The Legend of Zelda y todos sus personajes son propiedad de Miyamoto Shigeru, Tezuka Takashi y Nintendo.
Palabras: 658.
13.- Calavera
Los sótanos del castillo de Hyrule estaba repletos de secretos. Allí se escondías tesoros de un valor incalculable, libros de un rareza extrema y mapas antiquísimos. Link había oído un millar de rumores sobre ello, aunque nunca había creído que algún día se adentraría en ellos.
—Sólo es algo que me contaron una vez —declaró Zelda. Link sacudió la cabeza, llevaba un rato sin prestar atención a sus palabras, demasiado fascinado con todo lo que allí había—. Quiero decir, que es posible que esta incursión sea en vano.
Si el rey Rhoam les descubría allí abajo Zelda tendría problemas, tal vez, él también los tendría. El rey le había dicho que tenía que evitar que Zelda hiciese cosas indebidas, claro que Link no tenía ni idea de a lo que se refería. Ni explorar ni estudiar le parecían cosas indebidas.
—El mapa tiene que estar por aquí. Por lo que recuerdo está envuelto en cuero negro.
Link se arrodilló en el suelo para revisar los estantes inferiores. Había pergaminos con antiguos escritos, cartas náuticas, pliegues con antiguas leyendas, canciones ancestrales… nada envuelto en cuero negro.
—Lo siento —musitó Zelda sin dejar de buscar—. Siempre acabo arrastrándote a hacer cosas estúpidas. Si mi padre nos descubre rebuscando entre lo que hay aquí te pondré en un compromiso.
—No importa.
—Gracias.
Por eso le gustaba Link, porque no la juzgaba y le gustaba acompañarla, aunque hubo un tiempo en el que la irritaba.
—Oye, Link. Si encontramos el mapa ¿me acompañarás a investigar el lugar? Puede que nos lleve a algún tipo de tecnología ancestral que nos pueda ayudar con el Cataclismo.
—Lo tengo —anunció él ofreciéndole el rollo de pergamino envuelto en cuero negro.
Zelda lo sujetó con las manos temblorosas. Según había oído siendo una niña, el mapa llevaba a un lugar en el que hacerse más fuerte. No tenía ningún tipo de esperanza de que fuera un lugar donde despertar su poder sagrado, ya no tenía muchas esperanzas de que eso ocurriera, pero deseaba que la condujera a algo útil. Desató el cordón que lo mantenía enrollado y se arrodilló junto a Link para estirarlo en el suelo. Observaron el trazado.
—No reconozco este lugar.
—Es la Laguna Menoia en la Llanura de Oviol.
—¿Lo conoces? —preguntó sorprendida—. ¿Sabes dónde está?
—A oeste de Hatelia. —Link plantó el dedo sobre el símbolo de la calavera que decoraba el mapa—. Aquí está el Bosque Novar y, este de aquí abajo es el Bosque Avezat.
Link había crecido allí, por eso conocía el lugar. Quiso preguntarle si le gustaba jugar allí, pero sabía que no iba a obtener respuesta.
—Hay setas y bichos.
Zelda rió. Era la descripción más vaga e imprecisa del mundo.
—Supongo que si hubiese algo allí enterrado la gente de Hatelia lo sabría. Habría rumores, canciones y ese tipo de cosas. No… recuerdas nada así, ¿verdad?
Link disintió. Recordaba aquel lugar como un sitio tranquilo y sin monstruos. Le gustaba escaparse y pescar allí. ¿Por qué iba a hacer alguien un mapa de aquel lugar y a marcarlo con una calavera?
—Link, ¿podrías hacerme un favor? ¿Podrías ir a investigarlo?
»Yo, tengo que quedarme aquí, mañana llega una… sacerdotisa o algo así. No voy a poder salir del castillo en toda la semana.
—No puedo.
—Mi padre ni se dará cuenta. Sólo se fija en mí cuando estoy haciendo cosas que se supone que no debo hacer —explicó, algo como lo que estaban haciendo en ese momento—. Pasaré horas con esa sacerdotisa y después me encerraré en mi cuarto. Estaré a salvo, no necesitaré a mi caballero personal.
Casi pudo sentir la ansiedad de Link al pensar en separarse de ella, era la misma que sentía ella. Link era su apoyo.
—Iremos juntos. Puede esperar.
Un mapa viejo con una calavera no le iba a hacer volver a casa, si tenía que hacerlo quería que Zelda estuviera a su lado.
Fin
Notas de la autora:
¡Hola! No tenía muchas ideas para esta palabra, lo confieso, elegí la que me pareció menos absurda.
Mañana más.
