Kayla Lynnet: ¡Hola linda! Todo fue un sueño y en esta parte yo canto la canción de Rakim y Ken-Y que dice: "Yo tuve un sueño contigo haciendote el amor por el piso, por el piso", ok no, me calmo jajajaja.

Así es linda Kay, a pesar de que en Japón no es ilegal esto, Inuyasha ha sido un caballero con ella y la ha respetado como se debe, así que FBI shuu, sáquese de aquí, que aquí no se le ha perdido nada jajajaja.

Mi suegra… digo, la suegra del fandom es todo una amor con Kag y este cap, mmm, como ya sabrás, trae un gran secreto a la luz para aclarar muchas cositas.

Rin toda sentimental pero con un corazón de oro para todos, y ella muy feliz de ayudar a sus cuñados con Kag, y ¿como convencerá a su novio sesshomaru? jijiii Rin es una loquilla

Y ya veremos las reacciones de esos dos.

¡Saludos linda!

Cbt1996: ¡Hola linda! Pero si solo fue un sueñito nada mas linda, ya ves que el pobre chico si sabe aguantar jajajaja.

Izayoi toda una madre con Kag comprando de todo. Yo también quiero un sueño así jajaja

Sesshomaru siendo conquistado por su Rincita con un BB jajajaja. Así quien no hace caso jajaja

¡Saludos linda!

Karii Taisho: ¡Hola linda! Yo pensé que ibas a caer en la mentira pero no caíste jajaja. Los sueños húmedos de Inuyasha pueden ser peligrosos, linda jijiji.

Verdad, Inu está enojado con Sango pero al final, es él que le debe a ella jajaja. Es que Sango no se guarda nada jajaja.

La que tocó la puerta era Izayoi, aunque más adelante, quien sabe jajaja

Inuyasha en los fic no es muy conocido por aguantar el deseo por Kag jajaja, A ver cuanto dura.

Y confieso que ya le estoy teniendo envidia a Kag, osea, siempre la sacan a comprar jaja y a mi no, ok ese es la triste realidad de muchos. Odio ser pobre lo odio jajaja.

Como te lo había dicho antes linda, Sango sabe cosas, y en este cap sabrás por qué lo digo.

Jajajaja muero si Inuyasha le dice eso a Miroku jajaja

No puedo ir en contra de eso linda, los dos son unos cobardes por no hablar con su hermano jajaja pero una vez mas, Rin salvando el momento jaja. Y de flojos está hecho el mundo linda y algunos de los Taisho no son una excepción jajajaja.

Miroku es el único que no ve lo que pasa, eso es para preocuparse mmm naaaaaa no creo

¡Saludos linda!

Annie Pérez: ¡Hola linda! Siiiii Inuyasha ya se dio cuenta que cariño de hermanos no es y menos con ese vestido y los sueños. La pregunta es ¿qué pasará en su cumpleaños? ¿Habrá fruta prohibida o no?

¡Saludos linda!

Guest: ¡Hola linda! Muchas gracias por leer. Me alegra que te guste bella. ¡Saludos linda!

CAPÍTULO 7

EL SUEÑO SE HIZO REALIDAD

*Perspectiva de Izayoi*

Llevé mi taza de té a mi boca para darle un pequeño sorbo, mientras esperaba a mi acompañante.

—¡Hola, Iza! -Levanté la mirada y era Sango.

—Hola, querida -la saludé con alegría.

—Perdón por la demora. Miroku no puso el despertador.

—No te preocupes, linda. Ven, siéntate.

Sango se sentó a mi lado y la miré con una sonrisa, ni siquiera podía ocultar mi emoción.

—¿La viste, Sango? ¿La viste? Es ella, no hay duda, ¡es ella! –exclamé con emoción.

—Sí, lo sé, Iza. Por eso te llamé el mismo día que la conocí. ¡Dios mío! Cuando Miroku me habló de ella y vi mejor la foto en el teléfono… Oh, por Kami, aún no lo puedo creer, Iza.

