Esta obra es una creación original y está protegida por derechos de autor. Los personajes y elementos del universo de Fairy Tail pertenecen al autor mangaka Hiro Mashima


Fairy Tail

One-Shot

¿Por qué los hombres viven menos?


En la cálida y acogedora sala del gremio de Fairy Tail, una conversación aparentemente inocente tomó un giro inesperado. Lucy y Carla estaban sentadas juntas, disfrutando de una taza de té y charlando sobre temas variados. El ambiente estaba lleno de risas y conversaciones animadas, pero en su rincón, las dos amigas estaban inmersas en una conversación más profunda.

"Lucy, siempre me he preguntado... ¿por qué los hombres viven menos que las mujeres?" preguntó Carla, frunciendo el ceño mientras revolvía su té con una mano y sujetaba la taza con la otra.

Lucy se cruzó de brazos, pensativa. "Es una buena pregunta, Carla. Realmente no sé la respuesta exacta. Tal vez se deba a factores biológicos, o tal vez a sus elecciones de vida."

Carla dejó la taza de té a un lado y se dirigió a un rincón del gremio, donde comenzó a buscar entre una pila de revistas y libros. Regresó con un par de volúmenes en sus manos y los dejó caer sobre la mesa. "¡Tal vez esto nos ayude!" exclamó Carla, señalando las revistas y los libros.

Ambas se inclinaron hacia la mesa, hojeando las publicaciones en busca de respuestas. Después de un rato, Lucy encontró un artículo que parecía prometedor.

"¡Vaya, Carla, mira esto! Hay un artículo interesante sobre los secretos para una vida más larga." Lucy levantó la revista con entusiasmo. "Aunque no estoy segura de cuántos de estos consejos aplican a nosotros."

Carla se inclinó para mirar la página que le mostraba Lucy. "¡Hm! No sé si eso realmente nos ayudará." Carla frunció el ceño, con una gota de sudor en la frente. "Los hábitos de vida de un Exceed son diferentes a los de un humano. Pero, ¿por qué no? A lo mejor hay algo útil aquí." Explicó Carla mientras señalaba hacia otro libro.

"Bueno, no está de más intentarlo." Lucy soltó una pequeña risita. "Aunque ahora que lo pienso, me pregunto si hay alguna razón específica por la que los hombres suelen vivir menos que las mujeres."

Carla puso un dedo en su mentón mientras pensaba. "Nunca me había puesto a pensar en eso. Pero tienes razón, es una buena pregunta." Expresó ella intrigada. "Siempre he oído que es un fenómeno real, pero nunca he investigado el porqué."

"Sí, es algo que me ha intrigado por un tiempo." Lucy asintió con curiosidad. "Siempre hay estadísticas sobre esto, pero nadie parece tener una respuesta clara. ¿Crees que podría haber alguna explicación mágica?"

Carla frunció el ceño, buscando una respuesta a la pregunta de Lucy. "Quizás. Aunque también podría ser una combinación de factores." Expresó Carla seriamente. "Los hombres tienden a involucrarse en más actividades riesgosas, ¿no? Tal vez eso tenga algo que ver."

"Sí, eso tiene sentido. Pero también me pregunto si hay algo más profundo detrás de eso." Lucy asintió lentamente. "Tal vez es más sobre sus comportamientos y decisiones."

"Es una posibilidad, pero ¿quién sabrá la respuesta a nuestra pregunta?" Preguntó Carla mientras se encogía de hombros, dando por terminado el debate por el momento.

Ambas decidieron tomar los libros y se dirigieron afuera del gremio, para seguir hablando del tema de manera más relajada, intentando desentrañar un misterio que, en su mente, parecía cada vez más fascinante.


Mientras tanto, afuera del gremio, Lucy y Carla se encontraban buscando más información en los libros que habían conseguido. La conversación sobre la longevidad había dado paso a un análisis más profundo, pero ambas mantenían la duda sobre si habían encontrado una respuesta satisfactoria.

