Los personajes de Inuyasha pertenecen a la gran Rumiko, yo solo los tomó prestados para poder dar forma a la trama la cual si me pertenece. Todo sin lucro y solo con el afán de entretener. Cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia o referencia.
34. Loser of the Year.
Gracias a una llamada falsa de Sesshoumaru hecha por su mejor amigo, Inuyasha tuvo la excusa perfecta para dejar la cena, nadie se iba a oponer a que no atendiera a su hermano.
Apenas entrar a la habitación de su hotel le llamó a su novia, a esa hora ya debía estar despierta. Llamó varias veces sin éxito, aquello le ponía cada vez más ansioso, cada vez que sus llamadas iban directo al buzón no podía evitar pensar que Kagome ya no le contestaría jamás. Finalmente desistió de las llamadas y le mandó un mensaje.
"Kag, tenemos que hablar, por favor contesta".
"Me alisto para irme, deja de molestar"— recibir ese mensaje fue como una puñalada directo al corazón.
"Te lo suplico, por favor contéstame, lo lamento mucho"— al ver que el mensaje fue leído por ella, le marcó, esta vez si le contestó.
—¿Qué es lo que lamentas?
—Que he sido un idiota y te lastimé.
—Creí confiabas en mí, creíste lo que ponen de mí y Kouga, puedo ignorar el hecho que creen notas falsas sobre mi— aún sin haber hablado de ella directamente, al parecer todavía no tenían un nombre, algo que le sorprendía ya que hubo muchas personas que los vieron juntos—. Ellos no me conocen, pero que tú lo creas, les creíste más a ellos que a mí y luego te vas a pasear con Kikyou tomados de la mano, usaron la misma sombrilla.
—Kag, no llores, no la tomé de la mano, parece que sí, pero…
—Se fueron a pasear, sabes el significado de usar la misma sombrilla y aun así tú… — su voz se quebró, compartir un paraguas era una señal de que dos personas demostraran que se amaban y se procuraban mutuamente, al menos en Japón.
—No lo pensé en ese momento.
—El día que me quedé con Kouga llovió por más de tres horas seguidas, me enteré más tarde de que hubo un accidente, uno de los autobuses que tomo chocó, los pasajeros se lastimaron, una joven murió, al ver la noticia agradecí el quedarme, pude haber sido yo y ya jamás te hubiese visto, pero luego no me dejaste explicarte y pensé en que hubieses preferido que yo…
—No te atrevas a decirlo— imploró.
—¿No quieres que diga que me preferías muerta antes de haberme quedado segura en casa de Kouga?
Inuyasha quería responder, decirle que estaba equivocada, pero la idea de que ella perdiera la vida lo ponía mal, le daba pánico el pensar que jamás la volvería a ver.
—El día de la cena, fui tan estúpida, a causa de los nervios bebí de más, creí solo habían sido un par de copas, pero de pronto todo me comenzó a dar vueltas, no recuerdo mucho. Lo que si recuerdo es que quería llamarte para que fueses por mí, no recordaba que no estabas, pero no podía enfocar la pantalla de mi celular, después de eso ya estaba en el coche de Kouga, me llevó a casa y al otro día no soportaba el dolor de cabeza.
"ese tipo Hitomi se la quería llevar, era él o yo".
—Lo siento— él debió haber estado para ella.
—En verdad me debo alistar o se me hará tarde.
—Kag, por favor perdóname.
—Lo olvidaba, compré algo con tu tarjeta, en cuanto pueda te voy a reponer el dinero, adiós.
Cuando la llamada terminó, Inuyasha se dejó caer al piso, él no solía llorar, pero esta vez no se contuvo, ¿Cómo fue que se comportó como un imbécil?, debió dejar que Kagome le explicara, deseaba poder retroceder a ese momento para no cagarla.
—¿Cómo lo soluciono?— observó a Yoko que estaba bajo la lámpara de noche—. En este momento no sé si terminamos o qué— tenía que calmarse y pensar en una manera de solucionar todo—. ¿Y si regreso?, podría mandar todo esto a la mierda y volver a Japón— vio a Yoko cómo esperando su aprobación—. No te me quedes viendo así, ayúdame a pensar en algo.
. . . . . .
