Los personajes de Inuyasha no me pertenecen a mi si no a Rumiko Takahashi, esto es sin ningún fin de lucro.

En otro destino

Capitulo

Sesshomaru bajo la ventana de su auto para entregar la credencial y las llaves que Rin había olvidado en su auto, sin embargo, al ver que Rin no se le acercaba a él y solo lo miraba a considerada distancia en medio de la acera, él abrió la puerta del coche y salió de este, posándose sobre la puerta mientras le extendía con su pálida mano las llaves y credencial de estudiante.

Rin lentamente hizo sus pasos hacia él y le sonrió con una mirada tímida mientras sus mejillas se encendían tanto Sesshomaru le entregaba las llaves a la joven, analizándola. Fue entonces que ella al tomar sus llaves y credencial, sujeto a la vez con suavidad la mano de Sesshomaru, rozando sus nudillos heridos suavemente. Su suave y gentil tacto atrapó la total atención del director de compañia, quien la miraba a detalle.

Rin entonces tomo la mano de Sesshomaru y comenzó a hacer señas sobre las heridas que ella había cubierto con cintas adhesivas para después señalar hacia la ventana que anteriormente el había distinguido como su habitación.

El elegante hombre aun con las ropas ligeramente rasgadas por la pelea con Inuyasha, suspiro algo confuso porque no entendía del todo lo que ella quería transmitirle con tantas señas, sin embargo, Rin no claudico en su cometido y lo comenzó a tirar suavemente de la mano para invitarlo a seguirle hasta su habitación con insistencia. No había mala intención en ella, sin embargo, aquel acto descoloco totalmente a Sesshomaru pues la situación era totalmente inusual, así que hizo lo que considero más propio, negarse.

-No, no es necesario que hagas esto, tan solo ve a casa.-suspiro el confundido director de compañía mientras observababa a la joven de mirada brillante jalarle para que la siguiera, sin embargo, Sesshomaru fue tajante y le retiro su mano en un movimiento firme pero no brusco.

Ella con un gesto algo frustrado, tomo su celular en el bolsillo de su suéter y comenzó a escribir en un mensaje en el, mostrándole rápidamente el contenido al hombre de negocios.

-"Por favor, ya que me salvaste, déjame curarte en mi casa, ahí tengo un ungüento para tus heridas, insisto."

Sesshomaru ladeo su mirada y trato de negarse, pero la mirada insistente de Rin le ponía sumamente incomodo y le hacía sentir muy culpable por no acceder a su pedido sin saber exactamente porque.

Sesshomaru sabía que Rin no se daría por vencida fácilmente, entonces pensó que si cedía, hábilmente se libraría de ella sin tener esa sensación de culpabilidad después y la olvidaría al salir de su apartamento marchándose para nunca más volver.

Sesshomaru entonces se dio la vuelta y cerro su coche, suspirando resignado.

-Vamos…

Rin se emociono al oírlo, abriendo sus ojos con sorpresa y espero por él en la acera. Sesshomaru entonces hizo sus pasos hacia el edificio con diversos apartamentos estudiantiles donde habitaba Rin y suspiro al cielo nocturno ante la locura que estaba por hacer. Al ser de noche, para su fortuna, no se encontró con ningún individuo o estudiante durante su camino mientras seguía a la joven Rin hasta su apartamento, misma que enseguida tomo el elevador junto a él y apretó el número 15 mientras movía inquieta sus pies de un lado a otro. Al salir del elevador, pasaron por un largo y estrecho pasillo oscuro entre múltiples puertas con números de apartamentos cuando por fin llegaron a la puerta solicitada. Ahí Sesshomaru observo alrededor, asombrado por lo viejo y austero que se veía el lugar, era como estar en un laberinto lúgubre, uno donde quizás de no ser por la joven chica muda que acompañaba, jamás habría conocido en su elegante mundo donde residía. Quizás si Rin hubiera sido más madura o menos ingenua habría sabido que alguien como el jamás habría ido a su piso, sin embargo, ahí estaba él, el gran director de uno de los corporativos más lucrativos de Japón, frente a una pequeña puerta de panel con el numero 4415 del apartamento de una adolescente.

Rin abrió la puerta de su apartamento y entonces la mirada de Sesshomaru se asombro ante lo que veía. Era un lugar tan pequeño que el simple hecho de verlo ya lo asfixiaba.

Sesshomaru miro alrededor cuando la puerta se abrió, analizando todo a detalle y ella le invito a quitarse sus zapatos y adentrarse prontamente, El obedeció a pesar de lo claustrofóbico que se sentía el lugar y se adentro lo suficiente para cerrar la puerta. Apenas dos habitaciones contando el baño y una ventana al exterior. Sesshomaru reflexiono paea si mismo, su simple vestidor era diez veces más grande que eso, por lo que se le hacía incomprensible como podía vivir ella ahí sin asfixiarse ahí.

