Lefiya estaba en completo shock tras escuchar lo que le habían dicho sobre Filvis, ahora mismo sólo podía mirar a la chica mientras pensaba con terror todo lo que ahora sabía de ella, era cómo si se viera a sí misma.
"Perder a la señorita Aiz… Perder a Bell… Yo creo que… Jamás lo soportaría…".
Fue el pensamiento de la elfa mientras miraba a Filvis, suspirando en ese momento mientras trataba de entender lo que ella había pasado, realmente le dolía pensar que su compañera, una hermana de raza podría haber pasado por ello. Imaginarse a sí misma perdiéndolo todo realmente le dolió.
— Así que, se dice que matas a tus compañeros… Los vendes para salvarte tú ¿Eh? — fue la pregunta de Bete quién cómo era costumbre para él, se acercaba a fastidiar a la pobre de Filvis. — ¿Sabes qué? Te lo mereces ¿Por qué sigues siendo una aventurera? Hubiera sido mejor si tan solo hubieras muerto.
— ¡Señor Bete! — Lefiya reprendió al hombre Lobo, aunque, en ese momento un sonido metálico hizo que guardaran silencio.
— Escucha, zoquete — Bell había entrado a defenderla, Bell ya había recuperado el poder de un nivel 1, por lo que el golpe que le dió en realidad no le hizo nada, pero igualmente, la humillación seguía ahí. — No sé qué hayas perdido tú para poder hablar cómo hablas, pero que estés resentido con el mundo no te da el derecho de tratar de aplastar a los demás.
— ¿Ahh? ¿Es que acaso quieres morir, conejo de hojalata? — dijo Bete mientras miraba al chico con ira por lo que hizo, pero Bell se quedó bien parado en su lugar, sosteniéndole la mirada al lobo.
— No eres el primer bastardo que trata de aplastar a los más débiles al que le doy una paliza — las palabras de Bell hicieron que Bete inclinara la cabeza con confusión, pero finalmente Filvis habló.
— Tienes razón, ese día debí haber muerto junto a mis compañeros, debí haber muerto cómo ellos, pero en su lugar sigo viva… De forma deshonrosa… sigo con vida… ¿Ahora qué vas a hacer que sabes lo que pasó? ¿Vas a disolver el equipo? Tal vez pueda matarte. — Filvis tenía una mirada muerta, con sus ojos fijos en el hombre Lobo y una sonrisa que realmente demostraba lo rota que estaba por dentro.
Bell la miró con algo de sorpresa por sus palabras, pero incluso con eso se tuvo que morder el labio inferior, quería hablar con ella, por un momento sintió el instinto de salvarla, pero la que estaba realmente mal era Lefiya, ella miraba a Filvis con dolor por sus palabras, dándose cuenta de que ella tenía la peor de las imágenes de ella misma.
Bete tras verla quedó frío, pero inmediatamente puso la cara de ira que generalmente llevaba consigo y le dió un golpe a un poste, haciendo que este se resquebrajara.
— Algunas de las personas que más odio son las que toman los rumores de forma literal, personas cómo tú — dijo el lobo antes de empezar a caminar nuevamente.
Lefiya se quedó mirando a Filvis mientras mantenía la cabeza baja, Bell por su parte se encontraba mirando a la chica desde una distancia en la que ella no se fuera a sentir amenazada por su parte, pero lo que siguió hizo que el corazón de ambos saltara.
— Lefiya Viridis, sé que son sólo rumores, pero es mejor que no te asocies conmigo — dijo Filvis mientras empezaba a seguir a Bete, bajando la cabeza mientras hablaba. — No te acerques a mí…
Lefiya internamente sintió que su pecho se apretaba, ella había pasado por tanto y ahora incluso intentaba alejarla para que no le pasara nada, así lo entendió ella, era la forma en la que Filvis trataba de mantener a todos libres de lo que sería su propia maldición, su infierno personal.
"No… No, no puede ser… Maldita sea di algo Lefiya…".