Con ayuda de Rin, Miroku había conseguido que la recepción del hotel le diese un duplicado de la tarjeta de acceso de la habitación de Inuyasha. Había tenido que hacer eso, ya que su amigo no atendía a la puerta, no contestaba las llamadas y ya era hora de bajar a desayunar. Al entrar a la habitación se percató que las cortinas estaban cerradas e Inuyasha seguía dormido en el suelo junto al sillón, de acercó y aunque olía un poco a alcohol no parecía algo grave, solo veía una botella de champaña vacía.
—¡Hey!, despierta— le movió—. Levántate, debes bajar a desayunar, es el colmo contigo— tomo un vaso de agua y se la hecho en la cara a Inuyasha.
—¡Que carajos!… Miroku— volvió a cerrar sus ojos, le molestaba la luz.
—¿Todo bien?, te esperan para desayunar.
—Diles que me siento mal.
—No creó sea buena idea, te vendrán a buscar y no te dejarán solo, puede que hasta hagan venir a un médico y no creo que quieras a toda esa gente aquí. Venga, debes comer antes de irte a la entrevista.
—No creo poder hacerlo, no dormí y no me siento con energía— lo que quería hacer era dormir.
—¿Pudieron hablar?
—Sí, pero no me perdonó, y no la culpo, yo lo jodí todo— tomó su celular esperando tener algún mensaje de Kagome, pero solo estaban las llamadas perdidas de Miroku.
—Entiendo, por eso te pusiste a beber.
—No podía dormir y me tome la botella que dejaron de cortesía.
—Aun así, debes cumplir con tus responsabilidades por muy difícil que sea. Levántate, Sango te está apartando un lugar, pero antes de bajar, date un baño mientras te preparo un café bien cargado, porque en verdad te caes de muerto.
Con toda la fuerza de voluntad que le quedaba, Inuyasha se puso de pie, pero se tropezó con la mesa y fue que vio la bolsa que le dio Kouga, aquella que Kagome le mandó. Al abrirla vio que eran Kompeitou, Hi-Chews y Gummies, sus dulces favoritos. Definitivamente tenía que arreglar las cosas con su novia, no la iba a perder, tomó su celular y le envió un mensaje.
"Kag, buenos días o tardes, no sé bien, sabes lo malo que soy con los cambios de horario. Muchas gracias por los dulces. En verdad lamento como me he comportado, prometo que será la última vez que dude de ti, es solo que, sentí celos de Kouga, quisiera poder acompañarte en público. Sé que no necesitas mi permiso para ser amiga de Kouga y voy a estar bien con eso. Te extraño y te amo".
Al entrar a su casa, Kagome se sentó en el suelo para quitarse sus zapatos, ese día en particular había sido agotador, sentía que estaba llegando a su límite, solo quería subir a su dormitorio y tumbarse en su cama a dormir todo el fin de semana. Vio a su madre en la sala viendo televisión y la saludó.
—Hija, ¿todo bien?— preguntó preocupada, ella lucia claramente agotada.
—Sí, fue una semana larga.
—¿Quieres comer algo?
—No, voy a ir a dormir.
—Descansa, si necesitas algo, llámame.
La chica subió a su dormitorio, se dejó caer en su cama, no sabía por cuanto tiempo iba a poder seguir fingiendo que todo iba bien, su familia no era ingenua, claro que ya sospechaban que algo iba mal. La pantalla de su teléfono se encendió, era una notificación, su cuenta había sido etiquetada en una nueva publicación. No quería abrirla, aún no quería saber nada de Inuyasha, seguía enojada y dolida, ni siquiera había abierto sus mensajes desde el día anterior. Se acomodó para dormir y se frustró al no poder conciliar el sueño. Molesta consigo misma abrió la aplicación, la primera publicación eran de los dulces que ella le mandó.
"Aunque hacer esta gira me permite conocer nueva gente muy linda, no puedo evitar extrañar Japón y más a cierta personita muy especial, YokoStar 3. Hablando de ella, me ha mandado mis dulces favoritos".
La segunda publicación eran tres fotos, la primera era la vista general de una tienda departamental, la segunda foto era de un paraguas transparente con un borde rojo y mariposas, la tercera era de un paraguas negro.
"El transparente es perfecto para YokoStar, pero con el negro podemos cubrirnos los dos."
