CORONAS Y ENGAÑOS
CAPÍTULO 16
LA PRINCESA ERRANTE
Una y otra vez, en la mente de la princesa Wanda, aparecían los recuerdos de los sucesos que habían acontecido desde que Lita, con mentiras, había irrumpido en sus aposentos y la había amenazado con aquella cimitarra para que obedeciera sus órdenes. La princesa intentaba gritar pidiendo ayuda, pero su lamento de agonía parecía no ser escuchado por nadie en el castillo. Una y otra vez, en su inconsciente, revivía aquel momento en que su primo Lord Aren, confundiéndola con Lita, la había ultrajado y luego la había cargado en brazos para lanzarla desde lo alto del balcón los aposentos donde había sido encerrada por la bastarda.
Quería que aquello solo fuera una pesadilla. ¡Una jugarreta de su mente!
Después de todo, ¿no tenía ya suficiente con la incertidumbre de saber que podía estar embarazada del duque Jaedite Moon?
De pronto, cuando la peor parte de la pesadilla iba a repetirse, aquel momento en que su primo, a quien había estimado tanto, pretendía matarla, un grito escapó de su garganta. Esta vez, con tanta fuerza que incluso ella misma escuchó el sonido de su agonía y abrió los ojos. Se percató de que no estaba en los aposentos de Lita ni a punto de ser lanzada desde lo alto del balcón, sino en la supuesta seguridad de sus propios aposentos.
Sin embargo, los recuerdos se agolparon en su mente. Era consciente de que aquellos sucesos no habían sido solamente una pesadilla, sino recuerdos de sucesos que habían ocurrido y aún se sentían latentes. Lágrimas de miedo, asco e impotencia se acumularon en sus ojos, mientras su alma atormentada le exigía gritar.
Le sorprendía que Lita la hubiera atacado, pues en el pasado solo lo había hecho en defensa propia, aunque la princesa Wanda nunca aceptaba que ella la había agredido primero. Pero Lord Aren… ¡Su querido primo Lord Aren! ¿Cómo se había atrevido a ultrajarla y luego intentar asesinarla?
Ansiaba matar a Lita con sus propias manos por haberla puesto en aquella situación, y a Lord Aren por haberse atrevido a abusar de ella. Pero como si acaso lo que había ocurrido no fuera suficiente, al intentar levantarse de la cama se percató de que, aunque podía sentarse, las piernas no le respondían.
El darse cuenta de que había perdido la movilidad de las piernas la asustó aún más, y de pronto, la puerta de sus aposentos se abrió. y grande fue el susto que se llevó cuando vio a Lord Neflyte Sweeney dentro.
—¿Dónde está Lita? —cuestionó furioso aquel hombre.
Tras Lord Neflyte, entraron hombres de la guardia real y, finalmente, su padre, el Rey.
—¡He preguntado dónde está Lita! —exclamó aquel hombre, abriendo su guardarropa y moviendo cortinas.
—¡Lita, no está aquí! —respondió Wanda con voz temblorosa.
Poco después, su madre entró en sus aposentos, y la princesa estalló en llanto al encontrarse con la mirada maternal.
Su madre, al verla, también dejó escapar unas lágrimas y se apresuró a acercarse para sentarse a su lado y estrecharla en un abrazo.
—¡Mi niña, mi Wanda! —le susurró amorosamente su madre mientras Wanda lloraba aterrada.
—¡Largo todos de aquí! —ordenó su madre furiosa. Sin embargo, Lord Neflyte hizo caso omiso, y para sorpresa de la princesa Wanda, su padre permitía que invadieran su privacidad. —¡Y tú, Cedrick! ¿Cómo puedes permitir que un extranjero venga a profanar los aposentos de tu hija convaleciente? ¿Es acaso un blandengue el que Júpiter tiene por Rey?
—¡Ya cállate, Cleissy! —le gritó el Rey. —Te recuerdo que Lord Neflyte es hijo de un duque y…
—¡Llámenme como quieran, majestades! —interrumpió Neflyte con voz gutural, mirando al Rey y luego a la reina. —Pero les advierto que si no me dicen en este momento dónde se ha llevado a Lita la escoria de Lord Aren, no solo voy a cobrar la deuda que tienen conmigo, sino que también los denunciaré por la desaparición de Lita. Y sabe muy bien, majestad, que en un juicio por combate soy mucho mejor que usted.
