país va a quedar librado al azar… Sin vos… No queda nada… Sin vos… nada más queda… Solo una noche más… llena de magia blanca… una oportunidad… donde el dolor descansa…
-Harry -susurró ella, con pánico. Sus ojos lagrimeaban. -No puedo pasarte ese recuerdo… Lo que pasó esa noche… Todavía tengo pesadillas… Me avergüenza lo que hice… Creo que hice un daño enorme, Harry… No quiero… Por favor…
Estaba temblando. Era como si un zarpado trauma se hubiera apoderado de ella, volviéndola loca. Harry le apretó las manos más fuerte, sin dejar de mirarla a los ojos por un segundo.
-Lo que hiciste, Julieta, va a quedar perdonado cuando me pases el recuerdo. Va a ser un acto heroico. Va a ser tu redención. Julieta, hoy… hoy te convertís en héroe.
Entonces los párpados de ella soltaron una lágrima. Débil y vulnerable, y sin dejar de temblar, Julieta Prandi agarró su varita con una mano que temblaba y se la apuntó a la cabeza. Harry le sostuvo la mano para mantenerla firme mientras la mina extraía una tira de recuerdo plateado de su cabeza y la metía adentro de un frasquito que agarró de la mesa de luz y que después le pasó a Harry sin dejar de sacudirse y llorar.
-No pienses mal de mí cuando veas esto, Harry -le susurró-. Él… Él… Él tenía una verga enorme…
Harry lo agarró y le dio un beso en la mano.
-Muchas gracias -le susurró.
Y entonces Harry se puso la ropa, se clavó la capa para hacerse invisible y se fue del despacho de Julieta Prandi re canchero, ya no más siendo un virgo, y con el recuerdo más secreto y valioso que alguien haya tenido nunca en la historia de Hogwarts adentro de su mano.
...
-Qué bajón, che, no vino nadie -decía Hagrid en ese momento en voz alta, solo, mientras enterraba a Aragog en un baldío de la avenida 12 de Octubre, en Quilmes, cavando el pozo de forma muggle-. Bue, ya fue, después del entierro me abro un vino y encaro para el puticlub con los pibes del barrio. Hoy la negra hace dos por uno.