Soltó un par de lágrimas, no tenía que caer tan fácil en eso, él había desconfiado de ella. Se giró en la cama y vio algunos videos, luego de varios sobre comida y mascotas, comenzaron a aparecer fragmentos de una entrevista que le hicieron a Inuyasha el día anterior. Le preguntaban directamente sobre las fotos y él se mostraba incómodo "si, desayunamos juntos, así nos hicieron las reservaciones, pero me parece de mal gusto que solo por querer vender, editen y distorsionen la realidad", en el siguiente le preguntaban por su publicación de los dulces y la conversación se desviaba a los postres, le preguntaban si tenía uno en especial, a lo que él chico había respondido "Cualquier postre que haga mi novia, ella tiene un toque dulce y especial para eso, ¡ah! Tiene un postre para cada ocasión y estado de ánimo que tenga". Kagome soltó un sollozo, cuando él estaba enojado hacía tiramisù, si recibía una buena noticia cocinaba algún pay, para subirle el ánimo le preparaba trufas de chocolate o si simplemente lo quería mimar, hacía macarrones.
Sin darse cuenta fue directo al chat de Inuyasha, leyó el mensaje que le envió ese día y cuando se percató le estaba llamando.
¿Qué hacía llamándole?
—¡Kag!— solo fueron necesarios dos tonos para que Inuyasha contestara.
—Lo siento, marqué por error.
—No cuelgues— se apresuró a decir—. Por favor— suplicó.
—No sé porque te marqué.
—No cuelgues— imploró—. Debo decirte algo, lo he estado pensando y volveré a Tokio, quiero arreglar las cosas.
—Tu contrato.
—A la mierda eso, pagaré lo que tenga que pagar, aún si me quedo sin un yen, trabajaré con mi padre, pero te tendré a mi lado— esos días habían sido los más largos de toda su vida, sentía que estaba en modo automático, entraba seguido a ver si Kagome había visto sus mensajes o hubiese reaccionado a sus publicaciones, pero nada, así que cuando ella le llamó, contestó enseguida.
—No tienes que hacer eso— murmuró.
—Lo haré, tú eres más importante, solo tú haces que quiera pararlo todo, no me importa perderlo, ¿Cuál es el punto de estar en la sima si no te tengo?, ¿De qué me sirve todo este dinero si no puedo disfrutarlo contigo?
—Eres un gran tonto.
—Lo sé, jamás volveré a hacer algo así, lo juro— había tenido que aprender a la mala y se había jurado que sí Kagome lo perdonaba, se dedicaría a compensarla por siempre—. En estos días por más que intenté pretender que todos estos sueños tienen algún sentido sin ti, no pude, solo me engañaba.
—Yo… no sé porque te sigo queriendo, no debería perdonarte.
—No tienes que hacerlo, solo quiero que sepas que te amo y no soy nada si no te tengo.
—Si vuelves a hacer algo así, si vuelves a desconfiar de mí, te juro que en cuanto te vea te castraré.
—No voy a resistirme, yo mismo te daré el cuchillo, el más filoso que tengamos.
—¿Quién dijo que sería con algo filoso?— Inuyasha soltó una carcajada—. No te rías, no estoy bromeando.
—Bien, te daré un cuchillo para mantequilla.
—No tienes que volver, termina tu gira.
—En verdad ya compré el boleto, es para mañana.
—Hagamos las cosas bien, no dejemos que se queden con lo que te costó tanto ganar ¿sí? Si en cinco meses decides dejar todo, yo te apoyaré.
—De acuerdo— terminó por aceptar, solo porque ella se lo pidió, él en verdad ya estaba listo para abandonar todo—. Kag, sigues siendo mi novia ¿verdad?
—Eres un bobo, si lo sigo siendo.
—Me alegro tanto— estaba aliviado.
—Y, ¿qué hacías?
—Llegaba recorrer la ciudad— cuando recibió la llamada de Kagome estaba por darse una ducha rápida para intentar dormir un poco.
—¿Volverás a ir a otro lado?
—Hoy no, pero mañana iremos a firmar algunos autógrafos en una tienda y volamos a Ontario pasado mañana. Hablando de tienda, ¿me dirás que compraste?
—Unos zapatos y una pulsera— bostezó.
—¿Qué hora es allá?, te escuchas cansada.
—No lo sé, pero escucho a mamá y papá hablando, no debe ser muy tarde, ¿Sabes? Ryu y Tessa tal vez no se quieran regresar, les gusta estar aquí, diario juegan con Souta.
—Yo también juego con ellos.
—Pero Souta les trae panes.
—Glotones.
—Se parecen al dueño.