La princesa Wanda no entendía mucho de lo que había ocurrido mientras dormía. Tampoco sabía de qué deuda hablaba Lord Neflyte, ni le quedaba claro por qué estaba allí, ni qué estaba sucediendo con Lord Aren y Lita, a quienes deseaba ver ardiendo en el infierno. Pero estaba cada vez más aterrada.
—Mi sobrino Lord Aren está convaleciente, Lord Neflyte —explicó el Rey— Seguro está en cualquier lugar del castillo y…
—Mi sobrino Lord Aren ya se fue —titubeó la Reina.
—¿Cómo que se fue? —refunfuñó Neflyte.
—¡Ni siquiera se despidió de mí! —explicó la Reina—. Solo dejó una nota en sus aposentos y se fue sin dejar rastro.
Lord Neflyte comenzó a lanzar amenazas, y la princesa Wanda comenzó a temblar asustada.
¿En qué momento el destino había dado un revés?
Hace pocas semanas, su preocupación era que el duque Jaedite Moon se casara con otras y ella tuviera que desposar al joven señor Andrew Hansford.
Sin embargo, aquellos problemas parecían nimiedades frente a lo que ahora enfrentaba: había perdido su virginidad entregándose por amor a un hombre que no la amaba. En su desesperación por evitar un embarazo que evidenciara su desliz, había caído en la trampa de Lita, quien la había atacado. Después, había sido ultrajada por aquel primo al que había querido como a un hermano. Y ahora, estaba traumatizada al recordar la violencia que Lord Aren ejerció al poseerla. Además, estaba asustada al ver que sus piernas no le respondían y…
De pronto, cayó en cuenta de que el ultraje del que había sido víctima aumentaba la probabilidad de un embarazo. En caso de que se diera, no podría asegurar quién era el padre.
Aterrada, lanzó un grito de horror. Estaba tan asustada como inconsolable, pues un embarazo terminaria por arruinarla, y denunciar a Lord Aren por violacion se tornaria complicado, pues no había testigos de dicha aberración, y además, cuando aquel trágico suceso había ocurrido ya no era virgen.
-0-0-0-
Tras llegar al acuerdo de que Lita no dañaría la reputación de la princesa Wanda a cambio de que Andrew sacara a Haruka de Júpiter, ambos se mantuvieron en silencio, evitando mirarse el uno al otro, hasta que el carruaje se detuvo.
—Me parece que hemos llegado, princesa — habló Andrew.
A Lita le hirvió la sangre al escuchar que la llamaba "princesa".
—¿Por qué insiste en burlarse de mí? — cuestionó, tratando de contener su ira.
—¿En qué momento me he burlado de usted? — respondió Andrew con otra pregunta, mostrando desconcierto en su rostro.
Antes de que Andrew pudiera responder a su pregunta, alguien llamó a la puerta del carruaje. Supusieron que era el auriga que lo conducía, pero para su sorpresa, cuando la puerta se abrió, se encontraron con la mismísima princesa Rei Hino.
—Andrew, princesa — musitó Rei — Cuando veníamos camino al castillo, he tenido una visión — susurró. — Mi padre no se tomará bien si le hago saber que la recién llegada es una hija del Rey Cedrick. Nunca se ha llevado bien con él.
A Lita se le encogió el corazón al saber que allí no era bien recibida por culpa de su padre, y Rei, que pareció leer el miedo en su mirada, le sonrió cálidamente.
—Entonces regresaremos a la nave— Dijo Andrew, que no estaba dispuesto a dejar a Lita sola.
—Yo no he dicho que no sea bienvenida por mí — respondió la princesa Rei — Después de todo, debo estarle agradecida porque, de manera indirecta, fue gracias a ella que me enteré de que mi prometido me era infiel.
Lita se sorprendió al escuchar aquellas palabras salir de la boca de la princesa de Marte, y su corazón dio un vuelco.
—¿Usted sabe que…
Lita miró a Andrew, suponiendo que era él quien le había dicho.
—Yo no le dije a Rei lo de las cartas.