Lo que veía era tan crudo y realista que se estrello como realidad mordaz en su cara, pero a pesar de ello y de lo desesperanzador que se veía el lugar, también tenía un aire encantador debido al decorado de la joven y hasta…cómodo. La tetera de agua caliente, la parrilla de una pieza para cocinar, su sencilla radio y reloj anunciando la hora, el pequeño escritorio que funcionaba como comedor y los posters de cantantes musicales en la pared, todo en aquel apartamento era abrumador. Sin embargo, su mirada se centro en el futon en el suelo junto a la ventana que servía como cama, con unas colchas rosadas y con animales tiernos en su estampado, así como algunos peluches de perrito en el fondo, esponjosos y adorables como su propietaria. Aunque pequeña, tenía una colección de ellos haciendo que Sesshomaru sonriera para sí al recordar como ella había visto como mucho anhelo los peluches en el local del de enfrente del bar donde bebía cuando la había conocido. Ella era feliz con tan poco y eso le intereso.

Rin entonces se adentro a su baño, una pequeña cabina con taza y ducha, pulcro y sencillo aunque pequeño y asfixiante, y de un mueble desgastado por el tiempo, tomó un ungüento y un botiquín y salió hacia la pieza donde estaba el alto hombre que apenas y cabía dentro, jalándolo hacia el futon para que se sentara.

Sesshomaru obedeció a Rin aun abrumado por lo que veía, y se dejo caer en el futon en el suelo, junto a ella, quien arrodillada, tomo una toalla húmeda dentro del botiquín y comenzó a limpiar su mano y quitarle suavemente las cintas adhesivas que había puesto en él para ponerle el ungüento.

La distancia era corta entre ellos, por lo que el hombre de negocios pudo ver a perfección cada rasgo de la joven estudiante mientras lo curaba. Su belleza era algo que simple vista se notaba, pero que si ponías más empeño, hipnotizaba. Su flequillo alborotado, sus ojos grandes y expresivos color chocolate, sus largas pestañas y esas pecas tiernas sobre su nariz, sus labios rosados y bien formados, así como su sonrisa tierna, todo resultaba encantador en ella.

Sesshomaru sintió un suave alivio cuando ella aplico el ungüento suavemente en sus heridas, un refrescante el mentol que aliviaba lo punzante del dolor. Luego entonces, con tan solo el ruido e sus respiraciones, Rin envolvió en una venda la mano herida y le coloco más cintas adhesivas con especial dedicación. Ella quizás no lo supo, pero era una de las primeras personas que se acercaba tanto a él, por lo que Sesshomaru miraba con atención su cuidado.

Al terminar su tarea de curarle, Rin suspiro y comenzó a guardar todo y a limpiar sus propias manos del ungüento.

Sesshomaru la miro asombrado por su tierna concentración mientras guardaba su botiquín y luego cuando ella se arrodillo nuevamente frente a él, él suspiro con la voz seca.-Gracias.

Quizás era la primera vez que él agradecía algo desde que recordaba, ni siquiera sabía porque había hablado, pero la forma en que ella lo miraba lo desconcertaba demasiado. Era como si ella no pudiera ver toda la crueldad de la que él era capaz, si no ver un poco más allá, un poco más allá de su alma. Ella bajo su cabeza en un ademan sincero y le sonrió.

Rin entonces tomo su celular y escribió.

-¿Cenas conmigo?, te hare sopa.

Sesshomaru observo incrédulo el mensaje del celular mientras ella reía suavemente apenas en suaves sonidos audibles y se levantaba para sacar dos paquetes de sopa instantánea del mueble que funcionaba también como armario así como colocar agua en la tetera para calentarlos. Para el hombre de negocios toda aquella experiencia era como un sueño muy extraño, uno del cual le estaba costando despertar. Rin también tomo un poco de galletas de vainilla y saco dos botecitos de leche con chocolate, ofreciéndoselas a Sesshomaru.

Sesshomaru negó, mirando hacia otro lado mientras exclamaba:

-No soy un niño, si hay algo que detesto, es la leche con chocolate.