—Yo sé cómo hacerlos volver a casa— dijo con un toque de malicia.
—¿En verdad?, ¿cómo?
—Te llevo conmigo, ellos jamás te abandonarían— le eran más fieles a Kagome que a él.
—Eso sería divertido de ver.
—¡Carajo Kag!, Pasa de la media noche— dijo alarmado al ver la aplicación con las horas.
—Estoy bien, quiero seguir escuchándote y mañana no trabajo.
—Pequeña, debes descansar, luego no ponemos de acuerdo para volver a hablar.
—¿Me podrías cantar?, por favor.
—Claro que sí.
. . . . . .
A Makoto y Asako les sorprendió ver la luz del cuarto de Kagome prendida, ellos creyeron que ya estaría dormida. Asako abrió la puerta y vieron a su hija durmiendo profundamente, al acercarse más se percató que ella sostenía su celular con una mano.
—Debió haber estado hablando con Inuyasha— dedujo Asako al ver que aún dormida, su hija tenía una sonrisa—. Seguramente tenían mucho tiempo sin hablar— le quitó el celular y lo puso en su base de carga.
—Por eso anduvo decaída.
—Seguramente— fue por una cobija al armario de Kagome para cubrirla, la noche era fría y era obvio que no despertaría hasta la mañana—. Me alegra que esos chismes de revistas no los separaran.
—¿También lo viste?— él no quiso decir nada para no incomodar.
—Sí, también Izayoi, las dos estábamos preocupadas, la existencia de nuestros nietos corría peligro.
—¿Nietos?
—Cariño, sé que es tu niñita, pero es obvio que un día nos darán nietos, serán tan adorables.
—Vayamos a dormir, ya pasa de la una.
Kouga entró a la habitación donde Sango y Miroku se hospedaban, Miroku le había pedido que fuese ya que Inuyasha quería hablar con él. Al principio no estaba convencido, lo último que quería era que las cosas terminaran mal, pero finalmente Miroku lo convenció. Y allí estaban, los cuarto sentados en la pequeña sala.
—No nos mires así, no les dejaremos solos— dijo Sango a Inuyasha, seguramente le daba pena disculpase frente a ellos.
—¿De qué querías hablar?— preguntó Kouga.
—Perdón por como me comporté, gracias por cuidarla.
—De nada, supongo que este cambio de actitud es porque finalmente se reconciliaron— aunque usó un tono burlón, se alegraba, mayormente se alegraba por su amiga.
—Estoy tan orgulloso de ti— Miroku palmeó la espalda de Inuyasha—. Sango, nuestro muchacho ya maduró.
—¿Quieres parar con eso?— no podía creer que fuese amigo de alguien como Miroku.
—Es solo que en verdad estamos orgullosos de ti— dijo Sango.
—Como sea…— decidió ignorarlos y volvió a ver a Kouga—. ¿Me podrías decir qué pasó en esa cena?
—La acompañé y la llevé a su casa.
—No contigo— roló los ojos, debió ser más específico—. Con ese tipo Hitori.
—Hitomi, no me agradó— dijo serio y algo molesto—. Se nota a leguas que ella le atrae y ni porque supusieron que ella y yo salimos, es un tipo escalofriantemente amable, tiene un asistente que parece sicario. En la cena hizo que ella se sentase junto a él, desde donde me sentaron no podía verlos bien, al terminar la comida se acercaron algunas chicas a pedirme autógrafos y cuando volví a ver a Kagome, ella no lucía bien.
. . . . . .
Kagome había estado platicando con algunas amigas, pero luego de un rato, se sintió mareada, así que salió al pequeño balcón, necesitaba aire fresco, adentro le estaba dando mucho calor. Pero el aire frío no le estaba funcionando, entre más tiempo pasaba se sentía peor, ya no lograba identificar los rostros de las personas, todo se volvía borroso, necesitaba irse de allí, sacó su celular e intentó enfocar los números en la pantalla.
—Señorita Higurashi, ¿se encuentra bien?
—Yo…— vio a aquel hombre, pero no lograba reconocerlo—. Creo que mejor me voy.
—No se ve muy bien— se acercó hasta Kagome y la tomó del brazo—. ¿Le iba a llamar a alguien?
—A mi novio— le desesperaba no poder enfocar la pantalla.
—Está dando algunos autógrafos— señaló a Kouga que estaba rodeado de algunas chicas.