—No supe de qué manera influyo usted — dijo Rei — Pero en esa nave, mientras la veía al borde de la muerte, tuve una visión que me hacía ver que gracias a usted me he salvado de casarme con un hombre ambicioso que lo único que quiere de mí es el trono.
—¿No está enojada conmigo? — preguntó Lita, desconcertada.
Estaba acostumbrada a ver que una mujer que era engañada por su marido o prometido se molestara con quien lo había delatado más que con quien le debía fidelidad.
—¿Por qué habría de enojarme con usted si contribuyo de manera indirecta a que me diera cuenta de lo que no quise ver a pesar de mis dones psíquicos? — cuestionó — Eso sí, le voy a pedir que no le diga a nadie más. Los traidores tendrán su merecido, pero la venganza es un plato que se sirve en frío, y en su momento lo voy a disfrutar.
—¡Quedamos en que ibas a dejar a la princesa Wanda fuera de todo esto, Reiko! — exigió Andrew.
Rei puso los ojos en blanco y chasqueó fastidiada.
—Yo no le voy a hacer nada a tu princesa Wanda, Andrew — dijo Rei — Te di mi palabra y pienso cumplirla. Además, no pienso rebajarme a reclamarle algo a alguien que no me debía fidelidad.
La princesa Rei volteó a ver a Lita y le sonrió.
—La boda está planeada para llevarse a cabo en dos semanas — dijo Rei — Hasta entonces, yo voy a seguir fingiendo que estoy feliz de casarme con mi prometido. ¿De acuerdo?
Lita asintió y sonrió agradecida.
—Ahora bien, señorita o princesa — susurró Rei — No podemos decirle a mis padres que usted es una princesa de Júpiter, así que tendremos que inventarle a mi padre que usted es una amiga de Andrew perteneciente a la nobleza joviana.
Lita iba a protestar para aclarar que no ostentaba el título de princesa, pero antes de que pudiera hacerlo, Andrew se le adelantó a hablar.
—Se te olvida que un miembro de la nobleza joviana jamás permitiría que su hija viaje a solas con un hombre que no es de su familia — dijo Andrew — Eso sería mal visto y arruinaría la reputación de la princesa y de su familia.
Lita se sonrojó ante aquel comentario. Hasta entonces, no se había detenido a pensar mucho en lo mal visto que sería desde los ojos de la sociedad joviana el hecho de que había pasado mucho tiempo a solas con Andrew, quien además se especulaba era el futuro marido de su media hermana.
—¡Le juro que entre nosotros no ha pasado nada! — quiso aclararle Lita a la princesa Rei.
—Lo sé, y no se preocupe porque en Marte a eso no le damos importancia — dijo Rei — Infinidad de veces he salido a solas a cabalgar con Andrew, con el príncipe Endymion o con hombres de mi guardia real, y aquí nadie se escandaliza.
—Las familias nobles son muy conocidas fuera de Júpiter — aclaró Andrew — Tu padre podría preguntar quiénes son sus padres.
—¡No tendría problema si incluso me presentan como una sirvienta! — propuso Lita — Incluso pueden decir que soy una cocinera.
La princesa Rei y Andrew la miraron sorprendidos.
Después, Andrew soltó una carcajada ante la ocurrencia de Lita. ¿Presentarla como sirvienta? ¡Más gracioso aún su idea de ser presentada como cocinera! Bien sabía él que las jóvenes de alta cuna poco sabían de las faenas de las que se hacían cargo las mujeres de la servidumbre. Él, que era un hombre de buen apetito y de exigente paladar, dudaba que Lita, por mucho que hubiera escapado vestida de sirvienta, tuviera talento culinario, siquiera para hervir agua.
-0-0-0-
Haruka comenzaba a desesperarse al ver que Lord Neflyte Sweeney no salía del interior del castillo Ios. Sabía que recorrer cada recoveco de manera minuciosa era algo que debía llevar muchas horas; sin embargo, Lord Neflyte había prometido tardarse como máximo cuatro horas. Después de ese tiempo, el acuerdo al que habían llegado era que los hombres al mando de Lord Neflyte seguirían sus órdenes.