Lucy hojeaba un libro, claramente pensativa. "No puede ser solo una cuestión de fuerza física. Hay algo más. Quizás la respuesta esté en cómo manejan el estrés. Los hombres tienden a lanzarse a situaciones peligrosas sin pensarlo dos veces."

Carla cerró su libro con un suspiro. "Es posible. O tal vez sea algo emocional. A menudo, los hombres no hablan de sus problemas y se lo guardan todo, lo que podría afectar su salud a largo plazo."

Lucy asintió mientras revisaba otro libro. "Sí, podría ser. Y si hablamos de magia, también podría haber un factor desconocido en cómo los hombres interactúan con ella. A lo mejor, la magia tiene un efecto diferente en sus cuerpos que no hemos considerado."

Carla frunció el ceño, pensativa. "La magia podría ser un factor, pero no estoy segura de que eso explique todo. Podría ser algo mucho más simple."

Lucy la miró con curiosidad. "¿A qué te refieres?"

"La estupidez," dijo Carla con una mezcla de ironía y resignación.

"¿La estupidez?" repitió Lucy, sorprendida.

"Sí," asintió Carla, convencida. "Los hombres tienden a ser imprudentes, a no pensar en las consecuencias. Se meten en problemas innecesarios solo porque no tienen miedo a la estupidez. Eso podría ser lo que les acorta la vida."

Lucy rió suavemente. "Es una explicación tan simple como cierta. Aunque no creo que encontremos esa teoría en estos libros."

"No, pero es una realidad que vivimos todos los días," dijo Carla, sonriendo, resignada. "A veces, no necesitas un libro para ver lo obvio."

Lucy suspiró, cerrando el libro que tenía en manos. "Tal vez tengas razón. Después de todo, ¿quién más se lanzaría a una estupidez sin pensarlo...?"

De repente, el suelo bajo sus pies tembló, seguido por un fuerte estruendo que las hizo detenerse en seco. Ambas se miraron por un momento antes de salir corriendo hacia la puerta.

Cuando llegaron a la calle, se encontraron con una escena de caos absoluto: un dragón mecánico, envuelto en llamas, se precipitaba descontroladamente por la calle. Natsu y Happy estaban montados en la máquina, riendo y gritando con emoción, completamente ajenos al peligro inminente.

"¡Ahí tienes tu respuesta!" exclamó Lucy, boquiabierta, señalando hacia el dragón.

Carla se llevó una pata a la frente, suspirando. "Definitivamente no tienen miedo de nada... ni siquiera de la estupidez."

En el aire, Natsu y Happy estaban montados en la máquina, riendo y gritando con emoción, completamente ajenos al peligro inminente. Natsu, con su habitual despreocupación, estaba usando su magia de fuego en un intento desesperado por controlar la máquina, mientras Happy batía sus alas con todas sus fuerzas, intentando mantener el dragón a flote.

Los hombres del gremio, incluyendo a Gray, Gajeel, Lily, y Elfman, miraban la escena con una mezcla de asombro y diversión, sin intervenir pero claramente disfrutando del espectáculo.

Lucy miró con incredulidad y resignación. "¿Cómo rayos llegó a suceder esto?"


Hace unos minutos.

Mientras las dos chicas reflexionaban sobre la pregunta, en otra parte del gremio, Natsu y Happy estaban en medio de una escandalosa conversación. O más bien, Natsu estaba emocionado hablando, mientras Happy lo miraba con ojos grandes y brillantes.

"¡Vamos, Happy! ¡Será increíble!" exclamó Natsu, con su típico entusiasmo desenfrenado. "¡Imagínalo! Nosotros dos, subidos en ese dragón mecánico que tenemos. ¡Podríamos hacer carreras por toda la ciudad."

"¿No es peligroso, Natsu?" Happy parpadeó, asimilando la idea. "Además de dónde conseguiste esa cosa." Happy preguntó bastante intrigado.

Happy señalaba con entusiasmo a un dragón mecánico de tamaño mediano. Su estructura, hecha de metal bruñido, era lo suficientemente grande como para que dos personas pudieran montarse cómodamente sobre su espalda. Las alas articuladas se extendían con una envergadura impresionante, mientras que su cuerpo estaba adornado con detalles intrincados que imitaban las escamas de un dragón real.

"¡Se lo arrebaté a un grupo de bandidos!" Explicó Natsu bastante emocionado. "Ellos lo usaban para cometer robos desde el cielo, pero ahora nos pertenece." Exclamó él orgulloso.

"Entiendo, ¿Pero es seguro?" Pregunto Happy.

"¡Bah! Detalles, detalles. ¡Solo necesitamos prenderlo fuego para que funcione mejor!" Natsu golpeó su puño envuelto en fuego, contra la palma de su otra mano, como si todo estuviera perfectamente planificado.

Happy, aunque un poco escéptico, no pudo evitar sentirse emocionado por la aventura. "Bueno... supongo que podríamos intentarlo. ¿Qué podría salir mal?"


Natsu y Happy, con gran esfuerzo, arrastraron el dragón mecánico hacia las afueras del gremio. El sol estaba empezando a ponerse, y el bullicio del gremio se había calmado.

Al llegar al exterior, la escena era todo un espectáculo: Natsu y Happy estaban sudorosos pero emocionados, intentando poner en marcha el imponente dragón mecánico.

Pronto, un grupo de hombres del gremio, atraídos por el ruido y el bullicio, se acercaron a observar. Gray, Gajeel, Lily, Elfman y otros más se agruparon alrededor, miraban con curiosidad y algo de escepticismo.

"¿Qué demonios están haciendo estos dos?" preguntó Gray, cruzándose de brazos mientras observaba el dragón mecánico.

"¡Parece que están a punto de hacer algo realmente estúpido!" agregó Gajeel, frunciendo el ceño. "¿De dónde sacaron esa cosa?"

"¡Se la robamos a unos bandidos!" explicó Natsu con orgullo. "¡Y ahora vamos a montarlo y recorrer la ciudad! ¡Será una aventura épica!"

Lily se acercó para inspeccionar el dragón mecánico. "¿Están seguros de que esto es una buena idea? Parece bastante peligroso."

"¿Acaso importa?. Solo necesitamos prenderle fuego para que funcione mejor." Natsu dio un pequeño golpe al dragón, que comenzó a tambalearse. Los demás chicos sabían que esto era una estupidez.

"¡Gee Hee!" Gajeel se adelantó, con una expresión decidida. "Si Salamander sobrevive a esto, yo también me subo."

Los hombres del gremio intercambiaron miradas y, a pesar de sus dudas, no pudieron evitar reírse ante la locura del plan.

Los demás se mantuvieron al margen, listos para observar el espectáculo y Happy subieron al dragón mecánico con una mezcla de emoción y nerviosismo.

"¡Apresúrate, Salamander!" Gajeel se preparó para montarse junto a ellos, listo para unirse a la diversión, en caso de que Natsu saliera ileso.

"¡Vamos a hacerlo, Happy!" dijo Natsu con entusiasmo. "Voy a usar mi magia de fuego para aumentar la velocidad."

"¡Aye!" Happy, aunque un poco escéptico, se dejó llevar por el entusiasmo de Natsu. "¿Que es lo peor que podría pasar?"

El cielo estaba despejado, perfecto para un desafío lleno de adrenalina. Natsu, con una sonrisa confiada, se volteó hacia Happy mientras sus ojos brillaban con la emoción de lo que estaba por venir.

"¿Listo, Happy?" preguntó Natsu, encendiendo el dragón mecánico. Las llamas danzaban a su alrededor, reflejando su espíritu intrépido.

"¡Aye, sir!" respondió Happy con entusiasmo, mientras tomaba una soga y batía sus alas con fuerza, elevando al dragón mecánico con toda la potencia que podía reunir. El zumbido del motor se mezcló con el rugido del fuego de Natsu, creando una atmósfera cargada de energía y peligro.