Pensó la elfa mientras daba pasos, aunque cortos, necesitaba alcanzar a Filvis, sentía en su interior que debía alcanzarla o iba a arrepentirse demasiado en un futuro.
— Estoy manchada… — fueron las palabras de la elfa las que se convirtieron en la gota que derramó el vaso.
"No… Esto no es bueno, necesito detenerla, por su propio bien, necesito decirle algo… ¿pero qué le digo? Necesito palabras, pero no lo sé… no encuentro las correctas… No tengo palabras…" En ese momento Filvis giró la mirada para encontrarse con la de Lefiya, dándole la misma sonrisa que le dió a Bete, una sonrisa de pura amargura, una sonrisa que estaría en el rostro de una persona que ya no tenía motivos para seguir viviendo.
— No quiero manchar a mis hermanos.
Finalmente Lefiya tragó hondo, recordando algo que Bell le había enseñado.
"Si puedes aislar al mundo para concentrarte sólo en una cosa, entonces, cuando estés tratando de lanzar un hechizo poderoso en movimiento podrás aislar al mundo y concentrarte en mantener el control de tu magia a la hora de lanzarla". Las palabras del albino le hicieron eco en la cabeza y finalmente tomó aire, cerrando los ojos para concentrarse.
No estaba intentando lanzar un hechizo, pero iba a hacer algo de igual calibre a su parecer, necesitaba aislar al mundo, aislar todo lo que perturbaba su propia concentración, aislarse a sí misma y entonces encontrar lo que estaba buscando.
Lefiya abrió los ojos y se apresuró para tomar la mano de Filvis, mientras sentía su corazón queriendo saltar de su pecho por el nerviosismo, por el estrés generado en su interior, finalmente miró a Filvis a los ojos con una mirada decidida.
— ¡Suéltame! ¡Tú no estás manchada! — dijo Filvis mientra se apresuraba para intentar soltarse del agarre de la elfa de cabellos dorados, pero Lefiya se negó con furiosa determinación.
— ¡Tu no estás manchada! ¡Eres incluso más bonita que yo! ¡¡Y en serio creo que eres una persona agradable!! — gritó la chica mientras sujetaba la mano de Filvis, haciendo que
finalmente la elfa de cabello negro se detuviera, y por primera vez, aunque Lefiya no lo supiera, la miró bien.
— ¿Cómo sabrías eso…? Nos acabamos de conocer — señaló Filvis mientras la miraba bien.
— ¡Entonces yo me esforzaré para conocerte más! — gritó mientras bajaba la cabeza.
Lefiya tenía la cabeza agachada mientras esperaba la respuesta de la elfa, antes de escuchar un pequeño brote, brote que fue seguido de una voz jovial, llena de alegría interna, por primera vez en todo lo que llevaban de expedición, Filvis había empezado a reír de forma tímida.
Lefiya la miró con una sonrisa interna.
— ¿Qué fue eso? Esa no es una propuesta adecuada — dijo Filvis mientras reía ligeramente, casi cómo si estuviera tratando de hacer la menor cantidad de ruido.
Si un gatito pudiera reírse, entonces esa sería la risa de Filvis.
"No pude ponerlo en palabras tal cómo quería, pero cómo somos hermanas nos entendemos entre nosotras… La señorita Filvis es una persona hermosa y orgullosa…" Pensó la elfa en su interior mientras sonreía claramente.
— En serio eres una Elfo extraña — dijo Filvis mientras mostraba una sonrisa radiante.
— Realmente impresionante, en mi vida había logrado que Filvis se riera, y Lefiya lo logró siendo Lefiya. — la voz de la santa las sacó de su ensoñación, haciendo que ambas se dieran cuenta de que estaban siendo observadas por medio grupo, aunque Bell tenía la visera abajo para disimular.
Lili por su parte le levantó un pulgar a la chica de Loki, antes de escuchar uno de los gritos de Bete que los instaba a todos a recuperar el camino porque tenían que ir con la princesa de la espada.