—Han pasado veinte minutos desde que Lord Neflyte debería haber salido, así que creo que ha llegado el momento de tomar cartas en el asunto —habló fuerte Haruka, logrando que los hombres la miraran con atención—. La mitad de quienes acompañan a Lord Neflyte y de quienes están a mi servicio se quedarán vigilando, mientras que la otra mitad me acompañará a los tribunales jovianos para presentar una denuncia por el secuestro de Lord Neflyte.
Los hombres asintieron, pero entonces, cuando Haruka se disponía a separar a los hombres en grupos, escucharon la voz de Lord Neflyte lanzando improperios.
—¡Dile a tu rey que esto no se quedará así! —habló Lord Neflyte amenazante—. Recuérdale que le doy hasta el amanecer para que aparezca Lita; si no, mañana mismo estaré en los tribunales denunciándolo, y muy pronto, en lugar de estar en este castillo como amo y señor, estará colgado en la picota.
Haruka, al verlo salir con vida, sintió un cúmulo de sentimientos encontrados. Por un lado, era una preocupación menos saber que estaba a salvo, pero por otro lado, ver que salía sin Lita le hacía sentir desesperanza.
De inmediato, corrió a su encuentro, y al verlo, lo primero que preguntó fue:
—¿Qué sabes de Lita?
—Recorrí cada rincón del castillo Ios y no la encontré —soltó Neflyte con visible pesar en el tono de su voz y en la expresión de su rostro—. Y además…
Lord Neflyte guardó silencio al sentir aquel escalofrío acompañado de un zumbido en los oídos cada vez que las estrellas querían comunicarle algo. Haruka, con preocupación, le preguntaba qué estaba ocurriendo, pero a su mente llegó una imagen borrosa que poco a poco se fue aclarando: en medio de la noche, veía a Lita en una tierra lejana donde no hablaban el idioma joviano ni ninguno que ella entendiera. Podía ver la expresión de su rostro, en la que se entremezclaban la desconfianza y la incertidumbre ante lo desconocido. A su lado, un hombre cuyo rostro no podía ver parecía ser el único con el que podía comunicarse.
Sin embargo, ¿qué tierra era esa? Pese a que Lord Neflyte conocía cada uno de los planetas del sistema solar, su visión no le permitía ver más de ese lugar para darse una idea de dónde buscarla.
—¡Lord Neflyte!
De pronto, el grito de Haruka lo sacó del trance. No pudo seguir viendo más, pero estaba aterrado al saber que ella no estaba cerca.
—¡Ella no está en Júpiter! —exclamó aterrado.
—¿Qué está diciendo?
—¡No está en Júpiter! —gritó aterrado—. Las estrellas me han revelado que está en un lugar donde hablan un idioma que ella desconoce. Acompañada de un hombre que funge como intérprete en esa tierra lejana.
Haruka sintió un nudo en la garganta al escuchar aquello.
—Lita habla joviano, terrano y un poco de urani —comentó Haruka.
—Si está en una tierra donde no se habla un idioma que ella entienda, entonces además de Júpiter, están descartados Urano, Tierra y Venus.
—Y si está con un hombre que funge como intérprete, eso significa que probablemente está con un joviano —dijo Haruka.
—¡Y ese maldito joviano seguro es Lord Aren que la ha secuestrado!— Dijo con odio Lord Neflyte
-0-0-0-
Pese a que Lita había sugerido ser presentada como sirvienta, la princesa Rei, empecinada en querer ser hospitalaria con quien consideraba la causante de que ella se diera cuenta de las verdaderas intenciones de su prometido,, se salió con la suya. Finalmente, convencieron a todos de presentar a Lita como una amiga de Andrew. No como una noble, para evitar indagaciones sobre su familia, pero tampoco como una simple sirvienta, ya que no tendría sentido alojarla en el ala del castillo reservada para visitantes importantes.
Así pues, en cuestión de pocos minutos, crearon una historia. Lita sería presentada como una amiga de Andrew, a quien este último había ayudado a escapar de su padre maltratador.
Finalmente, se dispusieron a entrar al castillo. Como era de esperarse, las primeras en hacerlo fueron las princesas de Marte y Mercurio, a quienes sus padres esperaban. Andrew y Lita les siguieron.