Rin entonces le oferto las galletas y Sesshomaru también negó, haciendo que Rin se frustrara un poco. Fue entonces que Rin tomo las sopas instantáneas y les agrego el agua de la tetera, para cocinarla. Espero unos minutos y al verlas cocidas, tomo una y se la oferto a Sesshomaru ante su mirada analítica. Si bien Sesshomaru alguna vez había visto a sus empleados comiendo ese tipo de pasta ramen de envase, jamás había probado una, pues para él resultaba una comida muy baja y para gente de escasos recursos, sin embargo, la insistencia de Rin porque la probara, le hizo sujetar el plato con el ramen aun sin probarlo y posarlo en su regazo. Rin entonces alzo sus palillos que venían pegados en el envase y con una expresión alegre comenzó a comer el ramen con delicia tras hacer con sus labios una expresión de "Buen provecho". Sesshomaru no contestó tan solo admirando la satisfacción de ella de comer aquella sopa. Rin tomó un camarón que venía en el ramen y lo comió con alegría mientras sus hermosos labios enrojecían ante el picante. Sesshomaru la analizo con detalle, parecía que ella comía la cosa más sabrosa del mundo a pesar que era un vulgar vaso de ramen, por lo que miro el suyo en su regazo y pensó:

-"Quizás es lo único que ella puede pagarse, por lo que comer ese ramen al menos una vez al día es algo casi celestial para ella."

El elegante hombre de negocios la miro con detalle su silueta; ella realmente lucia delgada y hasta con ojeras, no parecia tener mucho musculo alimentado por proteína, así que miro hacia donde estaba la "despensa" de la joven y tan solo vio un poco de arroz, galletas y algunos sobres de pasta instantánea con promoción de descuento. Un sentimiento de desolación le invadió, uno que jamás había sentido por nadie, ahora una nueva necesidad nacía dentro de él, Quería saberlo todo de ella y entender que hacia una joven como ella, al parecer solitaria, viviendo en esas condiciones, aunque si ella no se abría ante él, él tampoco la atosigaría con preguntas. "¿Ella estaba realmente sola en el mundo?", se preguntó.

Sesshomaru entonces soltó inteligentemente hacia Rin para saber la primera de sus interrogantes, si ella no contaba con nadie más.

-Quizás ya deba irme, si vives con alguien le puede parecer impropio verme aquí.-dijo él.

Ella al ver que Sesshomaru se iría, lo jalo de la camisa antes que se levantara y algo apresurada, negó con la cabeza mientras escribía en su celular ."-No te preocupes, vivo sola."

Sesshomaru la miro intrigado mientras ella al ver que él se quedaría, volvió a comer su sopa con calma. El estomago de Sesshomaru hizo un ruido raro, no había comido nada desde la mañana, por lo que involuntariamente e imitándola, tomo los palillos de su sopa instantánea y los guio a su boca con un poco de ramen. Sus cejas se alzaron ante la picante sensación en sus labios, pero al instante el sabor de la pasta sazonada hizo que sorbiera la pasta hasta el final. No era tan mala, en realidad era un sabor agradable, aunque un poco ordinario para el gusto de Sesshomaru, sin embargo, la forma en que ella comía lo insto a imitarla y disfrutar un poco más hasta que su estomago se callará. Al final de satisfacer su apetito, Rin abrió su boca e hizo un sonido de satisfacción cuando dejo limpio el tazón mientras Sesshomaru mantenía su mirada atenta a cada movimiento de ella, totalmente curioso por lo extraño de su comportamiento.

Sesshomaru no termino su plato, de hecho lo dejo a la mitad y lo deposito a un lado en el pequeño escritorio, agradeciéndole a Rin por la comida con una reverencia apenas perceptible con su cabeza.

Luego entonces aunque ella parecía que quería que él se quedara a conversar más, tal como si fuera un amigo de años, sin embargo, Sesshomaru supo que era hora de por fin dejar atrás ese extraño encuentro con esa joven, por lo que se puso de pie y exclamo:

-Debo irme, gracias por la curación, hasta luego.-Sin nada mas por decir, el frio director de la compañía Taisho se puso de pie y camino hacia la puerta y justo cuando iba a ponerse sus zapatos, un estruendo de botellas rompiéndose y risas de estudiantes ebrios pasando por el pasillo de afuera del piso de Rin le hizo alertar sus sentidos al hombre de largos cabellos blancos. Luego entonces por instinto, Sesshomaru miro a su joven acompañante y pudo ver el miedo en sus ojos. Era como si recordara lo que le había pasado unas horas antes cuando la rescato de aquel par de bandidos en el callejón, por lo que Rin se arrincono en su futon sosteniendo una almohada con aprehensión mientras escuchaba las risas de fuera.

Sesshomaru la miro unos instantes más y por alguna extraña razón, sintió pena en su interior, por lo que, en un acto de buena fe, murmuro resignado.

-Supongo que… puedo esperar a que esos sujetos se marchen del pasillo, y estés tranquila para irme.