X X X X — "Eres más bonita que yo" — dijo Bell mientras caminaba en la retaguardia junto a Lefiya, sonriendo mientras platicaba con la chica.
El grupo había retomado el camino y ahora se estaban aventurando en el piso 19, Bell a veces tropezaba un poco con alguna raíz en el camino, los pisos y las paredes de madera que daban el aspecto de estar en el interior de un gran árbol en serio que hacían que Bell supiera por qué era aventurero.
— Fue todo lo que se me ocurrió — respondió la Elfa mientras suspiraba profundamente en su andar, aunque luego Bell le dió una pequeña palmada en el hombro.
— Hey, lo hiciste bien, yo por lo menos no lo hubiera hecho mejor, y escuchaste a Opal, incluso ella no había sido capaz de hacer que Filvis se riera desde que la conoce.
Lefiya sonrió al sentir que hizo un buen trabajo, por lo menos eso podía llevarse, mientras miraba al chico con una sonrisa tranquila, el camino era realmente relajado ya que no aparecía ningún tipo de monstruo por más que ellos estuvieran invadiendo el lugar.
— Aún así, creo que te equivocaste en algo.
— ¿Uh? ¿Dije algo malo?
— No en realidad, sólo que no dijiste toda la verdad — declaró Bell antes de levantar la visera de su casco y mirar a los ojos a Lefiya directamente. — No creo que Filvis sea más linda que tú.
Bell soltó eso con una sonrisa mientras miraba a la chica a los ojos, Lefiya entendió casi al instante, ruborizándose fuertemente.
— Eso no es cierto — dijo la chica mientras lo miraba con su poderoso sonrojo aún presente en su rostro.
— Hablo en serio cuando te digo que sí es cierto — declaró Bell con una sonrisa, antes de escuchar que las paredes se empezaban a resquebrajar, la pelea estaba volviendo a iniciar en el frente, con lo cuál el chico se despidió de forma escueta antes de arrancar una carrera hacia la vanguardia.
Lefiya sólo pudo ver cómo Bell, Bete y Filvis empezaban a pelear.
— Realmente parece un buen chico — dijo Opal mientras ella se ponía en su posición al lado de Lefiya.
La elfa la miró recordando la conversación que tuvieron sobre el chico. Chasqueando un poco la lengua antes de mirar al frente y prepararse para pelear nuevamente.
Lili internamente maldijo a Lefiya por la atención de Bell, pero también se preparó, lista para hacer el trabajo de toda soporte y con su lanza preparada para pelear por si tenía que hacerlo.
X X X X Piso 24.
— Tenemos un problema — fueron palabras de una pequeña chica Chienthrope llamada Lulune que llamó la atención de Aiz. — Esto… No debería estar aquí.
Aiz estaba en una misión con la familia Hermes, ella no tenía idea de que cinco pisos arriba había una pequeña expedición que estaba bajando para encontrarla. Volviendo al tema, ella se acercó a la pequeña chica con orejas de perro para mirarla, antes de darse cuenta del enorme muro de materia vegetal que estaba cubriendo el paso.
— Señorita Wallenstein, ¿había visto esto alguna vez? — preguntó una chica de cabello azúl, Asfi Al Andrómeda que se acercó a la chica mientras miraban el muro.
— No… Esta también es la primera vez que veo algo cómo esto — dijo Aiz mientras estiraba la mano para tocar el muro. — Esta cosa… Está viva — dijo sintiendo un ligero pulso en sus dedos.
— Entiendo… — dijo Asfi mientras empezaba a pensar, antes de mirar a Lulune. — Lulune, dime, ¿Qué hay en esa dirección?
— La despensa…
La despensa, los monstruos también tienen que comer cuando no están peleando, y la despensa es un lugar en el calabozo que tiene un pilar de cuarzo que suelta constantemente una sustancia lechosa que los monstruos suelen beber cómo alimento, claro, cuando no se están comiendo a algún aventurero o están siendo asesinados por aventureros.
Asfi tenía esa información en la cabeza mientras pensaba, ajustando sus gafas en su fino rostro.
— Creo que entiendo lo que pasa con los monstruos…
— ¿A qué te refieres?
— Hay una cantidad anormal de monstruos, pero no parece que hayan brotado de la nada — dijo la capitana de la familia Hermes mientras miraba el muro. — Los monstruos hambrientos de todos los pisos se reunen en las despensas para comer, pero ¿Qué pasaría si no hay paso a la misma?
— Entonces irían a otra… — Aiz finalmente entendió lo que estaba pasando.
— No es un brote anormal de monstruos, es una migración de monstruos. Los monstruos que no pueden llegar a la despensa norte están migrando a las otras dos mientras usan los caminos que generalmente usan los aventureros.
— Eso significa que todas las rutas fueron bloqueadas — dijo Falgar, un gran hombre tigre de la familia Hermes.
— Eso parece.
— Pero entonces, si estás en lo correcto — Lulune empezó antes de mirar el muro con terror. — ¿Qué hay del otro lado?
Esas palabras añadieron un toque de preocupación a la situación, antes de que Asfi volviera a acomodar sus lentes, haciendo que hubiera un brillo de determinación en sus ojos antes de hablar.
— Lo sabremos si vamos al otro lado.
— Lo mismo opino — dijo Falgar apoyando a Asfi.
— Entonces, ¿Debería cortarlo? — preguntó Aiz con un pequeño brillo en sus ojos.
— Sólo piensas con la fuerza bruta, ¿no es así princesa de la espada?
Fueron las palabras de Pock, un joven Pallum que usaba un atuendo blanco a juego con el de su hermana mayor; Pot. Eran realmente similares, aunque Pock llevaba puesto un casco y una maza que usaba para pelear.
— Oye Asfi, ¿Por qué no dejamos que Meryl se encargue? — preguntó el joven señalando a la pequeña Maga Pallum de la familia Hermes; Meryl Tear. Una chica de cabello púrpura que llevaba un atuendo de bruja, con sombrero puntiagudo y una túnica.
— Tienes razón, me gustaría comprobar si el fuego es efectivo — dijo Asfi antes de mirar a la pequeña maga. — Meryl, usa tu magia contra el muro.
— ¿La más grande?
— Si, el canto más largo.
Con eso dicho, Meryl se paró delante de lo que parecía una puerta y estiró su vara antes de empezar a cantar. Aunque no muy lejos de ahí, Pock estaba cerca de Aiz.
— ¿Te puedo hacer una pregunta? ¿Por qué llevas un atuendo erótico? — preguntó Pock mientras miraba a la chica con una sonrisa, recargándose en su maza. Aunque se ganó una mirada de reproche por su hermana. — Está bien, está bien… ¿Por qué estás con nosotros? Podrías apoyar a Meryl, no todos los días se ve a una hechicera Pallum de clase alta.
Aiz se encogió de hombros mientras lo miraba.
— Menudo descaro el tuyo… Si, Meryl es la única de nosotros que vale la pena, aunque no es tan impresionante cómo tu capitán.
— ¿Conoces a Finn?
— No creo que haya Pallum que no lo conozca, ¿Sabes? Es el único héroe que tenemos desde la Diosa Fianna… — dijo Pock con un suspiro antes de desviar la mirada. — No sé qué tan talentoso sea, pero si sigue haciendo cosas que haga que parezca que los Pallum podemos hacer, entonces hace parecer cómo que nosotros no hacemos nada.
— ¿Odias a Finn?
En ese momento Pock abrió la boca para responder, pero entonces Meryl disparó su magia, abriendo un gran boquete en el muro de materia vegetal.
— Es hora, ¡Vamos, no rompan la formación! — dijo Asfi antes de empezar a caminar, haciendo que Pock se fuera con la palabra en la boca.