—El emperador de Marte habla joviano con la misma soltura que la princesa —le explicó Andrew a Lita—. Sin embargo, temo que los sirvientes y los guardias del castillo no lo dominan, así que no dudes en preguntarme cualquier cosa. Yo hablo bien el idioma marciano y puedo traducir para ti.
—Gracias —susurró Lita.
Cuando cruzaron el umbral del castillo, Lita quedó asombrada al ver los muros de papel de arroz y las columnas que la rodeaban, creando un escenario asombroso que jamás hubiera imaginado. Mientras caminaban siguiendo a las princesas, Andrew le explicaba en voz baja las reglas de etiqueta en Marte. Finalmente, llegaron a lo que Andrew llamó el "salón de audiencias".
Allí, se encontraron con los emperadores Marcianos vestidos con kimonos de fina seda, esperándolos, además del Rey de Mercurio y otros nobles de la corte. El emperador Takahashi, con su larga cabellera negra y ojos dorados de mirada dura, se inclinó ligeramente en señal de bienvenida. La emperatriz Risa, tan parecida a la princesa Rei, sonrió con dulzura y también se inclinó.
Lita, siguiendo las indicaciones de Andrew, al igual que él y las princesas de Marte y Mercurio, se inclinó en señal de respeto según las costumbres marcianas.
Andrew pronunció unas palabras de las que Lita no entendió absolutamente nada, salvo su nombre, lo que le hizo saber que hablaban de ella.
Cuando Andrew guardó silencio, Lita se sintió nerviosa al sentir la mirada de los emperadores sobre ella. Pero fue el propio emperador quien le habló en un joviano correcto pero con marcado acento.
—Los amigos del Hansford-sama son siempre bienvenidos, señorita. Esperamos que su estancia en nuestra corte le sea grata.
—Muchas gracias —dijo Lita en un susurro.
—Y bien, ¿qué opina de nuestro castillo, señorita? —preguntó la princesa Rei.
—Es un lugar hermoso. Me siento agradecida por este recibimiento.
—Bien, ya es muy tarde, así que la emperatriz y yo nos retiraremos a nuestros aposentos, y lo mismo hará el Rey de Mercurio y las princesas —informó el emperador—. Pero una de las sirvientas se encargará de asignarle el lugar para su estancia, señorita.
-0-0-0-
Pese a que ya estaba avanzada la noche, dentro de los majestuosos aposentos de los emperadores de Marte, la luz de las lámparas de papel aún estaba encendida. Tras retirarse a la privacidad de aquel lugar destinado al descanso y meterse en el futón, el cual estaba lleno de almohadones de fina seda, ambos, marido y mujer, que a puerta cerrada gustaban de compartir cotilleos, no pudieron evitar tocar el tema de la recién llegada amiga de Andrew Hansford.
—Es bonita —comentó la emperatriz sobre Lita—. Y aunque no puedo comunicarme con ella porque no hablo joviano y ella no habla marciano, pude percibir en su mirada que estaba asustada y que ha sufrido mucho.
—Sí, es una joven hermosa, pero nadie más bella que tú, mi querida Risa —comentó el emperador acariciando el cabello ébano de su esposa—. Eso sí, ahora le debo 4000 monedas de verdeoro a ese granuja de Arthur.
—¿A Arthur? —cuestionó la emperatriz.
—¡Oh, no te lo comenté! —exclamó el emperador—. En estos días he estado escribiendome con Arthur. No para de quejarse porque Andrew se rehúsa a casarse con la princesa heredera de Júpiter, y me comentó que, aunque no tenía pruebas, estaba seguro de que Andrew se rehusaba a casarse por estar entusiasmado con otra jovencita —comentó el emperador—. Yo le dije que no lo creía porque lo he visto cabizbajo y…
—¿Le dijiste que Andrew está aquí? —lo interrumpió la emperatriz.
—¡Pues sí!
La emperatriz Risa Hino lo miró recriminante.
—No tenías por qué habérselo dicho. Andrew no quiere ser buscado.
—¡Y no lo buscará, mujer! —exclamó el emperador—. Le ha dado un mes para que tenga su despedida de soltero y haga lo que quiera por toda la galaxia con su supuesta querida.
—¿Y tú supones que esa jovencita es su querida?