El dragón comenzó a despegar, y Natsu, sin perder tiempo, usó su magia de fuego para propulsarlo aún más rápido. El aparato se convirtió en una flecha envuelta en llamas, dejando una estela de fuego que cortaba el aire. El viento silbaba a su alrededor, rugiendo en sus oídos mientras se dirigían a toda velocidad hacia el río, compitiendo por llegar primero como si el mismo viento les diera impulso.

Natsu lanzaba ráfagas de fuego para mantener el equilibrio del dragón, riendo con una emoción que rozaba la locura. "¡Esto es increíble, Happy!" gritó, sin preocuparse en lo más mínimo por las llamas que amenazaban con consumir el aparato.

"¡Aye, sir!" respondió Happy, aunque en su voz comenzaba a asomarse un leve tono de preocupación. La velocidad y la altura a la que volaban eran extremas, incluso para él.

A medida que se acercaban a la mitad del trayecto, de repente, un gran grupo de aves emergió de los árboles cercanos, alarmadas por las llamas y el ruido. Las aves, desorientadas, volaban en todas direcciones, rodeando el dragón mecánico.

"¡Cuidado, Happy!" advirtió Natsu, tratando de apartar a las aves con manotazos desesperados. Pero una de ellas, en su confusión, golpeó a Natsu directamente en la cara, haciéndolo perder momentáneamente el control.

Happy, luchando por mantener el control del dragón, también intentaba espantar a las aves, pero la situación empeoró cuando una ráfaga de viento inesperada los desvió hacia una chimenea cercana. "¡Natsu, esto no es parte del plan!" exclamó, sus ojos llenos de pánico mientras el dragón mecánico golpeaba la chimenea, sacudiéndose violentamente.

El impacto dañó la estructura del dragón, y ahora, fuera de control, se precipitaban inevitablemente hacia el bosque. "¡Sujétate, Happy!" gritó Natsu, mientras la máquina descendía peligrosamente, rompiendo ramas y troncos a su paso.

Finalmente, el dragón mecánico se estrelló con estruendo en medio de un grupo de árboles, lanzando a Natsu y Happy por los aires como muñecos de trapo. Happy, aturdido, chocó contra un árbol cercano quedando atrapado por las ramas, mientras Natsu aterrizaba de manera desastrosa en un charco de lodo, cubierto de barro y hojas.

Por un momento, todo quedó en silencio, roto solo por el crujido de las ramas caídas. Ambos permanecieron inmóviles, tomando un respiro para comprobar que estaban ilesos. Y entonces, sin poder contenerse, empezaron a reír a carcajadas, con una mezcla de alivio y la adrenalina aún corriendo por sus venas.

"¡Lo logramos, Happy!" exclamó Natsu, agitando los brazos con entusiasmo, a pesar de estar cubierto de barro.

Happy aún en el árbol, se unió a las risas, aunque su voz temblaba un poco por la experiencia. "¡Sí, lo hicimos! Pero la próxima vez... tal vez un poco menos de fuego, Natsu."

"¡Nah, eso lo hace más divertido!" respondió Natsu, sonriendo ampliamente. Para él, el caos y el peligro eran parte de la diversión.

Y así, entre risas y bromas, los dos amigos recogieron los restos de su aventura, listos para enfrentar lo que viniera, sin importar cuán loco o peligroso pudiera ser.


Actualmente en el bosque

Lucy y Carla, que habían estado observando desde el suelo, corrieron hacia ellos con urgencia. Lucy llegó primero a donde Natsu había caído, encontrándolo riéndose mientras escupía barro.

"¿¡Están locos!? ¡Podrían haberse matado!" gritó Lucy, claramente furiosa pero visiblemente aliviada de que estuvieran bien.

Lucy fue ayudar a Natsu, mientras Carla se dirigía a donde cayó Happy.

"Natsu, ¡eres un idiota!" gritó Lucy, claramente molesta pero aliviada de que estuviera bien. "¿Qué estabas pensando?"

Natsu, riéndose y cubierto de barro, simplemente se encogió de hombros. "Bueno, no esperaba que el dragón se estrellara... pero fue bastante divertido."