—¿Dónde?— siguió la dirección que le fue indicada, esa silueta no era de Inuyasha—. No, él está de viaje.
—¿De viaje?— no recibió respuesta—. Venga, la acompaño— la fue guiando al estacionamiento, pero a mitad de camino alguien les alcanzó.
—¡Kagome!, ¿qué tienes?— en cuanto la vio, Kouga se apresuró a ir con ella.
—¿Kouga?, Quiero ir con In…
—Claro, ya te llevo a tu casa— debía sacarla de inmediato, en ese estado podía soltar el nombre de Inuyasha, esperaba que no lo hubiese hecho ya.
—Yo puedo hacerlo, usted puede quedarse y convivir con sus fans.
—Yo la llevo— sentenció con firmeza y le arrebató a Kagome.
—No es problema, mi chofer nos llevará, usted también bebió, no debe manejar.
—Solo fueron dos copas, estoy bien— abrazó a su amiga contra su pecho, no iba a dejar que ese hombre se llevara—. Además, Kagome es mi responsabilidad.
—Hitomi— dijo la doctora Tama al acercarse—. Ella es su novia, está bien que vaya con él— ante esas palabras Hitomi dejó de insistir—. Cuídela joven, se la encargo mucho.
—Descuide, muchas gracias por la invitación.
Koga subió a Kagome a su coche y sin perder tiempo se marchó, le preocupaba su amiga, ella no lucía bien, tal vez lo mejor era llevarla al médico, pero descartó esa idea cuando la chica comenzó a murmurar el nombre de Inuyasha.
—Inu, necesito hablarle a Inu.
—Le llamas desde tu casa.
—Por favor Kouga, tenemos que hablarle a Inu, yo… no me siento bien.
—¿Qué sientes?— la vio de reojo y ella tenía la mirada perdida, esa mirada no era de alguien ebrio.
—Necesito hablar con Inuyasha, me regañará por haber bebido mucho— aunque ella no recordaba haber tomado más de tres copas.
—Tranquila, no lo hará.
—Este no es el camino— había logrado identificar la desviación a casa de Inuyasha.
—Te llevo al templo, Inuyasha no está.
En ese momento Kagome se soltó a llorar, volvía a recordar que su novio estaba de viaje, que hace semanas no lo veía, que sí volvía a casa de él, estaría sola.
—Ya quiero verlo, lo extraño.
—Kag, no llores, pronto lo verás de nuevo.
. . . . . .
Miroku y Sango no sabían que decir, los dos voltearon a ver a Inuyasha, era obvio que su amigo intentaba controlar la ira, el enojo y la impotencia que sentía en ese momento.
¿Ese tipo cómo pudo ser tan descarado?, ¿cómo se había atrevido a hacerle algo tan bajo y ruin a Kagome?
—Por más que lo intento, no puedo evitar pensar mal de ese hombre.
—Crees que le puso algo en sus bebidas— dijo Inuyasha, Kouga asintió.
—Me arrepiento de no haberla llevado al hospital, ellos pudieron detectar algo, pero como ya les dije, en el camino no dejaba de nombrarte y luego de un rato, se durmió.
—Dijiste que te era conocido, ¿podemos ver una foto?— pidió Sango.
—Claro, tengo una— luego de encontrarla en su celular, se las mostró.
—No creo haberlo visto antes— dijo Miroku.
—Yo si— dijo Sango, sorprendiéndolos a todos—. Fue en una pasarela de Kagura, pero no recuerdo con quien iba y qué hacía allí.
—Eso ayuda, Inuyasha, le puedes decir a Rin que le pregunte si lo conoce— sugirió Miroku.
—Volviendo es lo primero que haré, pero no puedo estar tranquilo, Kagome tiene que trabajar cerca de él todos los días.
—Yo, me tengo que ir, mi taxi no tarda en llegar— ese día, Kouga debía volver a Tokio.
—Espera— Inuyasha tomó una caja cuidadosamente envuelta y se la entregó—. ¿Podrías llevarle esto?
—Claro, se pondrá muy feliz.
29/09/2024
Hola, muchas gracias por sus mensajes, seguramente quieren que esto avance más rápido, pero siento que si me voy a ello ahora, sería muy apresurado y muchas cosas quedarían en el aire. Aun así, procuraré no desaparecer por tanto tiempo, hacer capítulos más largos o si son cortos actualizar más seguido. Nos seguimos leyendo.