—¿Y qué más sino, mi emperatriz? —cuestionó el emperador—. Las mujeres jovianas no suelen viajar a solas con hombres que no sean de su familia porque eso las hace caer en deshonra frente a los ojos de su sociedad —le recordó el emperador—. Y sin embargo, esa joven no dudó en escapar de Júpiter con Andrew.
—Dijo Andrew que la pobre es huérfana y que su padre la maltrata.
—Y Andrew es jurista y, además, los Hansford son una de las familias más acaudaladas de Júpiter —dijo el rey—. Si hubiera querido ayudarla, bastaba simplemente con levantarle cargos al padre y conseguirle un trabajo o conseguirle alojo en uno de los templos a la diosa joviana.
—No sé, pero yo no creo que la joven sea la hija de un simple comerciante —comentó la emperatriz—. No habla marciano, pero tiene los finos modelos de una señorita de buena cuna.
—Te daré la razón de que quizá están mintiendo y que quizá es una joven perteneciente a la nobleza porque tienes grandes poderes de clarividencia, querida —dijo el emperador—. Pero una joven joviana perteneciente a la nobleza no se arruinaría huyendo con un hombre a menos que esté muy enamorada. Y además, Andrew hasta hace poco estaba perdidamente enamorado de la princesa de Júpiter. ¿No es raro que haya cambiado de parecer así sin más? ¡Es amor, mujer! O quizá pasión pasajera, pero entre Andrew y esa jovencita hay algo.
-0-0-0-
Las amenazas que Lord Neflyte Sweeney había lanzado antes de abandonar el castillo Ios no permitían que los reyes de Júpiter conciliaran el sueño aquella noche, por lo que en lugar de retirarse a sus respectivos aposentos, seguían encerrados en la sala del trono, gritándose y culpándose mutuamente por el problema que implicaba la desaparición de Lita.
—¡Cállate de una vez! —le espetó el rey Cedrick a su esposa—. Si no tienes ni idea de dónde pudo haber ido ese bribón de tu sobrino, mejor cierra la boca. Es por su culpa que Lita huyó del castillo.
—¿Por su culpa? —se burló la reina—. Fuiste tú quien aceptó gustoso el dinero que te ofreció a cambio de pasar la noche con la ramera que tienes por bastarda.
El rey Cedrick sabía que su esposa tenía razón. Hacía dos años, después de que Lita fuera ultrajada, había aceptado dinero de Lord Aren para que pasara la noche con ella sin represalias. Sin embargo, no estaba dispuesto a admitir su parte de culpa.
—¡Nada de esto estaría sucediendo si Lita no hubiera sido deshonrada hace dos años! —refunfuñó furioso el rey—. Ahora mismo estaría casada con el heredero de un duque extranjero. Una alianza que habría sido formidable para nosotros.
—¡Pero resultó ser una ramera como su madre! —le recriminó la reina.
—Es cierto que Lita tuvo su parte de culpa al exponerse de esa manera, saliendo sola del castillo en plena noche de invierno—dijo el rey—. Pero también es verdad que nadie tenía derecho a desvirgar a mi hija sin siquiera consultarmelo o pagar por ello, así que encontrare al culpable y lo haré pagar.
—¿De qué hablas? —preguntó la reina, desconcertada— Ni siquiera sabemos con quien se revolcó la ramera de tu bastarda
—Lita nunca nos reveló quién la deshonró —dijo el rey—. Quizás ni siquiera ella conoce al canalla que se aprovechó de ella. Pero si debo investigar para salvar mi pellejo, lo haré. Y te juro que cuando descubra quién estuvo detrás de esto, lo haré pagar.
Al escuchar a su marido hablar de esa manera, la reina Claissy tembló de miedo.
Si bien ella no había cometido el crimen de ultrajar a Lita, había sido la autora intelectual del acto para evitar que Lita se casara y tuviera una felicidad que consideraba inmerecida por el simple hecho de existir.
—¿Cómo lo harás pagar? —preguntó asustada.
—¡Lo mandaré a la horca, Cleissy! Y lo haré con quien esté implicado —refunfuñó furioso el rey—. Nadie puede ultrajar a mi hija sin pagar el precio.