Rin estaba tan perdida en su miedo que ni si quiera escucho lo que él dijo, y solo alzo su mirada hasta que Sesshomaru se sentó nuevamente en el futon, recargándose en la pared plácidamente. Fue entonces que el director de pálida piel cerró sus ojos un instante, debido al cansancio que todo aquel día desde el encuentro con su madre hasta la pelea con Inuyasha, así como el alcohol que había ingerido en la tarde habían provocado en él y lentamente se quedo dormido. Cuando por fin Rin salió de su perturbación, lo miro asombrada recargarse en una pared y quedarse aun mas con ella, y cuando supo que estaba plenamente dormido, le sonrió tiernamente y busco una cobija para posarla sobre él, acomodándole uno de sus peluches de perrito como almohada. Luego entonces ella fue al baño a pasos silentes, se coloco su pijama, un sencillo pantalón y camiseta completa y se acomodo en una parte del futon donde no le incomodaba a Sesshoamru.

La noche entonces continua serena y tranquila, no hubo mucho ruido tras el incidente de aquellos estudiantes ebrios y fue así que instintivamente Sesshomaru se despertó de su letargo, abriendo los ojos en plena madrugada, alarmándose un poco al ver donde se encontraba. Miro a su alrededor en medio de la oscuridad, tan solo iluminado por la luz de la luna en la ventana y cuando vio a la delicada figura de Rin durmiendo en el futon abrazada a aun peluche, supo en donde se encontraba. Fue entonces que el hombre negocios se movió un poco en el futon y vio el peluche de perro en su cabeza, sonriendo ante lo osado del acto de funcionar como almohada y tocarle.

Luego entonces, Sesshomaru miro a Rin descansando a sus pies, tan calmada y serena, tan indefensa e inocente, durmiendo a escasos centímetros de él sin que nada le perturbara. Su corazón se estrujó al verla tan indefensa. No entendía como esa joven podía vivir así, en condiciones tan austeras y solitarias, sin la capacidad de hablar, en aparente desamparo y sin nadie que le importara, y como, a pesar de ello, sonreía con esa dulzura como si el mundo no fuera malo con alguien como ella. Algo en su pecho quemaba como hierro vivo cuando pensaba en que hubiera pasado si no la hubiera salvado de aquellos sujetos que la jalaron en aquel callejón. Nadie la hubiera extrañado, ni se habría dado cuenta que no estaba, habría sido una alma más perdida que habría extinguido su hermosa sonrisa en medio del mundo desolado. El simple hecho de pensar eso le quebró todos sus pensamientos. Él sabía de crueldad y de la crueldad en el mundo, y quizás por eso era tan despiadado con el resto, pero él, a diferencia de ella, contaba con las capacidades de enfrentarlo, así que quizás por eso sentía una necesidad de auxiliarla de inmediato.

Un ser tan puro, e indefenso, tan dulce e ingenuo era presa fácil en un mundo cruel y sin piedad como el que él conocía, así que con una ferviente y estúpida necesidad de ayudarla, como lo había hecho al verla en el suelo rodeada de perpetradores, se juro que se involucraría al menos superficialmente en su vida, para que ese sentimiento que le incomodaba en su interior por ella, se calmara. Él y nada menos que él, el despiadado Sesshomaru se encargaría de al menos darle herramientas para defenderse en el mundo cruel a Rin. Rendido en sus divagaciones, Sesshomaru se tiro al suelo completamente en el futon al sentirse relajado, acomodándose el perro de peluche como almohada sobe el futon y lentamente comenzó a dormir nuevamente, mientras se perdía en sus sueños.

-x-

Horas más tarde, el sonido de unos pies moviéndose por la madera el suelo despertó los afilados oídos de Sesshomaru. Fue entonces que al abrir los ojos aun adormilado, el director de la compañía Taisho, miro a Rin recién levantada buscando una blusa floreada y un pantalón en su armario-alacena.

Rin entonces sin mirarle, se introdujo en el baño a pisadas pequeñas y silentes al baño y se cambio, mientras Sesshomaru se erguía del suelo, bostezando ligeramente. El miro su fino reloj, se dio cuenta que era algo temprano aun y mientras escuchaba el sonido de la llave de agua de lavabo , espero a que Rin saliera del baño, quien se reverencio apenada al verlo despierto.

Sesshomaru se puso de pie lentamente, acomodándose sutilmente el traje y exclamo aun con la voz ronca.- Es hora de irme, ¿también vas de salida, cierto?

Rin asintió mientras tomaba unos libros en su mochila, sus llaves y unas galletas de vainilla para desayunar, mismas que ofreció al director, pero que este rechazo. Sesshomaru entonces miro fijamente las galletas y tomo su muñeca con firmeza, exclamando preocupado pero con un gesto molesto.- ¿Eso es todo lo que vas a desayunar?

Rin asintió despreocupada mientras Sesshomaru la soltaba viéndole colocarse sus sencillos zapatos e imitándole. Tan pronto estuvieron fuera del edifico, Sesshomaru respiro profundamente y ordeno, sin si quiera preguntar los deseos de Rin.

