Inframundo – Palacio de Hades.

"¿¡Que hiciste que!?"

La voz de Perséfone resonó en todo el palacio. La mujer miró con enojo a Hades, que mantuvo su expresión y postura totalmente serena.

Alecto se mantuvo firme e impasible, viendo a dos niños en sus brazos. Al lado de la reina de las Furias, estaba Tanatos junto a Hécate. El Dios de la muerte tranquila estaba sereno, pero la Diosa bruja estaba sonriendo divertida.

"Lo que dije. Pasó, y no se puede alterar".

"¡Pe-"

"No busques peros innecesarios, Perséfone. Ninguno de los dos está en condiciones de quejarse".

Y ahí estaba la voz de la razón.

Tanatos en verdad vino a ver a los nuevos hijos de su medio jefe, ya que trabajaba en conjunto con Hades y también de forma individual.

"No creo que sea necesario rememorarte a Adonis o a Piritoo. Esto solo pasó una vez, a comparación de tus amantes que eran bastantes recurrentes".

Alecto ni siquiera se dignó a mirar a Perséfone, que cerró la boca, no encontrando palabras coherentes que decir ante lo dicho por la Reina Furia.

Hécate murmuró un "Uh", y desvió la mirada para ver a los dos mocosos de Hades y Alecto. No iba a negar que estaba algo sorprendida, pero se esperaba algo.

No era ignorante de que, luego de todos los problemas con Adonis y Piritoo, Hades quedó muy dolido. Si entre la soledad porque Perséfone se iba con Deméter y el dolor de sus actos no pasaba algo, era cuestión de esperar.

Perséfone salió enojada de la sala, y Hades suspiró.

"¿Cómo se llaman tus hijos, jefe?"

Hades iba a responder, cuando todos en la sala sintieron algo… sucio.

Alecto miró a su hija, y abrió los ojos con sorpresa.

"¡Trae una ambrosía!"

Hécate se teletransportó junto a Tanatos en búsqueda de Asclepio o de Apolo el primero que encuentre.

Hades tomó con cuidado a su hija, viendo que su hijo estaba sano y durmiendo. La miró con cuidado, y lo sintió.

"Es en su poder… Parece algo putrefacto".

Usando una mano libre, abrió su dimensión de bolsillo y sacó un libro. Mediante su magia empezó a pasar las páginas.

"Podredumbre…"

……..

Monte Olimpo – Templo de Naruto.

"¡Si! ¡Si~! ¡Joder~! ¡Ohh~!"

Plaf~

El sonido de una fuerte nalgada resonó en todo el templo.

Naruto tiró levemente del cabello de Afrodita, que estaba en posición de perrito, mordiendo la sabana y apretándola con las manos.

Podía sentir su interior palpitar con fuerza, abrazando la polla de Naruto como si quisiera apretarla y exprimir hasta la última gota.

El rubio apretó el trasero de Afrodita, y gruñó levemente. Sus embestidas al trasero firme y gordo de la Diosa del Amor no se detuvieron, acariciando todos los puntos de placer en la vagina de la pelirrosa, que estaba teniendo orgasmo tras orgasmo.

Los ojos de Afrodita se desviaron de su lugar, y su lengua salió de su boca cuando su mente llegó a otro lugar, perdida en el placer que sentía.

Naruto gruñó cuando sintió ese familiar cosquilleo en sus testículos, y se enterró profundamente dentro de Afrodita, y acabó directamente dentro del útero de Afrodita, que chilló y balbuceó incoherencias mientras llegaba a un orgasmo aún más fuerte.

El semen rebalsó del interior de Afrodita y salió alrededor del pene de Naruto, que dio unas cortas embestidas dentro del útero de Afrodita, liberando los últimos chorros de semen dentro.

Afrodita jadeó pesadamente, con las mejillas sonrojadas, los ojos brillando en corazones rosados, y la lengua fuera de su boca.

"N-Naru~…"

El rubio gruñó y la levantó. Cruzó sus brazos detrás de las rodillas de Afrodita, y rodeó sus dedos en la nuca de la Diosa.

La pelirrosa apenas notó que Naruto la tenía en una posición de full Nelson, y volvió a gemir.

"¡Joder~! ¡Oh~ Oh~! ¡Ah~! ¡M-mi v-va-Hmmpf~!"

Afrodita rodeó como pudo los brazos con la nuca de Naruto y lo besó profundamente. Las lenguas de ambos no tardaron en salir de sus bocas, mezclándose como si estuviesen en medio de un baile lujurioso y a la vez amoroso.

Naruto no dejó de mover sus caderas, entrando y saliendo del coño de Afrodita con la potencia de un misil. Las venas en sus brazos se marcaron cuando tomó entre los dedos de una mano un poco del cabello de Afrodita y la tiró hacía atrás, con la fuerza suficiente para que no duela, como ya conocía.

La Diosa gimió de placer, disfrutando de ese tirón de cabello.

"¿A quién le pertenece esta vagina apretada, húmeda y deseosa de sexo?"

"¡A ti! ¡Solo a ti!"

El rubio volvió a tirar un poco más, acercando su rostro al de Afrodita, viéndola fijamente a los ojos. La diosa lo miró como pudo, pero era clara la devoción y el amor en sus ojos.

"¿A quién? No te he oído".

Afrodita gimió cuando sintió una leve disminución en la velocidad de las embestidas.

"¡A ti! ¡Mi coñito es solo para ti! Todo, todo mi cuerpo es tuyo~ ¡Kyaa~!"