La reina palideció al escuchar las palabras de su marido. Sabía que el rey no sentía por Lita el afecto que sentía por Wanda, a quien adoraba. Sin embargo, también era consciente de la belleza de Lita y de que, a pesar de ver en ella a Lilly y aborrecerla por ello, siempre la consideró una carta para negociar y hacer alianzas, así que temía que la furia del rey, su propio marido, cayera sobre ella, pues no sería la primera vez.
Ocho años antes…
La noche había caído en Júpiter, y la reina se encontraba encerrada en sus aposentos. Sentada frente al elegante tocador de caoba,, cepillaba su larga melena castaña mientras miraba su reflejo en el espejo mientras pensaba en los sucesos acontecidos durante el día.
Aunque su intento de envenenar a Lita había fracasado, había decidido que, si la bastarda se aferraba tanto a la vida, le concedería el deseo de seguir viva. Sin embargo, se propuso hacer de su existencia un infierno. Esa misma mañana, después de que el rey saliera a reunirse con los miembros del parlamento, la reina se había permitido golpear a Lita con un látigo hasta hacerla sangrar. Luego, la envió a la cocina con la indicación de que a partir de entonces tendría las labores propias de una sirvienta.
Cuando finalmente terminó de trenzar su melena para irse a dormir, la puerta de sus aposentos se abrió de golpe, sobresaltándola. Nadie solía entrar sin tocar y pedir permiso, pero frente a ella estaba su marido y rey, cuya furia era evidente en su mirada.
—¿Qué haces aquí? —preguntó sorprendida.
Sabía que su presencia no era para exigir sus deberes conyugales, ya que la difunta Lilly lo había dejado impotente con sus extraños brebajes. Pero el rey no respondió. En cambio, rompió la distancia que los separaba y le propinó una sonora bofetada que la tumbó al suelo, provocando que un hilillo de sangre brotara de la comisura de sus labios.
—¡Cedrick! ¿Qué sucede? —preguntó asustada.
Furioso, el rey arrojó los objetos del tocador con un manotazo, esparciéndolos por el suelo. Luego se acuclilló, tomándola con fuerza de los cabellos por detrás de la nuca.
—¡Mujer estúpida! —exclamó—. Que sea la última vez que golpeas a Lita con un látigo.
—Pero tú me dijiste que yo debía educarla, al igual que…
—¡Pero no golpearla, idiota! —gritó—. Aunque sea una bastarda, sigue siendo mi hija. La hija de un rey. Si algún día me es útil, podré concertarle un matrimonio conveniente. Pero, ¿quién querría a una mujer llena de cicatrices? Así que más te vale no volver a tocarla con el látigo ni hacerle nada que arruine esa belleza que heredó de Lilly o te cortaré las manos.
Llena de miedo ante la violencia de su marido, la reina tembló, y las lágrimas resbalaron por sus mejillas mientras su corazón latía con violencia.
—¿Entendiste? —preguntó él.
La reina asintió. Cuando su marido se puso de pie y salió de la habitación, ella rompió a llorar de miedo y rabia. Odiaba a Lita desde antes de su nacimiento, y odiaba a la traidora de Lilly, que había regresado con la bastarda para perturbar su vida. Ese día, mientras lloraba desconsolada, se prometió que, si no podía matar a Lita ni golpearla, encontraría otras formas de hacer su existencia un infierno.
Fin del flashback.
-0-0-0
Pese a que Andrew solía disfrutar de las temporadas que pasaba en Marte y tenía un gran aprecio por la familia imperial, en esa ocasión no la estaba pasando del todo bien. La noche anterior no había podido conciliar el sueño pensando en la posibilidad de que Lita no cumpliera su palabra y que tratara de dañar la reputación de la princesa Wanda, a quien seguía amando pese a su traición.
Tan pronto como amaneció, se puso de pie y salió a los jardines llameantes del castillo, donde además de encontrarse con los sirvientes, se encontró con el Emperador Takahashi, quien ya estaba despierto.
—Buenos días, majestad —saludó Andrew.
—Buenos días, Andrew —respondió el emperador—. ¿Qué haces despierto tan temprano?
—No podía dormir, así que decidí levantarme —contestó Andrew—. Hoy saldré de viaje y estaré dos días fuera, pero antes de irme, quiero contactar a una modista para que confeccione ropa apropiada para la princesa y…
El emperador soltó una carcajada que dejó desconcertado a Andrew.