Aiz por un momento miró la indecisión del joven pallum pero finalmente entró al lugar, sin saber lo que le esperaba del otro lado. Pues al llegar se dió cuenta de que en realidad todo el calabozo había cambiado.
— Definitivamente no tenemos idea de a dónde vamos — dijo Asfi con un suspiro antes de mirar a Lulune. — Lulune, empieza a trazar un mapa.
— ¡A la orden! — dijo la Chienthrope mientras tomaba un cuaderno, una pluma, se pinchaba el brazo y empezaba a dibujar usando el ítem. Algo que llamó la atención de Aiz la
cuál se acercó a Lulune para mirar el cuaderno, la chica había empezado a trazar un intrincado mapa desde la entrada por la que llegaron hasta el punto en el que estaban.
— Puedes dibujar mapas, eso es… increíble.
— ¿uh? Bueno, gracias por el halago, pero no olvides que soy una ladrona — dijo la chica con una sonrisa mientras continuaba caminando por el calabozo, mirando a la princesa mientras continuaba dibujando casi cómo una máquina.
— Pero pensaba que las brújulas no funcionaban en el interior del calabozo.
— ¡Oh, no sabes! — dijo un hombre del grupo de la familia Hermes, Keaks, un chico que realmente recordaba de cierta forma a los monos por las grandes orejas que tenía. — ¡Lulune es cómo una brújula humana!
Keaks entonces tomó a la chica de los hombros y la hizo dar varias vueltas rápidamente, hasta el momento en el que Lulune se detuvo y señaló hacia una dirección.
— ¡Norte! — luego de eso se dió la vuelta estirando sus manos a dos direcciones distintas. — ¡Sur, este!
Aiz se sorprendió por la habilidad de la chica Chienthrope, antes de que en el siguiente instante Asfi les diera un golpe a Keaks y a Lulune.
— ¡No estamos en un patio de juegos! — dijo la chica antes de recuperar su rol cómo la capitana de la expedición y hacer que el grupo siguiera avanzando, Lulune empezó a dibujar nuevamente.
— Realmente es algo que cualquiera podría hacer con práctica, la única forma en la que perdería el norte es que me pongas en un barco en el mar en un día nublado, o me vendaras los ojos y me llevaras a algún lugar — dijo la chica mientras continuaba dibujando.
— Aunque no es algo particularmente útil en el calabozo.
— ¡Hey! ¡Suelo explorar ruinas con Hermes fuera de Orario! — replicó la chica a Keaks mientras continuaban su camino. — Aún así, ahí tiene razón, comparado con los mapas del gremio, los míos son bastante improvisados y les falta información.
Eso era algo que ella sabía de lleno, los mapas del gremio habían sido dibujados y detallados desde hacía por lo menos mil años en los que los aventureros que se enfrentaban a lo desconocido empezaban a dibujar los mapas y a volverlos cada vez mejores hasta la actualidad. En la actualidad ya no había casi ningún aventurero, Aiz incluída, que se enfrentara a lo desconocido.
En ese momento, tal vez por las implicaciones de su pensamiento, Aiz se dió cuenta de que se estaba enfrentando a algo en lo que incluso los aventureros más poderosos y astutos podrían morir, un lugar desconocido en el que algo podría tomarla por sorpresa.
"Podría morir aquí… No, no pienso morir".
Pensó mientras continuaba caminando, hasta que Asfi detuvo el grupo, el motivo era simple, había un pequeño montón de cenizas, se trataba de un monstruo que había muerto.
— Habrá cruzado la puerta y murió aquí… — dijo Falgar mientras miraba el "cadáver"
— Si, pero, si es así entonces, ¿qué fue lo que lo mató? — se preguntó Asfi, haciendo que la tensión empezara a aumentar en el lugar.
Aiz entonces desenvainó su espada antes de mirar hacia arriba.
— ¡Arriba! — dijo ella, haciendo que todos levantaran la mirada y se encontraran con un montón de plantas come hombres bajando directamente hacia ellos.
