Todos se sentaron y guardaron silencio expectantes de lo que el chico mounstro tenía que decir, todos excepto Ranma que empezó a comer unas papitas que saco de quien sabe dónde, haciendo mucho ruido, Akane amablemente le dio un codazo en el estómago para que guardara silencio, el de la trenza se enojó un poco pero finalmente guardó silencio, entonces Taro inició su historia:
–Todo empezó hace un tiempo, no recuerdo como llegue aquí, solamente que estaba malherido y esa chica (señalando a Mei) me ayudó a curar mis heridas, un dia simplemente desperté en una cueva cerca de aquí y ella estaba limpiándome, no podía hablar, no podía recordar quien era ni nada y ella me preguntaba todo en chino, yo entendía muy poco, con el paso de los días me recuperé y ella seguía yendo a diario a darme de comer y ayudarme con lo que necesitara, algunas veces iba acompañada de otra chica, pero ella no se acercaba, solamente Mei entraba a la cueva, me ayudaba a levantarme pues no podía hacerlo por mí mismo, tenía rota una pierna, afortunadamente me recupere rápido y con su ayuda pude caminar en poco tiempo, no sabía nada sobre mi, pero por alguna razón empecé a entrenar, ella se dio cuenta así que también me ayudo con eso, era muy buena, rápida y fuerte, me sorprendí muchísimo de las técnicas que me demostraba, ella reía y me explicaba las cosas y yo solo asentía pues no entendía mucho de lo que decía, ya que decia todo en chino, pasó poco más de dos meses y yo ya estaba en forma, un día muy temprano cuando ya me sentía mejor decidí salir a explorar los alrededores, fue así que accidentalmente encontré a ese anciano desagradable que me dijo que era su ahijado, que me llamaba Taro y que tenia una maldición, que había caído en una poza encantada donde se había ahogado un yeti cargando una anguila y una grulla mientras conducía un buey, obviamente no le creí, decidí alejarme de él, pero el me siguió e insistió sin parar en lo de la maldición, como no le hice caso, de repente saco un balde de agua fría y me transformé en ese horrible mounstro que me había dicho, no pude soportarlo, pensé en lo que Mei pensaría de mí y me puse como loco, de repente el anciano echo agua caliente sobre mi y recupere mi forma humana, entonces empezó a decirme que había una cura, que unos ancianos podrían ayudarme a conseguirla, así que fui donde me dijo, llegue a un campamento donde había algunos soldados y los ancianos pervertidos, Ahioshi era el líder, cuando hablamos me dijo que estaba buscando la manera de destruir la tribu amazona porque quería vengarse de las mujeres de este lugar, que iba a desquitarse de las humillaciones que le habían hecho y que yo podía ayudarles porque se supone que era fuerte, pero no me gusto la forma en como hablaba de las mujeres, yo sabia que Mei era parte de esta tribu, asi que me negué, entonces sali de ahí muy molesto, Happosai me pregunto que había sucedido pero no le dije nada, solo me fui, regrese a la cueva donde veía a Mei, no sabia que hacer, no quería que ella me viera convertido en ese horrible mounstro, ella estaba ahi esperandome y me pregunto que me sucedia, como pude le explique que estaba sufriendo de una maldición pero no supe explicarle lo que era, le dije que ya sabia cual era mi nombre que me llamaba Taro pues eso es lo que me dijo el anciano Happosai, ella me llamo por mi nombre, asi que le pedi que me ayudara con mi maldición, que debia llevarme a la aldea amazona para lograr encontrar la cura, ella me entendió y se puso seria, asi que me pidió que la siguiera a su aldea, acepté, cuando llegamos fue a buscar a su abuela, pero para mi desgracia me encontré con esa mujer (señalando a Xiang), ella saltó frente a mi, asi que tropece y la golpee sin querer, me dijo no se que cosas y de repente empezó a atacarme, yo me defendí como pude pues no quería golpear a una mujer, el encuentro no duró mucho, ya que Mei regreso con su abuela y nos detuvieron, Mei le reclamó por haberme atacado, entonces discutieron pero no entendí nada de lo que dijeron, la abuela de Mei me miró de pies a cabeza y me preguntó si estaba dispuesto a pelear con Mei, no sabía a qué se refería, no sabía nada de las costumbres amazonas, me dijo algo sobre que tenía que vencerla para poder hacer lo que