-Vamos.

Rin lo miro extrañada ante su llamado y tomo su celular, escribiendo rápidamente.

-¿A dónde vamos?, tengo que toma el tren para ir a mi escuela.

Sesshomaru alzo su mirada de nuevo tras leer el mensaje del celular de Rin y señalo mientras apagaba la alarma de su auto para adentrarse en él.-Te llevare a tu escuela, vamos,

Rin lo miro confundida al ver al hombre de larga cabellera blanca y traje fino, invitarla a su auto nuevamente mientras el abria la puerta.

Sesshomaru al ver que ella no se movía, susurro con su gesto estoico.-Es porque vas tarde, vamos.

Rin entonces sonrió ampliamente ante lo dicho y obedeció, subiéndose nuevamente al carro. Sesshomaru recordaba haber memorizado cada dato de la credencial de estudiante de Rin, y el nombre de su escuela, así que rápidamente esbozo el nombre de la escuela de Rin en el GPS y de inmediato le indico la dirección. Rin se sorprendió ante el acto, aunque él no le puso mucho énfasis ante lo hecho.

Sesshomaru entonces tomo el volante y con su elegante semblante comenzó a manejar a la dirección señalada por su teléfono.

Tras algunos minutos en el auto, Sesshomaru en una avenida, vio un pequeño puesto de sándwiches y comida para almorzar que lucía apetecible y también caro. De inmediato, giro el volante y se estaciono en frente, ordenando.

-Vamos, sal del auto.

Rin se quedo aturdida cuando vio al elegante hombre salir del auto mientras esperaba por ella. Rin obedeció y dócilmente siguió los pasos hacia el puesto donde iba Sesshomaru.

Ahí el estoico hombre, pidió dos sándwiches de pavo, un panque de frutos rojos y un jugo.

Tan pronto los obtuvo, pago sin reparo y sin mirar a Rin, le entrego los dos sándwiches, el panque y el jugo, exclamando.-Vamos, es tarde.

Rin se mantenía asombrada ante la forma "extraña" de actuar del hombre, pero tampoco le cuestionaba, pues su compañía a su manera, le hacía sentir cómoda y tranquila.

Nuevamente Sesshomaru comenzó a manejar y al ver que Rin no comía lo que le había comprado, exclamo sin perder la mirada al frente.

-¿No es de tu agrado?

Rin al escucharlo, ladeo su cabeza hacia él, hablándole con la mirada al hacerle saber que no entendía que quería decir. Sesshomaru se aclaro la garganta y expreso.

-Tu desayuno, ¿no te gusta?

Rin miro asombrada la comida que tenía en sus manos y asintió mientras se sonrojaba apenada. Ella no había supuesto que esa comida era para ella, por lo que ni siquiera se había atrevido a mover su empaque, no hasta que Sesshomaru le habló. Aquella comida lucia tan refinada y deliciosa, que Rin ni siquiera había imaginado que ella podría comer algo vio su gesto de confusión y susurro:

-Es tuyo, cómelo ahora, después no tendrás tiempo.

Rin entonces miro con suma ilusión la comida y lentamente comenzó a desenvolver el sándwich y a morderlo con suma satisfacción. Sesshomaru emitió un sonido de satisfacción al verla tan alegre comiendo, sin dejar de mirar al frente en su conducción.

Minutos más tarde, Sesshomaru se estaciono en la escuela de Rin y suspiro curioso al ver el enorme edificio de la preparatoria.

-Bien, es aquí.

Rin sonrió mientras guardaba los sobrantes de su comida y se acomodaba la mochila para irse, sin embargo, antes de hacerlo, Rin escribió rápidamente en su celular.

-"Gracias por todo, me ha hecho muy feliz conocerlo, ojala pudiera volver a verlo"

Sesshomaru la miro y luego algo incomodo por su hermosa sonrisa tierna, suspiro.

-No fue nada…

Tras ello, Rin abrió la puerta del auto, sin embargo, algo la detuvo y la obligo a escribir nuevamente en celular.

-Disculpe, ¿podría saber su…nombre?, quisiera al menos recordar el nombre de mi "salvador"de anoche.

El director de Inu Taisho sonrio apenas perceptible y exclamo con seriedad.

- Sesshomaru.

Un escalofrió recorrió a Rin al oir su nombre, era una sensación cálida que le recorría la piel al oír su nombre, como si lo conociera de tiempo átras.

Rin entonces tras unos momentos de admirarlo en silencio y recordar cada línea del rostro de su "salvador" y ante lo que creía que era su despedida, se reverencio sacudiendo su mano y salió del auto sin mirar átras.

Rin pasó frente al auto de Sesshomaru corriendo y cuando estuvo a algunos pasos lejos del auto, Sesshomaru toco la bocina del auto, abriendo la puerta.

-Rin.-le llamó.

Ella se dio la vuelta incrédula y entonces vio al elegante hombre salir del auto, para tomar el celular que ella aun traía en sus manos y comenzar a escribir manualmente dentro de él.

-Tienes mi número ahora, si necesitas ayuda o alguien te molesta, no dudes en llamarme, yo vendré.

Rin asintió algo asombrada mientras veía la espalda de Sesshomaru volver al auto para marcharse. Después de unos segundos, él desapareció, dejando a Rin completamente absorta en sus pensamientos.

-.-

Sesshomaru volvió a su exquisito apartamento, tomó una ducha y se puso un elegante traje azul mientras le ordenaba a su mucama Sara que tirara el traje roto por Inuyasha. Aun reflexivo sobre lo que haría, tomo un café y miro el periódico analizando la bolsa de valores. Todo parecía volver a su normalidad, aunque ello estaba lejos de terminar.

Luego entonces, Sesshomaru tomo nuevamente las llaves de su auto y se decidió, haría una "tegua" con Inuyasha hasta que pudiera echarlo fuera de la compañía demostrándole a su padre lo inútil que era su hermano en los negocios y que solo él debía quedarse al cargo de todo. Sesshomaru salió de su apartamento, su auto y partió a la compañía de su padre. Al llegar, el enorme despacho de su padre estaba vacío, Touga no había ido a trabajar aquella mañana, por lo que él se quedaría al mando al menos hasta un nuevo aviso de su padre.

Tan pronto entro y se sentó en el escritorio, la secretaria de su padre, Kagura, le llevo un listado de pendientes y documentos que requerían su firma.

-Mi señor, buenos días, aquí están los pendientes de ayer, necesitan un vistazo y también necesita llamar a los nuevos asesores de marketing del corporativo, aun no se ha decidido con quienes trabajaremos este año.

Sesshomaru tomo los papeles que Kagura le mostraba y asintió mientras le ordenaba. -Encárgate de eso, ¿Dónde está Jaken?

Casi de inmediato, el pequeño hombre llamado, entro nervioso al oír su nombre desde el elevador y exclamo.

-Buenos días mi señor, espero que haya pasado una buena noche, ya sabe que aquí lo extrañamos demasiado, no hay nadie mejor como usted para ser el presidente del corporativo Inu Taisho, usted es el mejor.

-Suficiente Jaken. -interrumpio sin siquiera mirarlo Sesshomaru mientras exclamaba a Kagura.-Retirate y haz lo que te encargue.

-Si señor.

Una vez solos, Sesshomaru exclamo asu secretario particular.-¿Paso algo importante ayer entre Inuyasha y mi padre, o esta mañana, hay algo que deba saber?

El hombrecillo Jaken, exclamaba.-No mi señor, ayer su padre y el joven Inuyasha se fueron a sus casas, pero esta mañana Inuyasha llego a su oficina y está trabajando como si nada. Ese maldito entrometido, volvió como si no pasara nada después de haberle ofendido mi señor, e sun desgraciado.

-Jaken…-susurro Sesshomaru hojeando sus papeles, indicándole que no había pedido su opinión.

-Dile a ese inútil de Inuyasha que venga a mi oficina, hablare con él ahora.

-¡Pero mi señor….!

-Obedece Jaken.-susurro el director.

Jaken desapareció tras la orden y fue entonces que Sesshomaru al paso de una hora, se encontró con Inuyasha en su oficina.

Ambos lucían tensos, aunque Sesshomaru era inteligente y rápidamente exclamo:

-Vamos al grano Inuyasha, ni tu ni yo vamos a ceder el uno al otro en esta compañia, así que lo único que quiero dejarte claro es que no me hare a un lado aquí, este es mi lugar y no voy a soltarlo por un pedazo de basura como tú, así que no te metas conmigo y yo hare como que no existes, además quiero dejarte claro que no voy a consultarte absolutamente ninguna de mis decisiones, yo hare lo que me plazca con esta empresa como siempre ha sido.

Inuyasha le miro desde la distancia, a unos pasos del elevador de donde había entrado y espetó

.-¡Jah!, haz lo que quieras cretino, solo te digo que yo tampoco me hare a un lado y que si estoy aquí es porque padre así lo me lo pidió y porque no quiero dejar en tus manos los empleados de este lugar.

Sesshomaru alzo sus cejas, arrogante.-De cualquier manera, no te metas en mi camino Inuyasha, es lo único que te advierto.

Inuyasha de dio la vuelta hacia el elevador, chasqueando la lengua y susurro.-Tus advertencias no me interesan Sesshomaru.