—Y tú que me tratabas de loca, ¡ya ves que sí se hizo realidad! Kagome sí existe.

—Es que, Izayoi, ponte en mi lugar. Era imposible creer que lo que me dijiste hace tres meses, se haría realidad de la noche a la mañana.

—Pero sí se pudo, Sango. ¿Ves que tenía razón? Esa muchachita no estaba solo en mis sueños, ella sí existe, ¡y es Kagome! Hasta el mismo nombre tiene. Es Kagome, mi Kagome de mis sueños.

Le dije a Sango mientras recordaba nuestra charla de hace tres meses.

Flash Back

Sango.

¿Sí?

Linda, tengo que decirte algo. Es que no me atrevo a contárselo a mi marido.

¿Pasa algo malo? -preguntó con gran preocupación.

No, querida. Tranquila. Es que, desde hace unos días, estoy soñando lo mismo cada noche y necesito contárselo a alguien, hija.

Claro, dime, ¿qué has soñado, Izayoi?

Pues verás, he estado soñando con una muchachita todas las noches. Está en un lugar extraño, como un sótano oscuro, mientras un hombre le pega y ella solo llora y grita que alguien la salve de ese hombre cruel. -conté muy angustiada-. En el sueño, me pongo a llorar mirando todo eso desde la distancia, sin poder hacer nada.

Mis ojos se humedecieron al recordar mi sueño, pero Sango tomó mi mano para tranquilizarme. Le sonreí y continué hablando.

Justo en ese momento, la puerta se abre y veo entrar a mis hijos, Inuyasha y Miroku.

¿Inuyasha y Miroku? —preguntó Sango.

Sí, Sango. Mira, escucha toda la historia, ¿sí?

Está bien.

Cuando ellos entran en ese lugar, le dan su merecido a ese patán, y los dos sacan a esa pobre jovencita de ahí. De un segundo a otro me veo en otro escenario en el sueño, y veo a mi hijo Inuyasha en el altar con esa muchachita, que es muy hermosa, de pelo azabache y ojos color chocolate. Y cuando ya están casados, mi hijo susurra su nombre: Kagome. Ese es su nombre, Kagome. ¿Qué piensas de eso, Sango?

Izayoi, —ella me miró con una mezcla de sorpresa y ternura—. Creo que es estrés lo que tienes. No le des importancia. Además, ya veo a Inuyasha y a Miroku como príncipes azules rescatando a una jovencita —me dijo Sango, soltando una risita.

No te rías, Sango. Algo me dice que no es cualquier sueño. ¿Y si de verdad esa jovencita existe?

Iza, eso es imposible. Es como decir que yo en un pasado, no sé, fui una exterminadora de monstruos o qué sé yo. —dijo con diversión, aunque en sus ojos podía notar una ligera chispa de curiosidad.

Pero, Sango…

Izayoi, tranquila, no pienses más en eso. —agregó con voz más relajada—.¿Qué te parece si mañana vamos al spa todo el día para que te desestreses y así ya no sueñes cosas raras?

Como quieras, me parece bien. Pero yo aún creo que los sueños se pueden hacer realidad —susurré.

Fin Flash Back

—Y ahora, Sango, ¿crees en los sueños?

—Ahora, Izayoi, creo en todo. Y te apoyo. Kagome llegó para estar en la vida de Inuyasha, no tengo dudas. ¡Y si vieras cómo la cuida! —exclamó con emoción—. Esos dos se van a enamorar más rápido de lo que pensamos, que no te quepa la menor duda.

—Lo sé, cariño, mi sueño se hará realidad.

—Sí, pero hay un problema.

—¿Cuál, linda?

—¡Miroku!

—¿Qué pasa con él, Sango?

—Izayoi, Miroku se obsesionó con Kagome. La ve como su hermanita pequeña, y es muy tierno de su parte, pero creo que eso será un problema para Inuyasha.

—Mmm, no esperaba ese detalle, Sango. respondí con el ceño fruncido—. Pero no te preocupes, si algo sale mal, yo misma hablaré con Miroku. Además, Kagome en unos días cumplirá los 18 años.

—Sí, es verdad. Yo ya le compré ropa que sé que a Inuyasha le va a gustar, y también un lindo vestido una risa traviesa se dibujó en su rostro, y eso me causó curiosidad.

—¿Cuál vestido, linda? —pregunté mientras tomaba otro pequeño sorbo de mi té.

—Uno de los mismos que me puse cuando Miroku me invitó a cenar en un restaurante que mandó cerrar solo para los dos, cuando yo tenía 17 años. ¿recuerdas el vestido rosa?

Claro que lo recordaba. Me atraganté con mi té y terminé tosiendo.

—Iza, ¿estás bien? —Sango se levantó de su silla muy asustada y me dio golpecitos en la espalda. Yo moví mi mano en señal de que todo estaba bien.

—Sí, sí, Sango, estoy bien, pero… ¿de verdad le compraste ese vestido? -pregunté con incredulidad.

—¡Sí! ¡Se ve preciosa! —me dijo, mientras se sentaba nuevamente en su silla.

—Pero hija, ¿en qué estabas pensando?

—¿Por qué?

—Lo que queremos es que Inuyasha se enamore de ella, ¡no que la vea como un lobo a Caperucita!

—Izayoi, Inuyasha es un caballero, él respeta a Kagome.

—Hija, eso lo sé, pero si hay atracción entre los dos, puede ser una tentación muy grande para Inu -respondí con un poco de temor.

—Tienes razón, pero Inu de verdad es un hombre que no le faltaría el respeto a Kag.

—Créeme que lo sé, linda, pero mi hijo no es de palo, es hombre después de todo. Y los dos solos en esa casa, ¡por el amor de Dios, lo vas a torturar con ese vestido, Sango! Dime que no la ha visto aún con él puesto. -Sango sonrió con nerviosismo.

—Sí, ya la vio… Él y Miroku… De hecho, tuve una discusión con Miroku porque no le gustaba que ella se pusiera ropa tan corta. Me dijo que aún era una niña.

—¿Y cómo reaccionó mi hijo Inuyasha?

—Pues él… pues… —ella se quedó pensando un rato y después, su rostro se ensombreció—-. ¡Oh, por Dios, Izayoi! Creo que sí cometí un error con ese vestido.

—Sango, Kagome aún es menor de edad. Si pasa algo antes, puede ser peligroso para Inuyasha.

—Pero en tres días será mayor de edad, Iza.

—Pues sí, linda. Ojalá que Inuyasha se comporte bien estos días con ella.

—Sí, ojalá. Pero no te preocupes, a Kagome no le gustó el vestido, así que no creo que se lo vuelva a poner.

—Es mejor así, linda —dije soltando un suspiro de alivio.

—Iza…

—¿Mmm?

—¿Tú de verdad quieres que Kagome sea la esposa de Inuyasha?

—¿Tú no, linda?

—Claro que sí. Ya es hora de que Inuyasha tenga a una buena mujer como Kagome a su lado.

—Sí, Sango, eso mismo pienso yo. Kagome sí vale la pena, no como esa otra mujer.

—Shhh, Izayoi. No me amargues el día con esa mujer, ¿sí?

—Tienes razón, cariño —miré mi reloj y ya eran las 9 de la mañana—. ¡Sango, ya es tarde! Rin ya debe de ir camino a la casa de Inuyasha para conocer a Kagome.

—Es cierto, vamos. Así hacemos algo las cuatro.

—Sí, querida, vamos —saqué dinero de mi cartera, pagué la cuenta y nos fuimos a la casa de mi hijo.

*Perspectiva de Kagome*

Estaba terminando de lavar los platos cuando el timbre sonó.

¿Quién será? pensé, y me dirigí a la puerta para abrirla.

—¡Hola! —me saludó una señorita muy bonita.

—¡Hola! —le respondí con una reverencia.

—¡Wow! De verdad que eres hermosa, Kagome

—¿Eh? ¿Cómo? ¿Me conoce, señorita? —estaba muy sorprendida que incluso supiera mi nombre.

—Oh, no. Perdón, ¡qué modales los míos! Me llamo Rin Kimo, mucho gusto.

—¡Oh! La señorita Rin Kimo. Inu me habló de usted, pero pase, por favor.

—Gracias. —Las dos entramos, y cerré la puerta.

—¿Quiere algo de tomar, señorita Rin?

—Por favor, dime Rin. —me dijo con una bella sonrisa—. ¿Puedo llamarte Kagome?

—Claro. Y si quieres me puedes llamar Kag.

—¡Súper! Pero tú también me llamas solo Rin, ¿de acuerdo?

—Bueno—, y ambas sonreímos

—¡Kag! Inuyasha y Miroku me hablaron de ti, y quiero que sepas que cuentas con todos nosotros: con los padres de Inuyasha, conmigo, y también con mi novio, ¿sí?

—Muchas gracias, no sé qué decir —estaba muy apenada de saber que ya conocían mi historia.

—No tienes que decir nada. Todos queremos ayudarte, Kag.

—En verdad, muchas gracias —y la abracé, muy feliz de haber conocido gente tan linda.

Ella correspondió mi abrazo, y cuando nos separamos, ella habló primero.

—Kag, te invito a salir para que nos conozcamos mejor. ¿Qué te parece?

—Eh… bueno, no sé.

—¡Oh, vamos! No me digas que no. Mira que ya sé que saliste con mi cuñada Sango y mi tía Izayoi. No me puedes decir que no—, me hizo un puchero y solté una risita. No podía negarme.

—Está bien, vamos.

—¡Súper, vamos!

—Bueno, nada más voy por mi teléfono y regreso, ¿sí?

—Ok.

Corrí a mi cuarto, agarré mi teléfono y caminé al espejo para peinarme un poco y ver la ropa que llevaba puesta: un top rosa con brillantes en la parte de enfrente, un short de mezclilla, un cinturón muy bonito lleno de brillos, y unos tenis rosa. Agarré una mini mochila color rosa, guardé el teléfono, y bajé a la sala.

—Ya estoy lista, Rin.

—Bien, vamos.

Salimos de la casa y justo afuera, nos encontramos con Sango e Izayoi.

—Hola, chicas —nos saludaron efusivamente.

—Hola —les respondimos, saludándolas con besos en la mejilla.

—¿Iban a algún lado, niñas? —preguntó Izayoi.

—Sí, íbamos a pasear un rato por el centro —respondió Rin

—Nosotras también queremos ir —dijo Sango.

—¡Claro! ¡Vengan por nosotras! —exclamó Rin.

Y así, las cuatro salimos a dar un paseo.

*Perspectiva de Inuyasha*

*(Dos días después)*

Estaba guardando unos archivos importantes en mi laptop. Cuando ya los pude guardar, me recosté en mi silla mientras cerraba los ojos y me quedé así por unos segundos; sin embargo, enseguida los abrí, y me froté la cara por la desesperación. Cada vez que cerraba los ojos, las imágenes de ese sueño con Kagome llegaban a mi mente, y para empeorar las cosas, desde ese día, todas las malditas noches soñaba lo mismo. Ese maldito sueño me está volviendo loco.

Anoche estuve a punto de cometer una locura. Cuando desperté del sueño, quería ir a verla a su cuarto. Y lo hice, pero cuando ya estaba en el pasillo, me di cuenta del error que estaba cometiendo y regresé a mi habitación. Terminé dándome una ducha con agua fría, como lo hacía cada noche que tenía ese maldito sueño.

—¿Se puede…? Salí de mis pensamientos al ver hacia la puerta. Era Miroku.

—¿Qué pasa? —le pregunté.

—Mejor dicho, ¿qué te pasa a ti? Estás en la luna, hermano.

—No me pasa nada, solo es cansancio.

—¿No has dormido bien?

—Oh, no, ¿cómo crees? He estado durmiendo muy bien —le dije con una sonrisa más falsa que las sonrisas de Sesshomaru en las reuniones.

—Bueno, ¿entonces qué te pasa?

—Solo es cansancio, Miroku, no le des tanta importancia.

—Si tú lo dices… —dijo encogiendo los hombros—. Ah, por cierto, ¿ya le compraste su regalo a Kag para mañana?

—Eh… no, aún no —mentí.

—¿¡Qué!? Pero, Inuyasha, ¡mañana es su cumpleaños! ¿Cómo que no le has comprado nada todavía?

—Lo haré hoy en la tarde. ¿Tú qué le vas a regalar?

—Yo le compré una pulsera de diamantes, Sanguito me ayudó a escogerla. Se le verá muy linda.

—Sí, ya lo creo —susurré.

—La pequeña Kag va a cumplir 18 añitos, ¿no te hace feliz eso, Inuyasha?

—Claro que sí, sobre todo porque podremos pudrir en la cárcel al maldito de Mukotsu.

—Sí, eso es verdad. Yo ya tengo todo preparado, solo falta hacer la denuncia y listo.

—Sí, y para eso falta muy poco.

—Así es, Inuyasha.

Ambos asentimos, decididos a hacer todo lo que estuviera en nuestras manos para hacerle pagar a Mukotsu, todas sus malas acciones.

—Inuyasha, ¿ya tienes los archivos? —escuché a Sesshomaru mientras entraba a la oficina.

—Sesshomaru, ¿cuándo aprenderás a tocar la puerta antes de entrar? ¿eh?

—¿Tienes los archivos? —me preguntó de nuevo, ignorando mi comentario.

—Sí, ya los tengo. Ahora te los mando por correo —le respondí mientras enviaba los archivos.

—Bien —me respondió, y se dio media vuelta para irse, pero Miroku le habló.

—Sesshomaru, ¿vas a ir mañana al cumpleaños de Kag?

Él se dio la vuelta para mirarnos a los dos, con una seriedad que a veces me molestaba.

—Rin ya me dijo que anduvieron de súper héroes el otro día. ¡Vaya! hasta que hacen algo bien juntos sin ayuda de nadie más —Nos respondió y se fue a su oficina sin decir más.

Miré a Miroku y los dos sonreímos. Esa era la forma del idiota de mi hermano de decir que sí iría y que aprobaba que hayamos sacado a Kag de ese lugar.

—Bien, creo que todos ya aceptaron a la pequeña Kag —dijo Miroku.

La sonrisa se me borró del rostro con esas palabras. ¡Pequeña! Kag no es ninguna niña, grité en mi mente. Me levanté y apagué mi laptop.

—Miroku, ya es tarde, me tengo que ir -dije con seriedad.

—Sí, yo igual me voy. Y no te olvides del regalo, ¿de acuerdo?

—Sí, lo sé, Miroku —le dije mientras tomaba mi saco y caminaba hacia la salida, seguido por él.

Nos despedimos de nuestras secretarias y cada uno se fue a su casa.

Continuará…


Si llegaron hasta aquí, ¡gracias!

Crédito de la ortografía a la bella autora Kayla Lynnet. ¡Gracias, linda!

Dato de este capítulo:

Ahora ya saben por qué tanto Sango como Izayoi, aceptaron tan rápidamente a Kagome; y la van a defender, al igual que Inuyasha y Miroku. Con el simple detalle de que Izayoi y Sango saben que Kag llegó a la vida de Inuyasha para darle esa luz que él necesitaba, igual que para Kagome.

Bueno, eso es todo, mis amores. Nos vemos el próximo domingo. ¡Besos!