Afrodita chilló con fuerza cuando otro fuerte orgasmo la golpeó al sentir la punta de la polla de Naruto chocar la cima de su útero.

"Eso quería oír. Ahora voy a follarte el culo".

"¡Sii~!"

…….

Dos días después.

Naruto sacudió con la yema de sus dedos su cabello mojado por el baño que se dio, tras dos días ocupado con la Diosa del Amor.

Aunque muchos podrían decir que solo perdía el tiempo hundido en su lujuria, no era así.

Afrodita era Diosa del Amor, el Deseo y la Lujuria, y el tenía como dominio el Sexo en general, sin importar si era hombre con hombre, mujer con mujer, o mujer y hombre.

Una de las formas de fortalecerse que el enseñó a los Espartanos era el sexo. Ejercicio cardiovascular y que trabaja muchos músculos a la vez, y en su caso, ejercía su dominio.

Además, tanto Afrodita como él se hacían más y más poderosos mientras más sexo tuvieran entre ambos. Los dos se amaban, cada uno a su manera, se deseaban y gozaban de igual forma.

"Padre".

Naruto miró a Hebe y Albedo, que entraron a su templo de repente, luciendo preocupada en caso de Hebe y sería en el caso de Albedo.

Con una mirada, Naruto le dio el pase para que hablen, aunque en verdad esperaba hablen sin permiso.

"El tío Hades tuvo dos hijos con Alecto, pero… Hay un problema".

"¿Qué pasó?"

Albedo formó una proyección, y le mostró a Naruto una imagen de la bebé de Hades y Alecto, que tenía cabello rojo y ojos ámbar.

Tenía manchas rojas creciendo poco a poco en la piel, como si se estuviese pudriendo.

"No sabemos si es su dominio o que, pero necesitamos tu ayuda".

Naruto asintió y se teletransportó directamente donde sentía a Hades, con Hebe y Albedo haciendo lo mismo.

…….

Palacio de Hades.

El Dios del Inframundo miró con preocupación a su hija llorar de dolor. La putrefacción que consumía a su hija no era una maldición que el conozca, y no podía revertirla. Era como si su hija hubiese nacido con ella.

Alecto estaba amamantando a su otro hijo, que era rubio con un color de ojos igualmente ámbar.

En un estallido corto y dorado apareció Naruto, que no tenía nada en el torso, pero si un pantalón más formal y zapatos.

"Hermano".

Naruto se acercó a su sobrina, viendo la mancha rojiza extenderse por su piel lenta y peligrosamente. Era exactamente como vio, como si se estuviese por pudrir.

"¿Crees que esto sea una maldición de verdad?"

Naruto sacó el Amuleto de Uróboros, ignorando totalmente que Alecto se tensó por un mal recuerdo de ese amuleto.

Un brillo verdoso rodeó a la bebé, y la putrefacción pareció retroceder cuando Naruto alteró el estado de la misma, dándole más vida.

"Sella su poder de momento".

"Yo me encargo".

Hades agradeció cuando Hécate se teletransportó, estando junto a Albedo y Hebe.

Naruto mantuvo el estado de la putrefacción bajo, y Hécate tocó la frente de la niña con su dedo. Una corta llama brilló, y tras un segundo, selló el poder de la bebé.

Naruto dejó de usar el poder del amuleto y miró a la bebé con curiosidad. La putrefacción dejó de salir, y la bebé dejo de llorar, y ahora lo veía con los ojos llorosos mientras estiraba sus manitas.

El rubio la alzó cuidadosamente, viendo a la misma con una pequeña sonrisa.

Hades se acercó junto a Alecto, viendo que el estado de la pequeña se detuvo.

"Gracias hermano. Te debo mi vida una vez más".

"Lo mismo digo, L-Lord Naruto".

Albedo se burló de la expresión casi retorcida de su tía cuando llamó a su padre Lord. Hécate miró atentamente a Naruto y la niña, que ahora jugaba apretando los cachetes de Naruto.

"No esh necesario que me digash Lord si ya somosh familia".

La bebé estiró de las mejillas de Naruto con una sonrisa divertida, más al oír la voz de Naruto sonar rara.

Hades se rió del acto de su hija… Otra vez.

Sus hijas siempre habían querido a Naruto, en especial porque era el más querido por Hades, y Naruto muchas veces iba a hablar de ciertos temas con su hermano.

Naruto le dio a la bebé a Hades, que aunque hizo un puchero, aceptó volver a los brazos de su padre.

"¿Cómo se llaman ella y el otro niño?"

El niño lo miró a el con curiosidad, y estiró sus manitas de igual forma.

Naruto suspiró, viendo a Alecto estirar al niño para dárselo. Lo alzó, viéndolo otra vez jugar con sus mejillas y su cabello, como si fuese divertido.

Hades acarició la mejilla de su hija con su dedo, viéndola cerrar poco a poco los ojos.

"Malenia y Miquella".

Los ojos ámbar de Miquella vieron fijamente los ojos azules de su tío, que lo miró con una ceja alzada.

"Da".

El dedo de Miquella apretó la mejilla de Naruto.

……….

Buenas.

Probablemente piensen que estoy estirando mucho todo, que debería empezar todo lo relacionado a Izanami, pero…

¿Qué sentido tiene hacer todo a las apuradas?

Estoy haciendo capítulos cortos para hacer una Historia más larga, y a la vez disfrutable, tanto para ustedes como para mí.

En Luz de Lujuria me pasó que, por apresurado, hice un final de temporada horrible a mi gusto.

Si me tienen paciencia, voy a hacer lo mejor que puedo.