Tras lo dicho, Inuyasha desapareció mientras Sesshomaru se quedaba pensativo y con el rencor vivo en sus ojos ante su hermano menor.

-.-

La hora de la comida llego a la compañía Inu Taisho. Los trabajadores comenzaron a reunirse en el comedor de la compañía, mientras otros sacaban sus alimentos continuando trabajando en sus pendientes que aun no habían terminado. Por su parte, Sesshomaru salió de su oficina hacia la de marketing para hacer unas señalizaciones sobre sus expectativas de trabajo, y cuando camino por un pasillo, observo a un empleado con una sopa instantánea en tazón comiendo en su escritorio, el mismo que Rin le había dado anoche. Su mente se quedo perdida un instante, deteniendo su camino. Y entonces su razón lo abandono y pensó lánguidamente en Rin. ¿Que estaría comiendo, estaría bien, alguien la habría molestado en su escuela?

Tras largo segundos perdido en su mente, Sesshomaru sacudió su cabeza y gruño para si mismo, reprochándose. ¿Porque demonios estaba pensando en esa chica tonta?, se dijo mientras continuaba su camino e hizo lo propio en la oficina de marketing. Tras dar sus indicaciones y volver a su oficina en soledad, su mente se perdió nuevamente en sonrisa, su calor al tocar su mano, su gentileza, su belleza al verla dormir, su inocencia al alegrarse con un desayuno fugaz, todo era abrumador y desconocido para él. ¿Por qué ella volvia una y otra vez a su pensamiento?, se pregunto.

Sesshomaru continúo trabajando para no pensar más en Rin perdiéndose en su concentración en su computadora, hasta que Kagura llamo al conmutador de su escritorio y exclamo.

-Señor, ¿cancelo la reservación del restaurante para su comida?

Sesshomaru miro su reloj y se dio cuenta que era tarde para comer, por lo que negó y exclamo a Kagura.-Enseguida salgo, diles que quiero lo mismo de siempre, que este todo listo para cuando llegue.

-SI señor.

Tras lo dicho, Sesshomaru tomo su saco y salió de su oficina como cualquier dia normal. El elegante director, tomo su auto y manejo a su restaurante habitual donde comía, a escasas cuadras de su oficina, sin embargo, al detenerse en un semáforo, su mente volvió a Rin. Su aroma dulce aun se mantenía en su auto, por lo que miro al asiento de copiloto donde ella se había sentado en la mañana.

Luego entonces miro la hora, eran mas de las seis y seguramente ella no había comido al igual que él, por lo que algo en su interior le hizo sentir nostálgico. El comer con ella, aun si había sido una simple sopa, había sido algo "agradable" y nostálgico para él.

Sesshomaru continuo manejando y tan pronto llego a su restaurante favorito, bajo y del auto y se quedo quieto. Estaba decidido a tomar su mesa vacía de siempre, comer en soledad y largarse, sin embargo, involuntariamente, pensó en Rin nuevamente como si fuera una maldición y avanzo hasta la entrada del restaurante. Y cuando el hosstess le indico su mesa reservada, él rápidamente pidió su comida para llevar y además ordeno piezas extras de hora de cambiar un poco la rutina. Rápidamente fue atendido, el dieron una enorme bolsa de comida y Sesshomaru volvió a su auto y puso el GPS con la dirección de Rin. Fue entonces que cuando manejaba , paso por su carro al barrio de Roppongi, mismo donde conoció a Rin y se detuvo en otro semáforo, recordando su sonrisa al anhelar un peluche. Entonces, lentamente estaciono el auto e hizo sus pasos a la tienda done recordaba haber visto a Rin ver peluches de perro con anhelo, sintiéndose estúpido al comprar aquel artículo y llevo consigo un peluche de perro. Quizás era su forma de agradecerle "sus curaciones" la noche anterior. Al posar el peluche en su asiento de copiloto, Sesshomaru se sintió sumamente estúpido y creyó que había perdido la razón, pero ahí tenía el maldito peluche de perro en su asiento elegante de auto done se había sentado Rin con el anhelo de provocar una sonrisa en la joven vulnerable que conocía, esa misma inocente que le había "cautivado".

-.-

Sesshomaru se estaciono fuera del edificio de Rin y alzo su mirada al edificio hacia la ventana de ella. Estaba abierta, por lo que asumió que ella estaría ahí. Sesshomaru descendió del carro, tomando únicamente la bolsa de comida e hizo sus pasos hacia el edificio. Al principio le resulto un poco incomodo la manera en que algunas estudiantes le miraron asombradas por su elegante apariencia y porte al descender del auto, pero les ignoro, definitivamente la noche era mejor para pasar desapercibido. Sin prestar atención en ellas, tomo la bolsa con comida con la marca del restaurante fino y comenzó a subir al edificio donde sabia estaría Rin a aquella hora de la tarde.