queríamos, por supuesto que me negué, no quería golpear a esa chica que había sido tan amable conmigo y que me había curado, entonces Mei se puso muy triste y empezó a llorar, se echó a correr y no pude hablar con ella, esa mujer (señalando a Xiang) y la abuela de Mei me vieron como si fuera un bicho raro, entonces me dijeron que me fuera y no volviera a buscar a Mei, yo no quise escucharlas, corrí tras ella para entender que era lo que había pasado, la segui hasta que entro a un lugar que parecia una biblioteca porque había muchos libros, ella seguía enojada conmigo y no quiso hablarme, a pesar de que le pedi que me explicara lo que estaba pasando, solo me grito cosas en chino y empezó a arrojarme libros y todas las cosas que encontraba en su paso, yo trataba de hablar con ella pero no quería escucharme, tome todas las cosas que me arrojo y sali de allí, estaba enojado y confundido sin darme cuenta volvi a donde estaban Ahioshi y los demás ancianos, entonces me pregunto que era lo que tenia encima, no sabia que cosas eran , me las pidio para examinarlas y se las les entregue sin saber lo que eran hasta que Happosai llego y dijo que eran pergaminos con técnicas amazonas, casualmente eran los pergaminos que ellos querían desde el principio, sin saber que hacer regresé a la cueva, estaba decidido a irme de allí y buscar un lugar donde quedarme, pase la noche allí, pero al dia siguiente temprano decidí que no podia irme sin despedirme adecuadamente de Mei ya que ella habia sido muy amable al curar mis heridas, asi que decidi ir nuevamente a la aldea a hablar con Mei, pero esa mujer (señalo nuevamente a Xiang) me ataco de nuevo, me dijo que Mei había sido exiliada por alta traición y que era mi culpa, que la había corrompido y que me harían pagar por haber perdido a una guerrera amazona, me golpeo de nuevo, yo intente defenderme pero no pude, no sabia lo que le habían hecho a Mei, pero estaba decicido a ayudarla, hui lo mas rápido que pude y volví donde Ahioshi, le explique lo que había pasado y el me dijo que si lo ayudaba me darían el pergamino para la curación de mi maldición y me ayudarían a salvar a Mei pues las amazonas eran unas brujas sin corazón que solo humillan a los hombres, por eso me quede con ellos a entrenar y reclute mas soldados, vine por Mei y para encontrar la cura de mi maldición...–
Cuando terminó su historia los japoneses entendieron todo a la perfección, pero las amazonas que no hablaban japonés, no entendieron nada, algunas de ellas empezaron a traducir lo que el chico había dicho, Cologne volteo a ver a Mei y su abuela y les hizo señas para que se acercaran, ellas lo hicieron e intercambiaron unas que otras palabras, mientras tanto, Ranma y Akane murmuraban entre ellos:
–Que extraño, ¿Qué pudo haber pasado para que Taro perdiera la memoria?, ni siquiera nos recuerda a nosotros– comento Ranma.
–¿Crees que las amazonas le hayan hecho algo?– pregunto Akane.
–No lo creo, según lo que dijo el estaba mal herido cuando esa chica lo encontró– respondió Ranma.
–Talvez se golpeó la cabeza–respondió Genma que ya había regresado de intentar deshacerse del maestro Happosai, cosa que no consiguió por cierto, pero al menos pudo librarse de el por un buen tiempo.
–No creo que un simple golpe le haya causado perder la memoria– replico Ranma.
–Si puede ser, una vez te golpeaste la cabeza y se te olvido que eras hombre– dijo Akane encogiéndose de hombros.
–¡Eso no es cierto!–gritoneo Ranma
–Claro que es cierto–contesto Akane
–Akane tiene razón Ranma, a veces me avergüenza que seas mi hijo, se supone que serias un hombre entre hombres–decía Genma con los ojos bañados en lágrimas.
–Ah si ¿y de quien es la culpa? Fue por ti que fuimos a las pozas malditas en primer lugar o ya se te olvido?– reviró el muchacho poniéndose en pose de pelea.
Cologne terminó de hablar con Ming y Mei, hizo señas para que todos guardaran silencio y como no le hacían caso, grito:–¡silencio!– todos se callaron, Ranma y su padre se sentaron nuevamente ella carraspeo y dijo: –Hermana Fang, proceda–
–Por supuesto, Mei ¿puedes por favor acercarte y decir lo que paso en realidad?– dirigiéndose a la chica del pelo azabache.
La chica se levantó elegantemente dio una reverencia y empezó a relatar en chino:
