Nota: El español no es mi lengua materna, por lo que puede haber algunos errores gramaticales. Intenté hacerlo lo mejor posible utilizando un traductor en línea. Si encuentras algún error o algo que no tiene sentido, envíame un mensaje en twitter /sorato_fan.

.

Día 6 - Pathway: Breaking Away
Jou decide dar un giro a su vida cuando se da cuenta de que está siendo precisamente un buen padre para Shuichi.

.

El pequeño Shuichi entró en la cocina muy contento con su compañero Pukamon a su lado.

–Buenos días, papá.

–Buenos días, hijo. – Respondió Jou sin apartar la vista del periódico que leía mientras bebía su café negro de cada día.

–¿Podemos ir hoy a jugar al parque?

–Lo siento, Shuichi. Tengo que trabajar.

–Ah. – El chico no se molestó en ocultar su decepción y suspiró profundamente, pero Jou estaba tan concentrado en su lectura que ni siquiera se dio cuenta.

–Tu madre no trabaja hoy, quizá pueda ir contigo. O quizá pueda llamar al tío Taichi y pedirle que te lleve con él y Takato.

–No, está bien. – Contestó con tristeza y empezó a dirigirse a su habitación. – Vamos, Pukamon."

–Shuichi, ¿estás bien? – Pukamon voló junto a su cabeza. – ¿Te sientes molesto por lo que acaba de pasar?

–No. – Sacudió la cabeza, pero sabía que no podía mentirle a su compañero. – Papá no tiene tiempo libre. Trabaja mucho.

–No estés triste por esto. Seguro que pronto encontrará tiempo para ti.

–No se preocupa por mí.

–No digas eso. Tu padre te quiere.

–Ojalá no tuviera que trabajar tanto.

Gomamon escuchó toda la conversación desde el pasillo y miró a Jou, que seguía desayunando. Iba a tener una seria charla con su compañero.


–¿Jou?

–¿Qué pasa, Gomamon? – Preguntó Jou sin apartar la vista de la calle.

–¿No crees que últimamente no estás pasando tiempo con tu hijo?

–¿De qué estás hablando? – Frenó de golpe y miró a su compañero. – Paso tiempo con él. Es sólo que tengo una agenda muy apretada y no es frecuente que pueda hacerlo. Es lo que significa…

–…ser médico. – Dijo Gomamon un poco molesto. – Lo sé. Lo dices bastante. La cuestión es que Shuichi te echa de menos y cree que no te gusta.

–¿Qué? ¿Te lo ha dicho él?

–No, le he oído hablar antes con Pukamon.

–Sabe que tengo una agenda apretada.

–Lo entiendo, pero es tu hijo, Jou. Es sólo un niño. Simplemente no quiero que hagas algo de lo que puedas arrepentirte en el futuro. No recuperarás este tiempo. Sé que tu trabajo es muy importante para ti, pero ¿y Shuichi?

–Él es igual de importante para mí.

–Entonces, ¿no crees que ya es hora de que empieces a demostrárselo? Está creciendo muy deprisa y no me gustaría que no disfrutaras de estos años mientras puedas.

–Intento proporcionarle una vida buena y cómoda, Gomamon.

–Ya lo sé, pero ¿y si le muestras afecto? Seguro que es lo único que necesita.

–No estoy seguro de lo que esperas que haga. ¿Reducir algunas de mis horas de trabajo?

–Esa sería una solución, pero hay más que eso. Podrías llevarlo al parque mañana. Seguro que lo disfrutará, sólo quiero pasar tiempo con su padre.

–Necesito comprobar mi… – Miró a Gomamon, que le lanzó una mirada de muerte. – Está bien, está bien. Lo llevaré al parque.

–Bien.

.

Habían pasado unos días y Jou estaba en su dormitorio cuando entró Himawari y lo vio con la ropa que suele llevar para ir a trabajar.

–¿Qué haces?

–Me estoy preparando para trabajar. – Él la miró y dijo como si fuera lo más obvio del mundo. – ¿No tenías turno hoy también?

–Sí, pero he conseguido cambiarlo.

–¿Por qué? ¿Vas a alguna parte?

–¿En serio no lo recuerdas? – Su tono era molesto y se sentó en la cama.

–Estoy preguntando, así que no lo recuerdo.

–Claro que no lo recuerdas. – Le espetó ante su grosería. – Nunca recuerdas nada que gire en torno a tu hijo.

–Espera un momento, ¿qué significa eso? – Jou se volvió hacia su mujer, esperando a que dijera algo.

Himawari respiró hondo. Lo último que quería era tener una discusión con él el día en que Shuichi está intentando entrar en el equipo de fútbol del colegio. – Shuichi tiene la prueba de fútbol hoy.

–Espera, ¿no es el 10 de abril?

–Es hoy.

–¿Lo es? – Se frotó las manos en la cara. – Pensé que era el próximo viernes. Perdí completamente la noción del tiempo.

–Todavía tenemos unos minutos si te das prisa.

–No podré ir, Himawari.

–¿Qué? ¿Por qué no?

–No puedo dejar el trabajo en tan poco tiempo. No podré encontrar a alguien que pueda cubrirme. Lo siento.

–Pero es nuestro hijo. Seguro que lo entenderán.

–Lo sé. Pero no puedo tomarme un día libre así. Sobrecargaría a todo el personal de guardia hoy.

–Muy bien. – Himawari se mordió el labio inferior y se levantó.

–Lo siento. Prometo compensarle.

–Realmente no lo entiendes, ¿verdad? – Se dio la vuelta y le miró directamente a los ojos. – Sentirlo y compensarlo después no cambiará el hecho de que no estuviste allí para verlo.

–¡Ya he dicho que lo siento! No sé qué más puedo hacer.

–No tienes que hacer nada. – Se dio la vuelta y empezó a salir del dormitorio. – Simplemente no te arrepientas cuando sea demasiado tarde.

Jou bajó la cabeza, frustrado. Mentalmente se culpaba por haber estropeado las fechas y tener que perderse el examen de fútbol de su hijo, pero no había nada que pudiera hacer en ese momento para cambiar aquello.

–Vamos, Gomamon.

–Jou. – El Digimon no sabía qué decir o hacer en esa situación.

–Vamos a llegar tarde al trabajo.

–¿De verdad no puedes conseguir a alguien que cubra tu turno?

–Supongo que podría, pero es mi responsabilidad.

–¿Entonces vas a decepcionar así a tu hijo?

–Él lo entenderá. Hablaré con él más tarde y le explicaré mis razones.

–Yo…

–Sé que estás de acuerdo con Himawari y realmente no quiero hablar de ello. Así que, ¿podemos irnos?

–Claro. – Dijo Gomamon simplemente, derrotado.

.

Jou se sentía realmente mareado después de hablar con Takeru por teléfono. Realmente no se había dado cuenta de lo mucho que su ausencia había afectado a Shuichi, a pesar de que tanto Gomamon como Himawari se lo advirtieron. Tenía la cara escondida entre las manos cuando entró su compañero.

–Jou, ¿qué pasa?

–Tenías razón desde el principio.

–¿Qué? – Gomamon parpadeó sorprendido.

–Takeru acabe de llamarme diciendo que algunos alumnos se han burlado hoy de Shuichi en el colegio porque no se le da bien jugar al fútbol.

–Eso es terrible. ¿Qué vas a hacer?

–Voy a hablar con él y disculparme por no haber sido un buen padre para él.

–Eres un buen padre para él, Jou. – Gomamon le consoló. – Es que no te has dado cuenta de que Shuichi no necesita tu dinero. Necesitas que estés ahí.

–Si no fuera tan terco y os hiciera caso a ti y a Himawari, esto no habría pasado.

–Oye, no quiero que te culpes por esto, ¿vale? – Dijo con firmeza y Jou no pudo evitar mirarle, sorprendido. – Ahora tienes la oportunidad de intentar mejorar las cosas. Estoy seguro de que tu hijo te perdonará.

–Yo también lo espero. – Se levantó.

–¿Adónde vas?

–Voy a encontrarme con Takeru cerca. Me va a contar más sobre lo que pasó y luego me disculparé con mi hijo.

–Muy bien.


Jou estaba sentado en un columpio con la cara enterrada entre las manos. No creía que hubiera habido un momento en que se sintiera tan impotente y inútil desde que tenía un hijo. No sabía cómo ayudarle.

–Me siento mal por decírtelo de la forma en que lo hice. – Takeru se disculpó. – Debería haber sido más comprensivo.

–Oh, no, no te sientas mal. – Dijo Jou rápidamente, intercambiando miradas con el miembro más joven de los Niños Elegidos. – En realidad, tengo que agradecerte que me hayas hecho darme cuenta de que no estaba siendo el padre ideal para mi hijo. El padre que yo quería ser.

–Jou.

–¿Qué vas a hacer ahora?

–Hablaré con él y espero que pueda perdonarme.

– Puedo hablar con Hikari y ver si puede hacer algo al respecto. Es más fácil para ella vigilarlo, ya que trabaja allí. – Sora se ofreció.

– Ya está bastante ocupada con su clase. No puedo pedirle que haga eso.

– Kenichi estaría más que dispuesto a hacerlo. Se culpa por no haber hecho nada la primera vez.

– Aiko también está preocupada. Ella dijo que él declinó cuando le ofreció algo de la comida que yo había hecho para ella y él nunca hace eso. También quiere hacer algo para animarle.

– ¿Por qué no le enseñas a jugar al fútbol?

– Mi horario de trabajo es un desastre. Siempre que no estoy trabajando, sólo quiero descansar un poco o estudiar, para ponerme al día sobre nuevas técnicas y procedimientos. Y ahora me arrepiento porque me he dado cuenta de que no tengo tiempo para estar con mi hijo.

– La rutina médica es dura. Seguro que él lo sabe. – Le aseguró Sora.

– Eso no cambia el hecho de que no estoy siendo un buen padre para Shuichi.

– ¿Puedes terminar con eso? No eres un mal padre para él en absoluto. Eres uno increíble.

– Sora tiene razón. Todos hemos visto cuánto le quieres y cuidas desde que nació. Nunca creas lo contrario.

– Gracias por intentar animarme, pero no he conseguido que mi propio hijo se abra a mí.

– Es un chico tímido, así que no sería una tarea tan fácil. Yamato y yo pasamos por lo mismo con Kouji, así que sé cómo es.

–Es cierto, puedo confirmarlo.

–Gracias por intentar animarme, pero tengo que hacerlo solo.

–Muy bien. – Dijo Sora. – Estaremos aquí si necesitas algo.

–Gracias. Significa mucho para mí.

.

–Papá, ¿no ibas a trabajar hoy? – Preguntó Shuichi después de terminar su helado.

–Iba, pero me he tomado el día libre. – Respondió Jou con una gran sonrisa.

–¿Qué? Pero perderás tu trabajo.

–No te preocupes por eso. Tengo horas de banco para usar. Ahora, ¿quién quiere más helado?

Todos los niños empezaron a hablar al mismo tiempo y Jou pensó que se estaba volviendo loco con tanto ruido.

–Tío Jou. – Dijo Aiko mientras comía su helado de arándanos. – ¿Sabías lo que ha pasado hoy?

–No, ¿qué es?

–Shuichi fue muy bueno en el fútbol hoy.

–Oh, le oí contárselo a Kenichi a la salida del colegio hoy mismo. – Se volvió hacia su hijo. – ¿Es verdad?

–S-Sí. – El chico se sonrojó un poco y se arregló las gafas.

–¡Es maravilloso, hijo! Ahora volverás a intentarlo y esta vez lo vas a conseguir.

–Gracias, papá. – Shuichi se sonrojó más.

Jou alborotó el pelo azul de su hijo y luego miró a su alrededor. – ¿Ha terminado todo el mundo aquí? ¿Podemos irnos ya?

–Claro. – Algunos de los chicos dijeron juntos y todos empezaron a dirigirse a la salida.


Jou miró por el retrovisor del coche y vio que todos los niños dormían en los asientos traseros.

–Han tenido un día bastante largo. – Dijo Gomamon después de notar que su compañero los revisaba como podía.

–Realmente lo hicieron.

–Creo que hoy has hecho algo increíble. Estoy orgulloso de ti.

–Gracias, Gomamon. – No pudo evitar sonreír. – Y no me refiero sólo por esto. Nunca te agradecí de verdad que intentaras abrirme los ojos, aunque seguí siendo testarudo.

–Jou.

–Lo digo en serio. Por eso tomé una decisión.

–¿Qué decisión? ¿Tiene que ver con el hecho de que hoy te hayas faltado al trabajo?

–No sé de qué me estás hablando. Hoy no he faltado al trabajo.

–Por favor, ayer tuviste el día libre. Hoy tenías turno.

–Me has pillado. – Jou respiró hondo.

–Entonces, ¿qué has decidido?

–Voy a dejar mi trabajo.

–¡¿Qué?! – Dijo Gomamon alarmado. – Pero Jou… ¿cómo se supone que vas a ayudar a Himawari con el dinero?

–Lo tengo todo pensado, no te preocupes. – El hombre le miró cuando se detuvieron en el semáforo en rojo. – Ya tengo otro trabajo.

–¿Lo tienes? – El Digimon alzó las cejas. – ¿Cuál?

–Lo descubrirás muy pronto. – Jou se limitó a guiñarle un ojo y volvió a centrarse en el tráfico que tenía delante.

.

–Jou, ¿qué hacemos aquí? – Gomamon miró alrededor del lugar que conoce bastante bien. Siempre tenías ganas de ir al Digimundo.

–Pensé que podríamos pasar algún tiempo aquí hoy. ¿No echas de menos este lugar?

–Lo echo. Lo echo mucho de menos. Pero sigo sin entender por qué hemos venido aquí solos. Normalmente sólo venimos a celebrar algo con los demás.

–Es cierto, pero quería echar un vistazo a mi nuevo lugar de trabajo.

–¿Eh? ¿De qué estás hablando, Jou?

–Ahora voy a trabajar en el Digimundo. Voy a ser médico de Digimon.

–¡¿Qué?! – Preguntó Gomamon sorprendido. – ¿Cuándo ha ocurrido eso?

–¿Recuerdas que hace unos días te dije que había dejado mi trabajo y tenía otro? Es este.

–Pero vas a seguir trabajando en el hospital.

–Llegué a un acuerdo con la administración para trabajar hasta finales de este mes.

–Vaya… definitivamente no me esperaba esto.

–Tenía que hacer lo necesario para pasar más tiempo con Shuichi y no perderme otros momentos importantes de su vida.

–Me parece estupendo, Jou. Me alegro mucho por ti. ¿Cómo conseguiste este trabajo?

–Estaba hablando con Taichi sobre el Digimundo y surgió esto. Inmediatamente pensé que era perfecto y pensé "¿por qué no?"

–Va a ser un nuevo comienzo para ti. ¿Cómo te sientes al respecto?

–Sinceramente, me siento increíble. Me siento aliviada porque voy a tener un horario más flexible y podré hacer otras cosas y pasar más tiempo con mi familia y mis amigos. Además, podré trabajar con Taichi y Koushiro de vez en cuando.

–Parece que ya te has decidido.

–Así es. – Jou sonrió. – Sólo quería decirte esto.

–Estoy muy orgulloso de ti, Jou. Sabía que al final harías lo correcto.

–Gracias, Gomamon. Esperaba poder contar contigo en este nuevo comienzo.

–¡Claro que puedes! Ni siquiera necesitas pedírmelo, sabes que siempre estaré aquí para ti.

–Sí, lo sé. Y yo digo lo mismo de ti. – Estiró la mano hacia su compañero y se estrecharon.

–¿Saben ya Himawari y Shuichi de esta decisión?

–No, quería esperar a que todo estuviera resuelto antes. Pero se lo diré esta noche.

–Bueno, entonces deberíamos ponernos en marcha. Pronto se pondrá el sol y no querrás llegar tarde a cenar.

–Tienes razón. – Jou se levantó. – Vámonos.

–Espera un momento.

–¿Qué pasa?

–Estoy escuchando algo. – Gomamon comenzó a alejarse.

–¿Oyes qué?

–No estoy seguro. Todo lo que sé es que viene de esta dirección.

–¡Gomamon, espera! – Jou siguió a su compañero hasta que se detuvo cerca de unos arbustos que se habían caído. – Esta bolsa es pesada.

–Tal y como pensaba. Es un Digimon.

–¿Qué? – Se agachó y empezó a apartar los arbustos para poder ver mejor al Digimon herido.

–Parece que tu nuevo trabajo va a empezar hoy. – Afirmó el Digimon y ayudó a su compañero como pudo.