Finalmente, la naturaleza de la trampa en la que se encontraban, había aparecido, con un enemigo que Aiz conocía realmente bien.
X X X X Bell arrancó su espada del cadáver de un Bugbear, antes de girar con fuerza y rebanarle el cuello a otro monstruo, haciendo que la cabeza de un enorme ciervo cayera al suelo, antes de derrumbarse a su lado, el caballero lanzó la sangre al suelo, limpiando su espada antes de mirar hacia la derecha, encontrándose con un enorme Mamut que iba a toda velocidad hacia él.
Bell se preparó, flexionó sus piernas cómo un resorte, listo para usar una maniobra de conejo, pero entonces el melodioso canto de una chica interrumpió las acciones del albino, el caballero por pura inercia aprovechó su posición antes de dar un salto con fuerza hacia la derecha.
— Castiga. Señor de los cielos que odias. Uriel — En el momento en el que Bell salió del camino, varios lanzallamas impactaron al monstruo, haciendo que un fuerte alarido de dolor saliera de su interior hasta que finalmente el monstruo cayera en el suelo, quemándose fuertemente con las llamas blancas comiendo su carne.
Bell lanzó un pequeño silbido al ver al monstruo consumirse antes de girar para ver a la lanzadora de tan poderoso conjuro, Opal tenía una sonrisa mientras se quitaba un mechón del rostro antes de mirar a la rendija del casco, tratando de ver los ojos del ocupante de la armadura.
— Gracias por eso, aunque lo tenía controlado.
— Lo sé, pero no me voy a quedar de brazos cruzados — declaró con una sonrisa, antes de girar su mirada para ver algo que estaba pasando a relativamente poca distancia.
— ¡Penetra, flecha de precisión absoluta! ¡Arcs Ray! — con ese grito, una poderosa ráfaga mágica salió disparada, erradicando a un montón de Gun Libelula que estaban en el camino. Bell sonrió debajo del casco antes de asentir a Opal y preparar sus piernas, antes de dar un fuerte salto para ir a buscar la batalla.
Por su parte Lefiya estaba corriendo al lado de Filvis, la cuál tenía una sonrisa mientras la seguía.
— ¡Impresionante! Así que eres del bosque de Wishe — dijo la elfa de cabello negro mientras le sonreía a la elfa rubia. — Los habitantes de ese bosque generalmente tienen
mucho poder mágico, incluso entre los elfos, no me sorprende que pudieras generar tanto poder.
— Bue… Bueno, esa es mi única cualidad jajaja. — Lefiya sonrió con un enorme rubor por ser halagada mientras continuaba corriendo en su camino hacia el frente.
"Siento que me he acercado a la señorita Filvis desde el incidente del piso 18, o por lo menos eso creo, es cómo haber ganado una compañera y una amiga… Eso me hace feliz". Pensó Lefiya con una sonrisa mientras continuaba corriendo con una sonrisa, aunque luego agregó "Definitivamente no es porque me halagaron".
— Ayuda el que no hayan tantos aventureros.
— Si, nadie excepto la señorita Aiz y los otros pelearían contra un grupo de monstruos cómo este, sólo tenemos que seguir las pilas de ceniza fresca — Lefiya agregó mientras continuaba corriendo con una sonrisa.
Aunque Filvis pareció notar la ruta por la que estaban avanzando.
— La despensa norte…
— ¡Dejen la charla para después! ¡Ahí vienen más monstruos! — dijo Bete cayendo del cielo tras dar un fuerte salto, aterrizando sobre un montón de monstruos para romperlos a todos de una fuerte patada, asesinándolos en un instante.
— ¡Por favor tengan cuidado! — dijo Lili que estaba corriendo detrás del grupo, sorpresivamente ella se estaba manteniendo al corriente con los aventureros, aunque el nivel medio del equipo fuera de 3.