—¿Te parece que mi hija no tiene ropa apropiada o te refieres a la princesa de Mercurio?
Andrew cayó en cuenta del error que había cometido al referirse a Lita como "princesa".
—Quiero decir, a Lita.
—Dijiste "princesa"
—¡Es solo una manera cariñosa de llamarla! —se excusó Andrew con lo primero que se le ocurrió.
El rey rió de nuevo, pero ahora con cierta picardía que desconcertó a Andrew.
Si bien sabía que Lita en realidad no ostentaba el título de princesa, se dirigía a ella de aquella manera para no hacerla sentir mal por su bastardía y por no atreverse a preguntarle cómo debía dirigirse a ella. Sin embargo, estando en Marte y después de haber decidido que no revelarían su origen, no tenía caso llamarla de esa manera.
—Aún es muy temprano para ir a buscar a la modista —le dijo el Emperador—. ¿Qué te parece si vamos a cabalgar y después ves lo de la modista?
Andrew aceptó de buena gana la invitación del Emperador. Poco después, uno de los sirvientes les llevó dos caballos rojizos en los que se montaron para dar aquel paseo matutino.
—¿Entonces la jovencita no tiene más familiares que su padre abusivo y maltratador? —preguntó el Emperador.
—No tiene a nadie, majestad —respondió Andrew mientras montaban los caballos y comenzaban a alejarse.
—¡Y hablando de tu princesa! —exclamó el rey—. Yo creo que le gusta madrugar.
—¿Cómo? —preguntó Andrew.
—Ve hacia la ventana de la tercera planta —dijo el Emperador—. Ahí tienes a tu princesa errante.
Andrew volteó hacia donde sugirió el Emperador y, desde donde se encontraba, vio abierta la puerta corrediza que daba al balcón de los aposentos que le habían asignado a Lita para dormir.
A pesar de la distancia, pudo percatarse de que seguía vestida con la yukata de él y que en su rostro había una expresión de incertidumbre y preocupación, muy posiblemente por encontrarse en un planeta lejano y por no saber qué estaba sucediendo con su amiga Uraniana.
Verla le provocaba a Andrew sentimientos encontrados. Por un lado le apenaba ver el sufrimiento y el miedo en sus ojos color esmeralda, pero por otro lado le aterraba ese destello de odio que había en ellos cuando hablaba de la familia real joviana, pues a pesar de todo, Andrew seguía amando a la princesa Wanda, y no quería que Lita le hiciera daño.
En ese momento, mientras la contemplaba desde lejos, se dijo que si quería aplacar la rabia de Lita para que no buscara hacerle daño a Wanda, entonces haría lo que estuviera en sus manos: La llenaría de bellos kimonos, comodidades; e incluso él mismo le daría una dote para que pudiera casarse con Lord Neflyte si eso era lo que quería, o le conseguiría un nuevo pretendiente que quisiera desposarla. ¡Lo que sea que la dejara lo suficientemente satisfecha como para no querer hacerle daño a la princesa Wanda!
¡Mis queridos lectores!
Muchas gracias a quienes siguen pasando por aqui a leer pese a que me tardo en publicar. De verdad se los agradezco mucho, sobre todo a mis amigas que siempre me dejan sus reviews: Hospitaller Knight, Maga del Mal, Jahayra y ahora a una personita que dejo comentario anónimo y que supongo es seguidora o seguir del grupo de que manejo en la red social fb.
A las personas anónimas que pasan a leer… ¡Dejen un comentario! No sean tímidos. Yo siempre los respondo.
Y bueno, antes de irme paso a comentarles que tengo una pagina en fb y en el insta donde subo los fanarts hechos con Inteligencia artificial que hago inspirados en este fanfic, en las ship que me gustan y en las sailors en general. Si gustan verlos en insta me pueden encontrar como Lita/Kino Sailor Jupiter o con el apodo que aparece debajo (Princess Jupiter's dreams Edythe). En el insta pues me pueden encontrar como Princess Jupiter's dreams Edythe.
En fin. Les mando un saludo a todos. Les deseo que la estén pasando bonito y espero que les haya gustado este capítulo.
¡Saludos de Edythe!