Tan pronto subió a donde recordaba que ella vivía, se acerco a la puerta y llamo a suaves golpes. Al paso de unos segundos, escucho pasos en el interior, aunque de pronto, hubo un silencio insoportable en su interior. Sesshomaru frunció su ceño algo confuso y preocupado por lo que sucedia y volvió a tocar la puerta con insistencia. Ella no abrió. Él cerró sus ojos y afilo sus oídos, escuchando desde el otro lado la respiración asustada de Rin, quizás ella no recibia muchas visitas y por eso tenia miedo, por lo que exclamo.

-Soy Sesshomaru.

Al instante, los pasos en el interior resonaron de nuevo y Rin abrió la puerta rápidamente. Su inocente rostro le miro con sorpresa. No lo esperaba. Ella no lo creyó mientras lo miraba como si un sol le iluminara al amanecer.

Rin miro la bolsa con comida que cargaba Sesshomaru y le esbozo una linda sonrisa ante su aparente "no motivo "de su visita.

-Quería devolverte el favor de la cena de anoche. -soltó él sin otra explicación aparente por su llegada, aunque sin perder su gesto estoico en su rostro para que ella no pudiera leer sus emociones nerviosas ante ese alocado acto.

Rin entonces lo invito a pasar sin exigirle mayor explicación.

Sesshomaru entonces se quito los zapatos mientras Rin despejaba su futon para acomodarse y cerro la puerta.

Sesshomaru entonces le dejo la bolsa con comida en el futon mientras Rin la miraba emocionada. Ella entonces saco lentamente los platos desechables, bonitos envases que por si solos lucían costosos con la marca elegante del restaurante, uno que Rin jamás había escuchado y los deposito en el futon. Sesshomaru se acomodo en el rincón que le había gustado la noche anterior y tomo el perro de peluche que le gustaba de almohada para recargarse en la pared.

De pronto, aquel futon de dormir de Rin estaba repleto de diversos platos extraños para Rin con los pedidos de comer de Sesshomaru. Trozos de salmón bañados en vino tinto, acompañados de caviar y hongos sazonados con frutos secos y algas, cortes de carne gruesos con ensaladas dulces con nuez y frutas exóticas, platos de sashimi del mejor, demás condimentos y aderezos extravagantes, así dos aguas de marca importada y dos rebanadas de pastel de frutos rojos con costras de caramelo con algunos nombres extraños en su etiqueta, ahora estaban esparcidos por el suave edredón en el suelo de Rin. Era casi un pecado para aquella comida tan cara estar en el suelo de aquel diván, sin embargo Rin solo la miro con confusión.

Sesshomaru analizo su expresión, para cualquier chica común aquella comida sería tan deslumbrante como recibir una joya sencilla, sin embargo, para Rin, en su inocencia, parecía más preocupada por saber cómo se comería aquello o como debía hacerlo que en su sabor o lo caro de cada platillo, algo que ni siquiera ella imaginaba. Sesshomaru entonces tomo un poco del sasshimi del plato y en un acto involuntario, al ver la frustración en Rin al no saber cómo comer cada cosa, tomo unos palillos que venían en la bolsa de comida y tomo un poco de salmón aderezándolo con los condimentos, ofreciéndoselos a los labios de Rin.

Ella sonrió sonrojada ante el ofrecimiento y abrió sus labios, comiendo lentamente lo que Sesshomaru le ofrecía. Su rostro se puso color tomate debido a la acción y a lo rico del sabor.

Sesshomaru le emano una suave sonrisa de satisfacción mientras la veía sonreír y aprobar el sabor qu ele mismo había elegido. Luego entonces, él tomo un poco y comió un poco. Durante la tarde, Sesshomaru le enseño a Rin como debía comer y acompañar cada cosa, sin hablar mucho. Rin observo y atendió mientras probaba cada cosa y algunas veces se negaba al percibir que en realidad no le gustaba algún sabor. Fue entonces que Sesshomaru mientras bebía su agua, le susurro a Rin.

-Mañana es sábado, salgamos a un sitio.

Ella le miro sorprendida por la petición y se mantuvo quieta, mirándolo fijamente.

Sesshomaru entonces suspiro mirando a la ventana, algo avergonzado.-Me gustaría ir al bosque, ¿irías conmigo Rin?

Rin no dudo, y accedió con una gran sonrisa .Algo estaba por incendiarse.

Continuará…

Muchas gracias por sus palabras y el simple hecho de compartir estas locuras conmigo, se vienen cosas, pero como todo lo bien cocinado, a un ritmo suave y lento.