Carla, mientras tanto, encontró a Happy tratando de despegarse de un árbol, con algunas hojas aún en su pelaje. "Happy, ¿estás bien?" preguntó con preocupación, aunque también con un tono de reproche.

Happy, riéndose y sacudiéndose, asintió. "¡Sí, sí! Estoy bien. ¡Pero eso fue emocionante!"

Carla, aunque igualmente molesta, se limitó a darle una patada ligera a Happy, quien intentaba levantarse. "¡Eres un gato increíblemente irresponsable, lo sabías!"

"¡Aye!" Exclamó Happy. "¿Me ayudas?" Dijo él mientras le extendía su mano.

Carla, suspirando, lo ayudó a liberarse. "No sé qué esperabas hacer, Happy. De por sí, Natsu es un idiota... y esto es simplemente una idiotez."

Mientras los chicos seguían riéndose, las chicas no pudieron evitar sonreír ante la actitud despreocupada de sus compañeros. A pesar de la imprudencia, no podían dejar de quererlos.

Lucy, cruzada de brazos, miró a Natsu con severidad. "Realmente no entiendo cómo pueden pensar que estas cosas son divertidas."

Natsu se levantó, aún riéndose, y se acercó a Lucy con una amplia sonrisa. "¡Vamos, Lucy! Fue una gran aventura. Además, no fue tan peligroso... bueno, quizá un poco."

Lucy suspiró, negando con la cabeza. "¿Un poco? ¿Qué tal si hubieras caído en las rocas en lugar de esos árboles?"

Natsu se encogió de hombros. "Entonces no estaríamos tan sucios ahora. Pero míralo por el lado bueno, al menos no nos aburrimos."

Happy, acercándose a Carla, sonrió nerviosamente. "Lo siento, Carla. Supongo que fue una mala idea."

Carla, aunque claramente molesta, no pudo evitar sonreír levemente ante la expresión de Happy. "Sí, lo fue. Pero me alegra que estés bien, aunque la próxima vez, trata de evitar estas locuras."

Happy asintió con entusiasmo. "¡Aye! Prometo que la próxima vez será más seguro."

Mientras se dirigían de regreso al gremio, Lucy lanzó una última advertencia. "Chicos, de verdad, deben ser más cuidadosos. No queremos que se lastimen."

Carla, mirando a Happy con una mezcla de ternura y reproche, añadió: "Sí, por favor, piensen un poco antes de actuar."

Natsu y Happy intercambiaron una mirada y sonrieron. "¡Claro, claro! Lo prometemos," dijeron al unísono, aunque con una chispa traviesa en los ojos que sugería que probablemente no sería la última vez que se metían en problemas. Ambos empezaron a reír de nuevo.

Lucy y Carla intercambiaron miradas de resignación, sabiendo que poco podían hacer para detenerlos. Mientras los chicos seguían riéndose, Lucy murmuró en un tono bajo: "Creo que acabamos de descubrir una de las razones por las que los hombres viven menos."

Carla asintió con una sonrisa irónica. "Sí, definitivamente. Pero supongo que no podemos evitar preocuparnos por ellos."

Las chicas también empezaron a reír con ellos. Tal vez los chicos eran idiotas, pero para Lucy y Carla, ellos eran sus idiotas que tanto amaban y querian.


Es la primera vez que escribo sobre algo de Natsu x Lucy, así que no me juzguen, ya que estoy acostumbrado al Happy x Carla.

Si les gusto este Oneshot, házmelo saber con una reseña o un mensaje privado, si quieres estar al pendiente de cada actualización de esta historia, solamente pon ese corazón de favoritos. Os estaré esperando.

Les recomiendo mi historia "Fairy Tail: Nueva Extalía" si quieren leer una nueva historia más seria con nuestros Exceeds preferidos. La historia se encuentra en mi perfil.

Si quieren encontrar un lugar donde hayan historias sobre los Exceeds, miren la nueva comunidad, "Kingdom of Exceeds". (Enlace en mi perfil)

InsideBlu se despide, hasta la próxima.

¡Good Bye!