Incluso para la pequeña Pallum esto era una sorpresa, ella no entendía cómo era capaz de correr tanto siendo una nivel 1, de Bell lo podía entender, aunque fuera un nivel 1 ese chico podía superar la brecha entre niveles de una fuerza tan absurda que probablemente podría compararse con un aventurero de nivel 3, tal vez teniendo alimento de la más alta calidad incluso podría ejercer el poder de un nivel 4, aunque pensaba que Bell realmente no resistiría tanto poder y acabaría desmayado o perdiendo el control de sus propios poderes.
Después de todo, no disparas una flecha de nivel 1 con una ballesta de nivel 4, porque la de nivel 1 se iría extremadamente lejos con ese poder.
Se fue por las ramas, volvió a centrarse en lo importante, ella estaba corriendo a la par de aventureros de nivel 3 y 4, aunque claramente era superada y por mucho por el único 6 del grupo. Le parecía raro, pero suponía que era algo que tenía que ver con su reciente aparición de talento con lanza, algo que tendría que averiguar cuando saliera del calabozo.
Volviendo al frente, del suelo delante de Lefiya y Filvis surgieron un montón de hombres lagarto, por lo que la elfa de cabello negro tomó su espada corta junto a una varita que ella llevaba consigo, avanzando a toda velocidad.
— ¡Quédate atrás Viridis! — dijo Filvis antes de empezar a pelear con fuerza contra los monstruos, hizo varios cortes en unos pocos segundos, pero pronto hizo algo que Lefiya no esperaba. — Arrasa, bastón sagrado del aplastante mal.
"¡Canto Concurrente!" pensó inmediatamente cuando vió que Filvis se alejaba del grupo de monstruos y estiraba la varita hacia ellos, momento en el que un círculo mágico apareció bajo sus pies.
— ¡Dio Thyrsos! — gritó, haciendo que un poderoso estallido de rayos dorados saliera del arma de Filvis, vaporizando a los monstruos en ese mismo instante que lo disparó. Filvis en ese momento suspiró, metiendo su mano en su cabello antes de mover la misma, acomodando su cabello con un gesto que resaltaba de cierta forma su belleza.
"Ese es el estilo de batalla que más admiro… ¡Un espadachín mágico!".
Un espadachín mágico, un tipo de guerrero realmente popular entre los aventureros, se trata de un aventurero que a diferencia de un mago puro cómo Lefiya u Opal, puede pelear en el frente de batalla, empuñando un arma junto a su poderosa magia, generalmente de canto corto.
La mayor diferencia entre un espadachín que usa magia y un espadachín mágico es si estos tienen la habilidad de desarrollo "Mago" una habilidad que les confiere un círculo mágico, y con ello, aumenta el poder de su magia; Una posición que es muy popular en varios grupos.
"Y además es realmente hermosa… Comparada conmigo…".
— ¡Dios padre, perdóname. Pues voy a devorar la última cena de los Dioses! — un canto proveniente desde la derecha llamó la atención. — Codicia, lengua de llama encerrada. ¡Devoren, colmillos ardientes! — Bell apareció de un lado, haciendo que su espada se rodeara de llamas poderosas. — ¡Rea Ambrosia!
El mar de llamas salió de la espada del albino, antes de devorar a un montón de gun libélula que estaban empezando a acercarse rápidamente hacia ellos. Lefiya sonrió, por lo menos no era la primera vez que conocía cara a cara a un espadachín mágico… o bueno, tal vez era la primera, cuando se ponía a pensarlo, Bell aún no desarrollaba la habilidad de Mago, por lo que no tenía el poder de llamarse a sí mismo cómo un espadachín mágico real.
— Puf, si pudieras hacer tanto cómo ellos — dijo Bete mientras se acercaba a Lefiya, la cuál sintió por un momento que su ánimo caía.
Aunque pensó que tenía razón, ella no tenía la habilidad de Bell y Filvis, por más que Bell le enseñara canto concurrente, Lefiya no tenía madera para ser una espadachín mágica.
