¡Qué tal, genteeeeeee! ¿Me extrañaron? Porque yo sí extrañé andar por aquí jejeje. Y supongo que adivinarán con qué vengo hoy... ¡así es! ¡El fictober 2024! (suenan aplausos y vítores en el fondo) Gracias, gracias, no se hubieran molestado. El punto es, este año tengo un fictober en el cual los 31 capítulos sí tienen continuidad entre sí (sí, leíste bien, 31 capítulos. Espero cumplirlos :'v) Básicamente, todo gira en torno a lo que ya se estarán imaginando por el título. Así que, sin más preámbulos, espero que lo disfruten, ¡y nos estaremos viendo por aquí el resto del mes!

Consideren que esto es una especie de AU halloweenesco.

Disclaimer: Los personajes no son míos, porque bla bla bla, ya se lo saben. El apellido Alekseev lo he tomado prestado de las historias de Mitsu, una de mis escritoras de Chilumi favoritas. La imagen la he creado con inteligencia artificial, así que de todos modos esa es mía 7u7.


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Capítulo 1: Instinto

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Bajo el cielo encapotado de afuera, la nieve caía lenta pero incesante, cubriendo todo a su paso con un silencioso manto blanco. Dentro, el frío quedaba al margen entre las acogedoras paredes de la casa de Childe; la chimenea chisporroteando entregaba un calor reconfortante mientras proyectaba sombras alargadas en el salón. Lumine había estado en Espina Dragón antes y le había hecho frente al frío de la montaña… pero no había permanecido ahí tanto tiempo como para decir que tenía suficiente práctica para enfrentar el frío de Snezhnaya. Esto era diferente.

Pero el clima no era lo único que no resultó exactamente como esperaba; la familia de Childe había sido otra historia que no pudo predecir. Cuando él, hace 4 años, le había extendido una invitación a su casa para conocer a su familia, pensó que sería una visita casual cuando llegara el momento. Jamás esperó que la jalaran hacia adentro, la abrigaran, la llenaran de comida caliente y conversaciones amables. Ni siquiera tuvo que presentarse, todos en esa casa ya parecían conocerla. Childe, nervioso, había dicho que se debía a lo mucho que Teucer hablaba de ella, simplemente porque le había causado una buena impresión. Sin embargo, más tarde Tonia había soltado que su hermano mayor no dejaba de escribir sobre ella en cada carta que enviaba.

No supo si alegrarse o preocuparse.

Fuera como fuese, no había esperado la cantidad tan intensa de cariño que estaba recibiendo, el que incluso la hacía sentir un poco abrumada. Por eso, ahora que todos en la casa estaban durmiendo, Lumine disfrutaba de ese pequeño y extraño momento de paz y silencio a solas.

Aunque pronto se dio cuenta de que no parecía ser la única despierta esa noche.

Los pasos de Childe sin previo aviso sonaron en la escalera y Lumine se volvió, extrañada. La expresión de sorpresa del pelirrojo no pasó desapercibida ante sus ojos; era casi como un niño atrapado escabulléndose de su cuarto luego de un castigo.

—Pensé que estabas durmiendo —soltó ella con suavidad, a penas elevando la voz lo suficiente para que él escuchara.

Childe sacudió la cabeza, recomponiéndose.

—Lo mismo podría decir, camarada.

La comisura de sus labios se elevó en una sonrisa intentando parecer casual, pero la ligera tensión en sus hombros delataba que había algo más.

Se acercó a ella, como dudando un poco de qué hacer a continuación. Lumine alzó una ceja, inquisitiva.

—¿No puedes dormir?

Aunque la pregunta le pareció un tanto improvisada pudo notar el genuino interés y preocupación en el fondo. Lumine desvió la mirada hacia el fuego de la chimenea, arropándose más dentro de la manta en la que estaba envuelta.

—Solo estaba tomando un respiro. Tu familia es un poco…

—¿Abrumadora a veces? —terminó él en su lugar con una risa baja.

Lumine asintió.

—Sí, a veces pueden ser algo intensos, pero te acostumbrarás.

Ella no estaba muy segura al respecto, pero le restó importancia, su atención girando más hacia la razón que había traído a Childe hasta ahí.

—¿Estabas intentando escapar o algo así?

Soltó como una broma, una pequeña sonrisa divertida en sus labios. Pero cuando no recibió respuesta y el silencio pareció volverse de pronto más pesado, supo que había acertado sin quererlo.

Instantáneamente, levantó la vista a él. Childe no la estaba mirando.

—¿Realmente vas a salir ahora?

La sorpresa se filtró por su voz reemplazando el tono ligero de antes. Sabía que Childe solía salir a veces a escondidas de su familia para realizar alguna misión, o fingía con cualquier excusa para mantener las apariencias. Pero no había esperado verlo escabullirse en medio de la noche con una tormenta como la que había ahora.

—Debo hacerlo. Es una misión importante.

Sus palabras sonaban casi vacías, como si solo se estuviera escudando en sus responsabilidades. Era cierto que no podía dejarlas y mucho menos escoger, él mismo lo había dicho en más de una ocasión antes: solo era un peón más. Pero también había notado su mirada perdida cuando lo mencionaba, como si solo estuviera repitiendo una especie de discurso que ya había aprendido de memoria, casi como si estuviera resignado a un futuro que no había escogido pero que aceptaba.

Sin esperar más intercambio, Childe se alejó sin devolverle la mirada y caminó hasta la puerta, colocándose el abrigo y cambiando sus botas, listo para salir al frío de afuera. Lumine se giró sobre el sofá para mirarlo.

—Volveré antes de que lo notes, descuida —. Agregó, como si de algún modo intentara suavizar el asunto— Pero… —la frase quedó colgada en el aire mientras se colocaba la bufanda.

—Pero quieres que te cubra si tardas más de lo necesario.

Terminó ella por él. Childe le dedicó una sonrisa cómplice.

—Sabía que podía contar contigo, camarada. Muy bien, entonces, te veo por la mañana.

Como si evitara prolongar el intercambio o revelar algo más de la cuenta, finalmente salió de la casa, una brisa fría colándose antes de que cerrara la puerta tras de sí.

Por alguna razón que Lumine no pudo comprender, una creciente ansiedad se instaló en su pecho, mucho más allá de la molestia provocada por el aire frío colándose en su nariz y helándole momentáneamente el aliento. Se sentía más como si, de alguna forma, esa fuera la última vez que vería a Childe…


El alboroto de voces abajo la despertó. Aunque el sueño no le permitió distinguir lo que decían, ciertamente fue consciente de los pequeños pasos corriendo por el pasillo y que se detuvieron frente a la puerta. Tal y como lo pensó, quien estaba afuera no tardó en llamar con rápidos golpecitos.

—¡Hermana mayor! ¡Hermana mayor! ¿Puedo pasar?

Era Teucer con su habitual energía, pero la forma urgente en su voz no sonaba normal.

—Claro, adelante.

Los rastros del sueño se colaron en su voz mucho más de lo que le habría gustado, pero dudaba de que a Teucer le importara. Se enderezó desperezándose y quitando las sábanas a un lado.

La puerta se abrió entonces de golpe y la pequeña figura de Teucer entró a prisa, su expresión formando una mueca que rayaba la desilusión.

—Oh… el hermano mayor no está aquí…

—¿Qué?

La voz del pequeño sonó mucho más desanimada que antes al contestar.

—Pensé que el hermano mayor estaría aquí. No ha bajado al desayuno y tampoco está en su cuarto.

Un escalofrío le recorrió la espalda y el recuerdo de la conversación de la noche anterior volvió de golpe.

Childe no había regresado…

Recuperándose de forma rápida y adquirida tras años de experiencia, intentó tranquilizar a Teucer con una sonrisa, acariciando su cabello de forma calmada.

—Tu-tu hermano me dijo que debía ir a supervisar una entrega de juguetes. Era un cargamento muy importante y tuvo que salir temprano —dijo inventando lo mejor que pudo e intentando que su voz no revelara demasiado.

Los ojos de Teucer parecieron recobrar el brillo mientras se llevaba ambos puños al pecho, aún con un deje de nerviosismo y ansiedad en su vocecita aguda.

—¡¿De verdad?!

Lumine asintió, intentando transmitirle una tranquilidad que ella misma no sentía, pero que pareció ser suficiente para convencerlo.

—¡Entonces le diré a mamá! Si el hermano mayor ha estado trabajando desde temprano, estará hambriento cuando regrese.

Antes de que pudiera decirle algo más o siquiera detenerlo, el pequeño ya se había echado a correr al pasillo y escaleras abajo. Lumine suspiró y no le quedó más remedio que bajar también para cubrir a Childe ante el resto de su familia.

En el marco de la puerta, un pensamiento fugaz cruzó su mente y la hizo detenerse un segundo.

¿Por qué Teucer había pensado que Childe estaría en su cuarto?


—¡Mamá, mamá, mamá! ¡La señorita Lumine dijo que el hermano mayor está trabajando! Fue a recibir juguetes nuevos.

—¿De verdad, tesoro?

—¡Sí!

Había alcanzado a escuchar la conversación antes de entrar al comedor sin poder hacer nada al respecto. Todas las miradas de la familia se volvieron hacia ella, incluida la de Teucer cuando se percató de su llegada. Tanta atención de golpe la puso nerviosa.

—¿No es así, señorita Lumine?

Ella intentó poner su mejor sonrisa ensayada, confirmando lo que el pequeño había dicho. Y aunque todos asintieron aceptando esa versión, sabía por la mirada en los ojos de la madre de Childe que ella no le estaba creyendo, pero por el bien de Teucer no insistiría.

