Capítulo 3: Revelaciones del Corazón

Sarada despertó temprano al día siguiente, con la luz del sol filtrándose a través de las rendijas de la ventana del alojamiento donde se encontraba. El recuerdo de su visita a Ichiraku Ramen la noche anterior seguía fresco en su mente, especialmente la conversación con su madre. Había algo en la amabilidad de Sakura que la había afectado más de lo esperado.

Sentada en el borde de la cama, Sarada se quedó mirando al suelo, sumida en pensamientos confusos. Su madre había sido cálida y atenta, pero el pensamiento de que su padre, era el objeto de su admiración le daba celos de una manera inesperada. Se encontraba sintiendo una mezcla extraña de celos y resentimiento.

—¿Por qué me siento así? —se preguntó en voz baja, tratando de desentrañar sus propios sentimientos. —No debería sentir celos de mí propio padre.

El cariño que Sakura mostraba hacia Sasuke, combinado con la frialdad que Sarada sentía de parte de su padre, creaba una mezcla dolorosa de celos y resentimiento en su interior. La imagen de su madre admirando a su padre parecía desviar aún más a Sarada de su propia relación con él. La percepción de su padre como una figura distante la atormentaba, y ahora, el afecto de su madre por él solo acentuaba su frustración.

Mientras se vestía, el pensamiento de Sakura y su relación con Sasuke seguía perturbando a Sarada.

—¿Por qué siento celos? —se preguntó mientras se preparaba para el día. —¿Es la manera en que se preocupa por él? ¿O simplemente su habilidad para amar?

La puerta del alojamiento se abrió de repente, y su madre entró con una sonrisa fresca y llena de energía. Su presencia, tan genuinamente amable, hacía que Sarada se sintiera incómoda.

—Buenos días, Sarada —saludó Sakura con un tono cálido.

Sarada se forzó a sonreír, intentando esconder el torbellino de sentimientos que la invadían. Sin embargo, al ver la sonrisa de Sakura y su cercanía, Sarada sintió que sus mejillas se sonrojaron ligeramente.

—Buenos días, Sakura. ¿Qué planes tienes para hoy?

Sakura se acercó, hablando sobre sus planes para el día: entrenamiento con Naruto y algunas misiones. Sarada escuchó, pero su mente seguía atrapada en el recuerdo de la conversación sobre su padre.

En su camino hacia el campo de entrenamiento, Sakura habló con entusiasmo sobre Sasuke. Cada palabra estaba cargada de admiración y esperanza, y Sarada sintió una oleada de celos que no podía ignorar. Aunque entendía que estos sentimientos eran irracionales, el cariño de su madre por su padre amplifica su frustración.

—¿Cómo puede ella sentir algo tan fuerte por él? —se preguntó Sarada, sintiendo una mezcla de envidia y dolor. —¿Es porque ella ve algo en él que yo no puedo?

En el campo de entrenamiento, la camaradería entre Sakura y Naruto era evidente. Sarada intentó concentrarse en la sesión de entrenamiento, pero la presencia de su madre y sus propios sentimientos la distraen.

—¿Por qué me siento tan molesta por esto? —se preguntó Sarada mientras realizaba un jutsu básico. —Debería centrarme en mí misión, no en mis sentimientos personales.

Durante el entrenamiento, Sarada observó a Sakura con una mezcla de admiración y cariño. La habilidad de su madre en el combate y su evidente afecto por Sasuke la hacían sentir incómoda. La sensación de no encajar y el deseo de entender a su padre se volvían más intensos con cada minuto que pasaba.

Después de una intensa sesión de entrenamiento, Sakura y Naruto se acercaron a Sarada para ofrecerle un descanso.

—Sarada, ¿estás bien? Pareces un poco distraída hoy —comentó Naruto con una expresión preocupada.

Sarada se obligó a sonreír, tratando de ocultar sus verdaderos sentimientos.

—Sí, solo tengo mucho en la mente. Gracias por preocuparte.

Sakura, con una preocupación sincera, se unió a la conversación.

—Si necesitas hablar sobre algo, estoy aquí para escucharte. A veces, compartir lo que sentimos puede ser un alivio.

Sarada sintió una mezcla de gratitud e incomodidad ante la oferta. A pesar de su deseo de confiar en Sakura, la frustración la hacían dudar. El color de sus mejillas se acentuó al sentir la mirada de Sakura, y el calor en su rostro se volvió más evidente.

—Gracias, Sakura. Lo tendré en cuenta —respondió Sarada con voz tranquila.

Mientras el día llegaba a su fin y Sarada se preparaba para regresar a su alojamiento, su madre se acercó para despedirse. Con una sonrisa cálida, Sakura le dio un beso en la mejilla a Sarada, un gesto sencillo pero lleno de afecto. El contacto hizo que el corazón de Sarada se acelerara, y sintió un intenso sonrojo en sus mejillas.

—Gracias por pasar el día con nosotros, Sarada. Espero que podamos vernos pronto —dijo Sakura con un tono sincero.

Sarada, sorprendida y confundida por el gesto, respondió con una sonrisa tímida. Su rostro estaba visiblemente sonrojado.

—Gracias, Sakura. También he disfrutado mucho el tiempo que hemos pasado juntas.

De vuelta en su alojamiento, Sarada se tumbó en la cama, el cansancio de la jornada pesando sobre ella. Sin embargo, su mente estaba despierta, inmersa en el torbellino de sus sentimientos. La revelación de que se estaba enamorando de su madre era aún más desconcertante considerando que Sakura era su madre.

—No puede ser... Mí madre... Me estoy enamorando de mí madre —murmuró para sí misma, atónita. —¿Esto significa que soy... lesbiana? No puede ser ¿simplemente confundida por todo esto?

Sarada se dio cuenta de que sus sentimientos hacia su madre eran mucho más profundos de lo que había imaginado. La duda de si era lesbiana y si se estaba enamorando de una mujer la dejó con duda pero estaba más perturbada por descubrir que se había enamorado de su madre. Enfrentarse a esta realidad en el contexto de su misión y la complejidad de sus emociones era abrumador.

—Entonces, esto es lo que siento... —reflexionó Sarada, con el corazón palpitante y la mente en ebullición. —¿Cómo manejo esto sin que afecte mí futuro?

El dilema de amar a Sakura, su madre en el futuro, esto podria alterar muchas cosas, complicaba enormemente su misión. Sarada sabía que debía encontrar una manera de manejar sus sentimientos mientras continuaba su búsqueda de respuestas sobre el pasado de su padre, sin dejar que sus emociones desestabilizaran su objetivo.