— Es molesto desear eso de un mago que se especializa en la potencia de fuego — dijo Filvis mientras se acercaba al grupo de regreso. — El poder de Viridis es del tipo que se usa cuando es escencial, el trabajo del grupo es protegerla.
Bete miró a las dos elfas antes de sonreír.
— Ustedes dos, parece que se han acercado bastante — dijo el hombre lobo, antes de que Lefiya y Filvis desviaran la mirada, con las mejillas sonrojadas y la mirada nerviosa por las palabras del que tenía el pelo gris. — Cómo sea, ¿Estás feliz con eso? ¿De no ser capaz de defenderte y todo eso?
La pregunta de Bete golpeó a Lefiya cómo un puñetazo, logrando que ella bajara la cabeza nuevamente.
— Esas estúpidas amazonas se han encargado de malcriarte demasiado, pero yo lo diré tal cuál — dijo Bete antes de recuperar su camino. — Mientras la magia sea tu única cualidad, seguiré considerándote cómo una carga.
Lefiya sintió que su autoestima todavía era golpeada con más fuerza que antes, apretando su agarre a su vara.
"Es molesto… Es realmente molesto, pero tiene razón" Pensó Lefiya "… Mi potencia de fuego no se acerca a la de la Señorita Riveria, mi combate cuerpo a cuerpo es realmente malo, y apenas si puedo hacer algo de canto concurrente, incluso con el entrenamiento de Bell… Realmente esa es mi "Yo" actual".
— Disculpa si pido mucho, pero, ¿Cuándo dejarás de ser un idiota? — preguntó un caballero, haciendo que Lefiya levantara la cabeza nuevamente, mirando al caballero León, parado firmemente frente a Bete.
— ¿Eh? ¿Acaso quieres morir, cabeza de hojalata? — preguntó el perro mientras lo miraba a los ojos.
— No sería la primera vez que te doy un buen golpe, y mucho menos sería la primera vez que golpeo a un idiota — dijo Bell mientras le recordaba la breve cantidad de golpes, que aunque no le hicieron daño, realmente le acertó a Bete. — Y soy un nivel uno, si ella te diera un buen impacto con su magia, te dejaría fuera de juego antes de que pudieras hacer algo. Así que por favor, deja de ser un idiota, que si hablamos de hacer más de una cosa aquí tenemos a Lili, que ha cargado tu equipaje, recogido las piedras mágicas, te ha estado pasando pociones y tiene que lidiar por sí misma con los monstruos. Comparado con eso, todos aquí no hemos hecho nada, así que, deja a Lefiya en paz.
El hombre lobo por un momento sintió el impulso de volver a golpear a Bell cómo aquella vez en el bar, pero la aparición de más monstruos lo hizo chasquear la lengua y desviar su atención del albino para arrancar una fuerte carrera contra los monstruos, necesitaba liberar estrés.
Bell por su parte también empezó una carrera, mientras Lili, que tenía una sonrisa clara en su rostro, avanzaba para seguirlos.
"Sé lo que se siente estar bajo grandes sombras, pero no olvides que tú también creas sombras". Cada vez que recordaba un consejo de Bell realmente la aliviaba, Lefiya entonces dió una gran sonrisa, antes de recuperar su camino hacia el frente, con una determinación en su mente.
"No sé qué habrás hecho Bell, no tengo idea de qué habrás vivido, pero puedo decir que estás varios escalones sobre mí… Estás con ellas, en ese escalón al que quiero llegar… La yo actual no es la mejor, pero debo pensar en lo que puedo hacer y en lo que debo hacer para alcanzarlas… ¡Para que no me dejes atrás!".
Lefiya ahora tenía una nueva meta en su interior, una meta que no debía perder.
Aiz, Riveria, Tiona, Tione, Filvis, Bell, todos ellos la estaban esperando en ese escalón en la cima, y ahora tenía una idea de lo que debía alcanzar.
Y también tenía ahora una nueva meta.
Ahora debía descubrir, qué es lo que había vivido Bell para ser tan fuerte cómo ahora.