El desayuno le pareció incómodo. Aunque todos intentaban actuar con normalidad y mantener una conversación, podía sentir el cambio en el ambiente; no lucía igual que las otras mañanas que había pasado aquí. Incluso si no decían nada podía ver lo mucho que le incomodaba a la familia de Childe su trabajo como Heraldo. Pero no los culpaba.

Tal vez ambos eran amigos, pero a ella tampoco le gustaba su conexión con el Fatui. Suponía que solo se había adaptado a ello, como seguramente también lo había hecho su familia con el tiempo.

Aun así… había un sentimiento inquietante sobre esa misión de anoche que no se pudo sacudir del todo.


Habían pasado un par de horas desde el desayuno y aún no tenían noticias de Childe. Teucer jugaba en su feliz inocencia, arrastrando a Tonia y Anton con él. Aunque la señora Alekseev parecía estar observándolos desde su lugar en la sala, podía sentir sus miradas de vez en cuando dirigidas hacia ella, quizás esperando alguna información que ella no tenía.

Suspiró, tan inquieta como había estado hasta ahora, y se levantó dispuesta a salir. Usaría alguna excusa sencilla para escabullirse en silencio un rato, aprovechando que los niños estaban distraídos. Ella misma pensaba ir a buscar a Childe y comprobar qué es lo que había pasado. Pero a medio camino de la entrada la puerta se abrió, reflejando una figura que contrastaba con el blanco inmaculado de la nieve.

Los niños y la señora Alekseev se voltearon al escuchar la puerta y en cosa de segundos Teucer corrió a la entrada.

—¡Hermano mayor!

Había vuelto.

Childe lo recibió poniendo una sonrisa, pero algo estaba mal, algo estaba increíblemente mal y Lumine no fue la única que se dio cuenta.

—Teucer, ¿qué tal si dejamos que Ajax vaya a descansar? Estuvo trabajando muy duro desde temprano —intervino su madre antes de hacerle un gesto a Tonia.

—Mamá tiene razón. ¿Qué tal si preparamos algunas de las galletas favoritas del hermano mayor para que coma más tarde?

El niño, entusiasmado por la nueva idea, se soltó de Childe, despidiéndose y corriendo a la cocina seguido de cerca por Tonia y luego por Anton. En cuanto desaparecieron, pudo distinguir la expresión de Childe cambiar ligeramente; se estaba esforzando por lucir normal.

—Subiré a dormir un rato.

Sin más, se dirigió hacia la escalera, perdiéndose en el segundo piso. Su madre hizo un ademán de subir también, pero Lumine levantó una mano con suavidad.

—¿Le molesta si subo a asegurarme de que esté bien?

La señora Alekseev lo meditó un instante antes de sonreírle con cansancio. Lumine sabía que esto seguramente era agotador para su familia, así que era mejor si ella se encargaba esta vez. Ya había lidiado con Childe en muchas ocasiones antes y no precisamente en los mejores estados.

—Está bien, querida. Lo dejo en tus manos.

Lumine asintió y subió rápido las escaleras.

Al llegar al pasillo, pudo distinguir la puerta del cuarto de Childe abierta, el sentimiento de incomodidad que no la había dejado desde anoche se hizo un poco más fuerte mientras caminaba con pasos medidos hasta la entrada. Cuando llegó, lo vio apenas apoyado en el borde interior de la muralla, a punto de desplomarse.

Con un movimiento increíblemente rápido alcanzó a sujetarlo, su cuerpo se sentía demasiado pesado y frío. Eso definitivamente no estaba bien.

—Espera, déjame ayudarte.

Con cuidado, lo ayudó a llegar hasta el borde de la cama para que se sentara. Su expresión no lucía nada bien y estaba increíblemente pálido, más de lo que había alcanzado a notar abajo.

Cuando levantó la cabeza para buscar alguna manta con qué abrigarlo un poco fue cuando lo notó. Sus ojos se abrieron con una mezcla de asombro y desconcierto e inconscientemente retrocedió, deteniéndose apenas cuando su espalda chocó contra el marco de la puerta. Su mirada estaba fija en el espejo que descansaba sobre la cajonera de madera oscura, al otro lado de la cama frente a ella. Su corazón latiendo más rápido contra sus costillas cuando notó que era la única que se estaba viendo en esa habitación.

Childe no se estaba reflejando…

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Notas de autora: akjhjksdfsdfn ¿Qué les ha parecido este primer cap? Lo he sentido corto, la verdad, aunque creo que es más largo de lo que pensé, lo que es un poco irónico jajaja. Pero me ha gustado. Creo que es obvio lo que ha pasado... ¿no? jsjsj Si quieren saber cómo ha llegado a esto con exactitud, tienen que quedarse a ver los siguientes caps, es todo lo que les puedo decir. Aunque seguro que se divertirán, después de todo, ya vieron las clasificaciones del fic. ¡Sin más, me despido por esta noche! Nos estaremos viendo mañana. ¡Feliz inicio de Octubre para todos, recuerden dejar sus comentarios o no tendrán dulces!